Las lenguas del grupo que llamamos céltico fueron habladas por una serie de pueblos de la Europa Central y Occidental que compartían una serie de características comunes: creencias religiosas, estructura social, estilos artísticos, sistemas de producción, etcétera. Pero sobre todo, los celtas, al igual que los griegos, se definían por hablar una lengua común (o mejor, un grupo de dialectos inteligibles entre sí). Para ellos, “extranjeros” eran aquellos que no hablaban ninguno de los dialectos célticos.
En resumen: Lenguas celtas o célticas es el nombre por el que se conoce a un grupo de idiomas pertenecientes a la familia indoeuropea, entre los que se incluyen: el bretón, el córnico, el gaélico escocés, el galés, el irlandés, el manés, y todas aquellas lenguas muertas de esta familia que en un tiempo hablaron los pueblos celtas en Europa.
El nombre que utilizaban para designarse a sí mismos era *gal- o *kel-, como reflejan los nombres de sus lenguas y los nombres de los pueblos celtas:
Galli (pueblos galos de la Gallia, región que comprende básicamente Francia y Bélgica),
Gálatae o Gálatai (gálatas, celtas de una provincia romana en el centro de la actual Turquía llamada Galatia),
Galaici (celtas de Galicia, al noroeste de Hispania)
Gaelige (celtas de Irlanda)
Keltoi (nombre general usado por los griegos)
El nombre "celta" procede del griego keltoi, término que usaban los geógrafos griegos en la primera mitad del I milenio a. C. para designar a los pueblos que habitaban Europa central.
Nuestro conocimiento sobre las lenguas célticas antiguas se ve limitado por un accidente particular; aunque los celtas conocían la escritura a través de sus tratos con los pueblos mediterráneos (e incluso desarrollaron un alfabeto propio, el ogham, sobre el que hablaremos más adelante), tenían cierta aversión a utilizarla. Por ello, muy pocos documentos nos han llegado desde la Antigüedad céltica; la mayor parte de ellos consisten en inscripciones votivas de la época de influencia y ocupación romanas.
La constatación del parentesco de las lenguas habladas en el extremo noroccidental de Europa, a las que rápidamente se comenzó a denominar célticas, con el antiguo galo continental se realizó a comienzos del siglo XVIII y se debe a los trabajos del lingüista galés Edward Lhuyd publicados en 1707.
Los estudios llevados a cabo por la lingüística histórica comparada han situado a las lenguas célticas dentro de la gran familia indoeuropea y se ha reconstruido la gramática y el vocabulario del indoeuropeo, del que derivarían las célticas.
Los primeros estudios sistemáticos de la lengua celta son debidos a Zeuss, que escribió en el año 1853 su Grammatica Celtica y a los trabajos sobre los pueblos indoeuropeos llevados a cabo por Bopp.
Origen
El origen de la cultura céltica puede localizarse en el Centroeuropa, concretamente en la localidad austríaca de Hallstatt, donde se encontró un centro de extracción de sal y que da nombre a la primera oleada cultural en la Europa Central y Noroccidental de la Edad del Hierro; la Cultura de Hallstatt. Entre los siglos VIII y VI a.C., un grupo de pueblos que compartían patrones artísticos comunes y, probablemente, un mismo idioma, se extendió desde el área alpina hasta ocupar la mayor parte de la Europa Central y Noroccidental, incluyendo la Península Ibérica. El idioma que hablaban era de origen indoeuropeo, y era un pariente muy cercano de los idiomas indoeuropeos itálicos (de hecho se habla a menudo de grupo italo-céltico para referirse a estas lenguas). Este idioma primitivo aún conservaba muchos de sus rasgos indoeuropeos originales; en particular, presentaba con bastante frecuencia la combinación fonética cu /kw/. Por ello, las lenguas que se desarrollaron a partir de esta primera oleada céltica constituyen el grupo de las lenguas Q-célticas, ya que el fonema /kw/ se representó en las inscripciones de ogham con un signo propio que se transcribió como q.
Más tarde, a partir del siglo V a.C., una segunda oleada de invasores, descendientes de los hallstátticos, pero con algunos patrones culturales diferenciales, surgieron desde Centroeuropa y ocuparon la Europa Central y Occidental, incluyendo la Isla de Gran Bretaña y el valle del Danubio, hasta llegar al Norte de Italia y a Anatolia. Esta segunda oleada es llamada Cultura de La Tène, por una localidad suiza donde se localizó abundante material arqueológico. Los celtas de La Tène hablaban un grupo de lenguas diferente del anterior; su idioma había evolucionado. Uno de los rasgos evolutivos más característicos es la substitución del arcaico fonema /kw/ o cu por el fonema /p/. Por ello, estas lenguas se incluyen en el grupo de lenguas P-célticas.
Las lenguas celtas derivan de un conjunto de dialectos del proto-indoeuropeo, idioma que cronológicamente ocupa una posición intermedia dentro de la familia indoeuropea, pues hizo su aparición después de las lenguas anatolias (2000 a. C.), el griego (1400 a. C.), las lenguas índicas (1000 a. C.), las lenguas iranias (700 a. C.) y las lenguas itálicas (600 a. C.), pero antes de las lenguas germanas (siglo I d. C.), las lenguas eslavas (siglo IV), el tocario (siglo VII).
No parece posible discernir etnias propiamente celtas entre los primeros grupos de indoeuropeos que penetraron en la Europa central. Sólo hasta el siglo V a. C., con el surgimiento de la cultura de La Tène es razonablemente seguro identificar a los portadores de esa cultura como hablantes de lenguas celtas. Los primeros pobladores indoeuropeos podrían haber sido los portadores de la Cultura de los campos de urnas, que se expandieron rápida y extensamente por Europa hacia el siglo XIII a. C. Los miembros de esta cultura se expandieron descendiendo por la margen derecha del Ródano, ocupando Languedoc, Cataluña y el bajo valle del Ebro. Otra línea de expansión les llevó a Bélgica y el sureste británico. A partir del siglo VIII a. C., otros pueblos presuntamente indoeuropeos (tal vez pre-celtas y pre-ilirios) fueron los portadores de la cultura de Hallstatt (Hierro-I), extendiéndose en esta fase por el interior de la Península Ibérica (s. VII). En el siglo VI a. C., los pueblos presuntamente indoeuropeos fueron desplazados del noreste ibérico a manos de los íberos, quedando así los celtas de Iberia aislados del resto de pueblos celtas continentales por los íberos al este y los aquitanos al oeste de los Pirineos.
Desarrollo
A partir de los siglos II y III a. C. algunos autores clásicos ofrecen datos concretos sobre la historia de los pueblos celtas. Los romanos usaron el término galli para referirse a varios pueblos celtas, entre los cuales estarían los galos, los gálatas, o regiones como la Galia, Gallaecia o Galizia. Sin embargo, aunque los romanos se refirieran a las tribus por sus nombres individuales (aedui, belgae, helvetti, boii...), sí reconocen ciertas características culturales comunes entre éstas. La unidad lingüística de estos pueblos es puesta de manifiesto por Tácito al percibir la similitud entre las lenguas britónicas y las galas. San Jerónimo dejó constancia en sus escritos de que la lengua de los gálatas le resultaba parecida al dialecto galo de Tréveris.
En todas las migraciones su lengua les acompañó allá donde fueran; en el siglo I a. C. se extendían por gran parte de Europa, desde la actual Turquía (Galacia) hasta Portugal. Sin embargo, las lenguas célticas encontraron refugio a la romanización en el extremo noroccidental de Europa, en las islas Británicas. A partir del siglo II a. C., los celtas acusan la creciente presión militar de los germanos por el norte y, algo después, la de los romanos por el sur. En pocas décadas «toda la Galia está ocupada», excepto Irlanda. De todas formas, la presencia romana en Gran Bretaña fue también de escasa duración, lo que permitió a las lenguas celtas de esta isla (galés) sobrevivir y, más tarde, regresar al continente (Bretaña francesa).
Algunos momentos claves de este periodo histórico de los celtas:
278 a.C. Antíoco I derrota a los Gálatas, que se instalan en Galatia (Centro de Turquía) su lengua sobrevivirá hasta el s. V d.C.
218 a.C. - 197 a.C. Roma conquista la Hispania Mediterránea, se inicia el declive de los celtas continentales y la conquista romana de los celtas.
200 a.C. - 190 a.C. Roma somete a los boyos y demás pueblos de la Gallia Cisalpina.
154 a.C - 137 a.C. Guerra contra de Roma contra los Lusitanos.
143 a.C. - 133 a.C. Guerra contra los celtíberos. Destrucción de Numancia.
58 a.C. - 51 a.C. Julio César conquista la Galia [Transalpina].
29 a.C. - 19 a.C. Roma somete a los Cantabri y Astures.
25 a.C. Galatia, se convierte en provincia romana.
43 d.C. Roma conquista Britannia Meridional
78 d.C. - 86 d.C. Campañas que extienden el dominio sobre Britannia.
205 d.C. Inscripciones ogámicas en Irlanda y Escocia
409 d.C. Roma abandona Britannia
449 d.C. Los Anglosajones conquistan Britannia, y el celta pierde terreno en las islas.
450 d.C. - 550 d.C. Migraciones celtas desde las Islas Británicas hasta la costa de Bretaña
Situación Actual
Todavía en el siglo VII, los celtas llevaron a cabo su quizá última expansión: los escotos irlandeses invadieron Caledonia y le cambiaron el nombre por el de Escocia.
Lenguas derivadas de ambos grupos lingüísticos han sobrevivido hasta nuestros días en las Islas Británicas y en la península de Bretaña. Por otra parte el celta continental estaba extinguido en todos sus enclaves hacia el siglo V d.C. Sin embargo el testimonio de las lenguas celtas actuales nos permite reconstruir, junto con las inscripciones las inscripciones epigráficas halladas en las Islas Británicas y también en el continente, las lenguas de la familia céltica en la Antigüedad, incluso las características más relevantes del celta común o proto-celta (como le llaman los lingüistas).
Si bien en la Antigüedad fueron habladas ampliamente en Europa occidental en el primer milenio A.C., las lenguas celtas han experimentado un declive gradual desde los tiempos romanos, bien reemplazadas primero por el latín y luego por las lenguas romances en Francia, Portugal, Italia y España, bien desplazadas y sustituidas por otras ramas como la germana en las islas Británicas y Europa Central o la eslava en los Balcanes, o bien por la disipación e integración del pueblo celta y de sus lenguas dentro de nuevas realidades históricas. A pesar de estos hechos, hubo pequeñas islas lingüísticas que sobrevivieron bastante tiempo a este influjo, hallándose testimonios de gálatas hablantes de lengua celta en el siglo IV d. C.
Las lenguas celtas mantuvieron mayor vigor en las islas británicas. Allí las lenguas nativas gaélicas y britónicas mantuvieron su hegemonía hasta la Edad Media, siendo la lengua predominante en el Reino de Escocia y en los condados y reinos irlandeses y galeses. Su declive en Gran Bretaña comenzó con las invasiones anglosajonas, quedando reducida su presencia tras la Muralla de Offa a Gales y al Reino de Escocia. Unos siglos más tarde, también empezaron a perder peso y presencia las lenguas célticas en estas regiones y en Irlanda debido principalmente la pérdida de independencia política y cultural, así como por el aislamiento económico, en detrimento del entonces pujante Reino de Inglaterra en el siglo XVI, si bien este proceso se dio de manera lenta y constante desde siglos atrás. La lengua hablada en la isla de Man se vería muy influenciada por aportes nórdicos, fruto de las sucesivas invasiones vikingas.
Pese a su lento declive con los siglos, hoy día aún sobrevivien, únicamente, cuatro lenguas de la rama céltica, limitadas a pequeñas regiones de Europa: el idioma irlandés o gaélico irlandés en Irlanda, el gaélico escocés o escocés (nombre que lleva a la confusión con el también llamado escocés, idioma germánico) en Escocia, el idioma galés en Gales y el idioma bretón en Bretaña. Asimismo, hasta el siglo XVIII en Cornualles se hablaba el idioma córnico, de gran semejanza con el bretón y el galés. Hasta principios del siglo XX en la isla de Man se hablaba el idioma manés. También, fruto de la emigración, hay pequeñas colonias de hablantes de lengua celta en la Patagonia argentina y en algunas partes de Canadá.
Sin embargo, en mayor o en menor medida pero en la mayoría de los casos muy reducido, generalmente las lenguas posteriormente habladas en regiones de lengua celta mantienen un sustrato céltico en su vocabulario, como pueden ser el español, el francés, el portugués, el gallego, el inglés o el alemán.
En tiempos antiguos los celtas que llegaron a lo largo del primer milenio, hacia el 1200 a. C. en Europa y según el punto de vista tradicional, hacia el 900 aC en la Península Ibérica, eran un cierto número de pueblos interrelacionados entre ellos que habitaban en Europa Central; todos estos pueblos hablaban lenguas indoeuropeas indicativo de un origen común.
Hoy, el término "Celta" se utiliza a menudo para describir a la gente, las culturas y lenguas de muchos grupos étnicos de las islas Británicas, Francia en la región de Bretaña, España, en Galicia y Asturias, y Portugal en la región de Minho. Sin embargo tribus o naciones, como los atrébates, Menapii, y Parisii, desde regiones celtas de tierra firme, incluyendo la Galia y Bélgica, se sabe que se movieron hacia Gran Bretaña e Irlanda y contribuyendo al crecimiento de aquellas poblaciones. El uso del término celta para referirse a gente de Irlanda y Gran Bretaña surge en el siglo XVIII. Vivían en pueblos amurallados llamados castros.
No se puede hablar de un Estado propiamente celta, ya que cada zona tenía su líder, y siendo los celtas un pueblo guerrero como eran, siempre había rivalidades entre ellos.
Se estima que actualmente hay menos de 2 millones de personas que hablan lenguas célticas, de las cuales las más habladas son la irlandesa, en la República de Irlanda, por unas 120.000 personas que la tienen como lengua materna y más de medio millón que la hablan como segunda lengua; la gaélica escocesa, en Escocia, con unos 100.000 hablantes, la galesa, en Gales, hablada más medio millón bilingües en galés e inglés y la bretona, en la Bretaña francesa, con menos de 400.000 bilingües en bretón y francés.
En cuanto al orden de aparición (y clasificación filogenética) de las lenguas célticas hay dos teorías contradictorias entre sí: la primera afirma que las lenguas célticas insulares constituyen una unidad frente a las célticas continentales, mientras que la segunda teoría postula que existe una unidad galo-brytónica, más arcaica, frente al goidélico, celtibérico y lepóntico. En esta clasificación, hemos seguido la que actualmente parece estar más extendida, que es la geográfica.
El grupo céltico de lenguas se divide actualmente en el céltico insular y el céltico continental, términos que reflejan la distribución geográfica de estas lenguas en Europa y Asia Menor. El céltico insular se subdivide en dos ramas : el goidélico, cuyos modernos descendientes son el irlandés, el gaélico-escocés y el manés, y el brytónico, que comprende el galés, cornuallés y bretón. Aunque este último se sitúa en el continente, se le incluye entre las lenguas célticas insulares porque deriva del brytónico en el siglo V d. C. El céltico continental incluye el galo, lepóntico, hispano-céltico (celtíbero) y gálata; todas estas lenguas se extinguieron alrededor del siglo VII d. C.
La subdivisión interna de las lenguas célticas se puede hacer desde el punto de vista geográfico en insulares y continentales, como arriba se ha explicado, o también por un criterio lingüístico en lenguas célticas P y lenguas célticas Q. En las primeras el sonido indoeuropeo k se convierte en p y en las segundas se mantiene. En este sentido el gaélico y el celtibérico o hispano-céltico serían lenguas Q mientras que el brytónico, lepóntico y la mayor parte del material galo serían lenguas P.
La subdivisón geográfica de estas lenguas nos lleva a clasificarlas en dos grupos:
Lenguas célticas continentales:
el celtíbero, celtibérico o hispano-celta, en la antigua Celtiberia (en la actual España).
el galaico, hablado antiguamente en el noroeste de la península ibérica (noroeste de España y norte de Portugal).1 2
el gálata, de gran similitud con el galo según San Jerónimo, en Galatia en Anatolia (actual Turquía).
el galo, en la antigua Galia (actuales Francia y Bélgica).
el lepóntico, en la antigua Galia Cisalpina (en la actualidad, considerado muchas veces como un dialecto del galo).
el nórico, hablado por la tribu nórica en tierras de las actuales Austria y Baviera e igualmente cercano al galo.
En caso de confirmarse la filiación céltica del lusitano, asunto aún en discusión, éste también quedaría englobado en este subgrupo.
Lenguas célticas insulares:
Lenguas britónicas
el bretón, de gran similitud con el córnico y el galés, llevado a Bretaña por emigrantes de esas regiones.
el córnico o cornuallés, nacido de un dialecto sudoccidental, hablado en Devon, Cornualles y partes de Somerset y Dorset hasta el siglo XVIII.
el cúmbrico, nacido de un dialecto septentrional, hablado hasta el siglo XII en el noroeste de Inglaterra y el sur de Escocia.
el galés, nacido de un dialecto occidental y septentrional, hablado hoy en día en Gales.
el picto, si bien su filiación céltica no está clara aún.
Lenguas goidélicas
el gaélico escocés, en Escocia.
el irlandés o gaélico irlandés, en Irlanda, siendo lengua oficial de la República de Irlanda.
el manés, en la isla de Man.
ivérnico o paleoirlandés no se tiene clara su filiación britónica o goidélica.
Las lenguas celtas pertenecen la rama occidental de la familia indoeuropea, y dentro de ésta al grupo de las lenguas centum. El estudio de las lenguas celtas antiguas se ha basado ocasionalmente en conjeturas debido a la falta de fuentes primarias.
Hay intentos de vincularla con la rama itálica, así como, en uno de los horizontes arqueológicos en los que se sitúa su origen (la cultura de los campos de urnas), podría tener vínculos también con las lenguas germánicas e, incluso, las baltoeslavas.
Las reglas de pronunciación de las lenguas celtas son enormemente complejas; por lo general la escritura no se corresponde con la pronunciación y las consonantes iniciales varían según el fonema último de la palabra anterior. Por ejemplo, en irlandés 'sangre' es fuil, en tanto que 'nuestra sangre' es ar bhfuil; en galés 'padre' es tad, pero para decir 'mi padre' se convierte en fy nhad, y combinado con los posesivos de tercera persona, 'su padre (de él) y su padre (de ella)' se convierte en ei thad y y dad respectivamente.
En las lenguas célticas las vocales cortas indoeuropeas -i e a o u- se mantienen y las largas -i: a: u:- también, si bien la e: indoeuropea se convierte en i:. Las semivocales w y j permanecen en céltico común y de hecho sobreviven en el galés. La m final se convierte en n en la mayor parte de las lenguas célticas, excepto el lepóntico, hispano-céltico y galo. La s como en otras lenguas indoeuropeas tuvo un alófono en z.
Lo característico de las lenguas celtas es la pérdida del fonema indoeuropeo /p/, lo que las distingue de las demás subfamilias indoeuropeas. Por tanto, una palabra latina, griega y sánscrita que contenga una p en posición inicial o media aparecerá sin ella en la subfamilia celta; por ejemplo la palabra latina porcus (que significa 'puerco', 'cerdo'), tiene su equivalente gaélico en orc. Un rasgo que distingue el gaélico del britónico consiste en que el primero conserva el elemento labiovelar del indoeuropeo /qu/, que más tarde se escribió como /c/, sin embargo el britónico lo convirtió en /p/. Así el irlandés cuig o coo-ig, (que significa 'cinco'), corresponde al galés pump.
La triple distinción de género (masculino, femenino y neutro) y de número (singular, plural y dual) permanece, si bien el neutro se pierde en el irlandés medio y sólo quedan trazas de ello en el brytónico. El número de casos se reduce a cinco en irlandés antiguo.
Como las demás indoeuropeas crean nombres derivados de los verbos en lugar de hacerlo de los participios de presente tal y como hace el inglés; las oraciones siempre tienen verbo y expresan la acción por medio de la pasiva impersonal.
El orden de la oración varía; si se trata de céltico insular suele ser verbo, sujeto y predicado, aunque en irlandés antiguo el verbo aparece en el medio o al final. El hispano-céltico y el galo favorecen el orden sujeto, predicado y verbo. En galés, por ejemplo, el verbo aparece en primer lugar, como en la frase: Collodd Sion ddwy bunt, que literalmente sería: perdió Sion dos libras; y el nombre viene antes de los adjetivos que lo modifican: Bws coch mawr, que literalmente es: autobús rojo grande, o sea: un gran autobús rojo.
El irlandés primitivo o goidélico difiere del brytónico fonéticamente en varias formas además de retener el arcaísmo indoeuropeo qu. Los ejemplos de q en galo, como en el nombre del río Sequana o los nombres de los montes Quimon o Equos son inexplicables pero pueden ser arcaísmos.
Desde el punto de vista del vocabulario, las lenguas célticas presentan un número muy grande de particularidades, que no pueden reducirse a un sistema. En el celta faltan palabras y raíces que han sido sustituidas por otras.
En las lenguas célticas se encontrarían huellas de lenguas habladas anteriormente por pueblos, indoeuropeos o no, que se asociaron a los celtas o que hubieron sido absorbidos por ellos. Sería inverosímil que junto con una parte de su vocabulario no les hubiera dado alguna de sus maneras de hablar. Las innovaciones del celta procederían de sus asociaciones extranjeras.
Por lo que se refiere al vocabulario, esta hipótesis es estéril porque los asociados occidentales de los celtas hablaban lenguas casi del todo borradas o que no pueden compararse a ningún tronco conocido, excepto el vasco y el indoeuropeo. Es probable que los celtas hayan sido precedidos en occidente por otros indoeuropeos. Los elementos del vocabulario que estos les dejaron no pueden reconocerse.
Otro postulado de los primeros estudios comparativos sobre el vocabulario celta era que las raíces indoeuropeas tenían sentidos muy precisos y, por consiguiente, empleos estrictamente determinados, y de ahí la antención que se prestaba a las faltas y sustituciones de términos. Se ha acabado por reconocer que los sentidos de las raíces eran vagos y han continuado siéndolo excepto en un corto número de vocablos. Continuamente nos ocurre el designar objetos concretos con términos abstractos (regla), el dar sentidos especiales a términos de sentido general (yeso) y, más frecuentemente, el generalizar indebidamente o transportar por empleo analógico, sentidos particulares (lápiz antineurálgico). No hemos de extrañarnos de que el empleo de un vocabulario tan poco preciso fuera inseguro. No cabe deducir gran cosa de que un más o menos sustituido por otro más o menos. Conclusión: no exagerar la importancia de los hechos negativos en la comparación de los vocabularios. Esta no revela en las lenguas célticas más que accidentes del lenguaje que son comunes y en cuya producción la casualidad ha tenido la mayor parte.
Por ejemplo, existía una palabra indoeuropea para designar la casa; el celta la ha perdido. Era un vocablo de sentido preciso. En encontramos en el sáncrito véçah, en el latín uícus. Esta palabra designaba la casa grande, la casa de una gran familia, en la que podían habitar varios matrimonios. No es que los celtas no hayan conocido la gran casa, no es que la familia se haya disgregado en ellos, por el contrario, la familia celta es una gran familia de agnados, que reúne en una vida común varias generaciones, varias ramas y muchos individuos: es un tipo de familia indoeuropea. La heredad donde reside la familia se llama en irlenadés baile. ¿Es esta una palabra indoeuropea? No es seguro. Se la relaciona con la raíz bhu-, tu be. Baile supone una palabra *bailos, que, a su vez, supone un precelta bhu alio-; significaría el lugar donde uno se halla. El término sería, en suma, una vieja palabra conservada por el irlandés o un término completivo de sentido general.
Otro ejemplo: El indoeuropeo tenía una raíz sé, que significaba sembrar, pero sin precisión. El galés la ha conservado en el verbo hau, sembrar; el irlandés la ha perdido como raíz verbal y la ha conservado en el substantivo síl, posteridad. Para decir sembrar, emplea el verbo cuirimo, que significa "yo arrojo". Es un hecho comparable al que se ha producido en el tránsito de ponere a pondre, de trahere a traire, de y de traire a tirer. Del mismo modo, el irlandés ha perdido el verbo indoeuropeo que significaba segar, el galés lo ha conservado: medi. El irlandés lo ha sustuido por bongim, yo corto; buain, nombre verbal, significa la siega: es una palabra muy indoeuropea: sánscrito bhanajmi, yo rompo.
El estudio de vocabulario de las lenguas célticas revela un residuo considerable de palabras que se son especiales. La mayor parte han dado lugar, por derivación, a otras palabras. Un número muy crecido de ellas son del todo modernas; las formas antiguas son demasiado inciertas para que se pueda hablar la menor cosa sobre las mismas. Algunas pueden ser testimonio del más antiguo pasado indoeuropeo, pero quedan otras: ¿se trata de una herencia ibera o ligur?
Los celtas han usado a lo largo de su larga historia diversos alfabetos, entre ellos el etrusco o variaciones del mismo, el latino, a raíz de sus contactos con Roma, y singularmente el ogham, de creación propiamente céltica insular.
Alfabeto Ogham
El sistema de escritura ogham es alfabético y el sentido de la escritura es de abajo hacia arriba o de izquierda a derecha. Fue usado desde el siglo III al VI d. C.
En su más simple forma, consiste de cuatro grupos de trazos o muescas, cada conjunto incluye cinco letras estructuradas a partir de una hasta cinco marcas, creando de este modo 20 grafías. Un quinto grupo de cinco símbolos, llamado forfeda ("letras adicionales"), fue posiblemente un desarrollo posterior.
El alfabeto que los antiguos habitantes de Irlanda usaron nada tiene que ver con el que usan ahora. El sistema de escritura que ellos usaban, conocido como Ogham, duró desde el siglo III al siglo VI después de Cristo. Se han encontrado inscripciones en Irlanda y Gales, la mayoría del tipo de "Fulano hijo de Mengano" grabadas en piedra.
Hay varias opiniones sobre el origen exacto del ogham; algunos lo relacionan con el alfabeto rúnico como si fuera una forma secreta del mismo y otros lo consideran inspirado del alfabeto romano.
Generalmente se está de acuerdo en que las oghams fueron una escritura críptica. La palabra gaélica ogham tiene relación también con una forma particular de habla críptica; una teoría insinúa que las oghams fueron inicialmente un alfabeto de dedos inventado por los druidas como códigos privados de señalización y que sólo mucho más tarde se tradujo este código a una forma escrita.
Los textos de las lenguas célticas continentales son muy escasos y la mayoría son pequeñas inscripciones, monedas, glosas y nombres. Las inscripciones en galo van del siglo III a. C. al siglo I d. C., destacando el Calendario de Coligny (del siglo II d. C.), y suelen estar escritas en letras latinas. En lepóntico han sido encontradas, escritas en una variante del alfabeto etrusco y de fechas anteriores al siglo I, en el norte de Italia. Los textos en celtibérico son pequeñas inscripciones en piedra o en bronce cuya datación abarca desde el siglo III a. C. hasta el siglo I d. C.; se destaca el Bronce de Botorrita.
Sin embargo, las lenguas célticas insulares sí disponen de una extensa y variada literatura, siendo de las más antiguas de Europa. Escrita originalmente en monumentos pétreos en escritura ogham en Gales y, principalmente, en Irlanda desde el siglo IV hasta el VI d. C., posteriormente se redactaron manuscritos en irlandés durante la Edad Media, como el Ciclo de Ulster o los Anales de los cuatro maestros.
Por parte del subgrupo insular las inscripciones celtas se hallan en la escritura ogham conocida principalmente de la mitad sur de Irlanda y de Gales; algunas de ellas son del siglo IV d. C. y anteriores y otras posteriores.
Proto-celta *oinos, *dauo, *treis, *kwetwor, *kwenkwe, *sueks, *sextan, *oxto, *nouan, *dekan
Goidélico
Irlandés Antiguo
óen, dá, tri, cethir, cóic, sé, secht n-, ocht n-, noí n-, deich n-
Irlandés Moderno
aon, dá, trí, ceathair, cúig, sia, seacht, ocht, naoi, deich
Gaélico Escocés
aon, dà, trì, ceithir, cóig, sia, seachd, ochd, naoi, deich
Gaélico Manés
nane, jees, tree, kiare, queyg, shey, siaght, hoght, nuy, jeih
Galo-británico
Galo, oino-, do-, tri-, petor, pempe, swekos, sextan, oxtu, *nouan, dekan
Británico, *oino, *daw, *tri, *petuor, *pempe, *suexs, *sehtan, *ohto, *nauan, *dekan
Galés, un, dau, tri, pedwar, pump, chwech, saith, wyth, naw, deg
El idioma galo fue una lengua pertenceciente al grupo de las lenguas célticas de la familia indoeuropea. Fue hablada en el área de la antigua Galia por los pueblos galos, antes de que el latín vulgar de finales del Imperio romano se impusiera en esas tierras.
Aunque el galo, hoy es una lengua extinta, en un tiempo fue una de las lenguas más vitales y extendidas de la Europa romana y prerromana. Se estima que sobrevivió hasta el siglo V d. C.
Sería más propio decir que, posiblemente, el galo fue un conjunto de idiomas muy estrechamente relacionados. En ocasiones es considerado un subgrupo dentro de las lenguas celtas continentales, más o menos vinculado al celtíbero.
Los antiguos escritores griegos que nos han dejado noticias sobre los celtas, han empleado ese nombre, en latín Celtae, como una designación étnica general que se aplica a pueblos considerables y muy distanciados.
A comienzos del siglo III aparece por primera vez un nombre nuevo, el de gálatas, en el historiador Jerónimo de Cardia, que ha relatado su invasión de Macedonia y Grecia y su establecimiento en Asia Menor. Es probable que el nombre de Galli empezase a competir con el nombre de celtas, entre los italianos, hacia la misma época o poco antes. Los nombres de gálatas y galli se presentan igualmente como designaciones generales y no son los nombres generalizados de pequeños grupos de celtas.
El nombre propio Celtillos, el nombre del pueblo céltico de los Celtici, los nombres propios de personas (usados en España) Cetigum, Celtus, Celticus, hacen pensar que la raíz era, sin duda, celta.
En cuanto a la palabra Galli, se encuentra su equivalente en los textos irlandeses. Hubo en Irlanda tribus de Galiain o Galiúin.
Otras etimologías del nombre incluyen una raíz quel, que implica la idea de levantar, como del lituano keltas, elevado. Se ha relacionado con una vieja palabra irlandesa, "clethe", grande, noble, elevado, en composición se encuentra en el irlandés antiguo. Otra raíz quel, que significa golpear; es la del latín -cello, del lituano kalti, golpear. También puede relacionarse con el sánscrito cárati, circula.
Respeto de Galli, se le ralaciona con la vieja palabra irlandesa y británica gal, que significa valor, guerra, poder, viento, calor, etc.
Existen casi infinidad de teorías sobre el origen del nombre pero no parece haber una que haya marcado un consenso significativo.
La lengua gala posee evidencias textuales desde el siglo III a. C. aunque la mayor parte del material proviene del I a. C. Nuestro conocimiento del galo procede de un número distinto de fuentes: los escasos préstamos galos adoptados por el francés; palabras, nombres de persona y tribus y topónimos en fuentes de origen latino y griego, y, sobre todo, los cientos de inscripciones galas encontradas, si bien la mayoría se componen de tan sólo unas pocas palabras (por lo general nombres propios), insertadas en frases estereotipadas, y en estado fragmentario.
Según Isidoro de Sevilla el pueblo galo recibe su nombre por la blancura de su cuerpo, pues en griego, gála quiere decir leche. Y éste es el nombre con que los designa la Sibila, cuando al referirse a ellos dice 'Se cubren de oro sus blancos cuellos'. (Virg. En. I,660-661).
Origen
Los galos son los primeros celtas que poblaron la Europa central, después de que hubieran comenzado a emigrar hacia 1500 a. C. al norte-oeste Esto explica el porqué de que en otras zonas de Europa se utilicen palabras directamente relacionadas con los celtas o pueblos galos, por poner un ejemplo la Galizia Ucraniana, de igual forma que la mayor parte de los asentamientos celtas, keltas, keltiae, son con acceso por navegación PortoGal, Wales, (Gales) Galway etc.
Los inicios de la época gala son difíciles de fechar y varían entre regiones. Como demostró Henri Hubert, el proceso habría durado varios siglos durante los cuales varios pueblos habrían coexistido. No habrían llegado de repente por una especie de guerra de invasión general, ni en masa por la migración de una multitud de individuos aislados, sino por la llegada de grupos organizados en tribus poco numerosas, que se establecieron en medio de otros pueblos que les acogieron con hospitalidad, derechos definidos por tratados y un territorio.
Es comúnmente admitido que la civilización céltica floreció en la Galia en el periodo de La Tène, es decir, en la segunda Edad de Hierro, a partir del siglo V a.C. La ciudad de Marsella, colonia de la ciudad griega de Focea fue fundada en torno a 600 a. C. en el territorio de los segobriges.
Algunos arqueólogos, sin embargo, remontan la civilización gala al siglo VIII a. C. o al siglo VII a. C. (época de la Civilización celta de Hallstatt): las fuentes arqueológicas de esa época, como la tumba de la princesa en Vix (Cote d'Or), datada a principios del siglo V a. C.), dan fe de la existencia de príncipes que ya hacían uso de la espada larga.
En las fuentes griegas, en particular de la época macedonia, hay numerosas menciones de los celtas -entonces llamados «gálatas»-, que formaban parte de contingentes mercenarios y se refieren principalmente a su coraje y a su valor guerrero. Se corresponderían con el período de mayor expansión celta (siglo IV a. C. - siglo III a. C.).
En las fuentes latinas, algo posteriores, los galos de los siglos II y I a.C. son claramente distinguidos de cimbrios, teutones (tribus germánico-celtas), bretones y helvecios (tribus celtas de Gran Bretaña y Suiza).
Los celtas que se extendieron por toda europa, invadieron y conquistaron Roma en el s. IV a.C. e incluso emigraron a Asia menor y formaron un territorio celta parlante en esta región de Turquía. Estas tribus celtas establecieron protoestados o jefaturas bien desarrolladas con ciudades de cierto tamaño e inventaron escrituras propias y acuñaron moneda. En algunos casos como la orfebrería probablemente superaban en mucho incluso a los romanos.
Desarrollo
El latín fue rápidamente adoptado por la aristocracia gala después de la conquista romana para mantener su poder de élite y la influencia.
Las primeras referencias a la lengua gala en la Galia tienden a ser hechas en el contexto de los problemas con la fluidez del griego o latín, hasta alrededor del año 400 D.C. Para Galacia (Asia Menor), no existe una fuente que indique de manera explícita una sustitución lingüística a lo largo del siglo V D.C.
Durante el último cuarto del siglo II DC, Ireneo, obispo de Lugdunum (actual Lyon), pide disculpas por su lenguaje insuficiente (griego), al ser "residente entre los Keltae y acostumbrado en su mayor parte para utilizar un dialecto bárbaro".
La historia romana de Cassius Dio (escrito entre 207-229 D.C.) puede implicar que cis y transalpinos galos hablaban el mismo idioma. Otro autor explica que la diferencia entre la definición de cis y transalpine galos es la longitud del pelo y el estilo de la ropa (es decir, que no menciona ninguna diferencia de idioma), los galos cisalpinos habiendo adoptado el pelo corto y la toga romana en una fecha temprana
Situación Actual
Gregorio de Tours, escribió en el siglo VI D.C. que un santuario en el Auvergne "se llama Vasso Galatae en la lengua gala", lo que podría significar que la lengua gala todavía se hablaba en la región en el momento en que estaba escribiendo. Sin embargo, su observación puede referirse al origen lingüístico del nombre del santuario, no necesariamente para la supervivencia de la lengua.
En el siglo VI D.C. Cirilo de Escitópolis cuenta la historia de un monje de Galacia que estaba poseído por un espíritu maligno y no podía hablar, pero si se le obliga, sólo podía hablar en gálata.
La Galia era un vasto territorio habitada por numerosas naciones que a menudo se hacian la guerra entre sí, como cualquier civilización de la antiguedad. El amplio territorio estaba habitado por tres grandes grupos de distinto signo, es decir, los aquitanos, los belgas y los celtas, quienes tenían el territorio más amplio. En el suroeste de la Galia, entre el Garunna (Garona) y los Pirineos estaban los aquitanos, (un pueblo aborigen al parecer hermanado con los vascones del otro lado de la cordillera pirenaica) que si bien habían recibido influencias de los celtas, no fueron absorbidos por estos, puesto que conservaron su idioma y su identidad. Al norte del Sequana (el Sena) vivían las naciones belgas, a quienes César catalogó de más valientes de entre todos los galos. Eran celtas pero con una gran influencia germánica. Estaban curtidos en batalla debido a sus continuas guerras con sus vecinos, los germanos.
En el centro de la Galia vivían los galos propiamente dichos quienes eran gente de tez clara y con largos cabellos que acostumbraban a llevarlos sueltos o bien anudado en trenzas, era comun que se dejasen largo el bigote, de tal modo que les tapase la boca aunque muchos la acompañaban con una corta barba. Los galos eran valientes en el combate, trabajadores, supersticiosos y muy religiosos. Temían ante todo una cosa, que el cielo se les viniera abajo. Los bravos guerreros eran recompensados con la mejor porción de carne. Tenían gran sentido de la hospitalidad y jamás preguntaban a los extraños que invitaban a sus mesas por su nombre o procedencía hasta que la comida hubiese concluido. Los galos eran pendencieros y se lanzaban continuamente desafios para entablar lucha pues no tenían miedo a la muerte, debido a la creencia de que sus almas son inmortales. No practicaban la escritura y es por eso por lo que destacaban en el arte de la oratoria, y en la poesía y música, adiestrados por los bardos, quienes les enseñaban la historia de los antepasados y los mitos célticos. Los galos se vestían con sayo y se dejaban crecer el cabello, se vestían con pantalones bombachos y blusas con manga. Tejían los sayos con una lana especial. En cuestión a armamento, utilizaban espada larga, un escudo oblongo de grandes dimensiones, largas picas y una espécie de jabalina llamada madari. Se cubrían de oro y se adornaban con torques. Eran de palabra breve y enigmática. Los galos se agrupaban en clanes que buscaban la protección de algún noble. Los grupos de clanes formaban las tribus. Esas tribus eran regidas por magistrados anuales elegidos entre los nobles. Los nobles basaban su poder en la fuerza de las armas y en el número de clientes que conseguían reunir a su alrededor y que, dado el caso, les apoyaban con sus armas. Se hallaban en lucha con otros nobles por la supremacía, los distintos clanes se hacían la guerra entre sí, y en mayor grado, lo mismo hacían las tribus. Existían entre los galos tres clases bien diferenciadas entre sí; Los druidas, los nobles y el pueblo. Las gentes del pueblo no tenían derecho a ser consultados ni a tomar parte en las asambleas. Los nobles toman parte en la guerra y según su nacimiento y su fortuna, tenían en torno suyo un número menor o mayor de ambactos y de clientes.
Los druidas eran la otra clase social de los galos, una clase sagrada que requería años de estudio intenso para poder formar parte de ella. Ellos se encargaban de la educación de los jóvenes y todos les tenían un profundo respeto. Se les consideraba los más justos entre los hombres y por ello se les confíaba los juicios. Se dedicaban a los oficios divinos, hacían sacrificios humanos y practicaban las ciencias de la naturaleza, se consagraban a la parte moral de la filosofía. Los druidas estaban exentos de las guerras y podían detener un combate pasando la línea de batalla si lo deseaban. Eran venerados por todos los galos y también era el vínculo que mantenía unidos a los galos; la religión. El máximo dogma de los druidas era la inmortalidad del alma. Afirmaban que las almas y el universo son indestructibles, pero que un día el fuego y las aguas prevalecerán sobre ellos. Tenían como árbol sagrado el roble, y en él buscaban el muérdago sagrado. Elegían bosques de robles para llevar a cabo sus ritos sagrados. Consideraban sagrado todo lo que crecía en el roble y creían que era signo de que el árbol ha sido elegido por la propia divinidad. Rara vez se encontraba el muérdago pero cuando así era se recogía con una gran solemnidad, especialmente el sexto día de la luna (que para ellos constituía el inicio de los meses y el año) y después del trigésimo año del siglo, pues es entonces cuando crece en todo su esplendor. Para esta ocasión organizan un banquete bajo el árbol y traen dos toros blancos cuyos cuernos han sido atados por primera vez para esta ocasión. Un sacerdote vestido con ropas blancas sube al árbol y corta el muérdago con una hoz de oro, recogiéndolo en su sayo blanco. A continuación inmolan a las víctimas. Creían que el muérdago mezclado con una bebida da la fertilidad a cualquier animal estéril y que es un antídoto para los venenos. Los druidas tenían un druida supremo, un archidruida a quien todos los demás obedecían. En la Galia, los druidas, solían reunirse anualmente en cierto lugar sagrado del país de los carnutes, bien pudiera ser un bosque sagrado en el emplazamiento donde hoy se encuentra la catedral de Chartres. Se cree que donde hoy está el altar era donde antiguamente los druidas hacían sus ofrendas y sacrificios, es decir, el santuario druídico por antonomasia en la Galia. Conocían la escritura oghámica. Muchos también eran versados en la lengua y escrituras griega y latina. Muchos de ellos fueron preceptores de romanos.
Así eran los galos, habílisimos en toda clase de elaboración de los metales, verdaderos maestros del cuidadoso trabajo con el oro. Forjaban armas de excepcional calidad, entre las cuales destacamos las largas espadas celtas, los escudos, la cota de mallas, los yelmos, eran excelentes forjadores. Hacia el norte, y en la costa Atlántica construían naves que servían para enfrentarse con las grandes olas del oceano. La propia agricultura gala estaba más avanzada que la romana, y aquí debemos de señalar que contrariamente a lo que se cree, los galos fueron copiados en armamento por los romanos y no a la inversa. Los galos eran un pueblo numeroso, vivían en un país rico tanto en bosques para la caza y recolección, y en llanuras, aptas para los cultivos más rentables. También tenían abundantes minas de hierro y oro. Sin embargo, hay una cosa que resultó ser fatal para los galos; su desunión. Como hemos apuntado antes, la única cosa que unía a los galos fuertemente era la religión, pero ni siquiera ese vínculo fue lo suficientemente fuerte para unirlos, y era frecuente las continuas guerras entre diferentes naciones celtas de la Galia. Sus vecinos del otro lado del Rhin, los germanos, sabían de esta debilidad y no podían dejar de pensar en como podían aprovecharse de la desunión de sus vecinos. Ya, a finales del siglo II A.C, cimbrios y teutones, que eran pueblos germanos, hicieron correrías y devastaron parte del territorio galo. Hacia el año 72 A.C, Ariovisto, rey de los suevos, venció a los celtas galos en la batalla de Admagetobriga y ya para entonces estaba en la mente del cabecilla germano una invasión al territorio celta. La chispa fue de nuevo la desunión de los galos, que no supieron ver las intenciones del germano. Los arvernos y secuanos, ambos pueblos celtas de la Galia, fueron a pedir ayuda a los germanos de Ariovisto para su lucha particular contra los eduos, otro pueblo celta. Al verse perdidos, los eduos recurrieron a otro aliado distinto: ROMA
Y Roma acudió en ayuda del pueblo eduo. Sin embargo, el destino de la Galia estaba sentenciado. Serían invadidos, sí, pero no por los germanos, sino por aquellos qué acudieron como amigos. El hombre que tan hábilmente entró en esta contienda se llamaba Cayo Julio César.
El galo claramente es una lengua P-celta: petri 'cuatro' (goidélico *kethir,latín quattuor). Las principales divisiones dialectales coinciden en alto grado con divisiones tribales: Galo oriental o Volsco-Boyo, Galo central, Galo cisalpalpino o suroccidental, Narbonense, Aquitano y Belga. Otra clasificación consiste en considerar tres grupos dialectales principales: galo transalpino, galo cisalpino y gálata (que originalmente podría haber sido un dialecto galo).
Dentro del idioma galo había diferencias dialectales coincidiendo con la diversidad de tribus galas, pudiéndose definir el galo oriental o Volsco-Boyo, galo central, galo cisalpalpino o suroccidental, narbonense, aquitano y belga. No hay que confundir el posible dialecto galo aquitano con el idioma aquitano, sin ninguna relación. Sin embargo otras clasificaciones únicamente distinguen tres dialectos: galo transalpino, galo cisalpino y gálata (considerando a éste último como un dialecto galo originalmente).
Todas las tierras habitadas por los galos eran conocidas por los romanos como las Galias, en plural porque Roma distinguía más de una, según su situación geográfica. Por eso distinguían entre Galia Cisalpina (al norte de Italia, antes de pasar los Alpes) y Galia Trasalpina (al otro lado de los Alpes, desde el norte de Italia); aparte de los muchos territorios que aún estaban sin conquistar hasta la época de Julio César (Galia Comata o Cabelluda).
Galia Cisalpina
Algunos autores la llaman también Galia Itálica, y es también llamada Galia citerior o togata. La conformaban todas las tierras del norte de los ríos Arnus (Arno) y Rubico (o Rubicón). El río Po transcurre por este territorio de Este a Oeste trazando una línea divisoria geográfica natural. En aquella época la divisoria del río era muy importante pues existía una gran diferencia entre los habitantes de una orilla y de otra. Las gentes al sur del río (Galia cispadana) estaban muy romanizadas y muchas tenían incluso los mismos derechos que los romanos. En el norte del río (Galia transpadana), las gentes y las ciudades eran más celtas que romanas. En el siglo I sólo las ciudades de Aquilea y Cremona tenían derechos latinos; incluso hablaban otras jergas y tenían el latín como segunda lengua.
En general la Galia Cisalpina no participaba casi de los asuntos romanos y no gozaba de las ventajas de los aliados itálicos. Ni siquiera se reclutaban a sus habitantes para la infantería romana.
Galia Transalpina
Llamada por algunos Galia ulterior, era la provincia romana que se encontraba al otro lado de los Alpes. Consistía en una franja costera desde Liguria a los Pirineos. A lo largo de la franja tenía dos avanzadas que se internaban, una hacia Tolosa en Aquitania, y otra por el valle del Ródano hasta la factoría o ciudad comercial llamada Lugduno, actual Lyon. Fue conquistada en su mayor parte por Cneo Domicio Ahenobarbo, antes del año 120 a. C. con la que se aseguró el paso de los ejércitos romanos hacia Hispania.
Galia Comata
Llamada también Galia Melenuda (coma en latín significa «melena, cabellera») ya que sus habitantes se dejaban el pelo muy largo. Era la Galia más extensa de todas pues comprendía las actuales Francia y Bélgica, junto con parte de Holanda al sur del río Rin. Su territorio era llano, con grandes bosques y muchos recursos agrícolas, la mayoría sin explotar. Estaba regado por los ríos Liger (Loira), Sequana (Sena), Mosa, Mosella (Mosela), Scaldis (Escalda), Samara (Somme), Matroma (Marne), Duranius (Dordoña), Oltis (Lot) y Garumna (Garona).
Antes de la conquista de Julio César todas estas tierras eran prácticamente desconocidas. Sus habitantes eran celtas (galos) en su mayoría. Estos galos conocían la existencia de Roma y su poder y evitaban cualquier contacto con ella. Eran agricultores y ganaderos y vivían en ciudades o aldeas que los romanos llamaban oppida. Guardaban, cuidaban y defendían celosamente los tesoros tribales así como los campos de trigo y su rey. De su religión se sabe poco en realidad, aunque han circulado a lo largo de la Historia leyendas y cuentos sobre sus dioses y sus sacerdotes llamados druidas (de los que se desconoce casi todo, desde un punto de vista científico). En general no buscaban la guerra como un fin para su expansión, pero eran terribles guerreros. Tenían por costumbre fabricar y beber cerveza, cosa que los romanos nunca entendieron ni aprobaron, dado que ellos eran muy aficionados al cultivo de la vid. La mayoría de estos habitantes eran altos, fornidos, rubios o pelirrojos y con ojos azules o grises. Para los romanos eran pueblos bárbaros, es decir, pueblos con costumbres totalmente diferentes a las suyas, pero consideraban que tenían una civilización avanzada y un gran comercio establecido.
Es más que probable que, en estas distintas tierras se hablasen distintas variedades dialectales del galo, incluso se puede suponer que también son variaciones de lenguas galas las que llevaron en su posible diáspora, los nóricos y gálatas. Amén del lepóntico.
No obstante, en esta clasificación, no hemos tenido en cuenta la posible identificación del lepóntico con el galo cisalpino.
El lepóntico, es en ocasiones incluido dentro del galo cisalpino dada su similitud con éste y el gálata, según San Jerónimo en sus escritos, era muy similar al galo de Tréveris.
Aunque habría otras posibilidades de clasificación de las lenguas galas, así como la división interna de éstas, aquí hemos incluido al galo entre las lenguas del grupo continental de las lenguas célticas, hermanada con el lepóntico, el nórico, el gálata (posibles variables dialectales del galo), el celtíbero y el lusitano.
El sistema vocálico del galo distingue cinco timbres y dos grados de cantidad.
Una de las caracteristas del galo es ser una lengua céltica-P, transformando el sonido labiovelar indoeuropeo /*kw/ se reduce a /p/: petri - 'cuatro' (goidélico *kethir, latín quattuor).
La mayoría de cuanto conocemos hoy sobre el galo proviene de glosas de los auotes clásicos sobre el vocabulario nativo, de topónimos atestiguados, de nombres personales y de inscripciones sobre monumentos e instrumentos construidos o fabricados por los galos. Esta recopilación es bastante significativa (las palabras directamente testimoniadas superan el millar) y permiten reconstruir muchas otras formas no testimoniadas que se pueden correlacionar con palabras célticas británicas y gaélicas, así como otras lenguas indoeuropeas todo nuestro corpus ampliado mediante las reconstrucciones supera las 5000 palabras, por lo que podemos afirmar que el galo es una lengua bien conocida.
El nombre en galo presenta flexión nominal con terminaciones típicas indoeuropeas. El nombre distingue normalmente 7 casos: nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo-ablativo e instrumental, que funcionan similiarmente a los casos latinos. También, al igual que con el latín, existen trazas del caso locativo en algunos nombres. Los nombres, al igual que en latín se distribuyen según declinaciones, de acuerdo con la terminación del nominativo, por ejemplo las dos primeras declinaciones (temas en -a, temas en -o) son muy similares a los casos latinos.
En cuanto a los pronombres personales estos son, en nominativo, singular1 *me, 2 *tu, 3 masc. *is, 3 fem si, 3 neut. id, plural 1 sni(s), 2 suis, 3 sies. Al igual que en latín estos pronombres se declinan según caso y de hecho tienen formas similares a las latinas. En galo encontramos interrogativos similares a los latinos: pe- 'quien' [indoeur. *kwei, latín qui] y *po(n) 'cuando' [indoeur. *kwo(m), latín quum > cum], que muestran el cambio *kw > p.
En cuanto a la conjugación de verbo es muy similar a la latina. Las terminaciones verbales son similares a las latinas: singular 1 -o, -mi, 2 -s, 3 -t; plural 1 -omu, 2 -etis, ete, 3 -nt: como muestran los siguientes ejemplos: pis.si.u.mi 'veré' [latín spec.ie.m], regu 'enderezo [lat. rego]; gabas 'coges' [latín capis, irlandés gabi-]; ratet 'bendice', auot 'hace'.
El imperativo, al igual que en latín, se caracteriza por la ausencia de desinencia: da 'dá(selo)' [latín da], gabi 'coge' [lat. cape]. También la voz pasiva, tal como en latín, se caracteriza por la presencia de r: dedor 'es hecho',
Algunas de las preposiciones del galo son: ad 'hacia, al lado de', ambi 'alrededor', ande 'delante de', are [<*p(a)re] 'delante de, antes de', au- 'desde', con 'con', de / di 'desde (fuera de)', eni / in 'en', ex 'fuera de', inter 'entre', ris [<*pris] 'por', ro [<*pro] 'en favor de' que se corresponde casi exactamente con las latinas: ad, amb(itus), ante, prae, ab/au-, cum, de, in, ex, inter, per, pro.
Respecto al orden sintáctico el galo, a pesar de ser una lengua SOV [sujeto - objeto - verbo] indoeuropea bastante típica por lo que al orden de las palabras se refiere, difiere bastante de las lenguas célticas insulares de las islas de Bretaña e Irlanda que son VSO y son menos típicas.
Al contrario de lo que sucede con el hispano-céltico el galo no tiene un único modelo de orden constituyente en la oración; el orden básico es sujeto, verbo y predicado, pero en otras ocasiones e usa sujeto, predicado y verbo, así como verbo, sujeto y predicado.
Glosario de palabras galas, que debemos de considerar, hoy en día, como un preciado tesoro filológico. Son los restos de la antigua lengua de Vercingetorix. (OI= Gaélico antiguo, MI= Gaélico medio, MB= Bretón medio, CC= Celta común)
aballo- (una manzana) [IE *amlu-, *samlu- 'apple'?, OI uball]
adiat (aspiración)
aesus (m) (una edad) [Latin aes, Gaélico aois]
allos (otro, segundo) [IE *alyo-, OI aile]
ambi- (por todos lados, por alrededor, alrededor)
ardus (alto) [IE *er@d- 'high', CC *ardwo-]
are (antes, en) [IE *par-, Griego para, Latin prae, OI ar]
arganto-, argento- (plata) [ IE *arg'- 'blanco, brillar']
art- (un oso) [IE *arkt-, *Hart- 'a bear']
artuas (platos de piedra; pl.)
ater (m) (padre) [IE *pa'te'r 'a father']
atespos (m) (una respuesta)
aus (una oreja) [Latin ausus]
bagaudas (soldados de guerrilla) [OI ba'gaim 'I fight']
bardos (m) (un poeta) [OI bard, Griego phrazo' 'I speak']
beber, bibro- (un castor) [IE *bebhro- 'a wild animal, a beaver']
beccus (un pico) [Inglés antiguo becca 'a hoe', Altoalemán medio bicke]
bedo- (canal)
bekos (una abeja) [IE *bhey- 'a bee', OI bech]
bel- (blanco; in Belenos, Belisama) IE *bhel-, *bhal- 'blanco, brillar']
benn- (una cima, cumbre) [Inglés knoll, Gaélico beann]
benna (un carruaje) [OI buinne]
bitu- (mundo, vida) [IE *gwei- 'to live', OI bith 'world']
boduus (m) (un cuervo) [OI bodb 'raven']
brace (malta) [IE *mar- 'dirty', OI mraich]
bratu- (juzgar) [OI bra'th 'court']
briga (f) (colina)
bri'ua (f) (puente) [Germánico *bro'wo', *bruwwi' 'a bridge', Old Church Slavonic brivno 'a log']
bru'kos (prisión)
caballos (m) (caballo)
caddos (santo) [MI cád 'holy']
cambios (n) (cambio)
cambos (m) (cuesta)
cammano- (pez, alquitrán, resina)
camulos (dios de la guerra) [MI cuma 'woe', MB caffou 'woe']
candetum (a hundred feet long) [CC *cant-pedum, IE *ped- 'a foot']
cant- (filo, borde, círculo) [IE *kem- 'to cover', Galés cant]
capt, coept (capturado, tomar;)
carb- (carro)
carros (m) (carro)
catu- (batalla) [IE *kot- 'a battle', Griego kotos 'rage', Altoalemán medio hader 'a quarrel', OI cath 'a battle']
cauaros, cavarillus (gigante) [Welsh cawr, Cornish caur]
cervesia (f) (cerveza)
cet, cait (madera)
cingeto- (m) (guerrero) [OI cingim 'I step, march', cing 'a warrior', Galés & Bretón cam 'a step']
cintu-, cintus (primero) [Latin recens 'fresh, young', Griego kainos 'new', Sánscrito kani'nas 'young', OI ce't, ce'tna]
com- (con, together with) [Latin, Umbrian com-,cum-]
couer (apropriarse, valer la pena)
courmi (tipo de cerveza) [Latin cremor 'dense juice', Ruso korm 'forage', OI coirm 'beer']
crix (rizado)
crodio- (duro, dificil)
-cue, -pe (y) [IE *kwe 'and']
cumba (dishes)
dag- (bueno, generoso, amable)
decametos (décimo) [IE *dekmot 'ten']
dede (él pone; 3rd sg. perf.) IE *dhe'- 'to put, to set', OI dál]
delgu (I hold; 1st sg. pres.)
dervo- (árbol) [IE *deru- 'a tree, wood']
deus (m) (dios) [IE *deiwo- 'a deity']
dexs (derecha) [IE *deks- 'right, correct']
dibu e debu (para los dioses y las diosas) [IE *deiwo- 'a deity']
divertomu (volvemos; 1st pl. pres.) [IE *wer-t- 'to turn, to roll']
doenti (ellos dan; 3st pl. pres. Celtibérico) [IE *do'- 'to give']
doro (boca) [IE *dhwer- 'a door, a gate']
drungus (m) (muchedumbre, gentío) [OI drong]
dubi- (negro) [IE *dhubh- 'to smoke', OI dub 'black']
du'la- (hoja) [MI duille, Welsh dalen, Middle Breton del]
dumno- (mundo) [OI domun 'world']
dunum (n) (fortaleza, fuerte, plaza fuerte) [Germanic *tu'na- 'town']
dusios (demonio) [OI da'sacht 'rage']
eimu (vamos; 1st pl. pres.) [IE *ei- 'to go']
embrekton (pieza mojada de comida) [IE *mer- 'wet']
eporeto- (carro de batalla) [IE *ekwo- + *ret-]
epos, eqwos (caballo) [IE *ekwo- 'a horse']
es, ex (desde) [IE *eghs 'out', OI acht 'but']
esok- (salmón) [Latin esox, Gaélico Irlandés temprano co', Galés, Bretón eog, Galés ehawc, Córnico ehog]
essedum (carro de dos asientos) [IE sed- 'to sit', OI saidim 'I sit']
gabi (tomar!; 2nd sg. imp.) [IE *gebh-, OI gabaim 'tomo', Gótico giban 'give', Lituano gabe'nti 'bring']
gabro- (cabra, cabrón) [OI gabor, Galés gafr]
gaesum (n) (lanza)
geistl- (a lien)
gena (f) (mejilla)
geno-, gnatos (nacer) [IE *g'enu- 'a knee, a kin, to know', OI gnó]
giam- (invierno) [IE *gheim- 'winter']
glastu- (azul claro) [Gaélico temprano glass 'pale', Galés, Galés antiguo, Bretón glas 'green', Alemán glast 'sheen']
gobbo- (boca) [IE *gonbho- 'a ledge', Irish gob]
gutus (m) (voz) [Irish guth]
inter (entre) [IE *en-ter 'between']
iouin- (joven) [IE *you-n- 'young']
isarno- (hierro) [IE *esro-no- 'red, bloody metal'?; or IE *ayos-, *ayes- 'metal']
landa- (campo) [IE *lendh- 'open land', OI land]
lanu- (plano, llano) [IE *plo-no- 'full, plain, flat']
lautro- (baño) [Latin lavare 'to wash', OI lo'athar]
legasit (relajado), lega' (laying; participle pres.) [OI lige 'a bed']
leux, lugus (luz) [IE *leuk- 'light, to shine']
lexo- (cuesta)
litano- (ancho) [IE *plotno- 'wide', OI lethan 'wide']
logan (serio, grave) [IE *legh- 'to lie']
luct- (tribu, partir) [IE *leug- 'to break', OI lucht 'a part']
magus (joven, sirviente, mozo) [IE *maghu- 'a young person']
magu- (campo) [OI mag 'field']
maniakys (cuello vendado) [IE *moni'- 'a neck']
maponos (hijo) [Ogham Irish maqq 'a son']
marka (caballo) [OI marc]
maru- (gran) [IE *mar-, *mor- 'great']
marvos (muerte) [IE *mer-, *mor- 'to die']
mat- (bueno) [IE *ma- 'good', Irish ma'ith]
medios (medium) [IE *medhyo- 'medium, middle']
mesga (mezclar) [IE *meik- 'to mix']
more-, -mori- (mar) [Latin mare, OI muir, Eslavo *more, Lituano marios]
naumetos (noveno) [IE *newno 'nine']
nemeton, nempton (templo) [OI nemed 'a temple']
nertos (fuerza) [IE *@ner-, *ner-t- 'strength, power']
novio- (nuevo) [IE *newo- 'new']
odocos (el mayor) [Prusiano antiguo addle 'a fir', Latin ebulus 'elder', Checo jedle 'silver fir']
ogros (frío) [IE *oug- 'cold', OI u'ar]
oinos (uno) [IE *oino- 'one']
ollon (todo) [MI oll 'big']
ouindho-, vindo- (blanco) [IE *weid- 'to see', OI find]
oxtometos (ocho) [IE *októ 'eight']
penno- (cabeza) [OI cenn, cend]
petri (cuatro) [IE *kwetwores 'four']
petrudecametos (decimocuarto)
petsi- (cosa)
pinpetos (quinto) [IE *penkwe 'five']
recto- (correcto) [IE *reg'- 'to rule', OI rigid]
re'da (carro de guerra) [IE *ret- 'to run, to roll', Gaélico ri'adaim 'I ride']
ritu- (vado)
rix (pl. riges) (rey) [IE *reg'- 'to rule']
roudo- (rojo) [IE *reudh- 'red, rust', OI ruad]
sam- (verano) [IE *sem- 'summer']
sapo- (jabón)
sedlon (silla, silla de montar) [IE *sed- 'to sit', Slavic *sedlo 'a saddle']
sego- (victoria)
selua (posesión)
seno- (viejo) [IE *sen- 'old']
sirom (estrella)
sistat (está de pie; 3st sg. pres. Celtibérico) [IE *sta'- 'to stand']
slug- (sirviente) [Eslavo *sluga 'a servant', Lituano slauga 'service', OI sluag 'an army unit']
smer- (grasa) [Gaélico smir, Welsh mer, Altoalemán antiguosmero 'grease', Inglés antiguo smeoru 'lard']
sosin (esto)
suadu- (agradable) [CC *sved- 'sweet', Latin suavis, English sweet]
suextos, sextos (sexto) [IE *sweks 'six']
tarvos (toro) [IE *tauro- 'a bull']
tigern- (casa) [OI tech]
teuto-, touto- (gente) [Oscan touto, Lithuanian tauta, Gótico thiuda, OI tu'ath]
trag- (pie) [OI traig 'a foot']
tri (tres) [IE *treyes, *tri 'three']
trougo- (infeliz)
uediiu (rezo; 1st sg. pres.)
ueramos (supremo, el más alto)
uerno- (aliso)
uesu-, uisu- (rey, alegre) [IE *wesu- 'good']
uinom (vino; acc.sg. Lepontic) [Latin vinum, Griego oinos, Armenio ginu]
uiro- (hombre, marido) [IE *wiro- 'a man']
uros (toro)
uxello- (alto) [IE *upo-s- 'above', Greek hypsi 'high', OI uas 'above', Polaco wysoki 'high']
vasso- (sirviente)
ve'co- (furia)
ver (en lo alto, encima) [Ruso verh 'up, above', Latvian virsus 'up', Sánscrito vars.ma 'height', Latin verruca 'a rough', OI ferr 'better']
vidu- (wood) [OI fid, Galé guid, Córnico guiden, Old English wudu, antiguo altoalemán witu]
El hecho de que los topónimos celtas son relativamente uniformes en toda europa sugiere que si bien no teníamos una única lengua celta en tiempos romanos todas las variedades del celta continental de Europa central debían ser altamente inteligibles entre sí.
A lo largo de su historia se escribió tanto en alfabeto latino como en griego o etrusco (alfabeto de Lugano).
El alfabeto latino (tanto el monumental y cursiva) que se usaba en la Galia romana era:
ABCDÐEFGHIKLMNOPQRSTUVXZ
abcdðefghiklmnopqrstuvxz
El alfabeto griego oriental usado en la Galia Transalpina era:
αβγδεζηθικλμνξοπρστυχω
El alfabeto de Lugano, una variante del etrusco, usado en la Galia Cisalpina para el lepóntico era:
AEIKLMNOPRSTΘUVXZ
En el alfabeto latino: G y K se usaban en ocasiones de forma indistinta. Ð, ð, ds y s puede que representaran ts. X, x representa [χ] o /ks/. EV se puede intercambiar junto con OV (e.g. L-3, L-12). Q se usa en raras ocasiones (por ejemplo, Sequanni, Equos) y puede que fuera un arcaísmo. Ð y ð eran usadas para representar la letra Tau Gallicum, que no se ha añadido todavía al Unicode. En contraste con Ð la barra central se extiende por todo el glifo. Las inscripciones en este alfabeto proceden del período posterior a la conquista de la Galia por César (52 a. C.) y se han encontrado especialmente en la zona central de la actual Francia. A unas 15 inscripciones breves en piedra, principalmente monumentos funerarios y dedicatorias, hay que sumar el calendario de Coligny, una placa de bronce, preservado en 73 fragmentos que originalmente eran de 1,48 m de ancho y 0,9 m de alto, siendo probable que su origen date del final del siglo II.
En el alfabeto griego-galo: χ se usa para [χ], θ para ts, ου para /u/, /ū/, /w/, η y ω tanto para la /e/, /ē/ corta y larga, /o/, /ō/, mientras que ι es para la /i/ corta y ει para /ī/. Hay que notar que Sigma en el alfabeto griego oriental se parece a una C (lunate sigma). Este alfabeto se usó sobre todo en región de Marsella, área antiguamente colonizada por los griegos.
El alfabeto de Lugano no distingue entre las oclusivas sordas y sonoras, es decir, P representa /b/ o /p/, T vale para /t/ o /d/, K para /g/ o /k/. Z representa probablemente ts. U /u/ y V /w/ se distinguen. Θ se usaba probablemente para /t/ y X para /g/. En este alfabeto se han encontrado seis inscripciones en el norte de Italia.
El idioma se conoce gracias a unos cientos de inscripciones en piedra, cerámica u otros artefactos y monedas, así como en láminas de plomo (y en una ocasión de cinc). Estos se encuentran por toda la antigua Galia, es decir, especialmente en la actual Francia pero también en partes de Suiza, Italia, Alemania y Bélgica.
De todas las lenguas célticas continentales, la gala es la que más evidencia textual tiene. Existen inscripciones escritas en letras griegas unciales, la mayor parte de las cuales son de la región de Marsella, área antiguamente colonizada por los griegos. Igualmente existen inscripciones posteriores grabadas en letras romanas que se remontan al período posterior a la conquista de la Galia por César (52 a. C.), han aparecido sobre todo en la zona central de la actual Francia. Se trata de aproximadamente 15 inscripciones breves (monumentos funerarios y dedicatorias) en piedra además de largos fragmentos de un calendario que se remonta al siglo II d. C. hallado en Coligny (Ain). Las seis inscripciones encontradas en el norte de Italia están escritas en el "alfabeto lugano", una variante del etrusco . De las tres extensas inscripciones en piedra, dos de ellas son bilingües, en galo y latín: la inscripción funeraria de Todi (Umbría) y la dedicatoria de Vercelli (Piamonte oriental). Estas inscripciones datan aparentemente de un tiempo en el que la influencia política y lingüística de Roma ya era considerable en el norte de Italia (siglo III a. C. o posterior).
Entre 1970 y 1985, se encontraron tres inscripciones más largas en alfabeto latino cursivo, con textos de difícil interpretación: el fragmentario Plato de Lezoux (sobre 50 palabras), que parece contener una lista de máximas morales; la pequeña placa de pizarra de Chamaliéres (algo más de 50 palabras pertenecientes a principios del siglo i d. C.) y la inscripción, también en pizarra, encontrada en I'Hospitalet-du-Larzac (aproximadamente 200 palabras, alrededor del 100 d. C.) incluyen imprecaciones mágicas. La interpretación de estos textos presenta numerosas dificultades.
oinos, dui, tri, petuar/petri-, pinp-, suex-, sextam, oxto-, nau, decam
Ordinales: cintuxo(s), al(l)os, trito(s), petuar(ios), pinpetos, suexos, sextametos, oxtumeto(s), namet(os), decametos.
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El lepóntico fue un idioma perteneciente al grupo de las lenguas célticas continental de la familia indoeuropea. Fue el idioma de los leponcios (en latín, Lepontii), que ocupó las partes de la antigua Recia, concretamente el área alpina que se extiende entre las actuales Suiza e Italia, habitando en la Galia Cisalpina, y del que se tiene testimonio entre el 700 y el 400 A. C.
En ocasiones es llamado galo cisalpino, pues según la base epigráfica y características lingüísticas tiene pocas diferencias con el idioma galo hablado en esa área, considerándose muchas veces como un dialecto de éste.
Mientras que este término se aplica a la lengua atribuida a la tribu de los leponcios, el término se usa actualmente por muchos celticistas para designar a todos los dialectos celtas de la Italia antigua. Este uso es disputado por los que siguen viendo el Lepontii como una de varias tribus indígenas prerromanas de los Alpes, bastante distintos de los galos que invadieron los llanos de Italia del Norte en algunos momentos de la historia.
Lo poco que se sabe del lepóntico viene de unas pocas inscripciones escritas en varios alfabetos del norte de Italia, derivados del alfabeto etrusco, como por ejemplo el alfabeto de Lugano.
Un soberbio esfuerzo de estudio del léxico lepóntico así como su relación con el galo cisalpino y las lenguas célticas habladas en el norte de Italia y Suiza está siendo llevado a cabo por el proyecto P21706 "Un diccionario etimológico interactivo online del Lepóntico", fundado por Förderung der wissenschaftlichen Forschung (FWF). Puede consultarse en http://www.univie.ac.at/lexlep
También es destacable la labor del lingüista Joseph F. Eska, de Virginia, EEUU, cuyos libros son referentes permanentes en el ámbito del conocimiento del lepónito así como de otras lenguas célticas.
Origen
Los pueblos lepónticos debieron hacer su aparición en el área de la Galia Cisalpina con las primeras migraciones celtas del siglo XIII a. C., dentro de la expansión de la Cultura de los Campos de Urnas, conviviendo estrechamente con otros pueblos de lengua no-indoeuropea como los ligures o los réticos.
Desarrollo
La lengua lepóntica fue hablada en el norte de la actual Italia entre los siglos VII y IV a. C., extinguiéndose definitivamente en fechas algo posteriores.
Antes de su integración definitiva en el ámbito de la Antigua Roma fueron invadidos por la segunda oleada celta del siglo IV A.C., entre ellos los pueblos de los senones o más tarde los galos al norte del río Po (Italia).
Situación Actual
Después del siglo IV A.C. desaparecen los testimonios de los leponcios, sobreviviendo muy posiblemente su lengua por algún tiempo antes de ser sustituida definitiva por la de los nuevos habitantes de sus territorios; primero por el galo, y posteriormente por el latín cuando la Antigua república romana tomó el control de la Galia Cisalpina durante el siglo II a. C. y el siglo I a. C.
Se baraja que fuese la lengua de los boyos (latín, Boi), aparecienciedo el nombre de esta tribu en una inscripción en una cerámica.
Los leponcios o lepontios (en latín, Lepontii) fueron un antiguo pueblo que ocupaba ciertas regiones de la Recia (en lo que modernamente son Suiza e Italia) en los Alpes durante la época de la conquista romana de ese territorio. Los leponcios han sido descritos de manera diversa, como una tribu celta, ligur, recia y germana. Recientes excavaciones arqueológicas y su asociación con la cultura de Golasecca de Italia septentrional apuntaría a una filiación celta, aunque un vínculo con los recios (que eran en parte de origen relacionado con los etruscos) no puede excluirse.
Las principales ciudades de los leponcios eran Oscela, hoy Domodossola, Italia, y Bilitio, hoy Bellinzona, Suiza. Su territorio incluía las vertientes meridionales del paso de San Gotardo y el Simplón, correspondiéndose aproximadamente a lo que actualmente son Ossola y Ticino. El mapa de Recia muestra la localización del territorio lepóntico, en la esquina suroeste de Recia. La región hacia el Sur, incluyendo lo que se convertiría en la capital insubria, Mediolanum (moderno Milán), era etrusca alrededor del 600-500 a. C., cuando los leponcios comenzaron a escribir inscripciones en lápidas en su alfabeto (uno de los diversos alfabetos derivados del etrusco en el territorio de Recia).
Respecto a sus posibles dialectos entre unas tribus y otras, se ignora totalmente su existencia.
Pese a las pocas inscripciones y testimonios que tenemos del lepóntico, se deduce con claridad su pertenencia a la familia celta continental, tratándose de una lengua celta-P.
La agrupación de todas las inscripciones halladas en el área de los lepónticos en un único idioma celta ha sido discutido y hay investigadores que afirman que algunas están en un idioma no-celta relacionado con el ligur. Bajo este punto de vista, el lepóntico sería el nombre correcto para el idioma no-celta y galo cisalpino para el celta. Esta era la opinión predominante aproximadamente hasta Lejeune (1971), cuando ésta cambió para considerar el lepóntico como una lengua celta, aunque en cualquier caso bastante distinto de galo cisalpino. Sólo en años recientes, ha habido una tendencia de identificar el lepóntico y el galo cisalpino como la lengua misma.
En esta clasificación se considera hermanada con el galo (posible antecesor, no obstante) así como el nórico, gálata y otras del grupo continental de las lenguas célticas.
La interpretación fonética de las cerca de 40 inscripciones que existen no es del todo certera, pues, debido al uso de alfabetos que no encajarían muy bien con las lenguas céltas, no distingue entre las oclusivas p-b, t-d y k-g. Asimismo también evita situar dos consonantes seguidas; por ejemplo, el antropónimo lepóntico Anokopokios equivaldría al galo Andocombogios.
El lepóntico tenía un sistema de flexión compuesto de 5 ó 6 casos, como puede deducirse del siguiente ejemplo:
Latumarui Sapsutaipe uinom nashom
'para Latumaros y Sapsuta, vino de Naxos'
De esta inscripción se observa un sistema de declinación similar al de las otras lenguas célticas e indoeuropeas; además se observa la filiación como lengua celta-P al poseer la conjunción -pe, 'y' (en latín -que, en celtíbero -ku.e). Algunos casos se han conseguido deducir, siendo -i el dativo, -om el acusativo y *-os el nominativo. Además tiene la similitud con el galo de distinguir entre dos sibilantes.
La tipología lingüística verbal es en los textos más antiguos es sujeto, objeto y verbo, evolucionando posteriormente a sujeto, verbo y objeto.
Muy pocos morfemas han sido reconocidos dentro del lepóntico, tan solo podríamos citar el sufijo -al, significando "(hijo o hija) de", llevando a cabo una función patronímica, desde el nombre del padre.
El alfabeto norteitálico es un sistema alfabético que se extendió en la región septentrional de Italia aproximadamente entre el sigo VIII A.C y el I D.C. Varias variantes regionales se pueden identificar a lo largo de ese periodo de tiempo.
El alfabeto lepóntico se supone qeu está basado en la variación conocida como alfabeto de Lugano que, a su vez, es una forma del alfabeto etrusco.
Las primeras inscripciones conocidas en lepóntico se remontan a antes del siglo V a. C., el artículo de Castelletto Ticino siendo datado en el siglo VI a. C. y que de Sesto Calende posiblemente que ser del siglo VII A.C. A las poblaciones que realizaron estas inscripciones se las identifica hoy día con la cultura Golasecca, a la que ha sido atribuida una identidad celta.
Estas inscripciones se encontraron principalmente alrededor de Lugano, incluyendo el lago de Como y lago Maggiore. Una escritura similar se utilizó para el rético y el venético, y probablemente las runas germánicas deriven de uno de estos alfabetos.
La mayor parte de los textos descubiertos son de naturaleza funeraria, en piedras o urnas, apareciendo en la mayoría de los casos únicamente el nombre del fallecido; sin embargo también se han encontrado inscripciones en las que también aparecen los nombres de los dedicantes.
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La lengua nórica o nórico era una lengua celta continental. Se supone que se hablaba en la región de la posteriormente constituida provincia romana de Nórico.
Nórico (en latín NORICVM) era un territorio de la tribu iliria de los nóricos en la actual Austria y el sur de Alemania. Fue conquistado por una minoría céltica antes de la llegada de los romanos, al que llamaron en latín REGNVM NORICVM, y más tarde convertido en provincia romana, dividida en Noricum Ripense al norte y Noricum Mediterranum al sur y considerada dentro del territorio diocesal del Illyricum Pannoniæ junto con Panonia y Dalmatia.
Sólo está atestiguada por dos inscriciones fragmentarias que no ofrecen suficiente información para sacar de ellas demasiadas conclusiones sobre la natureza y características de esta lengua.
Origen
La situación política en los Balcanes del norte estaba en proceso de cambio constante con diversas tribus dominantes sobre sus vecinos en un momento dado.
Dentro de las tribus, las expediciones militares se llevaron a cabo por "una clase emprendedora y móvil guerrera capaz de vez en cuando de conquistar grandes superficies y de aprovechar su población.
La situación política en los Balcanes durante el siglo IV A.C. favoreció a los celtas. Los ilirios habían estado librando una guerra contra los griegos, dejando su flanco occidental débil. Mientras Alejandro Magno gobernó Grecia, los celtas no se atrevieron a presionar al sur cerca de Grecia. Por lo tanto, las primeras expediciones celtas se concentraron contra las tribus de Iliria.
Desarrollo
De inicios a mediados del siglo IV a. C., una gran masa de 300 mil personas de distintas tribus celtas fue obligada a migrar por la presión demográfica. Tras cruzar los Alpes se dividieron en dos grupos, unos entraron en el norte de Italia y el otro fue a Iliria.
El segundo grupo se estableció en Panonia donde vivieron por generaciones, hasta que nuevamente por presiones demográficas tuvieron que marcharse hacia el sureste, llegando al límite norte del mundo griego a inicios del siglo III a. C. Al mando de Cambaules un grupo llegó a Tracia, pero los macedonios los hicieron retroceder.
Situación Actual
Debido a la escasez de evidencias, no se sabe cuándo terminó de extinguirse, en pro de la expansión del latín en la región.
Las guerras Ilirias del 33-35 A.C, después de haber acabado con las tribus ilirias en el siglo III A.C, y otras guerras contra las tribus panonias, marcaron el final de un importante periodo de la historia de Roma. Roma adquirió vastos territorios a lo largo del Danubio, importante debido a su riqueza en oro y plata y numerosa población.
La frontera danubiana había sido estratégicamente vital: el río era una de las más largas rutas comerciales de Europa y, al otro lado del mismo había tierras con gentes hostiles a Roma.
La historia de las gentes de los Balcanes antes de la conquista romana es una cadena de varias migraciones y hostilidades tribales. Los balcanes han tenido siempre una amalgama de naciones: Celtas, Griegos, Tracios, Ilirios, Germánicos y muchos otros grupos étnicos dejaron sus huellas aquí.
Largo contacto mutuo entre los lenguajes balcánicos condujeron a la formación de la llamada "Alianza de lenguas balcánicas" y todas las lenguas relacionadas acabaron por compartir un buen número de características comunes.
Algunos misterios de los Balcanes aún no han sido completamente desvelados: uno de ellos es el origen del albanés. Otras reliquias son el Istrorromano, el Dalmacio (actualmente extinto) y los idiomas Aromanios, los cuales son, de hecho, una mezcla del Latín y lenguas nativas.
Los Tauriscos fueron una federación de tribus galas que moraban en el actual norte de Eslovenia (Carniola) antes de la llegada de los romanos (c. 200 AC). Según Plinio el Viejo, son las mismas personas que los Noricos. La denotación proviene probablemente del Taur celta que significa "montaña", como en Tauern, y por lo tanto también puede referirse a los montañeses en general.
Emparentados con los Celto-ligures taurinos, los tauriscos se instalaron en la parte superior del río Sava después de su derrota en la batalla de Telamón en 225 A.C. En la estela de los Boyos migraron hacia el norte de Italia y la costa del Adriático. El cronista griego Polibio (ca. 203-120 aC) menciona la extracción de oro Taurisco en el área de Aquileia. Con las tropas de la República Romana fueron derrotados por la invasión germánica de cimbrios y teutones en la batalla de Noreia en 112 A.C.
La identidad de Taurisci y Norici aún no se ha establecido concluyentemente: Según el historiador Géza Alföldy, los nóricos eran una tribu de la mayor federación montañera Taurisca, mientras que el "der Reallexikon germanischen Altertumskunde" define a los nóricos como asentamientos celtas en el "Regnum Noricum" en la actual Carintia siendo los Tauriscos sus vecinos del sudeste. Otras personas que se establecieron en la región fueron los panonios en el sureste de Carniola, en el suroeste vivían los Iapydes, una tribu de Iliria, y los Carni, una tribu véneta.
Sin datos disponibles.
El lenguaje, por lo que se sabe, fue probablemente muy similar a otras lenguas célticas cercanas, tales como el galo del que se puede suponer cierto grado de descendencia.
En esta clasificación, vamos a considerar el nórico un idioma hermanado con el galo y el gálata, de quien pudo ser una transición. Formando parte del grupo continental (oriental).
Sin datos disponibles.
Sin datos disponibles.
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Las dos inscripciones encontradas están escritas en alfabeto etrusco.
La inscripción Ptuj
Descubierta en 1894, está escrita de derecha a izquierda en alfabeto etrusco y se lee
ARTEBUDZBROGDUI
que es interpretada como dos nombres personales: Artebudz [hijo de] Brogduos. El nombre Artebudz puede significar "pene de oso", mientras Brogduos puede contener el elemento brog-, mrog-, "país". Asimismo, la inscripción también puede ser interpretada como Artebudz [hizo esto para] Brogdos, con el segundo nombre en el dativo.
Apenas hay inscripciones de lengua nórica, y las que hay están poco analizadas.
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El gálata es una lengua celta muerta hablada antiguamente en Galacia, en Anatolia (actual Turquía), hasta el siglo IV.
El nombre procede de ser hablado por los galos que emigraron a esta región de Anatolia. Así que el origen de la etimología es el mismo que el de galo.
No dejaron prácticamente ninguna inscripción, así que no es posible decir mucho acerca de su lengua. No dejaron huella en Asia.
Uno de los textos más citados en referencia a lo que se conocía de los gálatas y su cultura en torno al siglo I D.C. lo constituye la Carta a los gálatas de Pablo de Tarso.
Se escribió entre los años 50 a 56 d.C. aproximadamente. Se sabe que la escribió luego de dos visitas a esa provincia (Gálatas Cap 4:3) y que, según el libro Hechos de los Apóstoles, Pablo y Bernabé visitaron la zona entre los años 47 y 48 DC por primera vez y luego volvió Pablo con Silas cuando volvían de la reunión o concilio de Jerusalén en el año 49 DC. Puede que la escribiera desde Corinto en su estadía allí de casi dos años, entre el 50 y el 52 DC. Otros la ubican en una fecha más tardía, alrededor del 56 DC.
La carta es una clara enseñanza contra los judaizantes. La carta es fiel en demostrar muchos rasgos de los habitantes de esas ciudades.
Origen
En el siglo III a. C., hubo una gran migración de galos (celtas) llegados de la Galia hacia oriente, recorriendo toda Grecia y llegando hasta Asia Menor donde, después de grandes enfrentamientos con los reyes de Pérgamo Eumenes I y Átalo I fueron rechazados por éstos. Fue entonces cuando se dirigieron a la zona central de Capadocia, donde se asentaron, formando una región que pasó a llamarse Galacia y por tanto sus habitantes (los galos) pasaron a llamarse gálatas o galateos. Son aquellos gálatas a los que se dirigió el apóstol San Pablo en sus famosas epístolas. La antigua ciudad de Ankara, que había sido sometida antaño por Alejandro Magno, pasó a ser la capital de esta región con el nombre de Ancyra. La dinastía turca de los Selyúcidas la rebautizaron más tarde como Angora. El nombre de Ankara fue restablecido en 1930.
El conjunto de estos galos invasores formaba una confederación de tribus, al frente de la cual iba el rey celta Breno. Bajo su dirección invadieron Macedonia y Tesalia en el año 279 a. C. Después vencieron a los griegos en la Batalla de las Termópilas (279 a. C.), y se dirigieron a Delfos con la pretensión de saquear el famoso recinto sagrado, bien conocido por su oráculo y por la gran riqueza de sus tesoros. La leyenda dice que no pudieron cumplir su cometido porque el dios Apolo acudió en defensa de su santuario enviando una gran tormenta con rayos y truenos, que asustó a las tribus galas. Parece ser que en la defensa de Delfos los griegos hirieron de gravedad a Breno.
Desde allí, el rey se dirigió con su gente a Epiro, región de Grecia, donde saqueó el templo de Zeus que tenía sus dependencias en la ciudad llamada Dodona o Dódona, famosa por su oráculo.
A continuación marchó con su ejército a la ciudad de Olimpia en el Peloponeso, donde Zeus tenía el santuario más rico del mundo antiguo. El lugar fue totalmente saqueado y Breno y sus tribus confederadas se llevaron un buen botín. Pero la guerrilla griega de Macedonia ofreció una gran resistencia a su paso y Breno tuvo que retirarse y suspender los siguientes ataques que tuviera programados. Poco después murió a consecuencia de la herida recibida en Delfos.
Las tribus galas, al quedarse sin su caudillo, se dispersaron. Los tolistobogii, los trocmi y parte de los volcas y tectósages fueron los que cruzaron el Helesponto (mar Negro) y pasaron a Asia Menor. Allí (después de algunos enfrentamientos con los reyes de Pérgamo) se asentaron en una región al sur del Ponto, que pasó a llamarse Galacia, y sus habitantes se llamaron galos o gálatas. La otra parte de los volcos y tectosagos regresaron a su lugar de origen, en el suroeste de la Galia, en la región de Tolosa (la actual Toulouse). Este grupo llevaba consigo el botín de la campaña llevada a cabo por su rey Breno. Actuaba como depositarios del gran tesoro obtenido. Al llegar a Tolosa, se cree que fundieron el oro y la plata; la plata la transformaron en gigantescas ruedas de molino. Escondieron el tesoro en diversos lagos sagrados ubicados en el recinto del templo del dios Heracles en Tolosa. Se sabe que el total ascendía a 15.000 talentos romanos.
Desarrollo
Tras una derrota menor ante Atioco I, el rey del reino Seleucida, los celtas decidieron cruzar el Bósforo e ir a Asia Menor, donde, en 278, fundaron su reino llamado Galacia. Esta región, que había sido el centro del reino frigio, pasó a ser un nuevo hogar para los celtas. Para aquellas fechas, aún vivían en tribus que los antiguos nombraron a tres de las principales: Tolistoages, Tectosages, Trokmos, las cuales aún estaban asentadas en Asia.
Las circunstancias en las cuales Galacia tuvo que sobrevivir no fueron fáciles: situada justo entre el poder Seleucida y Pérgamo, el fuerte estado al norte de Galacia, los distritos celtas no tuvieron ninguna salida al mar y la posibilidad de desarrollar el comercio.
Más tarde, debido a los continuos saqueos en la región por parte de los gálatas, el rey de Pérgamo Eumenes I se enfrentó a ellos, rechazándolos ayudado de su gran ejército de mercenarios. Poco después llegaron nuevos destacamentos desde las selvas de Germania y volvieron a atacar, pero de nuevo fueron rechazados en Pérgamo y en las grandes ciudades de la costa de Asia Menor, por el sucesor de Eumenes, el rey Átalo I.
En el sigo II A.C. pasó a ser un protectorado del reino del Ponto y en el siguiente siglo fue conquistado por Roma.
Situación Actual
Se conoce como la Guerra Gálata al conflicto militar que enfrentó en el año 189 a. C. al pueblo gálata contra la República romana y sus aliados de Pérgamo. La guerra se libró principalmente en Galacia, Asia Menor, territorio que forma parte de la actual Turquía.
Tras su victoria sobre el Imperio seléucida en la Guerra Romano-Siria, los romanos obligaron a los vencidos a aceptar una paz desfavorable conocida como la Paz de Apamea. Buscando nuevas conquistas, la poderosa República dirigió su atención hacia las tribus galas de Galacia, que habían emigrado a Asia Menor casi 100 años antes de que se iniciaran las hostilidades. El cónsul Cneo Manlio Vulso justificó su avance contra este pueblo al acusarle de proveer suministros a Antíoco III durante su guerra contra Roma, sin embargo, finalmente la campaña se iniciaría sin el consentimiento del Senado. Unidos a sus aliados de Pérgamo, los romanos avanzaron hacia el interior del territorio enemigo y atacaron a los gálatas. Durante la guerra se produjeron dos grandes batallas en las que los romanos consiguieron una victoria clara contra las tribus gálatas.
Estas derrotas obligaron a los gálatas a firmar la paz, tras lo que los romanos se retiraron a sus posesiones en Asia Menor.
El territorio de Galacia pasó así a formar parte de la provincia gálata de Roma, y durante varios siglos sufrió un proceso de aculturación griega que la condujo a la extincion del lenguaje y sus características culturales propias.
Hacia el siglo V d. C. tenemos testimonios de que los gálatas, aun habiendo adoptado una cultura y modo de vida ya típicamente griegos, conservaban su lengua. Así Pablo en la carta a los Gálatas aparecen nombres claramente celtas y San Jerónimo dejó constancia en sus escritos de que la lengua de los gálatas resultaba parecido al dialecto galo de Tréveris.
Los gálatas fueron los habitantes de origen galo que, provenientes de la Galia, se asentaron en una región del Asia Menor.
Sin datos disponibles.
Los Celtas en Galacia hablaban un idioma similar al galo (y posiblemente también al nórico). Dado que el origen de los gálatas se encontraba en la Galia es muy posible que de hecho el gálata fuera originalmente un dialecto galo.
En la presente clasificación, hemos hermanado el idioma (dándole categoría de tal) con el galo, el nórico, el celtíbero, dentro de las lenguas célticas contintentales.
Sin datos disponibles. Presumible parecido con el galo.
La influencia del helenismo y el mismo alfabeto griego distorsiona en los autores clásicos los valores fonológicos y morfológicos de las formas atestiguadas. En líneas generales puede decirse que el gálata tiende a compartir el mismo desarrollo que se evidencia en el galo.
De la lengua sólo se conservan algunas glosas y breves comentarios de escritores clásicos además de unos pocos nombres de inscripciones. Todo junto suman unas 120 palabras, la mayoría nombres de persona terminados en -riks (galo -rix/-reix, antiguo irlandés ri, latín rex) "rey", algunos terminados en -marus, dativo -mari (galo -maros, antiguo irlandés mor, galés mawr) "grande", nombres de tribus como Ambitouti (antiguo irlandés imm- "alrededor", antiguo irlandés tuath "tribu") y palabras como drunaimeton "lugar de la asamblea" (antiguo irlandés drui "druida", antiguo irlandés nemed "lugar sagrado").
Usaron el alfabeto griego.
Tenemos muy poca evidencia de textos en lengua gálata; principalmente la evidencia consiste de glosas registradas por autores clásicos y material onomástico: localidades, clanes y nombres personales de Asia Menor, así como las declaraciones de San Jerónimo y unas pocas palabras registradas por historiadores griegos.
Sin datos disponibles.
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El idioma celtibérico o celtíbero fue una lengua paleohispánica perteneciente al grupo de las lenguas célticas de la familia indoeuropea. Fue hablada en el área central de la península Ibérica, en el antiguo territorio de Celtiberia, teniéndose conocimiento de ella gracias a unas 200 inscripciones escritas fundamentalmente en signario celtibérico, pero también en alfabeto latino.
El término celtíbero, en sentido estricto no debe confundirse es lo mismo que hispano celta. En la península ibérica hubo multitud de pueblos celtas diferentes (y muy posiblemente lenguas celtas diferentes).
Se usa este término debido a que fue considerado un híbrido (al menos en cuanto a influencias importantes) entre el celta de las regiones más noroccidentales de la península y el íbero mediterráneo.
Hablar de hispanocéltico sería extrapolar el celtíbero a la lengua hablada en toda la comunidad céltica hispana, lo que parece algo demasiado aventurado, incluso dentro de esta clasificación.
Las primeras referencias escritas sobre los celtíberos se deben a geógrafos e historiadores greco-latinos (Estrabón, Tito Livio, Plinio y otros), aunque su estudio, que arranca del siglo XV, no adquiere rango científico hasta los inicios del siglo XX (marqués de Cerralbo, Schulten, Taracena, Caro Baroja, etc.), cobrando renovado impulso en los últimos años. Pese a este excepcional acervo literario, aún hoy se discuten aspectos claves para su definición: los confines de su solar, su verdadera personalidad o su propia genealogía.
Las fuentes clásicas son muy imprecisas respecto a su territorio, aunque podemos considerar que los celtíberos históricos se extendieron con seguridad por las provincias de Soria y Guadalajara, buena parte de La Rioja, este de Burgos, oeste de Zaragoza y Teruel, quizás norte de Cuenca y Asturias; diferentes interpretaciones amplían este marco hacia oriente y occidente. En Asturias podemos encontrar ejemplos de Taranis en la toponimia, como Taranes(Ponga), Toraño (Margolles), Tárano (Cangas de Onís) y Tarna. Pueden ser considerados como un grupo étnico, ya que incorporan entidades menores (arévacos, titos, bellos y lusones, resultando polémica la inclusión de vacceos, pelendones y berones), sin que ello signifique la existencia de un poder centralizado y ni siquiera de una unidad política, salvo quizás, y de forma coyuntural, con ocasión de los acontecimientos militares del siglo II a. C.
Dado lo heterogéneo de la información literaria y de las evidencias arqueológicas de la cultura celtibérica, resulta difícil definirlos a partir de un único rasgo; no obstante, nos consta que hablaban una misma lengua, el celtibérico, cuyos testimonios escritos (utilizando el alfabeto ibérico), aunque tardíos, se extienden por un territorio que viene a coincidir básicamente con el descrito.
Origen
A juzgar por el registro arqueológico, los celtas llegaron a la península Ibérica en el siglo XIII a. C. con la gran expansión de los pueblos de la Cultura de los Campos de Urnas, ocupando entonces la región noreste.
En el siglo VII a. C., durante la Cultura de Hallstatt se expanden por amplias zonas de la meseta y Portugal, llegando algunos grupos a Galicia. Sin embargo, tras la fundación griega de Masalia (actual Marsella), los íberos vuelven a ocupar el valle medio del río Ebro y el noreste peninsular a los celtas, dando pie a nuevos establecimientos griegos (Ampurias). Los celtas de la península quedaron así desconectados de sus parientes continentales, de manera que ni la cultura celta de La Tène ni el fenómeno religioso del druidismo les llegarían nunca.
Las fechas precisas en las que los celtas entraron en Hispania por primera vez no son bien conocidas. Igualmente parece que pudo haber diversas oleadas. Para algunos la expansión de la cultura de los campos de urnas durante los s. XI a IX a.C pudo ser el período a partir del cual entraron los primeros celtas. Aunque muchos autores situan las últimas migraciones en fechas mucho más tardías. Hacia el 600 a.C. parece haberse producido una nueva invasión de Hispania asociada tribus celtas. Tampoco las rutas de acceso paceren claras, se ha propuesto tres posibilidades (que cubren todo lo imaginable):
(1) Acceso en pequeños grupos que atravesaron el territorio aquitano y entraron por el extremo occidental de los pirineos.
(2) Migración a través del extremo oriental de los Pirineos, hacia el centro de la península. Posteriormente se habría dado una iberización de Cataluña que borraría sus huellas.
(3) Acceso por vía martítima desde las islas británicas, Bretaña, o costa atlántica de Francia.
Desarrollo
En numerosas ocasiones los celtas se impusieron a los indígenas en la Edad del Bronce y fueron asimilados con mutua influencia cultural, haciéndoles evolucionar hacia el sistema halstático y después a un consolidado posthalstático, ya convertido en celtibérico en toda su magnitud, hacia el siglo V a. C.
Resulta difícil asignar territorios y fronteras concretas a este amalgama de pueblos debido a la escasa documentación histórica existente y a la cantidad de hipótesis sugeridas por los restos arqueológicos encontrados, pero su geografía contrastada e hipotética es denominada celtiberia.
Desde finales del siglo V a. C. y durante los dos siglos siguientes, el foco de desarrollo localizado en las cuencas altas del Tajuña, del Henares y Jalón se va desplazando hacia el Alto Duero, con el aumento de la preponderancia que va a jugar, desde este momento, uno de los populi celtibéricos, con más vigor en el periodo de las luchas contra Roma, los Arévacos, cuyo predominio se situaría en esta fase. A esta etnia, según Alberto J. Lorrio, se vinculan los enterramientos de la margen derecha del alto Duero, donde las tumbas con panoplia militar se multiplican y que permiten atestiguar una sociedad con una clase militar mayoritaria.
Mientras en la zona nuclear de la Celtiberia, las tumbas con panoplia militar disminuyen hasta casi desaparecer, lo que no indica una desaparición de la sociedad guerrera, cuando se estaban desarrollando las Guerras Celtíbericas, sino una evolución hacia una organización social urbana, con una disolución de los vínculos sociales basados en el parentesco.
A partir de los siglos II-I a. C., el criterio político y jurídico superior de los Celtíberos era la ciudad de procedencia, entendida como centro de un espacio o territorio, con población rural, articulada alrededor de ésta. Esta sociedad evolucionada se encontraron los romanos al inicio de la conquista del interior de Hispania.
Situación Actual
Se denominan guerras celtíberas o celtibéricas a los enfrentamientos bélicos producidos a lo largo de los siglos III y II a.C , entre la República romana y los distintos pueblos, denominados celtíberos, que habitaban en la zona media del Ebro y la meseta superior.
Los celtíberos por fin fueron dominados por los romanos después de 49 a. C., y desde luego su idioma cedió rápidamente al latín. Sin embargo, sobreviviría hasta los comienzos de la era cristiana.
En pocos siglos los celtíberos y su lengua fueron asimilados por los romanos y esta lengua celta con un fuertísimo substrato autóctono desapareció para siempre.
Los celtíberos en sentido estricto eran los pueblos celtas de Hispania que poblaban el sistema Central y el valle alto del Ebro. Los celtíberos por otra parte estaban devididos en varias tribus diferentes. En concreto las tribus celtas consideradas celtibéricas son los: los arévacos, los pelendones, los lusones, los titos, los belos, tal vez también podríamos incluir aquí a los antiguos ólcades, los turboletas, y los berones.
Los celtiberi (celtíberos) eran los pobladores del nordeste de la península ibérica, aunque hay fuentes romanas que usan el término celtici para referirse a todas las tribus celtas de Hispania. La cultura de los celtíberos hizo suya la herencia de los iberos, de quienes adoptaron el sistema de escritura. Tras la caída de Numancia en el 133 a. C. su territorio pasó a formar parte de la provincia romana Hispania Citerior.
Con la urbanización masiva del territorio celtíbero, se formaron ciudades-estado independientes. Así la organización de las ciudades estado se superpuso a la organización étnica, así cada tribu tenía unas pocas ciudades que en situaciones excepcionales se ayudaban entre ellas, pero no parece que de eso debamos enteder la existen entidad política supraurbana. Durante las guerras celtibéricas varias tribus formaron alianzas más grandes para defenderse de los romanos. Muchas ciudades contaban con una especie de senado o consejo de ancianos que determinaba las decisiones políticas importantes.
Muchos de los datos más detallados de los celtíberos proceden de las guerras celtíberas (153 - 133 a.C.) que enfrentó a Arévacos y Segetanos aliados contra Roma, que a su vez se había aliado con los celtíberos del valle medio del Ebro. Seguramente la ciudad celtíbera más famosa haya sido Numantia (capital de los arévacos), que opuso una tenaz resistencia a Roma y cuyos habitantes ante la derrota inminente optaron por suicidarse después de 8 meses de asedio y antes de someterse a Roma en el 133 a.C. De hecho muchas de nuestras informaciones sobre los celtíberos proceden de las 2 guerras celtíberas que Roma llevó a cabo contra Numantia.
Dada la extensión geográfica de la lengua hispano-céltica es más que probable que tuviera variantes dialectales; no obstante todavía no hay suficiente base para establecer criterios al respecto.
Sin embargo, se ha hablado de que el lusitano, una lengua pre-románica hablada en lo que hoy sería Portugal, pudiera ser, junto con el hispano céltico, un dialecto de la misma lengua. Aquí sí convendría hablar, definitivamente, de hispanocéltico y no de celtibérico, para ser más inclusivo y hermanar el celtibérico, posiblemente, con el lusitano, alejándolo, al mismo tiempo, del resto de las lenguas célticas continentales.
La evidencia del lusitano está atestiguada por un corto número de inscripciones de cierta longitud y un número más abundante de material onomástico; pero estudiosos que han examinado el material han concluido que el lusitano sería una lengua distinta del hispano-céltico.
Más una lengua hermana al celtíbero que un dialecto, es interesante mencionar al idioma celta-galaico.
El hispanocelta noroccidental o celta galaico es una lengua celta extinta que se habló en Hispania antes y durante la romanización de la península. Fue la lengua étnica de los galaicos durante la primera mitad del I milenio d. C. y su dominio lingüístico era el noroeste de la península Ibérica, especialmente a lo largo de zona comprendida entre la costa Atlántica y una línea que transcurre de norte a sur desde Oviedo a Mérida.
El corpus que documenta la lengua galaica está formado únicamente por palabras aisladas y pequeñas expresiones contenidas en inscripciones latinas o en glosas citadas por autores clásicos, junto con unos pocos antropónimos, etnónimos, topónimos y teónimos. Además las lenguas iberorromances occidentales modernas conservan algunas formas célticas que posiblemente son atribuibles al antiguo celta galaico.
Tanto Pomponio Mela como Plinio el Viejo escribieron sobre las poblaciones celtas y no celtas de Gallaecia y Lusitania. Algunos autores modernos han especulado sobre la posibilidad de que ambas regiones compartieran una misma lengua céltica, mientras que otros autores apuntan dificultades no resueltas dentro de esa hipótesis, como las caracerísticas fonéticas incompatibles de ambas regiones, como la preservación de *p- y el reflejo inconsisnte de las consonantes líquidas silábicas.
La evidencia filogenética muestra que el idioma galaico, si bien comparte algunas características con el celtíbero muestra evoluciones fonéticas que lo diferencian del celtíbero, por lo que claramente son dos lenguas diferentes.
Lenguas hispano-célticas es una categoría lingüística que incluye las diversas varedades de lenguas célticas (dentro del grupo de las lenguas célticas continentales) que se hablaban en la Edad Antigua de la península ibérica Se dividen en una variedad oriental, la de corpus más extenso y aceptado como "celta", el idioma celtíbero (que Cólera propone denominar "hispano-céltico nororiental"); y una variedad occidental, en la zona atlántica (al oeste de la Vía de la Plata), donde un limitado corpus de inscripciones latinas contienen algunos rasgos claramente celtas, y que permitirían reconstruir el idioma galaico. Esta última variedad, menos atestiguada, que Cólera propone denominar "hispano-céltico noroccidental", puede ser asociado probablemente a las tempranas inscripciones de estelas del suroeste peninsular, que algunos investigadores creen representar una lengua céltica relacionada con el idioma tartésico. Todo este material representa más de un dialecto. Hay numerosos ejemplos de genitivo plural en -um y -on, así como -un, y al menos una inscripción con dativo plural en -bor. "Hispano-céltico occidental" es un concepto que se usa para agrupar todo este grupo de dialectos de la zona atlántica.
Las variedades hispano-célticas occidentales comparten con el celtíbero un núcleo distintivo y probablemente innovativo, suficiente como para justificar el término "hispano-céltico" como sub-familia lingüística más allás de la pura clasificación geográfica. En Naturalis Historia 3.13 Plinio el Viejo constata que los célticos de Bética procedían de los "celtíberos" de Luistania, dado que compartían lengua, religión y denominación de sus asentamientos fortificados: Celticos a Celtiberis ex Lusitania advenisse manifestum est sacris, lingua, oppidorum vocabulis, quae cognominibus in Baetica distinguntur. No obstante, los célticos, que se hallaban en un área bajo fuerte influencia de la colonización fenicia, parecen haber participado desde muy temprano en las innovaciones lingüísticas que ocurrían en varias partes del amplio mundo céltico-hablante, como resultado del rápido desarollo social y económico de los siglos X al VI a. C. Tal situación favoreció la mezcla de dialectos y la aceptación de rasgos innovadores, resultando en la formación de una lingua franca.
Como parte del esfuerzo por establecer un continuum dialectal hispano-céltico, Luján (2007) intentó diferenciar el dialecto vetón de la vecina lengua lusitana, usando los nombres personales de los vetones para describir los siguientes cambios fonéticos (del proto-indoeuropeo al proto-céltico)
Dentro de esta clasificación, el celtíbero, bien documentado relativamente dentro de este subgrupo de lenguas hispano-célticas, se hermana con el lusitano y con un, apenas conocido idioma celto-galaico, que serían las variedades dialectales del hispano-céltico habladas en las regiones noroccidentales de la península.
No se ha osado incluir al Tartesio en este subgrupo, aunque bien podría tratarse de una variedad hispano-céltica del suroeste peninsular de alguna de las oleadas célticas que poblaron la península ibérica.
Sorprendentemente a pesar el celtíbero a diferencia de las otras lenguas celtas continentales (galo y lepóntico) no es una lengua P-celta, sino Q-celta. Tal y como puede verse en el bronce de Botorrita la conjunción copulativa indoeuropea *-kwe aparece transcrita -ku.e y no -pe como en galo y lepóntico. Esto es un arcaísmo que el celtíbero ha conservado mejor que ninguna otra lengua celta conocida.
El alfabeto ibérico como se ha explicado se adapta bastante mal al sistema fonológico de una lengua celta, por lo que en la reconstrucción del sistema fonológico deben usaremos no solo las inscripciones celtibéricas en alfabeto ibérico, sino también las transcripciones de nombres celtibéricos en documentos y textos latinos.
La existencia de oclusivas sordas y sonoras la inferimos, de un parte porque todas las lenguas celtas testimoniadas tienen ambos tipos de sonidos, y de otro lado las inscripciones en alfabeto latino muestran dichos sonidos estaban presentes en la lengua hablada. La evidencia de otros sonidos es más indirecta por ejemplo en muchas palabras el grafema z <s> corresponde en las inscripciones latinas a <d> como por ejemplo en el nombre de la ciudad de Sekaiza que en latín se transcribe como Segeda de lo que reconstruimos que dicha palabra en celtíbero debía sonar algo como [se'kêdza] con africada. Para más detalles puede consultarse el trabajo de Villar (1995). Estudio de celtibérico y toponimia prerromana, Salamanca.
A pesar de la más que posible influencia del las lenguas autóctonas, el celtíbero mantuvo unas estructuras gramaticales bastante celtas.
A pesar de que las inscripciones celtibéricas no son siempre fácilmente interpretables ni traducibles, a partir de las terminaciones más abundantes en ellas podemos apuntar algunos hechos que parecen más que probables: Así con respecto a la flexión nominal, los nombres se declinarían y tendríamos entre 5 y 6 casos (como en celta común). Tentativamente podemos identificar las siguientes terminaciones para nombres masculinos: nominativo sing. -os' < indoeur. *-os, acusativo sing. -om, dativo sing. -ei, dativo pl. -b-.
El plural del celtíbero es reflejo del indoeuropeo -*es o a veces siguiendo el desarrollo posterior de algunos dialectos europeos del propio indoeuropeo encontramos plurales procedentes de *-oi. Todo esto muestra una flexión nominal indoeuropea bastante típica. Sólo encontramos una extraña terminación de singular en -o que raramente aparece en las lenguas indoeuropeas.
En cuanto a la flexión verbal, aun cuando solo se han identificado dos verbos en las inscripciones celtíberas, éstos claramente muestran que las terminaciones indoeuropeas típicas se preservan en celtíbero: -t (latín -t, griego -ti) para la tercera persona del singular y -nti (latín -nt, griego -nti, sánscrito -nti) para la tercera del plural.
Respecto a la conjugación, aunque solamente se han identificado en las inscripciones celtíberas dos verbos, en ellos se observan claramente terminaciones típicas indoeuropeas: -t (latín -t, griego -ti) para la tercera persona del singular y -nti (latín -nt, griego -nti, sánscrito -nti) para la tercera del plural.
La tipología lingüística de orden es sujeto, verbo y predicado, el cual se considera, basándose en otros lenguajes arcaicos como el hitita, sánscrito y latín, el básico para el reconstruido idioma proto-indoeuropeo.
Los celtíberos hablaban una lengua que heredó muchos de sus rasgos del celta continental y comparte por tanto muchas características comunes con el galo y el lepóntico. Pero la característica diferenciadora del celtíbero es que este tomó muchas formas léxicas de lenguas autóctonas no indoeuropeas y esto, junto con otros factores, alteró profundamente su fonología. Estos cambios fonéticos y léxicos se reflejan en los topónimos (nombres de lugar) y los teónimos (nombres de divinidades).
La escritura celtibérica es una escritura paleohispánica que es la adaptación casi directa de la escritura ibérica nororiental a las particularidades de la lengua celtibérica. Sobre el origen de las escrituras paleohispánicas no hay consenso: para algunos investigadores su origen esta directa y únicamente vinculado al alfabeto fenicio, mientras que para otros en su creación también habría influido el alfabeto griego.
Desde el punto de vista de la clasificación de los sistemas de escritura no es ni un alfabeto ni un silabario, sino una escritura mixta que se identifica normalmente como semisilabario. Como el resto de escrituras paleohispánicas, esta escritura presenta signos con valor silábico para las oclusivas y signos con valor alfabético, para el resto de consonantes y vocales.
El signario celtibérico básico está formado por 26 signos, en lugar de los 28 del signario ibérico nororiental original, puesto que se elimina una de las dos vibrantes y una de las tres nasales: cinco vocales, 15 silábicos y 6 consonánticos (una lateral, dos sibilantes, una vibrante y dos nasales). El signo que en ibérico se transcribe como ‘’s’’ se suele transcribir en celtibérico como ‘’z’’ porque en ocasiones parece representar el resultado fricativo de una antigua oclusiva dental, mientras que el signo que se transcribe como ‘’s´’’ en ibérico se transcribe como ‘’s’’ en celtibérico. El signario celtibérico tiene dos variantes diferenciadas por los valores de los signos nasales: en la variante oriental la nasal eliminada es la que en ibérico se identifica con ‘’m´’’, mientras que en la variante occidental la nasal eliminada es la que en ibérico se identifica con ‘’m’’, circunstancia que se interpreta como prueba de un doble origen.
A pesar de las adaptaciones realizadas, la escritura ibérica no era adecuada para transcribir correctamente la lengua celtibérica:
Los grupos de oclusiva + líquida, bl, br; pl, pr; kl, kr; gl y gr, no podían representarse correctamente.
Las consonantes oclusivas finales, -b, -p, -d, -t, -k y -g, no podían representarse correctamente.
La variante no dual del signario ibérico nororiental, en la que se basa la variante oriental del signario celtibérico, no diferenciaba entre oclusivas sordas y sonoras.
Respecto al problema a la hora de representar las consonantes oclusivas sordas y sonoras, cabe destacar que algunas de las inscripciones de la variante occidental presentan indicios de uso del sistema dual que permite diferenciar los silabogramas oclusivos dentales y velares sordos de los sonoros con un trazo añadido: la forma simple representa la sonora y la forma compleja la sorda. Finalmente, también cabe señalar que en un reducido grupo de inscripciones se documenta la redundancia vocálica de los signos silábicos.
Esta escritura, al igual que su modelo, se escribe de izquierda a derecha y su ámbito natural de uso es el valle del Ebro y las cabeceras del Tajo y Duero que corresponden al noreste del área de cultura céltica, al territorio de los celtíberos; del resto de poblaciones celtas de Hispania solo tenemos topónimos y antropónimos conservados en las fuentes clásicas, pero no inscripciones autóctonas. Las inscripciones celtibéricas aparecen sobre soportes muy variados (monedas de plata y bronce, tésseras de plata o bronce, plaquetas de bronce, cerámicas de barniz negro, ánforas, fusayolas, placas de piedra, etc.), pero no superan los dos centenares, aunque alguna de ellas es excepcionalmente larga como el conjunto de inscripciones de la ciudad de Contrebia Belaisca, destacando el tercer bronce de Botorrita, una lámina de bronce escrita cerca del 100 a. C. con más de tres mil signos que contiene un tipo de censo de aproximadamente 250 personas.
Los contextos arqueológicos de la mayoría de inscripciones son desconocidos, circunstancia que no permite precisar excesivamente la cronología real de uso de este signario, aunque su uso en monedas es claro en los siglos II y I a. C.
Todas las inscripciones celtas de Hispania, de hecho proceden del NE. de la zona celta. Es decir de la zona en que tenemos las tribus celtíberas (del resto de poblaciones celtas de Hispania solo tenemos topónimos y antropónimos conservados en las fuentes clásicas, pero no inscripciones autóctonas). El conjunto de inscripciones más importantes proceden del la ciudad de Contrebia Belaisca (Contrebia de los belos (?)), en el término municipal de Botorrita, sobre lámina de bronce y escritas c. 100 a.C.
Los primeros textos celtíberos pueden fecharse aproximadamente entre principios del siglo II a. C. y el I d. C. El alfabeto utilizado en los textos más tempranos es el ibérico, que no resulta del todo adecuado para representar los distintos sonidos de la lengua celtíbero. El alfabeto latino ya está presente en algunos de los textos más tardíos. Muchas de las inscripciones contienen una fórmula onomástica estereotipado, como la que puede encontrarse en una lápida localizada en Ibiza: "Tirtanos de la familia de Abolus, hijo de Letondu, de Kontrebia Belaiska".
Existe también un buen número de monedas grabadas con el nombre celtíbero de la ciudad o de los habitantes de la ciudad en donde aquéllas fueron acuñadas. Además, se han encontrado 20 tesserae hospitales grabadas, pequeñas placas de bronce utilizadas como símbolo de pacto entre dos partes, generalmente entre un individuo y una comunidad, con las que el portador podía solicitar hospitalidad a lo largo de sus viajes. La mayoría de estas inscripciones son muy breves, con la excepción de la tessera de Luzaga (24 palabras).
La inscripción más importante en lengua hispano-céltica es, sin lugar a dudas, la de Botorrita, consistente en 125 palabras en el anverso y 61 en el reverso. En esta última cara se halla una lista de 14 nombres según la fórmula onomástica celtibérica: el nombre en el nominativo singular, seguido del gentilicio en genitivo plural y del nombre del padre en genitivo singular, más el lugar de origen en genitivo singular.
La inscripción del anverso se ha interpretado usualmente bien como una lex sacra, es decir, una ley avisando de la profanación de un lugar sagrado, o como una lex municipalis, esto es, una ley en ejecución en una comunidad local.
Las inscripciones más tardías (c. 50 d.C.) están escritas en alfabeto latino, como la siguiente que se muestra procedende de Peñalba de Villastar (se adjunta traducción posible):
einorosei uta tigino tiatunei erecaias to luguei araianom comeimu einorsei equeisuique ogris ologas togias sistat luguei tiaso togias
A Einor(o)sis y a Tiatú de Tiginos nosotros concedemos surcos y a Lugus un campo; a Einor(o)sis y a Equaesos Ogris somete las protecciones de la tierra fértil, a Lugus las protecciones de la tierra árida.
Sin datos disponibles.
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
El lusitano es una lengua paleohispánica de la familia indoeuropea conocida por unas 5 inscripciones e innumerables topónimos y teónimos hablada en la Lusitania histórica, es decir, el territorio habitado por los pueblos lusitanos que se extendía por el centro-sur del Duero y buena parte de la actual Extremadura.
La palabra lusitano procede del nombre, presumiblemente celta, Lus o Lusis, y del sufijo gentilicio -tanus, que con las variantes -itanus y -etanus se repite en múltiples lugares del Mediterráneo occidental (gaditanus, malacitanus, ilicitanus, turdetanus, etc). Esto ha llevado a pensar que puede ser un sufijo de origen mediterráneo, e incluso ibérico, o tal vez una latinización del sufijo griego -etes, -ites, -otes: por ejemplo, un habitante de la Massalia griega era un massaliotes, mientras que otro de la Massilia romana era un massilitanus. El por qué un pueblo como el lusitano, que no era de origen íbero, recibió este sufijo, probablemente se debe a analogía, ya que los romanos los conocieron en la misma época en que trabaron contacto con los pueblos íberos, a los que los griegos habían aplicado el sufijo -etes.
Otra explicación sin fundamento, aunque muy repetida, es que constituye una fusión de Lus y Tanus, "tribu de Lusus".
Amén de diveresos estudiosos germánicos, cabe destacar la labor de los contribuyentes a la revista Paleohispánica, cuyas actas, en concreto la del IX coloquio lenguas y culturas paleohispánicas de 2004 es una referencia de enorme valor documental.
Parece recomendable desconfiar de las fuentes tradicionales, principalmente las latinas.
Origen
Es de suponer que, al igual que todos los demás pueblos indoeuropeos, los lusitanos entraron en la península Ibérica en algún momento anterior al siglo II a. C., pudiendo ser incluso anterior a la expansión celta de los siglos VIII y VII a.C. y con una fecha probable en el siglo VI a. C. Algunos autores los consideran provenientes de los Alpes y otros en cambio prefieren considerarlos un pueblo autóctono.
Desarrollo
Entre las primeras meciones de los lusitanos se cuenta la participación como moercenarios de Aníbal durante la segunda guerra púnica. También sabemos por Estrabón que también combatían entre ellos por cuestiones territoriales y disputas personales. Se conoce que en el 194 a.C. realizaron incursiones de pillaje en el valle de Guadalquivier, pero fueron interceptados por tropas romanas en las cercanías de Ilipa que les confiscó los bienes robados. Los años siguientes dirigieron nuevas incursiones en la Bética. Estas incrusiones no condujeron a una respuesta bélica importante hasta el 155 a.C., cuando comienzan las guerras lusitanas contra los romanos.
De hecho, la mayoría de datos sobre las gentes de lengua celta del suroeste de Hispania proceden de la guerra Lusitana (155 a.C. -136 a.C.). En el 155 a.C. un lusitanos y vettones dirigidos por un caudillo llamado Púnico penetraron en Andalucía y se enfrentaron a las tropas del pretor Pisón formadas por unos 15000 hombres de los que perecieron unos 6000. Posteriormente también falleció el cuestor romano Tenerecio Barrón y la situación se volvió tan grave que los fenicios de la costa (bastuli-phoenici) pidieron ayuda directa a Roma.
Al caudillo Púnico le sucedió el caudillo Césaro penetra en el valle del Betis (Guadalquivir), ataca Sexi (act. Almuñecar). El Senado romano envió una fuerza de 14000 hombres al mando del pretor Lucio Mummio. Césaro hizo caer a los romanos en una trampa tras atacar frontalmente a las fuerzas romanas ordenó retirada. Las tropas romanas fueron en persecución de los lusitanos perdiéndo su formación. En este momento los lusitanos volvieron a la carga y mataron a 9000 romanos. Simultáneamente a estos sucesos otro caudillo lustiano llamado Cauceno, había llegado a Gibraltar y había cruzado el estrecho y pone sitio a Ocilis (Oikile, cerca de Tánger) sobre la costa de Marruecos. Esto muestra en parte la amplitud de la zona de influencia Lusitana. En una siguiente fase de la guerra el líder lusitano Cauceno se enfrenta al pretor Servio Sulpicio Galba que inicialmente sufre unas 7000 bajas gracias a una trampa similar a la que había usado el caudillo Césaro. Un tiempo después acude en apoyo de Galba el famoso general Lucio Virginio Lúculo que cerca a los rebeldes y promete tierras a los que presente sumisión: acuden muchos hombres, 30000 según algunas fuentes, que son internados en campos cercados y posteriormente degollados. Así pierden la vida unos 7000 lusitanos.
Tras estos sucesos Viriato, el más famoso de los caudillos lusitanos reemprende la guerra. Inicia negociaciones intensas con céticos y celtíberos, para organizar una guerra a gran escala contra Roma. Por la misma época Roma libraba también guerras contra los celtíberos, en particular contra la ciudad de Numancia principal ciudad de los arévacos. Viriato sigue con la vieja estrategia de atacar, emprender una retirada precipitada forzando a las tropas romanas a perseguirles, perdiendo la formación e internándose en terrotirio desconocido. Así logró por ejemplo que el ejército romano le siguiera hasta los desfiladeros del río Barbésula (act. Guadiaro) y en Tríbola (Serranía de Ronda) la caballería lustiana cerró el paso mientras la infantería bajó por las laderas cargando sobre la estirada y desorganizada tropa romana, a la que causaron unas 10000 bajas, incluida la del propio pretor Vetilio, en el 147 a.C. Más tarde Viriato Segobriga, con ayuda de los celtíberos arévacos del centro peninsular (todo esto sugiere la amplitud de la influencia celta en el suroeste peninsular). Los romanos por su parte habían solicitado ayuda a otras tribus celtíberas como los belos y los titos, que enviaron 5000 hombres, que no llegaron a universe a los romanos porque fueron interceptados por Viriato. Tras unos cuantos años más de lucha con bajas equilibradas de ambos lados Serviliano pacta la paz con Viriato, pero pronto Roma viola el acuerdo en el 140 a.C. Tras la derrota de Arzuafa (Badajoz) ) en el 139 a.C. Viriato manda a tres de sus jefes (Audax, Ditakkón y Minura) que en otro tiempo habían militado en las filas romanas para negociar con Servilio Cepión. Éste último compró a los tres negociadores que organizaron el asesinato de Viriato. Otro caudillo, Tántalo trató de reemprender la guerra, pero el ejército lustiano ya sin Viriato había sufrido muchos daños y tuvo que rendirse al cónsul Décimo Junio Bruto. Tras esto Roma repartió tierras entre los lusitanos tratando de dar una ocupación a muchos combatientes sin tierra y acabar con el bandidaje. Sin embargo el bandidaje no cesó y las incursiones esporádicas continuaron hasta más de un siglo después de la muerte de Viriato, pero ahora Roma tenía cierto control sobre la situación.
Situación Actual
La Lusitania fue conquistada por Roma hacia el 150 a. C. Al igual que la mayoría de las demás lenguas peninsulares, el lusitano finalmente sucumbió a la presión y el prestigio del latín.
Con posterioridad a la incorporación de Lusitania por Roma tenemos aún inscripciones celtas en el siglo II y III d.C, signo de almenos en el ámbito rural la lengua se conservó durante bastante tiempo más.
Se entiende por lusitanos al colectivo de diversos pueblos celtas prerromanos, cultural y étnicamentemente afines, asentados en torno al distrito portugués de Castelo Branco extendiéndose hacia el norte y alcanzando las riberas del rio Duero donde hacían frontera con los Galaicos. Se adentraban por el este hasta Extremadura, y por el sur hasta el norte del Alto Alentejo. No parece que sus territorios alcanzasen la costa atlántica donde fuentes y epigrafía sitúan a los célticos Túrdulos. El nombre de su territorio serviría para denominar la provincia romana de Lusitania.
Se cree que eran de origen celta y que se establecieron en la región en el siglo VI a. C., aunque los historiadores y arqueólogos continúan discutiendo su origen étnico.
Los lusitanos, según tesis más modernas, serían de origen pre-celta, como lo prueban los escritos en lengua lusitana encontrados en territorio portugués y español.
A pesar de que hay indicios para suponer una filiación itálica, esto no sería más que una posible evidencia de que existe parentesco entre las tribus célticas y las itálicas, de las que, por tanto, el lusitano sería una escisión que habría ocurrido en algún momento intermedio.
Una hipótesis con visos de credibilidad es que su origen, dado que su lengua es indoeuropea pero no céltica (aunque presenta una importante influencia de la misma), está en la llegada de la cultura campaniforme (quizás indoeuropea). Posteriormente, con la llegada de la cultura de los Campos de Urnas, este sustrato indoeuropeo se vio influido por una cultura ya plenamente céltica, y fue de esta mezcla, junto a influencias atlánticas y mediterráneas, de donde surgió la cultura lusitana.
Es muy probable que los vetones hablasen alguna variedad lingüística del lusitano, ya que muchos otros parámetros culturales son compartidos con estos pueblos.
No obstante, esta presunción es altamente especulativa. No hay datos que lo atestigüen.
En muchas referencias no se ha distinguido suficientemente entre lusitano y el celtíbero noroccidental. La diferencia entre las inscripciones de una y otra área de época diferente muestran que el lusitano es una forma de celta mucho menos influida por las lenguas autóctonas que el celtíbero que exhiben inscripciones como las de Botorrita.
Claramente estamos ante dos lenguas diferentes, el celtíbero (escrito en alfabeto ibérico) es una lengua que nos es muy difícil de interpretar y traducir, mientras que las inscripciones lusitanas (escritas en alfabeto latino) muestran una lengua celtoide más fácilmente traducible e interpretable, ya que conserva en mayor grado su parentesco con el celta común. La conservación de p- inicial en algunas inscripciones lusitanas, hace que muchos autores no consideren el lusitano como una lengua celta. Para estos autores, el lusitano más que ser una lengua descendiente del celta común sería una lengua hermana del celta común, es decir, una rama aparte del celta aunque con una relación cercana a éste.
Se trata de una lengua indoeuropea como determinan las siguientes palabras: porcom 'cerdo' ~ latín porcum, taurom 'toro' ~ latín taurum, oila < *owilā 'oveja' ~ latín ovis, ovicula. Aunque su filiación exacta sigue siendo discutida, y dadas sus especiales características Ulrich Schmoll consideró que se trataba de una rama independiente dentro de las lenguas ya conocidas del indoeuropeo occidental a la que denominó galaico-lusitano.
El Lusitano como lengua céltica o proto-céltica
La mayoría de los autores mantienen que la conservación de la *p- inicial en algunas inscripciones lusitanas, como se ve en porcom es un problema sustancial, ya que el protocelta perdió dicha consonante, pasando hacia h- o Ø: compárese athir/orc (irlandés) y pater/porcum (latín) significando "padre" y "puerco" respectivamente. Se arguye además la existencia de sonidos aspirados /h/ y la presencia de /f/, desconocidos en las lenguas celtas.
Estos rasgos harían que el lusitano no pueda ser considerado estrictamente una lengua celta, y así, Schmidt, y Witczak consideran que la conservación de la p- excluye completamente la posibilidad del origen céltico del Lusitano, y que su incorporación a esta rama "violaría los más elementales principios de la reconstrucción lingüística".
Por el contrario, los defensores de la filiación con la rama céltica ven en la *p- mantenida un arcaísmo que no debe servir para clasificar una lengua, con el añadido de que no hay una etimología segura de las palabras con /f/ ni para las aspiradas /h/. Para estos autores el lusitano sería una lengua hermana del protocelta más que una lengua descendiente de éste, es decir, una rama aparte del celta aunque con una relación cercana a éste, justificando la presencia de esta /p/ por ser una lengua celtoide muy primitiva, anterior a la pérdida, ya que desde el punto de vista de la fonética histórica las lenguas celtas perdieron, con casi total seguridad, la *p- inicial e intervocálica en una época tardía.
Entre ellos se cuentan Anderson, Búa y Jurgen Untermann quienes han aislado radicales presentes en la toponimia y los antropónimos y que consideran emparentados con materiales celtas: briga ‘colina, lugar fortificado’, bormano ‘termal’, karno ‘montón de piedras’, krouk ‘otero’, crougia ‘monumento, ara’, etc.
El Lusitano como lengua itálica
Esta segunda hipótesis es la defendida por Francisco Villar, Rosa Pedrero, Joaquín Gorrochategui y Blanca María Prósper, quienes la ponen en relación con las lenguas itálicas. La teoría se basa en paralelismos de nombres de dioses: sabino Poimunien, umbro Puemune, lusitano Pemaneieco < *Poi-mn̥o-y-aiko, la divinidad lusitana Collouesei frente al latín Colluuies, o el 'Dios-río' Revo (dat. Reve) frente al latín rivus 'rio' (ambos desde *HreyH-uos). Además de otras concordancias del léxico común:
lusitano praidtom, praisom ~ latín praeditum
lusitano vea ~ latín via, umbro vea
lusitano rurseaico ~ latín rursus
lusitano enetom ~ umbro enetu, latín initum
lusitano Querquerni ~ latín quercus, véneto Quarquerni
lusitano lamaticom ~ latín lama
lusitano Ocrimira 'monte del rio Mira' ~ latín ocris 'monte pedregoso', umbro ocar.
Ya Michelena, observaba que “en la medida en que se conoce la lengua lusitana parecería antes itálico que céltico” y Villar es mucho más explícito cuando, refiriéndose a la lengua lusitana, expone que “con gran probabilidad es una variedad nueva de lengua itálica, con rasgos específicos que la hacen diferenciarse por una parte del latín y por otra del osco y el umbro”.
Por último, y tras la aparición de la nueva inscripción de Arronches, que incide en la presencia de /p/ sonidos aspirados y /f/, José Mª. Vallejo concluye que no existen ya grandes dudas de que el lusitano no pertenece al grupo de las lenguas celtas.
En la presente clasificación, se ha presentado formando parte de un subgrupo hispano-céltico, hermanándose con el celtíbero y, posiblemente, con un desconocido galaico-céltico.
En cuanto al lusitano destacaría dos hechos interesantes la pérdida de la semivocal w > Ø ante vocal (*owila > *ovila > *ofila > *ohila > oila 'oveja'), cambio que también encontramos en antiguo irlandés (*wir- > *vir- > fir- > ind (f)ir '(el) hombre'), pero no lo encontramos en celtíbero (en Botorrita encontramos aiuisaš y uersoniti). Esto parece ser una prueba más de que el lusitano no debe considerarse una forma de "celtíbero".
Otro hecho un tanto sorprendentemente es la aparición de una p- inicial procedente de *p- indoeuropea cuando lo habitual es que todas las p- iniciales pasaran a h- o Ø (porcom 'cerdo' = irlandés antiguo orc). Esto podría ser un arcaísmo indoeuropeizante muy infrecuente en una lengua celta o podría ser como algunos autores sostienen influencia latinizante de porcus 'cerdo' (aunque esta palabra aparece en otras inscripciones lusitanas también con p-).
A pesar de la escasez de documentación al respecto, se han obtenido algunas conclusiones gramaticales sobre el lusitano.
Más allá de inscripciones de difícil lectura, tan sólo en la una de ellas encontramos una estructura sintáctica lo suficientemente amplia. El teónimo aparece en primer lugar en dativo, Objeto Indirecto.
Las inscripciones lusitanas dicen, según la lectura de MLHIV:
[L.2.1] RVFINVS.ET / TIROSCRIP/SERVNT / VEAMNICORI / DOENTI / ANGOM / LAMATICOM / CROVCEAIMAGA/REAICOI.PETRANIOI.T /ADOM.PORGOMIOVEA. / CAELOBRIGOI
[L.3.1] OILAM.TREBOPALA. / INDI.PORCOM.LABBO. / COMAIAM.ICCONA.LOIM/ INNA.OILAM.VSSEAM. / TREBARVNE.INDI.TAVROM / IFADEM[ / REVE.*RE[
En ambas hay un orden de constituyentes claro [Objeto Directo «ofrenda» - Objeto Indirecto «divinidad»]. Además parece que el lusitano presenta un ordo rectus SVO diferente al celtibérico SOV. Ofrecen un carácter excepcional, ya que se hallan inmersas en el territorio de la denominada teonimia galaico-lusitana.
Es posible que el masivo uso de elementos célticos que encontramos en lusitano esté relacionado con el proceso de decadencia de la lengua; alguna vez me he planteado si taurom y porcom no podrían ser simplemente latinismos, aunque tratándose de términos comunes a varias lenguas IE occidentales y a la vez del léxico rural no me parece muy probable, pero junto a la falta de resistencia a los préstamos un rasgo típico de las situaciones de muerte de una lengua es la atrición, el empobrecimiento de sus recursos tanto léxicos como gramaticales. Una manifestación de ese empobrecimiento léxico puede ser la incapacidad para crear nuevos términos adecuados a nuevas necesidades, y desde este punto de vista cabe preguntarse si la primera frase latina de dos de las inscripciones lusitanas ( MLH IV , L.1.1B y L.2.1), es decir, en ambos casos la expresión del autor de la inscripción utilizando el verbo «escribir», no se justificará porque el lusitano ya no había creado el neologismo necesario para expresar esa idea; los lusitanos conocían la escritura, creaban una epigrafía en latín relativamente abundante, pero no podían hablar de ello en lusitano.
A modo de ejemplo mostramos aquí la inscripción de Cabeço das Fraguas del siglo III d.C.:
OILAM TREBOPALA
INDI PORCOM LAEBO
COMMAIAM ICCONA LOIM
INNA OILAM VSSEAM
TREBARVNE INDI TAVROM IFADEM[...]
REVE TRE[...]
Esta inscripción se traduce habitualmente como: "[se le sacrifica] una oveja a Trebopala, y un cerdo a Laebo, ofrenda a Iccona Luminosa, una oveja de un año a Trebaruna y un toro semental a Reve Tre[baruna(?)]". Esta inscripción es claramente más reconocible como celta que no el celtíbero (de ahí que haya suficiente para considerarla una lengua a parte). [(porcom 'cerdo' = latín porcum, taurom 'toro' = latín taurum, oila < *owila 'oveja' = latín ovis, ovicula]
Los textos encontrados han sido escritos en alfabeto latino, pero es aceptable suponer que habrían utilizado un alfabeto o signatario derivado del celtibérico, debido a los múltiples contactos culturales atestiguados entre ambos pueblos.
Se conocen solo cinco inscripciones lusitanas muy tardías inscritas sobre piedra todas en alfabeto latino. Anteriormente al período romano no había existido una epigrafía lusitana propia. Las dos principales inscripciones fueron en territorio portugués en Lamas de Moledo, Cabeço das Fraguas, la tercera inscripción procede de Arroyo de la Luz (España).
Recientemente, una nueva inscripción ha sido encontrada en Ribeira da Venda, al norte de la villa de Arronches (distrito de Portalegre, Alto Alentejo), en Portugal.
A todos ellos habría que añadir una inscripción recientemente hallada en Viseu escrita en lengua mixta, donde la expresión de las divinidades está en lengua lusitana y la del dedicante y formulario votivo en latín. Esta posibilidad de aceptar la existencia de epígrafes mixtos, que muestran claras marcas de desinencias flexivas indígenas no asimilables a las latinas, ha llevado a algunos autores a proponer la misma categoría de epígrafes indígenas (o mejor mixtos) algunas otras inscripciones como las de Aguas Frias, Arroyomolinos de la Vera y Santa María da Ribeira (Ginzo de Limia, Orense).
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El británico común (también llamado Britónico común, británico, antiguo britónico o brytónico) fue un antiguo idioma P-Céltico hablado en la isla de Bretaña. Fue el idioma del pueblo céltico conocido como los britones, y hacie al siglo VI D.C. se separó en los distintos idiomas britónicos, célticos insulares: céltico, cúmbrico, cornuallés y bretón.
El brytónico o britónico fue hablado en Bretaña al sur de los ríos Forth y Clyde hasta el siglo VI d. C.
Los nombres brittani, brittones, brittania, etc. ya eran usados por los autores griegos y romanos. La palabra brytónico procede del galés brython. El nombre de la isla fue originalmente transmitido como Prettanía.
La primera referencia conocida sobre los britanos procede del geógrafo griego Piteas, quien realizó un viaje de exploración al noroeste de Europa entre los años 330-320 a. C. Aunque no se conserva ninguno de sus escritos, diferentes escritores del periodo imperial romano ofrecen muchas referencias a los mismos. Piteas llamó a los britanos Pritani o Pretani, y se refirió a los territorios donde habitaban como las Islas Pretánicas. Esta terminología pudo haber llegado a Piteas a través de los galos, quienes podrían haberla usado para referirse a los habitantes de las islas.
Nuestra información de la lengua en los períodos pre-romano y romano se limita a las fuentes griegas y romanas y consiste principalmente de nombres y palabras aisladas. El material epigráfico consiste de inscripciones latinas y graffitis sobre piedra, metal, cerámica, etc. No se han encontrado textos brytónicos comparables en extensión a las inscripciones célticas continentales.
Origen
Período pre-romano, desde el tiempo de los primeros informes de Pytheas de Marsella (c. 325 a. C.) hasta la invasión de Claudio (43 d. C.)
El británico es una forma de celta insular, que es descendiente del Proto-celta, una lengua madre hipotética que en la primera mitad del primer milenio antes de Cristo ya estaba divergiendo en dialectos o idiomas diferentes.
A lo largo de su existencia, el territorio habitado por los britanos se compuso de numerosas áreas, siempre cambiantes, controladas por tribus. La extensión de su territorio antes y durante el periodo romano no está clara, pero generalmente se cree que incluían la totalidad de la isla de Gran Bretaña hasta el istmo de Clyde Forth, al norte del cual habitaban los pictos. Parte de este territorio picto fue absorbida por el reino gaélico de Dalriata. La isla de Man también estuvo originalmente habitada por britanos, aunque también pasó a ser territorio gaélico. Así mismo, se cree que la isla de Irlanda fue totalmente gaélica durante este periodo.
Desarrollo
Período romano y post-romano temprano hasta la llegada de los anglosajones en el 450 d. C.
El Imperio Romano invadió Britania en el año 43. Las tribus britanas se opusieron continuamente a las legiones romanas, aunque para el año 84 los romanos habían conquistado todo el territorio hasta el istmo Clyde-Forth. En el año 115, los nativos se sublevaron contra sus conquistadores y aniquilaron a las guarniciones romanas de Eburacum, (York). Como resultado, el emperador romano Adriano visitó Britania en 122 y comenzó la construcción de una muralla de 117 km conocida como muralla de Adriano a la altura del golfo de Solway, como límite norte del dominio de Roma. Años más tarde, su sucesor, Antonio Pío, mandó levantar otra 50 km al norte. Sin embargo, estas nuevas posiciones defensivas fueron abandonadas tras su muerte en 161, pasando a ser de nuevo la muralla de Adriano la frontera romana durante los siguientes doscientos años, un periodo de paz relativa. Aunque las tribus nativas britanas permanecieron mayoritariamente en sus tierras, quedaron sujetas al mandato de los gobernadores romanos. El Imperio Romano retuvo el control de Britania hasta su retirada alrededor del año 400, cuando se iniciaron las invasiones bárbaras de Europa.
Situación Actual
Período post-romano, desde el 450 al 550 d. C.
En los tiempos de la retirada romana, los pueblos germánicos anglosajones iniciaron sus migraciones hacia la costa Este de Gran Bretaña, donde establecieron reinos. De esta forma, las lenguas y culturas britanas fueron reemplazadas por las de los anglosajones. Al mismo tiempo, algunas tribus britanas migraron a través del Canal de la Mancha a lo que hoy se conoce como Bretaña, así como a tierras yermas como Cornualles y el noroeste de Inglaterra, donde se establecieron reinos como Rheged o Dumnonia. En estos reinos se desarrolló el idioma bretón. A finales del primer milenio, los anglosajones habían conquistado la mayor parte del territorio de Gran Bretaña, extinguiendo el idioma y la cultura de los nativos britanos, que permaneció sólo de forma residual en el península suroccidental, en las regiones montañosas de los Peninos y Gales.
Los britanos o britones fueron los pueblos nativos que habitaron la isla de Gran Bretaña (Albión), los cuales podían ser descritos como celtas insulares antes de que su lengua y culturas fueran reemplazadas por las de los invasores anglosajones.
Estos pueblos hablaban lenguas britónicas y compartían tradiciones culturales comunes. En términos de lengua y cultura, gran parte de todo el oeste de Europa fue principalmente céltica durante este periodo, aunque la isla de Gran Bretaña y la Bretaña continental estuvieron habitadas por celtas britanos. Los habitantes de Irlanda, la Isla de Man y Dalriada eran escotos o celtas gaélicos, hablantes de lenguas goidélicas.
Antes del surgimiento de las lenguas neo-brytónicas se observa la formación de diversos dialectos hacia la mitad y el final de ese siglo: un dialecto occidental y septentrional (en Gales, tierras medias occidentales, norte de Inglaterra y sur de Escocia) del cual descienden el galés y el cumbrio, y un dialecto sudoccidental (en Devon, Cornualles y partes de Somerset y Dorset) del cual evolucionó el cornuallés y que posteriormente sería llevado por los emigrantes que cruzaron el Canal de la Mancha entre los siglos V y VII a la Bretaña, donde el bretón florece todavía.
Es clasificado como una lengua Celta-P y del grupo de lenguas insulares célticas. Hermanada con el Picto, de dudosa clasificación.
Las lengua brytónicas, forman uno de los dos grupos de las lenguas célticas, siendo el otro el goidélico. Ambos grupos se distinguen entre sí por la presencia del sonido p en las brytónicas que sustituye al k goidélico. Por eso a las lenguas brytónicas se les denomina célticas-p.
Existe alguna evidencia de que la lengua picta puede haber tenido estrechos vínculos con Common Brittonic y podría ser una quinta rama. No obstante, en esta clasificación, se ha supuesto una existencia de un grupo británico en contraposición al gaélico o goidélico, más asentado u originado en Irlanda.
Sin datos disponibles.
Sin datos disponibles.
Existen huellas brytónicas en algunos topónimos de ciertas zonas inglesas, como por ejemplo el río Avon (en galés afon, 'río), o Lytchett (Dorset), derivado de Letoceto (correspondiendo al galés llwyd 'gris' + coed 'madera').
Una importante fuente del brytónico es el vocabulario prestado del latín (aproximadamente unas 800 palabras) del período de ocupación romana; algunas de esas palabras son préstamos de cosas propias de la civilización romana: civitas, fenestra, vitrum, pluma, papyrus, scribere, grammatica; pero otras son palabras para designar partes del cuerpo, nombres de animales, etc.
Sin datos disponibles. Las únicas inscripciones encontradas que hasta ahora han sido supuestas como británicas, en Bath, Sommerset, parece que estén escritas en alfabeto Latino.
Las fuentes post-romanas del brytónico son los nombres celtas inscritos en piedra en latín desde los siglos V al VII en Gales.
No han sido encontrados textos escritos en Británico común, pero algunas pocas incripciones han sido identificadas. Tabletas de culto encontradas en reservas romanas en Bath, Somerset contienen alrededor de 150 nombres, cerca de los que la mitad pueden ser indudablemente célticos (pero podrían no ser británicos).
Hay una inscripción en una superficie metálica descubierta en Bath, en 1979, la cual parece contener una antigua maldición en britónico:
Adixoui Deuina Deieda Andagin Uindiorix cuamenai (o quizá) Adixoui Deiana Deieda Andagin Uindiorix cuamiinai
Siendo una posible traducción:
Podría, yo, Windiorix, para/en la rendición de Cuamenam la inmerecida mujer, oh, divina Deia.
También hay una moneda con parte de nueve líneas de texto. Está dañada, pero parece contener nombres británicos.
oino, dau, tri, petuar, pempe, hweh, seht, oht, nau, dek
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El cúmbrico, cumbrio, címbrico o cámbrico era un idioma celta britónico centrado en Cumbria, en el noroeste de Inglaterra, que se hablaba desde el sur de Escocia hasta el Gran Manchester, es decir, en la región a la que los galeses llaman Yr Hen Ogledd, "El Viejo Norte".
El cumbrio fue una lengua perteneciente al grupo brytónico de lenguas celtas que se extinguió hacia el siglo XII.
Es importante no confundirlo con el dialecto inglés que se habla en el condado de Cumbria, que recibe también el nombre de cúmbrico.
Los cúmbricos parece haberse denominado a sí mismos *Cumbri, de la misma manera que los galeses se llamaban a sí mismos Cymry (muy similar al británico: *kom-brogi significando 'compañeros del país') Es como si los galeses y los hablantes de cúmbrico de lo que ahora es el sur de Escocia o el norte de Inglaterra se sientieran como un único grupo étnico. Los hablantes de irlandés los llamaban "Britons", Bretnach o Bretain. Los nórdicos (germánicos) los llamaban "Brettar". En Latín Medieval, el término inglés wales y el término Cumbri fueron latinizados como "Galeses" de Gales o "Cumbrenses" de Cumbria. El uso habitual en inglés era llamarles Galeses. En escocés, un hablante de cúmbrico parece haber sido denominado Wallace, a partir de la denominación escocesa para galés.
Aunque en la actualidad el término 'Cumbria' se refiere únicamente a la zona inglesa, existe justificación histórica para que pueda usarse para aludir a todo el área, incluso el antiguo reino de Strathclyde, del mismo modo que podemos utilizar el término 'cúmbrico' para referimos a su lengua. Strathciyde pasó a formar parte del reino de Escocia en el siglo X, pero se han conservado numerosos nombres de lugares en britónico que han llegado hasta nuestros días: Ochiltree (cf del galés uchel 'alto', tref 'ciudadanía').
El término lingüístico "Cumbric" se define según criterios geográficos en lugar de lingüísticos, es decir, se refiere a la variedad del Británico hablado dentro de una región particular del norte de Gran Bretaña y no implica nada acerca de esa variedad, excepto que era geográficamente distinta de otras variedades. Esto ha llevado a una discusión sobre la naturaleza del cúmbrico y su relación con otras lenguas britónicas, en particular, con el viejo galés.
Los lingüistas parecen indecisos sobre si el cúmbrico debe considerarse como una lengua separada, o un dialecto del antiguo galés. Koch lo llama un dialecto, pero también afirma que algunos de los nombres de lugares en la región cúmbrica reflejan claramente un lenguaje medieval desarrollado, al igual que el galés, cornuallés o el bretón. Jackson también lo llama un dialecto, pero señala que decir que procede del antiguo galés sería inexacto.
Se ha sugerido que el cúmbrico estaba más estrechamente vinculado con el picto que con el galés, aunque hay un debate considerable en cuanto a la clasificación de ese idioma.
Origen
Hacia el siglo VII el avance de los anglos hacia el oeste había abierto una cuña entre el territorio de los hablantes de britónico en el norte y el de sus parientes galeses, más al sur, dividiéndose la zona norte en tres reinos diferentes: el de Gododdin (entre los ríos Forth y Tyne, con capital en Edimburgo), el de Strathclyde (con capital en Dumbarton, abarcaba gran parte del suroeste de Escocia) y el de Rheged (que ocuparía la actual Cimbria y posiblemente parte de Escocia; se cree que la capital fue Carlisle).
Desarrollo
A mediados del siglo VII Gododdin cayó en poder de los anglos, aunque se desconoce durante cuánto tiempo sobrevivió su lengua britónica, si bien es cierto que encontramos algunos elementos en nombres de lugares: Lanark, por ejemplo, se corresponde con el galés llannerch 'claro' y Ecclefechan con el galés eglwysfechan 'pequeña iglesia'.
Los otros dos reinos lograron sobrevivir durante más tiempo a las incursiones, ocupaciones y rivalidades entre los anglos, los escoceses y otros grupos procedentes de Irlanda, de origen mixto irlandés y vikingo.
Situación Actual
El destino de la lengua en la Cumbria moderna es bastante desconocido. Se acepta generalmente la teoría de KenAeth Jackson de que la lengua había prácticamente desaparecido hasta que en el siglo X fue de nuevo introducida procedente de Strathclyde. Sin embargo, Phythian-Adams (1996) sostiene que, al menos en algunas partes de zona en cuestión, la lengua celta sobrevivió a la ocupación angla y que se podría haber mantenido hasta el siglo XII.
Los hablantes de cúmbrico poblaron los territorios de Cumberland y también El Reino de Strathclyde (gaélico escocés: Srath Chluaidh) (lit. "Valle del Clyde"), originalmente Ystrad Clud en britano, fue uno de los reinos británicos situados en Yr Hen Ogledd (el Viejo Norte), en la zona britanohablante de Inglaterra septentrional y sur de Escocia durante la época posromana y la Edad Media. Es también conocida como Alt Clut, el nombre britano de Dumbarton Rock, la capital medieval de la región.
La lengua de Strathclyde, y la de los pueblos britanos vecinos, gobernados por no nativos se conoce como cúmbrico, una lengua celta emparentada con el galés antiguo.
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Hermanado al galés de quien bien pudo ser un dialecto o, al menos, inicialmente, antes de la separación derivada de las invasiones anglas tras las que quedó aislado del resto de lenguas britónicas.
Forma parte del subgrupo noroccidental de las lenguas británicas célticas insulares. Descendiendo del dialecto regional del Británico común.
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A partir de las pocas evidencias que nos han llegado se deduce que no debía ser muy diferente del galés antiguo, lengua mejor conocida. Tampoco diferiría demasiado de la lengua bretona hablada en esa época.
En la actualidad hay esfuerzos de reconstruirla usando las pocas palabras y frases que sobreviven entre los hablantes locales de inglés.
Aparte de la presencia de topónimos, existen testimonios directos del cúmbrico en la región meridional de Escocia: se trata de tres palabras incorporadas a un texto legal latino (¿siglo XI D.C.?) (por ejemplo galnes se corresponde con el galés Medio galanas 'de buen linaje').
Han quedado vestigios de la lengua contamos con testimonios de nombres cúmbricos de lugares, tales como Penrith (correspondiente al galés pen 'fin' + rhyd 'vado', esto es, 'al final del vado') o Carrock (Fell) (compárese el galés carreg 'roca').
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El poema "Y Gododdin" es un poema galés medieval formado por una serie de elegías a los hombres del reino britano de Gododdin y sus aliados que, de acuerdo con una interpretación convencional, murieron luchando frente a los anglos de Deira y Bernicia en un lugar llamado Catraeth.
Hay cierta coincidencia entre los especialistas en el sentido de considerar que la batalla conmemorada habría tenido lugar hacia el año 600, aunque se discute la datación del poema. Algunos especialistas consideran que fue compuesto en lo que hoy es el sur de Escocia poco después de la batalla (lo que lo haría ser un poema cúmbrico), mientras que otros creen que se originó en Gales en el siglo IX o X. Si se llegase a confirmar que la fecha se corresponde con el siglo IX, el poema se convertiría en uno de los más antiguos escritos en alguna forma de galés, y el más antiguo poema de la actual Escocia. Se atribuye su autoría al bardo Aneirin. De ser escrito por Aneirin, es posible que se trate de un texto en la variedad cúmbrica del Británico.
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El galés, cymraeg, también llamado cámbrico y címbrico por sus propios hablantes, es la lengua perteneciente al grupo céltico, rama brytónica, que se habla en el País de Gales. Es una de las lenguas oficiales del Reino Unido. Es un milagro que el galés haya sobrevivido hasta el día de hoy, pues ha sido una lengua que ha estado cercada durante los catorce siglos de su existencia estando sujeta a una mezcla de tensión bilingüe que ha originado una erosión lingüística con el resultado del rechazo del galés como lengua primaria.
Los galeses medievales se denominaban a sí mismos como brytónicos, del latín brittones, o cymry -paisanos- y a su lengua cymraeg. De hecho los galeses no usan la palabra inglesa galés (welsh), que proviene del antiguo inglés w(e)alh y significa extranjero o esclavo.
El galés tuvo un nuevo auge en el siglo XIX con la publicación de algunos de los primeros diccionarios completos del galés. El trabajo anterior de los pioneros lexicógrafos galeses, tales como Daniel Silva Evans, se aseguraron de la correcta documentación de la lengua, y los diccionarios modernos como el Geiriadur Prifysgol Cymru (o Diccionario de la Universidad de Gales), son descendientes directos de estos diccionarios.
Origen
Las fuentes más antiguas de una lengua identificable como galés se remontan hasta aproximadamente el siglo VI, y la lengua de este período se conoce como Galés primitivo. Queda muy poco de este período.
En el siglo VI el galés era hablado no sólo en la región que actualmente conocemos como Gales sino también en las Tierras Medias de Inglaterra y luego havia el norte por lo que hoy es Lancashire y Yorkshire, hacia las tierras bajas de Escocia. De hecho la poesía más antigua galesa procede de Escocia meridional y se adjudica a los poetas que vivieron en esa región en el siglo VI. Cuando los anglo-sajones ganaron la batalla de Chester en 615 hicieron una brecha entre los galeses de Gales y sus compatriotas del norte. La pérdida de independencia política acompañada por una estima social y económica baja resultaron en la erosión del galés fuera de las fronteras de Gales. Un bilingüismo forzado por razones utilitarias y la ausencia de un marco institucional que protegiera la lengua originaron que la lengua galesa se quedara confinada en los límites de Gales.
El siguiente período principal, algo mejor testimoniado, es el galés antiguo (Hen Gymraeg) (siglos IX a XI); conservamos poesía tanto de Gales como de Escocia en esta forma de la lengua.
Cuando la colonización germánica y gaélica de Gran Bretaña progresó, los hablantes britónicos en Gales se encontraron separados de los de Inglaterra septentrional, hablantes de cúmbrico, y de los del sudoeste, hablantes de la lengua que después se convirtió en córnico, y de esta manera las lenguas se separaron. A esta época pertenece tanto el Canu Aneirin como el Canu Taliesin.
Desarrollo
En el primer milenio de su historia el galés en Gales no sólo estaba a salvo sino que también estaba floreciente. Era el medio lingüístico natural de todos los sectores de la sociedad: campesinos, granjeros, terratenientes, artesanos, clérigos, administradores y la nobleza. Más aún, una distinción cultural y literaria se desarrolló inicialmente apoyada por los príncipes y más tarde por la nobleza. El galés no sólo era el medio del habla cotidiana sino el de las relaciones formales y aspectos legales y jurídicos de la vida, lo que significa que era una lengua con el vocabulario y terminología suficiente para tratar con complicadas minucias legales. Por toda Europa las lenguas locales no tenían esta posición, pues el latín permanecía dueño y señor, pero en Gales la lengua vernácula tenía suficiente dinamismo para competir y sobrepasar al latín.
Incluso en el campo religioso con la preponderancia indisputada del latín, el galés se puso a su altura en Gales con traducciones de la Biblia y vidas de santos. En esta etapa, la Edad Media, se puede hablar de una Edad de Oro del galés medio.
Galés medio (o Cymraeg Canol) es la etiqueta puesta al galés de los siglos XII a XIV, período del que nos quedan más restos que del anterior. Esta es la lengua de casi todos los manuscritos antiguos supervivientes del Mabinogion, a pesar de los cuentos mismos son mucho más viejos. Es también la lengua de los manuscritos existentes de la Ley galesa. El galés medio es razonablemente inteligible para un hablante de galés moderno con un poco de trabajo.
El primero de los periodos del galés moderno, llamado galés moderno inicial, va desde el siglo XIV hasta aproximadamente el final del siglo XVI, y fue la lengua usada por Dafydd ap Gwilym.
Situación Actual
El primer escalón en el descenso del galés fue el Acta de Unión de 1536 en la cual se establece que la lengua inglesa será oficial en Gales, relegando a los hablante galeses a un rango secundario. De esta manera se aceptaba la supremacía del inglés y se adjudicaba al galés una posición socio-económica más baja, siendo el inglés la única lengua permitida en los asuntos políticos, administrativos, legales y públicos. Poco a poco la nobleza comenzó a enviar a sus hijos a Inglaterra para que fueran educados, produciéndose una anglinización de la misma, lo cual originó la ruptura del marco cultural en el que el galés se había desarrollado. De forma paulatina el inglés se asociaba con la educación y el galés con el hogar, el campo y personas iletradas. También los registros escritos en galés fueron siendo reemplazados por los registros en inglés, así que primera vez en su historia el galés se estaba deteriorando. En este sentido fueron premonitorias las palabras de William Salesbury avisando de que tales tendencias serían catastróficas de no ponerse remedio.
Sin embargo, dos movimientos se encargaron de frenar el proceso de decadencia: uno fue el Renacimiento y el otro la Reforma. La Reforma concretamente, por medio de William Salesbury, William Morgan y Richard Davies, hizo hincapié en la necesidad de presentar el evangelio al pueblo en su propia lengua, lo cual hizo que la traducción de la Biblia se realizara al galés.
El siglo XVI es un siglo crítico en la historia del galés. En el último cuarto, se publica la traducción de la Biblia de William Morgan en 1588. Como en el caso de la traducción al inglés, la versión de rey Jacobo, demostró tener un efecto de estabilización en la lengua. Por supuesto, ha habido mucho cambio menor en la lengua desde aquella.
En 1563 un Acta del parlamento ordenaba a los obispos que la Biblia galesa y el Libro de Oración Común en galés fueran puestos en cada iglesia, lo que provocó un resurgimiento de la lengua galesa, pues la traducción de la Biblia al galés que empezara William Salesbury y concluyera William Morgan era una obra maestra. Se estima que entre 1546 y 1695 se imprimieron un total de 170 libros en galés.
Durante el siglo XVIII, con el avivamiento metodista, el galés aumentó aún más su escala y posición, siendo el vehículo para expresar todas las inquietudes religiosas de la gente. El evangelio tenía una fuerza dominante en Gales en ese siglo y el siguiente, produciéndose la creación de innumerables escuelas para enseñar a los campesinos la Biblia en su propia lengua; la vida social giraba en torno a la iglesia y las predicaciones al aire libre y las discusiones teológicas llevadas a cabo en galés mostraban que la lengua no sólo estaba confinada a los lugares de adoración, sino que afectaba todos los aspectos de la vida, siendo estimada como algo valioso. La vida se podía vivir plenamente en galés, a pesar de que no tenía reconocimiento oficial.
Con todo, el influjo de los trabajadores ingleses durante la Revolución industrial en Gales desde aproximadamente el 1800 llevó a una adulteración sustancial de la población de habla galesa de Gales. Los inmigrantes ingleses rara vez aprendían galés y sus colegas galeses tendían a hablar en inglés cuando había algún inglés, y el bilingüismo se hizo casi total. El estatus legal del galés era inferior al del inglés, y, de esa manera, el inglés poco a poco comenzó a prevalecer, excepto en las áreas más rurales, particularmente en el noroeste y en el centro de Gales. Una excepción importante, con todo, fueron las iglesias no conformistas, que estaban fuertemente asociadas con la lengua galesa.
A comienzos del siglo XX se produce un nuevo declive del galés a causa de la industrialización del lado oriental del País de Gales.
En el siglo XX el número de hablantes de galés descendió a un punto que hacía prever la extinción de la lengua en pocas generaciones. La primera vez que el censo decenal comenzó a preguntar cuestiones lingüísticas fue en 1891, en esta época el 54% de la población todavía hablaba galés. El porcentaje descendía con cada censo, hasta alcanzar la tasa más baja en 1981 (19%).
En 1991 la posición era estable (19% como en 1981) y en el censo más reciente, 2001, subía hasta un 21% que podía hablar galés. El censo de 2001 también registra que el 20% podía leer galés, el 18% lo podía escribir y el 24% lo podía comprender. Además, el porcentaje más elevado de hablantes de galés estaba entre la juventud, cosa que presagia algo bueno para el futuro del galés. En 2001, el 39% de los niños de entre 10 y 15 años sabían hablar, leer y escribir galés (muchos aprendiéndolo en la escuela), comparado con 25% de los de 16 a 19 años. Con todo, el porcentaje de hablantes de galés en áreas donde es hablado por la mayoría está todavía en declive.
Al mismo tiempo que aumentó la influencia del nacionalismo galés, el idioma empezó a recibir apoyo y ayudas gubernamentales, todo ello añadido al establecimiento de la radiotelevisión en lengua galesa. Ésta encontró una masa de audiencia que estaba preocupada por el estancamiento de la lengua.
Posiblemente, el acontecimiento reciente más importante es que a finales del siglo XX el estudio del galés se fijó como obligatorio para todos los alumnos de hasta 16 años, y esto reforzó la lengua de las áreas de habla galesa, reintroduciendo al menos un conocimiento elemental de galés en áreas que se habían convertido en casi completamente anglófonas. Se detuvo la caída del porcentaje de galeses que saben hablar galés y asimismo hay signos de una modesta recuperación. Con todo, a pesar de ser el galés la lengua cotidiana en algunas partes del país, el inglés es comprendido por todo el mundo.
Es hablado en el País de Gales, donde aproximadamente 611.000 personas (el 22% de la población galesa) lo utilizan como su lengua principal, especialmente en la zona norte del país. El galés es idioma oficial junto con el inglés.
También se habla en diversas zonas del sur de Argentina, más específicamente en la provincia de Chubut, donde vive la mayor comunidad galesa fuera de las Islas Británicas.
El galés también es hablado por mucha gente en las regiones de Inglaterra fronterizas con el País de Gales, y en otros lugares como Londres o los condados donde ha habido históricamente una fuerte inmigración galesa, como el área minera de Durham.
Hoy en día hay muchas escuelas y universidades que enseñan tanto en galés como en inglés. El Gobierno galés y todos los servicios públicos son bilingües. Hay varios periódicos, revistas, y emisoras de radio disponibles en galés y también, desde 1982, un canal de televisión en este idioma, llamado Sianel Pedwar Cymru o S4C.
El galés era la lengua principal del país hasta que el rey Eduardo I de Inglaterra sometió el país a la Corona británica, durante el siglo XIII. Aunque el inglés es la lengua dominante en la actualidad, el galés todavía es importante, y no se observa riesgo de desaparición a corto plazo.
El galés coloquial, en distinción al galés literario, tiene cuatro dialectos o zonas dialectales: la norocidental (Venedotiano), la nororiental y central (Pwysiano), la sudoccidental (Demetiano) y la sudoriental (Gwentiano), que corresponden, respectivamente, en líneas generales a los condados de Gwynedd, Clwyd y Powys, Dyfed y los tres Glamorgans y Gwent.
Un dialecto inesperado del galés es el conocido como galés patagónico (en galés: Cymraeg y Wladfa) que es el dialecto del idioma galés que se habla en la región de la Patagonia argentina, en América del Sur. El idioma se habla principalmente en la Colonia Galesa del Chubut, donde vive la mayor comunidad galesa fuera de las Islas Británicas, como así también en otras regiones de la patagonia argentina y chilena donde habitan descendientes de galeses. El galés patagónico es la tercera variedad principal de galés (los otros dos son el septentrional y el meridional, en el País de Gales). Cabe mencionar también que varios topónimos de distintas partes del Chubut son de origen galés.
Se calcula que entre 5.0002 y 12.5003 personas lo hablan como lengua materna (hacia 2001), mientras que 25.000 personas lo tenían como segunda lengua (detrás del idioma español; hacia 1998).
Los galeses llegaron a la Patagonia en 1865. La razón de su migración era proteger a su cultura de origen galés y el idioma, algo que consideraban amenazado en su Gales natal. En 2004, los hablantes de galés en la Argentina solicitaron el permiso del gobierno de Gales para acceder a programas de la televisión galesa, con el fin de fomentar el aprendizaje y la difusión de esta lengua.
A través de los años, el uso de la lengua galesa ha disminuido, y hubo un contacto relativamente poco entre Gales y Chubut durante muchos años después de 1914. Las cosas comenzaron a cambiar cuando un gran número de personas de Gales visitó la Patagonia en 1965 para las celebraciones para conmemorar el centenario de la colonia. Desde entonces, ha habido un gran aumento en el número de visitantes de Gales: se envían maestros para ayudar en la enseñanza del idioma y en la formación de tutores locales, y hay algo de prestigio social en el conocimiento de la lengua (incluso entre personas que no son de ascendencia galesa). Este proyecto de enseñanza del idioma ha sido organizado y financiado por el Gobierno de Gales, el Consejo Británico, la Universidad de Caerdydd y la Asociación Gales-Argentina. Hacia 2005, había 62 clases de galés en Chubut y también el idioma estaba en el plan de estudios de dos escuelas primarias y dos colegios de la zona de Gaiman, como así también en la escuela bilingüe galés-español Ysgol yr Hendre ubicada en Trelew y un colegio en Esquel.
El galés (Cymraeg) es un idioma perteneciente al grupo britónico de la familia de lenguas celtas.
En la presente clasificación se ha agrupado junto al subgrupo noroccidental de las lenguas britónicas, de las célticas insulares; hermanándose así con el cúmbrico, que, en alguna ocasión, ha sido considerado un dialecto o variedad dialectal del galés primitivo.
Posee una escritura fonémica, con lo que desaparece la ambigüedad fonética; en muchas ocasiones un hablante galés sabrá, a partir de su escritura, cómo se pronuncia una palabra que no haya visto antes.
La letra w puede representar tanto una vocal como una consonante, y sin embargo la letra y siempre representa dos fonemas vocálicos. La consonante f representa un fonema labiodental fricativo sonoro como la v del catalán; su equivalente sordo, el fonema /f/, se representa por el dígrafo ff; el fonema interdental fricativo sordo /q/ se representa por dd y el sonido /th/ por la misma grafía. Ha fracasado el intento de pronunciar la grafía ll, que representa un fonema lateral fricativo sordo. El galés tiende a la acentuación grave de las palabras polisílabas y posee una entonación característica.
Existe un sistema de mutaciones (treigladau) que implica modificar la primera consonante al comienzo de una palabra. Las mutaciones se producen siguiendo reglas estrictas. Pueden ser suaves (meddal), nasales (trwynol) o aspiradas (llais). Afectan respectivamente a 9, 6 y 3 consonantes. Por ejemplo, la palabra trwyn (nariz) puede pasar a ser fy nhrwyn (mi nariz), ei drwyn (su nariz, masculino), o ei thrwyn (su nariz, femenino).
En los dialectos meridionales, el contraste entre vocales largas y breves sólo se encuentrab en sílaba tónica; en los dialectos septentrionales, el contraste sólo se encuentra en sílabas finales acentuadas (incluyendo monosílabos).
El acento en polisílabos aparece normalmente en la penúltima sílaba, muy raramente en la última. La colocación del acento significa que palabras y conceptos relacionados (o mismamente plurales) pueden sonar bastante diferentes, cuando se le añaden sílabas al final de una palabra y el acento se mueve en correspondencia, e.g.:
ysgrif — /ˈəsgriv/ — un artículo o ensayo.
ysgrifen — /əsˈgriven/ — escritura.
ysgrifennydd — /əsgriˈvenɨð/ — un secretario.
ysgrifenyddes — /əsgriveˈnəðes/ — una secretaria.
(Es de destacar también que al añadir una sílaba a ysgrifennydd para formar ysgrifenyddes cambia la pronunciación de la segunda "y". Esto se debe a que la pronunciación de la "y" depende de si está en la sílaba final o no).
Lo mismo que el bretón, esta lengua ha perdido las desinencias de caso, no así las de conjugación verbal, que son muy ricas. Como en todas las demás lenguas celtas la inflexión o la alternancia de las consonantes juegan un papel muy importante.
La morfología del galés tiene mucho en común con la dos otras lenguas británicas modernas, como el uso de las mutaciones consonánticas iniciales, y el uso de las llamadas "preposiciones conjugadas" (preposiciones fusionadas con pronombres personales). Los sustantivos pueden ser masculinos o femeninos y carecen de declinación. En galés existe toda una variedad de terminaciones que expresan el plural y dos para indicar el singular de algunos sustantivos. En el galés coloquial la conjugación verbal se indica principalmente a través del empleo de verbos auxiliares pero con la conjugación del propio verbo. En galés literario, por otra parte, es usual la conjugación del verbo propio.
Posesivos como pronombres objetos: En galés "Me gusta Rhodri" es "Dw i'n hoffi Rhodri" ("Estoy a gustar [de] Rhodri"), pero "él me gusta" es "Dw i'n ei hoffi fe" —literalmente, "estoy en su gustar a él"; "tú me gustas" es "Dw i'n dy hoffi di" ("estoy en tu gustar a ti"), etc.
El galés no literario tiende muy frecuentemente al empleo de verbos auxiliares. En el presente, todos los verbos se forman con el auxiliar "bod" ("ser"), así "dw i'n mynd" es literalmente "estoy a ir", pero también significa simplemente "yo voy".
En pasado y futuro, hay formas conjugadas de todos los verbos (que son invariabelmente usadas en la lengua escrita), pero hoy en el habla es mucho más común usar el sustantivo verbal (berfenw) junto con la forma conjugada de "gwneud" ("hacer"), así "yo fui" puede ser "mi es i" o "mi wnes i fynd" y "yo iré" puede ser "mi a' i" o "mi wna i fynd". Hay también una forma futura con el auxiliar bod, dando "fydda i'n mynd" (traucido más correctamente como "estaré yendo") y un imperfecto (un tiempo pasado continuo/habitual) que también usa "bod", con "roeddwn i'n mynd" significando "yo solía ir/estaba yendo".
Mi o fe se sitúan frecuentemente antes de los verbos conjugados para indicar que son enunciativos. En el presente e imperfecto del verbo bod (ser), se empleayr. Mi está más restringido al galés septentrional coloquial, mientras que fe predomina en el sur y en el registro formal o literario. Tal rasgo de la enunciación es, en todo caso, mucho menos común en registros elevados.
La lengua galesa tiene la característica de denominar a algunas de las ciudades en las que se habla con los nombres más peculiares que se puedan imaginar, como Betws-y-Coed, Penrhyndeudraeth y Pent-bont-rhyd-y-beddau.
El galés sorprende, entre otras cosas, por la profusión de maneras de contestar simplemente "sí" o "no" a una pregunta. La respuesta varía de acuerdo con la persona y el tiempo verbal en que se formule la pregunta. Para la primera persona del singular, contestar "sí" puede equivaler a decir ie, ydw, on, byddaf, byddwn, do, gwnaf, caf, hoffwn, baswn, etc.
El concepto de posesión se expresa en galés de manera diferente comparado con otras lenguas de origen indoeuropeo. En galés no se "tiene" una cosa. Ejemplos como Mae llyfr gen i (Hay un libro conmigo) o Mae arian ganddo fo (Hay plata con él) nos confrontan ante un concepto de posesión diferente, que nos permite vislumbrar huellas del temperamento del pueblo galés.
El sistema de cómputo tradicional usado por la lengua galesa es el vigesimal, es decir, basado en las veintenas, como en los numerales franceses desde el 60 al 99, donde los números del 11 al 14 son "x sobre diez", del 16 al 19 son "x sobre quince" (a pesar de ser el 18 normalmente "dos nueves"); los números del 21 al 39 son "1–19 sobre veinte", 40 es "dos veintenas", 60 es "tres veintenas", etc.
Hay también un sistema de cómputo decimal, del gusto de la juventud, pero común en el sur de Gales, y que parece ser el más empleado en el galés de Patagonia, donde los números son "x diez y". Poe ejemplo, 35 en este sistema es tri deg pump ('tres diez cinco') mientras que en vigesimal es pymtheg ar hugain (quince [–en realidad "cinco-diez"]– sobre veinte).
Otra fuente de complicación es que mientras que sólo hay una palabra para "un" (un), existen formas diferentes para el masculino y el femenino en los números "dos" (dau y dwy), "tres" (tri y tair) y "cuatro" (pedwar e pedair), que han de concordar en género con el sustantivo, aunque esta regla es observada menos estrictamente con el sistema de cómputo decimal.
Algunos ejemplos textuales:
Evangelio según Juan capítulo I 1-8
1. Yn y dechreuad yr oedd y Gair, a'r gair oedd gyda Duw, a Duw oedd y Gair.
2. Hwn oedd yn y dechreuad gyda Duw.
3. Trwyddo ef y gwnaethpwyd pob peth; ac hebddo ef na wnaethpwyd dim a'r a wnaethpwyd.
4. Ynddo ef yr oedd bywyd; a'r bywyd oedd oleuni dynion.
5. A'r goleuni sydd yn llewyrchu yn y tywyllwch; a'r tywyllwch nid oedd yn ei amgyffred.
6. Yr ydoedd gwr wedi ei anfon oddi wrth Dduw, a'i enw Ioan.
7. Hwn a ddaeth yn dystiolaeth, fel y tystiolaethai am y Goleuni, fel y credai pawb trwyddo ef.
8. Nid efe oedd y Goleuni, eithr efe a anfonasid fel y tystiolaethai am y Goleuni.
Frases comunes
Hola - Helo
¿Qué tal? - Sut mae?
¿Cómo te llamas? - Beth ydy dy enw di?
¿Quién es usted? - Pwy ydych chi? (Pwy dach chi? en el norte)
¿Cómo está usted? - Sut ydych/dach chi?
Gracias muy buenas. ¿Y tú? - Da iawn diolch. A ti?
Me llamo Aled. - Fy enw yw Aled.
Soy Aled - Aled ydw i/dw i.
Tengo un coche - Mae car gyda fi ('mae gen i gar' en el norte)
Tienes una casa - Mae tŷ gyda ti.
Hay una mina - Mae 'na chwarel.
Es grande - Mae'n fawr.
Ella es una de mis amigas - Mae hi'n un o'm ffrindiau
Mi/mis - Fy
Tu/tus - Dy
Su/sus - ei
Nuestro - ein
Vuestro - eich
Su/sus - eu
El río - Yr afon
El estuario - Yr aber
La tienda - Y siop
La farmacia - Y fferyllfa
Soy - Rwyf i
Eres - Rwyt ti
Es - Mae e / o (en el norte)/ hi
Somos - Rydym ni
Sois - Rydych chi
Son - Maen nhw
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Genir pawb yn rhydd ac yn gydradd â'i gilydd mewn urddas a hawliau. Fe'u cynysgaeddir â rheswm a chydwybod, a dylai pawb ymddwyn y naill at y llall mewn ysbryd cymodlon.
El galés se escríbe en una versión del alfabeto latino que consta de 28 letras, de las que ocho son dígrafos tratados como letras simples a efectos de contexto:
a, b, c, ch, d, dd, e, f, ff, g, ng, h, i, l, ll, m, n, o, p, ph, r, rh, s, t, th, u, w, y
Las letras j y v, a pesar de no emplearse originariamente para escribir en galés, se tomaron prestadas del alfabeto inglés, y, con unas pocas excepciones, son usadas solamente en nombres propios.
El diacrítico más usual es el circunflejo, que se usa en algunos casos para marcar una vocal larga.
Tiene la más antigua tradición literaria de toda Europa, pues sus primeros registros se remontan hasta el siglo VI.
La literatura galesa medieval, que nace con la formación y expansión del propio idioma galés, puede datarse en torno al siglo VI, aunque los testimonios de las obras de este periodo nos han llegado en manuscritos tardomedievales. Las escasas informaciones sobre los poetas de esta primera época, conocida como Y Cynfeirdd ("Poetas antiguos") o Yr Hengerdd ("Poesía antigua") se encuentran en la Historia Brittonum, tradicionalmente atribuida al historiador Nennius. Allí encontramos los nombres de algunos de los poetas cuyas obras se han conservado, como Taliesin o Aneirin. La tradición épica de Taliesin y Anierin fue continuada durante los siglos X y XI por otros poetas anónimos, en las sagas Llywarch Hen, Heledd, y la dedicada a la muerte de Urien Rheged.
un, dau, tri, pedwar, pump, chwech, saith, wyth, naw, deg
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El córnico o cornuallés es una lengua celta britónica, lengua celta-P, hablada en el condado británico de Cornualles (en inglés, Cornwall; en córnico, Kernow).
Tras haber desaparecido en el siglo XVIII (el último hablante falleció en 1.777), ha logrado revivir de sus cenizas, siendo ahora hablada por un puñado de personas.
El nombre de Cornualles (Cornwall) deriva de la combinación de dos términos independientes de diferentes idiomas. La parte "corn" proviene del nombre original de las tribus de los pueblos celtas que habían vivido aquí desde la Edad del Hierro, los Cornovii. El segundo elemento "wall" deriva del Inglés Antiguo w(e)alh, que significa "extranjero" o "galés". El nombre aparece por primera vez en la "Anglo Saxon Chronicle" en 891. En el libro de Domesday se conoce como Cornualia y en 1198 como Cornwal.
Una latinización del nombre como Cornubia aparece por primera vez a mediados del siglo noveno si bien puede ser una copia de uno que data de c. 705. Otra variación, con Gales (wales) reinterpretado como Gallia , así: Cornugallia, está atestiguado por primera vez en 1086. Por último, en córnico, el nombre de Cornualles es Kernow, que aparece por primera vez alrededor de 1400 y deriva directamente de los Cornowii, lo que es mencionado en la Cosmografía de Ravenna de alrededor de 700 (pero basada en fuentes anteriores) de Purocoronavis. Esto es considerado como una corrupción de Durocornovium, 'fortaleza o asentamiento amurallado de los Cornovii'.
A comienzos del siglo XVIII, John Ray ya anunció el peligro de extinción de la lengua córnica por la poca producción literaria, por la desaparición de los servicios religiosos en córnico y por la indiferencia de la población hacia la lengua. Aun así, el antiquario Edward Lhuyd (1660-1709) escribió Archaeologica Britannica (1707), intento de recoger las antigüedades córnicas y destaca aspectos de su gramática (fue el primero al usar diacríticos fonéticos para describir los sonidos córnicos); y por su parte, su discípulo William Borlase (1695-1772), también anticuario y amigo de John Pope, escribió Antiquities of Cornwall (1753) y Natural History of Cornwall (1758). William Pryce publicó en 1790 Archaeolgia Cornu-Britannica, con numerosos testimonios de poesía y prosa córnicas.
El renacimiento literario se iniciaría en 1859 con la publicación del libro The ancient cornish drama, por Edwin Norris (1795-1872), conocido filólogo y autor de gramáticas en idiomas africanos cómo el ful o el kanuri. En esta obra editó y tradujo al inglés los diferentes Miracle plays córnicos y bretones, con un esbozo del Cornish Drama y un vocabulario extraído del siglo XIII. También se editó a partir de 1864 la revista Journal of the Royal Institution of Cornwall, para publicar trabajos de historia y que patrocinaría la obra de R. Williams, Lexicon cornu-britannicum (1865).
Pero el verdadero renacimiento se iniciaría en 1873, con la aparición de las Transactions of the Phililogical Society of London, realizadas por Henry Jenner (1848-1934), filólogo influido por la arqueología y que se propuso la idea de resucitar el córnico como si se tratara de una excavación arqueológica.
No fue hasta el 1901, cuando se fundó la Cowethas Kelto-Kernuak («Sociedad Celto-Córnica»), que se intentó llevar a cabo. Los promotores serían el mismo Henry Jenner, quien en 1903 hizo el primer parlamento en córnico en un acto oficial y que el 1904 escribió A handbook of the Cornish language, donde hace apología de la lengua al afirmar que «hace falta recuperarla, porque es nuestra lengua», y que la dotará de todo un ritual céltico-druidico; otro fue Robert Morton Nance (1873-1959), autor de Lyver an pymp marthus seleven (1939) y de la gramática Cornish for all (1949); y Arthur Saxon Dennet Smith Caradar (1883-1950), autor de la gramática Cornish simplified (1939) y de la antología de textos Nebez wethlow ber (1946) y Wethlow an seyth den fur an Rom (1948). En 1904 el mismo Jenner participó en el congreso de la Union Regionaliste Bretonne como miembro de la CKK, de forma que esta fue admitida el 1904 en el Congreso Intercéltico.
En 1929, Robert Morton Nance normalizó la escritura con un sistema llamado Kernewek Unnyes (córnico unificado). Ese sistema se basaba en el córnico de los escritos medievales. Mucha gente, especialmente los lingüistas, pensó que no se podía revivir un idioma moderno a partir de como se hablaba hacia 400 años. Con el descubrimiento de las "Homilías de Tregear" y de la obra teatral "La creación del mundo", el conocimiento del córnico aumentó y surgió otro sistema de escritura, el Carnoack, basado en los últimos escritos encontrados y que se desarrolló a principios de los 80 del siglo XX. En esa época, el doctor Ken George comenzó a estudiar el idioma, a partir de criterios fonológicos: pasó un año en Bretaña y creó lo que en principio sería un sistema para unir el Kernewek Unnyes y el Carnoack, el llamado Kernewek Kemmyn (córnico común).
En 1987, la Kesva an Taves Kernewek aceptó sus propuestas y oficializó ese sistema, aunque no todo el mundo está de acuerdo y algunos sigan usando alguno de los dos anteriores.
Origen
El córnico hace su aparición hacia el 600 d. C. como resultado del desarrollo independiente del dialecto sudoccidental britónico tardío.
Córnico primitivo: oscilaría entre el 600 y el 800 d. C. y de esta etapa no hay registros escritos.
Córnico antiguo: desde el 800 al 1200, etapa de donde procede el Vocabularium Cornicum.
Desarrollo
Córnico medio: desde el 1200 al 1575; de la segunda mitad de este período proviene la mayoría de la literatura tradicional cornuallesa.
Córnico tardío: desde el 1575 al 1800, a veces también referido como córnico moderno, por analogía con el inglés moderno, francés moderno, etc.
Situación Actual
Desapareció como idioma de uso habitual en el siglo XVIII, sustituido progresivamente por la lengua inglesa y es habitual creer que prácticamente se extinguió cerca del año 1800. Se suele decir que Dolly Pentreath (muerta en 1777) fue su última hablante nativa monolingüe, aunque se sostiene asimismo que hubo hablantes nativos posteriores. A pesar de sus supuestas últimas palabras Me ne vidn cewsel sawznek! (¡No quiero hablar inglés!), Dolly hablaba algo de inglés además de córnico, de forma que se supone que el último hablante monolingüe pudo ser Chesten Marchant muerto en 1676.
A pesar de ello, actualmente existe constancia de que durante el siglo XIX había aún hablantes de la lengua. Entre los casos documentados, Matthias Wallis de St Buryan certificó en 1859 que su abuela, Ann Wallis, fallecida en 1844, hablaba córnico, afirmando también que otra persona, Jane Barnicoate, fallecida c. 1857, era también hablante de la lengua.1 En 1875 había al menos seis hablantes de córnico. El granjero John Davey, fallecido en 1891 en Boswednack, Zennor, puede haber sido la última persona con conocimientos tradicionales de córnico antes de la resurrección de la lengua a principios del siglo XX. Es posible que algunos elementos del lenguaje sobrevivieran más allá del uso de la lengua completa.
Actualmente existen evidencias que durante el siglo XIX y principios del XX el córnico sobrevivió como lengua de ámbito doméstico en el seno de algunas familias.
A pesar de haber desaparecido como lengua común a partir del siglo XVIII, desde el primer cuarto del siglo XX hay intentos de recuperación, lo cual se ha conseguido notablemente. El comienzo del resurgimiento data de 1904, cuando Henry Jenner publicó su Handbook of the Cornish Language; durante los siguientes sesenta años, se recuperó el lenguaje escrito y, en un ámbito muy reducido, la lengua hablada, debido sobre todo a la falta de comunicación y a la dificultad de los hablantes para reunirse. Sin embargo, la mejora de los medios de comunicación y de transporte a lo largo del siglo XX hicieron más fácil la comunicación entre los hablantes: hay casos de padres que empezaron a hablar a sus hijos en córnico, lo cual ha creado nuevos hablantes nativos, tras más de un siglo de silencio público.
En 1933, se celebró la primera misa en córnico; durante los siguientes cuarenta años, hubo una media de tres al año. Además, en 1997, el obispo de Truro aprendió el idioma y pasó a formar parte del comité para coordinar la traducción de la Biblia.
Hoy en día, hay diversas asociaciones de protección de la lengua, entre las que destaca la Kesva an Taves Kernewek. También se estudia en algunas escuelas como asignatura optativa; del mismo modo, hay un programa de radio semanal bilingüe de quince minutos en Radio Cornwall.
El cornuallés es una lengua que, tras haber desaparecido en el siglo XVIII (el último hablante falleció en 1.777), ha logrado revivir de sus cenizas, siendo ahora hablada por un puñado de personas. La fecha de comienzo de este avivamiento se puede fechar en 1904, cuando Henry Jenner publicó su Handbook of the Cornish Language, viendo los siguientes sesenta años una recuperación del lenguaje escrito, aunque la lengua hablada sólo se escuchaba en ocasiones especiales: fiestas especiales, servicios de iglesia, etc., sobre todo a la falta de comunicación y a la facilidad para encontrarse entre los hablantes de esta lengua.
Pero con la mejora de las comunicaciones y el uso generalizado del automóvil y del teléfono, los hablantes de cornuallés podían comunicar mucho más fácilmente que antes, lo que hizo posible que los cornualleses visitaran otros países de lengua céltica, como Gales, y aprendieran cómo es posible vivir cotidianamente usando un alengua céltica. Algunos padres incluso comenzaron a hablar a sus hijos en cornuallés desde el nacimiento, lo cual suponía la existencia de cornualleses nativo hablantes por primera vez en doscientos años.
La lengua cornuallesa es enseñada en unas pocas escuelas e incluso en esas la asignatura no pertenece a las obligatorias. Eso quiere decir que la mayor parte de los hablantes cornualleses lo son por haber aprendido la lengua en clases aparte, lo que supone una traba para su fluir en la lengua. Existe un programa de radio semanal de quince minutos bilingüe en Radio Cornwall.
Pese al número creciente de personas que lo conocen y usan, ello no quiere decir que la lengua haya alcanzado un nivel de normalidad, con poblaciones cuyos habitantes hablan córnico la mayor parte del tiempo; la mayoría de los hablantes lo han aprendido en la escuela, lo cual es una traba para el conocimiento y la fluidez normal de la lengua. El interés por conservarla se demuestra principalmente mediante clases, juegos, canciones, paseos, servicios religiosos y bailes tradicionales.
Un estudio realizado por Kenneth MacKinnon en 2000 estimaba en 300 el número de hablantes. En 2006, se estimó que la población que lo domina con fluidez es de aproximadamente 500 personas, si bien unos 3.500 poseen ciertos conocimientos, o lo entienden con un nivel básico, pero no lo hablan. El Cornish Language Strategy project por su parte estimó en verano de 2008 en torno a 2.000 el número de personas capaces de hablarlo fluidamente. En 2010 se inauguró la primera escuela en la que el córnico es la lengua principal de enseñanza.
Aunque se supone que el cornuallés hubo de tener sus dialectos, nada se sabe, sin embargo, con certeza al respecto.
Junto al bretón, constituye el subgrupo suroccidental de las lenguas célticas britónicas, de las célticas insulares.
Descendiente del británico común, mediante la dialectización que se produjo al quedar separadas las distintas partes de Gran Bretaña donde éste se hablaba tras las invasiones anglosajonas que siguieron a la retirada romana.
La fonología del Cornuallés moderno se basa en varias fuentes. La labor del lingüista Edward Lhuyd que visitó Cornualles en 1700 para grabar el idioma, así como el dialecto moderno Cornualles y del acento del inglés, han proporcionado una importante fuente de entrada.
El análisis de la literatura tradicional también se ha utilizado, así como el córnico medio a menudo se escribía en versos rítmicos, y los textos de Cornuallés tardío fueron escritos fonéticamente siguiendo las convenciones de ortografía en inglés.
Hay dos géneros, masculino y femenino, habiendo ciertas terminaciones que se corresponden con el género, por ejemplo, abstractos en -yeth, nombres de lugar en -va/-ek y nombres formados añadiendo -en a una plural colectivo son femeninos; los nombres abstractos en -ans, -der/-ter, los nombres de lugar en -jy/ty y todos los nombres verbales son masculinos.
Existe una docena de marcadores del plural, como lu 'ejéricto', luyow; bron 'colina' bronyon; pren 'árbol', prenyer. Algunos plurales se forman por flexión interna, como dans 'diente', dyns. No existe sistema de declinación; las relaciones sintácticas es consiguen por preposiciones y aposición.
Los verbos tienen tres modos, indicativo, imperativo y subjuntivo. El indicativo tiene presente/futuro, pretérito, imperfecto y pluscuamperfecto. El subjuntivo tiene presente/futuro e imperfecto.
El pronombre relativo es en sigular hemma/homma 'esto', en plural an rema; en singular henna/honna 'eso', en plural an rena. El interrogativo es pyu '¿quién?'; '¿qué?' se expresa de varias formas con la base py, como py lever '¿qué libro?'.
El orden de la frase es sujeto, verbo y objeto en cláusulas nominales; verbo, sujeto y objeto en cláusulas verbales y obligado en cláusulas subordinadas, siendo posible complemento, sujeto y verbo para hacer énfasis.
El vocabulario cornuallés en su mayor parte procede del céltico, aunque también ha recibido préstamos a lo largo de su historia del latín, del inglés e incluso del francés. El cuadro lateral muestra el proceso de estos préstamos.
Un ejemplo de préstamos del latín serían: ecclesia (eglos), hora (eur), corpus (korf), Christus (Krist), spiritus (spyrys), terminus (termyn).
Muestra textual
Los párrafos siguientes muestran los cinco primeros versículos del capítulo 3 del Génesis, según la traducción que hiciera al cornuallés William Rowe (c. 1690).
1, Lebben an hagar-breeve o mouy foulze a vell onen vethell an Bestaz an gweale a reege an Arleth Deew Geele: ha e a lavarraze tha an venen, Eah! reeg Deew lawle, Che na raze debre a kenevrah gwethan an Looar.
2, Ha an venen a lavarraz tha a hagar-breeve, ni a ell debre a thore oll an gweth an loar,
3, Boz thort an gwethan a ez en crease an Loar, Deew a lavarraz why nara anethe na narewa e thotcha, lez why a varaw,
4, An hagar-breeve a lavarraz than Vennen, why nara seere merwall,
5, Reeg Deew a ore, a en jorna ah ero debre nothe, nena agoz Lagagow ra bos geres; ha why ra boaze pocara Deew a Cothaz Da ha Droag.
(Génesis 1:1-3, trad. John Boson, 1725)
1 En dasleth Deu grwes an nerw ha an aor.
2 Ha thera an bez heb composter, ha heb kanifer tra; ha tuylder rag mêr a dounder, ha spiriz Deu reeg guaya var budgeth an dour.
3 Ha Deu laveraz, gwrens bos golou, ha thera golou.
Algunas frases en córnico
Myttin da "Buenos días"
Dydh da "Buen día"
Fatla genes? "¿Qué tal?"
Yn poynt da, meur ras "Bien , gracias"
Py eur yw hi? "¿Qué hora es?"
Ple'ma Rysrudh, mar pleg? "Por favor, ¿dónde está Redruth?"
Yma Rysrudh ogas dhe Gammbronn, heb mar! "Claro!, Redruth está cerca de Camborne"
Pandra vynn'ta dh'y eva? Pinta korev marpleg. "¿Qué quiere para beber? Una pinta de cerveza, por favor"
Solo se tiene constancia de la utilización del alfabeto latino, adaptado por el inglés.
Durante mucho tiempo, el córnico se escribió de varias maneras: por ejemplo, siguiendo las costumbres ortográficas del inglés (el uso de "oo" para representar el sonido de la "u") o bien usando sistemas de escritura usados por celtistas.
Los textos córnicos más antiguos son unas glosas de textos latinos del siglo X, un vocabulario del siglo XII basado en el glosario latín-anglosajón de Aelfric y un texto de 41 líneas, datado del 1400, de un drama donde una chica se ofrece como esposa por sus virtudes.
Se cree que hacia 1375 se escribió el primer texto de alguna entidad en córnico, Passhyon agan Arloedh («Pasión de Nuestro Señor»), con 259 estrofas, típico de la literatura sacra medieval.
De la misma época se cree que pertenece la llamada An Ordinale Kernewek u Ordinalia, texto en córnico medio pensado para recitar al aire libre en tres días, quizás en un plen-an-gwary (escenario como el de la Pasión de Olesa de Montserrat). Consta de tres libros:
Dallethvos an Bys u Origo Mundi, de 2.486 líneas.
Passhyon Krist o Passio Dominio, de 3.242 líneas.
Dasserghyans Agan Arloedh o Ressurrectio Dominio, de 2.646 líneas.
Sin embargo, el primer texto importante no aparecería hasta 1504, cuando Hadton escribió Beunans Meriassek («Vida de Meriasek»), hagiografía del santo patrón de Camborne, encontrada en el canon de la Colegiata de la iglesia de Glasney. También data del siglo XVI el texto de Boson Nebbaz Gerriaudro tho Carnoak («Noticias sobre Cornualles»). Aun así, documentos datados del 1538 y 1540 indican una política destinada a la erradicació del córnico, de la misma manera que se hacía con el galés.
Además, la reforma protestando destruyó la mentalidad que había creado y representado las obras religiosas córnicas, de forma que no se crearon textos protestantes en córnico. Sólo entre 1555-1558, aprovechando el breve periodo de restauración católica de María Tudor, John Tregear tradujo doce sermones (130 páginas) del obispo de Londres, Edmund Bonner (1500-1569). Aun así, en 1602, el sheriff y diputado Richard Carew (1555-1620) escribió en inglés Survey of Cornwall, un intento de exaltar la identidad nacional en inglés. Entonces ya sólo se hablaba el córnico en las zonas más aisladas del Oeste de la Península, a pesar de que todavía era bastante usado en el ámbito familiar. Una prueba es la composición de carácter religioso de William Jordan of Helston, Gwreans an bys («Creación del mundo», 1611), intento de modernizar y alargar el Origo Mundi. El 1660 Nicholas Boson escribió la narración Jowan Chy an horth («John House de Ram»).
onen/un, deu, try, peswar, pymp, whegh, seyth, eth, naw, dek
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El bretón, breiza, es la lengua perteneciente al grupo céltico, rama brytónica junto con el galés y cornuallés, que se habla en la Bretaña francesa; es decir, es la única lengua céltica actual que se ha desarrollado fuera de la hegemonía británica.
El bretón (Ar Brezhoneg) es una lengua céltica insular de la rama britónica, al igual que el galés, con el cual está muy relacionada. A lo largo de su historia ha sido muy influenciado por el francés, en tal modo que parte del léxico proviene de esta lengua romance.
Los nombres usados para designar a la lengua, a la gente y al país en bretón, tanto en inglés como en francés, señalan claramente a una conexión británica: Bretgane francesa y Grande-Bretagne, aunque la etimología de la palabra bretón no prueba, por supuesto, en sí misma un origen exclusivo británico; francés, por ejemplo, es la designación que hoy se usa para nombrar a una lengua romance, aunque dicho término se refería originalmente para designar a un pueblo de habla germánica y a su lengua.
La Bretaña francesa, Armórica, fue colonizada por emigrantes procedentes del sur de la Gran Bretaña, de ahí la denominación de bretones.
Se han expuesto muchas teorías de por qué el bretón es todavía la única lengua céltica hablada en Europa continental. Se dice que los colonos procedentes de las Islas Británicas tuvieron un importante papel en mantener la lengua y Fleuriot creía que era porque en ninguna parte del Imperio Romano había existido una identificación tal entre la lengua y el espíritu de los colonos y los nativos.
Durante los primeros años del siglo 20, un grupo de escritores conocidos como Emglev ar Skrivanerien elaboraron y reformaron el sistema de Le Gonidec. Ellos lo hicieron más adecuado como una representación super-dialectal de los dialectos de Cornouaille, Leon y Trégor (conocido como de Kernev, León y Treger en bretón). Esta ortografía KLT se estableció en 1911. Al mismo tiempo, los escritores del dialecto Vannetais, de modo divergente, desarrollaron un sistema fonético basado también en el de Le Gonidec.
A raíz de las propuestas formuladas durante la década de 1920, las ortografías KLT y Vannetais se fusionaron en 1941 para crear un sistema ortográfico para representar los cuatro dialectos. Esta ortografía, llamada Peurunvan ("totalmente unificada") fue significativa para la inclusión del dígrafo zh, que representa /h/ en Vannetais y corresponde a un /z/ en los dialectos KLT.
En 1955 François Falc'hun y el grupo Emgleo Breiz propusieron una nueva ortografía. Fue diseñada para utilizar un conjunto de grafemas más cercano a las convenciones de la lengua francesa. Esta Orthographie Universitaire (conocido en bretón como Skolveurieg) recibió el reconocimiento oficial por las autoridades francesas como la "ortografía oficial del bretón en la educación francesa".
Entre 1971 y 1974, una nueva ortografía estándar fue ideada - la etrerannyezhel o interdialectale. Este sistema se basa en la derivación de las palabras.
Hoy en día la mayoría de los escritores continúan utilizando la ortografía Peurunvan, y es la versión que se enseña en la mayoría de las escuelas en lengua bretona.
Origen
El origen del bretón, si bien se podría pensar fácilmente debido a su situación geográfica que es un reducto de la lengua gala hablada en época prerromana en la actual Francia, se remonta a migraciones de británicos (principalmente de las zonas de Cornualles y Gales) en el siglo V d. C. que huían de las invasiones anglosajonas a Gran Bretaña, estableciéndose tras cruzar el canal de la Mancha en la costa de Armórica, la actual Bretaña. Algunos de estos britanos llegaron incluso a la Península Ibérica, concretamente al norte de la Gallaecia, región histórica que incluía la Galicia actual y buena parte de Asturias y el norte de Portugal, donde fundaron el obispado de Britonia, al frente del cual estaría el celebre obispo Mailoc, mencionado en los concilios galaicos de Lugo y de Braga en el siglo VI de nuestra era.
En el siglo I a.C., la conquista romana abrió la histórica región de Bretaña (entonces conocida como Armórica) a una amplia romanización. Durante los siglos V y VI, la provincia fue invadida por celtas britónicos procedentes de Cornualles, que huían de Inglaterra a consecuencia de la invasión anglosajona y que fueron los que introdujeron el componente céltico en Francia. En sus migraciones, estos pueblos llegaron incluso hasta la región hispana de Galicia, estableciendo una comunidad de celtas britónicos a lo largo del Mar Cantábrico.
Bretón primitivo (500-600 d. C.), que emerge del brytónico antiguo y caracterizado por la pérdida de la sílaba final.
Bretón antiguo (600-1.000), con la introducción de una diferencia dialectal entre el sureste y el noroeste.
Desarrollo
El antiguo bretón está atestiguado desde el siglo IX D.C. Fue el lenguaje de las clases superiores hasta el siglo XII D.C. tras la que pasó a ser el lenguaje de los comuneros en la bretaña occidental (Breizh Izel: "Lower Brittany"). La nobleza, siguiendo a la burguesía, adoptaron el francés.
El lenguaje escrito del Ducado de Bretaña fue el latín, pasando a ser el francés en el siglo XV. Existe una limitada tradición de literatura bretona.
El bretón alcanzó su punto culminante a mediados del siglo XVII, con la aparición de varias gramáticas y un vasto grupo de obras teatrales, leyendas y baladas.
La monarquía francesa no se ocupaba de los lenguajes de las minorías en Francia, habladas por las clases inferiores, y requerían el uso del francés para los asuntos gubernamentales como parte de su política de unidad nacional.
Situación Actual
Bretón moderno (1.600 hasta el día de hoy), con el establecimiento del vannetés como dialecto separado.
Durante la Revolución Francesa, el gobierno introdujo políticas favoreciendo el francés sobre los idiomas regionales. Los revolucionarios asumieron que los reaccionarios y los monárquicos forzaron la preeminencia de los lenguajes resgionales para tratar de mantener a los ciuidadanos de a pie desinformados.
En 1794, Bertrand Barère emitió un informe en el que afirmaba que "el federalismo y la superstición hablan bretón".
Desde el siglo XIX, los gobiernos han intentado hacer desaparecer los lenguajes minoritarios de las escuelas estatales, incluyendo el bretón, en un esfuerzo de construir una cultura nacional. Los profesores humillaban a los estudiantes por el uso de sus idiomas regionales, y tales prácticas previvieron hasta entrados los años 60, del siglo XX.
Al comienzo del siglo XX, la mitad de la población de la baja bretaña solo sabía bretón; la otra mitad era bilingüe. Hacia 1950, tan solo había 100.000 hablantes monolingües de bretón y un rápido declive ha ocurrido, no quedando ahora mismo ningún hablante monolingüe de bretón.
Durante la década de 1950, coincidiendo con su momento de mayor auge en Francia (con más de un millón de hablantes), el bretón adquirió el reconocimiento público de lengua cultural y pasó a enseñarse en las escuelas de Bretaña.
En los inicios del siglo XXI, debido a la política centralizada de Francia, la influencia de los medios de comunicación y la movilidad de la población, tan solo 200.000 personas pueden hablar bretón. Habiéndose reducido en más de un millon desde 1950. La mayoría de los hablantes, hoy en día, son mayores de 60 años y el bretón está clasificado como un idioma en peligro de extinción.
El bretón se habla esencialmente en el oeste de Bretaña, pero se está intentando recuperar o implantar en todo el territorio, tanto donde tradicionalmente se habló como donde no se habla desde hace siglos.
En concreto, se habla en el departamento de Finistère y la parte occidental colindante de los departamentos de Côtes-d'Armor y Morbihan en Bretaña, al oeste de Francia.
No existen datos disponibles sobre cuántas personas hablan bretón hoy día. Las autoridades francesas no incluyen cuestiones sobre las lenguas minoritarias en sus censos. Estimaciones de 1987 hablan de más de medio millón hablantes viviendo en la Bretaña francesa, sin contar los expatriados que también lo hablan. No obstante, la mayoría son de la tercera edad, pues sólo el cincuenta por ciento de las personas de más de 35 años lo hablan.
Con pocas excepciones, el bretón ya no es la lengua materna de las jóvenes generaciones y esto se debe también al hecho de la política educativa del gobierno francés que promueve el francés como única lengua en la educación. Aunque el bretón puede ser escogido entre otras lenguas foráneas como asignatura, no tiene el mismo nivel que el francés. La lengua está seriamente amenazada.
Tiene cuatro variedades que se clasifican en dos grupos: Gwenedeg o vannetés y el grupo KLT, compuesto del cornuallés o kerneveg en el sudoeste (no hay que confundirla con el cornuallés de Cornualles), leonés en el noroeste y tregorés en el norte. Aunque lingüísticamente hablando sólo el primero, vannetés (hablado en el sureste), es una variedad, pues los demás son denominaciones territoriales de la misma lengua.
Junto al Cornuallés, forma el subgrupo suroccidental de las lenguas britónicas, grupo de las célticas insulares.
Las vocales en bretón pueden ser cortas o largas. Todas las vocales no acentuadas son cortas; las vocales acentuadas pueden ser cortas o largas (las longitudes de las vocales no son reflejadas en la ortografía, sino que son implícitas en la fonología de los dialectos particules y no todos los dialectos pronuncian las vocales acentuadas como largas).
Todas las vocales pueden ser nasalizadas, lo que se hace notar añadiendo una letra "n" después de la vocal base, o añadiendo tilde combinada "~" sobre la vocal, o más frecuentemente mediante la adición de la letra "ñ" después de la vocal de base (esto depende, también, de la variante ortográfica).
Como en el resto de lenguas celtas, las consonantes del bretón pueden variar su naturaleza articulatoria debido a un proceso de mutación fonética, que adopta cuatro formas:
1) Lenición.
Consiste en la conversión de las oclusivas sordas [p], [t], [k] en sus correlatos sonoros [b], [d], [ɡ] (respectivamente), de las oclusivas sonoras [b], [d], [ɡ] en sus correlatos fricativos [v], [z], [x] (o su alófono [ɣ]), y de [m] en [v]. Este proceso tiene lugar habitualmente tras artículos, algunos adjetivos posesivos, preposiciones y partículas verbales.
Ejemplos:
mamm ‘madre’ — ar vamm ‘la madre’
Bretoned ‘bretones’ — ar Vretoned ‘los bretones’
tad ‘padre’ — e dad ‘su [de él] padre’
Tras el artículo determinado, la lenición sólo se produce si el sustantivo es femenino singular o masculino plural (por ejemplo, mor ‘mar’ es masculino singular, y por lo tanto no altera su forma dentro del sintagma ar mor ‘el mar’).
2) Fricativización.
Este proceso afecta tan sólo a las consonantes oclusivas sordas, [p], [t], [k], que se transforman en sus correlatos fricativos [f], [z], [x] (respectivamente). Esta mutación se produce tras ciertos adjetivos posesivos.
Ejemplos:
ki ‘perro’ — ma c'hi ‘mi perro’
penn ‘cabeza’ — ma fenn ‘mi cabeza’
tad — he zad ‘su [de ella] padre’
Dado que los posesivos e ‘su [de él]’ y he ‘su [de ella]’ son homófonos, la mutación posee valor fonológico (es decir, sirve para diferenciar significados) en pares como el siguiente: e vreur (por lenición de breur ‘hermano’) vs. he breur.
3) Ensordecimiento.
Las oclusivas sonoras [b], [d], [ɡ] se convierten en sus correlatos sordos [p], [t], [k] (respectivamente) tras los adjetivos posesivos de segunda persona az / ez ‘tu’ y ho ‘vuestro’.
Ejemplos:
daouarn ‘manos’ — az taouarn ‘tus manos’
dent ‘dientes’ — ho tent ‘vuestros dientes’
4) Lenición mixta. Tras las partículas verbales e y o se producen las siguientes mutaciones: [b] > [v], [d] > [t], [ɡ] > [x], [ɡw] > [w], [m] > [v] (ej.: gwelout ‘ver’ — o welout ‘viendo’).
Aunque el bretón es la única lengua céltica en Europa continental, ha sabido mantener las características distintivas de sus hermanas en las Islas Británicas, como el orden de la oración que es verbo, sujeto y predicado, aunque no de manera rígida.
Se distingue del galés y del cornuallés o la lengua de Cornualles en que posee nasalizaciones y sus préstamos son del francés. La presencia de un artículo indefinido un/ur/ul es única en celta; similarmente el artículo definido tiene tres formas: an/ar/al. El género es masculino y femenino y el plural se obtiene por medio de una variedad de terminaciones; algunas más corrientes son -ed, como loen 'animal', plural loened; -ez ti 'casa', plural tiez; -(i)ou, plural de lo inanimado, como tra 'cosa', plural traou (aunque hay una excepción como tadoy 'padres', mammou 'madres'. La terminación -enn se añade a plurales colectivos para formar el singular, como ar gwez '(los) árboles', gwezenn 'un árbol'.
Los verbos tiene voz activa y pasiva; la activa tiene tres modos: indicativo, imperativo y condicional; el indicativo tiene pasado, no pasado y futuro y distingue aspectos perfectos, habituales, puntuales y continuos. Hay tres personas, singular y plural más una forma impersonal.
Las palabras se forman por prefijación, sufijación y composición; por ejemplo, di-/dis-diz- son prefijos privativos, como dizaon 'temerario' (sin temor); -ded/-der son sufijos que forman nombres abstractos, como uhelded 'nobleza' de uhel 'alto'; la composición admite varias combinaciones como mony-dong 'ir y venir', pinwiding-mor 'muy rico'.
Los pronombres demostrativos están divididos por la distancia relativa que denotan: masculino heman, hennezh, henhont; femenino houman, hounnezh, hounhoni. El plural para ambos géneros es ar re-man, ar re-se, ar re-hont. El pronombre interrogativo es piv '¿quién?', petra '¿qué?'. El relativo está representado por la partícula a.
La negación se expresa por un circunfijo, ne...ket.
El orden de la frase es verbo, sujeto y objeto, también sujeto, verbo y objeto es frecuente.
Durante el periodo del bretón medio (1000-1600), la lengua adoptó numerosas palabras del francés, el nuevo medio de comunicación de la monarquía y la nobleza en Francia.
Parte del vocabulario del antiguo bretón permanece en el presente como términos filosóficos o científicos en el moderno bretón.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Dieub ha par en o dellezegezh hag o gwirioù eo ganet an holl dud. Poell ha skiant zo dezho ha dleout a reont bevañ an eil gant egile en ur spered a genvreudeuriezh.
Texto ilustrativo
Er tren, Ronan Huon (1922-2003)
Treuziñ a rejont "hall" dassonus ar gar. Damc'houllo e oa. Ur beajour warlerc'hiet en devoa lakaet e valizenn war an douar dirak draf an tikedoù hag a glaske eus e wellañ moneiz en e c'hodelloù. En ur c'horn, div blac'h yaouank kazel-ha-kazel, gant o blev a-fuilh war o chouk a selle pizh ouzh taolenn an eurioù. Malo a verzas e oa bet livet a-nevez ar "hall" ront. Marc'hadourezhioù a oa diskouezet a-drek gwerennoù hag en ur dremen e weljont o skeud dezho o-daou, hi hir ha moan, he daoulagad trist, he dremm skuizh, eñ en e vantell-c'hlav, un tammig joget dre ma oa bet azezet re bell, e vlev o kouezhañ war e dal. En tren, a soñjas, e kavje dour d'o c'hempenn.
Cruzaron el resonante vestíbulo de la estación. Estaba medio iluminado. Un viajero retrasado había dejado su maleta en el suelo delante de la valla de las taquillas y estaba intentando encontrar algo de dinero en sus bolsillos. En una esquina dos chicas jóvenes, con los brazos cruzados y el pelo revuelto sobre la nuca, miraban atentamente los paneles horarios. Malo se dio cuenta de que el vestíbulo había sido recientemente pintado. Había productos expuestos tras los escaparates, y al pasar veían el reflejo de sus imágenes: ella alta y esbelta, de mirada triste y rostro fatigado; él con un impermeable ligeramente arrugado por haber estado sentado mucho tiempo, y con el pelo cayéndole sobre la frente. En el tren, pensó, habría agua para arreglárselo.
Para la ortografía del bretón existen dos sistemas, lo que genera grandes polémicas pese a los esfuerzos por unificarlos; uno es el Zedacheg y el otro la Ortografía Universitaria.
El bretón emplea para su representación escrita el alfabeto latino (excepto los caracteres q y x). Adicionalmente, emplea símbolos diacríticos para representar el timbre característico de ciertas vocales (acentos circunflejos en â, ê, î, ô, û, acento grave en ù, diéresis en ü). La consonante con tilde ñ no se pronuncia, simplemente indica la nasalización de la vocal precedente (como en bremañ ['bʀɛmã] ‘ahora’). Existen algunos dígrafos que representan sonidos bretones específicos: ch = [ʃ], c'h = [x], gn = [ɲ], lh = [ʎ], zh = [z].
La primera vez que apareció escrito el bretón es en 590 D.C, en un manuscrito titulado "El manuscrito de Leyde", un tratado botánico en bretón y latín.
Los primeros testimonios escritos de una lengua que puede ya denominarse bretón antiguo aparecen a finales del siglo VIII.
Escrito por Jehan Lagadeuc en 1464, el Catholicon es el primer diccionario trilingüe del mundo (bretón-francés-latín), también es el primer diccionario bretón y el primer diccionario francés.
El primer texto impreso en bretón, un drama de la pasión, hizo su aparición en 1530.
unan, daou, tri, pevar, pemp, c'hwec'h, seizh, eizh, nav, dek
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El picto fue la lengua hablada en el norte de Escocia y reemplazada por el gaélico tras la unión, en el siglo IX d. C. del reino Picto con el resto de Escocia.
La palabra griega Πικτοί (picti en latín) aparece por primera vez en un panegírico escrito por Eumenio en 297 a. C. y que significa 'los pintados' o 'los tatuados'. Sin embargo, podría deberse a una etimología popular anterior, quizá del celta Pehta, Peihta (luchador).
Los escotos y los Dalriada de Irlanda los llamaron Cruithne (cru(i)then-túath en irlandés antiguo), quizá del protocelta kwriteno-toutā. También hay Cruithne en el Ulster, especialmente los reyes de Dál nAraidi.
Los britanos (antepasados de los galeses) en el sur los conocían por el dialecto celta P como Prydyn. Los términos «Bretaña» y «britano» provienen de la misma raíz. La forma en gaélico escocés moderno Pecht procede del inglés antiguo.
En 1582, el estudioso humanista (y hablante nativo de gaélico) George Buchanan expuso su opinión de que el picto era similar a lenguas como el galés, galo y gaélico. El resto de la investigación sobre esta lengua viene siendo descrita como comentarios a la obra de Buchanan.
De acuerdo con William Burley Lockwood (1975) la opinión de que el picto es una lengua celta es algo provisional. Refiriéndose a una inscripción en las islas Shetland dice:
"Cuando se extraen los nombres de personas, el resto es totalmente incomprensible. Así en la piedra de Lunnasting en las Shetland se puede leer ettocuhetts ahehhttann hccvvevv nehhtons. La última palabra es claramente el comúnmente atestiguado nombre Nechton, pero el resto, aún teniendo en cuenta una eventual reduplicación de consonantes en Ogam, parece tan exótico que los filólogos concluyen que el picto fue una lengua no indoeuropea, sin parientes reconocibles."
Con todo, la evidencia de la toponimia y la antroponimia llevan claramente a que los pictos hablaban una lengua céltica insular, en relación con las más meridionales lenguas britónicas aunque se propuso también que la lengua era más próxima al galo que a las lenguas britónicas.
Hay constancia en sus escritos de que Columba, un gaélico, necesitó un intérprete en la tierra de los pictos, y Beda afirmaba que los pictos hablaban una lengua diferente de la de los britanos, datos que no dicen nada sobre la naturaleza de la lengua picta. Se llegó a afirmar que en la tierra de los pictos sobrevivirían una o dos lenguas no indoeuropeas, un argumento que se considera basado ante todo en la limitada evidencia negativa y en la - ya hace tiempo descartada - teoría de que las lenguas y las culturas materiales sólo se pueden expandir por invasión o migración.
Elementos preindoeuropeos pueden encontrarse frecuentemente en topónimos escoceses septentrionales, y se llegó a exponer la teoría de que algunas inscripciones ogámicas pictas podían estar presentando ejemplos de esta lengua.
Es usual el estudio del idioma a partir de los topónimos, que permiten a menudo deducir la existencia de asentamientos históricos pictos en Escocia. Los que llevan el prefijo Aber- 'estero', Lhan- 'cementerio', Pit- 'porción, granja', o Fin- 'loma' [?]) indican regiones habitadas por pictos en el pasado (por ejemplo: Aberdeen, Lhanbryde, Pitmedden, Pittodrie, Findochty, etc.). Con todo, Pit- es el elemento más distintivo, pues Aber- también lo podemos encontrar en lugares en los que se habló britónico. Algunos de los elementos pictos, como Pit-, se formaron después de la época picta, y pueden referirse a antiguos "condados" o "thanages". Otros elementos toponímicos que se sugirieron fueron "pert" (‘valo’, galés perth - Perth, Larbert), "carden" (‘maleza, mato’, galés cardden - Pluscarden, Kincardine), "pevr" (‘brillante’, galés pefr - Strathpeffer, Peffery).
La evidencia de la toponimia también revela el avance de las lenguas goidélicas en el país de los pictos. Así, Atholl, que significa 'Nueva Irlanda', está atestiguado a principios del siglo VIII. Esto puede ser un indicio del avance del goidélico. Fortriu también contiene topónimos que sugieren asentamientos gaélicos, o influencias gaélicas. El moderno gaélico escocés contiene pese a todo préstamos del idioma picto.
Origen
Existen indicios de que esta lengua, rama septentrional del britónico, se estaba ya escindiendo de la lengua británica hablada más al sur en la época a la que se remonta nuestro primer testimonio (siglo I a. C.) Para Beda, escritor de principios del siglo VIII, el picto era una lengua independiente.
Los escritores romanos los mencionaron por primera vez en el siglo III d.C. como los invasores que acosaron la provincia romana de Britania desde el norte (y les denominaron picti, 'hombres pintados', debido a sus tatuajes). Se construyó la muralla de Adriano para proteger las colonias romanas de sus ataques. Los pictos aparecen relacionados con las campañas del emperador romano Constancio I Cloro en Britania en los años 296 (antes de acceder al cargo) y 306.
En Escocia, los pictos del norte se convirtieron al cristianismo seguramente en el siglo IV, y los pictos del sur en el siglo V.
Desarrollo
A partir de, como mínimo, el siglo V, emigrantes irlandeses de habla gaélica ocuparon Argyll, en la frontera oeste del territorio picto. Esta colonia comenzó a expandirse política, cultural y lingüísticamente, sobre todo desde mediados del siglo IX, cuando una dinastía gaélica aseguró su hegemonía sobre el territorio picto.
En un principio, los sajones evitaron a los pictos, pero al extenderse hacia el norte se encontraron con ellos, quienes les derrotaron en el 685. Fue el inicio de un largo enfrentamiento entre ambos pueblos. Los pictos, unidos para entonces bajo un rey, también lucharon continuamente en Escocia contra los escotos, que se habían instalado allí en el siglo IV.
Situación Actual
Hacia el 846, Kenneth I, rey de los escotos, derrotó a los pictos, unió los dominios de las dos tribus rivales y fundó el reino de Escocia.
Apenas contamos con pruebas que nos permitan hacer un seguimiento de la recesión del picto a favor de la expansión gaélica, si bien, de acuerdo con los comentarios de un escritor contemporáneo de Inglaterra, en el siglo XII la lengua ya había desaparecido por completo.
Los pictos eran una confederación de tribus que habitaban el norte y centro de Escocia (al norte de los ríos Forth y Clyde) desde al menos los tiempos del Imperio romano hasta el siglo X. Eran descendientes (o una nueva designación contemporánea) de los caledonios y otras tribus que los historiadores romanos ya nombraron o que aparecían en el mapa de Ptolomeo. Pictia o Pictavia (Pictland en inglés) se convirtió en el reino de Alba (Escocia) durante el siglo X, con lo que los pictos se convirtieron a su vez en Albannach o escoceses.
Las fuentes arqueológicas nos dan evidencia de la cultura material de los pictos, donde vemos una sociedad no muy diferente ni de sus vecinos gaélicos y bretones ni de los anglosajones del sur. Aunque puede servir de mucho utilizar la analogía y el conocimiento de otras sociedades celtas, estos se extendieron por un área muy grande, por lo que basarse por ejemplo en los galos pre-romanos o en la Irlanda del siglo XIII como fuente para estudiar la sociedad picta del siglo IV puede dar como resultado equivocaciones o malas interpretaciones.
Como pasa con la mayoría de los pueblos del norte de Europa en la Antigüedad, los pictos eran granjeros que vivían en pequeñas comunidades: el ganado y los caballos se consideraban un signo de riqueza y prestigio, mientras que había gran número de ovejas y cerdos.
Los topónimos sugieren que la transhumancia era común entre ellos. Los animales en general eran pequeños para los estándares posteriores, aunque los caballos de Gran Bretaña se importaron a Irlanda para cruzarlos con los nativos y acrecentar su tamaño. De fuentes irlandesas nos ha llegado que la élite solía competir en cría de ganado por el tamaño de las reses y no hay razón para no pensar que los pictos también hicieran lo mismo.
Era una sociedad culta que podía darse el lujo de emplear a todo tipo de artesanos altamente capacitados, en particular, los escultores quienes nos dejaron el maravilloso legado de las piedras talladas. A ellos se debe la imaginaria de la cruz celta (fueron cristianizados en el siglo VI por irlandeses).
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A pesar del relativamente escaso número de testimonios y del hecho que gran parte de los mismos han pasado por al menos un "filtro lingüístico" antes de presentar su forma actual, existe material suficiente como para aseverar que el picto era una lengua celta-P cercana al cúmbrico, galés, córnico y bretón, aunque estas lenguas son bastante distintas entre sí.
En esta clasificación, se ha hermanado al Británico común, en un grupo britónico, de las lenguas célticas insulares. Pues parece razonable suponer que la división lingüística se acentuó en aquellos terriorios britanos que quedaron sometidos a Roma y los que no lo hicieron. Habiéndose así separado del tronco común el picto varios siglos antes que los dialectos o variedades que surgirían tras la conquista anglosajona del siglo V D.C.
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Si bien se ha conjeturado que varios rasgos importantes de la sintaxis del gaélico escocés moderno se deben a la influencia del picto sobre el gaélico, la naturaleza de los datos disponibles del picto no pueden confirmar ni desconfirmar dicha conjetura, que debe considerarse simplemente como especulativa.
El conocimiento que tenemos de esta lengua se deriva de la toponimia, nombres en autores medievales como la Crónica Picta, inscripciones en regiones donde esta tribu vivió y los escritos de Beda el Venerable. Otra importante fuente de información la constituyen la toponimia de la Escocia moderna.
Además de antropónimos Beda aporta un único topónimo picto (HE, I, 12), cuando habla del muro de Antonino:
Comienza a una distancia de sobre dos millas del monasterio de Abercurnig, en el oeste, en un lugar llamado en la lengua picta Peanfahel, y en la lengua inglesa, Penneltun, discurre hacia el oeste y finaliza cerca de la ciudad de Alcluith.
Peanfahel –la moderna Kinneil, cerca de Bo'ness– parece contener elementos relacionados con el britónico penn 'al final' y goidélico fal 'muro'. Alcluith, 'rocha del Clyde', es la moderna Dumbarton Rock, sitio de una muy antigua fortaleza medieval y un posterior castillo.
El poco material encontrado parece estar en alfabeto romano y, en parte, en ogham.
No se conserva ningún manuscrito en picto; de hecho, sólo ha sobrevivido un texto: una lista de reyes en una forma casi incomprensible presente en fuentes gaélicas.
Hay un pequeño corpus de inscripciones en alfabeto romano y ogham, con un total de siete y 32 ejemplos respectivamente. Presentan considerables dificultades arqueológicas y epigráficas para su interpretación; es más, algunas son tan fragmentarias que apenas podemos extraer algún tipo de información lingüística. Dentro de aquellas que se pueden leer con cierta claridad, un pequeño grupo contiene nombres de persona claramente celtas, mientras que otras son prácticamente incomprensibles.
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El irlandés o gaélico irlandés moderno (en irlandés: gaeilge) es un idioma goidélico de la familia de lenguas indoeuropeas originario de Irlanda y hablado históricamente por los irlandeses.
Hablar del "idioma irlandés", sin tener en cuenta su evolución histórica, desde el punto de vista filológico es posiblemente una atrocidad, pues no es el mismo idioma el paleoirlandés o incluso el goidélico pre-irlandés que el idioma irlandés que habría derivado de áquel. Es decir, sería conveniente tener en cuenta que el irlandés hablado antes del siglo VI D.C., sería el equivalente al británico con respecto al subgrupo britónico.
El irlandés era la lengua principal de la isla antes de que se produjese la conquista inglesa de Irlanda durante la Edad Media. Desde 1922 con la independencia de la República de Irlanda (llamado originalmente el Estado Libre Irlandés), ha sido el idioma oficial junto al inglés.
La auto-designación irlandesa Goídel 'irlandés' junto con su derivado Goídelg 'lengua irlandesa' es un préstamo del brytónico, aunque en su origen era un término despectivo -compárese con el galés gwydd, salvaje-; posteriormente el significado en galés tuvo un matiz más amable: Gwyddel(eg) 'irlandés, lengua irlandesa'. En los tratados legales nos encontramos la palabra Féni que en los antiguos registros servía para designar a los hombres libres sin distinción de rango y que poseían estatus legal y capacidad. A la totalidad de costumbres nativas preservadas por la ley oral se le denomina fénechas. Hay también referencias a los Ulaid 'los hombres del Ulster' y a los Gáileóin o Laigin 'los hombres de Leinster' en los tratados legales.
En el Caighdeán Oifigiúil (el estándar de escritura oficial) el nombre de la lengua es Gaeilge (en irlandés [ˈɡeːlʲɟə]).
Antes de la simplificación de 1948, esta forma se deletreaba Gaedhilge; originalmente éste era el genitivo de Gaedhealg, la forma usada en irlandés moderno clásico.9 Ortografías anteriores del mismo incluyen Gaoidhealg ([ge:ʝəlg]) en irlandés medio y Goídelc ([goiðelg]) en irlandés antiguo. La ortografía moderna resulta de la eliminación de las letras 'dh' mudas en "Gaedhilge".
Otras formas del nombre encontradas en varios dialectos modernos del irlandés, además de Gaeilge que pertenece al sur de Connacht, incluyen Gaedhilic/Gaeilic/Gaeilig ([ˈɡeːlʲɪc]) o Gaedhlag ([ˈɡeːl̪əɡ]) en Irlandés de Ulster e Irlandés al norte de Connacht y Gaedhealaing/Gaoluinn/Gaelainn ([ˈɡˠeːl̪ˠɪŋ/ˈɡˠeːl̪ˠɪn]) en Irlandés de Munster.
En inglés se le suele llamar generalmente Irish ("irlandés"). El término Irish Gaelic ("gaélico irlandés") suele usarse a menudo cuando los angloparlantes discuten la relación entre las tres lenguas goidélicas (irlandés, gaélico escocés y manés) o cuando la discusión puede generar confusión con el hiberno-inglés, el tipo de inglés que se habla en Irlanda. En inglés el gaélico escocés es generalmente conocido simplemente como Gaelic ("gaélico"). Fuera de Irlanda y también entre hablantes nativos de manera usual, el término Gaelic todavía se usa para referirse al idioma. El término arcaico Erse (de Erische), originalmente una forma en escocés de la palabra Irish aplicada en Escocia (por los habitantes de las tierras bajas escocesas) para todas las lenguas goidélicas, ya no es usado para ninguna de ellas, y en la mayoría de los contextos actuales es considerado peyorativo.
En cuanto a los estudios relacionados con el paleoirlandés, se menciona la nomenclatura de un rey de Leinster del siglo V, cuyo nombre aparece en las listas reales y en los anales en antiguo irlandés como Mac Caírthinn Uí Enechglaiss es recordado en una inscrición oghámica cerca de dónde murió. Este texto da la versión paleoirlandesa de su nombre (en genitivo), como MAQI CAIRATINI AVI INEQUAGLAS. La evolución entre esta y la anteriormente citada versión del nombre muestra claro la pérdida de sílabas átonas y la lenición de algunas consonantes.
Estos cambios, trazados por la lingüística histórica, no son inusuales en el desarrollo de las lenguas, pero parece que tuvieron lugar especialmente rápido en el irlandés. Según una teoría propugnada por Koch (1995), estos cambios coinciden con la conversión al cristianismo y la introducción del aprendizaje del latín. La teoría se basa en el hecho de que todas las lenguas tienen varios registros o niveles de formalidad, el más formal de los cuales, normalmente el de la enseñanza y la religión, muda muy despacio mientras que los más informales cambian más rápidamente, pero en la mayoría de los casos no se corre el peligro de volverse dialectos mutuamente ininteligibles debido a la existencia del registro más formal. En la Irlanda precristiana el registro más formal de la lengua pudo ser el empleado por los religiosos y las clases instruidas, los druidas, para sus ceremonias y para el aprendizaje. Koch se basaba en la posibilidad de que las inscriciones conmemorativas estuvieran escritas en esta forma pero, cuándo los druídas fueron sustituidos como clase instruida por los monjes cristianos, el paleoirlandés formal fue sustituido como lengua de aprendizaje por el latín. Las formas vernáculas, libres de la influencia conservadora del registro formal, cambiaron velozmente, hasta que se estableció un nuevo estándar escrito: el irlandés antiguo.
Los estudios actuales del irlandés antiguo le deben aún mucho a las obras de un pequeño grupo de activos estudiosos de finales del siglo XIX y principios del XX, entre ellos Rudolf Thurneysen (1857-1940) y Osborn Bergin (1873-1950). Sus obras se consideran material imprescindíble para todo estudioso actual de esta lengua.
En los años de la Segunda Guerra Mundial, Séamus Daltún, a cargo del Rannóg an Aistriúcháin (el departamento oficial de traducciones del gobierno de la República de Irlanda), publicó sus propias guías sobre cómo estandarizar la ortografía y gramática de la lengua irlandesa. Este estándar de facto fue posteriormente aprobado por el Estado y fue llamado Estándar Oficial o Caighdeán Oifigiúil. Simplificó y estandarizó la ortografía. Muchas palabras tenían letras mudas que fueron eliminadas y combinaciones de vocales fueron llevadas más cerca del lenguaje hablado. Cuando existían varias versiones en diferentes dialectos para una misma palabra, se escogió una o varias de ellas.
En la actualidad existe un nuevo departamento especial denominado An Roinn Gnóthaí Pabail, Tuaithe agus Gaeltachta (Departamento de asuntos de la comunidad, rurales y de los gaeltacht) que se encarga, entre otras cosas, del soporte del lenguaje en todo el país, una autoridad para los Gaeltacht (Údarás na Gaeltachta), y una agencia del estado encargada de promocionar el uso del irlandés, Foras na Gaeilge (Evolución del Irlandés).
Origen
La historia de la lengua irlandesa comienza con la llegada de los hablantes de lenguas celtas a Irlanda. Esta cuestión debido a la ausencia de registros históricos es muy abierta y es debatida tanto por lingüistas como arqueólogos. Algunos estudiosos estiman la primera fecha posible en torno al 1200 A.C., mientras que otros postulan fechas entre 2600 y 2000 A.C.
También se mantiene que el idioma irlandés, fue introducido en Irlanda por los invasores gaeles sobre el 300 A.C.
Posteriormente (a partir del siglo IV D.C.) esta lengua gaélica se extendió a Escocia y a la Isla de Man. El gaélico escocés y el manx se hicieron distintos del irlandés en el siglo XVII, y luego también se diferenciaron entre ellos. Aún así, hoy es posible que un irlandés y un escocés puedan mantener una conversación más o menos fluída, cada uno de ellos utilizando su propia lengua. El término gaélico puede ser usado para referirse a estos tres lenguajes, aunque normalmente se refiere al hablado en Escocia. Gaeilge (literalmente, gaélico) es el nombre irlandés que los irlandeses dan a su lengua.
El idioma paleoirlandés o irlandés primitivo es la forma más antigua conocida de la lengua irlandesa, sólo conocida a partir de fragmentos, en su mayor parte nombres personales, grabados en piedra en el alfabeto oghámico en Irlanda y en la Britania occidental alrededor del siglo VI.
Las inscriciones oghámicas transcritas, que carecen de letra para el fonema /p/, muestran que el primitivo irlandés era muy semejante en morfología y inflexións al galo, latín, griego y sánscrito. Tiene pocas de las características distintivas del irlandés moderno y es difícil reconocerlo como una forma del irlandés.
Desarrollo
La evolución del irlandés escrito pasa por cuatro periodos: el irlandés antiguo (entre los años 600 y 900), el irlandés medio (del 900 al 1200), el irlandés moderno primitivo (del 1200 al 1600), y el irlandés moderno.
Irlandés antiguo (gaélico irlandés: An tSean-Ghaeilge, gaélico escocés: an t-Seann Ghàidhlig, gaélico manés: Shenn Yernish) es el nombre dado a la forma más antigua del idioma irlandés, o, mejor, las lenguas goidélicas, de las que tenemos extensos textos escritos. Comprende desde el siglo VI al X, cuando evolucionó al irlandés medio.
Una forma todavía más antigua de Irlandés es conocida como irlandés primitivo. Se conocen fragmentos de irlandés primitivo, especialmente nombres personales, por las inscriciones sobre piedra escritas en alfabeto ogam. Estas inscripciones datan de, aproximadamente, los siglos IV al VI. El irlandés primitivo es una lengua muy próxima al celta común, el antepasado de todas las lenguas célticas.
El irlandés antiguo aparece por primera vez en los márgenes de manuscritos religiosos latinos del siglo VI. Un amplio número de antiguos textos literarios irlandeses, a pesar de estar conservados en manuscritos del período del Irlandés medio (como el Lebor na hUidre y el Libro de Leinster), mantienen el carácter esencial de irlandés antigo.
Para el siglo X el irlandés antiguo evolucionó en el irlandés medio, que era hablado a través de Irlanda, Escocia y la isla de Man. Es el lenguaje de un gran cuerpo de literatura, incluyendo el famoso Ciclo de Ulster.
El irlandés medio es el nombre que le dieron los filólogos a la forma de la lengua irlandesa hablada entre el siglo X y el XII; es, por tanto, contemporáneo de las fases finales del inglés antiguo e iniciales del inglés medio.
El irlandés medio se habló en Irlanda y Escocia; desde Munster hasta la isla de Inchcolm en el Mar del Norte. Su extensión geográfica hizo de él la más extendida de todas las lenguas insulares a finales del siglo XII, cuándo el inglés medio comenzó a hacer incursiones en Irlanda y muchas de las regiones célticas del norte y del oeste de Britania.
Pocas lenguas europeas pueden rivalizar en el volumen de literatura que nos legó el irlandés medio. Mucha de esta supervivencia es debida al empeño de unos pocos anticuarios irlandeses modernos, pero el simple volumen de sagas, anales, hagiografías, etc., que sobrevivieron muestra la confianza que tenían los miembros de las instruidas órdenes gaélicas medievales en su lengua. Casi todo lo que sobrevivió viene de Irlanda, un poco de Escocia y muy poco de la Isla de Man. El Lebor Bretnach, o "Nennius irlandés", sólo se conserva en manuscritos preservados en Irlanda; con todo, Thomas Owen Clancy hace poco propuso que fue escrito en Escocia, en el convento de Abernethy.
El irlandés antiguo es el antepasado del irlandés moderno, gaélico escocés y manés (hablado en la Isla de Man), a través del irlandés medio, hablado entre los siglos X y XII. Con todo, es muy diferente de éstos. En general, la gramática y los sonidos de las lenguas modernas son más simples que los del irlandés antiguo.
Situación Actual
A partir del siglo XII el irlandés medio comenzó a evolucionar hacia el irlandés moderno en Irlanda, en gaélico escocés en Escocia y en el idioma manés en la Isla de Man. El irlandés moderno emergió desde el idioma literario conocido como irlandés moderno temprano en Irlanda y como gaélico clásico en Escocia; éste fue usado a través del siglo XVIII.
El irlandés moderno temprano, que databa del siglo XIII, fue el idioma literario tanto en Irlanda como en la parte gaeloparlante de Escocia, y autores como Geoffrey Keating dan fe del mismo.
A partir del siglo XVIII el idioma fue en declive, perdiendo terreno rápidamente contra el inglés, en parte a las restricciones dictadas por el gobierno británico - un evidente ejemplo del proceso conocido por los lingüistas como sustitución lingüística.
En el siglo XVI el irlandés fue la lengua de la inmensa mayoría de la población de Irlanda. Pero en el siglo XVII la aristocracia gaélica, junto con su mundo social y literario, fue suprimida y dispersada por el inglés, la lengua de los nuevos colonizadores, que empezó a predominar.
La Gran Hambruna (1846-1848), que diezmó a las clases rurales más pobres, incidió dramáticamente en la supervivencia del irlandés, hablado mayoritariamente por esas clases.
A partir de la independencia de Irlanda (1921), el irlandés pasó a formar parte de las asignaturas obligatorias en las escuelas, con lo cual la mayor parte de la población actual del país está al menos familiarizada con el idioma.
Hoy se habla como lengua principal en algunos distritos rurales a los que se denomina Gaeltacht. Se estima que hay alrededor de 30 000 personas en estos distritos que usan el irlandés como lengua primaria (Irlanda tiene cerca de 3 000 000 de habitantes).
Se estima que el número de personas en la isla que lo hablan como lengua nativa ronda entre 20.000 y 80.000, predominantemente en las regiones rurales occidentales.
El Departamento de la Gaeltacht de Asuntos Rurales y Comunitarios de Irlanda estimó en 2003 que alrededor de 1.500.000 personas aseguraban tener conocimiento del idioma. En 2007, de los 4,3 millones de habitantes que poseía la isla, el 40,8% de la población era capaz de hablarlo.
Actualmente, el irlandés se habla mayoritariamente en las zonas denominadas Gaeltacht (distritos de habla irlandesa, especialmente en el Oeste y el Sur de la isla), siendo menos común entre el resto de habitantes, que prefiere usar el inglés. Aún así, más del 80% de la población irlandesa declara conocer el irlandés, de enseñanza obligada en los colegios en la actualidad.
La asignatura de Lengua Irlandesa es obligatoria en todos los niveles educativos en la República de Irlanda, por lo que muchos ciudadanos conocen el irlandés como segunda lengua (un 43%, según el censo de 1996), aunque también es cierto que aprender una lengua tan diferente del inglés, que es lengua vehicular en la mayoría del país, resulta difícil para amplios sectores y subsiste por ello una cierta polémica acerca de su obligatoriedad. En cambio, debe verse con esperanza el desarrollo relativamente reciente de las gaelscoileanna (singular, gaelscoil), escuelas con el irlandés como lengua vehicular, que han pasado en los últimos treinta años de 20 a más de 200, sin contar las zonas gaelicohablantes.
Según datos recientes del censo (2004), de los 4,1 millones de habitantes del país, 1,6 millones usan el irlandés más o menos a diario.
El primer idioma oficial de Irlanda, según el artículo 8 de su constitución, es el irlandés. El otro idioma (también oficial) es el inglés, que resulta ser el más hablado hoy en el país debido a siglos de dominación británica durante los que se discriminó al irlandés y se impuso el uso del inglés.
A pesar del reducido número de personas que usan el irlandés como lengua principal, el idioma tiene un importante papel simbólico en la vida cotidiana del país. Muchos nombres de instituciones y oficinas estatales se conocen por su nombre en irlandés tanto en el lenguaje oficial como en el de uso diario. Así, la cámara baja del parlamento se denomina Dáil Éireann (literalmente, Asamblea de Irlanda) o simplemente Dáil (Asamblea). La palabra usada para designar a un delegado parlamentario es Teachta Dála (Delegado de la Asamblea), normalmente abreviado como TD. El primer ministro se conoce como Taoiseach (una antigua palabra que significa jefe o líder), y su sustituto es el Tánaiste (que originariamente significaba sucesor).
Tras muchos años de ausencia en el mundo del comercio, del transporte y de la diversión popular, el irlandés se utiliza hoy conjuntamente con el inglés en muchos impresos, como billetes de tren, barco, autobús, etc.
El 13 de junio de 2005 el idioma irlandés obtuvo el estatus oficial de lengua de trabajo dentro de la Unión Europea.
Hay una serie de dialectos distintos del irlandés. En términos generales, los tres principales dialectos coinciden con las provincias de Munster (Cúige Mumhan), Connacht (Cúige Chonnacht) y Ulster (Cúige Uladh). Registros de algunos dialectos de Leinster fueron hechos por la Comisión de Folklore Irlandés entre otros cuerpos antes de su extinción. Terranova, en el este de Canadá, también tiene un dialecto menor del irlandés, muy parecido al irlandés de Munster hablado durante los siglos XVI y XVII.
El irlandés escrito actual (adoptado a partir de 1940), se basa en los tres principales dialectos hablados en nuestros días (Donegal o Ulster, Connacht y Muster). A su vez, cada uno de estos tres dialectos posee varios subdialectos locales. La forma de pronunciar muchas palabras varía de uno a otro dialecto, aunque se escriben casi siempre de la misma forma.
Tan impresionante profusión de dialectos se explica a través de la marginación que sufrió la lengua durante la dominación británica y la prohibición de su uso que estos impusieron sobre la población autóctona irlandesa (año 1831). Aún así, el irlandés se seguía aprendiendo y utilizando de forma clandestina por los irlandeses en distintos lugares muy separados geográficamente. De ahí que hoy existan tantos dialectos.
Las diferencias entre dialectos es considerable y ha llevado a dificultades recurrentes para definir un irlandés estándar. Un buen ejemplo es el saludo "¿Cómo estás?".
Así como este saludo varía de región en región, y entre clases sociales, entre hablantes del inglés, este saludo varía entre hablantes irlandeses:
Ulster: Cad é mar atá tú? ("¿Qué es eso cómo tú estás?" Nota: caidé o goidé y a veces dé son escrituras alternativas de cad é)
Connacht: Cén chaoi a bhfuil tú? ("¿Qué modo [es el] qué estás?")
Munster: Conas taoi? o Conas tánn tú? ("¿Cómo estás" - conas era originalmente cia nós "qué modo")
"Estándar": Conas atá tú? ("¿Cómo estás?")
En décadas recientes contacto entre hablantes de diferentes dialectos se ha vuelto más frecuente y las diferencias entre los dialectos son menos notables.
Munster
El irlandés de Munster es principalmente hablado en los Gaeltachtaí de Kerry (Contae Chiarraí), Ring (An Rinn) cerca de Dungarvan (Dún Garbháin) en el Condado de Waterford (Contae Phort Láirge) y Muskerry, (Múscraí) y la isla Cape Clear (Oileán Chléire) en la parte occidental del Condado de Cork (Contae Chorcaí). La subdivisión más importante en Munster es entre el irlandés Decies (Na Déise) (hablado en Waterford) y el resto del irlandés de Munster.
Algunas características típicas del irlandés de Munster son:
El uso de terminaciones para mostrar a la persona en verbos en paralelo con un sistema de sujeto pronominal, por tanto "debo" es caithfead así como caithfidh mé, mientras otros dialectos prefieren caithfidh mé (mé significa "yo"). "Yo fui y tú fuiste" es Bhíos agus bhís o Bhí mé agus bhí tú en Muster, pero lo más común en otros dialectos es el segundo. Es de especial atención que éstas son tendencias fuertes y las formas personales Bhíos, etc., son usadas en el oeste y el norte, particularmente cuando las palabras están en la última cláusula.
Uso de formas de verbos independientes/dependientes que no están incluidas en el estándar. Por ejemplo, "veo" en Munster es chím, que es una forma independiente - el irlandés del norte también usa una forma similar tchím, mientras que "no veo" es ní fheicim, feicim siendo una forma dependiente que es usada después de partículas tales como ní ("no"). Chím es reemplazado por feicim en el estándar. De manera similar la forma tradicional preservada en Munster bheirim/ni thugaim (doy/no doy) es tugaim/ní thugaim en el estándar; gheibhim/ní bhfaighim (consigo/no consigo) es faighim/ní bhfaighim.
Antes de -nn, -m, -rr, -rd, -ll, en palabras monosilábas y en la sílaba tónica de palabras polisílabas donde la sílaba es seguida por una consonante, algunas vocales cortas son alargadas mientras que otras son diptongadas, por lo que ceann [kʲaun] "cabeza", cam [kɑum] "torcido", gearr [gʲa:r] "corto", ord [o:rd] "mazo", gall [gɑul] "extranjero, no-Gael", iontas [u:ntəs] "una maravilla", compánach [kəum'pɑ:nəx] "compañero", etc.
Una construcción copular que involucra ea ("eso") es usada frecuentemente. Por lo tanto "Soy una persona irlandesa" puede ser Éireannach mé y Éireannach is ea mé en Munster; hay una ligera diferencia en significado, sin embargo, la primera opción puede ser una declaración de un hecho, mientras que la segunda le da énfasis a la palabra Éireannach.
Las palabras masculinas y femeninas son sujeto de lenición después de insan (sa/san) ("en el/la"), den ("del/de la") y don ("para/hacia la"): sa tsiopa, "en la tienda", comparada con el estándar sa siopa (el estándar sólo presenta lenición en sustantivos femeninos en el dativo en estos casos).
Eclipsis de la f después de sa: sa bhfeirm, "en la granja", en vez de san fheirm.
Eclipsis de la t y la d después de preposiciones y artículos singulares con todas las preposiciones excepto después de insan, den y don: ar an dtigh ("en la casa"), ag an ndoras ("en la puerta").
El acento está por lo general en la segunda sílaba de una palabra cuando la primera sílaba contiene una vocal corta y la segunda sílaba contiene una vocal larga, diptongo, o es -(e)ach, p.e. bioRÁN, en contraste con BIOrán en Connach y Ulster.
Connacht
El dialecto más fuerte del irlandés de Connacht se encuentra en Connemara y las islas Aran. Más cercano al Gaeltacht de Connacht es el dialecto hablado en la pequeña región en la frontera entre Galway (Gaillimh) y Mayo (Maigh Eo). El dialecto del norte de Mayo de Erris (Iorras) y la isla Achill (Acaill) es, en gramática y morfología esencialmente un dialecto de Connacht, pero muestra algunas similitudes con el irlandés de Ulster debido a una inmigración a gran escala de la gente desposeída después de la Colonización del Ulster.
Hay algunas características en el irlandés de Connemara fuera del estándar oficial - notablemente la preferencia de sustantivos verbales terminados en -achan, p.e. lagachan en lugar de lagú, "debilitante". La pronunciación fuera del estándar del área Cois Fharraige con vocales alargadas y terminaciones fuertemente reducidas le da un sonido distinto. Las características distintivas del dialecto de Connacht y Ulster incluyen la pronunciación de las bg y mh cerradas como [w], en lugar de [vˠ] en Munster. Por ejemplo sliabh ("montaña") es pronunciada [ʃlʲiəw] en Connacht y Ulster en comparación a [ʃlʲiəβ] en el sur. Además, los hablantes de Connacht y Ulster tienden a incluir el pronombre "nosotros" en vez de usar la forma compuesta estándar usada en Munster, p.e. bhí muid es usado para "nosotros fuimos" en lugar de bhíomar.
Como en el irlandés de Munster, antes de -nn, -m, -rr, -rd, -ll, en palabras monosilábas y en la sílaba tónica de palabras polisílabas donde la sílaba es seguida por una consonante, algunas vocales cortas son alargadas mientras que otras son diptongadas, por lo que ceann [kʲaun] "cabeza", cam [kɑum] "torcido", gearr [gʲa:r] "corto", ord [o:rd] "mazo", gall [gɑul] "extranjero, no-Gael", iontas [u:ntəs] "una maravilla", etc.
El irlandés de Meath de hoy en día (en Leinster) es un caso especial. Pertenece principalmente al dialecto Connemara. La comunidad gaeloparlante en Meath es por la mayor parte un grupo de hablantes de Connemara que se mudaron ahí durante los años treinta después de la campaña por reforma de la tierra liderada por Máirtín Ó Cadhain (quien subsecuentemente se convirtió en uno de los principales escritores modernistas del lenguaje).
El Presidente irlandés Douglas Hyde fue uno de los últimos hablantes del dialecto de Roscommon.
Ulster
Lingüísticamente el dialecto más importante del Ulster hoy es el de Rosses (na Rossa), que ha sido usado exhaustivamente en la literatura por autores como los hermanos Séamus Ó Grianna y Seosamh Mac Grianna, localmente conocidos como Jimí Fheilimí y Joe Fheilimí. Este dialecto es esencialmente el mismo que el de Gweedore (Gaoth Dobhair = Ensenada/Entrada de Agua Corriente), y es usado por cantantes nativos como Enya (Eithne) y Moya Brennan (Máire Brennan) y sus hermanos en Clannad (Clann as Dobhar = Familia del Dobhar - una sección de Gweedore), Na Casaidigh y Mairéad Ní Mhaonaigh de otra banda local, Altan.
El irlandés del Ulster suena muy diferente y comparte muchas coracterísticas con el gaélico escocés y tiene muchas palabras características y matices en los significados. Sin embargo, desde la desaparición de los dialectos irlandeses en lo que era Irlanda del Norte, es probablemente una exageración ver el Irlandés del Ulster como una forma intermediaria entre el gaélico escocés y los dialector del sur y el oeste del irlandés. Por ejemplo, el gaélico escocés del norte tiene muchas características en común con el irlandés de Munster y no con el del Ulster.
Un rasgo notable del irlandés del Ulster y el gaélico escocés es el uso de una partícula negativa cha(n) en lugar del Munster y Connacht ní. El irlandés del sur del Ulster retiene ní de manera más pronunciada, mientras que cha(n) ha desplazado a ní en la mayoría de los dialectos del norte (p.e. Rosguill y la isla Tory), aunque aún en estas áreas níl ("no es") es más común que chan fhuil o cha bhfuil.
An Caighdeán Oifigiúil
An Caighdeán Oifigiúil ("El Estándar Oficial"), a veces acortado a An Caigdheán, es la lengua estándar que es enseñada en la mayoría de las escuelas en Irlanda, aunque con fuertes influencias de dialectos locales.
Su desarrollo tuvo dos propósitos. Uno fue simplificar la ortografía irlandesa que había retenido su ortografía clásical, removiendo muchas letras mudas, y darle a la forma escrita un estándar que fuera un "dialecto libre". Aunque muchos aspectos del Caighdeán son esencialmente las del irlandés de Connacht, esto era simplemente porque es el dialecto central que forma un "puente" entre el norte y el sur. En realidad, los hablantes pronuncian las palabras como en su propio dialecto, pues la ortografía simplemente refleja la pronunciación del irlandés clásico. Por ejemplo, ceann ("cabeza") en el irlandés moderno temprano era pronunciado (cenˠː). La ortografía fue retenida, pero la palabra se pronuncia de maneras diversas [caun] en el sur, [cɑːn] en Connacht y [cænː] en el norte. Beag ("pequeño") era [bʲɛɡ] en irlandés moderno temprano, y es ahora [bʲɛɡ] en irlandés de Waterford, [bʲɔɡ] en irlandés de Cork-Kerry, varía entre [bʲɔɡ] y [bʲæɡ] en el oeste, y es [bʲœɡ] en el norte.
La simplificación, sin embargo, en algunos casos probablemente fue demasiado lejos al simplificar el estándar tomando en cuenta sólo al oeste. Por ejemplo, el irlandés moderno temprano leabaidh, [lʲebʷɨʝ], ("cama") es pronunciado [lʲabʷə] así como [lʲabʷɨɟ] en irlandés de Waterford, [lʲabʷɨɟ] en irlandés de Cork-Kerry, [lʲæbʷə] en irlandés de Connacht, [lʲæːbʷə] en irlandés de Cois Fharraige y [lʲæbʷi] en el norte. Los hablantes nativos desde el norte hasta el sur consideran que leabaidh debe ser la representación en el Caighdeán y no el actual leaba.
Por otro lado, el Caighdeán no llegó lo suficientemente lejos en muchos casos. Por ejemplo, ha mantenido la ortografía del irlandés clásico de ar ("en, para, etc.") y ag ("a, por, de, etc."). La primera es pronunciada [ɛɾʲ] a través del mundo de habla goidélica (y es escrita er en manés, y air en gaélico escocés), y debe ser escrita ya sea eir, oir o air en irlandés. La segunda se pronuncia [ɪɟ] en el sur y [ɛɟ] en el norte y oeste. De nuevo, el manés y el gaélico escocés reflejan esta pronunciación mucho más claramente que el irlandés lo hace, en manés ec y en escocés aig.
En muchos casos, sin embargo, el Caighdeán sólo puede referirse a la lengua clásica, en que cada dialecto es diferente, como sucede en las formas personales de ag ("a, por, de, etc.").
Munster : agùm, agùt, igè, icì, agùing/aguìng (oeste de Cork/Kerry agùin/aguìn), agùibh/aguìbh, acù
Connacht : am (agam), ad (agad), aige [egɨ], aici [ekɨ], ainn, aguí, acab
Ulster: aigheam, aighead, aige [egɨ], aicí [eki], aighinn, aighif, acú
Caighdeán: agam, agat, aige, aici, againn, agaibh, acu
Otro propósito fue el crear un estándar gramáticamente "simplificado" que lo hicieran un lenguaje más fácil de aprender para la mayoría de la población escolar angloparlante. En parte esto es porque el Caighdeán no es universalmente respetado por los hablantes nativos, en que hace el idioma simplificado un ideal, en vez del ideal que los hablantes nativos tradicionalmente tenían de sus dialectos (o del dialecto clásico que conocían). Por supuesto, éste no era el objetivo original de sus desarrolladores, quienes preferían ver la "versión escolar" del Caighdeán como un medio de facilitarle a los aprendices de una segunda lengua la tarea de aprender el irlandés de manera completa. El sistema de verbos del Caighdeán es el principal ejemplo, con la reducción de formas verbales irregulares y formas personales del verbo - excepto en las primeras personas. Sin embargo, una vez que la palabra "estándar" se comenzói a usar, las formas representadas como "estándar" tomaron poder por sí mismas, y por lo tanto el fin último ha sido olvidado en muchos círculos.
El Caighdeán es, en general, hablado por hablantes no nativos, y como muchos de los hablantes más influyentes son de la capital (y son muy a menudo políticos), es a veces llamado "irlandés de Dublín". Como es enseñado en las escuelas gaeloparlantes (donde el irlandés es el principal o a veces el único, medio de instrucción), es a veces también llamado "Irlandés de Gaelscoil". Es también la base del llamado "irlandés de Belfast", que es el Caighdeán fuertemente influenciado por el irlandés del Ulster.
Es la primera de las lenguas goidélicas, subgrupo de las lenguas célticas insulares.
Del irlandés medio derivarán las diversas variedades dialectales que darán lugar al gaélico escocés, al manés y, también, al irlandés moderno.
En fonología le caracteriza el sandhi inicial, esto es, que la primera consonante de una palabra se modifica según el sonido final prehistórico de la palabra anterior, como an tobar 'el pozo', mo thobar 'mi pozo'.
El irlandés moderno sólo tiene un signo diacrítico, el acento agudo (á é í ó ú), conocido en irlandés como la síneadh fada ("marca larga", plural sinte fada). En inglés, es conocida frecuentemente como la fada cuando el adjetivo es usado como sustantivo. El punto diacrítico superior, llamado un "ponc séimhithe" o "sí buailte" (usualmente acortado a buailte, deriva del "punctum delens" usado en manuscritos medievales que indicaban supresión, similar a tachar palabras indeseadas en la escritura de hoy en día. Desde ese entonces ha sido usado para indicar la lenición de s (/s/ a /h/) y f (de /f/ a cero) en irlandés antiguo.
La lenición de c, p y t era indicada poniendo una letra h después de la consonante afectada; la lenición de otros senidos no se marcaba. Posteriormente ambos métodos fueron extendidos a ser indicadores de lenición de todo sonido excepto l y n y dos sistemas rivales eran usados: lenición podía ser marcada por un buailte o por una h pospuesta. Eventualmente el uso del buailte predominaba en textos que usaban las letras gaélicas, mientras que la h predominaba en textos usando las letras romanas.
Hoy la caligrafía celta y el buailte son usadas raramente excepto cuando el estilo "tradicional" es requerido, p.e. el lema del escudo de la University College Dublin o el símbolo de las Fuerzas de Defensa Irlandesas, la insignia en el sombrero de las Fuerzas de Defensa Irlandesas, Óglaiġ na h-Éireann.
En irlandés hay dos clases de mutación consonántica:
Lenición (en irlandés, séimhiú) describe el cambio en las fricativas. Indicado en antigua ortografía con un buailte' escrito sobre la consonante cambiada, esto se hace ahora añadiendo una -h:
caith! ("¡lanza!") - chaith mé ("lancé"); éste es un ejemplo de lenición como marcador del pasado que es causado por el uso del auxiliar "hacer" aunque usualmente se omitide.
margadh ("mercado", "oferta") — Tadhg an mhargaidh ("el hombre en la calle" (literalmente "Tadhg del mercado"); aquí vemos una lenición marcando el caso genitivo de un sustantivo masculino.
Seán ("Seán, Juan") - a Sheáin ("¡Oh Juan!"); la lenición es parte del llamado caso vocativo, de hecho la lenición vocativa es provocada por la a o el marcador vocativo anterior.
Eclipsis (en irlandés, urú) cubre la sonorización de las partículas no-sonoras, así como la nasalización de partículas sonoras.
athair ("padre") — ár nAthair ("nuestro Padre")
tús ("inico") - ar dtús ("en el inicio")
Gaillimh ("Galway") — i nGaillimh ("en Galway")
El orden de las palabras en irlandés es VSO (Verbo-Sujeto-Objeto) por lo que, por ejemplo, "Él me golpeó" es Bhuail (golpear en pasado), sé (él), mé (me).
Un aspecto de la sintaxis irlandesa que le es deconocida para los hablantes de otras lenguas es el uso de la copula (conocida en irlandés como an chopail). La cópula es usada para describir la identidad o característica permanente de una persona o cosa (p.e. "quién" o "qué"), en contraste a los aspectos temporales tales como "cómo", "dónde" y "porqué". Esto se parece a la diferencia entre los verbos ser y estar en español y portugués, aunque no es exactamente lo mismo.
Algunos ejemplos son:
Is fear é. (lit.) "Él es un hombre"
Is fuar é. "Es una persona de (corazón) frío".
Tá sé/Tomás fuar. "Él/Tomás es frío" (= siente frío).
Tá sé/Tomás ina chodladh. "Él/Tomás está dormido"
Is maith é. "Él es bueno (una buena persona)"
Tá sé go maith. "Él está bien"
Otra característica de la gramática irlandesa que es compartida con otras lenguas celtas es el uso de pronombres preposicionales forainmneacha réamhfhoclacha, que son esencialmente preposiciones conjugadas. Por ejemplo, la palabra para "a" es ag, que en primera persona se vuelve agam ("a mí"). Cuando se usa con el verbo bí ("ser"), ag indica posesión; es el equivalente del verbo "tener".
El léxico irlandés es básicamente celta y estrechamente emparentado con otras lenguas célticas. Dentro de la familia céltica tomó, al comienzo del siglo VI, innumerables préstamos del galés y de alguna otra lengua brytónica sin identificar. Tras la introducción del cristianismo, siglo V, se produce una afluencia de préstamos del latín, sobre todo de palabras literarias y eclesiásticas, por ejemplo Pascha = Cásc, fenestra = senester. En siglos posteriores el antiguo nórdico, el francés normando y el antiguo y medio inglés contribuirán a compartir su vocabulario, cada uno de ellos influyendo en ciertos aspectos culturales concretos: el antiguo nórdico otorgará palabras de uso marítimo, el francés normando palabras legales y de la arquitectura.
Durante su desarrollo, el irlandés se enriqueció con palabras de otros idiomas (latín, noruego, español, anglonormando y, por supuesto, inglés).
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Saoláitear na daoine uile saor agus comhionann ina ndínit agus ina gcearta. Tá bauidh an réasúin agus an choinsiasa acu agus dlíd iad féin d'iompar de mheon bhrthreachais i leith a chéile.
A lo largo de su dilatada historia, el irlandés ha usado un alfabeto llamado ogham, en los inicios, para después utilizar distintas variedades del alfabeto latino.
Los testimonios más antiguos del irlandés son las piedras Ogham, sobre las que aparecen grabados diferentes signos, especialmente nombres propios. Es probable que fueran parte de monumentos o tumbas, o marcas de propiedad sobre un terreno. Posteriormente (y durante muchos siglos) el irlandés escrito utilizó la escritura medieval gaélica. Sólo en la década de 1950 se dio el paso al alfabeto latino internacional, aunque todavía se emplea el alfabeto gaélico en algunos escritos adornados.
La escritura Ogam, Ogham u Ogum, fue un sistema de signos alfabético utilizado para representar gráficamente los lenguajes irlandés y picto sobre monumentos pétreos, en su mayoría entre los años 400 y 600 de la E.C..
En su más simple forma, consiste de cuatro grupos de trazos o muescas, cada conjunto incluye cinco letras estructuradas a partir de una hasta cinco marcas, creando de este modo 20 grafías. Un quinto grupo de cinco símbolos, llamado forfeda ("letras adicionales"), fue posiblemente un desarrollo posterior.
Su origen, aún debatido, puede datarse incluso antes del siglo V A.C. Si bien no han quedado registros anteriores al siglo IV D.C. Esto se puede deber a la manera que el alfabeto se usaba. Julio César -en su Guerras Gálicas- dice que los druidas usaban al alfabeto latino o griego incluso en sus escritos sagrados por “temor que (el de ellos) llegara a vulgarizarse y que la memoria de los sabios (o estudiantes) pudiera decaer”. De acuerdo a Graves, Macalister “demuestra que el Ogam nunca se usó en inscripciones públicas hasta que el druidismo empezó a decaer”.
La escritura ogham sólo se conoce en Irlanda y Bretaña por lo que es fácil deducir que es una escritura vernácula. Además, dejando las inscripciones pictas tardías en Escocia, se usó exclusivamente para escribir irlandés, continuando el conocimiento del ogham en Irlanda hasta la dispersión de las escuelas de aprendizaje nativas en el siglo XVII. Todo ello parece indicar que la escritura ogham tuvo su origen en la isla de Irlanda, siendo las inscripciones halladas en la isla de Bretaña fruto de emigrantes que colonizaron partes de esta isla en el período post-romano.
Las inscripciones consisten casi exclusivamente de nombres propios en el caso genitivo, significando "la piedra de fulano". Entre los pocos apelativos que acompañan a los nombres están "hijo", "hija", "abuelo" y "pueblo, tribu", todos en genitivo. No hay verbos ni preposiciones.
La escritura ogham siguió siendo usada hasta el siglo VII, coincidiendo las últimas inscripciones con el comienzo de la escritura en irlandés en manuscritos, cosa que tiene su origen a mediados del siglo VI. El alfabeto romano se introduce en el siglo V y poco a poco va a ir desplazando al ogham.
La antigua minúscula irlandesa antigua usada para escribir la lengua ha sido reemplazada por el alfabeto romano, salvo las letras j, k, q, v, w, x, y, z. En la escritura irlandesa las aspirantes fueron marcadas por el punto superíndice, el alfabeto romano usa la letra h. Las vocales largas se marcan con acento.
Los primeros testimonios escritos de la lengua irlandesa provienen de los más de tres centenares de inscripciones en ogham, hallados principalmente en un estrecho cinturón al sur de Irlanda, desde Kerry a través de Cork y Waterford y, saltando el Mar de Irlanda, en Gales y Cornualles.
Dejando a un lado las inscripciones en ogham, existen un corpus literario en poesía y prosa (siglos VIII-XII) en el que tiene un lugar principal el romance heroico Tain bo Cúailnge (siglo VII). Las fuentes más antiguas de esas obras tempranas son Leabhar na h-Uidhe (El libro de Dun Cow) del siglo XII, el Book of Leinster del mismo siglo y Yellow Book of Lecan, del XIV. También hay que mencionar el Book of Armagh, que tiene la traducción más antigua del Nuevo Testamento al irlandés.
Antiguo irlandés: óen, da, tri, ceth(a)ir, cóic, se, secht, ocht, noi, deich
Irlandés actual: aon, dó, trí, ceathair, cúig, sé, seacht, ocht, naoi, deich
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El gaélico escocés es una de las lenguas tradicionales de los escoceses y la lengua histórica de la mayor parte de Escocia.
El gaélico escocés (Gàidhlig) es una lengua indoeuropea de la rama celta, miembro de las lenguas goidélicas, que llegó a Escocia alrededor del siglo V, cuando los escotos de etnia celta y provenientes del norte de Irlanda se asentaron en la costa occidental, llevando una variedad del irlandés antiguo que sustituyó a la antigua lengua de los pictos hablada en la zona hasta entonces. De ahí su similitud con el gaélico hablado en Irlanda y la Isla de Man.
Se denomina siempre gaélico escocés [Scottish Gaelic] y no gaélico (para diferenciarlo del irlandés y el manés) o escocés [Scottish, (para no confundirlo con el escocés [Scots], lengua germánica cercana al inglés).
El nombre de Escocia, en inglés Scotland, deriva del latín Scoti, término usado para referirse a los gaélicos. El origen del término Scoti es incierto. Fue hallado en textos en latín del siglo IV describiendo una tribu que navegó desde Irlanda a la Britania romana. Luego fue aplicado a todos los gaélicos. No se cree que ningún grupo gaélico se autodenominase Scoti en tiempos antiguos, excepto en la escritura en latín. Antiguos documentos irlandeses usan el término Scot (plural Scuit) en épocas tan lejanas como el siglo IX, por ejemplo en el glosario de Cormac úa Cuilennáin.
Para Charles Oman el término deriva de Scuit; un hombre desprendido, sugiriendo que Scuit no se refiere a un gaélico sino a un sector renegado ubicado en parte del Úlster que se convirtió en el reino de Dál Riata.
El autor del siglo XIX Aonghas MacCoinnich de Glasgow propuso que Scoti deriva de un etnónimo gaélico (propuesto por MacCoinnich) Sgaothaich de sgaoth, más el sufijo -ach (plural -aich). Sin embargo, esta propuesta a la fecha no ha sido confirmada por estudiosos de las toponimias.
El papa León X (1513–1521) decretó que el uso del nombre Scotia pasara a referirse a la tierra que es ahora Escocia.
Virtualmente todos los nombres para Escocia están basados en Scotia (ej. francés Écosse, checo Skotsko, zulú IsiKotilandi, maorí Koterana, hakka Sû-kak-làn, quechua Iskusya, turco İskoçya etc.), directamente o a través de otra lengua. Las excepciones son las lenguas celtas cuyos nombres están basados en Alba, ej. manés Nalbin, galés Yr Alban.
Scotia es una forma de decir "tierra de los gaélicos". Originalmente designaba a Irlanda, como cuando Isidoro de Sevilla en 580 d.C. decía "Scotia e Hibernia son el mismo país" (Isidoro, lib. xii. c. 6)", pero la connotación es todavía étnica. Así fueron usados en ese entonces por el rey Roberto I de Escocia y Domhnall Ua Néill durante las Guerras de independencia de Escocia, cuando Irlanda era llamada Scotia Maior, y Escocia Scotia Minor. Escocia toma su nombre de Scotus que en latín significa "hombre irlandés" (masculino de Scoti). Esto refiriéndose a los gaélicos provenientes de Irlanda que era llamada Scotia (femenino de Scoti) durante esta época. Los romanos en la Edad Media conocían lo que ahora es Escocia como Caledonia.
En el marco de una serie de iniciativas de proyectos europeos se han podido investigar el desarrollo de gaélico escocés en detalles locales durante los últimos 125 años. Los estudios tratan de las comunidades locales, que eran predominantemente de habla gaélica a finales del siglo XIX D.C. Basado principalmente (pero no exclusivamente) en la información del censo de la población local, los informes se esfuerzan por examinar el estado de la lengua a través de las edades a partir de 1881 hasta la actualidad. La información más relevante se recoge ampliamente en la unidad geográfica más pequeña posible y siempre área por área - una referencia muy útil para las personas con interés en su propia comunidad. Además, el impacto de los desarrollos recientes en la educación (es decir, la enseñanza en gaélico y el gaélico como lengua extranjera) se analiza para las zonas de escolarización primaria.
Desde 1881 cada censo decenal de población en Escocia incluyó una pregunta sobre la población de habla gaélica. A pesar de algunas dificultades en la interpretación de estos datos (lo que realmente significa marcar una casilla reconocer poder hablar gaélico) este conjunto de datos a largo plazo tiene una gran cantidad de información sociológica e histórica. En él se destacan las circunstancias en que las personas que hablan esta lengua celta han vivido y viven hoy. En la mayoría de los casos estos datos sólo se ha utilizado ya sea para estudios de problemas específicos sociolingüísticos, o han sido la base de un análisis amplio regional de Escocia.
Sin embargo, resultaba muy difícil para la gente que estaba interesada en su propia localidad tener una visión global de la cantidad y distribución de las personas de habla gaélica justo en su entorno cercano.
La serie de datos abarca todas las regiones de Escocia, donde el gaélico escocés (A'Ghàidhlig en sus propias palabras) todavía se hablaba de una manera sustancial por la población en el inicio del siglo XX D.C. Se espera que estos informes serán de interés no sólo para la gente de la ciencia, sino también a los que tienen que hacer frente a opiniones como que el gaélico nunca se habló aquí en su propia comunidad local.
Origen
No está claro desde cuándo se habla gaélico en Escocia. Aunque hay quien afirma que se hablaba en Argyll antes de la llegada de los romanos, parece que la fecha más segura es el siglo IV, con el reino de Dalriada, que unió la antigua provincia del Ulster, en el norte de Irlanda, con el oeste de Escocia, acelerando así la expansión del gaélico, a lo que también contribuyó el establecimiento de la iglesia gaélico parlante. La toponimia parece indicar que el gaélico ya se hablaba en el siglo V.
El gaélico procede de una variante céltica originaria de Irlanda, de donde fue traída por la expansión del reino norirlandés (los Scotti) de Dál Riata hacia el 500 d. C. según la datación tradicional.
En los siglos que siguieron el gaélico expulsó al picto en el noreste y luego se estableció en el sudoeste y sudeste de lo que hoy es Escocia, a la vez que los reyes gaélicos escoceses se anexionaron el reino británico de Strathclyde y la parte septentrional del reino anglo de Northumbria. Esta fase de expansión duró hasta el siglo XII.
Este antiguo reino escocés coincide a grandes rasgos con las fronteras de la moderna Escocia; los nombres de lugares evidencian todo esto: por toda Escocia se encuentran topónimos de origen gaélico, mientras que en Anglia, en Norse Caithness y en las Islas septentrionales son más bien escasos. El cristianismo céltico ganó influencia en esta zona con la llegada de Columba a Iona procedente de Derry en 563 d. C., siendo esta misión un factor determinante no sólo para los gaélicos escoceses y sus vecinos sino para toda Inglaterra, en lo que a literatura y aprendizaje se refiere.
Sin embargo, desde el reinado de Malcolm Canmore (1059-86), el gaélico pierde su preeminencia, primero en la corte, luego entre la aristocracia en favor del francés normando y luego en las Tierras bajas por el establecimiento de poblaciones de habla inglesa en el este y el centro de Escocia, en favor del inglés o del escocés.
Desarrollo
Esta lengua acabó por desplazar la de los pictos al norte del río Forth y, hasta finales del siglo XV, se conocía en inglés como Scottis. Su declive comenzó en el continente del siglo XIII; dos siglos más tarde existía ya la divisoria Tierras Altas/Tierras Bajas.
Los préstamos lingüísticos procedentes de los anglos y las invasiones vikingas irían relegando cada vez más el idioma, hasta que alrededor del 1500, durante el reinado de Jacobo IV, se crearon en las islas Hébridas las cortes locales y las escuelas de bardos, que fueron cuna del Sistema de Clanes de las Tierras altas y un refugio para la cultura y el idioma gaélico, fuertemente reprimido durante siglos.
A comienzos del siglo XVI, los hablantes de Inglis le llamaban al gaélico Erse, esto es, irlandés, pasando a ser Scottis la colección de dialectos de inglés medio hablados en el reino de Escocia, y de ahí el moderno Scots o escocés. No obstante, el gaélico ocupa aún un lugar especial en la cultura escocesa y no fue nunca desposeído totalmente de su consideración como lengua nacional. Muchos escoceses, lo hablen o no, consideran que hace parte fundamental de su cultura nacional, si bien también hay quien lo considera una mera lengua regional de las Tierras Altas y de las islas.
El gaélico cuenta con una tradición oral (beul aithris) y escrita muy ricas, habiendo sido la lengua de la cultura bárdica de los clanes de la Tierra Alta durante varios siglos. La lengua preservó el patrimonio y adhesión a leyes y costumbres pre-feudales (como se ve, como por ejemplo, en el uso de las expresiones tuatha y dùthchas). Sufrió especialmente con las persecuciones padecidas por los habitantes de las Tierras Altas tras la Batalla de Culloden en 1746 y durante los Desalojos de las Highlands. Ciertas actitudes prefeudales aún se ven en las quejas y reclamaciones de la Liga Agraria de las Highlands de finales del siglo XIX.
Este desplazamiento del gaélico al escocés se produjo desde Escocia oriental hacia las Tierras Bajas occidentales, extinguiéndose el gaélico en la Escocia sudoccoidental hacia el siglo XVIII.
Hacia finales del siglo XV hasta el XVIII se emiten una serie de decretos de los parlamentos escocés y británico promoviendo la lengua inglesa en la educación, primero en la aristocracia y luego en la población general, proscribiendo las órdenes religiosas nativas, desarmando los clanes y prohibiendo las vestimenta y la música de las Tierras Altas. Hacia el siglo XVII el gaélico se ha retirado hacia las Tierras Altas y las Hébridas, donde se retiene la cultura y estructura social céltica y la independencia política.
Situación Actual
En el siglo XIX fue la tercera lengua en importancia en Canadá, tras el francés y el inglés, siendo hablada en ese tiempo en Alberta y Manitoba por inmigrantes escoceses. También hubo algunos nativos, los métis principalmente, quienes aprendieron gaélico si bien su número fue bajo. La palabra 'bannock' ('bannique' en francés canadiense) que significa 'pan indio' procede del gaélico.
Durante el siglo XIX se producen una serie de vigorosos llamamientos para que el gaélico tuviera un lugar en la vida pública y en la educación, teniendo esta lengua un papel determinante en la vida religiosa y en los avivamientos espirituales en las Tierras Altas. De hecho el gaélico será asociado con una cultura religiosa, lectura de la Biblia, adoración familiar y cántico de salmos metrificados. El calvinismo ha promocionado la literatura gaélica.
A pesar de haber sido prohibido y relegado de la enseñanza pública y uso público durante siglos por parte de las autoridades inglesas y también escocesas, en el año 2005 fue promulgada el Acta del idioma gaélico (Gaelic Language (Scotland) Act) alcanzando un grado de reconocimiento oficial por parte del Gobierno de Escocia, dándole igual respeto que al inglés y encomendando su promoción y desarrollo a Bòrd na Gàidhlig.
El gaélico es enseñado en las escuelas y el gobierno escocés mediante Bòrd na Gàidhlig intenta aumentar el número de alumnos que lo estudian tanto en las Tierras Altas como en las Tierras Bajas, para ello ha iniciado un plan para reclutar a más profesores que puedan enseñarlo y a aumentar el número de establecimientos educacionales de todos los niveles donde se enseña. Desde el 2008 comenzó a funcionar BBC Alba que transmite gran parte de sus contenidos en gaélico. La BBC también opera la Radio nan Gàidheal.
Gradualmente se ha ido introduciendo señalética vial bilingüe gaélico-inglesa en áreas donde se habla gaélico en las Tierras Altas, las Islas y Argyll. En muchos casos es solo la readopción de la forma ortográfica tradicional (como por ejemplo Ràtagan o Loch Ailleart en vez de las formas anglizadas de Ratagan o Lochailort respectivamente). Recientemente el Highland Council (Comhairle na Gàidhealtachd) ha tenido la intención de introducir señaletica vial bilingüe en toda su área de jurisdicción, a lo que se han resistido algunos residentes.
Desde la segunda mitad de 2009, un memorando de acuerdo establece la posibilidad a los hablantes de gaélico escocés de comunicarse con y recibir respuesta de los órganos de la Unión Europea en dicha lengua.
En la actualidad es hablado por unas 60 000 personas en las regiones norteñas de Escocia, cifra que representa menos del 1 % de la población escocesa —de un total de 5,1 millones—; para los que lo hablan, hay varios periódicos y programas de radio disponibles.
El 21 de abril de 2005 se aprobó en el Parlamento de Escocia la ley que convierte al gaélico escocés en una de las lenguas oficiales de Escocia, junto al inglés.
Unas 100.000 personas mayores de 3 años en Escocia tienen algún conocimiento del idioma gaélico. Además lo hablan 2000 en Nueva Escocia (Canadá). 1610 hablantes en los Estados Unidos en el año 2000. 822 hablantes en Australia en el 2001. 669 hablantes en Nueva Zelanda en el 2006.
El censo británico del año 2001 mostró un total de 58 652 hablantes en Escocia (1,2 % de la población mayor de tres años). Comparado con el censo del año 1991 ha habido una disminución de 7 300 personas (11 % del total), esto significa que el gaélico sigue declinando en Escocia.
Hasta ahora se hacen esfuerzos por revertir la situación, pero han tenido un éxito limitado. Considerando los datos relativos a las parroquias civiles (lo cual permite un continuo estudio del estatus del gaélico desde el siglo XIX) dos circunstancias nuevas han tomado lugar que son relativas al declive del gaélico:
Ninguna parroquia civil tiene una proporción de hablantes del gaélico superior al 75 %, siendo Barvas (Barabhas) y Lewis (Leòdhas) las que tienen un mayor porcentaje (74 %).
El principal baluarte del gaélico continúan siendo las islas Hébridas Exteriores (Na h-Eileanan Siar) donde el porcentaje de hablantes va desde el 61 % al 50 % en todas las parroquias. La parroquia de Kilmuir en el norte de la isla de Skye (An t-Eilean Sgitheanach) está también sobre el umbral del 50 %.
Fuera de las Hébridas Exteriores las únicas áreas con un porcentaje significativo de hablantes son la isla de Tiree (Tiriodh) (41,4 %) de las Islas Hébridas Interiores (Na h-Eileanan a-staigh) y la isla de Lismore (Lios Mór) en el centro de las Tierras Altas occidentales (28,8 %). A pesar de esto, el peso del gaélico es muy reducido. De un total de casi 900 parroquias civiles en Escocia:
Solo 9 de ellas tienen una proporción de hablantes del gaélico superior al 50 %.
Solo 20 de ellas tienen una proporción de hablantes del gaélico superior al 25 %.
Solo 39 de ellas tienen una proporción de hablantes del gaélico superior al 10 %.
Fuera de los principales Gàidhealtachd (áreas donde se habla el gaélico) existe un número relativamente alto de hablantes, pero aislados de otros hablantes del gaélico tienen pocas oportunidades de usar la lengua corrientemente.
Se pueden hacer distinciones dialectales en la lengua gaélica: la central, compuesta por las Tierras Altas centrales occidentales y las Islas occidentales, la septentrional, la oriental y la meridional.
Es posible distinguir entre el gaélico de las Tierras Altas, que correspondería con el que se conoce como gaélico escocés y el gaélico de la Tierras Bajas, ahora extinto. Este último se hablaba en el sur de Escocia antes de la introducción del escocés de la Tierras Bajas. Sin embargo, no hay pruebas de la existencia de una frontera lingüística entre el norte y el sur, como tampoco entre Argyll y Galloway. Los dialectos en las dos márgenes del Estrecho de Moyle, que ligaban el gaélico escocés con el irlandés, también están extintos hoy en día.
El dialecto meridional está más próximo al irlandés que el septentrional y también es más flexivo. La principal diferencia que existe entre ellas es el cambio del fonema /é/ que se convierte en eu en el dialecto del norte o septentrional, en tanto que se convierte en ia en el meridional o del sur. Así por ejemplo 'hierba' se pronuncia /feur/ en el norte y /fiar/ en el sur. Existen también unos miles de hablantes del escocés en Nueva Escocia.
Descendiente del Irlandés Medio, el gaélico escocés es una de las tres lenguas del subgrupo goidélico de las lenguas célticas insulares.
La letra h, utilizada ahora sobre todo para indicar la lenición de una consonante y la aspiración, no se empleaba en la ortografía antigua, ya que la lenición se indicaba con un punto sobre la consonante. Las letras del alfabeto recibían nombres tradicionales de árboles: ailm (olmo), beith (abedul), coll (avellano), dair (roble), etc., aunque ya no se sigue esta norma.
La calidad de las consonantes se indica en parte con las vocales que las rodean. Las vocales se clasifican como caol (‘delgadas’, o sea, e e i) o leathann (‘anchas’, o sea, a, o y u). La regla ortográfica es caol ri caol is leathann ri leathann (‘delgada a delgada y ancha a ancha’). Las consonantes delgadas se palatalizan, mientras que las anchas se velarizan.
Debido la esta regla ortográfica, un grupo consonántico interior se debe rodear de vocales de la misma calidad para indicar su pronunciación sin ambigüedad, dado que algunas consonantes mudan su pronunciación dependiendo de si se rodean con vocales anchas o delgadas. Como por ejemplo, la t de slàinte ([slaːntʃə]) con t de bàta ([paːtə]).
Esta regla no afecta la pronunciación de las vocales. Como por ejemplo, los plurales en gaélico se forman habitualmente con el sufijo an: bròg, [proːk] (‘zapato’)/brògan, [proːkən] (zapatos). Pero debido a la regla ortográfica, el sufijo se escribe -ean (aunque pronunciado igual) después de una consonante delgada, como en taigh, [tʰɤj] (‘casa’)/taighean, [tʰɤjən] (‘casas’).
A partir de 1976, la Comisión de Exámenes de Escocia introdujo determinadas modificaciones a esta regla. Como por ejemplo, el sufijo del participio de pasado siempre se escribe -te, incluso después de una consonante ancha, como en togte (‘elevado’), y no el tradicional togta. Cuando coinciden pares de vocales, no siempre está claro qué vocal se debe pronunciar y cuál se introdujo para satisfacer esta regla ortográfica.
Las vocales acentuadas omitidas en el habla también se pueden omitir en la escrita informal. Como por ejemplo: Tha mi an dòchas (‘Espero’) → Tha mi ’n dòchas
Una vez aprendidas las reglas ortográficas, la pronunciación de los textos escritos resulta bastante predecible.
Los signos diacríticos utilizados por el gaélico son el acento grave (`) y el acento agudo (´). El acento grave es el más usado para marcar las vocales largas y marca en el caso de la ò [ɔ:] y è [ɛ:] un sonido distinto al de la é [e:] y ó [o:].
La mayoría de las letras se pronuncia de manera semejante a otras lenguas europeas. Las consonantes anchas t y d y, con frecuencia, n tienen una articulación dental (como en irlandés y las lenguas románicas y eslavas, en contraste con la articulación alveolar típica del inglés y otras lenguas germánicas. La r no palatal es una vibración alveolar, como la rr del gallego.
Las consonantes oclusivas «sonoras» b, d, g no lo son en el gaélico, sino más bien no aspiradas sordas. Las oclusivas «sordas» p, t, c son sordas y se pronuncian con una aspiración fuerte (postaspiradas en posición inicial, preaspiradas en posición medial o final). El gaélico comparte esta propiedad con el islandés. En algunos dialectos gaélicos, las oclusivas al inicio de una sílaba acentudada sonorizan si las sigue una consonante nasal. Como por ejemplo, taigh (‘una casa’) es [tʰɤi], pero an taigh, (‘la casa’) es [ən dʰɤi]. También ocurre tombaca (‘tabaco’), [tʰomˈbaxkə].
Las consonantes con lenición tienen pronunciaciones especiales: bh y mh son [v]; ch es [x] ou [ç]; dh, gh es [ʝ] o [ɣ]; th es [h], [ʔ] o muda. La lenición de l, n y r no se muestra en la escrita.
fh es casi siempre mudo, con solo tres excepciones: fhèin (‘mismo’), fhathast (‘aún’) y fhuair (forma independiente de pasado del verbo irregular faigh, a’ faighinn ‘encontrar’, ‘obtener’), en que se pronuncia [h].
Hay determinados rasgos que conviene hacer notar:
El acento recae habitualmente en la primera sílaba: como por ejemplo drochaid (‘un puente’), [ˈtroxatʃ].
Se introducen vocales epentéticas entre determinadas consonantes adyacentes, en concreto las vibrantes (l o r) y ciertas consonantes de las siguientes:
tarbh (‘toro’): [tʰarav]
Alba (‘Escocia’): [alapa].
La schwa ([ə]) al final de una palabra se pierde si va sucesivo de una palabra que comienza por vocal. Como por ejemplo:
duine (‘un hombre’): [ˈtɯnʲə]
an duine agad (‘tu hombre’): [ən ˈdɯnʲ akət]
El sustantivo tiene dos géneros (masculino y femenino) y su número puede ser singular y plural. El gaélico escocés, al igual que las demás lenguas celtas, carece de artículo indefinido, y la propia forma del sustantivo puede indicar, a su vez, la forma indefinida (dùthaich, ‘país’ o ‘un país’). Esta lengua tiene artículo definido, el cual varía considerablemente de forma (y provoca lenición) dependiendo del caso del sustantivo y del género: a’ chlann (‘los niños’), an t-ainm (‘el nombre’), an dotair (‘el doctor’), am bràthair (‘el hermano’).
Al igual que las demás lenguas celtas es un idioma flexivo que tiene los siguientes casos y que se manifiestan mediante la lenición (en la mayoría de los casos): nominativo/acusativo, dativo, genitivo y vocativo. En cuanto al orden de la frase, el verbo va al principio, luego el sujeto y al final el objeto (V+S+O): Bidh (V) mi (S) a' dol (OD) dhan oilthigh (CCL) a-màireach anns a' mhàdainn (CCT) ('Iré a la universidad mañana por la mañana').
Cabe destacar la importancia de los llamados pronombres preposicionales, formados mediante la forma de los pronombres tónicos y alguna preposición; por ejemplo: agam (‘en mí’ ← aig+mi), annam (‘en mí’ ← ann+mi), leam (‘conmigo’, ‘por mí’ ← le+mi), etcétera, que sirven para expresar acciones como «tener» (A bheil bràthair no piuthar agad?, ‘¿Tienes hermano o hermana?’; Chan eil Beurla aige, ‘(Él) no sabe inglés’), definirse como un sujeto ('S e oileannach a th’ annam, ‘Soy un estudiante’), preguntar cómo se llama un sujeto (Dè an t-ainim a th’ort?, ‘¿Cómo te llamas?’) o presentar las aflicciones o condiciones (Tha an t-acras orm, ‘Tengo hambre’), etcétera. Literalmente, ‘hay alguna cosa en/con/hacia/etc. alguien’: Tha seann chù agam (lit. ‘Hay un perro viejo en mí’ ← ‘Tengo un perro viejo’).
El verbo gaélico tiene voz (activa y pasiva), modo (indicativo, subjuntivo e imperativo), tiempo, número y persona. Además, los verbos tienen dos formas: la forma independiente y la forma dependiente (además, la forma de futuro presenta una forma relativa). Carece de una forma infinitiva distinta de las otras (el infinitivo debe ser construido desde la raíz verbal para ser usado en las frases y puede tener una forma aspirada y una no aspirada). El gaélico además del verbo bhith ('ser/estar'), tiene solo 10 verbos irregulares.
Para el verbo ser/estar, en gaélico escocés existen tres formas de expresarlo:
Presentación del sujeto: uso de la partícula is junto con el pronombre tónico en forma enfática (Is mise Seumas, 'Soy Jaime').
Descripción del sujeto: uso de la forma tha / chan eil (Tha e glè bhrèagha an-diugh, nach eil?, 'Hoy hace buen día, ¿no?').
Definición del sujeto: uso de la forma 's e / chan e
Definición del sujeto mediante un nombre con artículo indefinido: uso de la forma 's e/chan e + nombre + pronombre preposicional ( 'S e dotair a th' innte, '(Ella) es (una) doctora').
Definición del sujeto mediante un nombre con artículo definido: uso de la forma 's e/chan e + pronombre tónico enfático / nombre propio + nombre con artículo definido ('S e mise an sagart, '(Yo) soy el cura').
La mayor parte del vocabulario del gaélico escocés es céltico nativo. Hay un gran número de préstamos del latín, (muinntir, Didòmhnaich), antiguo griego (eaglais, BioBall de Ekklesia y Biblia) especialmente en el ámbito religioso, nórdico, hebreo, francés el escocés de las tierras bajas escoceses.
En común con otras lenguas indoeuropeas, los neologismos que se acuñaron para los conceptos modernos se basan normalmente en griego o latín, aunque escrito en la ortografía gaélica, la televisión, por ejemplo, se convierte telebhisean y el ordenador se convierte en coimpiùtar. Aunque los hablantes nativos con frecuencia utilizan una palabra en Inglés para la que existe un perfecto equivalente gaélico, ellos, sin pensar, simplemente adoptan la palabra inglesa, aplicando las reglas de la gramática gaélica.
Sin embargo, a medida que la educación media en gaélico crece en popularidad, una nueva generación de gaélicos alfabetizados está cada vez más familiarizada con el vocabulario gaélico moderno.
El gaélico escocés ha influido en la lengua escocesa e inglés. Algunos préstamos incluyen: whisky, slogan, jilt, clan, trousers, así como elementos familiares de la geografía escocesa. No obstante, no siempre está claro si los préstamos proceden del escocés gaélico o del irlandés.
También hay muchas influencias britónicas en gaélico escocés. Algunas palabras proceden del cúmbrico o noroccidental britano.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tha gach uile dhuine air a bhreth saor agus co-ionnan ann an urram 's ann an còirichean. Tha iad air am breth le reusan is le cogais agus mar sin bu chòir dhaibh a bhith beò nam measg fhein ann an spiorad bràthaireil.
El alfabeto escocés gaélico posee 18 letras, cinco de las cuales son vocales:
a, b, c, d, e, f, g, h, i, l, m, n, o, p, r, s, t, u
Las vocales también aparecen con acentos graves, la ausencia o presencia del cual puede cambiar completamente el significado de una palabra como en bàta (barco) versus bata (palo): à, è, ì, ò, ù
También se usa el acento agudo en algunas vocales: á, é, ó.
Es común cada vez más ver otras letras latinas en préstamos, incluyendo la v, la z, etc.
El alfabeto es conodico como el "aibidil" en gaélico escocés y formalmente, "Beith Luis Nuin", por las primeras 3 letras del alfabeto ogham: b, l, n.
De entre 1131 y 1153 es el glosario gaélico Book of Deer, primer texto en gaélico en Escocia, consistente en seis glosas sobre texto latino encontradas en un monasterio cerca de Aberdeen. Se encuentra en la Universidad de Cambridge. No habría ningún otro texto de importancia hasta 1408, la llamada Carta de Islay, escrita por Donald, señor de las Islas, al vicario Brian McKay de Islay. También datan de esa época algunos manuscritos gaélicos en libros médicos de Galeno, Avicena e Hipócrates.
aon, dà, trì, ceithir, cóig, sia, seachd, ochd, naoi, deich
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El idioma manés o gaélico manés (en manés Gaelg Vanninagh or Gailck Vanninagh) fue una lengua celta hablada en la isla de Man, una pequeña isla del Mar de Irlanda que constituye una dependencia autogobernada de la Corona británica que no pertenece al Reino Unido.
Otros nombres del idioma son: Gaelg, Gailck, Manx Gaélico.
El origen del nombre de la isla de Man es incierto. En manés la isla de Man es conocida con el nombre de Ellan Vannin. Ellan es una palabra gaélica que quiere decir isla. En cuanto a 'Man', sus formas más antiguas son las palabras Manu o Mana. El genitivo de la palabra sería Manann, que lleva a la palabra Mannin. Esta palabra, al ser usada después de la palabra Ellan, sufre lenición y se convierte en Mhannin. Vannin se debe a la pronunciación de 'mh' como v en las lenguas Goidélicas, dando así en manés moderno el nombre de Ellan Vannin.
Algunos autores relacionan el nombre de la isla con la figura mitológica celta conocida como Manannán. En la teoría se relaciona el nombre de 'Man' con el agua y se interpreta como 'a la orilla del agua'. Se explicaría así también el uso del término por Julio César para referirse a las islas de Man y de Anglesey, y el uso en los nombres de otras islas en las costas del mar de Irlanda.
En el siglo XIX se publicaron algunas gramáticas, pero en inglés. William Gill publicó An english and Manx dictionnary (Un diccionario inglés y manés, 1866) de John Kelly (1750-1809), que había compilado un diccionario en tres lenguas: inglés, gaélico y manés, basado en el realizado por William Shaw en 1780 y A dictionnary of the Manks language (Un diccionario de la lengua manesa, 1835) de Archibald Creegen (1774-1841).
También se elaborarían y difundieron muchos himnos metodistas, así como antologías de Carvels (canciones) y Oie’l Verree (villancicos), de tradición ossiánica, y la Carvalyn gailckagh (1891) y otros baladas manesas de A. W. Moore en 1896, editadas en los periódicos con dibujos de P. W. Caine. Además, el intelectual manés Edward Faragher (1831-1908), el último escritor nativo en manés, escribió desde 1901 en los diarios las Skealyn Aesop (Patrañas de Esopo) y se editó la Manx Traditionary Ballad, historia de la isla hasta 1507, donde se mezclan realidad y mito. Por otra parte, el folclorista y filólogo galés Iain Rhys (1840-1915) crearía la antología Celtic Folclore Welsh and Manx (Folclore céltico Gales y Manx).
Origen
La llegada del idioma goidélico a la Isla de Man acontece entre los siglos IV y V d. C., cuando invasiones de habitantes procedentes de Irlanda se establecen en la isla, sustituyendo esta a una supuesta lengua britónica hablada hasta entonces allí.
Sin embargo la isla de Man, y con ella su lengua, aparecen a partir de las invasiones escandinavas; entre el 800 y el 815, los vikingos llegaron la isla de Man esencialmente por el pillaje. Entre el 850 y el 990, se establecieron sobre la isla, pero esta vez bajo el control de los reyes escandinavos de Dublín. Entre el 990 y el 1079 finalmente, la isla estuvo sujeta a los poderosos jarls de las Órcadas. Durante todo el período escandinavo, la isla estuvo nominalmente bajo la soberanía de los reyes de Noruega, pero estos raramente pudieron hacer valer sus derechos, a excepción de ciertos como Harald I en el 885, de Magnus III al final del siglo XI, o de Hakon IV a partir de 1217.
Desde 1289 a 1334 la isla de Man fue objeto de disputa por parte de las rivalidades anglo-escocesas y desde 1334 a 1405 fue propiedad de varios magnates anglo-normandos quienes asumieron el título de "Rey de Man".
El desarrollo del manés a partir del goidélico no se separó del irlandés hasta el siglo XIII y al del gaélico escocés hasta el siglo XV. Sin embargo su evolución fue más progresiva ya que conservó arcaísmos del irlandés antiguo que se perdieron en otras lenguas goidélicas.
Las aportaciones nórdicas, fruto de las sucesivas invasiones vikingas, primero en el siglo IX y luego una segunda procedente de Irlanda en el siglo XI, manteniéndose bajo dominación noruega hasta la segunda mitad del siglo XIII, también dejarían una profunda impronta en el manés.
Desarrollo
Desde 1405 hasta 1736 la Isla de Man fue posesión de los señores de Knowsley, título que pasaría a ser, tras 1485 el de Earls de Derby y desde 1531 el de Señores de Man. De 1736 a 1765 estuvo en las manos de los Duques de Athol, convirtiéndose en un apéndice de la Corona Británica por medio de una compra.
El aislamiento de la isla y su dependencia de la corona inglesa (luego británica) desde el siglo XIV hicieron que el manés adoptara una grafía fundamentada en el inglés y no en otros idiomas celtas.
Al pasar Man al área de influencia inglesa a partir del siglo XIV, tras los siglos de dominio escandinavo, el inglés se estableció como la lengua legal y de la administración en las ciudades, coexistiendo, sin desplazarlo, con el manés.
Sin embargo, el empobrecimiento de la isla a partir del siglo XVII obligó a muchos habitantes del lugar tuvieron que emigrar, hecho que junto con la apertura de la isla al exterior a través del comercio, hizo que en especial a partir del siglo XVIII comenzara el declive del manés.
Se pueden distinguir tres períodos del manés:
Manés temprano: siglo XVII, con la traducción de Phillips.
Manés clásico: siglo XVIII, cuando se realiza la traducción de la Biblia.
Manés tardío: siglos XIX y XX.
Tras el período de dominación escandinava y tras pasar la Isla de Man a la influencia inglesa en 1334, el inglés se establece, especialmente tras 1405, como la lengua de la administración y de la ley, en las ciudades, donde coexiste con el manés, aunque sin desplazarlo. Debido al aislamiento de la isla y a la necesidad de los pocos colonos ingleses de cultivar buenas relaciones con la gente de Man, el minúsculo mundo en el que el manés existía pudo preservarse.
Desde 1700 en adelante se va a producir una serie de circunstancias que van a producir un cambio sustancial, especialmente debido al comercio y a al emigración por empobrecimiento de los muchos habitantes nativos de la isla a finales del siglo XVII.
Durante todos estos períodos históricos de la isla el gaélico sobrevivió hasta el siglo XVIII, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzó su decadencia.
Situación Actual
En 1831 lo hablaba regularmente el 30% de la población, siendo la generación nacida entre 1860 y 1880 la última en recibir el manés como lengua materna. En 1901 sólo lo hablaban 970 personas y el último hablante nativo de manés, Ned Maddrell, falleció el 27 de diciembre de 1974 con 97 años de edad.
Tras su extinción a finales del siglo XIX como lengua materna de la población, hoy en día se está intentando recuperar el manés, sobreviviendo gracias a un pequeño número de personas que lo han aprendido como segunda lengua y que intentan potenciarlo y normalizarlo frente al inglés, su lengua materna.
En 1999 se crea la Yn Cheshaght Ghailckagh, es decir la Sociedad para la lengua manesa, con objetivo de preservar el manés como lengua propia de la isla de Man y estudiar, cultivar y publicar la literatura en manés, tanto la pasada como la actual.
El idioma inglés lo habla casi la totalidad de la población de la isla, y es también el idioma oficial. El gaélico manés es la lengua histórica y se hablaba tradicionalmente, pero hoy en día son pocos los que lo manejan de manera fluida o lo hablan de manera cotidiana. Hoy en día el gaélico manés se encuentra clasificado por la UNESCO como "en peligro crítico", pero en proceso de revitalización.
A mediados del siglo XX permanecían en la isla de Man pocos habitantes hablantes del manés como lengua materna: el último de ellos, Ned Maddrell, murió el 27 de diciembre de 1974. Para ese entonces, se estaba dando ya una revitalización del idioma entre la población de la isla y muchos habían aprendido el idioma como segunda lengua. Los primeros nuevos hablantes nativos del manés (hablándolo de manera bilingüe junto con el inglés) han surgido siendo hijos de padres que lo aprendieron como segunda lengua. Como parte de los intentos por revitalizar la lengua manesa, el gobierno ofrece clases de manés en las instituciones escolares desde 1992. A partir de 2003, el antiguo edificio de la escuela St John's ha sido utilizado por el Bunscoill Gaelgagh, escuela especializada en manés. Maestrías en manés son ofrecidas por la Universidad de la isla de Man y el Centro de Estudios Maneses. Existen en la isla también escuelas que enseñan solo en manés (llamadas "scoills"). En el censo de 2001, 1.689 de 76.315 personas (2,2% de la población) afirmaba tener conocimiento del idioma manés, aunque el grado con el que se conoce el idioma puede ser muy variado.
El uso común de la lengua se ve reflejado en los saludos moghrey mie y fastyr mie, que significan "buenos días" y "buenas tardes", respectivamente, y que son usados cotidianamente. Otra expresión en manés usada frecuentemente es traa dy liooar, traducida al español como "tiempo suficiente" y que representa un estereotipo de la forma de vida relajada de los maneses.
Se puede hablar de dos diferencias dialectales en el manés: la septentrional y la meridional, aunque las diferencias no son grandes.
Descendiente del Irlandés Medio, el manés es una de las tres lenguas del subgrupo goidélico de las lenguas célticas insulares.
El acento en general cae en la primera sílaba de una palabra en manés, pero en muchos casos, el acento es atraído hacia una vocal larga en la segunda sílaba.
Las oclusivas sordas se pronuncian con aspiración. Las oclusivas dentales, postalveolares y palato-velares /t̪ d̪ tʲ dʲ kʲ/ son africadas a [t̪͡θ d̪͡ð t͡ʃ d͡ʒ kʲ͡ç] en muchos contextos.
Tiene un proceso opcional de lenición de las oclusivas entre vocales, con lo que las oclusivas sordas y fricativas sordas se convierten en fricativas sonoras y oclusivas sordas se convierten en cualquiera de las oclusivas sonoras o expresaron fricativas. Este proceso introduce los alófonos [β ð z ʒ] a la serie de fricativas sonoras en manés. La fricativa sonora [ʒ] puede sufrir lenició a [j] y [ɣ] puede desaparecer por completo.
El artículo determinado masculino y femenino es yn y el plural ny. El género de los nombres va marcado por las terminaciones, como -an, -ys para el masculino y los femeninos bisílabos en -ag, aght. Se puede hacer distinción de género usando fer 'hombre', ben 'mujer', como fer-obbe 'brujo', ben-obbee 'bruja'; jee 'dios', ben-jee 'diosa'.
La mayor parte del plural de los nombres se obtiene con -yn (gaélico -an), como creg 'roca', plural creggyn; awin 'río', plural awinyin; coo 'perro', plural coyin.
Los pronombres posesivos son my/m', dty/dt', e 'suyo' más aspiración; e 'suya' sin aspiración. El plural de las tres primeras personas es nyn. El pronombre demostrativo es shoh 'esto', shen 'eso', shid 'aquello'. El interrogativo es quoi '¿quién?', cred, ke '¿qué?'. El relativo es ny y con forma negativa nagh, como yn dooinney ny chadlys 'el hombre que está durmiendo'; my ddoiney nagh vel g'obbragh 'el hombre que no está trabajando'. El pronombre relativo se forma con ta, como ta'n dooinney g'obbragh 'el hombre está trabajando', yn dooinney ta g'obbragh 'el hombre que está trabajando'.
El orden de la frase es verbo, sujeto y objeto.
El vocabulario del manés procede principalmente del gaélico común o goidélico, como se observa al compararlo con el irlandés antiguo, medio y moderno, pero posee determinadas formas halladas también en el gaélico escocés, pero que no tiene el irlandés moderno.
También ha tomado vocabulario de otras lenguas por contacto con ellas, pricipalemente del latín, el antiguo nórdico, inglés y el anglonormando. Un ejemplo de estos préstamos, en este caso del latín entre los siglos V al VIII d.C, son las palabras de ámbito eclesiástico, incorporadas por misioneros cristianos: ecclesia = agglish (iglesia); episcopus = aspick (obispo); benedictio = bannaght; Pascha = Caisht (Pascua); census = kessh; liber= lioar; passio = paish (pasión); sacerdos = saggyrt (sacerdote); strata = straid (camino).
Las influencias del antiguo nórdico están presentes desde el siglo IX d. C. en palabras relacionadas con la experiencia o la destreza, como por ejemplo las referidas a la pesca: akkeri (ancla) = aker; bátr (barco) = battey; vágr (bahía) = baie; gardhr (jardín) = garey; vindauga (ventana) = uinnag.
Del inglés tomó allá por el siglo XV palabras como: answer = anssor; stamp = stampey; lack = laccal; afford = fordrail.
Por último, las influencias anglo-normandas y romances se hallán especialmente en palabras relacionadas con conceptos administrativos y de gobierno, como hommage = ammys; buiteille = boteil; castel = cashtal; covennat = conaant:; danger = danjeyr; faveur = foayer; diner = jinnair; avantage = vondeish.
Muestra textual
Noo Ean (San Juan) (1:1-6)
Ayns y toshiaght va’n Goo, as va’n Goo marish Jee, as va’n Goo Jee. Va’n Goo cheddin ayns y toshiaght marish Jee. Liorishyn va dy chooilley nhee er ny yannoo; as n’egooish cha row nhee erbeejeant va er ny yannoo; aynsyn va bea, as va’n vea soilshey deiney. As ren y soilshey soilshean ayns y dorraghys, as cha ren y dorraghys goaill-rish. Va dooinney er ny choyrt veih Jee va enmyssit Ean
Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron. Hubo un hombre enviado de Dios, de nombre Juan
Los textos en manés están escritos en alguna variedad del alfabeto latino.
No hay registros escritos en ogham, si bien es de suponer que en algún momento de su origen pudo haber sido usado, antes de diferenciarse claramente del irlandés medio.
El texto continuo más antiguo en manés es la traducción que hiciera el obispo anglicano John Phillips (1610) del Libro de Oración Común.
La literatura en manés es la hecha en lengua manesa, idioma celta hablado en la isla de Man. Los primeros testimonios escritos aparecieron en el siglo XVIII, aún cuando existía una tradición oral (como son los cantos dedicados al héroe local William Christian o Baase Illiam Dhone).
Las primeras obras que aparecen eran de cariz religioso. El obispo Thomas Wilson (1698-1755) escribió y publicó los Coryrle sodjeh (Principios y deberes cristianos, 1699-1707), devocionario protestante y uno de los primeros textos en manés moderno. Los textos más antiguos se encuentran en el libro Manannan Mac y Lherr, que trata sobre la historia de la isla de Man. Compuesto quizás en el siglo XVI, donde se recogen textos más antiguos como el poema ossiánico Mannanan Beg Mac y Leirr gives. También en 1707 el cornuallés Edward Lluyd, considerado el padre de la filología céltica, publicó el primer tomo de Archaealogia Britannica, que incluye un puñado de palabras en manés.
En 1748 se publicó en manés el Evangelio de San Mateo y en 1763 se tradujeron todos los evangelios, tarea impulsada por el cura James McLagan (1728-1804) y por el obispo Mark Hildesley. Pero hasta 1819 no se publicaría Yr chenn conaant, as yn conaant noa, el Antiguo y Nuevo Testamento en manés, reimpreso en Londres y basado en el que fue elaborado el 1775 en Lunnyg por W. Walker. Walker ya había traducido desde el Génesis a Esther en 1771 y los libros de Job y Malaquies el 1773.
En 1781 fue descubierta la balada ossiánica en manés Finn as Ossihn; en 1783 Joseph Bridson tradujo al manés el Pargys caillit (Paraíso perdido) de John Milton y hacia el 1794 compondría el Coontey Ghiare yeh Elllan Vannin (Pequeña historia de l’isla de Man), que sin embargo no será editada hasta 1875.
nane, jees, tree, kiore, queig, shey, shiaght, hoght, nuy, jeih
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