Las lenguas romances (también denominadas lenguas románicas o lenguas neolatinas) son una rama indoeuropea de lenguas estrechamente relacionadas entre sí y que históricamente aparecieron como evolución del latín vulgar entendido en su sentido etimológico de 'habla cotidiana del vulgo o común de la gente' y opuesto al latín clásico forma estandarizada que a partir de cierto momento era una lengua aprendida como segunda lengua y no como lengua materna.
Estas lenguas constituyen un grupo de idiomas genéticamente afines y representan, por lo menos en su patrimonio principal, la continuación del latín sin que haya solución de continuidad entre uno y los otros. Esta continuidad entre la raíz y los vástagos es un caso especial pues es algo que no se produce, por ejemplo, entre las lenguas neoarias de la India con el sánscrito al no ser fraccionamientos de esta lengua.
El número de lenguas romances conocidas supera la veintena, aunque en la actualidad muchas variedades regionales están severamente amenazadas y sólo media docena de ellas tienen un uso general y tienen varios millones de hablantes.
El término "romance" viene del adverbio latino "romanice" dervado de "romanicus". Por ejemplo, en la expresión "hablar en romano" (es decir, el latín vernicular), contrastado con "hablar en latín" (refiriéndose al latín medieval, versión conservadora del lenguaje usado en los textos escritos y contextos formales como lengua franca.
A partir de este adverbio, se originó el nombre "romance" el cual era aplicado inicialmente a cualquier cosa escrita en románico o "en el romano vernáculo".
Existen diversas teorías sobre el origen de las lenguas romances:
La teoría tradicional que conjetura que las lenguas romances proceden del llamado latín vulgar que sería evolución natural continua del latín clásico, cuyos rasgos aparecen definidos solo a partir de los siglos IV o V d. C. Se discute cual es la relación entre este latín vulgar y el latín clásico tanto en lo relativo al tiempo como a la extensión del fenómeno. Para algunos lingüistas, como Jud, Straka y Hall, se debe situar la fecha de la fragmentación en torno a los siglos II y III como consecuencia de un proceso evolutivo natural del latín, mientras que otros autores como Meillet, Schiaffini, Tragliavini y Vidos señalan que la fragmentación lingüística vendría asociada a la decadencia del poder político romano y en consecuencia en un momento más tardío. Por su parte Muller en 1929, basándose en un estudio lingüístico de los diplomas merovingios, reflejo —según él— de una auténtica lengua natural libre de artificios, llegó a la conclusión de que, efectivamente, el latín vulgar era una lengua uniforme hablada en toda la Romania hasta el siglo VIII, y que dicha unidad se mantuvo gracias a las relaciones interprovinciales hasta la caída del Imperio y a la institución de la Iglesia a partir de la invasión germánica, pues solo a raíz de la reforma carolingia y del triunfo del sistema feudal dejaron de actuar los influjos de las fuerzas unitivas de dicha lengua. Otros autores Gröber, Mohl, Pisani, Tovar, Lausberg y Krepinski sostienen que la diversificación se encontraría ya en los mismos orígenes del latín. Los argumentos de estos autores están en la base de las teorías de diglosia absoluta que luego analizaremos. El principal problema de la teoría tradicional es la dificultad de explicar la evolución tan rápida de la lengua desde el latín clásico a las actuales lenguas y la relativa homogeneidad de las lenguas romances, particularmente en lo relativo al sistema preposicional frente a sistema de desinencias latino, el sistema de artículos o la práctica desaparición de la desinencia de género neutro salvo en Rumano.
Teoría de de los sustratos. Hacia 1881 el italiano Graziano Isaia Ascoli elaboró la teoría según la cual la diferenciación entre las lenguas romances se debió a la preexistencia de diferentes sustratos que influenciaron el latín de las diferentes partes del Imperio. Este tipo de teorías presentan diversas variantes según la importancia que se dé a cada uno de los substratos lingüísticos. Así Ascoli destaca la importancia del sustrato céltico que explicaría fenómenos como el caso del sistema vigesimal de enumeración del cual hay un relicto lingüistico en el francés quatre-vingt. Entre estas teorías es muy destacable el estudio de la fonética anterior a las invasiones germánicas en la Romania occidental y de determinados procesos como la sonorización de las oclusivas. Maurer estudia el periodo que va del 500 al 1500, señalando como muy trascendente en este proceso las fuerzas unificadoras posteriores al hundimiento del imperio romano que son llevadas a cabo principalmente por la iglesia y el latín medieval.
Teoría del Superestrato. Otros autores, como Walther Von Wartburg estiman que el factor decisivo para la disgregación de la unidad lingüística latina se debería buscar en la disolución de la unidad política del Imperio llevada por las diversas estirpes germánicas. Los germánicos en efecto, prestaron servicio en el ejército romano durante siglos, por eso el contacto entre germánicos y romanos fue ininterrumpido, y esto se produce además en el momento más crítico para la unidad de la lengua. La irrupción de los distintos pueblos germánicos determinaría la actual composición de la lenguas romances, así el Franco determinaría la aparición de las lenguas de oil, mientras que el visigótico determinaría la de las lenguas de Oc y los distintos romances ibéricos. El superestrato burgundio se considera responsable de la formación del confín lingüístico entre el franco-provenzal y el provenzal en el territorio que comprende la parte sureste de Francia, la Suiza francesa y parte de los valles alpinos italianos. Mientras que el italiano lo sería a su vez del pueblo ostrogodo y en menor medida del lombardo lo que explicaría la proximidad y las divergencias con las lenguas de Oc. Para Morf sin embargo la distribución de la Romania tiene como base la correspondencia de los límites de las diócesis con los confines de las antiguas civitates romanas y, respectivamente de las provinciae, que también corresponden a la repartición originaria de las poblaciones prerromanas.
Teoría de la fragmentación y formación de los dominios lingüísticos. Propuesta por Menéndez Pidal en «Origen del Español en relación a las lenguas iberromances» y desarrollada por Kurt Baldinger en la «Formación de los Dominios Lingüístico», se fundamenta en la tendencia a la dispersión lingüística como consecuencia del aislamiento de núcleos poblacionales, y la deriva propia de la lengua en relación a sus propias exigencias internas. Así en el caso de comunidades lingüísticas compactas la tendencia será la definición fonética al contraerse sobre si mismas, mientras que en aquellas otras más expuestas, la tendencia será la receptividad a los cambios y la dispersión fonética. Según esta teoría la fragmentación del conintuum lingüístico latino dio lugar a la formación de diversos universos-isla como consecuencia de la irrupción de dominios lingüísticos extraños como las invasiones árabes o germánicas o la recuperación de lenguas prerromanas como el vascuence.
Teoría del estructuralismo diacrónico. Las teorías estructuralistas pusieron de manifiesto una preponderancia absoluta de los procesos sincrónicos. Para estos autores no existe continuidad entre estados de lengua sucesivos, ya que un cambio no es sino una “emergencia o creación de situaciones culturales nuevas". Lo cierto es que si ya algunos autores como Max Weinrich intentaron aplicar los avances del estructuralismo para el entendimiento de la evolución de las lenguas romances, habrá de esperarse a la década de los años setenta para abordar estos temas desde el punto de vista de la lingüística moderna. Entre estas modernas tendencias, el funcionalismo arbitró una concepción del problema más progresiva, admitiendo que la evolución de una lengua es una constante interacción entre el elemento aislado que cambia y el sistema que restringe y guía los cambios posibles, como señalaba Jakobson “la diacronía coexiste en la sincronía” o, lo que es lo mismo, no es posible realizar una distinción tajante entre sincronía y diacronía. El cambio lingüístico no opera sobre el sistema en su totalidad, y ni siquiera sobre construcciones sintácticas completas, sino que actúa sobre partes mínimas o elementos aislados de este.
Teoría la criollización afirma que las lenguas romances derivan de formas criollizadas del latín. Una variante de la teoría de substratos es la elaborada por Schlieben Lange y otros autores que han explicado este proceso como resultado de una integración parcial, a través del fenomeno de criollización observado en las lenguas modernas como el francés o el portugués. En favor de esta hipótesis está el que muchos rasgos típicamente romances son sorprendentemente tempranos.
Teoría de la periodificación. La propuesta de Banniard combina, por una parte, una periodización basada en una cronología absoluta y de otra la teoría de las catástrofes, atendidos los cambios lingüísticos que pueden darse en situaciones extremas, como consecuencia de la necesidad de mantener la comunicación por parte de la comunidad lingüística y el peligro de disgregación. Para este autor, la evolución natural de la lengua latina se vería sometida a una serie de fenómenos extraordinarios que ponen en riesgo la propia integridad de la comunidad lingüística, lo que da lugar a la aparición de una serie de soluciones que irrumpen su evolución natural. A la luz de este enfoque metodológico y considerando el cambio lingüístico como catastrófico, establece la fragmentación del latín a las lenguas romances a través de etapas cronológicas absolutas, tres de latinidad y dos de romanidad.
Teoría de la disglosia funcional. Para comprender las divergencias entre la lengua escrita y hablada así como la irrupción tardía de las lenguas romances en los documentos escritos Roger Wright sostiene la pervivencia de un convencionalismo gráfico que haría mantener las grafías clásicas ocultando la verdadera evolución de la lengua. Tal desviación de la norma dará lugar a que en un determinado momento histórico, aproximadamente durante el siglo y medio que va desde los Juramentos de Estrasburgo hasta el año 1000, se produzca una situación inestable de persistente monolingüismo, caracterizado, en el plano de la escritura, por la posibilidad de emplear tanto la ortografía tradicional, como una nueva grafía de tipo fonético, y, en el plano de la lectura, por la posibilidad de leer los textos escritos, como según Wright se habrían leído siempre, es decir en vulgar, o en la nueva manera impuesta por la reforma, es decir en latín. Lo cierto, es que hacia el siglo X, se produce una disglosia real que impide la intelegibilidad de la lengua escrita. Este proceso dará lugar a la extensión de un superestrato de cultismos que no llega sin embargo a arraigar en la lengua y que determinará la irrupción definitiva en la escritura de las lenguas romances en el estado que hoy conocemos.
La teoría de la disglosia absoluta. La imposibilidad de compatibilizar un sistema de desinencias con el sistema de casos presente en el latín clásico es la razón de ser de aquellas teorías que estiman que el conocido como latín vulgar no sería sino la consecuencia de un largo de proceso de disglosia del latín propiamente dicho con hablas precedentes, pero sin que esta relación de subordinación llegase a sustituir los rasgos más originales de la lengua hablada. Dardel opina que las lenguas romances no descienden más que parcialmente del latín que conocemos por los textos. Dardel parte de la existencia de un latín hablado muy diferente del escrito en ciertos aspectos y que se puede reconstruir —gracias a la ayuda del método histórico-comparativo— con el nombre de protorromance. Dicha variedad del latín no es más que una parte de una lengua madre que debió haber existido en el origen de las hablas romances, pero que no podemos conocer por completo, ya que es sobre todo una lengua hablada. En el aspecto temporal, la lengua madre remonta al latín que se hablaba desde la fundación de Roma, pero el protorromance, por razones ligadas a la historia de Roma y al aislamiento de Cerdeña, no remonta probablemente más allá del primer siglo antes de nuestra era. Entre estas teorías ha tenido últimamente eco en los medios la publicada por Yves Cortez quien de forma radical niega la dependencia filológica de las lenguas romances de la lengua latino falisca. Según este autor las lenguas romances dependerían de otra lengua itálica distinta en situación de subordinación a la latina. La divergencia entre las lenguas romances y el latín se manifestaría no sólo en el plano gramatical, sino también en el propio vocabulario. Este autor estima que la peculiar forma de ser de las lenguas romances frente al latín se debe a una previa solución de disglosia lingüística en el mundo itálico anterior a su expansión europea y que trascendió desde su marco original a todo el territorio del imperio romano. Esta teoría ha sido objeto de severas críticas ante la imposibilidad de encontrar referencias de aquella otra lengua itálica.
Origen
A medida que los ejércitos de Roma ampliaban las fronteras del Imperio, el latín iba siendo introducido como lengua de la administración. El latín hablado que era uniforme al principio, ya comenzaba a dar muestras de diferenciación respecto al latín de la literatura clásica. Al producirse el derrumbe del Imperio y la desaparición de la administración romana, el latín de cada región comenzó a evolucionar según criterios propios. Sumado a eso la gran distancia que separaba unas regiones de otras y las influencias de otras lenguas locales, todo ello ocasionó en consecuencia el nacimiento de las lenguas romances.
La evolución del latín vulgar hacia las lenguas románicas se fecha, grosso modo, de la siguiente manera:
Entre el 200 ac y el 400 aproximadamente: diferentes formas de latín vulgar.
Entre el 500 y 600: estas formas comienzan a distinguirse entre sí.
A partir del 800: se reconoce la existencia de las lenguas romances
Desarrollo
El desarrollo de las distintas lenguas romance y su fase de madurez comienza aproximadamente entre el siglo IX D.C. y el siglo XII D.C., dándose más o menos por concluida esta fase tras la formación de los estados modernos que asentarían el uso de la lengua vinculándolos a territorios administrativamente unificados y, en mayor o menor medida, centralizados, en favor de las variantes dialectales más prestigiosas, haciendo, de este modo, desaparecer o reducirse el uso de aquellas otras variedades menos afortunadas que, no obstante, han resistido y se mantienen, generando, en ocasiones conflictos sociopolíticos relacionados con la necesidad de recuperarse.
Situación Actual
A partir del siglo XVI D.C. tanto el portugés, el castellano y el francés son lenguas que van a expandirse sobremanera, tras el descubrimiento y colonización de vastas regiones fuera de Europa.
En el siglo XIX D.C. el italliano, tras el proceso de unificación de Italia, busca normalizarse y de modo similar ocurre con el Rumano, que habiendo estado bajo la gobernanza del Imperio Otomano, pudo resistir y mantenerse, de hecho, en un grado arcaico que lo acerca mucho al latín del que deriva.
Los descendientes de lenguas de origen latino se conocen colectivamente como lenguas romances y consisten de unas 20 lenguas habladas por 900 millones de personas.
Las lenguas romances numéricamente más fuertes son el español, el portugués, el francés, el italiano, el rumano, el provenzal, el catalán y el sardo. El español se habla no sólo en España sino también en América Central y del Sur. El portugués se habla en Portugal así como en Brasil y varios dialectos provenzales se hablan en el sur de Francia, siendo la mayor parte de sus hablantes bilingües en francés.
El proto-romance intuible a partir de la comparación lingüística de las lenguas romances difiere notablemente del latín literario clásico en su pronunciación, vocabulario y gramática.
Ante todo, conviene aclarar que hasta el momento no existe una clasificación unificada y científica respecto a los grupos y subgrupos de las variedades lingüísticas románicas, universalmente aceptada. Sin embargo, tradicionalmente se han usado clasificación en que se agrupan a las lenguas según áreas geográficas, teniendo en cuenta también rasgos distintivos fonéticos y gramáticos. De acuerdo con estos criterios, se considera lenguas románicas orientales aquellas que forman el plural mediante vocales (generalmente -i o -e) y no sonorizan las oclusivas sordas intervocálicas /p, t, k/ de origen latino; mientras que pertenecen a la Romania Occidental aquellas variedades que sonorizan /p, t, k/ intervocálicas o forman el plural con -s. Entre estas dos ramas formarían un grupo de transición los dialectos centrales y meridionales de Italia, incluyendo también el italiano estándar.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que, al referirse a una «lengua románica», en ésta se puede a su vez comprender varios dialectos (por ejemplo las lenguas retorrománicas tradicionalmente se las considera una sola lengua con tres dialectos principales, aunque la inteligibilidad entre ellas es difícil). Los problemas en la clasificación se deben a que el modelo de árbol (Stammbaumtheorie) no es adecuado para describir la diferenciación de una familia lingüística en presencia de contacto lingüístico, como señaló Johannes Schmidt al proponer su "teoría de ondas" (Wellentheorie). Además, debe tenerse presente que las variedades románicas forman un continuo dialectal cuyas diferencias mutuas son en ocasiones mínimas, llegando a ser inteligibles entre sí en la mayoría de casos (más de manera escrita que de manera oral, aunque fácilmente inteligibles).
La clasificación interna exacta es uno de los problemas más complicados dentro de cualquier familia lingüística. Fuera de los grupos de primer nivel de variedades lingüísticamente muy estrechamente emparentadas resulta difícil establecer un árbol cladístico ya que las lenguas en su desarrollo histórico se influyen mútuamente y el modelo de árbol filogenético no resulta adecuado para representar la diferenciación lingüística de un conjunto de lenguas en contacto.
Los grupos que muy probablemente constituyen unidades filogenéticas válidas es la siguiente, organizada también siguiendo un criterio semigeográfico sería:
Romance Continental
Romance Occidental
Lenguas iberorrománicas (gallego-portugués, asturiano-leonés, castellano o español, aragonés, catalán -considerada en esta clasificación como occitanorromance- y mozárabe)
Lenguas galorrománicas (francés y franco-provenzal)
Lenguas retorrománicas (romanche, friulano y ladino)
Lenguas occitanorromances (catalán y occitano-gascón-aranés, en el Valle de Arán, en el Pirinero español)
Lenguas galoitalianas (ligur, piamontés, lombardo, emiliano-romañolo, véneto).
Romance Oriental
Italo-dálmata
Lenguas italorromances (italiano estándar, romanesco, napolitano, siciliano, corso-gallurés)
Istriano
Dálmata
Lenguas balcorrumanas (rumano estándar, meglenorrumano, istrorrumano)
Romence Insular
Lenguas romances insulares (sardo)
La relación exacta entre estos grupos es materia de discusión y no existe una única clasificación aceptada, así que diferentes autores basándose en distintos tipos de evidencias y criterios han hecho clasificaciones que agrupan de manera diferente estos grupos.
Las lenguas judeorromances son las lenguas derivadas de las lenguas romances, habladas por varias comunidades judías, y alteradas hasta tal punto que obtuvieron reconocimiento como lenguas propias, aglutinándose en el numeroso grupo de lenguas judías.
Si bien en ocasiones se consideran variedades del latín, también pueden entenderse como variaciones de los diversos dialectos del latín, es decir, de las lenguas romances a las que se suelen asociar.
Judeocatalán
El judeocatalán (a veces denominado también catalánico) fue hablado por los emigrantes de 1492 de las comunidades judías del norte y este de España, en Cataluña, así como en las Islas Baleares. Hoy extinguido sin saberse a ciencia cierta cuando dejó de hablarse.
Judeoitaliano
Las variedades de judeoitaliano (a veces llamado Italkiano, un término acuñado por Solomon Birnbaum en 1942) son habladas fluidamente por menos de 200 personas. Estos hablantes representan el último remanente de la amplia variedad de dialectos judeoitalianos hablados en Italia, Corfú y sobre las costas orientales del Adriático y el Mar Jónico.
Judeoaragonés
El judeoaragonés era hablado en el norte centro de España alrededor de mediados del siglo VIII hasta la expulsión de los judíos de España en 1492, cuando se fusionó con los otros dialectos judeoespañoles, o cayó en desuso en favor por los dialectos judeoespañoles del sur, que eran más hablados, especialmente en las áreas ocupadas por las actuales Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Andalucía.
Judeolatín o La'az
Conocido como judeolatín vulgar o judeoromance, el judeolatín cubría un amplio rango geográfico y tenía diversas variedades por cada comunidad específica de comunidades judías en el Imperio romano.
Judeoportugués o Lusitánico
El judeoportugués es el idioma hablado por la pequeña población criptojudía de Portugal. Como muchas de las lenguas judías, preserva varios arcaísmos que ya no existen en el idioma portugués. Aún existe, principalmente en forma vestigial, en el lenguaje de comunidades criptojudías en Portugal continental, principalmente en Belmonte en el norte, y en Algarve.
Judeoespañol o Ladino
Conocido por muchos nombres y con una gran variedad de dialectos, el judeoespañol es el descendiente moderno del idioma español hablado por los sefardíes, descendientes de una grande e influyente población judía en España, antes de su expulsión en 1492.
judeoespañol calco
El Judeoespañol calco es una lengua de uso exclusivamente escrito empleada en la traducción de textos sagrados.
Judeoprovenzal o Shuadit
El shuadit o judeoprovenzal era el idioma occitano influenciado por el idioma hebreo que se extendía no sólo en Provenza, sino en el sur de Francia en la Edad Media. Exhibía un número único de cambios en fonemas de palabras tomadas del hebreo.
Judeofrancés o Zarfático
El zarfático o judeofrancés, era una lengua judía hablada en el norte de Francia, los Países Bajos y el oeste de Alemania.
La evolución exacta de las lenguas judeorromances no es clara. Una teoría sugiere que todas las lenguas fueron descendientes del judeolatín, y que se desarrollaron de manera paralela a las lenguas derivadas del latín o que son ramificaciones independientes de cada comunidad lingüística. Otra teoría sugiere que algunas lenguas judeorromances como el zarfático, el shuadit, italkiano y catalánico son descendientes del judeolatín, pero que otros como el zarfático, catalánico, ladino y judeoportugués son producto de una evolución independiente.
El judeolatín, zarfático, shuadit, judeocatalán y judeoaragonés son ahora lenguas muertas. El judeolatín desapareció desde tiempos antiguos, el zarfático y judeoaragonés en la Edad Media, y el shuadit desapareció en 1977 con la muerte de su último hablante. No está claro cuando desapareció el judeocatalán.
El judeoportugués permanece principalmente como vestigio en el lenguaje de pequeñas comunidades criptojudías de la Península Ibérica, aunque según el punto de vista lingüístico podría considerarse también una lengua muerta.
El italkiano, que era hablado hace dos generaciones atrás por algo más de 5.000 italianos judíos, es ahora hablado por menos de 200, la mayoría ancianos.
El ladino es el idioma judeorromance más hablado, es la lengua de las comunidades sefardíes del Magreb, en el norte de África y en el Medio Oriente, especialmente en Turquía e Israel, el cual es hablado por más de 150.000 personas, en su gran mayoría son al menos bilingües.
Como muchas lenguas judías, el futuro de las lenguas judeorromances es incierto. Con la predominancia del idioma hebreo como el medio de comunicación entre las comunidades judías del Medio Oriente, y el aumento del uso del inglés, la situación parece desoladora.
Las lenguas romance vendrían a ser una continuación de las diferentes variedades dialectales del latín. Es decir, en sentido estricto, son lenguas del grupo latino-falisco de la rama itálica de la familia de lenguas indoeuropeas.
Hasta llegar a las actual situación, las lenguas romances se vieron sometidos a diversos procesos fonólogicos que incidieron en el supuesto continuum linguístico en forma diversa:
Sonorización de las oclusivas
El rasgo más característico que divide a la Romania es el de la sonorización de las oclusivas. Se piensa que este fenómeno es consecuencia del grupo céltico que predominaría en toda la romania occidental antes de ser latinizado, pues es conocido que estas lenguas desconocieron o restringieron en gran medida el uso de las oclusivas sordas. Es por ello, que tienden a sonorizarse aquellas en la romania occidental hasta la línea Spezia-Rimini, según grafías que datan del siglo II.
Véase así:
Latín capra > Occidental: cabra (esp) chevre (fra) <> Oriental: capra (ita), capră (rom);
Latín cepúlla > cebolla (esp) cebolha (por) ceba (cat) <> Oriental: cipolla, ceapă (rom);
Latín appicula > abeja (esp), abelha (por), abeille <> Oriental: ape (ita);
Latín focus > fuego y hoguera (esp) fogo y fogueira (por) feu (francés) <> Oriental fuoco (ita) foc (rom);
Latín Lépore > liebre (esp), lebre (por), lièvre (fra) <> Oriental iepure (rom) lepre (ita).
En menor medida este fenómeno es observable en las fricativas profectu > proveito (por) provecho (esp); trifolio > trebol (esp), trevo (por), trifoi (rom), trifoglio (ita), trèfle. También se puede reconocer esta tendencia en la pérdida de las consonantes oclusivas sordas agrupadas en la romania occidental con diferentes soluciones fonéticas, así en los grupos -ct, -ps, p', captivus > cautivo (cast., port.), raptare>roubar (gall) robar. (cast); rápidus>raudo (cast); absentem>ausente (cast), capsa > caixa, (port. cat.), lat. noctem > noite (gall), lat. lacte > leite (Port); lat. factu > feito (port) hecho (esp) fet (cat); directum > dereito (gal); iactu > jeito (por), etc..
Los dobles oclusivas se convirtieron en simples: - pp- , - tt -,- cc -,- bb -,- dd- , -gg -> -p -,- t -,- c- , -b -,- d- , -g- en la mayoría de los idiomas. En la ortografía francesa las consonantes dobles son meramente etimológicas, a excepción de -ll - después -i.
Palatalización
La palatalización fue uno de los procesos más importantes que afectaron a las consonantes el latín vulgar, fenómeno que las lenguas romances heredarán dando lugar a una gran diversidad de soluciones en toda la Romania. Es por tal razón, que la mayoría de lenguas romances presentan palatalización de los fonemas latinos /k,g/ ante vocal palatal y de las secuencias /diV-,-niV-,-tia,-tio/ (donde V denota cualquier vocal).
Se aprecia, sin embargo, una importante división entre las lenguas romances occidentales, con /ts/ resultantes de la palatalización de /k/, y los idiomas restantes Italo - romances y balcánicos que llegan a la solución /tʃ/.
A menudo se sugiere que los /tʃ/ fue el resultado de una previa solución precedente, esto explicaría la relativa uniformidad en todos los idiomas en una primera fase, con /tʃ > /ts/, para dar paso posteriormente a gran variedad de soluciones en todas las las lenguas romances occidentales atendida la enorme inestabilidad del fónema /ts/. Prueba de ello es el hecho de que el italiano tiene dos /ttʃ/ y /tts/ como resultados de palatalización en diferentes situaciones, mientras que el resto de las lenguas derivadas del romance occidental tienen solo /(t)ts/.
También se suele señalar cómo el mozárabe, en el sur de España, adoptó la solución /tʃ/ a pesar de estar en la zona de "Romance occidental" y geográficamente desconectado de las áreas restantes donde se llega a la solución /tʃ/, lo que sugiere que el mozárabe por su carácter períférico conservó la común solución precedente, donde el cambio /tʃ/> /ts/ todavía no se había alcanzado.
En otras zonas períférica como los dialectos del Norte de Francia tales como el dialecto normando o el de la Picardía, también presentaron la solución /tʃ/, pero esto puede ser consecuencia de un desarrollo secundario. También debe tenerse en cuenta que 'ts', 'dz' , 'dʒ' con el tiempo se convirtieron en / s, z , ʒ / en la mayoría de las lenguas romances occidentales. Así, la expresión latina Caelum, que se pronuncia Kailu(m) con una inicial k, se convirtió en italiano cielo [tʃɛlo] cer(rumano) [tʃer], [θjelo]/[sjelo], Francés ciel [sjɛl], catalán cel [sɛɫ], y Céu Portugués [sɛw].
El efecto de la palatalización, sin embargo, no siempre ha trascendido a los sistemas de escritura, y así en muchas de las lenguas románicas, donde las letras 'c' y 'g' tienen la pronunciación 'k' y 'ɡ', modifican su pronunciación delante de 'e' e 'i', así es el caso Francés/Portugués 's' y 'ʒ', y del Italiano/rumano 'tʃ' y 'dʒ'.
Además, en español , el catalán, el occitano y el portugués de Brasil, el uso de 'u' para indicar la pronunciación antes de 'e' e 'i' significa que también es necesaria una ortografía diferente para señalar los sonidos semiconsonánticos 'ɡw' y 'kw' (Español 'cu' y 'gü' , el catalán , el occitano y el brasileño 'gü' 'qü' portugués). Esto produce una serie de alteraciones ortográficas en los verbos cuya pronunciación es totalmente regular pero cuya expresión escrita diverge de la regla general.
Velarización
Kurt Baldinger, Tovar y otros autores aprecian un fenómeno común a gran parte de la Romania Occidental cual es el de la velarización de los sonidos nasales y laterales consecuencia de un estrato previo prerromano que se extendería por toda la costa cantábrica hasta la aún hoy no romanizada área vasca, siguiendo por todo el Sur de Francia hasta el Norte de Italia. Este rasgo se manifestaría en la pérdida de las nasales y laterales intervocálicas, pero también en la vocalización de las codas laterales en el occitano o en el vocalismo nasal en el portugués y el francés. Gamillscheg ha destacado como en el área gallego-portuguesa de una parte y en el área vasco- gascona de otra ha tenido lugar una nasalización progresiva, en oposición a la nasalización sólo regresiva que se da en el resto de la galorromania, pues junto al fenómeno de la -n- caediza, se postula también el del vocalismo nasal y la nasalización de muchas de las soluciones finales lat. multum > port. ant. muyn, ast. > mucho. Como señala Baldinger, que no es sólo el hecho de laconocida pérdida de la -n- intervocálica lat. corona > port. coroa, lat. planum > port. chao, lat. honore > como préstamo en vasco oore; lat. canale > gasc. càu) lo que las dos separadas áreas tienen een común sino el tipo de nasalización. El hecho de que los dialectos centrales de Asturias y Cantabría, no se presente este fenómeno según Gamillscheg indican que la imposición del español ha eliminado en Cantabria y en ASturias una tendencia que se acusa a Oeste y al Este. En tal sentido, se conservaría como reliquia de este fenómeno en Asturias el sistema de artículos indeterminados en el dialecto de Sobrescobio 'uo', 'ua', 'uos', 'uas', la pérdida de todo rastro de nasalidad en determinadas expresiones nominem > nome, hominem > home, luminem > lume o determinados toponiamos citados por Tovar, Ongayo > Aunigainum, Bedoya > Bedunia.
Codas finales
La pérdida del sistema de casos afectó notablemente al consonantismo final que tiende a debilitarse. Junto a la tendencia a eliminar las consonantes finales en latín vulgar, se aprecia una tendencia a la pérdida de grupos enteros (apocope) o la adición de una vocal después de la última consonante para reforzar su sonido, (epenthesis).
En el dominio Italo-Romance Romance y oriental. Con el tiempo todas las consonantes finales decaen o se ven reforzadas por una epéntesis vocálica, excepto en formas monosilábicas (por ejemplo, las preposiciones 'con', 'por', etc.) El italiano moderno todavía apenas tiene palabras con consonante final, aunque en rumano parecen haber resurgido debido a la pérdida posterior de la vocal final /u/. Por ejemplo , AMAS " amas "> ame > ami ; amant > aman > amano.
En italiano el sistema de formación plural, con la conocida pérdida de la 's' final no se produjo hasta el siglo VII u VIII dC, después de un largo de un período. Se cree que la consonante 's' se palatizó en 'j' en lugar de simplemente desaparecer : 'nos' > noj > ' noi' "nosotros", 'ses' > 'sej' > 'sei' "eres"; cras > craj > crai "mañana" (sur de Italia) . En las sílabas átonas, los diptongos resultantes se simplificaron: amicas > 'amikai' > 'amiche', donde el término latino 'amicae' nominativo plural dio lugar a 'amito' en lugar de amiche > amici.
Por su parte las lenguas romances centro y occidentales finalmente recuperaron un gran número de consonantes finales a través de la pérdida general de la final /e/ y /o/, por ejemplo, llet "leche" catalán < lactem , foc "fuego" < focum , peix " pescado " < piscem.
En francés, la mayoría de estas consonantes finales secundarios se perdieron , pero las consonantes finales terciaria más tarde surgirán como consecuencia de la pérdida de la 'ə'.
Reducción y estabilización del vocalismo tónico
El vocalismo tónico se reduce a cuatro grados apertura, abierta, cerrada, semicerrada y cerrada y tres grados de localización, anterior, central y posterior. Este sistema dará lugar al típico vocalismo de siete unidades tónicas, /i u; e o; ε ɔ; a/ que en castellano se simplificará en cinco al sustituir las vocales semiabiertas ɛ' por el diptongo 'ie' y la semiabierta ɔ por el diptongo 'ue'.
Algunos autores postulan cinco grados de apertura al considerar también las vocales /ɪ ʊ/ como fonemas), a partir de un sistema basado en la cantidad vocálica (en posición átona este sistema se pudo reducir aún más a sólo 3 grados de abertura, reducción que el español aplicó también a las vocales tónicas).
Aunque las lenguas romances representan evoluciones divergentes del latín, sus rasgos comunes de hecho se deben prácticamente siempre al resultado de retener algún aspecto lingüístico que ya estaba en latín, y en muchos menos casos al efecto de la influencia común de otra lengua sobre varias lenguas románicas.
Las características principales presentes en todas las lenguas románicas son las siguientes:
Las lenguas romances son todas lenguas fusionantes.
El alineamiento morfosintáctico dominante de estas lenguas es de tipo nominativo-acusativo.
El orden básico parece ser SVO, tienen preposición y los determinantes generalmente preceden al sustantivo (aunque en rumano el artículo se pospone).
Presencia de un sistema de flexión verbal con numerosas formas y lleno de irregularidades. El verbo incluye las categorías de persona, número, tiempo y modo gramatical, variando en general la forma flexiva de acuerdo a qué valores de dicha categoría está expresando la forma verbal conjugada.
Presencia de al menos dos posibilidades para el género gramatical (masculino / femenino), dos posibilidades para el número gramatical (singular / plural).
Presencia de concordancias gramaticales de género entre el sustantivo y el adjetivo, y entre el número del sujeto y el número expresado en el verbo.
Presencia de artículos desarrollados a partir de demostrativos del latín.
Las lenguas románicas se formaron a partir del latín vulgar, lengua hablada por personas de una cultura muy escasa. Por esta razón el léxico que entró en primer lugar fue el básico, muy limitado para la expresión de la literatura o de la ciencia, con pocos adjetivos y sustantivos abstractos.
Posteriormente, según se iban creando necesidades de expresar conceptos nuevos y complicados, se iban incorporando nuevas palabras procedentes del latín, que ya no sufrían la lenta transformación de siglos que habían experimentado las primeras palabras derivadas del latín vulgar. Este flujo de entrada no se ha interrumpido; aún entran palabras constantemente procedentes del latín.
Debido a esto, las palabras de origen latino se clasifican en función de la vía de entrada que hayan tenido en la lengua románica en:
'Palabras patrimoniales' o 'vulgarismos' a las que entraron en la primera fase evolucionando lentamente desde el latín vulgar. Ejemplo 'ojo'. Suelen ser vulgarismos las palabras básicos de uso más común.
'Semicultismos' a las palabras que entraron en las distintas fases de formación de la lengua, sobre todo a lo largo de la Edad Media, y que no estuvieron sujetas a todos los cambios fonéticos y semánticos de las anteriores. Ejemplo en español 'siglo'.
Palabras que han entrado desde el latín cuando la lengua ya estaba formada en lo esencial. Por ejemplo 'acto'.
De este hecho deriva el que en muchos ejemplos varias palabras romances obedezcan a una sola latina. Por ejemplo: lat. clavem> llave y clave, con un vulgarismo y un cultismo derivados de la misma palabra. También lat. auricula > es. oreja (vulgarismo) y aurícula (cultismo).
Actualmente todas las lenguas romances se escriben en alfabeto romano con ciertas modificaciones, aunque hasta mediados del siglo XIX la lengua rumana se escribía en caracteres cirílicos (usados en Moldavia hasta 1989); igualmente en la Edad Media se usó el alfabeto árabe para algunos dialectos españoles.
El primer escrito en que se encuentra el término romano, de una manera u otra, se remonta al sínodo de Tours, en el año 813. Es a partir de ese sínodo cuando se considera que la primera lengua vulgar se separa del latín, y se designa en efecto como una lengua aparte. Se trata de una forma de protofrancés que recibe el nombre de romana lingua o román.
No obstante, en los Cartularios de Valpuesta, hay un texto anterior que data del año 804, y está escrito en un latín muy romanizado.
GLOSA |
Ibero- romance |
Occitano- romance |
Galo- romance |
Galo- italiano |
Reto- romance |
Italo- romance |
Balco- rumano |
---|---|---|---|---|---|---|---|
'1' | *un/*una | *un/*una | *ɶ̃~*ɔ̃/*ynə | *yŋ/*yna | *uŋ/*una | *uno/*una | *un/*una |
'2' | *dos/*duas | *dos/*duas | *do/*due | *dui/*due | *dui/*duas | *due | *doi / *dowə |
'3' | *tres | *tres | *treis | *trei/*trɛ | *treis/*trei | *tre | *trei |
'4' | *kwatro | *kwatre | *katre | *kwatr(o) | *kwater | *kwattro | *patru |
'5' | *ʦinko | *sink | *sẽk | *ʦinkwe | *ʧiŋk | *ʧiŋkwe | *ʦinʦe |
'6' | *seis | *sieis | *sis | *sei | *seis | *sei | *sæse |
'7' | *sɛte | *sɛt | *sɛt | *sɛt(e) | *sɛt | *sɛtte | *sæpte |
'8' | *oito | *ueit | *uit | *øt(o)~ɔt(o) | *ɔt | *otto | *optu |
'9' | *nɔβe | *nɔu | *nɶf | *nɶv | *noʊv | *nɔve | *nowə |
'10' | *dɛʦ | *dɛʦ | *dis | *dɛʒ(e) | *deʃ | *dɛʧi | *ʣæʦe |
El idioma gallego es una lengua romance del subgrupo galaico-portugués hablada principalmente en la comunidad española de Galicia. Está estrechamente emparentado con el portugués, con el que formó unidad lingüística (galaicoportugués) durante la Edad Media. Diferentes entidades culturales defienden al gallego como variedad diatópica del diasistema lingüístico gallego-luso-africano-brasileño.
Está definida como su idioma propio y tiene carácter de cooficialidad junto al castellano en virtud de Estatuto de Autonomía de Galicia en dicha región.
En cuanto a la etimología, la teoría más consolidada (de Higino Martins, 1990) indica que Galicia procede de la raíz indoeuropea kala (‘refugio, abrigo’), que pasó a las lenguas gaélicas como gall (madre, tierra). Esta teoría es además coherente con las que vinculan el étimo a la Diosa Madre de los celtas, Cal-Leach, como al radical ya latinizado Cale, de cuyo análisis se identifican los significados de ‘piedra’, ‘roca’ o ‘duro’ en coherencia con la orografía granítica sobre la que se asentaban estos clanes.
En el siglo XVIII surgen algunas voces de denuncia de los llamados “ilustrados” que muestran su inquietud por el subdesarrollo de Galicia y ofrecen propuestas renovadoras de la vida económica, social y cultural. Entre este minoritario grupo de intelectuales despunta con fuerza la figura del padre fray Martín Sarmiento, personaje polifacético –naturalista, lingüista, bibliófilo- que defendió el uso del gallego en la enseñanza, en la administración y en la Iglesia, es decir, su normalización como lengua de los gallegos.
Participaron además el padre Benito Jerónimo Feijoo, el primer erudito en rechazar la condición de “dialecto” del gallego, y el padre Sobreira, continuador de la labor lexicográfica de Sarmiento. Su obra constituyó la primera llamada de atención de una problemática lingüística que se manifestará en toda su extensión a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Durante las décadas de 1960 y 1970, la referencia básica es la "normativa Galaxia" elaborada por una serie de intelectuales galleguistas, liderados por Otero Pedrayo y Francisco Fernández del Riego bajo el paraguas de la Editorial Galaxia, establecida en 1950 en Vigo.
A finales de esa década, en 1970, la Real Academia Gallega (RAG) publica las primeras Normas ortográficas do idioma gallego, complementadas un año después con unas breves consideraciones morfológicas. Ese mismo año, en 1971, el Instituto da Lingua Galega (ILG) elabora el primer manual de aprendizaje del gallego (Galego 1, 2, 3), que ampliaba y precisaba algunas de las propuestas de la RAG.
En 1973, el filólogo portugués Manuel Rodrigues Lapa publica "A recuperação literária do galego" ("La recuperación literaria del gallego"), que es considerado por muchos como el acta fundacional de la postura que aboga por la asunción del portugués como la norma culta de la lengua de los gallegos.
Tras el fin de la dictadura franquista, en 1977, la Universidad de Santiago de Compostela publica sus "Bases prá unificación das normas lingüísticas do galego" ("Bases para la unificación de las normas lingüísticas del gallego"), que es considerado como el texto que consiguió más consenso y el de mayor rigor filológico del período previo a la aprobación del Estatuto de Autonomía de Galicia.
Mientras tanto, en 1979, la Asociación Sócio-Pedagóxica Galega (AS-PG) publica su primera versión, de forma artesanal, ciclostilada, de las "Orientacións para a escrita do noso idioma" ("Orientaciones para la escritura de nuestro idioma"). Su versión posterior, de 1980, se considera la referencia más conocida del denominado reintegracionismo "de mínimos".
En 1980, la Junta preautonómica publica unas Normas ortográficas do idioma galego (Normas ortográficas del idioma gallego). Éstas, sin embargo, resultan ser inútiles, debido a su redacción ambigua y a su propio carácter dual.
El Estatuto de Autonomía de Galicia, aprobado en 1981, otorga las competencias sobre la enseñanza y promoción del gallego a la Junta de Galicia. Tales competencias fueron desarrolladas mediante el Decreto de Normativización de la Lengua Gallega (Decreto 173/1982, de 17 de noviembre) y la Ley de Normalización Lingüistica (Ley 3/1983, de 15 de junio). Un año después, en 1982, la RAG y el ILG aprueban las Normas ortográficas e morfolóxicas do idioma galego (Normas ortográficas y morfológicas del idioma gallego), conocidas popularmente como NOMIGa.
Según el decreto, se dispone que las NOMIGa quedaban aprobadas como la "norma básica para la unidad ortográfica y morfológica de la Lengua Gallega" (artículo 1). También que ambas entidades podrían, previo acuerdo conjunto, "elevar a la Junta de Galicia cuantas mejoras estimen conveniente incorporar a las normas básicas". Según la ley, se decreta que la Real Academia Gallega será la responsable de la normativización del gallego.
Ese mismo año, la Associaçom Galega da Língua (AGAL), publica el Estudo crítico das Normas ortográficas e morfolóxicas do idioma galego (Estudio crítico de las Normas ortográficas y morfológicas del idioma gallego), referente del reintegracionismo "de máximos", y presentada por sus partidarios como la normativa reintegracionista.
En 1986, los lusistas de la Comissão para a integração da língua de Galiza no Acordo Ortográfico Luso-Brasileiro (Comisión para la integración de la lengua de Galicia en el Acuerdo Ortográfico Luso-Brasileño) solicita la plena incorporación del gallego a la lusofonía durante el encuentro de los países de habla portuguesa (Portugal, Brasil y los denominados PALOP: Angola, Mozambique, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y Guinea Bissau) realizado en Río de Janeiro. De nuevo, una delegación lusista gallega participaría en la reunión de 1990 en Lisboa que propuso el Acuerdo Ortográfico de la Lengua Portuguesa.
Durante los últimos años de la década de 1990, se produce un debate público sobre la reforma de la ortografía, caracterizada por una voluntad de convergencia entre la normativa oficial y la denominada "de mínimos".
En 2001, auspiciado por la Asociación Socio-Pedagóxica Galega, se inició un proceso de negociación entre los departamentos de Filología Gallego de las tres universidades gallegas, el Instituto da Lingua Galega, la Real Academia Gallega y diferentes asociaciones, a fin de actualizar la normativa vigente, buscando un consenso con las otras normativas -y posturas- existentes sobre el idioma gallego.
La Real Academia Gallega comenzó el proceso de discusión en noviembre del 2001, bajo la presidencia de Francisco Fernández del Riego. Fue un debate con posiciones encontradas, que terminó con una votación en la que once votos se manifestaron en contra de hacer cambios en la normativa, dos abstenciones y siete votos a favor, aunque nadie en ese momento dio el tema por terminado. La decisión fue polémica en su momento, y trascendió del ámbito de los investigadores. El 30 de septiembre de 2002, la Real Academia decidió reabrir el debate. El nuevo presidente era Xosé Ramón Barreiro, el cual se había comprometido al asumir el puesto a conducir la reforma.
Finalmente, la nueva normativa, denominada oficiosamente "normativa de la concordia" y actualmente vigente, fue aprobada el 12 de julio del 2003 por la Real Academia Gallega.
Las nuevas normas, no fueron, sin embargo, apoyadas por las asociaciones reintegracionistas "de máximos" y lusistas, ya que consideraron que las modificaciones tenían escaso alcance y marginaban las propuestas reintegracionistas.
Las modificaciones introducidas por la RAG no son de gran calado y, de hecho, en algunos casos se limitan a señalar como opciones preferentes algunas que ya estaban admitidas como válidas en las propias normas, aunque consideradas no aconsejables.
Origen
El gallego, como todas las lenguas romances, proviene del latín vulgar hablado en la antigua provincia romana de Gallaecia, que comprendía el territorio de la Galicia actual, el norte del actual Portugal, Asturias, la actual provincia de León y parte de Zamora.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, las diferentes variantes del latín se consolidaron. Una de ellas fue el gallego medieval o galaicoportugués.
La transformación del latín en gallego se produjo de forma progresiva e imperceptible. Es imposible proporcionar una fecha exacta de transformación. No obstante, a partir de los testimonios escritos conservados puede decirse que hacia el siglo VIII la lengua de la iglesia y la administración era muy diferente del latín clásico, aunque a menudo aparece llena de vulgarismos y modismos que posteriormente serán transmitidos al gallego.
Ya desde el siglo VIII, y a medida que los invasores musulmanes consolidan sus conquistas en el sur de la península ibérica, Galicia constituye una unidad política con los reinos medievales de Asturias y León, aunque mantiene cierta autonomía que le permite en ocasiones surgir como reino independiente en momentos puntuales de los siglo X, XI y XII. En este contexto el gallego es en su mayor parte una lengua exclusiva del ámbito oral, con una competencia menguante con el latín en el ámbito escrito. El progresivo peso demográfico de los gallegos hablantes poco a poco introduce el gallego junto al latín en los documentos notariales, bandos administrativos, pleitos, etc., aunque el latín sigue poseyendo una posición cultural superior.
Sin embargo, los primeros escritos en una lengua considerada ya como gallego no aparecen hasta bien avanzado el siglo XII, y el latín continúa siendo la lengua de la cultura, de la administración, de la liturgia y de la enseñanza, no sólo en el territorio de la antigua Gallaecia, sino en la mayor parte de la Europa Medieval.
A partir del siglo XII, cuando el condado de Portugal se independizó de Galicia, el gallego medieval comenzó a divergir en dos lenguas modernas: el gallego actual y el portugués. Ambas se consolidaron totalmente hacia el siglo XIV.
Desarrollo
Desde el siglo XII y a partir de su consolidación, la literatura gallega vive su período de mayor esplendor. El gallego se convierte en la lengua por excelencia de la lírica en toda la península ibérica, excepto en Cataluña, proporcionando numerosos ejemplos y obras de poesía trovadoresca, en principio de origen provenzal, pero que en Galicia dispone de variables y elementos autóctonos. En estos momentos, y a pesar de la constitución de Portugal como reino independiente a mediados del siglo XII, no existen diferencias apreciables en la lengua hablada en el territorio de la antigua Gallaecia, por lo que puede hablarse de una lírica gallego-portuguesa.
En este período el gallego alcanza un rango internacional, ya que es utilizada por autores de muchos países europeos: gallegos, portugueses, leoneses, castellanos, occitanos, sicilianos, etc. y está presente en muchas cortes reales y señoriales, aunque su uso se concentra sobre todo en la península ibérica.
Las Cantigas de Santa María, composiciones poéticas realizadas en alabanza a la Virgen María son la principal muestra de la vertiente religiosa de la lírica gallego-portuguesa y constituyen el corpus de la poesía mariana medieval más relevante de toda la península ibérica, y aún de Europa. Fueron compuestas en la corte del rey Alfonso X “El Sabio” de Castilla, quien se encargó de la dirección, y en ocasiones participó directamente en su composición. Es todo un ejemplo del prestigio alcanzado por el idioma gallego como lengua literaria a finales del siglo XIII. Este esplendor no sólo se reduce al reino de Castilla, sino también al reino vecino, donde el propio rey Dionisio I de Portugal fue un destacado compositor de la lírica gallego-portuguesa.
En comparación con la lírica, la prosa literaria medieval en gallego es escasa y tardía. Es necesario tener en cuenta que los centros culturales de la época eran los monasterios y escuelas monacales, donde imperaba el uso del latín eclesiástico. Aun así, a partir de finales del siglo XIII, y más significativamente en los siglos XIV-XV, los temas literarios de mayor difusión en Europa son recogidos en lengua gallega. Varios ejemplos son los relatos del llamado “ciclo bretón”, alrededor de la figura legendaria del rey Arturo, los textos referentes a la historia y destrucción de Troya, como la “Historia Troyana” y la “Crónica Troyana”, y los “Miragres de Santiago”, conjuntos de relatos que cuentan desde la destrucción de Jerusalén hasta la milagrosa intervención del apóstol Santiago el Mayor en diferentes situaciones. También hay que incluir otros textos en prosa que son traducciones o versiones de otras lenguas con elaboración propia como la “Cronica Xeral Galega”, “General Estoria”, “Crónica Galega de 1404” y “Crónica de Santa María de Iria.”
El final de la Edad Media (siglos XIV-XV) coincide con el final del esplendor de la lengua gallega y el comienzo de un progresivo período de decadencia, tanto en el uso común como literario del idioma.
Diversos factores influyeron esta progresiva decadencia, especialmente la progresiva centralización del reino de Castilla y la posterior consolidación del absolutismo. También cabe destacar el asentamiento en Galicia de una nobleza extranjera y ajena a la cultura y lengua gallegas, que sustituyen a la nobleza autóctona derrotada en varias ocasiones en las luchas sucesorias y dinásticas de la Corona de Castilla, primero en la guerra entre Pedro I “El Cruel” contra Enrique II de Trastámara y posteriormente (1475-1479) en la guerra entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica; la ausencia de una burguesía fuerte capaz de defender sus intereses, la disminución de la población, la reforma eclesiástica y pérdida de autonomía de la Iglesia gallega, etc.
Estos hechos, unidos a la creciente política centralista e intervencionista de Castilla, afianzan progresivamente una corriente “desgalleguizadora”, especialmente en las clases altas de la sociedad, que impiden la consolidación del gallego como lengua culta y literaria. Este proceso se ve agravado con la formación de los estados modernos y la aparición del concepto de “estado nacional”, que conlleva una uniformización lingüística y administración como factor de cohesión de las estructuras políticas.
Durante un largo período de tres siglos XVI, XVII y XVIII, denominados “siglos oscuros” la lengua gallega estuvo prácticamente ausente de los usos escritos, frente al castellano y el portugués, que en la península ibérica y durante esta época comienzan un proceso de codificación y fijación gramatical y ortográfica que les confiere una categoría de lenguas culturales. Además, su uso se extiende sobre la totalidad de la población de los estados de España y Portugal, respectivamente. En contra, el uso exclusivamente oral de la lengua lleva provocó una progresiva dialectalización y fragmentación del idioma, incapacitando su uso literario y científico.
De esta forma la lengua gallega quedó al margen de las corrientes literarias del Renacimiento y el Barroco, que coinciden con el llamado “Siglo de oro” de la literatura castellana. Existen, no obstante, algunos escasos testimonios escritos (como algunas cartas dirigidas a Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar), documentos y unas pocas muestras literarias que permiten apreciar la situación de la lengua en la época. Paralelamente al vacío en la literatura erudita, sobrevive una lírica popular en forma de canciones de cuna, canciones de ciego, canciones de carnaval, adivinanzas, leyenda, romances, cuentos, farsas, etc. Muchas de estas expresiones literarias sobrevivieron hasta hoy a través de la transmisión oral.
Situación Actual
“Rexurdimento” (Resurgimiento) es el nombre con el que se conoce el siglo XIX en la historia de la lengua gallega y expresa de forma nítida una trayectoria de recuperación no sólo literaria, sino también cultural, política e histórica.
A partir de la invasión francesa y la Guerra de la Independencia en 1809, y posteriormente entre los enfrentamientos entre absolutistas y liberales en el conjunto de España, surgen textos escritos en gallego, en hojas sueltas o diarios con fines propagandísticos. Algunos llaman a los campesinos a la defensa del país, otros defienden las ideas liberales.
A lo largo del siglo, tras el fin de absolutismo y el inicio de una monarquía constitucional, nacen diversos movimiento galleguistas, basados en la defensa de la singularidad y de la personalidad diferenciada de Galicia. El primero de ellos, surgido en torno a la década de 1840 es el llamado “provincialismo”, que denunciaba la marginación social de Galicia y buscaba una revalorización social de su arte, costumbres e historia.
Los provincialistas fueron apartados de la política después de su apoyo al fracasado levantamiento militar de Miguel Solís y el fusilamiento de los Mártires de Carral, y los supervivientes y continuadores de este movimiento se limitaron al mundo cultural y literario.
La segunda generación galleguista dio lugar al movimiento del “Regionalismo”, que compaginó cultura y política, haciendo de la lengua gallega su preocupación primordial.
En el camino de la recuperación lingüística y literaria se celebraron en la ciudad de La Coruña los primeros Juegos Florales en 1861. Las composiciones premiadas, junto con las muestras de poesía contemporánea se recogieron un año después en el “Álbum da Caridade”, primera antología del Rexurdimento gallego.
El primer libro en gallego publicado en el siglo XIX es “A gaita gallega” de Xoan Manuel Pintos en 1852, pero la publicación en 1862 de “Cantares Gallegos”, obra de la reconocida poetisa Rosalía de Castro es la obra que inaugura definitivamente el Rexurdimento. 1880 también fue un año fructífero en publicaciones en gallego, apareciendo composiciones de los autores de más fama de esta época: “Follas Novas” de Rosalía de Castro, “Aires da miña terra” de Manuel Curros Enríquez, y “Saudades gallegas” de Valentín Lamas Carvajal. Seis años después aparece “Queixumes dos pinos” de Eduardo Pondal.
La calidad de la obra de Rosalía de Castro trasciende las fronteras del gallego y con sus publicaciones en castellano “En las orillas del Sar” también se convierte en una destacada poetisa de la lengua castellana y de la literatura universal. Sus versos han sido objeto de numerosos estudios y traducciones a diversas lenguas.
Manuel Curros Enríquez fue uno de los escritores gallegos preferidos por los lectores de su época. Sin duda porque con su poesía denunció las injusticias de la sociedad gallega (foros, opresión caciquil, emigración…) y defendió las ideas progresistas. Asentó una tradición de poesía combativa y comprometida que continuaría numerosos autores gallegos (Ramón Cabanillas, Celso Emilio Ferreiro, etc.).
Eduardo Pondal, autor de “Queixumes dos pinos” (que será adaptado y convertido en el himno gallego), indaga en las raíces prehistóricas de Galicia, destacando el elemento céltico y creando una poseía para engrandecer la individualidad de la lengua gallega. Trató de afianzar el idioma como lengua literaria y culta.
Estos y otros autores amplían los límites literarios de la lengua gallega, que se extiende por la lírica, la narrativa, el ensayo y la prosa didáctica.
La consolidación de la prosa gallega no se produce hasta el siglo XX, pero a finales del XIX ya existen algunos precedentes destacados. “Máxima ou a filla espúrea”, (1880) de Marcial Valladares, primera novela gallega contemporánea. Una obra de gran difusión entre las clases populares fue “O catecimos do labrego” de Valentín Lamas Carvajal. “A tecederia de Bonaval”, “Castelo de Hambre” y “O niño de Pombas”, convierten a Antonio López Ferreiro en el mejor prosista de la época.
El teatro fue el género menos cultivado. Desde la publicación de “A Casamenteira” en 1812 hasta la década de 1880 no hubo actividad editorial relacionada con el teatro.
También en las últimas décadas del siglo XIX surgen las primeras gramáticas y diccionarios de la lengua gallega, esenciales para su normalización, entre los que destacan el “Compendio de gramática gallega-castellana” (1864 de Francisco Mirás y “Gramática Gallega” de Saco y Arce, un estudio erudito del idioma gallego.
La presencia de la lengua gallega en el periodismo contribuye enormemente a su prestigio. En el año 1876 se edita, promovido por Valentín Lamas Carvajal, el pionero de los periódicos íntegramente en gallego, “O Tío Marcos da Portela”. El éxito de este periódico, con marcado carácter anticaciquil, resultó espectacular. Entre los años 1886 y 1888 se consolida paulatinamente el periodismo en Galicia, con la aparición de nuevas iniciativas monolingües: “O Galiciano”, en Pontevedra; “A Monteira”, en Lugo; y “As Burgas”, en Ourense.
A comienzos del siglo XX comienza a ser utilizada en los mítines por los partidos galleguistas. En 1906 se fundó la Real Academia Gallega, institución encargada de la protección y difusión del idioma. En el Estatuto de Autonomía de 1936 el gallego es reconocido como lengua cooficial, junto con el castellano. Sin embargo, tras la guerra civil sigue un período de represión lingüística, que hace que durante los años cuarenta casi toda la literatura gallega se escriba desde el exilio. No obstante, durante los años setenta tiene lugar un importante cambio, y desde 1978 el gallego es reconocido como oficial en Galicia por la Constitución Española y por el Estatuto de Autonomía de 1981.
Actualmente, el uso del gallego sobre el español es mayoritario en las áreas rurales, y es menor su uso en las grandes urbes, debido a la influencia del castellano. Aun así, según el más reciente estudio sobre las costumbres idiomáticas de la población gallega, lo usa en torno a un ochenta por ciento de la población, y según un censo de 2001, puede hablar gallego un 91,04 % de la población.6 Si bien es el idioma porcentualmente más hablado de entre los propios de las nacionalidades históricas españolas, goza de menos reconocimiento social que, por ejemplo, el catalán, que también ha sufrido políticas centralistas represivas durante el franquismo, seguramente porque desde finales de la Edad Media fue identificado por los propios gallegos como la lengua de los campesinos y de las capas bajas de la sociedad. También hay que tener en cuenta, que a diferencia de otras zonas de España con lengua propia (Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón, Navarra y País Vasco) Galicia no sufrió una oleada migratoria procedente de regiones castellanoparlantes, que han influido notablemente en los respectivos mapas lingüísticos. En la práctica, gran parte de los gallegohablantes hablan una variedad poco cuidada del gallego, que introduce numerosos castellanismos léxicos, fonéticos y prosódicos aunque mantiene construcciones y una esencia netamente gallegas, si bien en ambientes urbanos suele hablarse una auténtica mezcla de castellano y gallego denominada tradicionalmente castrapo.
Todos los años se celebra el Día das Letras Galegas (17 de mayo), dedicado a un escritor en esta lengua elegido por la Real Academia Galega de entre aquellos muertos hace más de diez años. Este día es utilizado por los organismos oficiales y por colectivos socioculturales para preservar y potenciar el uso y el conocimiento tanto de la lengua como de la literatura gallega.
Además de ser usado en Galicia, se permite su enseñanza regulada en el El Bierzo (Provincia de León) y se habla como lengua común en la parte más occidental de esta comarca y en una pequeña zona de Zamora llamada Las Portillas, ambas de Castilla y León, según un acuerdo entre la Consejería de Educación de la Junta de Galicia y la Consejería de Educación de Castilla y León.1 844 alumnos la estudian en 9 municipios bercianos, a cargo de 47 profesores. Además en el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, en su artículo 5.º, se indica: "Gozarán de respeto y protección la lengua gallega y las modalidades lingüísticas en los lugares en que habitualmente se utilicen".
En tres municipios cacereños, fronterizos con Portugal, del valle del Jálama (Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo) se habla a fala, una lengua sobre la que no hay acuerdo acerca de si es una tercera rama del gallego-portugués de la Península Ibérica, un portugués antiguo de las Beiras con superestratos leonés y castellano o un gallego con superestratos leonés y castellano, afirmando algunos historiadores que procede de los gallegos participantes en la Reconquista que se asentaron en esas zonas. Mientras que el Bloque Nacionalista Galego (BNG) proponía implantar la enseñanza del gallego en esta región, la Junta de Extremadura rechazó de plano la propuesta.
Hay gran controversia sobre la lengua que se habla en los concejos limítrofes del Principado de Asturias pertenecientes a la comarca del Eo-Navia, llamándose eonaviego o gallego-asturiano. Por un lado se encuentra la romanística internacional, cuyos estudios afirman que la lengua natural de esta comarca asturiana pertenece formalmente al conjunto lingüístico galaico-portugués; en el punto contrario se posicionan el gobierno del Principado, y la Academia de la Lengua Asturiana, que consideran las hablas situadas entre el Navia y el Eo como una transición entre el tronco galaico-portugués y el asturleonés.
Una encuesta lingüística realizada en 2003 en Cataluña por su gobierno autónomo revelaba hablantes de gallego en la región. La extrapolación poblacional situaba en 61.400 los habitantes catalanes que consideraban al gallego como primera lengua, 21.000 los que la consideraban lengua propia y 11.300 los que la consideraban lengua habitual.
En cuanto a las provincias de León y Zamora,en el caso de León encontramos un gallego muy hablado en la zona oeste de la comarca de El Bierzo y cuanto más avanza hacia el este, va perdiendo hablantes e importancia aunque no desparece completamente hasta cerca de la capital comarcal. De la provincia de Zamora destaca una parecida situación, bastante hablado en la comarca de Sanabria sobre todo cuanto más al oeste y aunque perdiendo rasgos, todavía aparecen algunos pequeños núcleos en la zona de Aliste e incluso Benavente.
Las comunidades de gallegos en América Latina continúan hablando el idioma, especialmente en Buenos Aires (Argentina), Caracas (Venezuela), Montevideo (Uruguay), La Habana (Cuba) y Ciudad de México. En Europa lo conservan con bastante precariedad, y en Brasil subsiste con adaptaciones y giros del portugués brasileño.
En relación al número de hablantes, el gallego ocupa el puesto nº146 en la lista mundial, en la que se incluyen más de 6.700 idiomas.
A pesar de que las presiones sobre el gallego se han venido intensificando gradualmente tras el debilitamiento del régimen franquista y que la línea de la nueva democracia se ha movido inexorablemente hacia un modelo a la par con el resto de Europa, todos los sondeos muestran que el gallego aún cuenta con un elevado grado de competencia en Galicia: más del 90% de la población lo entiende, y alrededor del 60% lo habla de forma activa.
Los estudios también revelan que sus relaciones con el castellano han cambiado significativamente desde la instauración de la democracia y el reconocimiento de lengua oficial, por lo que se ha pasado de una situación en la que el castellano se percibía como la variedad "elevada" y el gallego como la forma "baja", a otra en la que el gallego "elevado" coexiste con el castellano "elevado" y con dos variedades "bajas": la castellana y la gallega, sujetas a una gran interferencia lingüística, sobre todo en el caso del gallego "bajo", muy contaminado por el castellano debido al bombardeo de los medios de comunicación.
Los principales medios de comunicación que emplean el gallego son:
Galicia Radio-Televisión de la empresa (CRTVG): Medios públicos de comunicación, fundada en 1984 y gestionado por la Junta de Galicia.
La televisión pública: "TVG".
La radio pública de Galicia: "Radio Galega".
Los periódicos en línea Sermos Galiza, Galicia Confidencial, Praza Pública y Diario Liberdade.
En papel, en la actualidad, Sermos Galiza cuenta con una publicación semanal impresa y Novas da Galiza edita un periódico mensual.
La clasificación aceptada de los dialectos gallegos es la elaborada por Fernández Rei que, de norte a sur, divide el gallego en tres áreas importantes: la costera, la central y la oriental. Existe un continuum dialectal entre el gallego y el portugués, cuya extensión abarca desde el sur de las provincias de Pontevedra y Orense hasta, como mínimo, el río Duero.
Según la separación dialectológica de Galicia empleada por organismos como la Real Academia Gallega (RAG) y el Instituto da Lingua Galega (ILG) existen tres bloques lingüísticos reconocidos, cada uno con sus particularidades. El bloque occidental abarca las Rías Bajas y llega hasta la zona de Santiago de Compostela. El central ocupa la gran mayoría del territorio gallego, mientras que el oriental comprende las zonas más orientales de Galicia y los territorios fronterizos de Asturias, León y Zamora. Estos bloques están caracterizados por la forma de construir el plural de las palabras acabadas en -n, siendo las isoglosas que los delimitan cans/cas (bloques occidental y central, respectivamente) y cas/cais (bloques central y oriental, también respectivamente).
El filólogo portugués Cintra, que estudió los dialectos gallegos como pertenecientes al diasistema gallego-portugués y cuyos trabajos son considerados de referencia en Portugal, prefirió separar el territorio gallego en dos áreas: la occidental, que presenta gheada (aspiración del fonema /g/ convirtiéndose en una /h/ aspirada similar a la del inglés) y la oriental, que no presenta este fenómeno.
Se distingue un área oriental muy conservadora que suprime las "n" de forma más radical ("úa" por "unha", "razois" por "razons" del occidental o "razós" del central). Se distingue también una evolución Norte a Sur en el uso del imperativo portugués /asturleonés <-ái> por el gallego central <-ade> y el gallegoasturiano <aide> ("calái", "probáino" por "calade"/"calaide" y "probádeo"/ "probáidelo". En el gallego oriental se presenta más frecuentemente el diminutivo asturleonés <-in> que se torna en <-ía>("rapacín" y "pequenín" que en femenino son "rapacía" y "pequenía") por supresión de <n>. La correspondencia con el leonés puede notarse en el léxico ("naide" por "ninguén", p. ej.) consecuencia de la anticipación de la yod epéntica propia de las lenguas galáico portuguesas, también puede aparecer palatalización de <l> inicial ("llobo", por "lobo"). No es de extrañar dicha influencia, pues se da también en sentido contrario: rasgos gallegos en el leonés occidental.
Mención aparte merece A fala, una variedad dialectal hablada en el noroeste de Extremadura.
La fala (A fala) es una lengua romance del subgrupo galaico-portugués hablada en los municipios de San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, todos ellos en el Valle de Jálama, al noroeste de la provincia española de Cáceres (en la frontera portuguesa).
Es también nombrada de diversas formas, como: Xalimés, Mañegu, A fala de Xálima, A fala d'acá, A nossa fala y chapurráu (en Valverde) o, por los partidarios de la teoría sobre la relación entre la fala y el idioma gallego, gallego de Extremadura o galaico-extremeño.
En cada pueblo se dan particularidades dialectales (por lo que etimológicamente resultaría más correcta la denominación más genérica de as falas), si bien son lo suficientemente inteligibles entre sí y respecto al gallego o el portugués. Estas variantes suelen denominarse lagarteiru (Eljas), manhegu/mañegu (San Martín de Trevejo) y valverdeiru (Valverde del Fresno).
Contando a todos los habitantes de los tres pueblos se estiman unos 6000 hablantes, aunque otras fuentes elevan la cifra hasta los 10 000, por los nativos que trabajan fuera de la localidad pero muchos de los cuales vuelven al valle en verano.
En la Edad Media se encuentran variantes mixtas portugués-leonesas a lo largo de la frontera entre León y Portugal, representadas en textos como el Foro de Castelo Rodrigo (Fuero de Castel-Rodrigo, siglo XIII); y aunque no existe documentación relativa a la colonización y repoblación en esta zona en el siglo XIII, se maneja la hipótesis de súbditos gallegos enviados a defender las fronteras bajo dominación musulmana como castigo impuesto por el rey leonés, o bien a la entrega de territorios a diversas órdenes militares por parte de Fernando II y Alfonso IX.
Por lo general, los filólogos partidarios de la teoría gallega se basan en la conjetura de que el valle era una región aislada y, por tanto, los colonizadores gallegos mantuvieron casi "pura" su forma de hablar al no existir influencias externas (de Portugal). Esta tesis suele ser refutada al contrastarla con otros datos históricos:
Se considera que antes de la repoblación gallego-leonesa, este enclave ya estaba habitado por portugueses, e incluso tras la colonización se mantuvo con el reino vecino una estrecha relación (comercial y matrimonial, hecho que queda patente al haberse castellanizado muchos apellidos hace apenas dos siglos)
Desde el siglo XII y hasta el XVII, tanto Portugal como León y Castilla ambicionaban el territorio dado la importancia de su carácter fronterizo, que cambiaría de monarca de tanto en tanto, por lo que los lugareños juraban fidelidad ora al rey luso, ora a los reyes castellanos o leoneses
Por otra parte, resulta contradictorio que las órdenes a las que se cedieron las tierras (Orden de Alcántara y Orden de Hospital de San Juan de Jerusalén), siendo rivales entre sí, repoblasen la región con lugareños de un mismo origen
Otro factor destacable para desmentir la "teoría del aislamiento" es el considerable número de habitantes, superior a otras ciudades importantes de la región en la época: a mediados del siglo XVI contaban con casi 3000 habitantes frente a Coria, con apenas 2400, siendo el enclave más poblado de toda la Sierra de Gata.
El 3 de agosto de 1992 se fundó la asociación Fala i Cultura, entre cuyos propósitos se encuentra la elaboración de una gramática común (con base gallega), así como la conmemoración de u día da nosa fala ("día de nuestra habla") celebrado una vez al año desde 1992 en Eljas, 1993 en Valverde y 1994 en San Martín.
No sería hasta seis años después, en 1998, cuando llegará a publicarse la primera obra literaria en a fala, Seis sainetes valverdeiros, escrita por Isabel López Lajas, y editada en 1998 por Edicións Positivas de Santiago de Compostela. Fue en esa fecha cuando el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas comenzó a preocuparse seriamente por a fala y a fomentar su estudio, publicando en 1999 una decena de tratados científicos; y celebrando en el mes de mayo un Congreso sobre "a fala".
Habrían de transcurrir varios años más hasta que el 14 de junio de 2000, la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura reconociese el habla del Valle de Jálama como Bien de Interés Cultural, a fin de protegerlo y conservarlo; siendo, en 2001, declarado por la Junta de Extremadura como Bien de Interés Cultural.
En la actualidad, si bien los habitantes del Valle de Jálama pueden hablar castellano (siendo ésta la lengua de uso común en los colegios y entornos administrativos), y presumiendo a menudo de hacerlo de forma más "correcta" que sus vecinos cacereños o salmantinos, la gran mayoría son bilingües, dado que en el ámbito casero, así como también en diversas actividades extraescolares, sigue empleándose la lengua local.
Sin embargo, es tal el empuje y auge de la lengua castellana en los últimos años (constatado por la pérdida de numerosos localismos, reemplazados por la versión castellanizada), que algunos filólogos consideran que esta lengua podría evolucionar hasta convertirse en una suerte de dialecto castellano-extremeño plagado de abundantes términos gallegos y/o portugueses.
Junto con el portugués, forma el subgrupo de lenguas galaico-portuguesas del grupo iberorromance occidental, de las lenguas romances.
La lengua gallega dispone de siete vocales en posición tónica (a diferencia del portugués, cuyo sistema vocálico incluye doce fonemas), con la excepción del área ancaresa que presenta vocalismo nasal, lo que supone doce vocales (al igual que el portugués). Las vocales son /i/, /e/, /ɛ/, /a/, /ɔ/, /o/, /u/. La diferencia entre /e/ y /ɛ/, y entre /ɔ/ y /o/ reside en el grado de abertura: /ɛ/ y /ɔ/ son más abiertas que /e/ y /o/. Este sistema vocálico es el mismo del latín vulgar.
En posición átona, el número de vocales se reduce a cinco, pues se suprime la diferencia entre /e/ y /ɛ/, y entre /ɔ/ y /o/.
A diferencia de lo que ocurre en portugués, la nasalidad no es un rasgo pertinente en el vocalismo gallego, pese a estar presente en la consonante nasal velar sonora /ŋ/ que interfiere en la fonación, tanto en medio de palabra (funme, cansei) como al final de palabra (corazón, camión)
El gallego admite 16 diptongos o combinaciones de dos vocales en una misma sílaba. Dichos diptongos son decrecientes cuando la primera vocal tiene un mayor grado de abertura que la segunda, y crecientes, cuando ocurre al revés.
Exceptuando los tres pronombres demostrativos de género neutro (isto, iso y aquilo), todos los artículos, adjetivos, sustantivos y pronombres se clasifican, según el género, como masculinos o femeninos y, según el número, como singulares o plurales. El plural se forma añadiendo –s o –es a la forma singular, creando en algunos casos nuevas formas lexicales: miolo/miolos. Los sustantivos masculinos acaban en general en –o y los femeninos en –a, como neno/nena, lobo/loba. La oposición de género puede indicar en algunos pares de sustantivos diferencias de sexo, tamaño (el femenino suele representar objetos de mayor tamaño que el masculino) o forma (poza/pozo, machada/machado). Los sustantivos exigen concordancia morfológica con sus modificadores y pronombres referenciales.
Los artículos indefinidos son un, unha (masculino y femenino singular) y uns, unhas (masculino y femenino plural). Los artículos definidos son o, a, os y as. En la lengua hablada, después de palabras acabadas en -r o -s, estos artículos se representan formalmente como lo, la, los y las y se unen habitualmente con la palabra precedente. Por ejemplo, combinados con las preposiciones por y tras, da como resultado polo(s), pola(s), tralo(s), trala(s), respectivamente.
El gallego tiene una clase de pronombres reflexivos y cinco tipos de pronombres personales: de sujeto, de complemento directo, de complemento indirecto, preposicionales y de compañía. Estos últimos son pronombres de acompañamiento, pero debe tenerse en cuenta que consigo es reflexivo: nosotros distinguimos entre estabamos con el y levaba unha pistola consigo. Las seis clases de pronombres tienen formas singulares y plurares para la primera, segunda y tercera persona. Hay también formas formales e informales: las informales, ti (segunda persona del singular) y vós (segunda persona del plural); y las formales, vostede (segunda persona del singular) y vostedes (segunda persona del plural). Los pronombres sujeto, los preposicionales y los de compañía son tónicos y se usan principalmente para enfatizar.
Los pronombres de objeto directo, objeto indirecto y los reflexivos son átonos. En las oraciones declarativas afirmativas van enclíticos, unidos al verbo. En los demás casos van proclíticos (colocados antes del verbo).
Los verbos en gallego (en sus formas plenas) están formados por una raíz, una vocal temática y las desinencias de modo-tiempo y número-persona. Una forma como andaremos se analiza del siguiente modo: and- (raíz), -a- (1ª conjugación), -re- (futuro de indicativo), -mos (primera persona del plural). Existen en gallego tres conjugaciones verbales, que tienen como marca distintiva sus respectivas vocales temáticas: -a- (andar), -e- (bater) e –i- (partir) [1]. Hay también algunos verbos irregulares: caber, dar, dicir, estar, facer, haber, ir, parir, poder, pór, pracer, querer, saber, ser, ter, traer, valer, ver e vir.
Sólo en indicativo los verbos se conjugan según el tiempo y el aspecto verbal: presente (ando), pretérito (andei), futuro (andarei), antepretérito (andara), copretérito (andaba), pospretérito (andaría). En subjuntivo los verbos aparecen o en tiempo presente (ande) o en tiempo pasado (andase). El futuro de subjuntivo (andar) se utiliza solo en textos legales o muy formales. En gallego existen dos tipos de infinitivos, el impersonal y el personal o flexionado. El infinitivo conjugado concuerda con el sujeto en segunda persona del singular y del plural, y en primera y tercera del plural. En el paradigma verbal del gallego existen otras dos formas verbales impersonales: el gerundio (invariable) y el participio (con flexión de género y número). Las formas verbales compuestas existen sólo en el futuro (hei andar) y en el pospretérito (había andar).
La sintaxis del gallego es la típica de las lenguas romances del sur. El orden normal de las palabras en la oración es SVO, situándose los complementos directos antes que los indirectos (aunque las reglas que rigen la colocación de los pronombres enclíticos son bastante complejas). Los pronombres sujetos que no están marcados fónicamente o focalizados están representados morfológicamente solo por el verbo. En general, en las oraciones declarativas simples los auxiliares preceden al verbo; los verbos, a sus objetos y complementos clausales; las preposiciones preceden a sus términos, y, en las frases nominales, el nombre precede a los adjetivos y modificadores clausales (aunque en algunos casos el adjetivo precede al núcleo nominal), mientras que en general los artículos posesivos, demostrativos, numerales e indefinidos preceden al nombre. La inversión de verbo y objeto se produce habitualmente para enfatizar el objeto.
La voz pasiva, formada por el verbo auxiliar ser y el participio del verbo principal, no se usa normalmente en gallego, excepto en documentos legales, periodísticos o científicos. En su lugar, se utilizan otras construcciones para expresar la idea de pasividad: se invierte el orden habitual de las palabras (Ese libro lino eu cando era pequeno, esa película rodárona na Coruña), se usa la forma activa del verbo con el pronombre reflexivo de tercera persona (Esa película rodouse na Coruña); y existe también una construcción impersoal en la que se usa la forma activa del verbo en tercera persona de singular sin sujeto explícito, pero precedida por el pronome se (Véndese viño).
Las interrogativas totales se forman normalmente invirtiendo el orden de sujeto y verbo (Veu Antón?). Si queremos enfatizarla puede añadirse una partícula interrogativa final (Veu Antón ou non?). En las interrogativas parciales, la partícula interrogativa se coloca al principio de la oración (Cando veu Antón?, Como veu Antón?, Onde está Antón?, Quen é Antón?, Que di Antón?, etc.). Cuando se deduce la respuesta, sea negativa o positiva, puede anticiparse con una partícula interrogativa final (Veu Antón, non si?, si espera una respuesta positiva; Non veu Antón, a que non?, si espera una respuesta negativa). Las respuestas positivas se expresan en general repitiendo el verbo, reforzado en ocasiones con el adverbio si: -Veu Antón? –Veu; -Fostes á festa? –Fomos, si. Para las respuestas negativas, se usa el adverbio non.
La negación se expresa habitualmente poniendo el adverbio non antes del verbo: Carme non dixo nada interesante. Como puede observarse, en gallego existe la “doble negación”.
Los primeros habitantes de Galicia eran de origen preindoeuropeo, dejando algunas muestras en el gallego. De esta forma se encuentran palabras de raíz preindoeuropea ( “amorodo”, “lastra”, “veiga”, etc.). Asimismo, los primitivos habitantes de Galicia sufrieron ciertas influencias lingüísticas y culturales de los pueblos celtas de la península ibérica con palabras como (“berce”, “bugallo”, “croio”) que llegaron a la lengua bien de forma directa o a través del latín.
A partir del siglo V d.C. llegan a Galicia pueblos de cultura y lengua germánica que debido a su escaso peso demográfico no son capaces de asimilar por completo a la población galaicorromana, terminando con su asimilación. También durante la Alta Edad Media llegan refugiados procedentes de las Islas Británicas e incluso la zona es ocupada brevemente por los árabes durante el siglo VIII. Aunque su peso cultural resulta ínfimo sobre el trasfondo cultural latino, estos pueblos aportan varios préstamos lingüísticos con diversos términos germánicos (alberca, espeto, roupa, etc.) y árabes (estos a menudo a través de fuentes indirectas) (laranxa, aceite, azucre, etc.).
La interferencia del castellano en el gallego afecta sobre todo al nivel del léxico y, en menor medida, a los niveles de sintaxis, morfología y fonética. Las interferencias léxicas están documentadas ya desde los textos eclesiásticos, legales y literarios medievales. En un primer momento el vocabulario empleado en estas áreas se fue castellanizando y, más tarde, se fue introduciendo abundante vocabulario del castellano relacionado con los ámbitos de la educación, la ciencia, el derecho, la tecnología y los medios de comunicación. Esta interferencia llegó a tal nivel que a menudo los hablantes espontáneos de gallego tienen dificultades para reconocer como gallegas algunas palabras tradicionales y, al contrario, consideran auténticamente gallegas las sustitutas castellanas. La proximidad lingüística del gallego y del castellano facilita la sustitución, por lo que la desintegración lingüística y la alteración de la coherencia y autonomía del gallego, junto con la progresiva asimilación al castellano, refuerzan el proceso de sustitución (pérdida de ámbitos de uso y hablantes). En la actualidad, la sustitución léxica está tan avanzada que la castellanización se extiende más allá del vocabulario básico, diseminándose desde el campo semántico del cuerpo humano a las relaciones de familia, los nombres de los días de la semana y de los meses y la vida doméstica.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Todos os seres humanos nacen libres e iguais en dignidade e en dereitos e, dotados como están de razón e consciencia, débense comportar fraternalmente uns cos outros.
Como ejemplo de la lírica gallego-portuguesa, que fue particularmente favorecida por el rey Dom Denis (1279-1323) y su corte, reproduciremos una poesía de aquél, pese a no ser de las más antiguas que poseemos:
Senhor fremosa e de mui louçao
coraçom, e querede-vos doer
de mi, pecador, que vos sei querer
melhor ca mi; pero soo certao
que mi queredes peior d'outra rem,
pero, senhor, quero-vos eu tal bem.
Qual maior poss', e o mais encoberto
que eu posso; e sei de Brancafrol
que lhi nom ouve Flores tal amor
qual vos eu ei; e pero soo certo
que mi queredes peior d'outra rem;
pero, senhor, quero-vos eu tal bem
Qual maior poss', e o mui namorado
Tristam sei bem que nom amou Iseu
quant'eu vos amo, esto certo sei eu;
e con tod'esto sei, mao pecado!
que mi queredes peior d'outra rem;
pero, senhor, quero-vos eu tal bem
Qual maior poss', e tod'aquest'avem
a mim, coitad'e que perdi o sem.'
El alfabeto gallego, derivado del latino, tiene 23 letras (a, b, c, d, e, f, g, h, i, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, x, z) y seis dígrafos (ch, gu, ll, nh, qu, rr). Las letras ç, j, k, w e y se usan sólo en los extranjerismos. La tilde (´) se utiliza para marcar la sílaba acentuada en las palabras polisílabas y también como diacrítico para distinguir pares de palabras que se diferencian entre sí en la lengua oral, porque una es tónica e otra átona (dá, verbo dar / da, prep. de + artigo a) o porque una de ellas tiene una vocal media abierta y la otra la tiene cerrada (vés, verbo vir / ves, verbo ver). En la lengua escrita, é y ó pueden representar tanto las vocales medias abiertas como las cerradas.
Aunque los primeros textos en lengua gallego-portuguesa son relativamente tardíos frente al castellano, siendo los primeros documentados del siglo XII, las particularidades fonéticas esenciales de estas lenguas son anteriores al siglo X, la pérdida de -N- está documentada directamente desde el siglo IX [850 mendiz 194, 882 elemosias, 959 moimenta, 968 Coinbrie, etc.] 195,y la pérdida de -L- desde el siglo X [919 Froiai, Froiaz; 959 Floiaz, 983 Froia; Vasconcelos, Lições, pág. 291, cita: 995 Fiiz < FELICE, Fafia > FÁFILA] 196.
El documento literario más antiguo de los conocidos hoy es la cantiga satírica Ora faz ost'o senhor de Navarra de Joam Soares Paiva, escrita hacia el año 1200. De comienzos del siglo XIII datan los primeros documentos no literarios en gallego, testamento de Elvira Sánchiz, (1191), Noticia de Torto (1211), el Testamento de Afonso III de Portugal (1214) y Fuero de Castro Caldelas (1228).
El documento más antiguo escrito en gallego producido en Galicia que se conserva, data de 1228. Se trata del fuero de Castro Caldelas («Foro do bo burgo do Castro Caldelas») otorgado por el rey Alfonso IX en abril de dicho año a la villa orensana.
un, dous, tres, catro, cinco, seis, sete, oito, nove, dez
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El portugués es una lengua romance flexiva, procedente del galaicoportugués. El galaicoportugués o gallegoportugués era la lengua romance hablada durante la Edad Media en toda la franja nordoccidental de la Península Ibérica, desde el mar Cantábrico hasta el río Duero. De la evolución de esta lengua proceden los actuales idiomas gallego y portugués. En Portugal el galaicoportugués se denomina también portugués medieval, así como en Galicia gallego medieval.
Tras la independencia de Portugal en 1139 y la posterior reconquista hacia el sur, el idioma se fue expandiendo por los límites del actual Portugal. Asimismo, la lengua se fue difundiendo en el periodo de los Descubrimientos por Brasil, algunos enclaves en África y otras partes del mundo.
Portugal no tiene nada que ver con puerto de cal, como en ocasiones erróneamente se ha supuesto, ni nadie iba allá a abastecerse de cal.
El nombre viene de una ciudad fundada por los romanos, base de la actual Oporto, realmente situada al otro lado del Duero, en los cimientos de la actual Gaia. Esa ciudad fue llamada Portus Cale (así además está citada en crónicas romanas tardías).
Se discute si Cale es el nombre local de un topónimo previo o es la deformación del posible nombre fundacional Portus Gallus (porque los habitantes de estas tierras eran de habla céltica como los galos antes de su latinización y este puerto era casi fronterizo con la vieja Gallaecia, región hispana así llamada por los romanos, que abarcaba un territorio mayor que la actual Galicia).
En la alta Edad Media y época visigótica en la península, ya se conocía como Cale o Portucale a todo el territorio comprendido entre los ríos Miño y Duero, cuyo puerto más importante o el único notorio era la vieja ciudad portuaria romana de Portus Cale.
Cale, la actual ciudad de Vila Nova de Gaia, ya era conocida como Portucale desde los tiempos de los godos.
En un escrito del año 841, aparece por primera vez la mención de la provincia «portucalense». Lo firma Alfonso II de Asturias que ampliaba la jurisdicción espiritual del obispo de Lugo y dice:
Totius galleciae, seu Portugalensi Provintiae summun suscipiat Praesulatum.
Que tome el gobierno supremo de toda la provincia de Galicia y de Portugal.
La primera gramática portuguesa, obra del presbítero y profesor de retórica de Coimbra Fernando de Oliveira, se publicó en Lisboa en 1536 (38 años después que la Gramática Castellana de Antonio de Nebrija, la cual es la primera en ser publicada de todas las gramáticas romances).
El Acuerdo Ortográfico de la Lengua Portuguesa de 1990 (AO) (en portugués: Acordo Ortográfico da Língua Portuguesa de 1990) es un tratado internacional cuyo objetivo es crear una ortografía unificada para el portugués, a ser usada por todos los países de lengua oficial portuguesa. Fue firmado por representantes oficiales de Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal y Santo Tomé y Príncipe en Lisboa, el 16 de diciembre de 1990, al culminar una negociación entre la Academia de las Ciencias de Lisboa y la Academia Brasileña de Letras iniciada en 1980. Después de obtener su independencia, Timor Oriental se adhirió al Acuerdo en 2004. El acuerdo también tiene la presencia de una delegación de observadores de Galicia.
Origen
La ocupación romana de la costa occidental de la Península Ibérica duró desde el 200 a. C. hasta el siglo IV d. C. y aunque posteriormente llegaron los visigodos y los moros, el latín vulgar hablado en Lusitania estaba ya firmemente establecido; para el tiempo en el que los moros fueron expulsados (la reconquista se terminó en 1267) el latín se estaba esparciendo por el resto de Portugal.
Entre 409 A.D. e 711, mientras el Imperio romano entraba en el colapso, la Península Ibérica fue invadida por pueblos de origen germánico, conocidos por los romanos como bárbaros. Estos bárbaros (principalmente los suevos y los visigodos) absorbieron rápidamente la cultura e idioma romanos de la península; no obstante que las escuelas romanas fueron clausuradas, el latín fue liberado para empezar a evolucionar sólo. Porque cada tribu bárbara hablaba latín de manera diferente, la uniformidad de la península se rompió, llevando a la formación de lenguas bien diferentes (galaico-portugués, español y catalán). Se cree, en particular, que los suevos fueron los responsables por la diferenciación lingüística de los portugueses y gallegos cuando son comparados con los castellanos (no existían los castellanos entonces, existían cántabros, astures, galaicos, vascones, etc.).
Desde 711, con la invasión de los moros en la península, el idioma árabe fue adaptado como lengua administrativa en las regiones conquistadas. Con todo, la población siguió hablando latín vulgar; luego de que los moros fueran expulsados, la influencia ejercida en el idioma fue pequeña. Su efecto principal está en el léxico: el portugués moderno todavía tiene un gran número de palabras de origen árabe, especialmente relacionadas con comida y agricultura, lo que no tiene equivalente en otras lenguas latinas. La influencia árabe es también visible en los nombres de localidades en el sur de Portugal, tales como "Algarve" y "Alcácer do Sal". Las palabras portuguesas que comienzan con al- son de origen árabe.
Ya en la época romana existían dos provincias diferenciadas en lo que serían los territorios en que se formó la lengua portuguesa, la antigua provincia romana de Lusitania y la provincia de Gallaecia al norte. La lengua portuguesa se desarrolló principalmente en el norte de Portugal y en Galicia, en los condados lucense, asturicense y bracarense de la provincia romana de Galecia, que coincidían con el territorio político del reino suevo, y sólo posteriormente, con la Reconquista, fue avanzando por lo que actualmente es el centro sur de Portugal. Sin embargo, la configuración actual de la lengua fue largamente influenciada por los dialectos mozárabes hablados en el sur, en Lusitania. Por bastante tiempo, el dialecto latino de esa provincia romana, y después del reino suevo, se desarrolló apenas como lengua hablada, quedando el latín reservado para la lengua escrita.
Se empezó a utilizar en Galicia y en los que es hoy el norte de Portugal hasta el Duero en documentos escritos a partir del siglo IX alcanzando gran prestigio a partir del siglo XII, sobre todo en poesía, dando lugar a las cantigas gallego-portuguesas desbordando los límites de Galicia y Portugal consiguiendo gran prestigio en otros reinos que también compusieron sus poesías en dicho idioma (Alfonso X el sabio).
Desarrollo
El idioma vernáculo escrito pasó gradualmente hacia el uso general en los siglos siguientes.
Portugal se volvió un reino independiente en 1143, con el rey Alfonso I. La separación política entre Portugal y Galicia y Castilla (más tarde, España) permitió que los dos países desarrollasen sus latines vernáculos en direcciones opuestas.
En 1290, el rey D. Dinis creó la primera universidad portuguesa en Lisboa (el Estudo Geral) y decretó que el portugués, que entonces era llamado "lengua vulgar" o "latín vulgar" fuese usado en vez del latín clásico y conocido como "lengua portuguesa". En 1296, el portugués es adoptado por la Cancillería Real, usado ahora no sólo en poesía, sino también en documentos legales y notariales.
Hasta 1350, el idioma galaico-portugués permaneció apenas como lengua nativa de Galicia y Portugal; pero en el siglo XIV, el portugués se volvió una lengua madura con una tradición literaria riquísima, y también fue adoptado por muchos poetas leoneses, castellanos, aragoneses y catalanes.
Durante esa época, la lengua en Galicia comenzó a ser influenciada por el castellano (básicamente, el español moderno) y también se inició la introducción del español como única forma de lengua culta.
En Portugal, la variante centro-meridional inició el camino de la modernización de la lengua tornándose progresivamente por su vez en variante de lengua culta del país.
Situación Actual
A partir del siglo XV, empezó a ser una lengua madura con bastante literatura tanto en verso como en prosa.
Con el Renacimiento, aumenta el número de cultismos con origen en el latín clásico y en el griego arcaico, lo que aumenta la complejidad del portugués. El fin del "portugués arcaico" es marcado con la publicación del Cancioneiro Geral de Garcia de Resende, en 1516. Sin embargo, formas similares al portugués arcaico son todavía habladas por muchas poblaciones en São Tomé y Príncipe y en Brasil y Portugal rural.
Entre los siglos XIV y XVI, con los descubrimientos portugueses, la lengua portuguesa se extendió por muchas regiones de Asia, África y América. Por el siglo XVI se convirtió en "lengua franca" en Asia y África, usada no sólo por la administración colonial y el comercio,sino también para la comunicación entre los oficiales locales y europeos de todas las nacionalidades. En Ceilán (actual Sri Lanka) varios reyes se convirtieron en hablantes fluidos de portugués, y los nobles normalmente adquirieron nombres portugueses. La expansión del idioma fue ayudada por matrimonios mixtos entre los portugueses y las gentes locales (algo muy común también en otras zonas del mundo), y su asociación con los esfuerzos misioneros católicos, que llevaron a que la lengua fuese llamada "cristiana" en muchas localidades. La lengua continuó incluso con varias medidas contra ella llevadas a cabo por los holandeses en Ceilán e Indonesia.
Algunas comunidades cristianas que hablaban portugués en la India, Sri Lanka, Malasia e Indonesia preservaron sus lenguas después de que se aislaron de Portugal, y se desarrollaron por siglos en varios Crioulos portugueses. También, muchas palabras portuguesas entraron en el léxico de muchas otras lenguas, tales como "sepatu" que viene de "sapato" (zapato) en indonesio, "keju" que significa "queijo"(queso) en malayo y "meza", que viene de "mesa" (mesa) en swahili.
Con aproximadamente 240 millones de hablantes, el portugués es la séptima lengua materna más hablada y la tercera lengua más hablada del mundo en usar el alfabeto latino, después del español y el inglés. El portugués es hablado por cerca de aproximadamente 200 millones de personas en América del Sur, más de 25 millones de africanos, 15 millones de europeos, 4,5 millones de personas en América del Norte y cerca de 500.000 en Asia.
Actualmente es la lengua principal de Portugal, Brasil, Angola, Guinea-Bissau, Mozambique, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental, todos ellos países que forman la Comunidad de países de lengua portuguesa. Todavía posee una pequeña cantidad de hablantes en Macao y en Goa; también es hablado en su forma criollizada, en algunos sectores de India, Sri Lanka, Malasia e Indonesia. De forma minoritaria, es hablada también por colonias importantes de países de habla portuguesa establecidas en zonas fronterizas, por ejemplo, en Venezuela o en las zonas colindantes a Brasil de Argentina , Bolivia, Colombia, Paraguay y Uruguay debido a la migración de brasileños en su mayor parte dedicados al comercio.
El portugués es la lengua oficial de Angola, Brasil, Portugal, Santo Tomé y Príncipe y Mozambique. Es también lengua oficial en Cabo Verde, Guinea-Bissau y una de las lenguas oficiales de Guinea Ecuatorial (junto al español y al francés), de Timor Leste (junto al tetun) y de Macao (junto al chino). Es bastante hablado, pero no es oficial en Andorra, Luxemburgo, Namibia, Sudáfrica, Paraguay ni Uruguay. Los criollos de base portuguesa son las lenguas maternas de la población de Cabo Verde y de una parte sustancial de guineanos y santotomenses. También es hablado en Goa. El portugués se habla también en algunos enclaves del territorio español, al otro lado de la frontera oriental, sobre todo en Hermisende (provincia de Zamora), Olivenza (territorio portugués hasta 1801) y en Barrancos.
Entre las lenguas oficiales el portugués tiene una particularidad, que es la única cuyos países hablantes no hacen frontera con otro país de la misma lengua. Eso no ocurre con el inglés, el francés, el español, el árabe o el alemán. Los territorios colonizados por Portugal no fueron subdivididos después de la colonización en diversos países, como ocurrió con las colonias de España en América, con las colonias de Francia e Inglaterra en África. Ni los países originados por la expansión árabo-islámica en Asia y África mantuvieron la unidad política.
La Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) es una organización internacional constituida por los ocho países independientes que tienen el portugués como lengua oficial. El portugués es también una lengua oficial de la Unión Europea, Mercosur y una de las lenguas oficiales y de trabajo de la Unión Africana. La Unión Latina es otra organización internacional constituida por los países de lenguas románicas como el portugués. La vertiente brasileña ha ganado popularidad como lengua de estudio en África, América del Sur y Asia.
También cuenta, desde su anexión en 1985, con el estatus de lengua oficial dentro de la Comunidad Europea.
El portugués es una lengua rica en dialectos, cada uno con su particularidad. La mayor parte de la diferencia entre ellos reside en la pronunciación de algunas vocales. Entre el portugués brasileño y el portugués europeo hay diferencias de vocabulario, pronunciación y sintaxis, especialmente en las variedades populares. Hay cierta similitud en cuanto a la pronunciación, la sintaxis y la simplificación gramatical entre hablantes vernáculos del portugués brasileño y vernáculos del portugués angoleño. Pero no hay ninguna diferencia entre el estándar europeo y el portugués angoleño. El portugués de Coímbra está considerado el dialecto más estandarizado.
Algunas de las diferencias aparentes entre los dialectos no son realmente diferencias. En Brasil, el término usual para alfombra es carpete, mientras que en Portugal se dice más alcatifa. Sin embargo, en muchos dialectos de Portugal se dice carpete y en otros tantos de Brasil se usa el término alcatifa. Esto se puede aplicar a muchas de las diferencias aparentes, excepto a las palabras nuevas, tales como ônibus en Brasil, que es autocarro en Portugal. Una conversación entre un angoleño, un brasileño y un portugués de áreas rurales puede fluir sin dificultad luego que uno se adapta al habla de otro. Un brasileño no acostumbrado a escuchar el acento portugués puede sentir una cierta dificultad para comprenderlo, aunque esto no perjudica la comunicación. Luego de un tiempo, ya resulta más fácil, y los oídos se adaptan a lo nuevo.
El dialecto portugués más exótico es el vernáculo de Santo Tomás (São Tomé), a causa de la convivencia con el portugués criollo, pero aún así no hay problemas de comprensión con hablantes de otros países.
Principales dialectos del portugués:
Portugal
Alentejano - Alentejo
Alentejano oliventino - Olivenza y Táliga
Algarvio - Algarve
Alto-Minhoto - Norte de Braga
Açoriano - Azores
Baixo-Beirão; Alto-Alentejano - interior central de Portugal
Beirão - centro de Portugal
Estremenho - Regiones de Coímbra y Lisboa
Nortenho - Regiones de Braga de Oporto
Madeirense - Madeira
Transmontano Trás-os-Montes
África
Angoleño - Angola
Caboverdiano - Cape Verde
Guineense - Guinea-Bissau
Mozambiqueño - Mozambique
Santomense - São Tomé y Príncipe
Brasil
Caipira - interior del estado de São Paulo
Carioca - La ciudad y el estado de Río de Janeiro
Cearense - Ceará
Baiano - Región de Bahía
Recifense - La ciudad de Recife
Gaúcho - Río Grande do Sul
Mineiro - Minas Gerais
Nordestino - estados al noreste brasileño
Nortista - estados de la Amazonia
Paulistano - la ciudad de São Paulo
Sertão - Estado de Goiás y Mato Grosso
Sulista - El sur de Brasil
Otras zonas
Timorense - Timor Oriental
Macaense - Macao, China
Dialecto Portugués del Uruguay (DPU) de Artigas - Uruguay
Dialecto Portugués del Uruguay (DPU) de Rivera - Uruguay
Dialecto Portugués del Uruguay (DPU) de Tacuarembó - Uruguay
La división principal de los dialectos portugueses establece dos categorías principales:
Septentrional, que conserva muchas afinidades con el gallego. Dentro de la zona septentrional, tradicionalmente se distingue el minhoto, de la provincia del Miño más septentrional. La región nordeste de Tras-os-Montes conserva un conjunto de dialectos (mirandés, sendinés, rionorés y guadramilés) a los que resulta más adecuado considerar como una forma del leonés, los cuales tienden a una gradual adquisición de una autonomía regional. En concreto el mirandés puede considerarse lengua diferenciada del portugués, habiendo alcanzado reconocimiento oficial en Portugal desde 1.999.
Meridional y central, que se corresponde, a grandes rasgos, con el territorio reconquistado a los árabes después del siglo XI y, por tanto, mucho más afectado por el super-estrato árabe. En el sur, tanto el Alentejo como el Algarve cuentan con dialectos distintivos.
La modalidad aceptada como estándar, al menos desde el siglo XVIII, es el portugués meridional, representado por el lenguaje cultivado de las ciudades universitarias de Coimbra y Lisboa. Ya en el siglo XX, la importancia de Lisboa como capital ha convertido su pronunciación en la norma dentro de las comunicaciones y de la enseñanza del portugués como lengua extranjera, aunque la lengua de Coimbra sigue siendo considerada por la mayoría como más culta.
El Brasileño
El portugués fue llevado al Nuevo Mundo a principios del siglo XVI y para finales del XVII ya se apreciaban divergencias fonológicas entre el portugués europeo y el brasileño.
La lengua portuguesa se habla en Brasil (brasileiro) por unos 120 millones de personas.
La morfología y sintaxis del brasileiro es muy similar a la del portugués europeo pero haver 'tener' ha sido reemplazado por ter incluso en el uso impersonal, como ha água gelada, tem água gelada 'hay agua helada'. En cuanto al léxico brasileiro difiere en dos aspectos: para muchos objetos y verbos cotidianos usa raíces alternativas indoeuropeas, como o comboio 'el tren' es en brasileiro o trem; o tabaco es o fumo 'tabaco'; además el brasileiro tiene un gran número de préstamos africanos y sudamericanos de las lenguas amerindias.
El Minderico, también conocido como Piação do Ninhou (el lenguaje de Minde), fue originalmente un sociolecto o un lenguaje secreto hablado por los productores y comerciantes textiles en la parroquia civil de Minde (Alcanena, Portugal).
Después de esta fase inicial (siglo XVIII D.C.), el minderico comenzó a ampliar su vocabulario de forma continua y creativa. Esta expansión estuvo (y sigue estando) íntimamente relacionada con las experiencias socio-culturales de los habitantes de Minde. Por ejemplo, los nombres y apodos de personas conocidas de Minde y las zonas aledañas fueron utilizadas como lexemas para expresar características físicas o psicológicas, ya que estas características eran sobresalientes para las personas. Este método de formación léxica puede explicarse por el hecho de que Minde, debido a su aislamiento geográfico, es una comunidad muy pequeña, donde todos se conocen entre sí. Por lo tanto, el uso de nombres de las personas como un medio para expresar las características asociadas a ellos se entendió de inmediato entre los miembros de la comunidad lingüística; esto no constituyó un obstáculo para una comunicación efectiva.
Con el aumento de vocabulario, el minderico también extendió su ámbito de aplicación. Comenzó a ser utilizado no sólo por razones comerciales para ocultar información, sino también en contextos sociales cotidianos. En consecuencia, la comunidad de hablantes aumentó también y el minderico comenzó a ser visto como un elemento de identidad unificadora. De esta época en adelante, el minderico llegó a ser usado por todos los grupos sociales y progresó hasta convertirse en el lenguaje cotidiano en Minde - fue utilizado dentro de la comunidad como un medio de comunicación en todos los contextos sociales, económicos, culturales y políticos.
El minderico actual ya no muestra las características de los lenguajes secretos: Muy pronto dejó de estar restringido a un grupo social particular y fue utilizado en todos los contextos de la vida cotidiana; su vocabulario no se reduce a contextos especiales y se adapta continuamente a las nuevas realidades sociales, económicas y técnicas; al contrario de lenguajes secretos, su morfosintaxis es compleja y diferente de la morfosintaxis del portugués (hasta el punto de poder considerar que el minderico no es un dialecto portugués).
El minderico no se limita al registro informal oral, sino que también se utiliza en el registro formal y escrito. Por último, el hecho de que sus hablantes se encargan de la presentación de la lengua más allá de sus fronteras (por ejemplo, a través de la música, artículos de prensa, internet, pequeños glosarios) muestra claramente que el idioma no es visto como un lenguaje secreto.
Hoy el minderico corre el riesgo de extinguirse, más que nunca antes en su historia.
Todos los hablantes de Minderico son bilingües; que hablan portugués junto con minderico. Mientras que el portugués es la lengua de la administración y el sistema escolar, el minderico permanece casi restringido a la familia. Pero incluso en este sector privado hay una clara presión del portugués sobre el minderico. Lo más probable es que no hay niños menores de 5 años que conozcan o utilicen el lenguaje hoy en día, dado que la educación escolar ha sido siempre en portugués en la región y, posteriormente, el portugués se ha convertido en el principal medio de comunicación, incluso dentro de las familias. Hay dos razones principales para pasar del minderico al portugués como lengua materna: presiones económicas y los requisitos profesionales. Por otra parte, el habla de los adultos en minderico se caracteriza por un tipo de cambio de código y mezcla entre portugués y minderico. El conocimiento de minderico no es muy homogéneo entre los habitantes de Minde.
Junto con el gallego, forma el subgrupo de lenguas galaico-portuguesas del grupo iberorromance occidental, de las lenguas romances.
El portugués posee 9 vocales orales en opición fonémica, y 19 fonemas consonánticos, aunque algunas variedades tienen menos fonemas (el portugués brasileño posee sólo 7 vocales orales). Además hay 5 vocales que algunos fonólogos analizan como alófonos de vocales orales, 10 diptongos orales y 5 diptongos nasales. En total, el portugués brasileño posee 13 fonemas vocálicos.
En el sistema de sonidos del portugués es típico el uso de vocales nasales, indicada en la ortografía por m o n tras la vocal, como sim 'sí', bem 'bien', o por el uso de una tilde (~) sobre la vocal ((mão “mano,” nação “nación”).
Además, el portugués es una lengua de acentuación compleja, ya que existen distintas pronunciaciones incluso dentro de las variantes del mismo idioma.
Las complejidades fonológicas del portugués moderno ya estaban inherentes en el latín vulgar de Galicia, que retuvo la estructura vocálica del latín a la vez que desechaba algunas consonantes.
La gramática del portugués, es similar en morfología y sintaxis a la gramática de la mayoría de las lenguas romances, especialmente a la gramática del gallego y las gramáticas de otros idiomas de la península ibérica. El portugués es una lengua fusional y sintética.
Los sustantivos, adjetivos, pronombres y artículos son moderadamente flexivos, hay dos géneros (masculino y femenino), dos números (singular y plural), flexiones diminutivas y aumentativas, y una flexión superlativa para adjetivos. Ha perdido el sistema de casos del latín, pero los pronombres personales permanecen declinados (con tres tipos de formas principales, sujeto, objeto del verbo, y objeto de la preposición). Los adjetivos usualmente se sitúan después del sustantivo.
Los verbos son altamente flexivos: existen tres tiempos (pasado, presente, futuro), tres modos (indicativo, subjuntivo, imperativo), tres aspectos (perfecto, imperfecto, y progresivo), dos voces (activa y pasiva), y un infinitivo flexivo. La mayoría de los tiempos perfectos e imperfectos son sintéticos, totalizando 11 paradigmas conjugacionales, mientras que todos los tiempos progresivos y construcciones pasivas son perifrásis. Como en otras lenguas romances, también tiene una construcción pasiva impersonal, con el complemento agente reemplazado por un pronombre indefinido. El portugués es básicamente un idioma SVO, aunque puede suceder la sintaxis SOV con algunos pronombres objetivos, y el orden de la palabra generalmente no es rígido. Es una lengua pro drop, que por tanto requiere sujetos explícitos, con una tendencia a eliminar pronombres objetivos cuando está presente el sujeto, en variantes coloquiales. Tiene dos verbos copulativos.
Tiene una serie de rasgos gramaticales que la distinguen de la mayoría de las otras lenguas románces, tal como un tiempo pluscuamperfecto sintético, un futuro subjuntivo, el infinitivo flexivo, y un presente perfecto con un sentido iterativo. Una característica única del portugués es el mesoclítico, un infijo de pronombres clíticos en algunas formas verbales.
Los nombres son masculinos o femeninos, singular o plural. Los artículos determinados son a (masculino), a (femenino), plural os, as; los indeterminados son um, uma; uns, umas. El marcador plural es -(V)s.
Los pronombres personales son los siguientes:
Singular 1 eu, 2 tu, 3 masculino ele, femenino ela
Plural 1 nos, 2 (vos, arcaico), 3 masculino eles, femenino elas
Hay dos formas de cortesía para la segunda persona: você(s), senhor, senhora.
Los pronombres demostrativos son este 'este', esse 'ese' aquele 'aquel'. Los interrogativos son quem '¿quién?', (o)que '¿qué?'. El relativo es qual declinado por género y número: o qual, a qual; plural os quais, as quais.
Los verbos portugueses se caracterizan por sus tres conjugaciones: -ar, -er, -ir, habiendo voces activa y pasiva y modos indicativo, imperativo, y subjuntivo. El indicativo tiene seis tiempos simples y cuatro compuestos. El portugués usa el verbo ter (latín tenere, español tener) como verbo auxiliar en vez del verbo haver (latín habere, español haber, usado en español sólo como verbo auxiliar).
El orden de la frase es sujeto, verbo y objeto.
Al ser el portugués una lengua romance, la mayor parte de su léxico procede del latín. Sin embargo, otras lenguas que han estado en contacto con el portugués le han dejado préstamos léxicos.
Palabras de origen prerromano
Hay muy pocos rastros de los pobladores pre-romanos en la región donde hoy se encuentra Portugal. Algunos de estos primeros pobladores fueron los lusitanos, los conios y los galaicos. Algunas muestras del léxico de otros pobladores como los fenicios, los cartagineses o los celtas todavía se conservan hoy en día en el habla portuguesa:
Íberas:
Abóbora (calabaza)
Bezerro (becerro)
Louça/Loiça (vajilla o loza)
Manteiga (mantequilla)
Sapo (sapo)
Celtas:
Cabana (cabaña)
Cama (cama)
Camisa (camisa)
Carvalho (roble)
Cerveja (cerveza)
Touca (gorro)
Fenicias:
(Casaco de) Malha (jersey)
Mapa (mapa)
Saco (saco)
Del latín al portugués
El portugués desciende de una variedad del latín vulgar que se hablaba en el Imperio romano. Esta variedad difería del latín clásico, que era principalmente una lengua literaria, pero ambas están emparentadas muy de cerca. Algunos de los cambios del latín comenzaron ya durante la dominación del Imperio romano. Otros se produjeron más adelante. Debido a que el portugués volvió a recibir la influencia del latín posteriormente, muchas palabras originales del latín son todavía familiares para los hablantes de esta lengua.
De origen germánico
Barão (barón) del germánico baro
Ganhar (ganar) del germánico waidanjan
Guerra del gótico *wirro
Roubar (robar) del germánico raubon
Saga (Saga) del gótico saega
Broa (Pan) del germánico Broad
De origen árabe
Existen cerca de 1000 palabras en léxico portugués de procedencia árabe.
Algunos ejemplos:
Alcova de al-qubba
Aldeia (aldea) de al-daya
Alface (lechuga) de alkhass
Algarismo (guarismo) de al-khwarizmi
Almirante de amir + ar-rahl
Almofada (almohada) de al-mukhadda
Âmbar (ámbar) de anbar
Armazém (almacén) de al-mahazan
Arroz de arruz (prestado del griego óryza)
Azeite (aceite de oliva) de az-zait
Garrafa (botella) de garrafâ
Girafa (jirafa) de zurafa
Jasmim (jazmín) del persa jasamin
Jarra de jarra
Xadrez (ajedrez) de xatranj (prestado del sánscrito chatur-anga)
Xerife (sheriff) de xarif
Léxico de procedencia asiática, amerindia y africana
Según los portugueses fueron descubriendo nuevas tierras, se extendió el contacto lingüístico de hablantes del portugués con lenguas que, hasta entonces, desconocían. Así, el portugués se vio influido por lenguas no europeas ni árabes. Muchos nombres de localidades y de animales brasileños son de procedencia amerindia. Lo mismo ocurre en Angola y Mozambique con las lenguas bantúes locales.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Todos os seres humanos nascem livres e iguais em dignidade e em direitos. Dotados de razão e de consciência, devem agir uns para com os outros em espírito de fraternidade.
Para escribir portugués se usa el alfabeto latino salvo la k, w e y. Se usan diacríticos como el acento, el grave, el circunflejo, la cedilla y la tilde; esta última para indicar nasalización en ausencia de consonante nasal. La correspondencia entre el símbolo y el sonido es débil: hay 5 vocales para 17 sonidos y 18 consonantes que tienen 30 valores. Por ejemplo la letra s puede tener cuatro valores dependiendo del entorno fonético.
Los registros más antiguos de una lengua portuguesa distinta aparecen en documentos administrativos del siglo IX, pero con muchas frases en latín.
El más antiguo documento latino-gallego-portugués fue encontrado en Portugal, y es una Donación a la Iglesia de Sozello, que se encuentra en el Archivo Nacional de Torre do Tombo, y está fechado en torno al año 870 d. C.
En el caso de los textos más antiguos no es posible separar el portugués del gallego. En los primeros testimonios encontramos palabras en vernáculo dispersas en documentos bajo-latinos de los siglos IX-XII. En este sentido ocurre lo mismo que en los demás países romances, siendo la intención del que escribe usar el latín pero escapándosele palabras del vulgar, cuyo aspecto está latinizado.
Pero ya hay documentos compuestos totalmente en lengua vulgar a finales del siglo XII, como este testamento de 1193:
'In Christi nomine, Amen. Eu Eluira Sanchiz offeyro o meu corpo áás virtudes de Sam Saluador do moensteyro de Vayram, e offeyro co'no meu corpo todo o herdamento que eu ey en Centegaus e as tres quartas do padroadigo d'essa eygleyga e todo hu herdamento de Crexemil, assi us das sestas como todo u outro herdamento: que u aia u moensteyro de Vayram por en saecula saeculorum Amen.'
'Yo E. S. ofrezco mi cuerpo a la virtud (esto es, a las monjas) de... toda la heredad que tengo en C. y los tres cuartos del patronato de esta iglesia y toda la heredad de Cr., así los sextos; como los demás beneficios: que lo tenga el monasterio...'
um, dois, três, quatro, cinco, seis, sete, oito, nove, dez
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
El asturleonés es una lengua románica que incluye diversas variedades estrechamente relacionadas y conocidas por diversos glotónimos como asturiano, leonés o mirandés (tradicionalmente cada zona o región ha utilizado un localismo para referirse a esta lengua, de esta forma podemos encontrar diferentes denominaciones como cabreirés, senabrés, pixueto, etc.).
El asturiano recibe también el nombre de bable, término relativamente reciente,6 ya que no se empieza a usar hasta el siglo XVIII. Por otra parte no es una designación popular: prueba de ello es que, por ejemplo, en las encuestas que se hicieron antes de la Guerra Civil Española, con motivo de la elaboración del "Atlas Lingüístico de la Península Ibérica" a la pregunta relativa al nombre del habla local, la respuesta fue sistemáticamente "asturianu" y no "bable".
Por otra parte, algunas veces se hace mención en los estudios científicos refiriéndose a él con el nombre de "asturleonés" o de "leonés", sobre todo a partir de la publicación de El Dialecto Leonés (1906) de Menéndez Pidal, en la que consideraba a todo el dominio lingüístico como una entidad propia. Esta terminología fue usada también en parte por sus discípulos.
La razón de esta denominación está en el hecho de que el dominio se correspondía en gran parte, primero con el Reino de Asturias, y más tarde con su prolongación hacia el sur, el Reino de León. Sin embargo, y teniendo en cuenta que el territorio del antiguo Reino de León y el de utilización del "Romance leonés" no coincidieron exactamente, que la castellanización fue al sur del dominio muy intensa y más temprana que al norte, y que en Asturias es donde se mantuvo con mayor vitalidad y firmeza, parece evidente que el término más adecuado para referirse a la situación actual en el territorio administrativo del Principado de Asturias es el de "lengua asturiana" o "asturiano", mientras que se reserva el ya acuñado de "asturleonés" para aludir a la lengua en su extensión global actual e histórica.
En el siglo XVIII la Ilustración da con fuerza en la Asturias de la época y un grupo de intelectuales encabezados por el filósofo y escritor Gaspar Melchor de Jovellanos van a comenzar la defensa de la lengua y a darle el valor necesario. Surge entonces una preocupación por la situación del idioma y una necesidad de dotarlo de instrumentos que posibiliten conseguir un futuro y que valgan para normalizarlo socialmente. Es por eso que el mismo Jovellanos propone la creación de una Academia con el objetivo de normativizar y recoger la riqueza de la lengua. Nace así en 1788 un diccionario etimológico del que actualmente no se sabe nada.
"Ye la llingua viva del nuesu pueblu; mamámosla toos, por dicilo asina, cola primer lleche; va pasando tradicionalmente de padres a fíos y continúase de xeneración en xeneración...Con un cartón y un llápiz a mano, en casa, na cai, en paséu, en campu, podemos arriquecer tolos díes esta preciosa ayalga"
Origen
Tiene su origen en el latín vulgar, principalmente de las legiones norteafricanas asentadas en Asturica Augusta y en Legio VI. Como en el resto de la península, no fue hasta el establecimiento de los reinos germánicos (visigodos) cuando el latín, más o menos modificado, se termina de establecer como lengua única y común en la península.
Es en la Edad media donde podemos establecer el nacimiento del asturiano como lengua, pese a que su evolución desde entonces haga que las estructuras gramaticales, la fonética y la ortografía hayan cambiado mucho. La transformación de latín a asturiano se produce de manera progresiva e imperceptible. Es imposible dar una fecha exacta en la que el latín pase a ser asturiano. Sin embargo, pese a que el empleo del asturiano oral estuviese difundido en la alta Edad media y sea casi unánime, el latín seguirá como lengua de cultura, de los documentos legales por mucho tiempo.
Es el nacimiento del Reino de Asturias que después sería Reino de León una de las principales causas que explican que en este territorio se llegase a formar una lengua diferenciada a partir del latín del antiguo Conventum Asturum. Este Reino no ocupaba únicamente las tierras asturianas, sino también las de León , Galicia y parte de Portugal y Castilla. Además de esto, conquistó tierras al sur del río Duero, hasta Extremadura y Andalucía occidental. Por ello aún se mantienen en el habla de estos lugares algunos rasgos característicos del asturiano.
Asentado el Reino de Asturias, el latín de uso legal, empujado por una sociedad exclusivamente asturianoparlante en lo oral, va retrocediendo y dejando paso al asturiano, que deviene en lengua legal del reino y se emplea en multitud de documentos notariales, de pleitos y de varias cosas.
En el siglo X el centro de la Reconquista se desplazó de Asturias a León y a medida que la Reconquista se desplazaba hacia el sur la lengua se distanciaba del asturiano. En la literatura se habla muchas veces del asturiano como astur-leonés.
Desarrollo
En el primer tercio del siglo XIII (año 1230 con Fernando III el Santo) la influencia del asturleonés en ámbitos políticos descendió notablemente, siendo sustituido por el castellano. Así, pasó a ser un idioma de uso más bien familiar y rural, ya que de los siguientes siglos tan sólo se conservan escrituras públicas, donaciones y documentos menores.
La pérdida de independencia política del Reino de León al unirse con el de Castilla en 1230, sienta las bases para un retroceso progresivo de su lengua. Ello se debe, en primer lugar, a que en el nuevo reino unido de Castilla y León la hegemonía es de Castilla. Como consecuencia, la lengua más usada en la corte es el castellano, que va a ser también la que se emplee desde entonces en toda la documentación real. Es entonces, con Alfonso X El Sabio (1254-1284) donde el castellano y el gallego van a tener un importante uso literario que no llegó a tener el asturiano.
Pero el momento más crítico va a llegarle al asturiano en el siglo XIV cuando la Iglesia Asturiana estará al cargo de un obispo de origen castellano, Gutierre de Toledo, que impone importantes reformas internas que harán de la lengua castellana la propia de la documentación eclesiástica. En este sentido, los clérigos asturianos van a empezar a formarse fuera de Asturias y León, en Castilla y en lengua castellana, ya no en asturiano.
Estos hechos y la creciente política centralista e intervencionista de Castilla, promueven gravemente el proceso desasturianizante en las clases altas de la sociedad e impiden la consolidación del asturiano como lengua literaria. Este sistema centralizador aparece junto al concepto estado nacional, la necesidad de uniformación lingüística como factor de cohesión de la nueva estructura política.
La lengua asturiana, durante tres siglos -XIV, XV y XVI y XVII denominados Siglos oscuros (sieglos escuros) - estuvo ausente del empleo escrito, frente al castellano y al portugués que van a entrar en un proceso de fijación y codificación, lo que les va a conferir la categoría de lenguas de cultura. De este modo, surge así una situación conocida en la sociolingüística como diglosia donde al tiempo que se mantiene el uso oral del asturiano en la práctica totalidad de la población, las clases dominantes, la aristocracia, el alto clero y el funcionariado pasan a emplear el castellano como signo de distinción social. Esta situación va a ser característica del asturiano hasta hoy.
La literatura asturiana queda al margen de este modo del Renacimiento, y una de las posibles causas de la ausencia de preocupación por la cuestión lingüística puede que sea la ausencia de Universidad en los tres territorios en los que la lengua es hablada: Asturias, León y Miranda L Douro.
Situación Actual
A partir del siglo XVII encontramos ya literatura en esta lengua, con autores como Antón de Marirreguera o Josefa Jovellanos (hermana del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos). En el siglo XIX destacan Xuan María Acebal, José Caveda y Nava, Teodoro Cuesta, Pin de Pría o Fernán Coronas.
Aunque desde finales de la Edad Media el asturiano empieza a sufir un importante retroces, ello no supuso, su fin. Por ejemplo, en la llamada Edad Moderna va a volver a haber textos en asturiano y ahora, esta vez sí, literarios.
Antón de Marirreguera (1600-1662) se convierte así en el primer escritor conocido en asturiano y lleva la literatura en esta lengua al Barroco. Comienza el cultivo de varios temas cultos: Las obras poéticas son de carácter religioso (Pleitu ente Uviéu y Mérida) o retoman la tradición grecolatina Dido y Eneas o Píramo y Tisbe. Además de esto, surge el teatro en el que no sólo hay denuncia sino que además una toma de conciencia con la situación de la lengua. Por ejemplo, en la obra teatral L'Alcalde, del citado Marirreguera, se ridiculiza a un personaje que habla en castellano para presumir de una buena posición social.
El asturiano, se valora así en esta época como lengua propia del pueblo por muchos intelectuales de la aristocracia y el alto clero y, además, como una seña de identidad histórica de los asturianos como hace el historiador de Cangas del Narcea Luis Alfonso de Carvallo.
Por desgracia, ni en León ni en Miranda l Douro aparece ningún escritor en estos siglos y la situación del idioma sigue allí arrinconada en el terreno de lo oral siguiendo la misma dinámica que en los siglos oscuros. Es de destacar la coincidencia en no más de 20 años del primer autor en asturiano y la inauguración de la Universidad de Oviedo, con el ambiente intelectual que promueve. no es raro, entonces, que el primer poema en esta lengua sea editado o conocido a consecuencia de que es el ganador de un concurso de poesía hecho en Oviedo.
En el siglo XVIII las letras asturianas ven a su primera mujer escritora, Xosefa Xovellanos, hermana del pensador. El asturiano, así, va cogiendo fuerza entre las capas sociales dominantes y en la intelectualidad, además de asentarse las bases de un conocimiento de la situación de la lengua y de los objetivos a conseguir para su plena normalización. Es una época de puesta en valor de la lengua y de continuación de la literatura que habría comenzado en el siglo anterior Marirreguera. Se cultivan los géneros poéticos (mayoritarios y de inclunación cultista) y el género teatral que busca acercarse al gran público.
Si hasta el XIX la sociedad asturiana era mayormente rural, comienza un proceso de industrialización desencadenado por la Revolución industrial, lo que hace que la población vaya desplazándose poco a poco a las zonas urbanas para trabajar en las nuevas industrias que se van creando. Como las ciudades eran, por otra parte, los principales centros administrativos y los lugares donde vivían y dominaban los sectores sociales más castellanizados, se entiende que este desplazamiento masivo de la población rural coincida con un gran desarraigo lingüístico. Especialmente porque, a diferencia de lo que sucedió en otros lugares como Cataluña o el País Vasco, el nuevo sector dominante (la burguesía que vivía de esas nuevas industrias, el comercio o la banca) no asumió un compromiso firme de defensa de la lengua autóctona, y más bien intentó hacerla de menos y ridiculizarla como marca de aldeanismo, escogiendo el uso del castellano como signo de diferenciación social frente a las capas populares y como requisito necesario para el ascenso social.
Además de esto, la escolarización masiva de la población, siempre en castellano y sin tolerar la presencia del asturiano en los ámbitos de estudio, y también el desenvolvimiento de los grandes medios de comunicación de masas como la prensa y la radio que llevaban el castellano a la mayoría de la población (alfabetizada o no)).
Es esta una época de fuerte castellanización, en la que la literatura sigue mayoritariamente los caminos ya abiertos en el período anterior, además los apoya el triunfo, a nivel del Estado del sainete, del géneru chico, etc. En la poesía, aún dominante, se desarrollan los temas y formas estilísticas y métricas que se habían hecho tópicos (Pepín Quevedo, Perfecto Fernández Usatorre, José Manuel Farcía González (Marcos del Torniello), Francisco Fonzález Prieto y un largo etcétera. En el teatro se impone con fuerza el denominado Teatru Rexonal Asturianu y de la Naturaleza; un teatro costumbrista, melodramático, no convencional, diglósico, que va tener en Emilio Robles Muñiz (Pachín de Melás 1877-1938) su principal autor, y en la Compañía Asturiana su primer medio de difusión. Es destacable la difusión de la época y muchos los ejemplares de libros teatrales publicados y reeditados sin subvención, además de una buena asistencia a los espectáculos teatrales que se hacían en la época.
Sin embargo, no toda la literatura es de esta clase y hay un surgimiento de lo nacional y lo regional: Así se encuentra la Liga pro-Asturias, más proteccionista que otra cosa con el El Catecismu Rexonalista de 1918, la Fiesta de la Poesía Asturiana, un intento de Juegos Florales en 1923. Son obras de esta corriente Nel y Flor y La Fonte del Cai además de la producción del Padre Galo, Fernán Coronas (1884-1939) a quien se considera en ocasiones el primer escritor nacionalista.
El siglo XIX es también el del nacimiento de la literatura en mirandés, la variedad hablada en Portugal de la lengua asturiana. En 1884 el filólogo y escritor José Leite de Vasconcellos publica el que tendrá el honor de ser el primer libro en esta variante del asturiano Flores Mirandesas, de carácter poético y es un conjunto de ocho poemas. El autor, que no era mirandés, reconoce sus limitaciones y la obra tiene más valor histórico que literario. Es quizás éste un hecho que explique que la actual normativa lingüística empleada en Miranda l Douro sea de inspiración portuguesa.
En esta época, en Miranda, se estilan las traducciones con el objetivo de crear una base escrita para la lengua allí. Es el propio José Leite de Vasconcellos, quien traduce algunos poemas de Camões a los que da el nombre de Camoniana Mirandesa. Otro traductor es Manuol Sardina cura de profesión que escribió en la última década del siglo XIX; se conocen dos traducciones de gran calidad, un poema de Camões y otra un poema de Antero de Quental.
Con la excepción de este hecho, las literaturas de Asturias y Miranda y las comunidades de hablantes no entran en contacto y no hay intercambio de impresiones o pareceres de lo que sucede a un lado y a otro del dominio lingüístico. la literatura asturiana y la mirandesa crecen de espaldas la una a la otra y van elaborándose dos estándares de facto en los que vivirá la lengua escrita, el asturiano, más cercano al castellano aunque con algunas características propias como el empleo de la X o el uso del apóstrofo y el mirandés más cercano a la lengua portuguesa. Lo que va a marcar luego la evolución de los dos focos. León, por el momento sigue sin dar producción escrita y la lengua va borrándose de grandes zonas del territorio arrinconándose en el Norte y el Oeste.
Es en el primer tercio del siglo XX cuando comienza la literatura escrita en asturiano en León. Así, en 1907 Caitán Álvarez Bardón, primer autor leonés, publica Cuentos en Dialecto Leonés. Es un autor muy vinculado al clima literario y cultural de Asturias y por los temas viene a coincidir con la línea ruralista que era la mayoritaria en esa época.
Actualmente, el asturleonés sólo goza de reconocimiento oficial en el municipio de Miranda del Duero en virtud de la Ley n.º 7/99, de 29 de enero de 1999 de la República Portuguesa (Reconocimiento oficial de derechos lingüísticos de la comunidad mirandesa) mientras que en las comunidades autónomas españolas de Castilla y León y Asturias sólo se menciona a la lengua para indicar que será objeto de protección, uso y promoción, sin que haya ningún reconocimiento de oficialidad.
Las fronteras administrativas suponen un obstáculo para la normalización y estandarización de la lengua, sin que exista una institución que regule al dominio lingüístico en su conjunto. Esto ha supuesto que en Portugal el Anstituto de la Lhéngua Mirandesa haya desarrollado una propuesta de ortografía en sintonía con la portuguesa, mientras que la Academia de la lengua asturiana ha propuesto otro tipo de soluciones para el estudio de la lengua. La peor parte corresponde al territorio administrativo de Castilla y León dónde no existe ningún tipo de regulación o fomento real.
Sus grados de escolaridad, utilización y protección divergen gradualmente. En Asturias se encuentra reconocido en la enseñanza oficial del Principado de Asturias, en Miranda tiene un grado de presencia en las escuelas de la Tierra de Miranda, y en León, por su parte, es enseñado en cursos de alfabetización de adultos en poblaciones de las provincias de León, Zamora y Salamanca, habiéndose también establecido como actividad extraescolar en algunos centros educativos de la ciudad de León en el curso 2007/2008.
El asturiano (bable) tiene 100.000 hablantes nativos, más 450.000 que la usan como segunda lengua, siendo capaces de hablarla y entenderla. Hay 50.000 de asturiano central, 30.000 de asturiano occidental y 20.000 de asturiano oriental.
Hay otras 50.000 personas hablantes nativos del leonés, 200.000 hablantes de castúo (extremeñu) y entre 10 y 15.000 hablantes de mirandés.
Está subdividido en tres variedades lingüísticas (occidental, central y oriental) que trazan verticalmente una división de norte a sur desde Asturias hasta el norte de Portugal, formando así el dominio lingüístico asturleonés.
El cántabro (montañés) y el extremeño, de un lado, y el eonaviego, del otro, son variedades lingüísticas de transición con los dominios castellano y gallego-portugués respectivamente. La rama más meridional del asturiano-leonés es el extremeño (castúo).
El dialecto occidental del asturleonés es el más extenso geográficamente, en tanto que demográficamente la variedad central es la más hablada en términos cuantitativos.
Siguiendo la división en bloques tradicional
Bloque occidental
Se trata del bloque de mayor extensión territorial y abarca a los dialectos del occidente de Asturias, León, Zamora, y en Portugal al municipio de Miranda de Duero, y las poblaciones de Rio de Onor y Guadramil.
Características, frente al bloque central:
- Conservación de los diptongos decreciente ou y ei (como en caldeiru y cousa).
- Femeninos plurales en -as (las casas, las vacas), aunque en San Ciprian de Sanabria también se encuentran plurales femeninos en -es.
- Tiene tres posibles soluciones en la diptongación de o breve tónica latina (puerta, puorta, puarta).
Bloque central
Agrupa a los dialectos del centro de Asturias y a los de la comarca leonesa de Argüellos. Aunque su extensión territorial es menor, agrupa al mayor número de hablantes debido a que la parte asturiana es la más poblada de todo el dominio lingüístico.
Diferencias más notables respecto al bloque Occidental:
- Terminación en -es para los femeninos plurales (les cases, les vaques).
- Monoptongación de los diptongos decrecientes (calderu, cosa).
- Única diptongación en o (puerta).
Bloque oriental
Abarca a los dialectos del oriente de Asturias y de la zona nororiental de la provincia de León. Una de las principales características que lo diferencia frente a los otros bloques lingüísticos anteriores:
- La f- inicial latina se convierte en una h- aspirada.
La afiliación de las hablas de transición al grupo asturleonés está discutida por algunos filólogos (que los consideran lenguas aparte de pleno derecho o parte de la lengua correspondiente al otro dominio lingüístico con el que hacen transición):
Cántabro o montañés, habla asturleonesa muy influida por el castellano, hablada en Cantabria extremo oriental de Asturias y zonas del norte de Castilla y León.
El habla montañesa, cántabro o montañés (o cántabru en el mismo dialecto) es una variedad lingüística romance propia de Cantabria (España). Pidal consideraba al montañés como un dialecto del leonés, junto al asturiano, el habla sayaguesa, el charro, y otros menores.
La denominación de cántabro parece ser más moderna, aunque el profesor Araujo ya la usó en 1914 en un artículo de la revista La España Moderna para referirse a ella como dialecto del castellano.
Según diversos criterios, pueden incluirse como cántabro las variedades de habla de diversas zonas de Cantabria. Atendiendo a la toponimia, el influjo montañés o cántabro, muy castellanizado, se habría extendido a las zonas limítrofes cántabro -vizcaínas de Lanestosa y Carranza. La influencia cántabra es además verificable en la lexicografía y morfosintaxis del habla de la comarca Burgalesa de la Sotoscueva. Según el filólogo novalense Francisco García González, los antiguos concejos cántabros (hoy asturiananos) de Peñamellera Alta, Peñamellera Baja y Ribadedeva, están en la órbita de las hablas cántabras.
No se debe confundir con la lengua prerromana cántabra de los antiguos pueblos de Cantabria, una lengua muerta tal vez de origen pre-indoeuropeo o tal vez simplemente indoeuropeo.
El cántabro, junto con el extremeño, forma parte de las hablas de transición entre el castellano y el diasistema lingüístico asturleonés, que integra a las variedades lingüísticas conocidas comúnmente por los glotónimos mirandés, asturiano y leonés. Diversas cuestiones tales como el sustrato, las influencias de adstrato (zona de contacto con el euskera y fuerte relación con territorios castellanoparlantes) la incorporación más temprana a la Corona de Castilla frente a otros territorios del diasistema, así como la ubicación geográfica y política marginal dentro del dominio lingüístico asturleonés, hacen que el cántabro adquiera ciertas diferencias y personalidad frente a las otras modalidades lingüísticas de dicho diasistema.
Actualmente el cántabro o montañés no se usa extensivamente y está restringido a contextos lingüísticos muy particulares. La pérdida reciente de hablantes ha sido una consecuencia de una creciente castellanización de ciertas áreas rurales. Sin embarto, aun a principios del siglo XIX, y en estado de mayor o menor castellanización, se mantienen hablas cántabras locales caracterizadas por rasgos típicos asturleoneses, más o menos homogéneas. En la mayor parte de su zona de extensión se utiliza un habla de transición entre el castellano y el cántabro más o menos pura o asimilada a aquél.
El mirandés
La lengua mirandesa según Ramón Menéndez Pidal está relacionada con el asturiano-leonés y de acuerdo a una teoría su emplazamiento actual procede del desplazamiento de tropas hacia el sur que tuvo lugar en las primeras fases de la Reconquista. Sin embargo hay quien sostiene que su existencia es anterior y retrocede hasta el tiempo de las conquistas musulmanas. Para rescatar a los habitantes de esa región del dominio musulmán un monarca castellano-leonés permitió a los habitantes de la región de Miranda do Douro vivir en su reino hasta que por la Reconquista se recuperó de nuevo el territorio perdido. Una tercera conjetura es que la lengua mirandesa procedería de una combinación de las dos anteriores.
Los cuatro evangelios fueron traducidos a la lengua mirandesa en 1896 por E. Bernardo Monteiro.
El escritor José Leite de Vasconcelos publicó en 1900 una obra en tres volúmenes titulada Historia Literaária Mirandesa; Estudos de Filologia Mirandesa, editada a finales del siglo XX en facsímil por la Cámara de Diputados de Miranda do Douro. Este mismo escritor también publicó un librito de poemas titulado Flores Mirandesas.
Uno de los personajes que ha luchado por el reconocimiento de la lengua mirandesa ha sido Antonio Maria Mourinho quien fundó el Museo de la Tierra de Miranda y quien publicó Scôba Frolida à Agosto... Liênda de nôssa Senhora del Monte de Dúes Eigrëijas, Escola Tipografica - Bragança, 1983. También es autor del poema Siete Hermanas, leído en la Sociedad Geográfica en Lisboa en 1940, Nós somos de Pertual, poema publicado en las Actas do II Congresso Transmontano en 1941, igualmente es autor del poema titulado Nossa Alma i Nossa Térra y leído en la Casa de Trás os Montes en Lisboa, el 14 de noviembre de 1942.
La lengua mirandesa se habla en la región de Tras Os Montes, en la ciudad de Miranda do Douro en el nordeste de Portugal, justo al lado de la frontera con España a la altura de la provincia de Zamora. Se calcula el número de hablantes entre 10.000 y 15.000. Ha ganado reconocimiento oficial desde 1999, obteniendo cierta presencia en la educación, comunicación y vida pública desde entonces.
El leonés
El leonés (llamado en las hablas tradicionales como cabreirés, senabrés, paḷḷuezu) es el término glotónimo utilizado para hacer referencia al conjunto de hablas romances vernáculas de las lenguas asturleonesas en las provincias españolas de León y Zamora.
El patsuezu (también conocido como patsuezo, pachuezo, paḷḷuezo, paḷḷuezu o nuesa ḷḷingua) es un dialecto perteneciente al grupo lingüístico asturleonés hablado, principalmente en la comarca leonesa de Laciana y extendiéndose en comarcas y municipios limítrofes (Degaña y alto Narcea, en Asturias; en León: comarca de Babia, comarca de Rivas del Sil, Páramo del Sil, o la Comarca de Luna). Se desconoce la población que puede hablarlo aún, trasladándose varios de sus giros y características al uso del castellano.
Extremeñu o Castúo:
El extremeño o altoextremeño, a menudo impropiamente llamado castúo, también se encontraba en este grupo, pues era considerado un habla de transición entre el leonés oriental y el castellano meridional, actualmente se le considera un dialecto más del idioma asturleonés. Solamente el alto extremeño, ya que el medioextremeño y el bajoextremeño son al menos desde el siglo XVII hablas castellanas meridionales de tránsito con el leonés.
El extremeño –estremeñu– es una modalidad lingüística hablada en el noroeste de Extremadura y una parte del sur de Salamanca, con un desarrollo que lleva a incluirla dentro del diasistema lingüístico asturleonés.
Se habla con mayor o menor vitalidad en la provincia de Cáceres en las comarcas de Sierra de Gata, Las Hurdes (Las H.urdis, pronúnciese H. como una h aspirada), lugares de Tierra de Alcántara, en Tierra de Coria, Granadilla, Garrovillas, al igual que en las comarcas salmantinas de la Sierra de Francia, El Rebollar, sur de Ciudad Rodrigo y de Béjar6 Así mismo existen pequeñas influencias de estas hablas en zonas tradicionalmente castellanohablantes como la Tierra de Plasencia (Serradilla o Malpartida de Plasencia, Valle del Ambroz y algunas localidades del Valle del Jerte como Piornal, Rebollar o El Torno y de la Vera como Guijo de Santa Bárbara, y en Berzocana y Madroñera).
En el resto de Extremadura, incluyendo la mayor parte del sur y el este de Cáceres o la provincia de Badajoz, las hablas tradicionales son formas de castellano que comparten con el altoextremeño sobre todo los rasgos meridionales (además de algún otro, como el diminutivo en -ino o algunos aspectos léxicos).
Filogenéticamente el asturleonés forma parte del grupo iberrorromance occidental, y surge de la peculiar evolución que sufrió el latín en el reino de Asturias (posteriormente llamado reino de León).
El sistema vocálico del asturiano distingue cinco fonemas, divididos en tres grados de abrimiento (mínimo, medio y máximo) y tres situaciones (central, anterior y posterior).
La x representa un sonido fricativo palatal sordo, como en caxa ('caja'), xatu ('becerro'), La l.l representa un sonido postalveolar africado apical sordo. Procede de la l y ll latinas y se halla en palabras como l.luna ('luna' de latín lunam) el.la ('ella' del latín illa).
El acento funciona como en castellano. El artículo el se apostrofa delante de vocal o de h seguida de vocal como en l'amu ('el amo'), l'home ('el hombre'), l'osu ('el oso'), l'iviernu ('el invierno). El artículo la se apostrofa delante de a o de ha como l'agucha ('la aguja'), l'arca ('el arca'), l'harmana ('la hermana').
Peculiaridades fonológicas
Conservación de F latina en posición inicial e intervocálica salvo en el dialecto asturiano-oriental, que mantiene un estadio intermedio /ḥ/: fégadu~ḥégadu 'hígado', afogar~aḥogar 'ahogar', fema~ḥema 'hembra' (mirandés: afogar-se, fígado).
Resultado de palatal /Y/ proveniente de -LY- y -C'L- latinos, salvo en el dialecto mirandés: muyer 'mujer', abeya 'abeya'.
Soluciones en fonema prepalatal fricativo sordo /š/ (que en castellano evolucionó a la velar sorda /x/) para diferentes grupos latinos -SS-, D + yod/, /x/: coxu 'cojo', xatu 'jato', baxu 'bajo'. Mismo resultado para los grupos IU, GI, GE salvo en dialecto asturiano-oriental: xugu~ugu 'yugo', xuntar~untar 'juntar', xelu~elu 'hielo'.
Inserción de artículo ante adjetivo posesivo: el mio maríu - 'mi marido', la to casa - 'tu casa'.
Situación postverbal de los complementos directo e indirecto, salvo en negaciones y tras el relativo que: contóme 'me contó', dexé-y 'le dejé', dexélu 'lo dejé'. Pero, nun me contó 'no me contó', nun-y dexé 'no le dejé', tienes que lo facer 'tienes que hacerlo'.
Asimilación de /-r/ final del infinitivo ante pronombre enclítico: xubilu [ʃuˈβ̞ilːu] 'subirlo', cayese [kaˈjesːe] 'caerse', morrenos [moˈrenːos] 'morirnos'.
Frente a lo que ocurre en castellano, y en coincidencia con el gallego, se conserva el grupo interior -MB- sin reducir. Se prolonga por toda Cantabria: llamber 'lamer', llombu 'lomo', camba 'cama', embelga 'amelga'.
El grupo secundario -M'N-, originado por la pérdida de una vocal átona latina, se redujo en Astur-leonés a una simple /-m-/ salvo en el dialecto asturiano-oriental: fame 'hambre', semar 'sembrar', enxame 'enjambre', nome 'nombre'.
Palatalización de la inicial simple L- latina (conservada como tal en castellano y gallego) con diferentes resultados fonéticos. Se palataliza en las comarcas occidentales de Cantabria: lleche / lleite 'leche', llingua 'lengua', lluna 'luna' (tal como sucede también en argonés y catalán).
Conservación del diptongo /ie/ ante /-s/ agrupado en voces en que el castellano redujo a simple /i/: piescu 'prisco', riestra 'ristra', viéspera 'víspera', viespa viéspara 'avispa', priesa 'prisa', viesgu 'vizco'.
Frente al Castellano, conservación del grupo latino N'R: tienru < TEN'RU 'tierno', xenru < GEN'RU 'yerno', vienres < VEN'RIS 'viernes', senra < SEN'RA 'serna'.
Desarrollo del diptongo /ue~uo/ ante L + yod donde el castellano conserva simple /O/: güeyu / guoyu 'ojo', fueya / fuoya 'hoja', remueyu / remuoyu 'remojo', restrueyu / restruoyu 'rastrojo'.
Con bastante frecuencia, y sin justificación etimológica, aparición de vocal /i/ o «yod epentética»: blandiu / llandiu 'blando', mundiu 'mundo', muriu 'muro', llastria 'lastra'.
Conversión en /l/ del primer elemento de los grupos latinos -P'T-, -B'T-, -V'T-, -P'D-, -V'D-, -D'C-, -V'C- y -T'M-: yelsu < gypsu 'yeso', coldu < cub'to 'codo', dulda < dub'ta 'duda', xulgar < iud'care 'juzgar', vilba < vid'ba 'viuda', dolce < duod'cim 'doce', trelce < tred'cim 'trece', recaldu < recab'do 'recaudo', mayoralgu < maiorad'co 'mayorazgo'. En este sentido, se considera que palabras como nalga < natica o belfo < bifidus son préstamos asturleoneses al castellano, pues en esta lengua cabría esperar *naga y *befo. Tamién el portugués xulgar se considera préstamo a esta lengua desde el asturleonés.
Inserción de -e paragójica tras líquida átona (/R/ y /L/): trébole 'trébol', árbole 'árbol', cárcele 'cárcel', zúcare 'azúcar', almíbare 'almíbar' que en ocasiones desarrolla síncopa secundaria: zucre, deble, almibre.
Inseguridad de la nasal final átona, que desaparece o refuerza con inserción de -e paragójica: dentame/dentámene 'dentadura', virxe/vírxene 'vírgen', xerme/xérmene 'germen', vierbe/viérbene 'gusano'.
Apócope de la vocal final en los sufijos -ASE/-ACE: clase>clas, envase>envás, fase>fas, enllace>enlláz. En los sufijos -ISE/-ICE: dice>diz, índice>índiz, hélice>héliz, vértice>vértiz, análise>analís, y en los sufijos –UCE: cruce>cruz, conduce>conduz, duce>duz.
Inserción sin explicación etimológica ni valor semántico de los sufijos átomos –ALU, -ARU, -ANU: ñicu/ñícaru 'añico', *viespa/viespara 'avispa', concha/cónchara, llasca/lláscara 'lasca', llueca/lluécara 'cencerro', xuncu/xúncalu 'junco', zuecu/zuécalu 'zueco', calambru/calámbranu 'carámbano', fueca/fuécana 'socavón', demongu/demónganu/demóngaru 'demonio', tambu/támbanu 'tapadera', etc. En ocasiones desarrolla en síncopa secundaria: nucla < *núcala 'nuca', xunclu < xúncalu 'junco', lo que a su vez puede llevar a hipercorreciones del tipo llépara 'lepra', cóngaru 'congrio'.
Diferenciación entre los prefijos DES- (desde el latín dis-) y ES- (desde el latín ex-). El primero marca la acción contraria facer 'hacer'/desfacer 'deshacer', mecer 'mezclar'/desamecer 'separar'. El segundo indica acción, esgayar 'desgajar', esmigayar 'desmigajar'.
Tendencia a la epéntesis de oclusiva cum líquida en inicio de palabra: gurupu 'grupo', taranca 'tranca', tarabiella 'trabilla', barenga 'brenca', berezu, bereciu con yod 'brezo', garayu 'grajo', tarozu 'trozo', calaviya 'clavija', garanu 'grano'. Posíblemente se trate de un fenómeno de sustrato.
El asturiano es una variedad de asturleonés que a su vez forma parte de las lenguas iberorromances, tipológicamente e filogenéticamente cercana al gallego-portugués, al castellano y en menor medida al navarro-aragonés. Tipológicamente es una lengua flexiva fusionante, de núcleo inicial y marcaje de complemento y el orden básico es SVO (oraciones enunciativas sin topicalización).
El asturiano es similar al resto de variedades iberorromances. Una peculiaridad interesante es el neutro de materia, para nombres incontables que es una supervivencia del género neutro en asturiano que se ha perdido fuera del asturleonés (excepto por el artículo neutro que sigue existiendo en español).
La mayoría de variedades de asturleonés distinguen dos valores de número gramatical, como todas las lenguas romances, sin embargo, muestran tres valores para el género gramatical en número gramatical singular (masculino, femenino y neutro de materia), y dos en plural (masculino/común y femenino).
Los posesivos na nuesa l.lingua van siempre precedidos del artículo, como la mia ficha ('mi hija'), la nuesa xente ('nuestra gente'), el mieu l.libru ('mi libro'), el mieu l.leite ('mi leche'), las nuesas cabanas ('nuestras cabañas'), etc.
La lengua asturiana es el resultado del desarrollo del latín hablado en el territorio de los antiguos astures y cántabros. Por ello, la inmensa mayoría de las palabras del asturiano, como de las otras lenguas románicas, vienen del latín: ablana, agua, falar, güeyu, home, llibru, muyer, pesllar, pexe, práu, suañar.
A esta base latina hay que añadir las palabras que entraron en el fondo léxico del dominio asturiano desde lenguas habladas antes de la llegada del latín (sustrato) o después (superestrato).
A la influencia del sustrato y superestrato se suman los préstamos posteriores de otras lenguas.
Sustrato
De la lengua de los astures y cántabros se sabe bastante poco, aunque es dable que estuviera próxima a dos lenguas indoeuropeas, el celta y el lusitano. Se agrupan con el nombre de sustrato prelatino a las palabras de la lengua de los astures o de otras lenguas preindoeuropeas habladas en este territorio.
Varios ejemplos serían:
Bedul, boroña, brincar, bruxa, cándanu, cantu, carrascu, comba, cuetu, güelga, llamuerga, llastra, llócara, matu, peñera, riega, tapín, zucar...
De otro lado numerosos celtismos se integraron gracias a la misma lengua latina y pasaron después al asturiano como:
Bragues, camisa, carru, cerveza, sayu...
Superestrato
Con el nombre de superestrato se conoce la influencia que dejaron otras lenguas posteriores a la llegada del latín. En el asturiano, fueron especialmente importantes los germanismos.
Germanismos
Los pueblos germánicos que se situaron en la península Ibérica, especialmente godos y suevos, dejaron en el asturiano palabras como:
Blancu, esquila, estaca, mofu, serón, espetar, gadañu o tosquilar.
Arabismos
Los arabismos pudieron llegar al asturiano directamente, mediante contactos entre los hablantes del dominio asturiano con los árabes o con gente árabe del sur de la Península. En otros casos pudieron llegar a través del castellano.
Los que vienen a continuación son algunos de los arabismos del asturiano:
Acebache, alfaya, altafarra, bañal, ferre, galbana, mandil, safase, xabalín, zuna, zucre
Préstamos
La lengua asturiana también recibió buena parte de su léxico de lenguas próximas, como el castellano, el francés, el occitano o el gallego. A través del castellano, también llegaron palabras de idiomas más lejanos.
En orden de importancia, los castellanismos se sitúan en el primer lugar en la lista de préstamos al asturiano. No obstante en algunos casos, por mor del gran allegamiento entre el castellano y el asturiano es bastante difícil saber si una palabra es un préstamo del castellano, un resultado común a las dos lenguas desde el latín, o un préstamo del mismo asturiano al castellano.
Algunos castellanismos en asturiano son:
Echar, antoxu, guerrilla, xamón, siesta, rexa, vainilla, xaréu...
El castellano valió también de intermediario para la llegada de palabras de otros idiomas, especialmente de América. Por ejemplo, pasando por el castellano, llegaren palabras del náhuatl (cacagüesa, chicolate, tomate), del quechua ( cóndor, llama), del caribe (caimán, caníbal, piragua) o del arawak (iguana, furacán).
También pasaron por el español varias palabras procedentes del inglés (esprái, fútbol, güisqui, ḥoquei, water-polo ), o de otras lenguas: bumerán (de las lenguas aborígenes australianas, pasando por el inglés), cachalote (del portugués), caolín (del chino), kamikaze (del japonés), vampiru (del serbio) o vodka (del ruso).
De vez en cuando, los préstamos del gallego son también difíciles de identificar, por la cercanía de esta lengua con las variedades más occidentales del dominio lingüístico astur. Suelen considerarse palabras de origen gallego algunas como:
Cachelos, chombada o quimada.
Los galicismos (palabras tomadas del francés) y occitanismos aparecen tempranamente, lo que parece indicar que los contactos con habitantes de allende los Pirineos fueron frecuentes, no únicamente a través del Camino de Santiago, sino, también por vía marítima. Muchas de estas palabras pertenecen de hecho al léxico marino, aunque en su mayoría los galicismos llegaron al asturiano por vía directa, en otros casos pasaron antes por el castellano.
Entre los galicismos podemos mentar:
Malvís, arranchar, chalana, xófer, coñá, espáis, foina, galipote, llixeru, malvís, mesón, pote, somier, tolete, vagamar, xalé, xarré...
Del occitano vienen palabras como:
Hostal, parrocha o tolla.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tolos seres humanos nacen llibres y iguales en dignidá y drechos y, pola mor de la razón y la conciencia de so, han comportase hermaniblemente los unos colos otros.
Texto de ejemplo
Extracto de L'últimu home (Miguel Solís Santos)
Un españíu fizo tremer el fayéu. El nerbatu esnaló lloñe. L'esguil desapaeció nel nieru. Hebo otru españíu, y darréu otru. L'home, entós, mientres cayía coles manes abiertes, los güeyos nel infinitu y el so cuerpu remanando per tolos llaos abonda sangre, glayó una pallabra, una pallabra namás, que resonó y güei sigue resonando na viesca y en toa Asturies: «¡Llibertá!».
Traducción al español de 'El último hombre'
'Un estallido hizo temblar el hayedo. El mirlo voló lejos. La ardilla desapareció en el nido. Hubo otro estallido, y luego otro. El hombre, entonces, mientras caía con las manos abiertas, los ojos en el infinito y su cuerpo vertiendo por todas partes mucha sangre, gritó una palabra, sólo una palabra, que resonó y hoy sigue resonando en el bosque y en toda Asturias: «¡Libertad!».
Comparación entre variantes
El Padre Nuestro en las tres variantes principales y castellano:
Occidental
Pái nuesu que tas nel cielu, sentificáu sía'l tou nome. Amiye'l tou reinu, fágase la túa voluntá lo mesmu na tierra cumo en cielu. El nuesu pan de tódolos días dánoslu güei ya perdónanos las nuesas ofensas lo mesmu que nós facemos conos que nos faltanon. Ya nun nos deixes cayere na tentación ya ḷḷíbranos del mal. Amén.
Central
Pá nuesu que tas nel cielu, santificáu seya'l to nome. Amiye'l to reinu, fáigase la to voluntá lo mesmo na tierra qu'en cielu. El nuesu pan de tolos díes dánoslu güei y perdónamos les nueses ofenses lo mesmo que nós facemos colos que mos faltaren. Y nun mos dexes cayer na tentación, y llíbramos del mal. Amén.
Oriental
Padre nuestru que tas nel cielu, santificáu seya'l tu nome. Amiye'l tu reinu, ḥágase la tu voluntá lu mesmu ena tierra qu'en cielu. El nuestru pan de tolos díes dánoslu hoi y perdónanos les nuestres ofenses lu mesmu que nosotros ḥacemos colos que nos faltaren. Y nun nos dexes cayer ena tentación, y llíbranos del mal. Amén.
Castellano
Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día y perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
El sistema fonológico del asturiano tiene representación escrita por medio del alfabeto latino. No obstante, aparecen un par de letras más que son: Ḥ, ḥ (jache) y Ḷḷ, ḷḷ (che)
Desde los primeros textos, el asturiano emplea el alfabeto latino. En 1981, la Academia de la Lengua Asturiana editó unas normas ortográficas. Sin embargo, en la Tierra de Miranda (Portugal), el asturiano se escribe con otra normativa diferente.
La lectura de las normas ortográficas del asturiano, y la práctica escrita que se observa muestra claramente el modelo de lengua escrita que se persigue y que, brevemente, puede resumirse diciendo que se basa en un sistema vocálico de cinco unidades /a e i o u/ de tres grados de abertura y doble localización. Del mismo modo tiene las siguientes unidades consonánticas: /p t ĉ k b d y g f θ s š m n ņ l ḷ r ṙ/. El modelo tiende a una lengua escrita donde no es frecuente el fenómeno de metafonía por -u, ni la presencia de diptongos decrecientes, generales en occidente, /ei, ou/. Aunque es posible su escritura, no aparece ni «ḷḷ» (che vaqueira también representada, entre otras grafías, como «ts» antiguamente), ni la aspiración «ḥ» oriental (también representada como «h.»), en tal modelo sino sus correspondientes «ll» y «f». Gramaticalmente, la lengua ofrece triple distinción de género en el adjetivo, plurales femeninos en -es, terminaciones verbales en -es, -en, -íes, íen, ausencia de verbos compuestos (o su formación con tener), etc.
Uno de los documentos que mejor reflejan la evolución del latín es la llamada Cayuela de Carrio, del siglo VIII, encontrada en Villayón y que recoge un conjuro contra los nuberos en un tipo de lengua popular ya bien diferenciada del latín clásico.
La evolución a lo largo del tiempo dio lugar a que a mediados del siglo X aparezcan los primeros documentos escritos en este romance en diversos monasterios de Asturias y León (documento de Kesos), así como fueros y leyes, ya que era la lengua habitual en esos territorios.
Se conoce como Nodicia de Kesos o Documento de Kesos a un escrito en lengua romance aparecido cerca de León y datado entre los años 974 y 980.
Se trata de uno de los textos más antiguos que pueden considerarse en la evolución de las lenguas románicas peninsulares, si bien José Ramón Morala nota que, limitándose a archivos leoneses exclusivamente, existen alrededor de mil testimonios lingüísticos más antiguos que la Nodicia de Kesos, cuyo valor como testimonio de la lengua que originó el romance es similar o superior. En rigor, aún no se puede considerar ni leonés ni castellano, sino de un estadio de latín que comienza a distinguirse del latín vulgar y a fragmentarse en varios protorromances.
El documento ya era conocido, pues es uno de los textos que Ramón Menéndez Pidal utilizó en su obra Orígenes del español en 1926 para dar cuenta del estado de los romances peninsulares en el siglo X.
El texto en sí es una simple nota de carácter funcional: se trata del inventario de quesos que hizo el monje despensero en el Monasterio de los santos Justo y Pastor, en el pueblo de La Rozuela, muy cerca de León. Está escrito en la parte trasera de un documento de donación datado en el año 956. Si es un pergamino reutilizado, tendría que haber dejado de tener valor legal; con este razonamiento propuso Ramón Menéndez Pidal como fecha posible para la Nodicia el año 980.3 Estudios más recientes de J.M. Fernández Catón y otros1 proponen una datación ligeramente anterior, en torno a los años 974-975, debido a una referencia histórica contenida en el propio texto, concretamente la mención de una visita del rey Ramiro III.
La mayor importancia de la Nodicia de Kesos reside en que es una anotación en un romance muy primitivo, y además fuera del encorsetado lenguaje jurídico de la época, que estaba lleno de fórmulas latinas que se repetían; aquí, el despensero tuvo que ensayar la escritura en romance sin partir de un modelo, redactando de forma totalmente libre y espontánea, por lo que nos aproxima a la lengua que realmente se hablaría en aquel momento.
El primer documento escrito en asturiano es El Fueru d'Avilés, del siglo XII, una especie de constitución de este municipio asturiano. Hay que esperar a la segunda mitad del siglo XIII para que la escritura en asturiano se haga normal y funcione como la auténtica lengua oficial del país. De esta época se conservan muchos textos, pero el más importante es el libro llamadoFueru Xulgu (Fuero Juzgo en castellano), traducción al asturiano del antiguo código legal del Reino visigodo.
Desgraciadamente, no se conocen textos literarios en asturiano medieval, pero eso no quiere decir que no los hubiese. Una prueba, entre otras podrían darla los muchos asturianismos en un manuscrito leonés del conocido Libro de Alexandre, aunque mezclados con el castellano. Por otra parte, se conocen los nombres de muchos juglares asturianos y leoneses que seguramente cantasen en la lengua del Reino, aunque ahora no conozcamos sus obras.
uno, dos, tres, cuatru, cincu, seis, siete, ochu, nueve, diez
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El español, como las otras lenguas romances, es una continuación moderna del latín hablado (denominado latín vulgar), desde el siglo III, que tras el desmembramiento del Imperio romano fue divergiendo de las otras variantes del latín que se hablaban en las distintas provincias del antiguo Imperio, dando lugar mediante una lenta evolución a las distintas lenguas romances.
Debido a su propagación por América, el español es, con diferencia, la lengua romance que ha logrado mayor difusión.
Es idioma oficial en España, Hispanoamérica, algunas jurisdicciones de EE.UU, Sáhara Occidental, Guinea Ecuatorial y en algunas jurisdicciones de Filipinas.
Según la Real Academia Española, la palabra español procede del provenzal espaignol, y éste del latín medieval Hispaniolus , que significa de Hispania, España.
La forma latina HĬSPĀNĬOLUS procede de la denominación latina de la provincia de HĬSPĀNNĬA que incluía a la Península Ibérica, más bien, de su forma ultracorrecta. Cabe recordar que en latín tardío no se pronunciaba la /H/ La abertura de la /Ĭ/ latina breve en /e/ habría dado por tanto en proto-romance: ESPAŇOL(U).
Otra hipótesis sostiene que español procede del occitano espaignon. Menéndez Pidal ofrece otra explicación etimológica: el clásico hispanus o hispánicus tomó en latín vulgar el sufijo -one (como en borgoñón, bretón, frisón, lapón, sajón, etc) y de *hispanione se pasó en castellano antiguo a españón, “luego disimilando las dos nasales se llegó a español, con la terminación -ol, que no se usa para significar naciones”.
La otra denominación, castellano, procede del latín Castellanus, que significa de Castilla, reino medieval situado en la parte central de la península ibérica.
La polémica en torno a los términos «español» y «castellano» estriba en si resulta más apropiado denominar a la lengua hablada en Hispanoamérica, en España y en otras zonas hispanoparlantes con uno u otro término, o bien si ambas son formas perfectamente sinónimas y aceptables.
Como muchas de las controversias relacionadas con la denominación de una lengua identificable con un determinado territorio (español con España, y castellano con Castilla), o que lleva aparejada una ideología o un pasado histórico que provoca rechazo, o que implica una lucha en favor de una denominación única para facilitar su identificación internacional y la localización de las producciones en dicha lengua (por ejemplo, en redes informáticas), la controversia es extralingüística.
Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, no es posible justificar preferencias por una denominación u otra.
Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla y Rey de León (1252-1284), institucionalizó las Escuelas de traductores de Toledo. De ellas surgió una forma estandarizada de castellano medieval, conocida como castellano alfonsino que el propio rey usó en sus obras. Entre los méritos de Alfonso X se cuenta la redacción de obras científicas e historiográficas (El Lapidario, Las Siete Partidas, General Estoria y la Primera Crónica) en lengua castellana en lugar de en latín como había sido costumbre. Alfonso X elevó el prestigio del uso escrito del castellano escrito dentro su corte y por todo el territorio castellano, al mismo tiempo en que Castilla y León se expandían paulatinamente hacia el sur. Además Alfonso X emprendió numerosos proyectos, tales como la traducción de textos jurídicos al castellano y la normalización ortográfica del mismo, bajo la labor de eruditos y escribas eclesiásticos.
A finales del siglo XV, coincidiendo con la unión política de los reinos de Castilla y Aragón, la toma de Granada y el descubrimiento de América, Antonio de Nebrija publica en Salamanca su Gramática castellana, el estudio gramatical no relacionado al latín, siendo el primer tratado de gramática de la lengua castellana (y de la lengua moderna en general).
La Real Academia Española fue fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, con el propósito de «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza».
El objetivo era fijar el idioma en el estado de plenitud que había alcanzado durante el siglo XVI y que se había consolidado en el XVII. Se tomaron como modelo para su creación la Accademia della Crusca italiana (1582) y la Academia Francesa (1635).
La Real Academia Española (RAE) y el resto de academias asociadas son un organismo dedicado a la elaboración de reglas normativas para el idioma español y a trabajar por la unidad del idioma español en todos los territorios en los que se habla.
Origen
La historia del idioma español comienza con el latín vulgar del Imperio romano, concretamente con el de la zona central del norte de Hispania. Tras la caída del Imperio romano en el siglo V, la influencia del latín culto en la gente común fue disminuyendo paulatinamente. El latín hablado de entonces fue el fermento de las variedades romances hispánicas, origen de la lengua española.
En el siglo VIII, la invasión musulmana de la Península Ibérica hace que se formen dos zonas bien diferenciadas. En Al-Ándalus, se hablarán los dialectos romances englobados con el término mozárabe (esto es, influidos por el árabe), además de las lenguas de la minoría extranjera-invasora alóctona (árabe y bereber). Mientras, en la zona en que se forman los reinos cristianos desde pocos años después del inicio de la dominación musulmana, comenzará una evolución divergente, en la que surgen varias modalidades romances: la catalana, la navarro-aragonesa, la castellana, la astur-leonesa y la gallego-portuguesa.
Las estimaciones glotocronológicas apuntan que la diversificación de latín empieza a ser notoria a partir del siglo III o IV d. C. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V, el latín vulgar evoluciona progresivamente en toda la Europa latina diversificándose. En ese mismo siglo, se producen las invasiones bárbaras, lo cual va a permitir la incorporación al español de algunos vocablos germánicos, junto con los que ya habían entrado anteriormente en el latín vulgar. Destacan los relacionados con las contiendas como guerra (werra), o yelmo (helm). Algunos nombres propios también derivan de las lenguas germánicas; es el caso de Álvaro (de all -todo- y wars -prevenido-) o Fernando (de frithu -pacífico- y nanth -atrevido-). Las sucesivas transformaciones fonológicas y gramaticales llevarían a la emergencia de las lenguas romances como lenguas con dificultades para la inteligibilidad mutua entre el siglo VI y IX d. C. Dicha evolución va a originar la aparición de las diversas lenguas romances.
En el siglo VIII, la expansión musulmana en la Península Ibérica pone a las lenguas romances peninsulares bajo una fuerte influencia léxica del árabe (más de 4000 vocablos en español), apareciendo el mozárabe (un conjunto poco conocido de dialectos romances con cierta influencia del árabe, fue el idioma utilizado por los cristianos arabizados). El contacto con los árabes probablemente dotó al mozárabe de unas características que lo distinguen del resto de lenguas romances. Muchas palabras castellanas actuales provienen del árabe como álgebra, almohada, almirante (donde al- es artículo), aceite, o ajedrez.
En el Siglo IX, la influencia árabe tiene sus expresiones artísticas, con la aparición de Jarchas y otros textos medievales en mozárabe, muchas escritas en alfabeto árabe, en lugar del alfabeto latino.
A partir de finales del siglo XI es cuando comienza un proceso de asimilación o nivelación lingüística, principalmente, entre los dialectos románicos centrales de la península ibérica: astur-leonés, castellano y navarro-aragonés, pero también del resto. Este proceso es el que dará como resultado la formación de una lengua común española, el español.
El castellano medieval presentaba cierta variación dialectal y cambio sincrónico, aunque bajo el reinado de Alfonso X se extendió el uso del estándar literario toledano debido a Alfonso X y sus colaboradores. Esta lengua escrita estándar se cree representativa de la lengua culta de la corte y la de otros escritores del siglo XIII.
El castellano medieval, con sus influencias prerromanas, se expandió al sur de la península a medida que avanzaba la Reconquista.
El español medieval o castellano medieval se refiere a las variantes del castellano habladas en la península ibérica entre el siglo X hasta entrado el siglo XV aproximadamente; más específicamente antes de que sucediera el reajuste consonántico que daría origen al español contemporáneo. La primera obra extensa de la literatura en castellano medieval es el llamado Cantar de mio Cid o Poema de mio Cid, creado a finales del siglo XII o principios del siglo XIII por autor anónimo.
Desarrollo
Con la expansión del Imperio español, el idioma español se expande a través de los Virreinatos de Nueva España, del Perú, Nueva Granada, el Río de la Plata y la colonia Filipina, Guam, Islas Marianas y las Carolinas. Esta espectacular difusión permitió a la lengua adquirir nuevo léxico procedente de lenguas nativas del continente Americano, sobre las que a su vez tuvo un enorme impacto.
Algunas de las características distintivas de la fonología incluyen la lenición (latín vita - español vida, latín lupus - español lobo), la diptongación en los casos fonéticamente breves de la E y la O (latín terra - español tierra, latín novum - español nuevo), y la palatalización (latín annum - español año). Algunas de estas características están también presentes en otras lenguas romances.
El español medio, español áurico o español de los siglos de oro es la variante de español usada entre finales del siglo XV y finales del siglo XVII marcada por una serie de cambios fonológicos y gramaticales que transformaron el castellano antiguo medieval en el moderno español.
Entre los principales cambios pueden mencionarse el reajuste de las sibilantes, la pérdida de las sibilantes sonoras, la fijación de la posición de los pronombres clíticos o la equiparación de las formas compuestas de los verbos inergativos e inacusativos.
Los hablantes de español que llegaron a América hablaban variantes de español medio y por tanto todas las formas de español actual son descendientes del español medio. El judeoespañol conserva algunos arcaísmos del español medieval que desaparecieron del resto de variantes como la presencia de sibilantes sonoras o el mantenimiento de los fonemas /š/ y /ž/
La colonización de América, iniciada en el siglo XVI expandió el español por la mayor parte del continente americano, tomando préstamos que enriquecieron su vocabulario de idiomas nativos como el náhuatl o el quechua, lenguas sobre las que también tuvo un notable impacto. Tras conseguir la independencia los nuevos estados americanos iniciaron procesos de unificación lingüística que terminaron de extender el idioma español a través de todo ese continente, desde California hasta Tierra del Fuego.
Situación Actual
A lo largo del siglo XVII y XVIII surgen infinidad de publicaciones periódicas públicas y privadas en español. La primera ve la luz en Madrid en 1661 de la mano de Julián Paredes (“Gazeta”), y la siguen numerosas publicaciones en Salamanca, León, Granada, Sevilla, Zaragoza.. En los territorios bilingües también comienzan a aparecer publicaciones periódicas en español. La primera fue en 1792, el Diario de Barcelona, que también fue el primer periódico en español de Cataluña. Le siguieron El Correo de Gerona (1795), Diario de Gerona (1807) y aún antes en ciudades también bilingües como Palma de Mallorca (1778), Vigo o Bilbao. En América a partir de 1770, el español pasó a ser la lengua normal en la enseñanza, en detrimento de las “lenguas generales” basadas en lenguas indígenas.
El idioma español siempre tuvo numerosas variantes que, si bien respetan el tronco principal latino, tienen diferencias de pronunciación y vocabulario, como sucede con cualquier otra lengua. A esto hay que agregar el contacto con los idiomas de las poblaciones nativas, como el aimara, chibcha, guaraní, mapudungun, maya, náhuatl, quechua, taíno y tagalo, entre otros, que hicieron también contribuciones al léxico del idioma, no solo en sus zonas de influencia, sino en algunos casos en el léxico global.
En 1790, España y Gran Bretaña firmaron la Convención de Nootka, por la que España renunció a cualquier derecho sobre un vasto territorio de América del Norte constituido por Oregón, Washington, Idaho, Columbia Británica, Yukón y Alaska, impidiendo el avance del Imperio español hacia el noroeste de América. Aún perduran algunos nombres geográficos en castellano.
En el siglo XIX, Estados Unidos de América adquirió Luisiana a Francia y Florida a España, se anexionó la República de Texas y, por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, obtuvo de México los territorios que actualmente conforman Arizona, California, Colorado, Nevada, Nuevo México y Utah; así como parte de los actuales estados de Wyoming, Kansas y Oklahoma. De esta forma, el castellano pasó a ser una de las lenguas de Estados Unidos, aunque estas variedades primitivas sólo sobreviven a inicios del siglo XXI en la parroquia de Saint Bernard, en Luisiana, donde se habla el dialecto canario; y en una franja que se extiende desde el norte de Nuevo México al sur de Colorado.
Por otra parte, desde el siglo XX, millones de hispanoamericanos han emigrado a Estados Unidos, con lo cual se han convertido en la minoría más numerosa del país: más de 41.300.000 personas, en 2004. El 1 de mayo de 2006, durante el Gran Paro Americano de inmigrantes ilegales, se entonó el Himno Nacional de los Estados Unidos en castellano, como una muestra de presencia en ese país de una minoría hispana que se está convirtiendo en una mayoría a pasos agigantados.
En Filipinas el castellano aún es hablado por unos tres millones de personas, en Brasil los hispanohablantes llegan al millón; mientras que en Canadá sumaban aproximadamente unos 350.000 en 2004 y en Marruecos llegaban a los 320.000. Éstos son los cinco países con concentraciones más importantes de hispanohablantes fuera de España e Hispanoamérica.
Es la segunda lengua del mundo por el número de personas que la tienen como lengua materna, tras el chino mandarín con 420 millones de hablantes nativos, y lo hablan como primera y segunda lengua 466 millones, llegando a 528 millones de personas si contamos a los que lo han aprendido como lengua extranjera, de modo que puede ser la tercera lengua del mundo por el total de hablantes tras el mandarín e inglés, con más de 20 millones de estudiantes, y la segunda en comunicación internacional tras el inglés.
El español posee la tercera mayor población alfabetizada del mundo (un 5,47 % del total), es la tercera lengua más utilizada para la producción de información en los medios de comunicación, y la tercera lengua con más usuarios de Internet (182 millones, 8 % del total).
Es uno de los seis idiomas oficiales de la ONU. Es también idioma oficial en varias de las principales organizaciones político-económicas internacionales.
El español o castellano es la lengua oficial de diecinueve países en América, además de España y Guinea Ecuatorial, y tiene un cierto grado de oficialidad en Estados Unidos, Filipinas, y en el Sahara Occidental (país no reconocido internacionalmente), pero sus hablantes se distribuyen por los cinco continentes:
América
Supone alrededor del 90 % del total de hablantes de español en el mundo, unos 400 millones de personas. Se extiende mayoritariamente por los países de Hispanoamérica y algunos estados de Estados Unidos.
Hispanoamérica
La mayoría de los hispanohablantes se encuentran en Hispanoamérica. Unos 375 millones de personas.
México es el país con el mayor número de hablantes (casi una cuarta parte del total de hispanohablantes del mundo), aunque no es la única lengua oficial del estado, ya que desde 2003 México reconoció como idiomas también a las lenguas indígenas.
Con una u otra denominación, es una de las lenguas oficiales de Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay (cooficial con el guaraní), Perú (cooficial con el quechua, aimara y demás lenguas nativas, allí donde predominen), República Dominicana y Venezuela. No tiene reconocimiento de lengua oficial en otros países americanos donde es lengua hablada y mayoritaria, como es el caso de Chile, Puerto Rico y Uruguay. En Puerto Rico, según los sucesivos plebiscitos del estatus político del país, que se sumaban a lo establecido por la Constitución de 1952, se estableció que «es la garantía permanente de ciudadanía estadounidense, nuestros dos idiomas, himnos y banderas».
El español en países donde no es oficial
Los hablantes son emigrantes de Hispanoamérica, o sus descendientes, así como estudiantes de la lengua, donde supone ser la lengua más estudiada después de las oficiales.
Estados Unidos es el segundo país con más hablantes en el mundo, donde hay un avance progresivo del bilingüismo, sobre todo en los estados de California, Nuevo México y Texas en los que existen programas oficiales bilingües de español para residentes hispanos. Así por ejemplo, en California muchas actividades de gobierno, documentos y servicios están disponibles en este idioma. La sección 1632 del Código Civil de California reconoce el idioma español como la lengua de la considerable y creciente comunidad hispana, de ahí que la ley Dymally-Alatorre instituya un bilingüismo inglés-español, sin la exclusión necesaria de otras lenguas. En el estado de Nuevo México, el español se utiliza incluso en la administración estatal, aunque ese estado no tiene ninguna lengua oficial establecida en la constitución. El español neomexicano se remonta a los tiempos de la colonización española en el siglo XVI y conserva numerosos arcaísmos. La Comisión de Derechos Civiles de EE.UU. reconoce que en 1912 “los neomexicanos tuvieron éxito a la hora de proteger su herencia, insertando provisiones en su constitución que hacen del español una lengua oficial, igual que el inglés”. En Texas, el gobierno a través de la sección 2054.116 del Código Gubernamental, manda que las agencias estatales proporcionen la información en sus páginas web en español. Otros estados de la Unión también reconocen oficialmente el castellano. El español tiene una larga historia en los Estados Unidos; muchos estados y accidentes geográficos fueron nominados en ese idioma, y se ha fortalecido por la inmigración proveniente del resto de América. El español también se concentra especialmente en ciudades cosmopolitas como Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Miami, Houston, San Antonio, Denver, Baltimore y Seattle. El español, además, es la lengua más enseñada en el país.
El español siempre ha sido importante en Brasil a causa de la proximidad y el comercio creciente con sus vecinos hispanoamericanos, siendo miembro de Mercosur, así como por la inmigración histórica de españoles e hispanoamericanos. En 2005, el Congreso Nacional de Brasil aprobó el decreto, firmado por el presidente, conocido como ley del español, que lo ofrece como primera lengua extranjera de enseñanza en los colegios y liceos del país. El español es una lengua fácil de aprender para los brasileños, gracias a que el portugués es una lengua muy similar al español. En muchas ciudades fronterizas de Brasil, así como en ciudades fronterizas hispanoamericanas, se habla una lengua mixta llamada portuñol. La constitución del estado de Rio de Janeiro y una deliberación del gobierno de Sao Paulo incluyen el español de modo oficial en los centros de enseñanza secundaria. Así el artículo 317.3 de la constitución del estado de Rio de Janeiro de 1989 declara: “La lengua española pasa a formar parte del núcleo obligatorio de disciplinas de todas las series del segundo grado de la red estatal de enseñanza, teniendo en cuenta primordialmente, lo que establece la constitución de la República en su artículo cuarto, párrafo único”. Y el artículo 2 de la deliberación n.º 77 del consejo estatal de educación del gobierno del estado de Sao Paulo de 2008 reconoce: “El español es un componente curricular obligatorio, según la legislación federal en vigor, a ser desarrollado de acuerdo con los términos de las orientaciones contenidas en la indicación cee n.º 77/08 que forma parte de la deliberación”.
En Canadá, la población inmigrante de habla hispana supone el 1,3 %, y casi otro tanto lo hablan como segunda lengua. Aproximadamente la mitad se concentra en Toronto.
El español no tiene reconocimiento oficial en la antigua colonia británica de Belice. No obstante, la mayoría de la población sabe hablar español ya que es lengua de aprendizaje obligatorio en las escuelas. Se habla principalmente por los descendientes hispanos que han habitado la región desde el siglo XVII. En la isla caribeña de Aruba, lo habla gran cantidad de personas. Por el contrario, en las vecinas Curazao y Bonaire lo habla una minoría. Debido a la cercanía con Venezuela, en las tres islas se reciben medios de comunicación en español, principalmente canales televisivos, debido a los estrechos vínculos comerciales y la importancia del turismo hispanohablante. En los últimos años, también se introdujo la enseñanza básica obligatoria del castellano en las escuelas, aunque sin carácter oficial (las únicas lenguas oficiales de Aruba, Bonaire y Curazao son el holandés y el papiamento: mezcla de español y afroportugués). El español no es el idioma oficial de Haití. Aunque su idioma oficial es el francés, el criollo haitiano es ampliamente hablado. Cerca de la frontera con la vecina República Dominicana, el español básico es comprendido y hablado coloquialmente. En los estudios secundarios reglados es obligatorio desde los 15 hasta los 18 años. En las islas Vírgenes de los Estados Unidos es hablado por aproximadamente un 17 % de la población, procedente sobre todo de Puerto Rico y la República Dominicana. En Trinidad y Tobago, goza de un estatus especial y es de aprendizaje obligatorio en las escuelas públicas. En Jamaica es la lengua extranjera más estudiada en la educación secundaria desde los 12 hasta los 14 años.
Europa
El castellano es lengua oficial de España. También se habla en Gibraltar y en Andorra (donde es la lengua materna mayoritaria debido a la inmigración, pero no es la lengua propia y oficial como sí lo es el catalán).
Asimismo se utiliza en pequeñas comunidades en otros países europeos, principalmente en Reino Unido, Francia, Alemania y Suiza (donde es lengua materna del 1,7 % de la población, representando la lengua minoritaria más hablada en este país por detrás de tres de las cuatro lenguas oficiales).
El español es una de las lenguas oficiales de la Unión Europea. Más de 22 millones de europeos mayores de 15 años hablan español fuera de España en la UE (contando con los que lo han aprendido como lengua extranjera, capaces de mantener una conversación). En total habría unos 70 millones de hablantes de español en Europa.
Asia
En Filipinas, antigua colonia española, el español fue oficial desde 1571 a 1987, si bien desde 1973 había perdido mucho peso representativo a nivel oficial. La proclamación presidencial/155 de 15 de marzo de 1973 todavía en vigor, declara el español como lengua oficial de Filipinas para todos aquellos documentos de la época colonial no traducidos a la lengua nacional. Tras la guerra hispano estadounidense, Filipinas pasó a ser colonia de los EE. UU. a partir de 1899. Desde entonces, debido a la intervención estadounidense, las autoridades siguieron una política de deshispanización del país e imposición del inglés. Después de la Guerra filipino-estadounidense, se diezmó a la burguesía urbana hispanohablante, y tras la Segunda Guerra Mundial en 1945, prácticamente se aniquiló a los restos de la burguesía española tras el bombardeo de Intramuros en Manila.
Se ha calculado que en 1907, aproximadamente un 70 % de la población filipina tenía la capacidad de hablar español, aunque solo un 10 % como lengua materna. En 1950 pasó a ser de un 6 %. En la actualidad es menos del 0,5 %. También sobreviven lenguas criollas de base española, como el chabacano de Zamboanga. En 2009, la académica y presidenta filipina Gloria Macapagal-Arroyo ha sido galardonada con el Premio Internacional Don Quijote 2009, que reconoce la iniciativa educativa de la República de Filipinas de introducir el español estándar en los planes de estudio nacionales, siendo el español en el curso 2012-2013, la lengua extranjera más estudiada tras el inglés, impartida en 65 centros públicos.
África
El principal enclave hispanoparlante en África son las Islas Canarias (con más de dos millones de hablantes). También se habla en las ciudades españolas en África del Norte (Ceuta y Melilla) (143.000 hablantes). Fuera de estos territorios españoles, el español se habla en algunas regiones más.
El español es la lengua oficial de Guinea Ecuatorial. La gran mayoría de los ecuatoguineanos habla español, aunque siempre como segunda lengua, siendo diversas lenguas bantúes las lenguas maternas más extendidas.
En el Sahara Occidental, el ministro saharaui para América Latina, Hash Ahmed declaró en nombre de la República Árabe Saharaui Democrática que su país es "simultáneamente una nación africana y árabe que tiene el privilegio de ser la única hispanohablante debido a la herencia cultural de la colonización española. El idioma español es el idioma de enseñanza obligatorio por ser junto al árabe, idioma oficial". Allí se le considera la segunda lengua administrativa y de comunicación de la RASD. En Tinduf, Argelia, hay unos 200.000 refugiados saharauis, que pueden leer y escribir el idioma español y miles de ellos recibieron educación universitaria ofrecida por Cuba, México, Venezuela y España.
En Marruecos el idioma español es muy popular como segunda lengua. Es hablado principalmente en las zonas de antiguo protectorado español de Marruecos: Rif, Ifni y Tarfaya.
Además, es hablado por las comunidades ecuatoguineanas huidas durante las dictaduras de Francisco Macías Nguema y Teodoro Obiang y que ahora se encuentran en países como Gabón, Camerún, Nigeria y Benín. También en Sudán del Sur, hay una importante minoría, la élite intelectual y profesional, formada en Cuba, que habla español. Otros lugares donde el español tiene presencia es Luena y Walvis Bay, por la presencia del ejército cubano.
Oceanía
Entre los países y territorios de Oceanía, el español es lengua oficial en la isla de Pascua, en Polinesia, por ser parte de Chile; el idioma nativo es el rapanui. En Guam la lengua oficial y nativa de la isla es el chamorro, un idioma austronesio que contiene mucho léxico de origen español. Algunas islas de Marianas del Norte (Saipan, Tinian, Rota) y de los Estados Federados de Micronesia (Yap, Pohnpei) tuvieron hispanohablantes nativos, ya que fueron colonias españolas hasta 1898-1899.
Además, en Australia y Nueva Zelanda, hay una importante comunidad de nativos de español, resultante de la emigración de países hispanohablantes (principalmente del Cono Sur), que suman 133.000 hablantes. En Hawái, el 2,1 % de la población son hablantes nativos de español. En el 2010 había 120.842 hispanos, según el censo de EE.UU.
Antártida
En la Antártida, solo existen dos localidades civiles y ambas están habitadas principalmente por hablantes nativos de español. Una de ellas es la argentina Fortín Sargento Cabral, la cual cuenta con 66 habitantes. La otra es la localidad chilena de Villa Las Estrellas, que tiene una población de 130 habitantes. En cada una de ellas existe un centro escolar donde se estudia y se investiga en español. La Base Antártica Orcadas, una estación científica argentina, es la base más antigua en toda la Antártida aún en funcionamiento y la más antigua con una población permanente (desde 1907).
Las variedades geográficas del español, llamadas dialectos o geolectos, difieren entre sí por multitud de razones. Entre las de tipo fonético destacan la distinción o no de los fonemas correspondientes a las grafías c/z y s (ausencia o presencia de ceceo/seseo), la distinción o no de los fonemas correspondientes a las grafías ll e y (ausencia o presencia de yeísmo), la aspiración o no de la s o z ante una consonante, y la adopción o no de nuevas consonantes (tales como /ʃ/). Estas diferencias no suelen ocasionar problemas de inteligibilidad entre sus hablantes. Las diversas variantes también difieren en usos gramaticales, como el voseo o el empleo o no del pronombre informal de segunda persona del plural (vosotros). En aspectos de vocabulario, se dan notables diferencias especialmente en determinados ámbitos semánticos, como la nomenclatura de las frutas y verduras, vestimentas, artículos de uso cotidiano, así como en las expresiones coloquiales o insultantes.
Como en cualquier lengua, especialmente cuando se distribuye por un dominio geográfico extenso, el español presenta diversas variedades internas que permiten distinguir a sus hablantes según su pronunciación, sus construcciones gramaticales y su vocabulario. En términos generales, el español presenta convencionalmente dos tipos de modalidades presentes tanto en España como en América: las modalidades conservadoras, como el español del norte de España, el del interior de México o el de los Andes, y las modalidades innovadoras, como el español de Andalucía y Canarias, el del Caribe o el del Río de la Plata. Una característica típica del español peninsular es la división del grupo consonántico tl que, en palabras tales como atlas o atletismo se pronuncia ['at.las] y [at.le.'tis.mo], mientras que en América la pronunciación corriente es ['a.tlas] y [a.tle.'tis.mo].
Independientemente de estos rasgos, es posible distinguir grandes grupos de variedades dialectales del español. Por ejemplo, para Menéndez y Otero (2007) serían ocho: las variedades castellana, andaluza y canaria en España, y las variedades caribeña, mexicano-centroamericana, andina, chilena y rioplatense en América.
Las diferencias entre los dialectos casi siempre se limitan únicamente a la entonación, pronunciación y palabras o expresiones aisladas. Una de las diferencias de los dialectos de España y los de Latinoamérica son los pronombres. En España, el pronombre informal de segunda persona es “tú”, pero en algunas zonas de Latinoamérica como Argentina, Uruguay o Paraguay se utiliza el “vos”. “Tú” y “vos” son informales y se utilizan con amigos. “Usted” es una fórmula de respeto que se utiliza con desconocidos o personas mayores.
“Vos” se utiliza como segunda persona del singular en muchos lugares de Latinoamérica como: Argentina, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Ecuador, Paraguay, Colombia y Uruguay, pero también se utiliza en otros lugares como marcas regionales. Su uso, dependiendo del país y la región, puede considerarse un estándar aceptado o una marca del discurso de personas ignorantes o sin educación. Las situaciones interpersonales en las que se utiliza el vos y se acepta su uso depende de las regiones.
Los dialectos del español también varían en lo que respecta a la segunda persona del plural. Los dialectos de Latinoamérica sólo tienen una forma para la segunda persona del plural: ustedes, que sirve para las situaciones formales y las informales. Sin embargo en el español de España existen dos: ustedes para situaciones formales y vosotros para situaciones informales.
Dialectos del español
Dialectos en Europa
Dialectos septentrionales
Dialecto castellano
Dialecto riojano
Dialecto aragonés
Dialecto churro
Variedad del castellano de Galicia
Variedad del castellano en territorios catalanófonos
Idioma español en Cataluña
Variedad de la zona castellana de la C. Valenciana
Dialectos meridionales
Dialecto madrileño
Dialecto manchego
Dialecto murciano
Dialecto extremeño
Dialecto andaluz
Llanito
Dialectos en África
Dialecto canario
Español ecuatoguineano
Dialectos en América
Español amazónico
Español andino
Español andino norteño o pastuso
Español antioqueño o paisa
Español beliceño
Español bogotano
Español boliviano
Español camba
Español colombiano
Español vallegrandino
Español ecuatorial
Español ecuatoriano
Español peruano
Español peruano ribereño
Español norperuano ribereño
Español vallecaucano
Español cundiboyacense
Español llanero
Español caribeño
Español costeño (Colombia)
Español cubano
Español dominicano
Español panameño
Español puertorriqueño
Español venezolano
Español marabino
Español centroamericano
Español costarricense
Español guatemalteco
Español hondureño
Español nicaragüense
Español chileno
Español chilote
Español estadounidense
Español neomexicano
Español mexicano
Español yucateco
Español paraguayo
Español rioplatense
Español uruguayo
Español cuyano
Acento cordobés
Español santandereano-tachirense
Español tolimense u opita
Lenguas derivadas del español y criollos con influencia del español:
chabacano, lengua criolla hablada en Filipinas: Zamboanga, Semporna, Ternate y Tidore.
judeo-español, sefardí o ladino, hablado por los judíos sefardíes y su dialecto marroquí, llamado haquetía o haketiyya.
papiamento lengua criolla mezcla de español, portugués y otras lenguas, hablada en el sur del Caribe y que tiene diferentes variantes: papiamento de Aruba, papiamento de Bonaire y papiamento de Curazao.
palenquero lengua criolla hablada en Palenque de San Basilio (Colombia).
El castellano o español es una lengua del subgrupo iberorromance (occidental) dentro del grupo de lenguas romances descendientes del latín. De ese modo, se trata, estrictamente, de una lengua de la rama itálica (del grupo latino-falisco) de las lenguas indoeuropeas.
Entre las características principales del español podemos recordar: la diptongación de e y o en sílaba abierta y cerrada, como tiene < tenet, tierra < terra, bueno < bonu(m), puerta < porta. Luego, por influencia de fonemas adyacentes, los diptongos pueden reducirse (ie > i y ue > e, respectivamente) como castillo, frente. Las vocales finales se han conservado bien, como en toscano (-a > -a; -e, -i > -e; -o, -u > -o.
En el consonantismo las iniciales suelen conservarse aunque f- pasa a h-, hoy muda, como fabulare > hablar (si bien se conserva ante el diptongo ur, como fuerte, fuego); los grupos de consonantes + l tienden a reducirse a ll (correspondiente al italiano gli), como llamar < clamare, llano < planu(m). Las consonantes sordas intervocálicas sufren lenición y se vuelven fricativas, como vita > vida, lupu(m) > lobo. Las consonantes largas y geminadas se simplifican pero no se sonorizan, como bucca > boca; ll y nn pasan en cambio a palatales, como annu(m) > año, caballu(m) > caballo. El grupo ct, a través de it (como en francés y portugués) pasa a la palatal ch, como lacte > leche, octo > ocho. El grupo li pasa a j, como muliere(m) > mujer.
Las tendencias naturales a la divergencia lingüística son combatidas en el caso del español por poderosos lazos culturales y también por mecanismos normativos bien desarollados, cuyos antecedentes proceden de hace varios siglos. Uno de los más antiguos y mejor conocidos ejemplos de prejuicio lingüístico es la crítica hecha por Juan de Valdés en su Diálogo de la Lengua (1535) contra la Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija (1492) porque Nebrija, siendo andaluz, no podía conocer el castellano lo suficientemente bien para la obra que se traía entre manos.
Aunque el español tiene fama de ser una lengua 'fonética' (más exactamente habría que decir fonémica) la realidad es que presenta ciertas dificultades para hacer tal aseveración. Por ejemplo, c y g tienen dos pronunciaciones, dependiendo de la vocal que sigue; la h es muda; b y v corresponden a un solo fonema.
El español moderno tiene una fonología notoriamente diferente de la del latín. En español estándar moderno se ha perdido la oposición de cantidad en vocales y consonantes y el acento no está prosódicamente determinado sino que es fonológicamente distintivo. En español moderno los sonidos sordos (sin vibración de las cuerdas vocales) son siempre obstruyentes (fricativas, africadas u oclusivas), mientras que los sonidos sonoros son frecuentemente continuos (aproximantes, sonorantes o vocales). Los únicos sonidos obstruyentes que son sonoros sin que se deba a asimilación son las oclusivas /b, d, g/ (en posición inicial absoluta o tras nasal). El español medieval poseía africadas y fricativas sonoras (aún presentes en otras lenguas romances e incluso en judeoespañol pero ensordecidas sistemáticamente en español estándar moderno).
En el paso del latín al español se aprecian algunos cambios distintivos como por ejemplo la presencia de lenición (latín vita – español vida, latín lupus – español lobo), la diptongación en los casos fonéticamente breves de la E y la O (latín terra – español – tierra, latín novum – español nuevo), y la palatalización (latín annum – español año). Algunas de estas características están también presentes en otras lenguas romances.
El fonema más frecuente en español es /e/, por lo que también la letra «e» es la letra más repetida en un texto largo en español. El fonema consonántico más frecuentes en todas las variedades es /s/, aunque como letra consonante la «r» es un poco más frecuente que «s» (esto se debe a que el fonema /r/ cuando no va a principio de palabra se escribe doble con lo cual la frecuencia de esa letra supera a la del fonema, la frecuencia de r se ve todavía más incrementada por que al interior de la palabra también representa al fonema /ɾ/, vibrante simple).
El acento es de intensidad y estadísticamente dominan las palabras llanas, o acentuadas en la penúltima sílaba, después las agudas y por último las esdrújulas. Gracias a la Real Academia Española, fundada en 1713, la ortografía del español se ha ido simplificando buscando el patrón fonético, aunque esta tendencia se paralizó a mediados del siglo XIX, pese a las propuestas en ese sentido del gramático Andrés Bello.
El español es una lengua indoeuropea de la subfamilia romance, concretamente una lengua del grupo iberorromance, por lo que las lenguas más cercanas a él son el astur-leonés y el gallego-portugués.
Tipológicamente es una lengua flexiva fusionante, de núcleo inicial y marcaje de complemento y el orden básico es SVO (oraciones enunciativas sin topicalización).
El orden de la frase es sujeto, verbo y objeto o verbo, sujeto y objeto.
El verbo tiene tres modos: indicativo, imperativo y subjuntivo. Se distinguen tres conjugaciones: -ar, -er, -ir.
El español también se caracteriza por su constante empleo del pronombre se, y el uso vivo del subjuntivo que tantos problemas origina a quienes aprenden español como segunda lengua. Entre las características heredadas del latín debe destacarse la sintaxis y los procedimientos sintácticos para matizar, calificar o convertir en nombres, y por tanto sujetos, a oraciones completas.
El español es una lengua flexiva de tipo fusional, es decir, en las oraciones se usa preferentemente la flexión para indicar las relaciones entre sus elementos. Sin embargo, como a pesar de su carácter de lengua flexiva, también recurre al uso de preposiciones, palabras abstractas que sirven de nexo y son invariables. Por la forma en que se marcan los argumentos de los verbos transitivos e intransitivos, se agrupa dentro de las lenguas nominativo-acusativas.
En el nombre y el adjetivo las categorías de número y género son obligatorias, cosa que se manifiesta tanto en las terminaciones como la forma del artículo que requiere un nombre o adjetivo cuando va presidido de artículo. Los pronombres personales distinguen las categorías de número y caso y en la tercera persona además género. El verbo distingue sistemática entre formas de singular y plural, además tiene formas según tiempo, modo, aspecto y voz.
Las palabras del español se forman mediante lexemas o raíces a los que se agregan morfemas gramaticales o gramemas (como el género masculino o femenino y el número singular o plural para los sustantivos y adjetivos, y el modo, tiempo, voz, aspecto y persona y número para el verbo), más todo tipo de afijos que sirven para formar palabras derivadas o bien para marcar la afectividad, como ocurre con la especialmente abundante y característica derivación en sufijos diminutivos, muchos de ellos de uso más bien local. La sufijación se emplea tanto para la flexión como para la derivación, mientras que la prefijación siempre es derivativa, nunca flexiva.
Aproximadamente un 94 % del español del uso diario proviene del latín. Respecto a las entradas del diccionario, incluyendo palabras frecuentes y poco frencuentes, el 60 % del vocabulario del español provendría del latín, cerca de un 10 % son helenismos, es decir, cultismos basados en raíces griegas, aproximadamente un 10 % serían préstamos del idioma gótico, un 10 % serían préstamos léxicos a través del árabe y otras lenguas orientales y el 10 % restante tendría otros orígenes, por lo que la preponderancia del acervo latino es natural y no muy sorprendente teniendo en cuenta que se trata de un idioma románico. Sin embargo, como en caso de cualquier lengua, también tiene préstamos de otros idiomas con los cuales se haya encontrado durante su historia de más de mil años.
De las lenguas prerromanas de la península (íbero, euskera, celta o tartesio) existen bastantes topónimos, algunas palabras (barro, perro, cama, gordo, nava) y algún antropónimo aislado, como Indalecio. El asentamiento de pueblos germánicos como los visigodos, los vándalos o los suevos insertó bastantes nombres de pila (Enrique, Gonzalo, Rodrigo) y sus respectivos apellidos (Enríquez, González, Rodríguez), el sufijo -engo en palabras como realengo y vocabulario referente a la guerra como yelmo y espía.
Además, la ya mencionada época musulmana dio paso a la adopción de numerosos arabismos. En morfología, cabe apuntar que viene del árabe el sufijo -í de gentilismos tales como ceutí o israelí.
En el siglo XVI se introdujeron numerosos italianismos referentes a las artes, pero también gran número de palabras indígenas o americanismos, referentes a plantas, costumbres o fenómenos naturales propios de esas tierras, como batata, papa, yuca, cacique, hamaca, huracán, cacao, chocolate; básicamente procedentes del náhuatl, las lenguas mayenses, lenguas arawak y el quechua. En el XVII entraron numerosos cultismos por influjo de la lengua gongorina o culterana.
En el XVIII, galicismos o palabras tomadas del francés referentes sobre todo a la moda, la cocina y la burocracia: puré, tisú, menú, peluquín, maniquí, restorán/restaurante, buró, carné, gala, bricolaje.
En el XIX, se incorporan nuevos préstamos, sobre todo del inglés y el alemán, aunque también del italiano en ámbitos referentes a la música, en particular la ópera (batuta, soprano, piano, radio), y la cocina. En el XX se acentúa muchísimo la presión del inglés en los campos de la tecnología, la informática, la ciencia y el deporte: set, penalti, fútbol, e-mail, Internet, software. Todos estos son conocidos como préstamos lingüísticos.
Sin embargo, la Real Academia Española ha hecho, durante estos últimos años, grandes esfuerzos para evitar el uso de estos vocablos proponiendo alternativas más acordes con nuestra ortografía tradicional (entre otros muchos ejemplos: zum en lugar de zoom, correo electrónico en lugar de e-mail, fútbol en lugar de football…). Aunque la mayoría de estas iniciativas han ido calando en la sociedad, ciertas propuestas no han tenido demasiada acogida, a pesar de ser preferentes para la RAE.
Por lo general, América es más susceptible a los préstamos del inglés o anglicismos (“mouse”, en España: “ratón”), debido en buena medida al contacto más cercano con Estados Unidos. Por su lado, España lo es a los galicismos o palabras tomadas de la vecina Francia (como el galicismo “ordenador” en el español de la península Ibérica, en contraste con el anglicismo “computadora” o “computador” en el español americano).
Influencia del árabe
La influencia del árabe en el español tiene carácter casi exclusivamente léxico. Una serie de términos que se refieren a la cultura árabe medieval (astronomía, matemática, medicina, filosofía, etc.) entra a formar parte del patrimonio cultural europeo. Se trata de palabras que, a partir casi siempre de la Península Ibérica o de Sicilia, se difunden al italiano, al francés, y de ellos a las otras lenguas europeas. A veces son de origen erudito, como álgebra, procedente del árabe al-gabr que propiamente significa "restauración, reducción".
Un término matemático menos técnico y más común, que se manifiesta con doble aspecto en las lenguas cultas occidentales, es el representado por las voces cifra y cero. El árabe tenía la palabra sifr, que al principio era (y ha seguido siéndolo en la lengua común) un adjetivo que significaba "vacío"; merced a un calco del sánscrito sunyá, que significaba también "vacío", pero que los matemáticos indios emplearon para "cero", el árabe ,sifr adquirió, entre los matemáticos, el mismo sentido de 'cero'. Leonardo Fibonacci latinizó el término a zephirum que luego, en las fuentes italianas, se volvió zeliro, zefro y al fin zero (atestiguado desde 1491; de él procede el español 'cero'). Una adaptación de la palabra árabe más próxima al original es la del español cifra.
También viene del árabe la costumbre de designar la incógnita por X; en los textos árabes de álgebra, la incógnita era indicada mediante la letra S, inicial de la palabra sai', 'res, aliquid, quicquam'. Esta letra sonaba casi lo mismo que la palatal aspirante sorda que el español antiguo escribía x, según se aprecia por las transcripciones latinas de palabras árabes. Leonardo Fibonacci, en Liber abbaci, no hizo más que transliterar la S con X, y así entró X en uso para la incógnita.
Diversos términos árabes que se han difundido por todas las lenguas europeas tienen que ver con la astronomía, de la que los árabes fueron maestros, como es sabido; casi inalterados, con forma árabe, aparecen algunos términos técnicos como azimut; nadir < árabe nazir, 'opuesto' (esto es, nazir as-samt, 'opuesto al zenit'); se ha hecho popular almanaque, < árabe al-manah, 'calendario'.
Notables son también los nombres relativos a la química o, mejor dicho, a la química medieval o alquimia, empezando por esta mismísima palabra, atestiguada desde el siglo XIII y que viene del árabe al-kimiya ("fusión"), cuyo sentido era "piedra filosofal, sustancia que transforma los metales bajos en oro". El nombre más común de la piedra filosofal en árabe era, en cambio, al-iksir ( < gr. "seco"), de donde elixir, con el sentido de "remedio maravilloso, licor mágico".
Y ya que hablamos de palabras de la química, recordemos también el árabe al-kuhl, al-kuhul, 'polvos para teñir cejas y párpados> español alcohol.
Proceden del árabe o de otras lenguas orientales, pasando por el árabe, algunos nombres de juegos (y las terminologías correspondientes), ante todo el ajedrez, que los árabes aprendieron de los persas como éstos de los indios. No hay que ser orientalista para saber que en persa sah significa "rey", y basta conocer los rudimentos del juego para saber que su objeto es inmovilizar el "rey" del adversario; en persa, y de ahí en árabe, tal operación se llama, en la terminología del juego, sah mát, que al pie de la letra significa "el rey (está) muerto"; de ahi el español jaque mate.
Sin salir de la terminología ajedrecística, se puede señalar que el término alfil, que designa cada una de las dos piezas que franquean al rey y a la reina viene del árabe al-fil, "elefante", pues en los ajedreces más antiguos, dos elefantes ocupaban los lugares de los alfiles.
Encontramos voces árabes en la toponimia, como Albacete < al-basit; esp. Alcalá < qal'a, "castillo, fortaleza"; Gibraltar, < gebel Tariq, "monte de Tariq", del nombre del comandante árabe que en 711 emprendió desde allí la conquista de España. Son importantes los nombres de ríos compuestos con guad- del árabe wad(i) "río, valle". Tenemos así los hidrónimos Guadiana, Guadalquivir < wadi al-kabir, "el río grande"), etc.
Pero en la Península Ibérica la influencia árabe llega a los términos administrativos: por ejemplo alcalde < al-qa'dí, "juez"; alguacil < al-wazir, "ministro".
Otra observación notable es la siguiente: como se habrá visto por los ejemplos citados, las lenguas iberorromances, en la mayoría de los casos, adoptan las palabras árabes con el artículo determinado unido (artículo que suena al, pero cuya 1 se asimila, según regla constante en todo el dominio árabe, ante algunas consonantes). Así encontramos azúcar < árabe (as-)sukkar; azafrán < ár. (az-)za'farán, etcétera.
Aunque abundantes voces de origen árabe atestiguadas en el español antiguo están a estas alturas fuera de uso (si bien no pocas siguen vivas en los dialectos españoles o en portugués), no cabe duda de que la influencia árabe sobre las lenguas iberorromances fue importantísima, desde los puntos de vista cuantitativo y cultural, hasta el punto de afectar la sintaxis del español antiguo.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
El alfabeto usado por el idioma español es el alfabeto latino, del que se emplean 27 letras
a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
En español moderno la «h» no se corresponde con ningún fonema (aunque en castellano antiguo y algunos dialectos regionales modernos sigue representando el fonema /h/). Todas las variantes de español cuentan con al menos 22 fonemas (17 consonánticos y cinco vocálicos), teniendo algunas variantes hasta 24 fonemas (dos fonemas que aparecen en español ibérico septentrional y no aparecen en todas las variantes son /θ/ y /ʎ/). Además, no hay correspondencia exacta entre el resto de letras y fonemas (por ejemplo, «c» = /k/ ante /a, o, u/ y /θ/ ante /e, i/ en España). Asimismo, se emplean también cinco dígrafos para representar otros tantos fonemas: «ch», «ll», «rr», «gu» y «qu», considerados estos dos últimos como variantes posicionales para los fonemas /g/ y /k/.
Los dígrafos ch y ll fueron considerados como letras independientes del alfabeto español desde 1754 hasta 2010, por lo que ambos signos gráficos estuvieron listados aparte en los diccionarios de 1803 a 1994, debido a que mantienen una pronunciación propia que es distinta a la de las letras individuales que los componen (c y l).
Asimismo la mayoría de hablantes de español hablan variedades que presentan yeísmo, bajo el cual la pronunciación de la ll es idéntica a la de la y cuando ésta última se pronuncia como consonante, aunque su sonido sea tradicionalmente considerado un fonema lateral palatal.
Los textos más antiguos que se conocen en una variedad romance española son los Cartularios de Valpuesta,2 conservados en la iglesia de Santa María de Valpuesta (Burgos), un conjunto de textos que constituyen copias de documentos, algunos escritos en fecha tan temprana como el siglo IX (en torno al año 804) y que cuentan con el aval de la Real Academia Española.
La historiografía tradicional consideraba como textos más antiguos que se conocen en castellano a las Glosas Emilianenses, datadas de finales del siglo X o con más probabilidad a principios del siglo XI, que se conservan en el Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), localidad considerada centro medieval de cultura. Sin embargo, las dudas que suelen surgir acerca del romance específico empleado en las Glosas hace que las corrientes lingüísticas actuales consideraban que no estaban escritas en castellano medieval, sino en un protorromance riojano, o navarroaragonés o castellano-riojano según el filólogo César Hernández. Es decir, un «embrión o ingrediente básico del complejo dialectal que conformará el castellano», en palabras del investigador riojano Claudio García Turza.
Los primeros textos que se conservan en castellano datan del siglo XI, son las Glosas Emilianenses y Silenses. Concretamente el Códice Emilianense está fechado en el siglo IX, aunque las glosas que contiene fueron escritas a finales del siglo XI. Al proceder de una región que fue punto de confluencia de varias culturas hispánicas: castellana, vasca, navarra y aragonesa, se aprecian en ellas rasgos castellanos y navarro-aragoneses; incluso germánicos. En ellas puede apreciarse el texto de una homilía en latín a la que el monje copista ha hecho sus propias anotaciones (glosas) en castellano entre líneas y al margen del texto.
Es interesante que en este mismo Códice, aunque en otras páginas, se recogen también dos anotaciones, hechas por el mismo monje, en vascuence. Se trata del más antiguo testimonio escrito conservado de dicha lengua.
No obstante, en el Códice Emilianense 46, glosario escrito en Suso en el año 964, se hallan palabras y frases romances o romanceadas, con lo que se fijaría en un siglo antes (el X) las primeras manifestaciones escritas del castellano, confirmándose de paso al Monasterio de Suso como cuna de esta lengua.
El texto de la famosa glosa marginal en castellano de la página 72 del Códice Emilianense 60 de San Millán de la Cogolla (se trata de 12 renglones) dice así:
Cono aiutorio de nuestro
dueno dueno Christo, dueno
salbatore, qual dueno
get ena honore et qual
duenno tienet ela
mandatione cono
Patre cono Spiritu Sancto
enos sieculos delo siecu
los. Facanos Deus Omnipotens
tal serbitio fere ke
denante ela sua face
gaudioso segamus. Amen.
En castellano actual la frase se lee así:
Con la ayuda de nuestro Señor Don Cristo Don Salvador, Señor que está en el honor y Señor que tiene el mandato con el Padre con el Espíritu Santo en los siglos de los siglos. Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amén.
Algo posteriores a las Glosas Emilianenses son las Glosas Silenses, procedentes del Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos) y conservadas en el British Museum de Londres.
El desarrollo cultural y literario del castellano comienza en el siglo XII, con la aparición de los Cantares de gesta. El primero y más renombrado de todos es el Cantar de Mio Cid (1140), que supone la irrupción del castellano como idioma literario.
El párrafo inferior muestra una estrofa del primer texto literario en castellano, el Cantar de mío Cid:
Mio Çid Roy Díaz por Burgos entróve.
En sue conpaña sessaenta pendones;
exién lo veer mugieres e varones,
burgeses e burgesas por las finiestras sone,
plorando de los ojos, tanto avién el dolore.
De las sus bocas todos dizían una razóne:
"¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señore!"
Con Gonzalo de Berceo (siglo XIII) se inaugura la historia de la literatura castellana de autoría conocida.
uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
El judeoespañol (djudeo-espanyol, ג'ודיאו-איספאניול), ladino o djudezmo [dʒuˈdezmo] es el idioma hablado por las comunidades judías descendientes de judíos que vivieron en la Península Ibérica hasta 1492, llamados "sefardíes".
Esta lengua, aunque derivada del castellano medieval, presenta también rasgos en diferentes proporciones de otras peninsulares y mediterráneas. Al ser una lengua judía, contiene una aportación de hebreo con influencia del turco o del griego, principalmente, dependiendo del entorno. Además, el judeoespañol contemporáneo contiene una cantidad notable de vocablos del francés, por influencia de la Alianza Israelita Universal en ciudades como Salónica, Estambul y Esmirna.
Al no haber sido todavía armonizada por una programación lingüística, es actualmente objeto de controversias, comenzando por su denominación.
El nombre ladino (de "latino") surge de la costumbre rabínica de traducir las escrituras del hebreo original al castellano hablado por el común de los sefardíes, fazer en latino, utilizándose finalmente esa expresión para todo ese tipo de textos. Sin embargo, los sefardíes se referían a ella generalmente como espanyol o djudezmo.
El término judeoespañol surge de la necesidad de diferenciarlo del español moderno.
En el caso del haquetía, se observa una influencia muy fuerte del árabe.
La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), fundada en 1908 y que duró hasta la Guerra Civil, fue una institución estatal española cuya principal misión era fomentar la investigación en España y la formación de investigadores, promoviendo también estancias de investigadores españoles en el extranjero.
Con respecto a la cultura sefardí, la JAE desarrolló una serie de actividades, entre ellas un viaje de Manuel Manrique de Lara para hacer trabajo de campo recogiendo romances y canciones tradicionales en las comunidades sefardíes del Mediterráneo oriental (en 1911) y en el Norte de Marruecos (en 1916), por encargo de Ramón Menéndez Pidal; también en el proyecto de la JAE Archivo de la Palabra,promovido en los años 30 del siglo XX por el filólogo Tomás Navarro Tomás y el musicólogo Eduardo Martínez Torner se incluyeron grabaciones de voces sefardíes.
La Autoridad Nacional del Ladino (en ladino Autoridad Nasionala del Ladino), con las siglas ANL, fue creada en 1997 y es un órgano encargado del estudio de la lengua ladina o judeoespañola, de su protección y de su conservación. Esta institución edita periódicamente la revista Aki Yerushalayim, totalmente impresa en judeoespañol y que contiene artículos de interés para la comunidad sefardí.
En 2010, el Ministerio de Cultura de Israel decidió disolver la Autoridad Nacional del Ladino, a pesar de la oposición de dicha institución, para integrarla en la Dirección General para el Legado de las Comunidades de Israel.
Origen
La lengua hablada por los judíos españoles antes de la expulsión no difería sustancialmente del idioma español de la época, aunque tuviera en ocasiones rasgos específicos, particularmente el empleo ocasional de léxico hebreo. En las primeras décadas del establecimiento de los sefardíes en la ciudad de Salónica coexistían varias de las lenguas habladas en la Península Ibérica. Era posible identificar en los diferentes barrios o calls lenguas como el gallego, catalán, asturiano o portugués. Sin embargo, la sustancial predominancia de los sefardíes de origen castellano o andaluz propició que las lenguas anteriores cayeran en desuso, no sin haber ejercido cierta influencia.
Puede considerarse que la diáspora sefardí empieza ya a finales del siglo XIV, cuando la oleada de asaltos a juderías y matanzas de 1391 –y las subsiguientes conversiones forzadas— impulsaron al exilio a un cierto número de judíos, que se refugiaron mayoritariamente en las comunidades judías que ya existían en el Norte de África.
La expulsión de los judíos de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos en 1492 arrojó fuera de estos reinos a un contingente de cerca de cien mil judíos, que fueron a asentarse en algunos lugares de Europa (Italia, el sur de Francia o Portugal), en el reino de Marruecos, o en las tierras del Mediterráneo Oriental que pertenecían al entonces pujante y extenso imperio otomano. En 1497 se expulsa a los judíos del reino de Navarra.
Los judíos fueron expulsados de España el 31 de julio de 1492 en virtud del Edicto de Granada, que establecía la obligación de abandonar el territorio español para todos los judíos, salvo aquellos que se convirtiesen al cristianismo. La mayoría de los sefardíes optaron por el exilio, y casi todos ellos fueron recibidos en el Imperio Otomano por el sultán Bayaceto II. Otra parte se estableció en Marruecos, Holanda y algunos países de la Europa central, amén de algunos otros que se establecieron, en años posteriores, en América.
Los sefardíes establecidos en tierras otomanas pertenecían a un nivel social y económico en cierta medida superior al de las poblaciones autóctonas, lo cual permitió que éstos conservaran la lengua y la mayoría de sus tradiciones hispánicas durante casi 400 años, de manera similar a lo que ocurrió en Marruecos. Sin embargo, el tiempo favoreció que se originaran dos versiones del judeoespañol: el ladino (hablado en los Balcanes) y el haquetía, hablado en Marruecos. Por la influencia cultural que tuvo el ladino y, desde luego, por el número de hablantes que tuvo, mucho mayor que el haquetía, es considerado un espécimen lingüístico muy interesante para filólogos e hispanistas.
Desarrollo
En sus lugares de exilio, los judíos sefardíes mantuvieron la lengua española porque ésta era un signo de pertenencia a la comunidad judía, y en los lugares donde los sefardíes compartían espacio con los ashkenazíes, como manera de diferenciarse. Incluso en la Turquía otomana, el español hablado por los sefardíes era conocido como yahudice (literalmente, judío). Un diplomático otomano que visitó España en el siglo XVII se sorprendía de la lengua hablada en el país, como lo manifestó en una carta escrita a la Sublime Puerta: Curiosamente, en España han adoptado la lengua de los judíos de nuestro Imperio.
Durante siglos se produjo una abundante tradición oral en judeoespañol, así como una importante obra literaria. En la ciudad de Salónica, primero otomana y más tarde griega, donde la comunidad sefardí integraba el 65% de la población, el judeoespañol era empleado como lingua franca en el comercio y en las relaciones sociales entre los tres principales cultos de la ciudad: el cristianismo, el judaísmo y el Islam.
A raíz del matrimonio del rey don Manuel I de Portugal con la infanta Isabel de Castilla, hija de los Reyes Católicos, en 1497 se decretó la expulsión de los judíos de Portugal, que al final no se ejecutó como tal expulsión, sino que se concretó en una masiva conversión forzada en 1498. Muchos de los convertidos (cristãos novos o cristianos nuevos) matuvieron a escondidas la práctica de la religión de sus mayores, cosa que fue posible en gran medida porque en Portugual no actuó la Inquisición hasta 1540.
Estos conversos criptojudíos (con frecuencia llamados despectivamente marranos) fueron, a su vez, el germen de comunidades sefarditas en los Países Bajos, en Inglaterra, en Hamburgo, en ciudades italianas como Ferrara o Ancona, o en las colonias portuguesas y holandesas de América; a lo largo de los siglos XVI y XVII, algunos conversos abrazaron abiertamente el judaísmo y se integraron en las comunidades sefarditas de Marruecos o del Oriente Mediterráneo.
Con frecuencia el proceso de emigración y formación de las comunidades de la diáspora sefardí fue complejo y duró años o incluso generaciones, y no sólo por las condiciones en que se hacían los viajes en aquella época, sino porque era frecuente que un individuo o una familia itinerase de un país a otro hasta asentarse definitivamente.
Situación Actual
El siglo XIX marca un punto de inflexión en el desarrollo del judeoespañol, con un proceso simultáneo de auge y declive. El universo sefardí se secularizó, aumentaron las migraciones y la formación académica en otras lenguas, principalmente en francés, con lo que muchos relegaron el idioma original al ámbito familiar o lo abandonaron definitivamente. Incluso los sefardíes cultos mostraron su grado de occidentalización integrando palabras francesas o italianas al judeoespañol para darle un carácter más "romance" a la lengua, sustituyendo palabras de origen netamente turco.
El auge de los nacionalismos y la consiguiente formación de nuevos Estados nacionales presionó a los sefardíes para que abandonasen su lengua en favor de la lengua oficial del país en que se encontrasen. Paradójicamente, los años que van desde la década de 1880 hasta la de 1930 son los de mayor uso del judeoespañol, pues es el momento histórico en que los sefardíes alcanzan su plenitud demográfica. Este mayor uso se refleja también en la producción escrita: se desarrolla la prensa judeoespañola al tiempo que se traducen multitud de obras literarias europeas o se crean otras a su semejanza.
A finales del siglo XIX se producen los primeros reencuentros con el castellano de España, sobre todo en Marruecos, donde la lengua de los sefardíes adquiere muchos rasgos del castellano moderno debido a la colonización. Algunas comunidades sefardíes intentaron que España asumiera una tarea de repatriación de los antiguos exiliados, abriendo escuelas y centros de enseñanza superior que contrarrestaran la influencia del francés en el Protectorado español en Marruecos.
Asimismo se intentó que los sefardíes pudieran recuperar la ciudadanía española, sobre todo para ampararlos del desorden y las luchas que se estaban dando en los Balcanes, dada la progresiva desintegración territorial del Imperio Otomano. Como resultado, el 20 de noviembre de 1924 se aprobó un Decreto de Ley elaborado por Miguel Primo de Rivera según el cual los sefardíes tenían derecho a obtener la nacionalidad española. Gracias a esta ley cerca de 40.000 judíos salvaron la vida durante la persecución sufrida en la Segunda Guerra Mundial.
En el siglo XX el judeoespañol experimenta un rápido declive: por un lado el Holocausto, que aniquiló comunidades enteras, como la numerosa comunidad, mayoritariamente sefardí, de Salónica. La exterminación sistemática de la población judía en los campos de concentración es el acontecimiento histórico más duro que sufrieron las comunidades sefardíes desde la expulsión de España en 1492.
Por otro lado, las migraciones causadas por la Segunda Guerra Mundial y posteriormente por la creación del Estado de Israel propiciaron el desmembramiento y aculturación de las comunidades. En apenas cinco años la lengua sefardíes perdió al 90% de sus hablantes.
Esto significó para el judeoespañol dejar de tener un punto de localización reconocible y perder a quienes mejor hubieran podido abrir nuevos caminos hacia la normalización de una lengua: los escritores y creadores literarios.
El mantenimiento del judeoespañol como signo de identidad judía tenía poco sentido en Israel, donde una lengua considerada más propia de los judíos, el hebreo, había sido resucitada como lengua viva. A Israel se trasladaron la mayor parte de los sefardíes marroquíes, emigrados masivamente en la década de 1950. Los sefardíes emigrados a países de habla hispana abandonaron rápidamente su lengua en favor del español moderno, y las comunidades de Francia o Estados Unidos lo mantuvieron durante un tiempo, aunque relegándolo cada vez más al ámbito doméstico o de las relaciones sociales.
Desde finales del siglo XX ha habido tímidos intentos de recuperación del judeoespañol, sobre todo en Israel. Este judeoespañol académico es un estándar creado a partir de las hablas de los sefardíes. Está, incluso, muy influido por el castellano estándar, del que se ha tomado numeroso vocabulario para sustituir los préstamos turcos, franceses y eslavos.
Actualmente varias casas editoriales, sobre todo españolas, editan libros escritos en lengua judeoespañola. Gad Nasí publicó recientemente su obra editorial En tierras ajenas yo me vo murir: una excelente recopilación de cuentos y testimonios en lengua judeospañola. Han vuelto a ser colocadas en el mercado publicaciones como Los Dos Mellizos, novela sefardí publicada por primera vez a finales del siglo XIX, y Crónicas de los Reyes Otomanos de Moshé Almosnino, primera publicación formal en lengua judeoespañola.
El número de hablantes de judeoespañol ronda hoy los 150.000. En América Latina hay comunidades donde el ladino y las tradiciones sefardíes han sido parte integral de su historia y cultura, como en países como Puerto Rico, Cuba, Bolivia, Brasil, entre otros. En Israel se mantiene una revista en judeoespañol, Aki Yerushalayim ("Aquí Jerusalén"), editada por la Autoridad Nasionala del Ladino y una emisión semanal de radio en la emisora Kol Israel. Igualmente Radio Exterior de España emite el programa Bozes de Sefarad que recientemente cumplió 20 años al aire. Otros medios de comunicación en ladino han ido desapareciendo a medida que menguaba el número de hablantes.
Las comunidades sefardíes más numerosas fuera de Israel están en Turquía, donde hay unos 15.000 hablantes. Ahí mismo, el número de periódicos y boletines emitidos en judeoespañol sigue siendo significativo.
En la actualidad, el judeoespañol es utilizado únicamente por los miembros de más edad de las comunidades sefarditas, sin que se transmita a las nuevas generaciones. Parece, pues, probable que desaparezca por completo en el transcurso de unas pocas décadas. Está seriamente amenazada.
Dialecto Haquetía (Judeoespañol de Marruecos)
Dentro de las llamadas lenguas judeo-españolas está la haketía (jaketía), lengua de los sefardíes del norte de Marruecos. Cuando los judíos fueron expulsados en 1492 de la península Ibérica, un grupo significativo de personas cruzó al África. Al igual que los que se dirigieron a los Balcanes y tierras del Imperio Otomano, llevaron consigo la lengua castellana medieval, que unas décadas más tarde comenzaba a transformarse con el préstamo de términos de la región en que se habían establecido. Es así que a través del tiempo surgió esta lengua de los sefardíes marroquíes del norte.
La haketía se ha formado sobe la base de aquel castellano medieval, al que en distintas etapas se fueron agregando términos del hebreo, del árabe dialectal marroquí y del español moderno, aunque pueden descubrirse algunas palabras originarias del inglés ( Ej.:tetera: tipad, del inglés teapot). Al igual que en el djudesmo o ladino, las raíces de verbos de otro origen (árabe o hebreo) se conjugan de acuerdo a las reglas del castellano.
Cuando los sefardíes llegaron a la región de Marruecos, llevando su cultura europea, aumentaron considerablemente el número de residentes que estaban afincados ya en comunidades como las de Tetuán, Ceuta, Tánger, Melilla, Alcázar, Chauen y Arcila. Más adelante, entre los siglos XVI y XVIII, los expulsados vieron reforzado su número con la llegada de antiguos conversos (marranos).
Las primeras leyes de la comunidad judía de la ciudad de Fez, en el mil quinientos, estaban redactadas en español para los recién llegados y luego traducidas al árabe para los antiguos residentes. Recién al cortarse los lazos con España, es cuando comienza a acuñarse la haketía, que no debe confundirse con la lingua franca de los puertos marroquíes hablada por ese entonces por judíos y comerciantes de otros orígenes para tratar con turcos, griegos, franceses o italianos.
Pasadas unas décadas del corte con España, el castellano de estas comunidades fue diferenciándose del de la península, hablado en la misma época, que había dejado atrás algunos arcaísmos y cambiado numerosos vocablos. Por otro lado, los judíos marroquíes olvidaban palabras o reemplazaban por un sentido práctico, términos que tomaban del árabe dialectal local o del hebreo, constituyendo naturalmente una nueva lengua que evolucionaba, dándole otros sentidos a los términos españoles ya conocidos, formando conjugaciones españolas sobre raíces hebreas y empleando plurales hebreos sobre un vocablo español o árabe.
En los primeros tiempos de la formación de la jaketía, al igual que sus hermanos del imperio Otomano, los judíos marroquíes sostenían que ellos hablaban el castellano, puesto que a pesar de hablar con sus vecinos en árabe o bereber, entre ellos se conducían con la lengua heredada de sus mayores, que escribían con caracteres hebreos.
Pasada la primera mitad del siglo XIX, con Marruecos dividido entre España y Francia y el arribo de las escuelas de la Alianza Israelita Universal, se incorporaron el francés y el español moderno. Es en este momento que comenzó a abandonarse la jaketía en las comunidades, de acuerdo al nivel socio-económico y las influencias del español. Con la independencia de Marruecos, la jaketía recibió un golpe mortal debido a que los judíos se dispersaron por el mundo.
Lamentablemente los investigadores de esta lengua se encuentran con la escasez de escritos e informantes originales. Hay, no obstante, algunas investigaciones que contienen elementos lexicales y tres diccionarios, que ayudan a acceder a un conocimiento de esta lengua de origen sefardí. Pero no obstante se puede hablar de un resurgimiento de la necesidad de documentar y reconstruir la lengua junto a costumbres características de estas comunidades. El Prof. Solly Levy, en su paso por Buenos Aires, remarcó con claridad la importancia del aparato gestual respecto del textual en una lengua que como la haketía, fundamentalmente de trasmisión oral, no han quedado obras literarias, ya que los escritores de la comunidad optaban por el español.
Al igual que en el ladino o djudesmo, esta lengua se escribía con letras hebreas aljamiadas, cuadradas o con cursivas. Es aún discutido el origen del término haketía. La versión más corrientes es la que la considera derivada de la palabra árabe hak y significaría “contar algo con humor”, aunque otra sostiene que deriva de Hakito (diminutivo de Izhak), un personaje humorístico del folklor comunitario equivalente a Djojá de los djidiós de Turquía y los Balcanes.
Clasificada como hermanada con el español, del que tendría un "antepasado" común, un protoromance castellano previo a la conquista musulmana. Su expulsión de España les alejó de la evolución de los idiomas peninsulares, especialmente en el léxico.
El judeoespañol es más cercano fonológicamente al español medieval que al español moderno. De hecho en gran medida el judeoespañol retiene las fricativas sonoras y las sibilantes del español medieval, que en la península ibérica y América experimentaron una intensa reestructuración entre mediados del siglo XVI y el siglo XVII. El judeoespañol retiene en gran parte la fonología del español de la Península ibérica antes de que se produjeran dichos cambios.
El judeoespañol conserva rasgos propios del español medieval tardío, entre los que se incluyen elementos de pronunciación y vocabulario que en España se perdieron o modificaron, como los sonidos f y g que en español moderno en algunos casos se convirtieron en h, tales como fijo, fablar, agora que en español son hijo, hablar, ahora; por otro, introduce características, de nuevo de tipo fonético y, sobre todo, nuevas entradas léxicas, que en ningún modo encontraron camino de vuelta a la Península.
Posee un alto número de préstamos procedentes de las lenguas con las que el judeoespañol entró en contacto, sobre todo del griego y del turco, aunque también de otras lenguas balcánicas y del árabe.
El judeoespañol posee una gran cantidad de vocablos arcaizantes, en relación con el castellano actual. Mucho de esto se debe a la falta de dinamismo que tuvo el idioma en los Balcanes, lejos de España, cuya lengua se enriqueció y sufrió reformas con el paso de los años. El judeoespañol, por su parte, adquirió vitalidad de la lengua turca y griega principalmente, las cuales lo enriquecieron y, en cierta medida, modernizaron.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Todos los umanos nasen libres i iguales en dinyidad i diritos i, komo estan ekipados de razon i konsensia, deven komportarsen kon ermandad los unos kon los otros.
En la actualidad, el judeoespañol se escribe comúnmente con el alfabeto latino, especialmente en Turquía, donde sigue las reglas fonéticas del alfabeto estandarizado para el turco moderno, impuesto desde la segunda década del siglo XX por Atatürk.
El uso de los caracteres turcos resulta en la mayoría de los casos muy útil y práctico, ya que se obtienen escritos precisos que se leen tal y como se escriben, sin tener que recurrir a excepciones lingüísticas.
Sin embargo, algunas comunidades todavía lo escriben usando caracteres aljamiados (alfabeto hebreo del tipo rashi), práctica que era muy común y posiblemente universal hasta el siglo XIX.
Aunque los alfabetos griego y cirílico se emplearon en el pasado para el judeoespañol, hoy día están en desuso.
La Biblia de Ferrara es una traducción en judeoespañol del Tanaj. Su primera publicación fue en Ferrara en el año 1553. La traducción fue utilizada por los sefardíes. Sus traductores eran Abraham Usque, un publicista portugués, y Yom-Tob Athias, un tipógrafo de España. La traducción está dedicada a Hércules II de Este, el duque de Ferrara. La Biblia de Ferrara es una revisión de una traducción que ya estaba presente entre los judíos por muchos años. Dos ediciones se publicaron. Una está dedicada a Hércules. La otra edición, especialmente publicada para judíos, está dedicada a Gracia Nasi, una judía portuguesa. En el siglo XVII la Biblia de Ferrara fue imprimida de nuevo unas veces en Ámsterdam.
El lenguaje de la traducción se acerca más a la sintaxis hebraica que la del judeoespañol de la calle. En contraste con otras traducciones de esos días en judeoespañol la Biblia de Ferrara no usa el alfabeto hebreo sino el alfabeto latino con adición de signos diacríticos para reflejar a todos los sonidos. Para el tetragrámaton los traductores usaron A, de Adonai. Los judíos nunca pronuncian el nombre de Dios sino que leen otra palabra si se encuentra el nombre de Dios en el texto. La mayoría de las veces usan Adonai, significando mi Señor.
La Biblia de Ferrara formó una de las fuentes secundarias más importantes de Casiodoro de Reina durante su traducción de la Biblia en español, la Reina-Valera.
unu, do, tre, cuatru, sincu, sex, sieti, ochu, muevi, dies
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El mozárabe, romandalusí o romance andalusí fue un conjunto de hablas romances que hablaban los habitantes del sur de la península Ibérica entre los siglos VIII y XIII.
Las hablas mozárabes se desarrollaron en los territorios de los reinos musulmanes de Al-Ándalus, y era habladas principalmente por los cristianos mozárabes que en ellas vivían.
Aunque el nombre mozárabe se utiliza hoy en día para esta lengua romance, el nombre nativo (autónimo o endónimo) de la lengua no era muzarab o mozárabe, sino latino. Los propios mozárabes nunca llamaron a su propio idioma de los mozárabes, sino por el nombre que significaba "latín" (es decir, lengua romance).
Ellos tampoco se llamaban por el nombre de "mozárabes" sino por el nombre de latinos (es decir, los hablantes de una lengua romance).
A veces las comunidades cristianas prosperaron en la España musulmana, los cristianos son ahora normalmente conocidos como mozárabes, aunque el término no estaba en uso en ese momento. Esta población fue denominada mozárabe (del árabe andalusí musta‘rabí, y este del árabe clásico musta‘rab, arabizado).
No fue hasta el siglo XIX que los historiadores españoles comenzaron a utilizar las palabras "mozárabes" y "mozárabe" para referirse a los cristianos que vivían bajo el dominio musulmán en la Península Ibérica en la Edad Media y su lengua.
Otro exónimo árabe muy común para este idioma era al-ajamiya ("extraño / extranjero") que tenía el significado de lengua romance en Al-Andalus. Así que las palabras "mozárabe" o "ajamiya" son exónimos y no un autónimo de la lengua.
La lengua es conocida casi enteramente a partir de refranes, llamados kharjahs, añadidos a los poemas árabes y hebreos del siglo XI. Estos refranes están escritos en caracteres árabes a los que les faltan las vocales, por lo que son a veces muy difíciles de descifrar.
Las jarchas fueron halladas en el año 1948 por el hebraísta Samuel Miklos Stern en colaboración con el ilustre arabista español Emilio García Gómez, y se han podido recuperar gracias a que poetas cultos árabes y hebreos de aquellos siglos las incorporaron a sus moaxajas.
Samuel Miklos Stern, (1920-1969) fue un lingüista húngaro nacionalizado israelí y británico, descubrió las primeras jarchas mozárabes que se han publicado modernamente en su famoso artículo «Les vers finaux en espagnol dans les muwasshas hispano-hébraiques: Une contribution à l'histoire du muwassahas et à l'etude du vieux dialecte espagnol 'mozarabe'», Al-Andalus, XIII, 1948, que sitúan los comienzos de la lírica española y románica en la primera mitad del siglo XI, o tal vez antes.
En este artículo publicó las primeras veinticuatro; ahora el corpus, ampliado por Emilio García Gómez y otros investigadores, es de unas sesenta jarchas. Aunque Stern y otros investigadores examinaron e interpretaron las jarchas como restos de una lírica proto-romance, hay expertos que cuestionan la legitimidad de tales conclusiones, considerando las jarchas como versos árabes o hebreos (sin elementos del dialecto romance de la Península).
Las razones por las cuales hay esta incertidumbre incluyen el hecho de que las jarchas están escritas en árabe o hebreo, se conservan en manuscritos árabes o hebreos, faltan símbolos vocálicos y constituyen los últimos versos de poemas más largos (conocidos como moaxajas) que sí están en árabe o hebreo. Sin embargo, el descubrimiento de Stern marcó una gran diferencia en como se verían las raíces de la literatura española.
Origen
Al principio del siglo VIII D.C. y durante varias generaciones el romance peninsular fue la lengua predominante en las tierras conquistadas por los musulmanes. Aunque la presión de las élites musulmanas y la emigración de gentes del norte de África fue afianzando tanto la lengua árabe con la religión musulmana hasta que llegaron a ser predominantes.
Hacia el siglo X el romance del área islámica ya mostraba diferencias sistemáticas con el resto de lenguas romances del norte, tal como muestran los arcaísmos fonéticos del mozárabe.
Desarrollo
El mozárabe fue perdiendo importancia en el área musulmana, y perdió hablantes frente al árabe. La emigración de muchos mozárabes a los reinos del norte en épocas de represión hacia esa población, también disminuyó el número de hablantes.
Según avanzaba la Reconquista la población mozárabe iba siendo incorporada a la población de los reinos cristianos, ejerciendo sobre ésta su influencia, penetrando de este modo vocabulario relacionado con las instituciones y objetos de los territorios musulmanes conquistados, así como también términos más coloquiales. Estos hablantes de árabe andalusí no hablaban mozárabe, ya que dicha lengua había declinado mucho desde el siglo XII con el advenimiento del imperio almohade. Debido a la migración hacia el norte de mozárabes cristianos que dejaron las tierras islámicas del sur, se encuentra topónimos arábigos en regiones donde apenas si se dio el dominio musulmán.
Por otra parte la incorporación de arabismos a las lenguas romances del norte cristiano, se vio favorecida durante desintegración del Califato de Córdoba en el siglo XI, acelerándose la Reconquista y penetrando en mayor medida los arabismos en los dialectos del castellano centrales y septentrionales, los del Reino de Castilla, que a su vez empezaba desde el siglo XI a ser predominante sobre los demás. A esto hay que añadir que muy probablemente los dialectos mozárabes debían tener cierta inteligiblidad con el castellano, portugués o catalán con los que entró en contacto en aquel momento.
Hacia el siglo XII o XIII quedarían muy pocos hablantes de mozárabe, salvo en localizaciones muy aisladas.
La conquista cristiana de las tierras musulmanas, hizo que los pocos focos mozárabes hubieran abandonado el romance autóctono en favor de las lenguas romances de los reinos cristianos del norte, por lo que antes del siglo XIV puede darse por extinto o prácticamente extinto el mozárabe si es que no antes.
Situación Actual
Las hablas mozárabes desaparecieron sobre el siglo XV por la sustitución con lenguas preeminentes en los reinos cristianos tras la Reconquista (galaico-portugués, leonés, castellano, navarroaragonés, catalán), manteniendo, según algunos, reductos hasta el siglo XIX y palabras en uso en la actualidad en el lenguaje cotidiano.
En los reinos cristianos quedaron bolsas de hablantes de árabe andalusí hasta al menos el siglo XVII con la expulsión de los moriscos, pero entre estas personas ya no había hablantes de mozárabe. El árabe andalusí no es una variedad romance, sino un dialecto árabe.
En la Península Ibérica, a pesar de la gran resistencia lingüística y religiosa de la población romance, los árabes consiguieron asimilar un buen número de individuos romances quienes adoptaron usos y costumbres árabes, si bien conservando la fe cristiana. Fueron llamados mozárabes (< árabe musta'rab 'arabizado').
Tras la conquista musulmana de la Península Ibérica, la población hispano-visigoda e hispano-romana de lengua romance se vio sometida por las élites árabes. La lengua árabe se conviritió en la lengua de vehicular de uso público general usada también por muchos hispanorromanos. Algunos hispanorromanos mantuvieron su religión cristiana.
Si bien adoptaron plenamente las tradiciones culturales árabes en el ámbito público, no pasó lo mismo con la lengua usada entre ellos, manteniendo la mayoría de ellos sus anteriores dialectos romances, si bien muy influida por el idioma árabe. El romance hablado por ellos se usaría más en el ámbito familiar y dentro de la comunidad mozárabe, frente al ámbito público e intergrupal donde se usaría el árabe en el social, comercial y cultural. Esta diglosia entre la población mozárabe dejó su huella en las posteriores lenguas romances peninsulares en forma de un superestrato árabe en el vocabulario.
Originalmente si bien su uso no iba ligado a la profesión de una determinada religión y pesar de ser lengua vernácula de diversos elementos poblacionales (cristianos mozárabes, judíos y musulmanes muladíes) quedó prácticamente eclipsada y relegada en el plano cultural, social y religioso por lenguas como el árabe o el latín y en ocasiones por otras modalidades románicas que florecieron y adquirieron prestigio durante época andalusí.
El número de estos mozárabes era particularmente grande en la parte meridional de la península, pero no hay que suponer que todos los mozárabes aceptaran de plano la lengua de los dominadores; muchísimos, si no es que la mayor parte, seguían usando el romance (eso sí, con gran influencia árabe), al menos como lengua familiar, y empleaban el árabe como lengua de cultura.
Los mozárabes tenían en la sociedad árabe el estatus legal de dimmíes —que compartían con los judíos—, como "no creyentes" en el Islam. A efectos prácticos su cultura, organización política y práctica religiosa eran toleradas, y contaban con cierta cobertura legal. Sin embargo, también se veían obligados a tributar impuestos de los que los musulmanes se veían eximidos, además de contar con otro tipo de restricciones, pues no se destruían las iglesias ya edificadas pero no se permitía construir otras ni arreglar las ya existentes.
A medida que la cultura islámico-oriental arraigó en los territorios peninsulares dominados por los musulmanes, los mozárabes se fueron arabizando y muchos de ellos, por diversos motivos, se convirtieron al islam. Los motivos eran tanto religiosos como fiscales, dejando de ser mozárabes y pasando a ser designados muladíes.
Es probable que las variedades mozárabes no supusieran dificultades de comprensión con las variedades del portugués, castellano y catalán, con las que entraron en contacto tras la Reconquista en cada zona donde se hablaba el mozárabe. Probablemente estas variedades sufrieron algunas modificaciones, rasgo a rasgo, en la dirección de la nueva lengua dominante, desapareciendo como dialectos separados identificables en el siglo XIII.
Entre estos diferentes dialectos romances no había unidad y, a diferencia de otras lenguas románicas, se escribían en alfabeto árabe en vez de alfabeto latino. Según Sola-Solé, el mozárabe formó "parte del habla propia de las comunidades cristianos que, sometidas al Islam, continuaban viviendo en los grandes centros urbanos del antiguo reino visigótico.".
El mozárabe es evidentemente una lengua romance con un léxico y una gramática claramente heredadas del latín tardío. Sin embargo, su clasificación dentro de las lenguas romances es polémica. En primer lugar no presenta muchas de las evoluciones fonéticas típicas de las lenguas iberorromances.
Por otra parte Ethnologue sin evidencias sólidas en su favor introduce el llamado grupo Pirenaico-Mozárabe, que aúna el navarroaragonés y el mozárabe pero no parecen existir isoglosas significativas que sustenten dicha agrupación.
En esta clasificación, se incluye en el subgrupo meridional de las lenguas iberromances (occidentales).
En algunos aspectos, el mozárabe es más arcaico que las otras lenguas romances de la Península. Esto encaja con el principio de que las variedades lingüísticas más aisladas y periféricas actúan como "islas de conservadurismo lingüístico".
A partir de los documentos escritos en romance identificables como mozárabe, se citan como ejemplos de las caracteríticas arcaizantes las siguientes:
Preservación de los grupos consonánticos CL, FL, PL como /kl, fl, pl/.
Ausencia de lenición de las consonantes intervocálicas P, T, C como /p, t, k/, como en las palabras mozárabes lopa 'loba', toto 'todo' y formica 'hormiga' (en las otras lenguas peninsulares se dieron los cambios /p/>/b/, /t/>/d/ y (/k/>/g/).
La no palatalización del grupo latino -CT- como /ht/ como en la palabra nohte 'noche' < NOCTE(M).
Preservación de la africada postalveolar /tʃ/, procedente del latín /k(e)/ o /k(i)/ (esto se da también en italiano), en lugar de como /ts/ que es el resultado en el resto del romance occidental).
Preservación (al menos en algunas áreas) de los diptongos latinos /au/ y /ai/.
La morfología de unas palabras es más similar al latín que en otras lenguas romances en general.
Se atribuye al sustrato mozárabe varias de las diferencias entre el valenciano y el balear respecto al catalán, del portugués respecto al gallego o el extremeño respecto del asturleonés, y características de hablas sureñas del castellano como el murciano o el andaluz, llegando a afirmarse respecto a estos últimos que son continuadores de los antiguos dialectos romances superpuestos con el castellano central y con un entorno muy arabizado y poco poblado. Sin embargo la única prueba clara de esta influencia descansa en el vocabulario, reconociéndose ciertos mozarabismos tanto en el castellano como en el portugués o el catalán, que habrían llegado a éstos por medio del mozárabe.
Según Sola-Solé, la lengua mozárabe era una mezcla de 40% de términos árabe-bereberes y 60% de vocablos romances, siendo mucho más frecuentes dentro de la parte del vocabulario oriental los sustantivos frente a los verbos.
Se ha sugerido que, durante este proceso de absorción, el mozárabe ejerció cierta influencia sobre las cada vez más extensas variantes septentrionales, pero la única prueba clara de esta influencia descansa en el vocabulario, dado que se han reconocido algunos mozarabismos en el español y en otras lenguas. Es también probable que muchos de los arabismos presentes en español, portugués y catalán llegaran a estas lenguas a través de la mediación del mozárabe.
En Andalucía se conserva un "ejemplo vivo" de la lengua mozárabe en forma de refrán. En la localidad de Algarinejo, en Granada, la gente más mayor aún emplea el siguiente refrán: "Si la Candelaria chora, el inverno fora, si no chora ni dentro ni fora" (Si en la Candelaria llueve, el invierno se va, si no llueve, ni dentro ni fuera). Este dicho popular supone un claro ejemplo de arqueología lingüística.
Muestra de mozárabe del siglo XI
Mio sîdî ïbrâhîm
yâ tú uemme dolge
fente mib
de nohte
in non si non keris
irey-me tib
gari-me a ob
legar-te
Mi señor Ibrahim,
¡oh tú, hombre dulce!
vente a mí
por la noche.
Si no, si no quieres,
iré a ti,
dime dónde
encontrarte.
El mozárabe era escrito con caracteres árabes pese a ser una lengua romance, en lo que denomina aljamía (al‘aǧamíyya). Con esta escritura se conserva un número bastante importante de textos de la lengua romance de todo Al-Ándalus, destacando los 'diwanes' (del árabe dīwān, archivo), colecciones de poemas.
Sin embargo este modo de escribir el mozárabe plantea varios problemas a lo hora de su traducción, enfocados principalmente en las vocales del árabe. Esta dificultad surge de la ausencia de vocales escritas en los textos en alfabeto árabe, así como en la diversidad de los diferentes dialectos mozárabes, que variaban de una región a otra en sus tendencias, reglas, y pautas, según la mezcolanza entre el dialecto romance y el árabe. Así, el debate se observa en las diferentes traducciones de las jarchas, siendo cada una de éstas una suposición o interpretación de cada autor.
La aljamía o alyamía (del árabe العجَميَّة, romanizado ʾaǧamiyah, "extranjero") es la escritura con caracteres árabes de las lenguas romances habladas por los andalusíes durante la época tardía de todo al-Ándalus. Si bien la lengua de la administración por aquel entonces era el árabe, el latín nunca dejó de hablarse, y ese romance hablado en tierras no conquistadas aún por Castilla y Aragón se escribía con caracteres arábigos, por la gran influencia del árabe escrito y el olvido de los caracteres latinos.
Con esta escritura queda un número bastante importante de textos de la lengua romance de al-Ándalus, destacando los diwanes (colecciones de poemas).
La lengua es conocida casi enteramente a partir de refranes, llamados kharjahs, añadidos a los poemas árabes y hebreos del siglo XI. Estos refranes están escritos en caracteres árabes a los que les faltan las vocales, por lo que son a veces muy difíciles de descifrar.
Esta lengua nos es conocida principalmente por las jarchas (jarŷa) (estrofas finales de las poesías denominadas moaxajas) de los poetas andalusíes, que en ocasiones usaban estribillos romances con algunos arabismos y hebraísmos.
Una jarcha (en árabe, خرجة jarŷa, "salida" o "final") es una breve composición lírica que constituía la parte final de un poema en árabe llamado moaxaja, típico de la Hispania musulmana.
La jarcha más antigua parece ser de mediados del siglo XI y la más moderna de la primera mitad del XIV. Frecuentes sobre todo entre finales del siglo XI y principios del XII, la mayoría de las jarchas están compuestas en dialecto hispanoárabe coloquial, pero una pequeña parte lo están en la lengua romance que utilizaban los andalusíes; como consecuencia de ello, constituyen los ejemplos más antiguos que se conocen de poesía en lengua romance.
Fueron escritas por poetas cultos árabes y judíos, que tomaban como modelo la lírica románica tradicional. Pudieron recogerlas del folclore popular, o bien adaptarlas a sus necesidades métricas (pues debían integrarse en la moaxaja) o bien componerlas de nueva creación, a partir de moldes tradicionales.
uno, dox, trex, quatro, chinco, xaix, xebte, oito, (nove), diex
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El aragonés es una lengua romance de la península ibérica, hablada actualmente por unas 11.000 personas en varias zonas de Aragón, donde tiene estatus de lengua propia.
También se le denomina altoaragonés o fabla aragonesa.
Aragón supone uno de los corónimos peninsulares más antiguos; Asturias data del siglo VIII, Castilla sobre el año 800, Aragón lo podemos situar entre el 828 y 838, Navarra del 1087 -anteriormente los reyes de la zona eran conocidos como reyes de pamploneses desde inicios del siglo IX-, Cataluña y Portugal sobre el siglo XII y Valencia en 1239.
Los análisis filológicos sobre el origen del topónimo Aragón, nos ofrecen varias hipótesis.
La hipótesis vasquista, se centra en el significado actual del término arago cuyo significado es más adelante, más allá que vendría a significar algo así como la tierra de allá; por otro lado, en la misma hipótesis, nos encontramos con el término ara, de valor locativo, sería algo así como allá, hacia allá o he ahí. El nombre que ofrece esta hipótesis tiene el problema de que no parece el más adecuado para dos corrientes de agua que serían las que le proporcionaron el nombre; por ello, otra hipótesis vasquista viene del origen a través de la voz ur que significa agua, río; esta propuesta no tiene muchos apoyos. El principal argumento que exponen sus detractores es que el vasco ha recibido préstamos de otras lenguas indoeuropeas como el celta, el latín o el español y no indoeuropeas como el ibero, no pudiendo asegurar que esta voz actual fuera usada también por los vascones.
La hipótesis que se basa en el origen de Aragón como una construcción del ibero, se basa en la gran cantidad de palabras que comienzan por ara, are, ari en esta lengua a cuyo significado se le atribuye un valor locativo ahí, aquí. Los iberos poblarían las tierras de Jaca, de fuerte influencia vasca. Este ibero con influencia vascona nos ofrece una definición distinta, algo así como la tierra de aquí, el país, el sitio.
Otra hipótesis se basa en el origen de otras lenguas indoeuropeas como el celta, el sánscrito o el védico. Aquí las raíces ar, ara, var vendrían a significar agua, río. Podemos encontrar ejemplos en el propio río Aragón, el Arga, el río Aare en Suiza ó el río Aragó en la Iberia caucásica (actual Georgia) tal como señala Estrabón en el libro XI de Geografía.
Estas serían (vasca, ibera, indoeuropea) las tres hipótesis más sostenidas para la explicación del origen del nombre, sea como fuere, el nombre Aragón aparece escrito por primera vez hacia el año 828-838 refiriéndose a un territorio con un gobernante de origen franco (Aureolo u Oriol) que recibe el nombre de condado, en un documento carolingio proveniente del monasterio de San Pedro de Siresa de fundación franca en época de Luis "el Piadoso". Este cenobio, situado en el valle de Hecho, será el más importante del territorio hasta que, en el año 1000 aproximadamente, recoja el testigo el de San Juan de la Peña.
Aragón, en su origen como condado, será un pequeño territorio compuesto por una articulación de valles: Canfranc-Ansó de Este a Oeste y Ainsa, Aragüés y Hecho de Norte a Sur. El río Aragón recorre el territorio por el centro hasta llegar a Berdún que tuerce hacia Pamplona, convirtiéndose en la frontera oriental.
El nombre de Aragón según Gregorio García-Arista
Etimológicamente el nombre de Aragón quiere decir 'ríos de la montaña'
Y ya se ve que el nombre del río y del Reyno de Aragón nada tiene que ver con la "cabecera" del río, el cual tampoco nace, sino que pasa -ya mayorcito- por Canfranc.
Las fuentes del río Aragón (o, mejor, "ríos", porque son dos: uno que desciende por Canfranc y, otro, por Echo -una vez más digo que la h de Hecho es tan herejía como ponerle a un Santo Cristo un tricornio de la Guarcia Civil-), llamado Aragón Sub-ordán ("accesorio", "subordinado"); las fuentes, digo, de este río dual nacen del mismo macizo montañoso, con doble curso hacia el E. y hacia el OE., formando casi una curva, que se cierra en San Ciria, en la canal (canal, como río, es femenino en aragonés) de Berdún.
Y, a esa doble "personalidad" del río, responde su nombre, que es plural en el idioma de que procede: el ibérico o vasco-ibero. Y, en su grafía primitiva, es Ara-ue-on, pronunciado Aragüeon (todavía, hoy, en el habla judeo-hispano-marroquí o Hahitia, la palabra fragua -y las análogas a ésta- se escribe fragua y se pronuncia como la primera, prevaleciendo la grafía arcaica española, según nosotros mismos hemos allí comprobado). Pero, deshaciendo el diptongo ue en o (como, de hueso, "osamenta", y, de hueco "oquedad"), resulta Ara-go-on. Así, con dos oes, que no se pronuncian por cacofonía, como tampoco se pronuncian, aunque se escriban, las dos oes de "cooperativa", sino que todos decimos coperativa, simplemente.
Despejando esto (no hay que olvidar que hacemos un trabajo de vulgarización), señalemos que el on es la desinencia de genitivo de plural en vasco-ibero (la n es signo de este número gramatical -como la s lo es en español- y el on, de genitivo); el güe o gua (la a primera es intensiva, como en a-palear, de "palo"; a-cabar, de "cabo", y significa genéricamente eso: agua... "agua corriente", que es río.
En documentos antiguos de Sangüesa -otro compuesto de güe o gua, "río" - se llama, al Aragón, el Góa o Guá Mayor, por ser el río más caudaloso de los tres que allí se juntan: el Irati, el Onsella y el Aragón.
Y como ara vale en ibero "peña" o montaña (Aralar, Ara-naz, Ara-n, etc.), ya tenemos aclarados los tres componentes del Ara-go-n, que significa por tanto: Ríos de la montaña, o, de la montaña ríos, literalmente, antepuesta la palabra "regida" a la "regente", según se hace en latín (Dei gratia), en inglés (Robert-son, el "hijo de Roberto") y en español, aunque sólo en la versificación: "del ave las plumas", y aun en prosa: cornicorto, cuelli-largo, etcétera.
A principios del siglo XX comienza una "época de oro" para el estudio científico del aragonés, al poner su vista en él diferentes filólogos extranjeros (luego también españoles), que viajan al Alto Aragón para analizarlo in situ. Debemos destacar a Saroïhandy (quien entre 1920 y 1925 dió cursos de aragonés en el "Collège de France" de París, y que después continuaría un discípulo suyo, Odón Apraiz, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona en 1933), así como a Wilmes, Kuhn, Elcock (línea que se prolongaría a lo largo del siglo con Haensch, Krüger, Rohlfs).
Tras la larga decadencia que ha sufrido el aragonés a lo largo de varios siglos, en los años 70 se inicia un proceso de recuperación y dignificación, con el que se pretende sacar a la lengua aragonesa de los tópicos localistas y folclóricos, y dotarla de un modelo de referencia culto.
Este proceso, en cuyo inicio jugó un papel determinante el Consello d'a Fabla Aragonesa, ha permitido generalizar una visión global de la lengua aragonesa (frente a anteriores visiones de hablas inconexas), potenciar notablemente su estudio científico, avanzar, desde el respeto a los diversos dialectos, en la adopción de una koiné supradialectal (denominada frecuentemente "aragonés común"), e impulsar numerosas actuaciones de difusión y sensibilización.
Uno de los puntos importantes de este movimiento de defensa del aragonés fue la celebración en Huesca en 1987 del "I Congreso ta ra normalizazión de l'Aragonés". En el mismo se acordaron unas normas gráficas, que han tenido una amplia aceptación entre los escritores y los exiguos medios de comunicación con que cuenta el aragonés.
Origen
El primitivo romance aragonés puede darse por formado hacia el siglo VIII, asentado en los territorios altoaragoneses hasta los que no llegó la invasión musulmana (en donde se formarían los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza), y sobre un sustrato preromano probablemente emparentado con el actual vasco.
Tiene su origen en el latín vulgar que se formó en los valles pirenaicos aragoneses durante los siglos VII y VIII sobre un acusado sustrato vascón. La lengua recibe, en su período medieval, la denominación de aragonés medieval. Recibe también entre lingüistas la denominación de navarroaragonés, por la inicial dependencia aragonesa del Reino de Navarra y su uso en la zona no vascohablante.
El aragonés medieval es la lengua romance que se hablaba en el Reino de Aragón en la Edad Media. También es conocido como aragonés antiguo, romance aragonés medieval o dialecto aragonés medieval. Es el precursor del actual aragonés.
El aragonés medieval compartía bastantes rasgos con los romances medievales navarro y riojano. Es por ello que en ocasiones sea englobado por algunos filólogos, junto con esos dos romances medievales afines, dentro de la denominación global de navarroaragonés.
Desarrollo
Es a partir del S. XIII, con el aragonés ya muy formado, cuando comienza a tener una importante presencia en documentos escritos. El aragonés es usado con frecuencia en documentos notariales de la época (aunque probablemente más influenciados por el castellano que la lengua popular), así como en documentos históricos y jurídicos. Cabe destacar la narración histórica "Liber Regum" (1194-1211) - primer texto histórico romance en la Península -, el "Vidal Mayor" (1247), -que incluye una compilación de los fueros de Aragón y otras compilaciones-, los Documentos de La Almunia (1176-1395), los Documentos lingüísticos del Alto Aragón (1258-1495), o la Crónica de San Juan de la Peña (mediados del S. XIV). También hay que hacer mención a la obra con abundantes rasgos aragoneses (aunque con cierto polimorfismo) de Juan Fernández de Heredia.
En cuanto a literatura, es remarcable los abundantes textos aljamiados (aragonés con grafía árabe) como el Poema de Yuçuf, o los Manuscritos de Urrea de Jalón, y otros con diversos aragonesismos como Razón feita d'amor (1205), el Libro de Apolonio (hacia 1250) o el Libro de Alexandre (hacia 1250).
En esta época el aragonés es usado también en la cancillería aragonesa (aunque un tanto más castellanizado que en escritos notariales), existiendo en la misma una cierta conciencia lingüística, y en la que se encargaban traducciones de documentos entre el aragonés y otras lenguas vecinas.
Además de la ya mencionada aljamía morisca, se debe señalar también la hebraica (aragonés con grafía hebrea), aunque menos extensa que la primera y con textos conservados más tardíos.
Es en la segunda mitad del S. XIII y en el S. XIV cuando el aragonés, que se ha ido extendiendo geográficamente con la reconquista, alcanza su mayor territorio lingüístico, incluyendo además de Aragón, la ribera de Navarra (navarro-aragonés), el interior de Valencia y puntos de Soria y Murcia.
En 1412, tras el Compromiso de Caspe, la dinastía castellana de los Trastámara es instaurada en la Corona de Aragón. Con ella el castellano se fue convirtiendo paulatinamente en la lengua de la corte y la nobleza aragonesa, comenzando el retroceso del aragonés, inicialmente entre las clases altas y ámbitos urbanos.
De los siglos XV y XVI se han conservado pocos textos escritos en aragonés, aparte de la escripta notarial y administrativa (por ejemplo parte de los citados Documentos Lingüísticos del Alto Aragón) podemos mencionar algunos diplomas encontrados en Jaca. Este fue un periodo en el que se produjo un notable deterioro de la lengua aragonesa, que quedó como una lengua popular, sin prestigio, y que además retrocedía geográficamente ante el empuje del castellano desde el Suroeste.
Además, desde finales del S.XVI Aragón inicia un proceso de pérdida de poder político, que comienza con las Alteraciones de Zaragoza en 1591 (y la invasión castellana de Aragón) y que acabará con los Decretos de Nueva Planta en 1707.
Del siglo XVII nos han llegado interesantes documentos en aragonés, como los escritos por Matías Pradas (Vicario de Cariñena) (1650) y por Ana Abarca de Bolea (Abadesa del Monasterio de Casbas) (1679).
En el S.XVIII hay que resaltar el fenómeno de las pastoradas, en las que el "repatán" (pastor ayudante) suele expresarse en aragonés (por ejemplo en las de Capella, Besians, Trillo).
Situación Actual
A principios del siglo XIX aparece el primer diccionario conocido aragonés-castellano, de autoría desconocida, posteriormente se realizarían otros como los de Peralta (1836), Borau (1859), Benito Coll (1918), Pardo Asso (1938). Se observan segmentos en aragonés en la "Vida de Pedro Saputo" de Braulio Foz, en concreto en los capítulos "Pleito a lo sol" y "La justicia de Almudebar", y Leonardo Gastón escribe algunos versos. En este siglo se produce el primer ejemplo de intento de adoptar una norma unificada para el aragonés, con la obra de teatro "Concello de Aldea" (1847) de Bernardo Larrosa, que por el momento permanece inédita.
A principios de siglo XX se inicia un proceso de incipiente cultivo moderno de la escritura en aragonés, con textos fundamentalmente de temática popular, escritos en los diversos dialectos del aragonés, con autores como Leonardo Escalona (Bielsa), Cleto Torrodellas y Tonón de Baldomera (Graus), Domingo Miral y Veremundo Méndez Coarasa (Echo), Pedro Arnal Cavero (Somontano).
A partir de los años 40 se acentúa el proceso de deterioro de la lengua aragonesa en el Alto Aragón. Por un lado, la Guerra Civil Española supone un daño sociolingüístico importante, pues el frente recorre las comarcas de Sobrarbe y Ribagorza y se producen muchos exilios. Por otro lado, el régimen franquista inicia una política de ordenación territorial que tiene como consecuencia el llamado "éxodo rural", que fuerza a emigrar a una parte muy importante de los hablantes, y que se ve aumentada con la expropiación de pueblos para la construcción de infraestructuras hidraúlicas. A la par, la aparición de nuevos fenómenos sociales como la escolarización generalizada (que reprime muy duramente al aragonés), la televisión y el turismo, suponen una mayor presión del castellano.
Se habla principalmente en el norte de Aragón, en las comarcas de La Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe y la parte occidental de Ribagorza, aunque se habla también, algo castellanizado, en otras comarcas de la zona. Las variedades más orientales (como las del valle de Benasque) tienen características de transición con el catalán.
No existen datos sobre el uso de la lengua entre los hablantes que han emigrado a comarcas no aragonesófonas. Asimismo, existe un número indeterminado de neohablantes que han aprendido el aragonés en un intento por impulsar este idioma amenazado de extinción.
El nivel de conservación y uso de los diversos dialectos es dispar, mientras algunos se hallan en un nivel aceptable y son usados como lengua de comunicación habitual en algunos valles, otros se encuentran próximos a la desaparición. Las zonas de mayor uso son, Echo por un lado, y por otro Sobrarbe oriental (Bielsa, A Fueba y especialmente Chistau) y Ribagorza occidental.
Todos los dialectos se encuentran deteriorados en mayor o menor medida por el castellano, generalmente más cuanto más al sur o suroeste, pero el nivel de castellanización también depende de aspectos sociales diversos, fundamentalmente la edad (se conserva mucho mejor entre la población de mayor edad), oficio, clase social.
Sin embargo la situación es inversa en cuanto a la estima lingüística se refiere, entre los jóvenes (muchos ya educados tras el franquismo) existe una tendencia a apreciar más su lengua, frente a la tradicional falta de conciencia lingüística y glotofagia, consecuencia de una absoluta discriminación lingüística que han sufrido los aragoneso-hablantes desde tiempos remotos (y que en buena parte, sigue vigente).
Establecer el número exacto de hablantes del aragonés no es tarea fácil, la información que suele usarse como referencia sobre este aspecto, es la pregunta incluida en el censo del año 1981, en la que los aragoneses debían responder si utilizaban o conocían algún habla propia de Aragón. En función de la localidad de los encuestados que contestaron afirmativamente puede estimarse si eran hablantes de aragonés o catalán, y el resultado fue que 11.824 personas utilizaban el aragonés y otras 17.653 lo conocían (en total supondrían unos 30.000 hablantes).
Nótese la limitada fiabilidad de estos datos: la pregunta resulta ambigua, lo que realmente analiza es la conciencia lingüística del supuesto hablante (que en casos de lenguas minorizadas como el aragonés puede diferir de la competencia lingüística real), no se incluyen los posibles hablantes emigrados a otras comunidades o estados, ni tampoco los resultados del municipio de Zaragoza (que nunca se hicieron públicos), y además fue realizado hace más de 20 años.
Con todo puede servir para hacerse una idea aproximada de la situación, resultando llamativo el alto porcentaje que suponen los hablantes pasivos sobre el total, reflejo de la situación de "latencia" en la que se encuentra el aragonés en muchas zonas.
Con posterioridad se puede mencionar el censo lingüístico realizado en la ciudad de Monzón en 1997, en él un 14 % de la población montisonense manifestó hablar o conocer el aragonés, y un 21% el aragonés y el catalán al mismo tiempo, esto es, un total del 35% hablan o conocen el aragonés, lo que supone 3.181 personas (número por cierto claramente superior al obtenido en el censo de 1981 en esa población).
Pero la iniciativa más interesante en este tema es probablemente, el estudio socio-lingüístico del Alto Aragón que el Gobierno de Aragón encargó en el año 2000, al catedrático de sociología Francisco Llera Ramos. Sin embargo, los resultados de dicho estudio se mantienen ocultos a día de hoy.
El idioma aragonés tiene hablas locales, que se agrupan en hablas de valle, de comarca o hablas de varias comarcas. El término dialecto es ambiguo y puede emplearse para las hablas de valle bien definidas (cheso, ansotano, etc..). Existe la propuesta de clasificar las hablas aragonesas en cuatro grupos, complejos dialectales o dialectos (según las apreciaciones de los autores).
Popularmente la falta de referentes lingüísticos claros y una diglosia multisecular han favorecido la falta de conciencia unitaria entre los hablantes de la lengua aragonesa y, en las zonas donde el dialecto propio se ha conservado mejor, los hablantes suelen utilizar nombres locales.
La propuesta más aceptada de clasificación dialectal es la de Francho Nagore, quien clasifica las hablas aragonesas en 4 grupos:
-Occidental: Su ámbito coincide aproximadamente con la comarca de la Jacetania, incluye como dilectos más característicos al Cheso y al Ansotano. Forma participios en -au, -iu, los artículos son o, a, os, as (excepto en Echo y Aragüés, que son lo, la, los, las).
-Central: Comprende los valles de Tena, Ara, Bió y Cinca, forma los participios en -ato, -ito, los artículos son o, a, os, as (con soluciones postvocálicas ro, ra, ros, ras), excepto Bielsa, el, la, es, las, suele conservar las consonantes sordas intervocálicas ("xordica" por "xordiga" -ortiga-) y es frecuente la sonorización de las oclusivas sordas tras nasal y líquida ("cambo" por "campo"). Engloba a dialectos como el Tensino (Pandicuto), Bergotés, Belsetán.
-Oriental: Valles de Chistau, A Fueba, y Ribagorza Occidental (incluyendo la zona de Fonz y Estadilla). Se caracteriza por el uso del perfecto simple perifrástico ("boi puyar" por "puyé" -subí-) (excepto en La Comuna de Chistau), la no pronunciación de las -r finales, y en Ribagorza la palatización de la "l" en los grupos iniciales pl-, fl-, cl- y bl-. El sistema de artículos es el, la, es, las (en el norte de Benasque el, la, els, les y en la Baja Ribagorza el, la, los, las). Sus dialectos más significativos son el Chistabino, Fobano, Benasqués (o Patués), Grausino, Foncense, Estadillano.
-Meridional: Zonas del Prepirineo, Hoya de Huesca y Somontano de Barbastro. Muy castellanizado pero más homogéneo que los anteriores. Los artículos son o, a, os, as (con la solución postvocálica ro, ra, ros, ras en algunas zonas del Somontano de Barbastro) y lo, la, los, las en la zona de El Grado y Naval.
Para unos, estos grupos son complejos dialectales y las hablas dentro de ellos (como el cheso, el chistabino...) serían dialectos. Para otros, los 4 grupos son los dialectos constitutivos del aragonés y las variedades que incluyen serían subidalectos, hablas comarcales o locales.
Dialectos del aragonés siguiendo la clasificación en 4 bloques:
Bloque occidental
Ansotano
Cheso
Aragüesino
Aisino
Jaqués
Bloque central
Aragonés centro-occidental
Tensino
Panticuto
Aragonés de la Tierra de Biescas
Aragonés del valle de Acumuer
Serrablés
Aragonés de Ballibasa
Aragonés de Sobrepuerto
Aragonés centro-oriental
Aragonés de la Ribera de Fiscal
Bergotés
Aragonés del valle de Vió
Aragonés del valle de Puértolas
Aragonés del valle de Tella
Belsetano
Aragonés de Sierra Ferrera
Bloque oriental
Chistabino
Fovano
Aragonés ribagorzano
Altorribagorzano o benasqués o patués
Mediorribagorzano o de Campo
Bajorribagorzano
Grausino
Estadillano
Foncense
Bloque meridional
Ayerbense
Aragonés del Somontano de Barbastro
Navalés
Aragonés del Viejo Sobrarbe
En la presente clasificación, se ha considerado hermanada con el catalán y el occitano en un subgrupo occitano-romance.
El aragonés comparte numerosas isoglosas con otras lenguas iberorromances y algunas con las lenguas occitano-romances, ocupando una posición intermedia en algunos aspectos entre ambos grupos.
Hay posibles clasificaciones, todas ellas teniendo en mayor o menor medida en cuenta esta posición intermedia o de habla de transición entre grupos más claramente establecidos.
Grupo románico occidental
Por su contexto geográfico e histórico, se clasifica como idioma románico occidental, aunque alguna de las características tradicionales que definen las lenguas romances occidentales, como la sonorización de las oclusivas sordas intervocálicas, no se cumplen en este idioma.
Grupo pirenaico-mozárabe
Ethnologue clasifica el aragonés junto al mozárabe, postulando un hipotético grupo pirenaico-mozárabe, clasificación discutible ya que el mozárabe tiene evoluciones fonéticas peculiares no compartidas ni por el aragonés ni por ninguna otra lengua romance de la península.
Esta clasificación parece ser completamente descartable, pero se vincularía con la necesidad de clasificar al navarro-aragonés como antetecedente de diversas variedades dialectales, una de las cuales sería el aragonés propiamente dicho.
Adolece también de la documentación que acredite el porqué el mozárabe está más relacionado con el aragonés que con cualquier otra de las lenguas romances peninsulares.
Grupo íbero-romance
Aunque muchos lingüistas clasifican al aragonés en el grupo de lenguas iberorromances, el aragonés presenta unas divergencias que lo separan de los romances del oeste peninsular (castellano, astur-leonés y gallego-portugués), relacionándolo más con el catalán y el occitano (especialmente el occitano gascón), y con el resto de la Romanía en general. Un ejemplo es el caso de la conservación de las partículas pronominalo-adverbiales ibi/bi/i y en/ne. En su léxico elemental, el aragonés también cuenta con un porcentaje ligeramente superior de vocablos más cercanos al catalán (especialmente el catalán occidental) y con el gascón, que no pasa con el castellano, aunque eso depende también de la variedad de aragonés.
Así pues, el aragonés occidental no comparte ya tanto léxico con los vecinos orientales como lo hace el oriental y el ribagorzano. Los antiguos navarro y riojano eran variedades navarroaragonesas más cercanas al castellano o que aparentemente se castellanizaron posteriormente.
Posición intermedia
Como consecuencia, el aragonés moderno es un idioma romance posicionado entre el conjunto iberorromance y el conjunto formado por el catalán y el occitano, haciendo de puente entre el castellano y el catalán, pero también en muchos casos entre el castellano y el gascón. El hecho de compartir con el gascón y el catalán noroccidental (y en ocasiones con el vasco) una serie de vocablos exclusivos provenientes del latín, pone también al aragonés en un subgrupo llamado en ocasiones pirenaico. A su vez, su arcaísmo en algunas ocasiones lo acerca al asturiano frente al castellano.
Estas clasificaciones hacen que el aragonés pueda aparecer como el más oriental de las lenguas iberorromances (cuando no se incluyen el catalán o el occitano) o como el más sudoccidental de las occitanorromances, pirenaicas y galorromances.
Rasgos fonológicos
1- Peculiar linea entonativa en las variedades de los altos valles.
2- Tono ascendente que sirve como marca de fin de palabra (fonológica).
3- Resistencia a las palabras esdrújulas.
Parece ser un conjunto de fenómenos de área lingüística (y, probablemente, de sustrato) relacionado con fenómenos análogos en todo el occitano (aversión a las esdrújulas) y específicamente en el gascón (entonación y desplazamiento de acento). Desde un punto de vista estructural, existe una estrecha relación entre el rasgo 3 y el 2 (y otros similares: desarrollo de acentos secundarios en la conjugación y en la afijación de clíticos).
En aragonés hay grupos de nombres que conservan el género que tenían en latín o en románico común. Por ejemplo, a diferencia de lo que sucede en castellano estándar moderno, la mayoría de los acabados en -or son femeninos: a calor, a pudor (=mal olor). Los adjetivos sustantivados mantienen la tendencia a distinguir género cuando etimológicamente no lo hacían.
El plural se forma, normalmente, añadiendo -s al singular, tanto si éste acaba en vocal como en consonante: árbol, arbols; chen (=gente), chens; flor, flors /flós/; muller, mullers /mulés/. Si el singular termina en -s, -x, -z, -ch el plural se forma añadiendo -es (salvo algunas excepciones expuestas más adelante): peix, peixes; cruz, cruzes; mes, meses; reloch, reloches.
Algunos casos especiales: Si el singular acaba en -t el plural se forma con la terminación -z (pronunciada /q/) que proviene, evidentemente, de una terminación -ts: mozet, mozez. Si el singular acaba en -ero el plural lo hace en -ers /és/: compañero, compañers /compahés/. Algunas pocas palabras terminadas en -z o en -s pueden hacer el plural en -zos o -sos: troz, trozos; benasqués, benasquesos; compromís, compromisos.
La clasificación más importante es la que distingue entre nombres contables: cans (=perros) y no contables: augua (=agua). La distinción es fundamental pues influye en la forma de las estructuras partitivas y pseudopartitivas, y, además, algunos determinantes indefinidos sólo pueden actuar con unos o con otros.
Como más destacable señalaremos que en aragonés, como en la mayoría de las lenguas románicas de occidente, se ha culminado un desarrollo que ha conducido a que sean integrables al núcleo verbal como afijos no sólo el OD y el OI sino también los complementos preposicionales (suplemento), ciertos complementos adverbiales y otros argumentos verbales como los complementos predicativos. Ello ha sido posible mediante la plena integración de los derivados de IBI e INDE en el sistema de pronombres átonos.
Como es sabido, esta evolución fué de otro modo en castellano, gallego, portugués y asturiano-leonés. En estas lenguas los derivados de IBI e INDE no llegaron a ser nunca exclusivamente átonos y predominó siempre su caracter adverbial, con plena independencia sintáctica y en competencia con otras formas tónicas que los desplazaron desde finales de la Edad Media.
Así pues, el sintagma verbal en aragonés -frente a las lenguas iberorrománicas occidentales y coincidiendo con las galorrománicas, occitanorrománicas e italorrománicas- presenta un carácter fuertemente cohesionado, no admitiéndose -normalmente- la elisión o desplazamiento de argumentos verbales obligatorios sin que aparezca en su sustitución un pronombre átono afijo al núcleo verbal.
El núcleo verbal
El aragonés ha reducido a 3 conjugaciones -en esto coincide con las lenguas iberrománicas occidentales- las 4 del "románico común". Así mismo la subclase de verbos con infijo de la conjugación en -ir (procedentes de los verbos "incoativos" latinos con infijo -sc-) se reduce a una lista cerrada y breve de verbos como aclarir, pudrir, cultismos de la lengua medieval como establir, etc.
En el aragonés medieval, los verbos "incoativos" eran mucho más abundantes mientras que hoy sólo se encuentra un número significativo en el aragonés benasqués que, por otra parte, ha mantenido una conjugación rizotónica en -re aunque el infinitivo de estos verbo vacila entre esta forma (-re) y la forma en -ir.
La analogía ha sido el factor más influyente en la historia de la morfología verbal, hasta el punto de que el número de clases de verbos irregulares es apreciablemente menor que el que encontramos en castellano.
Paradigmas verbales
La diversidad de formas dialectales en la morfología verbal es uno de los rasgos más característicos de las lenguas que no han gozado de un estándar asentado secularmente en todo su dominio lingüístico. El aragonés no es una excepción y, por tanto, los modelos de flexión verbal que se presentan a continuación, incluso con cierto polimorfismo, no deben considerarse excluyentes de otras formas dialectales aunque parecen ser los más aceptados en la protokoiné.
a mayoría del léxico aragonés es, naturalmente, de origen latino (incluyendo voces de otros orígenes entradas a través del latín). En otro apartado se tratará de la posible adscripción del aragonés a algunas de las áreas léxicas de la Romania.
En bastantes casos, no podemos estar seguros de que una determinada pieza léxica sea completamente patrimonial o haya sido importada. Con todo, lo importante es la selección que cada lengua histórica ha hecho del material léxico a la hora de elaborar el estándar.
Para empezar podemos ver como en el latín tarraconense (del que surgirán más tarde aragonés y catalán), la selección de bases léxicas latinas se debió hacer por áreas geográficas, independientemente de si las palabras eran arcaísmos o innovaciones.
Para la agrupación por áreas léxicas en la Romania podemos usar las listas de Jud (empleadas a menudo en la subagrupación románica del catalán) o bien otras listas de Rohlfs, Lüdtke, etc. Los estudios sobre léxico básico del catalán realizados por López del Castillo (fuente de la tabla anterior) nos proporcionan una lista con excelentes propiedades: No está elaborada "ad hoc" para estudios de agrupación; Afecta al léxico básico (que "pinta" bien el aspecto de una lengua); Está pensada desde otra lengua, lo que nos aporta una adecuada garantía de objetividad.
En ese estudio, de unos cientos de palabras que constituyen el léxico básico, hay un 80% (algo más de 700) de origen latino. De este corpus latino, otro 80% aproximadamente son tipos léxicos comunes a portugues, castellano, aragonés, catalán, occitano, francés e italiano, quedando 147 tipos que constituyen el léxico románico básico diferencial.
Sobre estas 147 palabras (num. máximo de casos diferentes) las coincidencias del aragonés con otras lenguas son: aragonés-catalán 62.5%, aragonés-castellano 59.1%, aragonés-portugués 53.7%, aragonés-occitano 48.9%, aragonés-italiano 31.9%, aragonés-francés 29.0%.
Para hacernos una idea de lo que significan estas cifras, indicamos a continuación el porcentaje de coincidencias entre lenguas consideradas habitualmente próximas entre sí: castellano-portugués 85.7%, catalán-occitano 74.8%, francés-occitano 73.4%.
Si las comparaciones de tipos léxicos se hubieran hecho tomando el catalán noroccidental (en lugar del estándar) y el gascón (en lugar del occitano central), las semejanzas entre el aragonés y estas lenguas aún serían mayores. Así pues, el conjunto de lenguas pirenaicas no sólo comparten muchos tipos léxicos prerromanos -que no son tenidos en cuenta aquí- sino también innovaciones románicas (expresivas, etc.).
Algunos ejemplos del aragonés ansotano, junto con una traducción al castellano son:
Me fan goyo tus güellos. (Me gustan tus ojos).
¿Cuálo ye o nueso? (¿Cuál es el nuestro?).
A plebiu y ya está xuta la carrera. (Ha llovido y ya está seca la calle).
Deban da caseta bi’staba una xerata que itaba muita flama. (Delante de la casita había una hoguera que echaba mucha llama).
No sabebai o que m’eba pasau. (No sabía lo que me había pasado).
Puyoron enta loma. (Subieron hacia la loma).
En i’stá muitas. ¡Cuántas en bi’stá! (Hay muchas. ¡Cuántas hay!)
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Totz es sers humans naixen libres y iguals en dignidat y dreitos. Son adotaus de razón y de consciencia, y han a comportar-se fraternalment os uns con os atros.
Principalmente escrito en alfabeto latino.
Es posible que en algún momento de su origen se practicase también una escritura aljamiada.
Las Glosas Emilianenses (siglo X) son el primer testimonio escrito de la lengua aragonesa. Esta afirmación, que se opone a la que considera dichas glosas como castellanas, se sustenta en el análisis lingüístico, en los que muchos de los rasgos aparecen como claramente aragoneses. Es el caso de -it- resultante de -ct- (muito, feito), de la diptongación ante yod (uellos, tiengo), o de ciertas formas verbales, como las del verbo ser, y léxicas.
El primer texto conocido -no sólo en aragonés, sino en cualquier lengua romance de la península- es el conocido como Glosas Emilianenses, alrededor del año 976 en el Monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja). Se trata de un texto en aragonés -aunque muy primitivo- nos lo demuestra un simple analísis lingüístico. Así, por ejemplo, aparecen voces como uamne "ombre", muito, feito, geitat "chita", lueco, formas del verbo ser como tú ies "yes", el iet "ye", etc, lo cual nos da ya un primer dato respecto a la extensión geográfica.
Durante los siglos X y XI se pueden encontrar bastantes formas del romance aragonés mezcladas en el texto latino de los documentos (el latín es la única lengua que se usa para escribir). Pero en el siglo XII desaparecen casi del todo, debido en gran parte, a una reacción culta hacia un latín más puro cuya última consecuencia es que las formas aragonesas sean cada vez más escasas.
Hasta el siglo XI es frecuente la aparición de formas aragonesas en textos latinos, pero durante el S. XII desaparecen por la aparición de una corriente latinista purista.
Y es sólo en la frontera de los siglos XII-XIII cuando aparecen por primera vez textos en los que predomina las formas aragonesas sobre las latinas .
Este rechazo en la aceptación del aragonés en la escritura es quizás una primera causa remota de las posteriores vicisitudes del aragonés.
Pero no será hasta los siglos XII y XIII que el aragonés comenzará a tener mayor presencia en los documentos escritos. De este período, destacan el Liber Regum —primera historia general con desarrollo narrativo amplio en una lengua románica peninsular—, Diez mandamientos —tratado doctrinal destinado a confesores— y el Vidal Mayor, obra jurídica donde aparecen compilados los fueros de Aragón. Textos como Razón feita d'amor, el Libre dels tres reys d'orient o la Vida de Santa María Egipciaca presentan asimismo claros rasgos aragoneses.
uno, dos, tres, cuatro, zinco, seis, siet/siete, güeito, nueu, diez
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Lengua catalana, es la lengua nativa de Cataluña (con la excepción del Valle de Arán, de habla occitana) y de territorios históricamente vinculados a la antigua Corona de Aragón: el Rosellón, una franja de tierras aragonesas limítrofes con Cataluña; Valencia (salvando algunas comarcas occidentales, que suponen algo más de un tercio de la superficie y que son de habla castellana); la comarca murciana del Carxe; las Islas Baleares y la ciudad de Alguer, en la isla de Cerdeña. Caso especial es Andorra, nunca adscrita a la Corona de Aragón.
En cifras globales, el dominio lingüístico catalán supera los 60.000 km 2 y los 11 millones de habitantes, si bien el número de catalanoparlantes oscilaría, según datos de 1971 y 1973, entre el 60% y el 80% de la población.
Según un estudio del Instituto de Estadística de Cataluña en 2008, el idioma catalán es el segundo más usado habitualmente en Cataluña, tras el idioma español, que supera al catalán no sólo como lengua habitual, sino también como lengua materna y de identificación. Cada aspecto y contexto social del uso del idioma en Cataluña es estudiado por la Generalidad de Cataluña con el fin de fomentar su uso; además, esta invierte anualmente en la promoción del catalán tanto en Cataluña como en otros territorios.
La etimología de Cataluña permanece incierta aunque han sido varias las posibilidades señaladas. El topónimo como tal se encuentra por primera vez en forma escrita hacia 1117 en la forma latina que aparece en el poema pisano Liber maiolichinus de gestis pisanorum illustribus. En ese texto, en el cual se describen las gestas que los pisanos realizan con los catalanes para abordar la conquista de Mallorca, aparecen varias referencias al conde Ramón Berenguer III (Dux Catalanensis, Rector Catalanicus hostes, Catalanicus heros, Christicolas Catalanensesque) así como referencias étnicas como catalanenses o catalanensis y al territorio de éstos, Catalania. Posteriormente, también aparece la expresión in Catalonia en unas donaciones que el rey Alfonso II hizo a su esposa en 1174, así como en diversas ocasiones (Cathalonia) en el testamento del rey y en cantos de trovadores occitanos (Catalonha). En tiempos de su hijo y sucesor Pedro el Católico vuelve a mencionarse en la declaración de la asamblea de Paz y tregua de 1200, en que se delimita su ámbito de vigencia: "Haec est pax quam dominus Petrus (...) constituit per totam Cataloniam, videlicet a Salsis usque ad Ilerdum".
Sin embargo, la razón de este nombre no está clara.
Algunos postulan que la palabra procede de Gotholandia (país de los godos) a través de Gothia o Gotia que era como los francos denominaban también la Marca Hispánica, debido a la presencia de población visigoda en Septimania y el norte de la actual Cataluña tras la caída del reino visigodo, aunque la transformación fonética es discutible. De igual modo, se sugiere Gothoalania (país de godos y alanos) pese a no haber referencias de este segundo pueblo en territorio catalán.
Un historiador medieval, Pere Tomic, sugiere la existencia hacia el siglo VIII de un caballero alemán llamado Otger Cathaló, al que por sus gestas de conquista, Carlomagno dedicó su nombre a las tierras del sur de los Pirineos.
Otra propuesta sugiere que por las necesidades defensivas de la Marca se levantaron muchas fortificaciones. Sus guardas eran los castellanos que en el bajo latín medieval tomaría el nombre de castlanus de cuya voz surgen las formas catalanas castlà, catlà y carlà. De estas formas, los extranjeros que pasaban por sus tierras habrían comenzado a nombrar así a los habitantes y su territorio (català > Catalonia, Catalaunia), por lo que Cataluña significaría «tierra de castillos». Sin embargo, esta explicación ha sido cuestionada por dificultades fonéticas.
Autores modernos como Ronjat (Grammaire historique des parlers provençaux modernes) y Grammont (Sur la métathèse) defienden que el topónimo procede de una alteración de la latina referida a los lacetanos (LACETANI). La transformación se daría por metátesis entre la -l y la -c: lacetanos > catelanos > catelans. Este proceso debió darse entre las capas populares y en tiempos remotos, previos a cualquier influencia erudita. Actualmente, esta etimología y la referida a los godos son las más extendidas.
Además de las comentadas hay aún más propuestas etimológicas menos conocidas. Por ejemplo, tanto catalán como castellano podrían derivar de una fusión de las palabras góticas guta y athala, con el significado de "noble godo", o "hidalgo godo". En este sentido, Otger Cathaló podría ser Otger el noble godo.
Todo a lo largo del siglo XIX el interés por la lengua hará que aumente considerablemente el número de estudios. A la hora de buscar un modelo de lengua surgieron dos tendencias lingüísticas irreconciliables: la de aquellos que propugnaban un catalán "académico" (un catalán arcaizante alejado de la lengua empobrecida y castellanizada del momento) y la de aquellos que defendían "el catalán que ahora se habla" (el catalán habitual de la gente del pueblo, aunque tuviera hispanismos).
La prensa jugó un papel muy importante en la difusión de las polémicas de normativización del catalán, sobre todo la revista "El Adelanto". Se proponían acabar con la anarquía ortográfica y elaborar un buen diccionario, unificar los dos modelos de lengua (el culto y el popular) y depurar el léxico, pleno de barbarismos. En esta tarea tuvo una importancia capital Pompeu Fabra, autor en 1891 de un Ensayo de gramática del catalán moderno que sirvió para poner las bases de la codificación lingüística que realizó la Instituto de Estudios Catalanes el año 1913, con la publicación de las Normas ortográficas.
Origen
Aprovechado la decadencia del Imperio Romano, los visigodos comenzaron a ocupar territorios dominados hasta entonces por los romanos. Esto duraría desde el siglo V al VII. El legado lingüístico de estas invasiones formará parte del superestrato de la lengua catalana.
En el siglo VIII se produjo la invasión musulmana de la Península Ibérica. Pronto, sin embargo, los francos de Carlomagno iniciaron un proyecto de reconquista para asegurarse una zona de seguridad ante el avance musulmán. Nació así la "Marca Hispánica" y la reconsquista llegó hasta Barcelona (801), comprendiendo los territorios que se conocen como Cataluña la Vieja. La reconquista de los territorios del sur de Cataluña, Cataluña la Nueva, se hicieron esperar hasta el siglo XII.
La influencia de las lenguas germánicas y del árabe sobre el latín/catalán que se hablaba en estos territorios influyó de manera diferente: el árabe tuvo mucha más influencia sobre el catalá hablado en Cataluña la Nueva, bajo dominio musulmán durante muchos más años que no Cataluña la Vieja, donde muy poca influencia encontramos en el superestrato.
Por varios indicios, podemos afirmar que el catalán ya era hablado en este rincón de la Península hacia el siglo VIII d. C. Es decir, el latín hablado desde los primeros siglos de nuestra era había evolucionado bastante como para diferenciarse de la lengua vulgar de Roma y ser notablemente diferente. No obstante, los documentos de la época son escritos en latín (bastante degradado y en algunos aspectos cercano al catalán).
La cuna del catalán se considera situada en una zona pirenaica comprendida entre Andorra y el Ampurdán (Empordà). La evolución de los condados catalanes, la reconquista y la posterior expansión marítima configuraron su asentamiento actual.
Desarrollo
Del siglo XV hasta la Renaixença. Es el momento de máximo esplendor del catalán y el periodo llamado de la "Decadència", que abarca los siglos XVI, XVII y el XVIII, y que se caracteriza por la regresión de la lengua en todos los ámbitos de uso.
Durante los siglos XVI y XVII el catalán continuará siendo la lengua de uso popular a todos los niveles: en la relación familiar, en la iglesia, a la administración, en la escuela, en los libros técnicos y de historia, etc. Sin embargo, el castellano se irá introduciendo a la catalanofonía. Los hechos que aceleran la presencia del castellano en los territorios de lengua catalana fueran:
La influencia de la corte castellana. Los Trastámara castellanos habían respetado el uso del catalán y este no se resintió hasta que Fernando II de Aragón y Isabel I de Castilla se casaron y la Corona de Aragón quedó ligada al proyecto de monarquía hispánica gestado por los Reyes Católicos (1479-1516). Fruto de la castellanización de la corte, la aristocracia catalana se fue castellanizando.
El esplendor de la literatura castellana. Algunos escritores catalanes, deslumbrados por la literatura renacentista y barroca castellana cambiarán su lengua por la castellana (Joan Boscà)
La imprenta. La producción de libros en castellano irá desplazando la de libros en catalán por una cuestión de mercado.
La Guerra de los Segadores (1640-1659). Enfrentó a Cataluña con Felipe IV y el centralismo político castellano, y comportó la derrota de Cataluña y la cesión en el estado francés, mediante el Tratado de los Pirineos (1659), de las comarcas del Rosellón, el Conflent, el Vallespir y la Alta Cerdaña. En estos territorios se prohibió el catalán.
La "Decadència"
Muchos estudiosos se refieren a los siglos XVI, XVII y XVIII de la cultura catalana con el término de "decadencia" para dar a entender el retroceso que sufrió el catalán durante estos años. Es, sin embargo, un término impreciso, puesto que no refleja la realidad total de la lengua, sino solamente una parte, la que afecta a la producción culta. Aun así la lengua oral y escrita de las clases populares en los territorios catalahablantes continuará siendo el catalán, al menos hasta el siglo XVIII.
Desde el siglo XVI al XIX la escritura en catalán dejó de existir; factores muy diversos, como la unión de los reinos de Aragón y Castilla (1479), la desaparición de la cancillería, el uso del castellano por intelectuales como Luis Vives, los condicionamientos comerciales sobre la impresión de libros y, más tarde, la política represiva de Felipe V tras la guerra de Sucesión, ayudan a explicar la crisis que cualitativa y cuantitativamente afectó a la producción literaria catalana desde el siglo XVI al XVIII.
Situación Actual
De la Renaixença hasta la actualidad. En este periodo se sitúa la normalización gramatical y la recuperación de la oficialidad.
No es hasta la llegada de la renaixença, con el restablecimiento de los Jocs Florals de Barcelona en 1859 y la poesía romántica de Jacint Verdaguer con L’Atlàntida y Canigó, que la lengua catalana vuelve por sus fueros de producción y calidad. En Valencia, los Jocs Florals fueron impulsados por Teodor Llorente. Tras el romanticismo la plena sintonía con las corrientes literarias contemporáneas se establece con el modernismo, que tiene entre sus principales representantes al poeta Joan Maragall (1860-1911) con su Cant espiritual y al pintor y dramaturgo Santiago Rusiñol, creador de L’auca del senyor Esteve (Las aleluyas del señor Esteve, 1907); Víctor Català (seudónimo de Caterina Albert, que escribió Solitud, 1905) y Joaquim Ruyra, fascinados por el mundo rural, son sus narradores más destacados.
A comienzos del S. XX, el catalanismo político reivindica la enseñanza del catalán y el uso de la lengua en la Administración, lo cual posibilita la creación de la normativa moderna gracias, sobre todo, a la tarea del filólogo Pompeu Fabra. Durante la dictadura franquista (1939-1975), fue objeto de persecución sistemática, pero perduró como lengua de transmisión familiar hasta que, con la recuperación de las libertades democráticas, se devuelve la dignidad al catalán y se normaliza su uso en escuelas, medios de comunicación, mundo económico e industrias culturales.
Durante el periodo franquista (1939-1975), el catalán fue objeto de una agresión brutal y quedó reducido al uso familiar. El castellano pasó a ser la única lengua de la enseñanza, de la administración y de los medios de comunicación. Tanto en el interior de Cataluña como el exilio, hubo varias iniciativas como libros (“Rosa mística” de Mossén Camil Geis, revistas (como "Dau al set", dirigida por Brossa) y campañas para suplir el silencio impuesto por el régimen, por ejemplo, Pío Daví y Maria Vila realizan campañas de teatro vernáculo, estrenando "L'hostal de la gloria", de Josep Maria de Sagarra.
Después de la muerte de Franco, se inició una nueva etapa de recuperación lingüística con el restablecimiento de la Generalidad de Cataluña (1977), la Generalidad Valenciana (1979) y el Consejo Insular de Mallorca (1982) en las Islas Baleares. El catalán será oficial junto con el castellano en estas tres comunidades aunque en Cataluña se le conoce como lengua catalana, en Valencia, lengua valenciana y en las Islas baleares como lengua catalana, reconociendo las modalidades insulares propias.
La característica sociolingüística más destacada del catalán es que en todos los territorios en los que se habla se encuentra en situación de bilingüismo social: con el francés en el Rosellón, con el italiano (más que con el sardo) en Alguer, y con el castellano en el resto de su ámbito lingüístico, incluyendo Andorra, donde es la única lengua oficial según la Constitución andorrana pero donde también se habla el español y el francés.
La lengua catalana se habla en cuatro países diferentes:
Andorra, donde es la lengua propia y único idioma oficial. Es la lengua habitual del 43,8 % de la población.
España
Cataluña, donde es la lengua propia y cooficial junto con el castellano y el occitano (variante aranesa). Existen diversas variantes dialectales dentro del territorio. Es la lengua habitual del 47 % de la población.
Islas Baleares, donde es la lengua propia y cooficial junto al castellano; se hablan los dialectos baleares. Es la lengua habitual del 46 % de la población.
En la mayor parte de la Comunidad Valenciana, donde es la lengua propia y donde se habla la variedad dialectal llamada oficial y genéricamente valenciano; no es uniforme en todo el territorio, ya que existen tres subdialectos con matices de diferencia. De hecho, la zona septentrional valenciana y la meridional catalana comparten un mismo dialecto, el Valenciano septentrional. En esta zona, el catalán es la lengua habitual del 40,1 % de la población. Para el conjunto de la Comunidad Valenciana es la lengua habitual de un 25 % de la población, aproximadamente.
En la zona oriental de Aragón (La Franja Oriental), territorio formado por las comarcas de La Litera y el Matarraña, y cerca de la mitad de los municipios de la Ribagorza, Bajo Cinca y Bajo Aragón - Caspe; lo tienen como lengua habitual cerca de 29 000 personas. En Aragón el catalán no es oficial, pero desde 1990 ha ganado cierto reconocimiento en la legislación autonómica[cita requerida]. El 17 de diciembre de 2009 las Cortes de Aragón aprobaron un dictamen para promover y fomentar las lenguas propias de Aragón.
Una pequeña comarca de la Región de Murcia, conocida como El Carche, donde el catalán –en este caso valenciano– es hablado por unas quinientas personas, aunque no es oficial.
Francia
Los antiguos territorios tributarios de los condados del Rosellón y la Cerdaña (Rosellón, territorio conocido también como Cataluña Norte) que formaron parte de la Monarquía Hispánica hasta la Paz de los Pirineos (1659). Actualmente se corresponden con la casi totalidad del departamento de los Pirineos Orientales. Aquí el catalán no es oficial y ha retrocedido mucho ante el francés. Es la lengua habitual del 3,5 % de la población.
Italia
La ciudad italiana de Alguer en la isla de Cerdeña, donde es hablado habitualmente por un 13,9 % de la población.8 El Estado italiano, en virtud de la "Norma en materia de tutela de las minorías lingüísticas históricas" de 1999, prevé el uso de lenguas como el catalán en la administración pública, en el sistema educativo así como la puesta en marcha de trasmisiones radiotelevisivas por parte de la RAI siempre que el estatuto de lengua sujeta a tutela sea solicitado al consejo provincial por municipios en los que lo solicite el quince por ciento de la población. Anteriormente, en 1997, el Consejo Regional de Cerdeña había reconocido la igualdad en dignidad de la lengua sarda con la italiana en toda la isla, así como con otras lenguas de ámbito más reducido, entre las que cita al catalán, en la ciudad de Alguer. La ciudad, por su parte, promulga su tutela y normalización en sus estatutos de 2000.
Al igual que las demás lenguas románicas de la Península, el catalán es notable por su uniformidad y las variantes dialectales no son demasiado divergentes ni comprometen la comprensión mutua. La división dialectal usada actualmente es la que Manuel Milá y Fontanals propuso ya en el año 1861: el bloque dialectal oriental (que incluye los dialectos central, insulares y de Francia) y el bloque dialectal occidental (que incluye el valenciano y el noroccidental). Pero incluso entre estos grandes grupos la diferencia es pequeña, y las discrepancias afectan más bien a la fonética (las vocales no acentuadas), que por tanto no se reflejan en la escritura, y a pequeñas variantes morfológicas y léxicas.
Los dialectos no se pueden delimitar con exactitud porque entre unos y otros siempre hay una franja de transición más o menos amplia, excepto en las islas. Se trata de dialectos de transición hasta las lenguas vecinas como el ribagorzano y el patués (hacia el aragonés) y el habla capcinés (dentro del catalán septentrional, hacia el occitano). Además, ningún dialecto es del todo uniforme: cualquiera de los que hay se puede subdividir en diversos subdialectos. Así pues, la lengua catalana se puede subdividir en dos bloques dialectales y en dialectos, siendo los dos grandes bloques el oriental y occidental.
Hay dialectos desaparecidos como el menorquín de Fort-de-l'Eau (Argelia), y el catalán de la burgesía y las clases altas de las principales ciutades de Cerdeña, Sicilia y Nápoles, de los cuales quedan restos en el sardo, el siciliano y el napolitano.
Un caso especial es el de la interferencia entre dialectos no fronterizos por repoblación con mallorquines al sur de Valencia en la Edad Moderna, que ha dad lugar al catalán salat meridional.
Dialectos del Catalán
Bloque occidental
Catalán noroccidental
Pallarés (de la comarca de Pallars)
Ribagorzano (de la comarca de Ribagorza)
Leridano (de Lérida)
Valenciano de transición o tortosino
Valenciano
Valenciano castellonense (sur de la prov. de Castellón)
Apitxat, o valenciano central
Valenciano meridional
Valenciano alicantino
Valenciano murciano (desaparecido). Restos léxicos y gramaticales transferidos al panotxo o murciano
Bloque oriental
Catalán septentrional
Capcinés (de la comarca del Capcir).
Rosellonés (del Rosellón).
Septentrional de transición
Catalán central
Salat o salado (de la Costa Brava)
Barcelonés (de Barcelona)
Tarragonés (de Tarragona)
Balear o Baleárico
Mallorquín (de Mallorca)
Solleric
Pollencino
Menorquín (de Menorca)
Oriental
Occidental
Ibicenco (de Ibiza y Formentera).
Oriental
Occidental
De ciudad
Alguerés (de la ciudad italiana de Alguer).
Dialectos de transición entre bloques
Xipella (de las comarcas de Alto Urgel, Segarra y Cuenca de Barberá).
Solsonés
Salat de Tárbena y Vall de Gallinera
Otros
Patuet, idioma catalán hablado en Argelia durante la administración francesa (desaparecido)
Judeocatalán (desaparecido)
Valenciano
Valenciano, lengua valenciana o idioma valencianonota (valencià, llengua valenciana o idioma valencià en valenciano), es el glotónimo usado en la Comunidad Valenciana para referirse al catalán, así como también a las variedades dialectales del catalán hablada en dicha comunidad autónoma. Según el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, el "idioma valenciano"nota 2 es la lengua propia de la Comunidad Valenciana, la cual se regirá por la normativa de la Academia Valenciana de la Lengua.5 6 Asimismo, distintas administraciones públicas nacionales la constatan como una de las lenguas oficiales habladas en España y ofrecen servicios en ella.
El valenciano, que constituye también una de las principales variantes dialectales del catalán junto con el catalán central y el balear, no puede considerarse un dialecto encuadrado dentro de las fronteras de la Comunidad Valenciana, sino que forma parte del bloque o dialecto occidental de la lengua catalana.
El hecho de que los dialectos de la lengua catalana formen un continuum dialectal —al menos en su zona no insular— hace que muchas de las características que marcan el valenciano se encuentren en las tierras del Ebro catalanas y aragonesas (de habla catalana y no catalana), incluso llegando a las comarcas del Bajo Campo y al Bajo Cinca, al igual que muchas características del catalán noroccidental empiezan a aparecer ya en la comarca de la Plana Alta, configurando así una zona de transición entre el valenciano y el catalán noroccidental que algunos expertos denominan dialecto tortosí.
Históricamente se han producido conflictos sobre su denominación, más recientemente sobre la normativa ortográfica (entre las actualmente oficiales Normas de Castellón de 1932, y las diferentes versiones de las Normas del Puig aparecidas a partir de 1979) y sobre su catalogación como lengua o dialecto respecto de la lengua catalana.
Balear
Se denomina balear o catalán balear a la familia de dialectos del catalán que se hablan en las Islas Baleares. Los subdialectos que la forman son el mallorquín (mallorquí) en Mallorca, el menorquín (menorquí) en la isla de Menorca, y el ibicenco (eivissenc) en las Pitiusas (Illes Pitiuses) formadas por Ibiza (Eivissa) y Formentera.
Las lenguas occitano-románicas son el idioma catalán y el occitano, dos lenguas romances muy cercanas que forman un continuo dialectal transicional entre las lenguas de oil y las iberorrománicas.
Las variedades de occitano y catalán juntas claramente forman un grupo filogenético. Hay cierta discusión sobre si estas lenguas junto con otras forman un grupo filogenético más amplio dentro de las lenguas romances. Algunos autores clasifican un tanto arbitrariamente a las lenguas occitanorromances como una parte de las lenguas iberorromances o una parte de las lenguas galorromances, aunque algunos de los rasgos compartidos con esos grupos podrían deberse a influencias posteriores o a desarrollos paralelos. También se ha señalado la existencia de numerosos rasgos comunes con el aragonés y posiblemente podría hablarse de un grupo romance pirenaico integrado por el occitano, el catalán y el navarro-aragonés o aragonés.
En la presente clasificación, se ha incluido al catalán en un subgrupo occitano-romance junto el occitano y el aragonés.
Las vocales de sílaba débilmente acentuada, sean postónicas o protónicas, tienden a perderse; también las finales son poco firmes; -u y -o se pierden siempre, -a en parte del dominio se conserva y en parte se reduce a -e.
En el consonantismo es característica la palatalización de l- inicial (llop 'lobo', lletra 'letra', etc.) que no comienza hasta el siglo XVI; f- inicial se conserva y no pasa a h- como en español y en gascón; c ante vocales palatales se pronuncia s aunque se escribe con c (sinquanta cinquanta 'cincuenta', sercol < circulu(m) cèrcol) y g, j en las mismas condiciones pasan a i (escrita j), como jau < jacet; -n final tiende a perderse (lli < linu(m), ple < plenu(m), lleó < leone(m), etc.) Los grupos cl, fl, pl se conservan (clau < clave(m), plora(r) < plorare, etc.); mb se reduce a m (llom < lumbu(m), cama < camba, etc.).
Tipológicamente el catalán, al igual que las otras lenguas romances occidentales es una lengua flexiva fusionante con orden básico SVO y preferencia por la posición de núcleo sintáctico inicial (regens ante rectum o núcleo-complemento).
Las siguientes características son algunas de las mutaciones del latín que se han ido haciendo durante la consolidación del catalán, aunque también se muestran otras características generales.
El catalán es una lengua flexiva fusionante, con una morfología similar al del resto de lenguas románicas occidentales. Los nombres, adjetivos y muchos determinantes tienen formas diferentes según su número y género gramaticales. Los pronombres personales además tienen formas distintas según el caso gramatical, aunque la distinción de género se reduce a los pronombres sujeto de tercera persona. El verbo tienen un sistema de flexión relativamente complejo, donde cada verbo pertenece a un tipo de conjugación (en catalán los verbos se agrupan usualemente en tres conjugaciones caracterizadas por la terminación del infinitivo). Todas características son compartidas por las lenguas románicas occidentales.
La morfología presenta rasgos característicos como el artículo determinado es, sa, sos, ses (< ipsu, -a) en la lengua antigua y hasta la fecha en algunos dialectos.
Los nombres en catalán son masculinos o femeninos, siendo los artículos asociados de la forma siguiente: el/l', els, un, uns, la/l', les, una, unes.
Los pronombres personales son: singular jo, tu, ell/ella; plural nosaltres, vosaltres, ells/elles. Los pronombres demostrativos son: aquest/-a/-s/-es 'éste/a, éstos/as'; aquell/-a/-s/-es 'aquél/lla, aquéllos/as'. Una forma educada de dirigirse a otro es vostè/-s, 'usted/-es'. El interrogativo es qui '¿quién?', què '¿qué?', quin/-a/-s/-es '¿cuál?'. El relativo es que.
El marcador del plural es -s, como un gat, plural uns gats, el dia, plural els dies; -os se usa para palabras que terminan en sibilante, como el peix 'el pez', plural els peixos. La dicción del marcador plural puede significar algún cambio en la pronunciación, como taronja 'naranja', plural taronges; boca, plural boques.
La numeración del 1 al 10 es la siguiente: un/una, dos/dues, tres, quatre, cinc, sis, set, vuit, nou, deu; 11 onze, 12 dotze, 13 tretze, 20 vint, 30 trenta, 100 cent.
Al igual que en español hay tres conjugaciones: -ar, -er, -ir, si bien existe un cuarto grupo de verbos, los terminados en -re, por ejemplo: prendre (tomar), romandre (permanecer), caure (caer), fondre (fundir), viure (vivir), etc. La mayoría de verbos de este grupo se conjugan como los terminados en -er; otros en cambio lo hacen como los terminados en -ir. La lengua catalana tiene indicativo, imperativo y subjuntivo. El indicativo tiene presente, imperfecto, pretérito y condicional, además de tiempos compuestos, perfecto y pluscuamperfecto. El subjuntivo tiene presente, imperfecto, pretérito, perfecto y pluscuamperfecto.
La mayoría de palabras del catalán proceden del latín, aunque existen también una fracción apreciable de préstamos históricos de otras lenguas como: las lenguas germánicas como el gótico (Ramon 'Ramón', espia 'espía', ganivet 'cuchillo'... y los topónimos acabados en -reny, como Gisclareny) y más recientemente el inglés (bar, web, revòlver...); otras lenguas románicas como el francés (brioix, garatge, fitxa...), el italiano (piano, macarró, pantà, pilot...), el occitano (espasa 'espada', beutat, daurar, aimia, el sufijo -aire...) y el del castellano (senzill, xoriço, amo, burro...); el árabe (alcohol, sucre, alcova... y muchos topónimos como Benicàssim, Albocàsser...), también el euskera (esquerre 'izquierdo', isard 'gamuza, rebeco, sarrio', estalviar... 'ahorrar', y muchos topónimos como Aran y Benavarri...).
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tots els éssers humans neixen lliures i iguals en dignitat i en drets. Són dotats de raó i de consciència, i han de comportar-se fraternalment els uns amb els altres.
El alfabeto catalán deriva del alfabeto latino, al que se le incluyen algunos signos diacríticos. Consta de 26 letras (la cedilla ç es la letra c con signo diacrítico), algunas de las cuales (k,w) sólo se emplean en los extranjerismos.
El sistema de escritura también presenta ciertas características particulares. El catalán presenta una característica única, la escritura de la -l- geminada: -l·l- (como en intel·ligent –inteligente–). La otra característica es la ny [ɲ] (en español es equivalente a la "ñ") que se encuentra también en afaan oromo, aragonés, húngaro, quenya, valón, ladino, malayo, indonesio, ewe, gã, ganda, lingala, seSoto, swahili, zhuang y zulú. También cabe comentar la grafía -ig (pronunciada [t͡ʃ] si antes hay vocal y [it͡ʃ] si antes hay una consonante) representada en pocas palabras (como faig –hago–, maig –mayo–, mig –medio–, desig -deseo-, puig –monte–, raig –rayo–, roig –rojo–, vaig –voy–, veig –veo–) o la "t+consonante" para la representación de consonantes dobles con: "tm", "tn", "tl", "tll", o africación: "tg" y "tj" (setmana, cotna, atles, bitllet, jutge, platja).
En términos de producción, el catalán es la lengua minoritaria más importante de Europa occidental. Aunque las primeras manifestaciones escritas de esta lengua podrían remontarse hasta el siglo IX, sólo a fines del siglo XII encontraremos textos que pueden calificarse de literarios.
En el siglo IX, en estos mismos documentos cotidianos (testamentos, actas, ventas, etc.) aparecen claramente palabras y construcciones catalanas, lo que ya nos indica que la lengua oral de quien redactaba es escrito era bien diferente de aquella en la que escribía.
Este mismo siglo se produce una decisión importante para las lenguas románicas: la Iglesia decidía en el Concilio de Tours del año 813 que había que traducir las homilías in rusticam Romanam linguam para que los feligreses entendieran la Palabra.
En el siglo IX, aunque se encuentran escasas muestras de características típicas del catalán en medio de textos en latín, por ejemplo el nombre de Palomera en latín Palumbaria, encontrado en el acta de consagración de la Catedral de Urgell redactada en el último tercio del siglo IX. En otro texto, este ya de principios del siglo XI, aparece en medio de un texto latino, de 1034, el nombre de siete árboles frutales en catalán:
morers III et oliver I et noguer I et pomer I et amendolers IIII et pruners et figuers
A finales del siglo XI se encuentran documentos feudals escritos íntegramente en catalán, mientras que a principios sólo aparecían palabras y expresiones. El manuscrito Greuges de Caboet es el texto más antiguo que se conserva totalmente en catalán, de temática feudal y fue escrito entre 1080 y 1095. Del 1098 data el Juramento de Pau y Tregua del conde Pere Ramon de Pallars Jussà al obispo de Urgell.
En el siglo XII encontramos otros documento feudales como los Agravios de los hombres de Sant Pere de Graudescales y los Agravios de los Hombres de Hostafrancs de Sión, que como los Agravios de Caboet, proceden del área antigua del Obispado de Urgell. En el mismo siglo surgen las primeras traducciones o adaptaciones de origen jurídico, como el Liber iudiciorum (Libro de los Juicios o Libro Juzgue) o Forum iudicum data paleográficamente de finales del siglo XII conservado en la Biblioteca de la Abadía de Montserrat y se cree que se una copia de una traducción de mediados del siglo XII mientras que otra versión catalana del mismo Liber iudiciorum que se conserva en el Archivo Capitular de Urgell, en Seo de Urgel, fecha de la primera mitad del siglo XII, paleográficamente y lingüísticamente.
Frecuentemente se ha considerado como el primer texto de la literatura catalana las Homilies d'Organyà, sermones sobre el Nuevo Testamento contenidos en un códice descubierto en el Alto Urgel a principios del siglo XX y conservados en la Biblioteca de Cataluña; se trata de un manuscrito de 13 folios en pergamino de comienzos del siglo XIII.
Otra obra destacable es el Libre de la saviesa, atribuido a Jaime I, o las Paraules de savis e filòsofs de Jafudá Bonsenyor. Importantes son también las compilaciones de las leyes locales de tipo feudal: los Usatges de Cataluña o las Costums de Tortosa.
El texto inferior muestra un fragmento de las Homilies d'Organyà, teniendo en cuenta que el texto en catalán va en cursiva. Es el comentario a la parábola del sembrador (Lucas, VIII, 4 ss.).
Dominica in LX-a. In illo tempore, cum turba plurima convenirent et de civitatibus properarent ad Iesum, dixit per similitudincm: Exit qui seminat seminare semen suum.
Seinor, nostre Seinor dix aquesta paraula per semblant, et el esposa per si el ex. Aquel qui ix seminar la sua sement, e dementre que semenava, la sua sement cadeg prob de la via e fo calzigad, e'ls ocels del ciel mengaren aquela sement:
Aqtiesi seminador dix nostre Seinor que son los maestres de sent'eglesia, (la sement e) la predicacio de Iesu Crist. Los auzels del cel qui mengaren aquela son los diables qui tolen la paraula de Deu de coratge d'om per mal e peccatz e per males obres. Et aliut cecidit super petram el natum aruit, quia non habebat hurnorem. Aquela sement qui cadeg sobre la pedra fo seca per zo car no i avia humor, demostra la paraula de Deu qui cad el cor del om e ven diable e la tol del cor per zo qur no a humor de caritad en si. .."
Esta es la traducción literal al español del texto catalán:
'Señores, Nuestro Señor dijo esta parábola por semejanza y la expone por sí mismo (ex < ipse). Aquel que salió a sembrar su simiente, y mientras sembraba, su simiente caía junto al camino y fue pisada y los pájaros del cielo comieron aquella simiente:
Este sembrador dice Nuestro Señor que son los maestros de la Santa Iglesia, la simiente es la predicación de Jesucristo. Los pájaros del cielo que comieron aquélla son los diablos que quitan la palabra de Dios del corazón del hombre por males y pecados y por malas obras. Et aliud cecidit, etc...(Lucas VIII, 6). Aquella simiente que cayó sobre la piedra fue seca porque no había humor; demuestra (representa) la palabra de Dios que cae en el corazón del hombre y viene el diablo y la quita del corazón porque no tiene humor de caridad en sí...'
La prosa experimenta un avance decisivo, que proporciona a las letras catalanas una de sus épocas de mayor gloria. Las grandes crónicas, concebidas como monumentos literarios, tienen su continuidad en la figura de Ramón Muntaner (1265-1336); su Crónica abarca los reinados de Jaime I a Alfonso IV. En esta obra se unen un rigor histórico y una singular expresión literaria.
Pero es en los siglos XIV y XV cuando la literatura catalana alcanza un puesto de esplendor en Europa. A caballo entre los siglos XIII y XIV destaca Ramon Llull, misionero, teólogo, filósofo, místico y escritor, cuya novela, Blanquerna, contiene el celebrado Llibre d'amic e amat. Llull es considerado el patriarca de la poesía catalana y figura de primer orden en el campo literario catalán tanto por la abundancia de escritos en su lengua materna como por su calidad.
un, dos, tres, quatre, cinc, sis, set, vuit, nou, deu
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El occitano o lengua de oc (occitan, lenga d'òc) es una lengua romance de Europa. Es hablada por unos dos millones de personas y diez millones tienen cierta competencia en el idioma, casi todas ellas en el sur de la actual Francia (al sur del río Loira), así como en Italia en los Valles Occitanos de los Alpes Piamonteses y en España en el Valle de Arán, en el Pirineo leridano. Es únicamente en este último lugar donde tiene reconocimiento oficial, en su variedad autóctona, reconocido por Cataluña.
El nombre del idioma viene de la palabra òc que en occitano medieval y actual significa 'sí', en contraste con el francés del norte o lengua de oïl (pronunciado uí, ancestro del francés moderno oui). En catalán medieval (y todavía hoy en la variedad catalana septentrional), la partícula afirmativa también era hoc (òc).
La palabra òc proviene del latín hoc, en tanto que oïl se derivó del latín hoc ille. La palabra occitano se desprende del nombre de la región histórica de Occitania, que significa el país donde se habla la lengua de oc.
El nombre occitano se deriva del nombre geográfico Occitania, que está modelado a su vez de Aquitania, e incluye las regiones de Liomusin, Languedoc, la antigua Aquitania y la parte meridional de los Alpes franceses.
La obra Leys D'Amors es a la vez una gramática occitana, probablemente la más antigua de todas las lenguas romances, y un tratado de poesía.
La gramática fue pedida al tolosano Guilhèm Molinièr el 1323 por encargo del Consistorio de la Companhia del Gay Saber de Toulouse y redactada entre 1328 y 1355. Esta obra influyó después en toda la poesía derivada del estilo trovadoresco e hizo de esta ciudad un centro neurálgico literario hasta las postrimerías del siglo XV.
La obra recoge los diferentes aspectos del arte de encontrar: gramática, retórica, estilística y versificación.
Existen diferentes versiones de esta obra, que fue redescubierta y publicada por primera vez entre 1.841 y 1.843 por Félix Gatien-Arnould. Fue publicada otra vez en 1919 por el lingüista Josèp Anglada.
Si la grafía clásica nació un poco antes del año mil (con los primeros documentos escritos en occitano, la norma clásica se desarrolló en tres etapas a partir de 1935:
Apareció en 1935 con la publicación de la Gramática occitana según los dialectos languedocianos de Loïs Alibert.
Fue desarrollada después por el Instituto de Estudios Occitanos (IEO) a partir de 1945. Hay que añadir, en particular, las obras de Pèire Bec y Robèrt Lafont desde los años cincuenta.
Es regulada por el Consejo de la Lengua Occitana (CLO) desde 1996.
La norma clásica se expandió sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, haciendo recular a la norma mistraliana. Hoy la norma clásica se utiliza en toda Occitania. Sin embargo, aún hay casos de concurrencia:
En provenzal y en nizardo, entre norma clásica y norma mistraliana.
En los Valles Occitanos italianos, entre norma clásica y norma de la Escuela del Po.
En auvernense, entre norma clásica y norma bonaudiana.
Estandarización
Las diferentes grafías concurrentes del occitano (clásica, mistraliana, bonaudiana, de la Escuela del Po) se concibieron en principio para representar hablas o dialectos, sin fijar una variedad estándar del occitano. Sin embargo, la norma mistraliana engendró desde finales del siglo XIX la aparición de tres koinés literarias regionales: una en provenzal general, una en nizardo y otra en gascón bearnés. Además, puede decirse que la koiné provenzal mistraliana prefigura una lengua estándar.
La norma clásica, a partir del siglo XX, ha perseguido el desarrollo de esas tres koinés pero ha favorecido también koinés regionales suplementarias en limosín y en languedociano. Desde la oficialización del occitano en el Valle de Arán en 1990, también la norma clásica favorece una variedad bastante codificada del gascón aranés.
Origen
Desde siglo V al siglo XI: Aparición progresiva de términos, de frases, incluso de pasajes cortos en occitano en textos en latín (latín tardío o protorromance).
1102: Documento de Ademar Ot, el fuero más antiguo utilizado exclusivamente en occitano como lengua de escritura según Clovis Brunel6 .
En 1229 y 1232, Jaime I de Aragón, originario del señorío de Montpellier, conquista las islas de Mallorca e Ibiza así como Valencia de los Musulmanes Almohades. El catalán, todavía no diferenciado del occitano medieval, remplaza la lengua árabe como lengua oficial.
Desde el siglo XII al siglo XIV: Influencia importante de la literatura occitana (en koiné) y de los trovadores sobre el catalán.
Es en 1240 cuando aparece por primera vez el término provenzal que hace alusión al gran territorio romano denominado Provincia Romana que se extendía desde la Provenza al Languedoc. Y en 1291 aparecen los primeros textos que indican el término langue d'oc.
1271: Aparecen los primeros textos en latín que indican el término occitano: bajo formas occitanus y lingua occitana, emparentadas con el territorio denominado Occitania.
Desarrollo
A pesar de que el francés (literatura de oil) adquiere un cierto prestigio literario; en el siglo XIV y XV, la literatura occitana entra en una fase de declive relativo y no tiene un papel determinante a nivel europeo. Esta situación no constituye más que una amenaza para la práctica del occitano. Y esto induce a una sustitución del occitano por el francés como lengua escrita.
El retroceso del occitano como lengua administrativa y literaria dura desde finales del siglo XIV hasta el XIX, el occitano no cesa de perder su estatuto de lengua erudita. En las cortes del siglo XVI, la escritura anteriormente en uso cae en el olvido (lo que se acentuó con la Ordenanza de Villers-Cotterêts que impuso el uso administrativo del francés). Pierre Bec precisa que en 1500 todavía la pronunciación y la escritura se correspondían pero que en 1550 se produce la separación. En 1562, el duque de Saboya manda la orden a los notarios del Condado de Niza redactar a partir de ese momento sus actas en italiano. A partir de esto, proliferan las escrituras de patois que toman como referencia las lenguas oficiales.
La lengua del rey de Francia terminará por imponerse en todo el país de forma oral (antiguas provincias occitanofonas como Poitou, Saintonge, Aunis, Angoumois, Marche y Baja Auvergne, así como una parte de Rhône-Alpes). Los primeros textos aparecen desde finales del siglo XIV en el norte de la Auvergne. Por otro lado, el francés se impondrá solamente en los escritos administativos y jurídicos (en las regiones occitanófonas). En el transcurso del siglo XVI el francés sustituye masivamente y definitivamente al occitano como lengua escrita oficial.
La lengua, a pesar de sus producciones literarias escritas entre el siglo XVI y el siglo XIX, no sobrevive más que en los usos populares raramente escritos hasta la renovación del Félibrige. Los medios de comunicación occitanos mismos se hacen ardientes adversarios del occitano.
Situación Actual
El occitano será, para una gran mayoría, la única lengua hablada por el pueblo hasta principios del siglo XX. En esta época, la escuela (antes, durante y después de la Tercera República Francesa) juega un gran papel de desaparición para el uso oral de la lengua occitana. A pesar la escuela llega a ser gratuita y obligatoria para todos, después de las Leyes escolares de Jules Ferry, continúa causando un retraso importante a la lengua occitana debido a la vuelta de una política de denigración y de culpabilidad de hablantes de otras lenguas además del francés. La represión del uso de la lengua en el seno de la escuela es muy importante y consiste principalmente en humillar a los patoisants en lugar de dar una seña distintiva. El término patois es por otra parte tan discutible como peyorativo. Esto tiene como objetivo hacer olvidar que el occitano es una verdadera lengua y de hacer creer que el uso del patois era oscuro.
Paradójicamente, durante el mismo período, la literatura occitana se ve recompensada en el extranjero por el premio Nobel otorgado al escritor provenzal y fundador del Félibrige Frédéric Mistral.
Los cambios sociales de principios del siglo XIX y del XX están también en el origen del desprecio de la lengua. Con la revolución industrial y la urbanización, no hablar más que occitano constituía un handicap para acceder a los puestos importantes. Muchos padres tienen que elegir entonces a no hablar más que el francés con sus hijos. Sin embargo, para ellos mismos, el francés era la lengua de la escuela y de la administración, pero no era su lengua materna.
Hacia 2001 se tenía constancia de que 1.939.000 personas (casi todas ellas en el "Midi" o "Mediodía" de Francia) hablaban usualmente alguno (o más de uno) de los dialectos del idioma occitano, habiendo actualmente en total unas 8.000.000 de personas con cierta competencia lingüística en el idioma aunque no lo tienen por idioma principal, mientras que 7 millones de personas lo entienden pero no lo hablan.
Según la Universidad de Burdeos hoy en día en todo el territorio de habla occitana sólo superan el 50% de hablantes las montañas del Bearne y el Aude y, sobre todo, el casco antiguo de Niza y el Valle de Arán, siendo estas cuatro zonas las únicas, además, donde todavía queda un número apreciable de hablantes jóvenes. Según el Atlas Interactivo UNESCO de las Lenguas en Peligro en el Mundo es una lengua considerada en peligro de extinción.
El uso actual del término occitano puede parecer algo confuso. Algunos autores consideran que el occitano es una familia de idiomas en los que figuran: el auvernense (auvernhat o alvernhat), el limosín (lemosin), el vivaroalpino (vivaroaupenc) o provenzal alpino o delfinés (dauphinat), el gascón (del cual el aranés, el bigorrés y el bearnés son variedades), el languedociano (lengadocian), el provenzal (provençau), y el shuadit o judeoprovenzal (considerado extinto desde 1977).
Dialectos del Occitano
Occitano sepentrional
Auvernense
Auvernés, en la franja septentrional-central de Clermont Ferrand hacia Rodez. Hablado en los departamentos de Cantal (salvo la región de Aurillac), Haute-Loire y Puy-de Dôme, extendiéndose a la región de Gannat en Allier, y de Saint-Bonnet-leChâteau en Loire y en las regiones fronterizas en Ardèche. Puede haber unas 100.000 personas capaces de hablarlo, aunque muy pocos niños lo aprenden. Incluso la lengua de los más competentes está fuertemente influenciada por el francés. Se puede considerar seriamente amenazada.
Limosín
Lemosín en el continuum noroccidental, alrededor de Limoges y Perigueux, concretamente en los departamentos de Corréze y Haute-Vienne, la mayor parte de Creuse, las partes septentrionales de Dordogne y las orientales de Charente. Puede haber unos 100.000 hablantes pero muy pocos niños aprenden la lengua. En las variantes septentrionales hay menos características francesas, pero en todas las zonas incluso los hablantes más fluidos muestran fuertes influencias del francés. Está seriamente amenazada.
Vivaroalpino
El vivaroalpino o también alpinovivarés (en occitano vivaroalpenc o vivaroaupenc) es, dentro del idioma occitano, la variante del dialecto noroccitano hablada en partes del Velay, el norte del Vivarés (Alto Vivarés), el Delfinado meridional, y gran parte del antiguo condado de Niza (Alpes Marítimos), por lo que respecta a Francia. En Italia, se habla en la mayor parte de los Valles Occitanos, situados en la ladera este del sur de los Alpes. El gardiol, hablado en el municipio de Guardia Piemontese, en la costa noroeste de Calabría, es considerado como perteneciente al vivaroalpino.
Occitano suroriental
Languedociano
Languedociano, se habla en una región que va desde Burdeos en el noroeste a Montpellier en el sudeste y desde Toulouse en el suroeste a Rodez en el nordeste, cubriendo los departamentos de Aveyron, Lot, Lot-et-Garonne, Tarn-et-Garonne, Tarn, Aude, Hérault, las partes orientales de Haute-Garonne y Ariège, las meridionales de Dordogne, la zona de Aurillac de Cantal, las partes occidentales de Gard y pequeñas zonas de Lozère, Pirineos orientales y Gironde. Hay pocos niños que hablan la lengua a pesar del gran número de hablantes que la continúan cultivando, lo que hace que esté seriamente amenazada. Esta variante ha sido escogida como la más apropiada para la lengua normativa.
Provenzal
El provenzal es un dialecto o variedad regional del idioma occitano que en la actualidad es hablado por una minoría de la población en el sureste de Francia.
Muchas veces la palabra «provenzal» es comúnmente usada para referir a todos los dialectos del occitano, pero en verdad se refiere específicamente al dialecto hablado en la antigua provincia francesa de la Provenza, territorio al cual se suma la región oriental del Languedoc (zona de Nîmes), en Francia.
La mayoría de los lingüistas no incluyen en el provenzal las hablas de los altos valles del Piamonte en el noroeste de Italia (Val Maira, Val Varacha, Val d'Estura, Entraigas, Limon, Vinai, Sestriere), sino que las considera como parte del dialecto vivaroalpino.
Occitano sudoriental o Gascón
El gascón (derivado de «wascon») es la variedad lingüística propia del «triángulo» aquitano, inscrita en el espacio lingüístico galorrománico. Se considera generalmente un dialecto del occitano, aunque algunos le dan categoría de lengua propia.
Aranés
El aranés es el nombre que recibe en el Valle de Arán (provincia de Lérida, Cataluña, España) la lengua occitana hablada en este territorio. Se trata de una variedad gascona del idioma occitano.
Bearnés
El bearnés es una variedad del gascón, idioma que forma parte de la familia de lenguas occitanas. Era antiguamente la lengua materna de los habitantes de Béarn, muy extendida hasta hace tan sólo sesenta años y después en declive. Desde los años setenta del siglo XX conoce un cierto renacimiento, en parte gracias a las calandretas.
Las calandretas (en gascón, alondritas) son escuelas bilingües occitano-francesas. La primera abrió sus puertas en Pau en 1979.
Un sondeo de 1982 en el territorio de Béarn daba a conocer que hasta un 51% de la población habla bearnés, el 70% lo entiende y un 85% se declara a favor de la protección de la lengua.
Bigorrés
Shuadit o Judeoprovenzal
El shuadit (también denominado Chouhadite, Chouhadit, Chouadite, Chouadit) es una lengua judeorromance extinta del sur de Francia, también conocido como Judeoprovenzal. Se han encontrado documentos del siglo XI en Francia, y después de sufrir caídas drásticas que comienzan con la persecución de la Inquisición en Francia, finalmente se extinguió con la muerte de su último hablante, Armand Lunel, en 1977. A veces se considera como un dialecto del occitano.
Desde un punto de vista territorial, el dialecto que abarca una extensión más amplia es el languedociano, cuya forma de cuña abarca la totalidad o parte de 14 départements. El provenzal y el vivaro-alpino ocupan, total o parcialmente, seis départements cada uno, mientras que el lemosín y el auvernés están presentes en todo o parte del territorio de cinco y cuatro départements respectivamente.
El carácter galorromance del occitano ha sido puesto en duda, ya que sus mayores afinidades se dan con el catalán y luego con el italiano, aunque ninguno de estos dos idiomas es galorromance. Algunos autores postulan la existencia de un grupo occitano-romance que incluye el catalán y el occitano, sin definir si este grupo estaría más cercano al galorromance o al iberorromance.
En la presente clasificación se incluye el subgrupo occitano-romance como un subgrupo hermando tanto con el galorromance como el iberorromance, haciendo así evidente su carácter de variedades de transición entre ambos.
Excepto en las variedades de Niza e Italia, donde aparecen algunas palabras proparoxítonas o esdrújulas (mànega 'manga', diménegue 'domingo', 'parla-li 'háblale), en occitano las palabras regularmente son paroxítonas (llanas), por lo que en esta lengua aparecen acentos desplazados respecto a las formas latinas.
Por otra parte, las palabras acabadas en consonante suelen ser agudas (excepto cuando la consonante es un morfema inflexional, como en joves 'jóvenes', díson 'dicen', cantàvam 'cantábamos').
La pronunciación clásica occitana se realiza según reglas de lectura constantes y regulares teniendo pocas excepciones. Junto a las letras, el occitano posee diacríticos que modifican la pronunciación de ciertas letras o sencillamente indican la tonicidad de la palabra sin cambiar notoriamente la pronunciación de las letras en la palabra, como ocurre con el acento agudo (´), el acento grave (`) y la diéresis (¨). Los signos especiales de los fonemas corresponden al alfabeto fonético internacional.
En occitano como en el resto de lenguas romances cada nombre o adjetivo tiene un género inherente, que puede estar o no señalado por una marca típica de género. Las marcas de género más frecuentes son -e (masculino) y -a (femenino), aunque en los masculinos es frecuente la asuencia de marca (morfo cero). En occitano ha tenido lugar una gran regularización introduciendo -a en adjetivos latinos de dos terminaciones (que en las demás lenguas romances suelen tener la misma forma para masculino y femnino).
Los nombres son masculinos o femeninos, siendo la terminación -e típica masculina y la -o femenina. Con muy pocas excepciones los nombres provenzales tienes el mismo género que sus equivalentes franceses. Los fonemas del singular y plural en los nombres son los mismos.
El artículo determinado es en masculino lou, femenino la, plural de ambos li (lis delante de vocal), como lou jouvènt 'el joven', li jouvènt 'la juventud'. El artículo indeterminado es un, uno con forma plural de/d, que corresponde al francés des.
El adjetivo comparativo es mai o plus.
No hay pronombres en provenzal que se correspondan a los del francés je, tu, etc. pues los verbos provenzales se conjugan sin pronombres.
Los pronombres demostrativos son aqueste 'esto', aqueu 'eso', declinándose ambos en género y número. Los interrogativos son quau '¿quién?', (de)que '¿qué?'. El relativo es que, lou quau, la qualo, plural liquau/qualo, como fai forço quau amo forço 'Quien ama mucho hace mucho'.
La numeración del 1 al 10 es la siguiente: un(o), dous/dos, tres, quatre, cinq, sièis, sèt, vue, nòu, dès; 11 vounge, 12 douge, 13 trege, 20 vint, 30 trento, 100 cènt. En provenzal, como en portugués, 'dos' va marcado por el género, como dous brau 'dos toros', dos chato 'dos chicas'.
El verbo provenzal se conjuga sin pronombres personales. Los verbos auxiliares èstre 'ser' y avé 'tener' se usan para la formación de tiempo compuestos. Los verbos se dividen en tres clases por la terminación -a, -i, -e.
La partícula negativa es pas que sigue al verbo, como siéu pas riche 'no soy rico'.
El orden de la frase es sujeto, verbo y objeto o verbo, sujeto y objeto.
En el occitano estándar se observan algunas variaciones respecto a los datos anteriormente mencionados. Por ejemplo, el artículo determinado masculino es lo, femenino la, plural masculino los, plural femenino las. El indeterminado es un/una.
Los pronombres demostrativos son aqueste/aicest, aquel/aqueu. Los interrogativos son qui (quien), el relativo es lo qual, la quala, plural los quals, las qualas, de ahí fa fòrça qui ama fòrça 'hace mucho quien ama mucho'.
El verbo tener es el verbo avèr.
La terminación en -o de las palabras femeninas está obsoleta puesto que actualmente se escribe en -a para unificar a los dialectos que no abren esta "a" para convertirla en o.
Tanto el catalán como el occitano conservan restos de la evolución del fonema romance /*č/ > /ʦ/ > /ʣ/: latín DĔCE(M) 'diez' > proto-romance *dɛče > catalán -tze/-ze (catorze, quinze, setze 14, 15, 16) y occitano détz, que alterna con /z/ *deʣena 'decena' > catalán/occitano /dezena/.
Una gran parte del léxico es común, y en general en la forma escrita catalán y occitano tienen una altísima inteligibilidad, similar a la existente entre portugués y español (aunque en la forma hablada estas dos lenguas son casi ininteligibles, depende de la zona).
La langue d'Oc ha contribuido con unas quinientas palabras al léxico general del francés contemporáneo de las que son testimonio bague ('anillo'), cadeau ('regalo') y velours ('terciopelo'). Está fuertemente relacionada con el catalán y aunque ha sido muy influida en el pasado reciente por el francés, su fonología y gramática están más cerca del español que del francés.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Totes los èssers umans naisson liures e egals en dignitat e en dreches. Son dotats de rason e de consciéncia e se devon comportar los unes amb los autres dins un esperit de fraternitat.
Para escribir las lenguas occitanas se usa el alfabeto romano, menos la k, w, x, y. Se usan acentos graves y agudos y la cedilla.
La literatura occitana fue una de las más ricas, especialmente en el género lírico, de Europa aunque lamentablemente fue cruelmente reprimida durante la cruzada contra los albigenses en el siglo XIII. Durante los siglos XII al XIV fue lengua literaria en Francia y el norte de España, siendo la lengua de los trovadores medievales.
Hacia 880 hay un manuscrito que contiene un poema corto en latín de 15 versos con notación musical, en él hay un estribillo en occitano. Cantalausa, lingüista occitano, lo describe en la Alba bilingüe como "la primera joya literaria de nuestra lengua".
siglo X-siglo XI: Primeros textos literarios en occitano "clásico": la Pasión de Clermont (hacia 950), el Poema sobre Boecio (hacia el año 1000), las poesías religiosas de San Marcial de Limoges (siglo XI, la Canción de Santa Fe de Agen (hacia 1040). Siglo XI al siglo XIII: Apogeo de la poesía lírica occitana.
Indiscutiblemente occitano es el poema hagiográfico de 593 versos Canczon de sancta Fides dagen ("Chanson de Sainte Foy dAgen"), compuesto cerca de Narbona entre 1030-1070, así como el fragmento de 258 versos sobre Boecio titulado Boeci, compuesto en escritura lemosina antes de 1150, probablemente entre 1070-1115 (o incluso antes). Contamos también con un manuscrito de San Marcial de Limoges, que incluye cuatro textos religiosos del siglo XI en verso en escritura del Poitou (tres de ellos junto con la versión latina). El modelo administrativo occitano aparece in extenso alrededor del 1103 en Provenza, en tomo al 1120 en lemosín y, posteriormente, en la escritura propia de Gévaudan (1134), Vivarais (1177), Perigord (aprox. 1185) y en el mismo auvernés (1195).
Aunque la literatura occitana más antigua data de finales del siglo X y del XI, habría que esperar a los siglos XII y XIII para que la lengua consiguiera un completo reconocimiento internacional. Esto se consiguió gracias a la lírica de los trovadores, de los que conocemos alrededor de 450. Su obra fue diseminada por toda Europa y ejerció una importante influencia durante siglos, incluso mucho después de que su voz se hubiera apagado. La escritura en occitano, fundamentalmente en verso, ha continuado hasta la actualidad dentro de una tradición ininterrumpida que alcanzó su punto culminante a finales del siglo XVI y en el siglo XVII (Luis Bellaud de la Bellaudiére, Guilhem Ader, Péire Godolin, Glaudi Brueis, Francés de Corteta).
Occitano, un, dos, tres, quatre, cinc, sièis, sèt, vuèch, nòu, dètz
Lengadocio, un, dos, tres, quatre, cinc, sièis, sèt, uèch, nòu, dètz
Gascon, un, dus, tres, quate, cinc, shèis, sèt, ueit, nau, dètz
Auvergnat, vun, dou, trei, catre, sin, siei, sé, veu, neu, dié
Limosin, un, dōū, trei, quātre, cin, siei, se, hue, nō, die
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El idioma francés (en francés: le français, la langue française) es una lengua romance hablada en todo el territorio de Francia metropolitana, junto con otras lenguas como el idioma bretón en Bretaña, el occitano, en el sur del país, el vasco, el catalán (respectivamente, en el extremo suroeste y sureste de los Pirineos), y el corso en Córcega.
En los territorios franceses de ultramar es hablado en muchos casos, junto con otras lenguas como el tahitiano en la Polinesia Francesa, o con dialectos como el «créole» en la Reunión, así como en Guadalupe, en Martinica, o en Estados Unidos (francés cajun, créole y francés colonial).
El francés propiamente dicho es derivado del francés septentrional (lengua de oïl) de una de cuyas variedades (la de la Île-de-France) surgió el francés literario.
Sin embargo, en esta clasificación, vamos a referirnos al francés como el grupo de lenguas de oïl en general. Sabemos que es una incorrección desde el punto de vista lingüístico, pero resulta más abordable desde el punto de vista cladístico.
La palabra francés proviene de Francia y este de Frank que era el nombre de la tribu germánica que se estableció en la Galia.
El adjetivo franco y sus múltiples derivados (franqueza, franquicia, franquía, franquear, francamente, francmasón, francotirador, etc.) vienen del fráncico frank que significaba libre y por extensión 'quien dice lo que piensa'.
La apelación francos - un pueblo germánico, establecido cerca del Rhin - aparece por primera vez hacia mediados del siglo III. En el siglo II, atacaron el Imperio Romano, abriendo un largo período de guerras, entrecortado de alianzas. En el siglo V, invadieron la Galia donde se establecieron.
La lengua referida habitualmente como francés estándar es una lengua de oïl, pero los territorios de la actual Francia continental han incluido durante siglos grandes grupos de hablantes de lenguas de oïl distintos del francés, así como hablantes de otras lenguas romances (arpitán, occitano-gascón, catalán) y no romances (euskera, bretón, flamenco y alsaciano).
Aunque los diferentes estándares literarios de las lenguas de oïl en el medioevo podrían haber evolucionado a una situación en la que cada lengua mantuviese su estatus en el territorio en el que era hablada, la centralización del reino de Francia y su influencia incluso fuera de sus fronteras tuvo el efecto de enviar la mayoría de las diversas lenguas de oïl a la oscuridad durante varios siglos. Existen dos teorías principales para explicar la preeminencia del francés estándar.
La teoría franciana (francien)
Afirma que el franciano (francien), la lengua de oíl de la región de París y por lo tanto de la corte francesa, se impuso simplemente como lengua oficial en todo el territorio del reino porque era la lengua del rey. Este franciano se convirtió en la base de la lengua francesa moderna con el paso del tiempo. La evidencia lingüística sugiere desechar esa idea, aunque es citada a menudo en libros de divulgación científica.
La teoría de la lingua franca
La mayoría de los lingüistas que trabajan en el tema tienden a presentar variedades de la siguiente teoría: el francés impuesto por la ordenanza de Villers-Cotterêts para reemplazar el latín no era una variedad particular de las lenguas de oïl, sino una lengua administrativa generalizada, obtenida a base de eliminar características regionales y que era comprensible para todos, esto es, una lingua franca.
Se cree que esta lengua no estaba prevista como lengua nacional, sino simplemente como una lengua de cancillería para temas legales y administrativos. Sin embargo, el desarrollo de una literatura en esta nueva lengua animó a los escritores a usar francés más que sus propias lenguas regionales. Esto llevó al declive de la literatura en lenguas vernáculas.
Antes de la Primera Guerra Mundial el francés estándar no era la lengua primaria de los franceses; lo eran las lenguas regionales, que eran las más usadas en casa y en el ámbito rural. Esto también era el caso para las lenguas de oïl diferentes del francés estándar.
En 1635 Richelieu decide formar un cuerpo oficial que deberá decidir lo que es correcto o incorrecto en la lengua francesa. Para ello reúne a 40 sabios de la lengua, gramática y la ortografía. Famosos como Descartes, Pascal, Diderot, Flaubert, Balzac, Alejandro Dumas, Emilio Zola nunca formaron parte de la Academia, a pesar de haberlo intentado en numerosas ocasiones.
La Academia francesa establecería en lo adelante las normas que todos los estudiosos, e incluso nosotros mismos, deben y debemos aprender sin saber realmente el origen.
Origen
Durante mucho tiempo, el idioma hablado en el norte de Galia (en realidad ya Francia) fue una variedad de latín, influido por el idioma germánico hablado por los francos, que influyó fundamentalmente en la fonética del francés. Al sur, la evolución es diferente, por lo que poco a poco se van diferenciando dos lenguas con una frontera que en principio se marcará en el Loira, aunque a lo largo de la historia irá desplazándose cada vez más hacia el sur, debido al empuje político de una Francia cuyo centro político estaba en París y a que a partir de la Revolución francesa la lengua francesa pasó a ser un elemento identificador e igualador de todos los franceses. La langue d'oïl (oïl ha evolucionado en oui) se hablaba en la zona norte y el langue d'oc en el sur. La línea de separación iba del Macizo Central a la desembocadura del Loira en Nantes.
De cualquier modo, no resulta sencillo establecer el momento en el que el latín vulgar se transforma en francés o provenzal, pero ese momento hay que situarlo entre los siglos VI y IX. A partir del siglo VII ya se cuenta con testimonios de que la lengua hablada en el territorio de la actual Francia es diferente del latín y del germánico. El documento fundamental es el de los Juramentos de Estrasburgo (842), en los que las diferentes tropas de los nietos de Carlomagno, Lotario, Carlos el Calvo y Luis el Germánico juran respeto a la división que se produce tras la muerte de Luis el Piadoso y que está marcada por el Tratado de Verdún, y se ven obligados a hacerlo tanto en latín, como en germánico y en un idioma romance, a caballo entre el latín y el francés. En Francia, los dos grandes dialectos romances antes mencionados pasarán a ser conocidos con los nombres de langue d'oc y langue d'oïl (en función del modo en que se decía "sí"). El francés actual es heredero de este último.
Poco tiempo después empieza a aparecer una literatura escrita por clérigos en este nuevo idioma, que con la aparición de los primeros textos literarios (el primero es la Secuencia de Santa Eulalia), entre los que destaca el Cantar de Roldán, el idioma romance fue consolidándose y diferenciándose cada vez del latín. Poco a poco se transformó de idioma declinado en idioma analítico, en el cual el uso de preposiciones y el orden de las palabras en la oración reemplazan al sistema de casos.
Lo que se conoce como francés antiguo se va consolidando a partir del siglo XI, y aunque hoy se estudie todo lo que se hablaba al norte del Loira como si se tratara de una sola lengua, en realidad se trataba de dialectos con elementos comunes. El francés escrito, era fundamentalmente un estándar escrito, durante los siglos XI, XII y XIII se mendionan la existencia de diferentes variantes regionales (normand, picard, bourgignon, parisino), y sólo a partir del siglo XII la variedad parisina empezó a ser predominante sobre las otras. En todo ese peridodo existió cierta xenofobia entre hablantes de diferents variedades de langue d'oïl.
La influencia germánica en el idioma obligó a usar en el lenguaje escrito algunos dígrafos para reproducir algunos de los sonidos que se utilizaban pero no existían en latín vulgar. Así, la nasalización, uno de los elementos fonéticos más característicos de la influencia germánica en el francés se va marcando en la escritura por el uso de la n en posición final de sílaba. La evolución fonética de la u latina hacia el sonido que actualmente tiene en francés obligó asimismo a utilizar el dígrafo ou para reproducir el sonido original de dicha letra en latín. Del mismo modo, la fuerte aspiración de la h ha marcado una de las principales características del francés respecto a otras lenguas romances: la existencia de la h aspirada.
Una característica interesante del francés antiguo es que conservaba vestigios del sistema de casos del latín clásico, existiendo una oposición entre caso recto (o cas sujet, evolucionado a partir del nominativo) y caso oblicuo (o cas régime, evolucionado a partir del acusativo). Además del caso francés antiguo, al igual que el francés moderno, reconocía dos géneros gramaticales (masculino y femenino) y dos números gramaticales (singular y plural).
Desarrollo
El Francés medio es una lengua de transición entre el francés antiguo y el francés moderno que permaneció durante los siglos XIV y XVI, caracterizados por un gran desorden. El siglo XIV estuvo marcado por la gran peste y la Guerra de los Cien Años, que dio lugar a una gran desorganización de las instituciones.
En este periodo el Livre des merveilles du monde de Jean de Mandeville es importante en el plano lingüístico. Este libro, que cuenta el viaje a China del autor, es un manuscrito del que se editaron 250 ejemplares en diferentes lenguas.
Entre las élites, el latín seguía siendo la lengua de la educación, la administración y la burocracia. Esto cambió en 1539 con la Ordenanza de Villers-Cotterêts en la que Francisco I ordenó que el francés fuera la única lengua para el ámbito legal y jurídico. Las diferencias todavía eran muy pronunciadas entre las distintas regiones de Francia: en el sur de Francia predominaban las variedades occitanas, en el centro-este prevalecían las variedades francoprovenzales y en el norte siguieron hablándose lenguas de Oïl distintas del franciano. Los lingüistas modernos generalmente creen que la lengua administrativa impuesta en 1539 representaba una lengua de Oïl generalizada a la que se habían podado las diferencias dialectales distintivas, más que el triunfo de un dialecto (el franciano) sobre los demás.
Situación Actual
A comienzos de la Revolución Francesa, se estima que tan sólo una cuarta parte de la población de Francia hablaba francés, el resto hablaba lenguas regionales.
Al norte se encuentran las lenguas de oïl, al sur las lenguas de oc, formas regionales del occitano, así como el bretón, el euskera, el catalán, el arpitano, el flamenco y el alsaciano entre otras. La unificación del francés empezada por Talleyrand y continuada por Jules Ferry tuvo por objetivo crear una sola lengua francesa para todo el territorio francés. Si el francés se impuso bastante rápido en las regiones donde se hablaban dialectos de oïl y el francoprovenzal, otros métodos son utilizados para eliminar el bretón, el occitano, el catalán, el vasco, el corso, etc. (como humillaciones físicas a los alumnos jóvenes).
En su informe de junio de 1794, Henri Grégoire reveló que tan sólo se hablaba "exclusivamente" francés en "unos quince departamentos" (de 83). A él le parecía paradójico, y casi insoportable, el constatar que menos de tres millones de franceses de un total de 28 pudieran hablar la lengua nacional, mientras que esta era utilizada y se encontraba unificada "incluso en Canadá y en las orillas del Mississippi". Por otro lado, el francés era ampliamente hablado en todas las cortes europeas.
A finales del siglo XIX si bien el francés estándar dominaba la esfera público en el uso cotidiano, particularmente en el sur y el este del país, se empleaban muy habitualmente las lenguas romances locales (occitano-gascón, franco-provenzal). Estas variedades regionales, fueron llamadas despectivamente patois y socialmente fueron consideradas inferiores y faltas de prestigio por razones sociales, eso llevó a su abandono progresivo a lo largo del siglo XX.
En 1890, en algunas comunidades del centro de Francia como Saint-Thurin o Celles-sur-Durolle, el uso de la lengua regional era usada por entre 90% y el 100% de la población. En los años 1950 el uso habría caído hacia el 50% aunque entre el 70 y el 80% de sus habitantes entendían todavía la lengua regional. La siguiente generación abandonó masivamente el uso de la lengua regional y hacia 1965 el uso había caído por debajo del 10% (aunque la comprensión del vernacular local siguió siendo alta).
Se calcula que hay 220 millones de francófonos en el mundo, de los cuales aproximadamente 72 millones son hablantes parciales. Es el décimo tercer idioma más hablado (por hablantes nativos) y la segunda lengua en las relaciones internacionales por el número de países que la emplean como lengua oficial y/o de comunicación y por el número de organizaciones internacionales que la emplean como lengua de trabajo, como pueden ser la Unión Europea, las Naciones Unidas, etc.
Distribución geográfica
Europa
El francés es también uno de los idiomas oficiales de Bélgica (4.3 millones de Belgas francófonos), donde es el idioma oficial de Valonia, mientras que en la capital, Bruselas, es el idioma más hablado (90 % de los habitantes) y es cooficial con el neerlandés; está presente en otros países como Suiza, donde un 29% de la población lo habla (1,75 millones de francófonos a finales de 2006), en Mónaco es el único idioma oficial desde la aprobación Constitución de 1962. Es idioma cooficial en Andorra junto al catalán; en Luxemburgo, donde es cooficial con el alemán y el luxemburgués; en Italia (sólo en el Valle de Aosta) y en las Islas del Canal de la Mancha. También se conoce en zonas fronterizas del norte de España, donde hay un porcentaje significativo de bilingües sobre todo en el enclave de Llívia. Forman parte de la francofonía por tener allá gran difusión como segunda lengua los estados del este europeo Bulgaria, Moldavia y Rumanía.
El francés es el segundo idioma más hablado en la Unión Europea como lengua materna, tras el alemán y por delante del inglés. Es nombrado con frecuencia "la lengua de Molière", del nombre de uno de los más famosos escritores franceses. Es una de las tres lenguas de trabajo en la UE, junto al alemán y el inglés.
América
En el continente americano es cooficial con el inglés en Canadá, aunque la mayoría de los canadienses son anglófonos, salvo en las regiones de Quebec, donde la mayoría de la población es francófona, siendo el francés (français quebecois) la única lengua oficial en la provincia en la cual ya se han celebrado varios referendums secesionistas con resultado negativo, Nuevo Brunswick es bilingüe y Ontario tiene una comunidad francófona muy numerosa con autonomía cultural y lingüística; también en el estado de Luisiana (Estados Unidos), donde se habla el cajún, un idioma criollo basado en el francés, y en los estados del NE fronterizos con Canadá (Vermont y Maine), donde se habla un dialecto del francés, el acadiano; y en la República de Haití. Es hablado también por algunas comunidades de las islas de Dominica, Santa Lucía, Trinidad y Tobago y en la zona fronteriza entre la República Dominicana y Haití (aunque en las islas francófonas del Caribe lo que habla la mayoría de la población son dialectos del francés: creoles y criollo francés). También lo hablan algunas pequeñas comunidades francesas o de origen francés en el resto del Caribe y en la América del Sur hispanohablante, y en la zona fronteriza con la Guayana francesa del estado de Amapá (Brasil). El francés es también el idioma oficial en los territorios de ultramar de Francia de la Guayana Francesa, Guadalupe, Martinica, San Bartolomé, San Martín y San Pedro y Miguelón.
África
En el continente africano, se utiliza, en forma dialectal, en los países que formaban parte del Imperio francés o que fueron colonias belgas, como la República Democrática del Congo (ex Zaire), República del Congo, Burkina Faso, Senegal, Guinea, Malí, Chad, Níger, Burundi, Ruanda, Togo, Benín, República Centroafricana, Gabón, Costa de Marfil, Madagascar, Mauricio, Yibuti, islas Seychelles, Camerún (que fue fue partido en dos zonas: una zona francesa (la más importante) y una zona inglesa), islas Comoras, las islas de la Reunión y Mayotte, que son territorio francés, y una parte de la población de la Guinea Ecuatorial, que lo emplea junto con el español como lengua oficial, Marruecos, Argelia, Mauritania y Túnez, donde se habla junto con el árabe y los dialectos bereberes, en Egipto, donde es muy minoritario, pero que se utiliza como lengua de cultura; así, la Universidad Senghor de Alejandría (Université Senghor d'Alexandrie) es francófona.
Asia
En Asia, se utiliza en forma minoritaria en Camboya, Laos, Vietnam e India (especialmente en Pondichery). En Oriente Próximo, es utilizado como lengua administrativa y por el 50% de la población del Líbano, aunque también es hablado por una minoría en Siria, debido al protectorado francés.
Oceanía
En Oceanía, es hablado en los territorios franceses de las islas de Nueva Caledonia, la Polinesia francesa y en Wallis y Futuna, y también se habla en Vanuatu.
La división dialectal es una amplia diferenciación norte-sur entre la langue d'oil y la langue d'oc u occitana. Esta última es más cercana al catalán que a los dialectos septentrionales. El gascón en la parte sudoccidental es divergente del grupo occitano. El subdialecto de la Isle-de-France, conocido como francien, es la base de la lengua literaria.
Los principales dialectos o grupos dialectales identificables son los siguientes (aunque otras clasificaciones son también posibles):
Centrales, en el que se incluyen,además de los dialectos propios de la île-de-France, los usados en Champaña, al nordeste, y los de Orleáns, al suroeste.
Normando. Hablado en la alta y baja Normandía por una pequeña parte de la población. Muy pocos niños aprenden la lengua que incluso en la de los más competentes está fuertemente influenciada por el francés. Está seriamente amenazada.
Los dialectos de la Champaña (Champagne: champenois) están a estas alturas en plena disolución; los últimos restos fueron recogidos hace unos decenios en las lindes con el territorio lorenés.
Dialectos mucho más característicos y mejor conservados son los de la costa septentrional de Francia, en especial el normando (normand), al que hay que distinguir del anglonormando, dialecto literario nacido en Inglaterra después de la conquista de los normandos (1066), y el picardo (picaré). La más importante característica del normando y el picardo es la conservación de c velar ante a (como vak < vacca, kanté < cantare. La parte más oriental del picardo la forma el artesiano (artésien), en el Artois, que por su lado confina al este con el flamenco (neerlandés).
Un dialecto muy conservador y típico, tal vez por no haber padecido la influencia parisiense, es el valón (wallon) que representa el habla familiar de la parte lingüísticamente francesa de Bélgica.
Al centro encontramos el francien, o sea el dialecto de la Île-de-France, que hoy ya se ha hecho relativamente unitario por influencia de la capital. Este francien o "fráncico" es base de la lengua literaria francesa, pues bien pronto llegó París a capital del reino; Hugo Capeto fue el primer rey que no sabía el francón germánico y únicamente hablaba el fráncico romance. Luego, el francés se difundió, gracias a la colonización, más allá de los océanos.
Sudorientales (se entienden al sureste de la zona de la langue d'oil, no el sureste de la nación francesa en su totalidad), que abarca el Franco-Condado y el norte de Borgoña.
Los dialectos del Franco Condado (Franche-Comté) y de Borgoña (Bourgogne) presentan menor número de rasgos característicos y han sido muy afectados por el francés común:, al sur de Borgoña, donde mejor se conserva el dialecto, descubrimos ya particularidades que recuerdan el vecino francoprovenzal. Es notable en borgoñón la labialización de ei ( < e, i) a oi (mervoille, "merveille") -, también e del latín vulgar (< e, i) se vuelve oi (dimoinche, "dimanche").
Descendiendo hacia el sur, encontramos el lorenés (lorrain), que exhibe también considerables rasgos conservadores, especialmente en la parte más oriental donde colinda con el alemán. Tiene en común con el picardo y el valón la diptongación de a tónica libre a ei (jorneie, "journée"; veritei, "vérité"), pero el lorenés diptonga de paso a en sílaba trabada (faice, "face").
Meridionales que incluyen el Borbonesado y Berry.
Occidentales que incluyen Turena, Meno, Anjou, Normandía occidental y la zona gala, es decir, el este de Bretaña (de habla no bretona). Allí se habla el dialecto gallo, en las partes orientales de Bretaña y en el departamento de Loire-Atlantique por una pequeña porción de la población. Muy pocos niños, si alguno, aprenden la lengua, que incluso la de los más competentes hablantes está fuertemente influenciada por el francés. Este dialecto está seriamente amenazado.
Suroccidental, que cubre Poitou, Aunis, Saintonge y Angulema.
Entre los dialectos al sur de París que todavía conservan algunas características y oponen resistencia a la penetración del francés común, pueden recordarse el pictavino o poitevino (poitevin), en el Poitou, y más al sur el santongés (saintongeais) de Saintonge. En Poitou y Saintonge el vocalismo es más conservador (por ejemplo, se conserva aún ei < e, i), como en seir < sera). Estos dialectos están ganando terreno sobre los vecinos de lengua de oc, pero a la vez sufren la influencia de las hablas meridionales colindantes (lemosín).
El angevino (angevin) de Anjou, en cambio, ha ganado terreno al bretón, empujando incesantemente esta habla céltica hacia el mar.
La principal variación dialectal del francés se encuentra dentro de Europa, donde numerosas variedades históricas han estado en uso desde el siglo IX. Fuera de Europa, existen también variedades regionales evolucionadas a partir del francés medio y por tanto presentan diferencias menos profundas. Las principales variedades dentro de Europa son:
Francés septentrional (influenciado por las lenguas de oïl)
Francés meridional o Francitan (influenciado por la lengua occitana)
Francés belga (influenciado por la lengua valona)
Francés suizo (influenciado por la lengua franco-provenzal)
Los principales variantes fuera de Europa son:
Francés de Guayana
Francés del Quebec
Criollo antillano
Cajún
Hablando con propiedad, el francés es una lengua del grupo de lenguas de oïl, de las lenguas galorromances.
Para verlo con claridad, presentamos una clasificación breve de estas lenguas, dentro de las cuales estaría ubicada el francés.
Una lista (no exhaustiva) de las variedades regionales de lenguas de oïl es:
Berrichon
Borgoñón (en francés, bourguignon)
Champañés (en francés, champenois)
El champañés ó lengua champañesa es una de las lenguas de oïl principalmente hablada en Champaña, pero también en Isla de Francia (la región de París), Valonia (en la comuna de Vresse-sur-Semois y al sur de la provincia de Luxemburgo). Es una de las lenguas regionales reconocidas por Francia; el champañés se beneficia también del decreto de protección de las lenguas regionales endógenas de la Comunidad francesa de Bélgica.
Franco-condés (en francés, francilien)
Francien (en francés, francilien o francien)
Francés
Francés de Canadá
Francés de Quebec
Joual
Francés de Acadia
Francés cajún
Galó (hablado en Bretaña, en francés, gallo)
El galó (o brito-románico) es una de las lenguas propias de la Bretaña, junto con el bretón. Es una lengua románica, más concretamente una lengua d'oïl. Es similar al normando pero con más influencias celtas, debido a su vecindad con el bretón. Hoy en día se encuentra en franca regresión ante el francés, ya que, a diferencia del valón, tiene muy poca literatura escrita, a pesar de que fue la lengua de la corte de los duques de Bretaña hasta su incorporación a Francia. Se conoce poco sobre ella, ya que se ha estudiado muy poco, excepto el estudio de Paul Sébillot, y tampoco es usada en los medios de comunicación, aunque últimamente ha habido ciertos intentos de hacerla revivir, como las asociaciones Bertaèyn Galeizz y Maézoe.
El vocabulario del galó, aun teniendo en cuenta el influjo céltico, continúa siendo latino.
Se habla desde antiguo en la parte oriental de la Bretaña, la Alta Bretaña.
Entre las formas dialectales destaca el mitaw, variedad hablada entre el Loira y el Vilaine (su parte oriental), entre Nantes, Rennes, Châteaubriant y Redon.
Loreno (en francés, lorrain)
Normando
Anglo-normando (†)
El Ducado de Normandía, en la cuenca baja del río Sena, nació como consecuencia de la cesión de tierras que el rey francés hizo a los vikingos allí establecidos en el año 911. Esta generación hablaba la lengua materna, el norse, de su lugar de procedencia, pero fue paulatinamente abandonada por el francés.
Las islas del Canal o islas Anglonormandas fueron conquistadas por los normandos en el año 933 quienes en el 1066 conquistaron Inglaterra. En 1204 el rey francés recuperó el control sobre la Normandía continental, excepción hecha de las Islas Anglonormandas, que siguieron siendo parte de la corona británica.
El anglo-normando es una antigua lengua de oïl, que se habló durante la Edad Media en Inglaterra en la corte real y entre la aristocracia anglo-normanda.
La conquista normanda de Inglaterra en 1066 por Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, tuvo como consecuencia que empezara a usarse un idioma importado en un territorio en el que el pueblo hablaba inglés antiguo y lenguas célticas. El ejército de Guillermo se componía de soldados y capitanes procedentes de varias regiones del noroeste de Francia, al igual que los miembros de la Corte y los barones llegados posteriormente de Francia. En su origen, hablaban por lo tanto un conjunto de lenguas de oïl (como el picardo, aunque predominando el normando), en términos generales el francés antiguo hablado por los normandos. Esa amalgama de lenguas y dialectos evolucionó en una lengua insular hablada por la Corte y la aristocracia, conocida como anglo-normando. Algunos lingüistas prefieren el término «anglo-francés» que refleja mejor el origen heterogéneo de esta lengua.
Guillermo y sus sucesores en el trono de Inglaterra no trataron de imponer el anglo-normando como lengua oficial, y la población siguió utilizando el inglés medio. El latín, o más bien anglo-latín, se mantuvo a la par del anglo-normando en los documentos administrativos y jurídicos, si bien fue perdiendo terreno a favor del anglo-normando. A pesar de que la clase nobiliaria se fue fusionando con la población británica, los estrechos y constantes intercambios culturales, jurídicos y comerciales con Francia hicieron que el anglo-normando permaneciera vivo en los escritos hasta mediados del siglo XV. Éste era el idioma hablado y escrito en la Corte, entre la aristocracia, en los tribunales, los escritos eclesiásticos, las escuelas y las universidades. En menor medida lo hablaban también la pequeña nobleza y la burguesía naciente. Del siglo XIII al siglo XV, la correspondencia privada y comercial se escribía en anglo-normando, o anglo-francés, sobre todo sí se tiene en cuenta que en la Edad Media el francés era la lengua comercial de la Europa occidental.1 Por otro lado, entre el siglo XII y el siglo XIV se desarrolló una importante producción literaria en anglo-normando, estrechamente vinculada con la literatura de la otra orilla del Canal de la Mancha. Comprende crónicas, canciones de gesta, hagiografías, canciones y literatura didáctica y religiosa.
El anglo-normando fue utilizado hasta el reinado de Enrique VIII, quien impuso el uso del inglés en la Corte.
Dgèrnésiais (hablado en Guernsey)
Francés de Guernesey (guernesiais). A esta variedad le sucedió algo similar a la anterior en el sentido de haber sufrido una fuerte anglicanización durante el siglo XIX. No obstante, la lengua se siguió hablando en la isla salvo en la capital de la misma. De hecho antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial había población que no sabía hablar inglés. Pero la evacuación de los habitantes de la isla por causa de la guerra supuso un golpe para la lengua del que nunca se ha recuperado. Con la llegada de extranjeros en la posguerra la anglicanización no hizo sino aumentar. Se calcula que lo hablan el diez por ciento de los habitantes de la isla, lo que sumaría unos cinco o seis mil hablantes siendo muy pocos los jóvenes que lo conocen. Está seriamente amenazado.
Jèrriais (hablado en Jersey)
Francés de Jersey (jèrriais). También denominado en francés jersiais. La anglicanización de la isla de Jersey comienza en el siglo XIX con la llegada de 2.000 trabajadores irlandeses e ingleses y con el asentamiento de veteranos de las guerras napoleónicas. Según el censo de 1989 el número de hablantes de la lengua ascendía a 5.720 lo que suponía un 6,9% de la población residente en la isla.
Sercquiais (hablado en Sark)
Francés de Sark (sercquiais). Según un informe recibido por John Wesley en 1787 por uno de los misioneros enviados a la isla ninguna familia residente en Sark entendía el inglés en esa época. La anglicanización de la isla comienza en el siglo XIX con la llegada de mineros angloparlantes. Aunque hasta los años 30 del siglo pasado la lengua gozó de buena salud, actualmente sólo la habla el diez por ciento de la población residente, lo que sumaría unas 600 personas. Hay algunos jóvenes que lo hablan pero la mayoría son de media a avanzada edad. Está seriamente amenazado.
Aurignais (hablado en Alderney)
Francés de Alderney (auregnais). Esta variedad era una de las más próximas a las variedades de la Normandía continental, pero la anglicanización de la isla tuvo lugar en el siglo XIX, con la llegada de un gran número de trabajadores de la construcción angloparlantes y la presencia de instalaciones militares. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial sólo quedaban una docena de hablantes que fallecieron hacia 1960. Se ha conservado un registro de esta lengua en un pasaje de 400 palabras que Frank Le Maistre registró antes de la guerra.
Picardo
El picardo es una de las lenguas romances más próximas al francés y como ésta, es una de las lenguas de oïl, hasta el punto de que hay una gran polémica sobre si es una lengua independiente o un dialecto.
El picardo presenta suficientes diferencias con el francés estándar como para que adquiera por sí misma el estatus de lengua. Su zona de influencia son los départements franceses de Nord (con la excepción de la zona comprendida entre Dunquerque y Hazebrouck, de habla holandesa), Paso de Calais y la Somme, el noroeste de Aisne, gran parte de Oise, el extremo norte de Seine-Maritime y la parte occidental de la Bélgica francófona (en su mayoría situada en el área del valón), desde la frontera francesa, al oeste de Toumai, hasta algún punto al este de Mons y Soignies (al dialecto picardo de Bélgica se le conoce a menudo como «rouchi»). No existen cifras fiables acerca del número de hablantes de picardo, aunque se puede asegurar que la mayoría de los habitantes de su zona tradicional ya no hablan la lengua, especialmente en centros urbanos. En Bélgica es hablado por unas 200.000 personas en una zona que se extiende desde Tournai a Mons, en la parte occidental de la provincia de Hainaut. Unos pocos niños aprenden la lengua, por lo que el futuro del picardo parece un poco más sólido que el de las otras lenguas oïl en Francia. No obstante está seriamente amenazada.
Poitevin-Santongés
El Poitevin-Santongés es una lengua románica de la familia de las lenguas de oïl, aunque con gran influencia del occitano, hablada en Poitou-Charentes, la Vendée, el Pays de Retz i la Maine-et-Loire, al norte de la Gironda (provincia de Aquitania). También es hablada en algunas regiones del Indre-et-Loire, la Alta-Viena i la Dordoña.
Se enseña en la Universidad de Poitiers y aparece en la lista de lenguas del atlas internacional de las lenguas en peligro de la Unesco de 2009.
Valón
El valón (walon en valón) es una lengua románica del norte, de la misma rama que el francés (pero diferente de éste, en particular por un aporte léxico y fonético considerable de las lenguas germánicas, y por un carácter de un latín conservador, mucho más importante).
El valón (wallon) es el habla familiar de la parte lingüísticamente francesa de Bélgica. El territorio valón está limitado al norte y al este por la frontera lingüística romance-germánica (que se desplaza sin cesar hacia el este en perjuicio del flamenco, hasta tal punto que Bruselas es hoy una ciudad predominantemente francesa en territorio flamenco), por el oeste linda con el picardo; hacia el sur el límite meridional sigue el valle del Mosa, a lo largo de la frontera franco-belga, hasta dar con la frontera lingüística franco-alemana hacia Arlon.
La población total de Valonia supera los tres millones de habitantes, de los cuales 800.000 pueden, como mínimo entender el valón; de éstos, aproximadamente 200.000 lo utilizan de modo regular. En Bélgica se habla en la mayor parte de la provincia de Lieja, en la parte meridional de la provincia de Brabante, en la de Namur, en la parte septentrional de la provincia de Luxemburgo y en la oriental de la de Hainaut. En Francia se habla en el norte del departamento de Ardennes, en la localidad de Givet, por un pequeño número de personas principalmente ancianos. En Luxemburgo fue hablado en dos o tres localidades (Donclos, Sonlez) donde su último hablante murió en los años setenta. En Bélgica hay un cierto número de niños que aprenden la lengua pero muchos prefieren el francés. Está amenazada en Bélgica, seriamente amenazada en Francia y extinguida en Luxemburgo.
El valón, que tiene una literatura regional bastante notable, se distingue por algunas características, como la conservación de s ante una consonante sorda (mèstî a tèche, 'telar') el mantenimiento de h y w germánicas (haya, 'vallado'; wàrder, 'guardar'). Al ser vecino del holandés y el alemán hay un considerable número de elementos germánicos en la lengua.
Se habla en el sur de Bélgica, en las provincias del Brabante valón, Lieja (salvo en la parte de habla alemana al este), este de Henao, Namur y Luxemburgo (excepto en la región de Arlon y una franja al sur), así como en la región alrededor de la ciudad francesa de Givet. Es el idioma descendiente del latín más septentrional de toda la familia lingüística. No se debe confundir el valón con el francés que se habla en el sur de Bélgica (picardo).
No es un habla uniforme y se divide en los dialectos:
Liejense (Liégeois), en el este, en la villa de Lieja
Namurense (Namurois), en el centro, cerca de Namur
Valón del Oeste (Wallon de l'Ouest), hablado entre Nivelles y Charleroi-Thuin
Valón del Sur (Wallon du Sud), entre Saint Hubert y Neufchateau
Estas hablas, sin embargo, se van perdiendo, ya que eran habladas por el 80% de la población valona en 1950 y sólo por el 50% en 1980, porque han sido víctimas de la desintegración sintáctica y morfológica.
El francés tiene 26 letras, 37 fonemas y 130 grafemas. Los grafemas son la representación de un sonido en la escritura. En español por ejemplo hay dos representaciones para la zeta, la z y la c (ci / ce). Pero lo que es una excepción en español, que un sonido esté representado por varios grafemas, es la regla en francés. Los 37 sonidos son representados por 130 grafemas, no hay por lo tanto una relación 1 por 1, lo que sería, obviamente, lo ideal.
Vocales: En total hay 19 vocales en francés. De estas hay cuatro que son nasales y estas cuatro son unverdadero problema, porque no hay ninguna lengua que tenga tantas vocales nasales. Estas cuatro nasales las vamos a ver enseguida. Otro problema son las variantes del sonido e, porque suenan casi igual, pero hay muchas palabras que se distinguen sólo por este sonido. Evidentemente éstas también las vamos a mirar de cerca. Difíciles también son la u (sur = sobre) y la œ (cœur = corazón), porque no existen en español, pero adelantando un poco los labios y dando un par de besos al aire se consigue siempre a pronunciarlos bien. Las nasales también son vocales, pero ¿qué es una vocal? Una vocal es un sonido que producimos sin intervención de labios, dientes, paladar o lengua. Si usted produce una b, una m o una p necesita los labios, y para formar una t, una s, una d o una n necesita la lengua. Pero al producir una a, e, i, o, u no interviene ni la lengua, ni los dientes, ni el paladar. Estos sonidos se producen variando solamente el tamaño de la cavidad bucal. Bueno, puede que usted ahora opine que todo esto sea algo divertido, pero sin importancia, pero el autor es de otra opinión. Las vocales tienen una función muy importante, porque no es posible pronunciar más de tres consonantes seguidas. Después de tres consonantes como máximo tiene que venir una vocal para que la lengua pueda volver a una posición que le permita pronunciar otra consonante.
Las nasales son vocales, porque el aire sale sin ser desviado por la lengua, los dientes o el velo del paladar.
El francés es un idioma moderadamente flexional. Los sustantivos, los adjetivos y la mayoría de los pronombres se flexionan para el número (singular o plural) y el género (masculino o femenino); los pronombres personales, además para la persona y el caso, y los verbos para la persona, el modo, el tiempo y el número de su sujeto. El caso se marca principalmente utilizando preposiciones y un orden para las palabras, y ciertas características verbales se marcan utilizando verbos auxiliares.
El francés conserva un número de palabras que tomó prestados del galo durante el período galorromance. La mayoría de estas palabras están relacionadas con conceptos agrícolas y rurales, tales como boue 'barro', claie 'valla', soc 'reja del arado', que se corresponden con el galés baw, clwyd, swch, de idéntico significado, y mouton 'oveja', piéce 'pieza', etc., que se corresponden con el galés mollt 'camero castrado', peth 'cosa',.
Durante la ocupación fráncica del norte de la Galia a partir del siglo V se produjeron préstamos al habla romance de la zona de un considerable número de palabras germánicas, muchas de las cuales tienen que ver con temas militares y administrativos (por ejemplo, en su forma moderna, blesser 'herir', fourbir 'bruñir', heaume 'casco', sénéchal 'senescal', trêve 'tregua'), con el mundo de la agricultura y del campo -los francos no fueron una nación que gustara vivir en ciudades- (blé 'trigo', bois 'madera', gerbe 'gavilla', haie 'seto', houx 'acebo', mésange 'paro', troéne 'alheña'), con costumbres sociales y prendas de ropa, etc. (cruche 'jarra', danser 'bailar', fauteuil 'sillón' -en principio 'taburete plegable'-, feutre 'sombrero', gant 'guante', poche 'bolsillo', rôtir 'asar') o con emociones y características personales (haïr 'odiar', honte 'vergüenza', laid 'feo' -primeramente 'desagradable'-, orgueil 'orgullo', rang 'rango').
Las posteriores incursiones de otros pueblos de habla germánica, los vikingos u "hombres del norte", que comenzaron a principios del siglo IX (o en una fecha aproximada), concluyeron en un asentamiento permanente cuando, en el año 911, el rey francés Carlos el Simple les cedió un tramo de tierra alrededor del estuario del Sena que, a la larga, llevaría a la creación de un Ducado de Normandía, cuyo nombre deriva del propio de los nuevos moradores. Muchos de los nombres de lugar de la zona (por ejemplo Caudebec, "arroyo de agua fría") son claramente de origen normando, como también lo son un pequeño número de palabras relacionadas principalmente, como cabría esperar, con temas marinos, como crique 'arroyo', étambot 'poste de proa', tillac 'cubierta', vague 'ola'.
A lo largo de los períodos de francés antiguo y medio, entró a formar parte de la lengua un número muy reducido de palabras procedentes de lenguas extranjeras vivas, como el inglés (por ejemplo los nombres de los puntos cardinales, nord, sud, est, ouest) y el árabe (coton 'algodón', gazelle o jupe 'falda'). Pero, sin duda, la principal fuente de adquisición de nuevas palabras la constituye el latín, sobre todo en los siglos XIVy XV, cuando se incorporaron a la lengua cientos de latinismos, muchos de los cuales aún perviven hoy día. Baste a modo de ejemplo, y en la grafía moderna, austérité, excessif, politique, possibilité (siglo XIII) y, del período del francés medio, absent, acte, applaudir, assiter, classe, délicat, divorce, famille, final, fragile, information, poéme, primitif, satisfaire. La tendencia a recurrir al latín en busca de terminología, sobre todo nombres abstractos y técnicos, ha continuado a lo largo de los siglos.
A partir del Renacimiento, el francés ha acogido préstamos de infinidad de lenguas, pero principalmente del italiano y del inglés. También ha dado en préstamo palabras y expresiones como à la carte, savoir-faire, par excellence, raison d'être y laissez faire.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tous les êtres humains naissent libres et égaux en dignité et en droits. Ils sont doués de raison et de conscience et doivent agir les uns envers les autres dans un esprit de fraternité.
Para escribir la lengua se usa el alfabeto romano con tres acentos. Sin embargo, desde un principio este alfabeto resultaba inadecuado en ciertos casos, pues la lengua había desarrollado sonidos inexistentes en latín. Además, si bien la pronunciación ha cambiado considerablemente desde el período del francés antiguo, la ortografía ha evolucionado relativamente poco y, en muchos aspectos, se asemeja aún a la utilizada hace siete u ocho siglos.
También esta situación se ha visto agraviada por la introducción de miles de préstamos tomados del latín y de otras lenguas que se incorporaron a la lengua con una mínima o ninguna adaptación ortográfica. De ahí que la falta de correspondencia entre ortografía y pronunciación sea aún mayor en francés de lo que lo es en lengua inglesa.
A mediados del siglo IX hallamos un texto decididamente en vulgar romance, con fecha precisa. Es el más antiguo documento continuo, esto es, formado de periodos enteros, redactado a propósito en vulgar. Se trata de los famosos juramentos de Estrasburgo, merced a los cuales Luis el Germánico y Carlos el Calvo, hijos de Luis el Piadoso, después de la batalla de Fontenoy-en-Ousiaye 825 de junio de 841) renovaron, cerca de Estrasburgo su alianza contra su hermano Lotario, a quien impusieron poco después la paz de Verdún.
Luis el Germánico era rey de los francos orientales y dominaba un territorio lingüísticamente alemán; Carlos el Calvo era soberano de la parte occidental, lingüísticamente galorromance. Luis el Germánico prestó juramento en francés, para que el ejército de Carlos, compuesto sobre todo de soldados de lengua galorromance, lo pudiese comprender; por igual razón, Carlos juró en alemán; siguen los juramentos en alemán de los jefes del ejército de Carlos. O sea que los dos reyes intercambiaron sus lenguas, en tanto que los jefes juraron en su s propias lenguas.
Los párrafos siguientes recogen el documento en sus apartes galorromances (recogidas en las letras cursivas, pues la no cursivas están en latín).
Texto del juramento (841) entre Carlos el Calvo y Luis el Germánico:
'Cumque Karolus haec eadem uerba romana lingua perorasset, Lodhuuicus, quoniam maior natu erat, prior haec deinde se seruaturum testatus est: Pro Deo amur et pro cristian poblo et nostro commun saluament, d'ist di in auant, in quant Deus sauir et podir me dunat, Si saluarai eo cist meon fradre Karlo, et in a(d)iudha et in cadhuna cosa, si cum om per dreit son fradra saluar dift, in o quid il mi altresi fazet, et ab Ludher nul plaid nunquam prindrai qui, meon uol, cist meon fradre Karle in damno sit.'
La traducción literal del juramento entre Carlos y Luis es la siguiente:
"Por el amor de Dios y por la salvación común del pueblo cristiano y nuestra, de hoy en adelante, en cuanto Dios me dé saber y poder, así salvaré yo a este mi hermano Carlos, y en ayuda y en toda cosa, como es justo que se deba salvar al propio hermano, en aquello que también él me haga a mí, y con Lotario jamás haré ningún pacto que, por mi voluntad, cause daño a este mi hermano Carlos".
El juramento de los capitanes fue el siguiente:
'Sacramentum autem quod utrorumqm populus quique propria lingua testatus est, romana lingua sic se habet: Si Ladhuuigs sagrament, que son fradre Karlo iurat, conseruat, et Karlus, meos sendra, de suo part non los tanit, si io returnar non I'int pois, ne io ne neuls cui eo returnar int pois, in nulla aiudha contra Lodhuuig nun li iu er.'
La traducción del juramento de los capitanes es la siguiente:
'Si Luis mantiene el juramento que su hermano Carlos juró, y Carlos mi señor, por su parte no lo mantiene, si yo no lo puedo disuadir, ni yo ni ningún otro al que yo pueda convencer, de ninguna ayuda contra Luis le seré."
Si los juramentos de Estrasburgo son el más antiguo texto escrito en francés (y de paso el más antiguo documento de una lengua vulgar en el territorio romance), no podemos tenerlos por monumento literario; son un importante testimonio histórico y lingüístico y atestiguan que en el siglo IX la lengua vulgar ya estaba formada y era empleada como lengua hablada. Pero en el mismo siglo encontramos también en Francia un documento que además de importancia lingüística la tiene también literaria: La secuencia de Santa Eulalia. Es una cancioncilla de 29 versos fechada hacia el 880-890 y el principio de esta poesía es el siguiente:
Buona pulcella fut Eutalia,
bel aurel corps, bellezour anima.
Uoldrent la ueintre li Deo inimi,
uoldrent la faire diaule seruir.
Elle non eskoltet les mals conselliers,
qu'elle Deo raneiet chi maent sus en ciel,
Ne por or ned argent ne paramenz,
por manatce regiel ne preiement;
Niule cose non la pouret omque pleíer
la polle sempre non amast lo Deo menestier.
La traducción sería:
"Buena muchacha fue Eulalia,
bello tuvo el cuerpo más bella el alma.
Quisieron vencerla los enemigos de Dios,
quisieron hacerla al diablo servir.
Ella no escuchó a los malos consejeros,
para que ella renegase de Dios, que mora arriba en el cielo,
ni por oro ni plata ni vestidos lujosos,
ni por amenaza real ni súplica;
ninguna cosa la pudo doblegar
y que la muchacha no amase siempre el servicio de Dios".
Otros documentos antiguos en francés serían La pasión de Cristo y La vida de San Lodegario, ambos escritos alrededor del año 1000.
Los textos franceses continúan entonces, ininterrumpidamente, hasta finales del siglo XI, cuando aparece ese maravilloso poema épico de autor anónimo que se llama Chanson de Roland, la más brillante perla de las chansons de gestes, que inicia la época profana. La Chanson es el mejor poema épico de la antigua literatura francesa y uno de los más bellos de toda la literatura universal.
Francés, un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf, dix
Walloon o Valon: onk, deus, troes, cwate, cénk, shijh, set, ût, noûf, dijh
Jèrriais: ieune, deux, trais, quat', chînq, six, sept, huit, neuf, dgix
Poitevin: in, deùs, tràes, quatre, cénc, sis, sét, uit, neùv, dis
Antiguo Picardo: ung, diaus, trois, katre, chincq, sies, siet, wict, niuf, deis
Picardo: in, deu, trouo, kat, chink, sis, siet, uit, neuf, dich
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El idioma franco-provenzal o arpitano (en francés y en arpitano: arpetan) es una lengua románica que se usa en algunas partes de Francia, Italia y Suiza. Su zona de distribución autóctona es conocida como Arpitania.
Los hablantes de francoprovenzal no han tenido nunca consciencia de que ellos formaran una unidad, ni que constituyeran una lengua diferenciada, y por este motivo solo utilizan el nombre de su habla local o designaciones peyorativas como patois y desconocen el término francoprovenzal. Esta denominación, con la idea de unidad que implica, la usan solamente los lingüistas, que la necesitan para indicar que estas hablas presentan una serie de rasgos comunes que las aglutinan y las distinguen claramente de las lenguas vecinas, el francés y el occitano.
El topónimo Arpitania es de reciente construcción; en los '70 del siglo XX el valdostano Joseph Henriet acuña la palabra Harpitanya para referirse a los territorios ubicados en torno al Mont Blanc y la cuenca alta del Ródano (Rôno). Para esa época el término es asociado a un pequeño partido político -activo principalmente en la zona italiana- llamado Mouvement Harpitany; luego reaparece en la Suiza romanda, la Saboya y el Franco Condado merced al profesor Xavier Gouvert, ya escrito Arpitanya y luego Arpitania y desprovisto de connotaciones políticas de índole partidaria o facciosa, sino con el actual significado principalmente cultural y geográfico.
Durante el siglo XII se produjo en Lión el nacimiento y difusión de los valdenses, movimiento que pretendía recuperar las raíces de una vida cristiana basada en el Nuevo Testamento. Una de sus señas de identidad, aparte de la pobreza material, era la predicación de los laicos y su insistencia en poner la Sagrada Escritura en la lengua vernácula del pueblo.
Con tal objeto, Valdo, fundador de este movimiento, encargó al sacerdote 'gramático' Esteban de Anse que tradujera una selección de textos a la lengua común. Valdo mismo se encargaría de financiar el proyecto compensando a Esteban, entre otras cosas, con un horno de su propiedad, que años después de Anse donaría a la catedral de San Esteban. El trabajo de traducción hubo de realizarse hacia 1170, fecha en la que Valdo se lanza a predicar en las calles de su ciudad. Pocos años después, cuando los valdenses se presentan ante el III Concilio de Letrán para presentar su proyecto, llevan consigo la traducción de una buena parte de la Biblia: 'Presentaron al Papa un libro escrito en gálico, que contenía el texto y la glosa del Salterio y de muchos escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento'. La expresión 'en gálico' en ese texto, recogida por un testigo presencial de los hechos, y que hace referencia a la lengua vernácula hablada por los valdenses, seguramente se trataba de alguna variante del provenzal.
Origen
Históricamente la región lingüístico-cultural de Arpitania o francoprovenzal existe en lo fáctico desde la Edad Media, ya entre los siglos VII y IX es acreditable la presencia de un conjunto lingüístico francoprovenzal, delimitado al noreste y al este por la lengua de oil -precedente del actual francés- y al sur por la llamada lengua de oc, es decir, el idioma occitano; al noreste se dio el influjo de los dialectos alamánicos y al este el influjo de las lenguas galoitalianas como el piamontés y lombardo.
Desarrollo
Ya en la Edad Media y a principios de la Edad Moderna el francés se convirtió en la lengua de cultura de las tierras donde se hablan las variedades francoprovenzales, y desde entonces el francoprovenzal se ha ido reduciendo el territorio de estas hasta que se ha llegado a la situación actual, en la que lo usan sobretodo personas mayores. Se encuentra, por lo tanto, en pleno proceso de sustitución lingüística.
Con el desarrollo del poderoso Estado-nación francés durante la Edad Moderna, el influjo del idioma francés se hizo intenso en la región, especialmente en sus áreas urbanas (la presencia española en el Franco Condado no parece haber sido significativa y tampoco ha sido muy decisivo el influjo del italiano en los dominios arpitanos de la Casa de Saboya, por más que el núcleo de tal casa dinástica se haya encontrado en el centro de Arpitania formando parte del Ducado de Saboya).
Situación Actual
A lo largo del siglo XX la lengua francoprovenzal (o arpitán) ha retrocedido mucho en el número de sus hablantes ante el francés normativo y -un poco en menor grado- el italiano normativo, mientras que aún no se ha establecido una lengua arpitana o francoprovenzal normativa consensuada en los diversos territorios correspondientes a la Arpitania. Por otra parte, entre la zona de Roanne y Mâcon o -en arpitán- Mâconês- existe una zona lingüística calificada de transicional entre el francés y el arpitán. Esta zona es llamada Franpitane o afrancesada (en francés: francisée).
Pasando de Italia hacia el occidente, siguiendo la ribera ligur, hallamos el dominio del provenzal. Aquí la frontera política actual entre Francia e Italia coincide, aproximadamente, con la frontera lingüística. Ventimiglia, puesto fronterizo italiano, habla un dialecto netamente ligur; pocos kilómetros más al oeste, Niza habla ya un dialecto esencialmente provenzal, aunque no exento de influjos italianos; Menton, primera estación francesa en la línea Génova-Marsella, tiene un dialecto de transición entre el provenzal y el galoitálico (por lo que tiene de provenzal, pertenece más bien al grupo alpino, como los dialectos provenzales de Piamonte), mientras que Mónaco es, o mejor dicho era, un antiguo islote lingüístico ligur.
La correspondencia entre frontera política, frontera geográfica y frontera lingüística desaparece si, abandonando la costa, se sigue la partición alpina. Entre provenzal y ligur (y más al norte entre provenzal y piamontés) como entre francoprovenzal y piamontés más al nordeste, los Alpes no representan una frontera lingüística. Es éste uno de los ejemplos invocados más a menudo por los lingüistas para mostrar cómo límites geográficos muy netos (cadenas de montes o grandes ríos) no corresponden, más de una vez, a fronteras lingüísticas. Aquí las condiciones lingüísticas no se deben al límite geográfico sino a profundas razones históricas. Territorios cisalpinos y transalpinos pertenecieron siglos enteros a una sola unidad política; bajo la Casa de Saboya, originaria de Chambéry, la lengua de la administración, de los tribunales, etc. era el francés, que se extendió a Piamonte, donde no fue sino hasta el siglo XIX cuando el italiano reconquistó terreno.
Más acá de la frontera política con Francia, en territorio italiano, encontramos numerosos vástagos de dialectos provenzales; los más importantes centros provenzales son los de los valdenses de Val Pellice. Una colonia valdense, probablemente originaria de Bobbio Pellice, emigró en el siglo XV a Calabria, a Guardia Piemontese (Cosenza), donde conserva hasta ahora su dialecto, con características arcaicas. También ocupa una posición especial el dialecto de tipo provenzal de Pragelato, en la alta Val Chisone, y del todo provenzales, o cuando menos aprovenzalados, son los dialectos de Limone, en la vertiente padana del Col di Tenda, de Valdieri en Val Gesso, de Roaschia, de Vinàdio, de Ulzio (Oulx), etc., donde la influencia piamontesa crece cada día. Estos vástagos del provenzal en territorio geográfica y políticamente italiano abundan bastante más que los italianos en territorio provenzal (aparte de Mónaco, probablemente colonia ligur del siglo XI, en un tiempo se hablaba ligur en los pueblos de Biot y Vallauris junto a Antibes, y en Mons y Escragnoles a 15 km al oeste de Grasse, donde habitan descendientes de colonos procedentes de comarcas de la ribera ligur).
El límite lingüístico entre el provenzal (lengua de oc) y el francés (lengua de oïl) se ha ido corriendo con el tiempo, siempre a favor del francés, que desde hace siglos es lengua nacional y literaria también para los provenzales.
El creciente énfasis en la unidad de Francia durante el siglo XX ha llevado al provenzal al borde de la extinción. Cuenta con unos 200.000 hablantes, la mayoría de media o avanzada edad. Un pequeño número de niños aprenden la lengua, pero dejan de usarla al llegar a la escuela, prefiriendo el francés.
Ethnologue estima que su número de hablantes ronda los 77.000. Sólo tiene estatus oficial, como lengua regional, en el Valle de Aosta (Italia), donde se usa la variedad valdostana.
La Unesco la ha declarado lengua en peligro.
Provenzal propiamente dicho, hablado desde Agen a Niza.
Alpino-delfinés. Hablado en los departamentos de Ardèche (salvo el norte y el oeste), Drôme (salvo el norte), Hautes-Alpes, las partes septentrionales de los Alpes de Haute-Provence y las partes más meridionales de Isère por unos 100.000 hablantes. En Italia es hablado en los altos valles de Piedmont (Val Mairo, Val Varacho, Val d'Esturo, Entraigas, Liomun, Vinai, Pignerol, Sestriero) por unos 100.000 hablantes de todas las edades, aunque la gente más joven prefiere el italiano. Se puede considerar lengua amenazada.
Una variante del alpino provenzal conocida como gardiol, se sigue hablando aún en partes de Calabria (Italia), especialmente en Guardia Piedmontese, adonde, antes de 1400, llegaron emigrantes valones procedentes de Val Chisone, Val Gerinanasca y Val Pellice. Actualmente sólo quedan unos pocos cientos de ancianos que hablan gardiol, por lo que se trata de una lengua seriamente amenazada.
El dialecto valdostano (en francés, patois valdôtain; en valdostano, patoué valdotèn), definido localmente como patois (en francés, dialecto), es una variedad dialectal del idioma arpitano que se habla en la región autónoma del Valle de Aosta en Italia. Aunque es el dialecto que ha resistido mejor al francés, en años recientes ha ido perdiendo hablantes en favor del italiano y el francés.
Ethnologue sitúa el francoprovenzal como un subgrupo suroriental de las lenguas de Oïl de las Galo-Réticas. Y estas a su vez un subgrupo de las galorromance. En otras clasificaciones, se habla de las galorromance y el núcleo de las mismas, es decir, las lenguas universalmente consideradas dentro de este grupo son el francés (langues d'Oïl) y el francoprovenzal (arpitán) (que no debe confundirse con la variedad provenzal del occitano).
No hay mucho acuerdo al respecto de que el francoprovenzal sea realmente una lengua d'Oïl y pueda ser una lengua intermedia presentando características de las lenguas d'Occ y las lenguas d'Oïl.
En la presente clasificación hemos optado por una mezcla de ambas posiciones, situando al francoprovenzal hermanado al francés (conjunto de lenguas d'Oïl) en un subgrupo galo-rético, dentro de las lenguas romance continental occidentales.
Existe cierta variación dialectal, por lo que la correspondencia entre la ortografía y la fonología no siempre es directa, es particularmente interesante la propuesta de Joze Harrieta, quien propone una ortografía supradialectal (como pretendida base para una koiné arpitana). En esa propuesta a cada letra o dígrafo le corresponde un fonema (aunque la realización particular puede depender de la región).
Notas sobre la pronunciación:
c: Puede pronunciarse como una africada alveolar sorda ʦ, una africada post-alveolar sorda ʧ, una africada alveopalatal sorda t͡ɕ, o una combinación [st].
cy: Puede pronunciarse como una africada retrofleja sorda t͡ʂ, ou une africada post-alveolar sorda ʧ.
j: Puede pronunciarse como una africada alveolar sonora ʣ, ou une fricative dental sonora ð.
r: Harrieta preconiza unae consonante rótica alveolar sonora r, pero según las regiones puede ser pronunciada también como una fricativa uvular sonora ʁ, o una vibrante múltiple uvular ʀ.
x: Puede pronunciarse como una fricativa postalveolar sorda ʃ, una fricativa alveopalatal sorda ɕ, o una fricativa retrofleja sorda ʂ.
El franco-provenzal es un lenguaje sintético, como son el occitano y el italiano. La mayoría de los verbos tienen diferentes terminaciones de persona, número y tiempos, por lo que el uso del pronombre es opcional; por lo tanto, dos funciones gramaticales están unidos entre sí. Sin embargo, la forma verbal singular en segunda persona requiere regularmente un pronombre apropiado para la distinción.
El orden de las palabras estándar para el franco-provenzal es sujeto-verbo-objeto (SVO) en una oración declarativa, por ejemplo: Vos côsâds anglès. ("Usted habla Inglés."), Excepto cuando el objeto es un pronombre, en cuyo caso el orden de las palabras es sujeto-objeto-verbo (SOV). La forma verbo-sujeto-objeto (VSO) es estándar para una oración interrogativa, por ejemplo: Côsâds-vos anglès? ("¿Hablas Inglés?")
Los sustantivos se declinan en número y género. Inflexión por número gramatical (singular y plural); se distingue claramente en los sustantivos femeninos, pero no los sustantivos masculinos, en los que la pronunciación es generalmente idéntico para esas palabras terminadas en vocal.
En cuanto al léxico, más allá de los nombres de especies vegetales propios del clima alpino [verne, varoche (aliso verde), frasse (haya), darbè (abeto)], encontramos multitud de términos relacionados con la meteorología [bacan (mal tiempo), coussie (tormenta), royé (chaparrón), ni[v]ole (nube)], al medio ambiente, [clapia, pierrier (material desprendido de una ladera), égra (especie de escalera de piedra). balme (gruta), tova (turbera), lanche (prado en pendiente)], así como expresiones originales como faré la pota (poner mala cara), être loin (irse), etc. Se trata de rasgos que distinguen de manera acusada el idioma francoprovenzal y sus dialectos de las lenguas de oil y las lenguas de oc.
El saboyano y el resto de dialectos francoprovenzales deben sus diferencias con respecto al occitano a los préstamos del italiano, debido a los vínculos del Ducado de Saboya con ese la Italia septentrional durante el siglo XVII, cuando se dio la unión fáctica de ambas regiones. Esto explica también la gran proximidad al dialecto francoprovenzal valdostano del Valle de Aosta.
Algunos ejemplos de palabras francoprovenzales:
llave: clâ
cantar: chantar
cabra: cabra / chiévra
lengua: lenga
noche: nuet
jabón: savon
sudar: suar
vida: via
pagar: payer
plaza: place
iglesia: églésé
queso: tôma / fromâjo
Texto de muestra. Padre nuestro en arpitano.
Nouhtron Pâre, qu'és u cièl,
Que ton niom sêt (seye) sanctifiâ,
Que ton règno vegnésse,
Que ta volontât sêt (seye) féta
Sur la tèrra coment u cièl.
Balye-nos houé nouhtron pan de ceti jorn
Pardona-nos nouhtres ofenses,
Coment nos pardonens d'étot (asse ben, avouéc) a celos que nos ant ofensâs
Et nos somèts pas a la tentacion,
Mas dèlivre-nos du mâl (crouyo).
(Amen. / D'ense seyésse)
Utiliza el alfabeto latino, con algunos signos diacríticos para acomodarse a la pronunciación.
Los primeros intentos de componer en provenzal los realizaron, probablemente, sacerdotes y monjes en el siglo IX. Para despertar interés por la religión entre sus gentes, compusieron, o tradujeron del latín a lengua vulgar, oraciones, himnos, cuentos piadosos, alegorías y leyendas de santos. Existe una traducción anónima al provenzal del comienzo de la obra de Boecio, La consolación de la filosofía, procedente del siglo X. A finales del siglo XI la poesía provenzal tuvo un fuerte empuje gracias a las cruzadas, las guerras religiosas, y a la aparición de las órdenes de caballería.
Los juramentos de fidelidad de Guillermo IV de Montpellier, prestados en 1059 y los de la abadía de Lerins, poco posteriores, son los primeros textos en que aparece el vulgar provenzal, pero el documento más antiguo escrito por entero en provenzal es de 1102 y pertenece al territorio de Rodez. Comienza así:
'In nomine Domini nostri Iesu Christi. Carta que fecit facere Adfemaro Odo de tota su honore... Tota questa honor qu'aissi es scripja qu'Ademars Odt á et tota l'altra que scripja no es qu'Ademars á, los feusals et las aventuras e las domengaduras c'a ni avenir li devo, assi con aquesta honres scripja es tota ni clerches legir la i pot, assi la dona Ademars Odt a Willemma se filla vocaida, ed at Arnal, fil de Chidenelz, et al(z) efanz c'Arnalz de Guillema aura, essez doas versanas que gadanet de Ramun Passarode...'
"Todas estas posesiones que está escrito que Ademar Odón tiene y todas las otras que escrito no está que Ademar tiene, los derechos feudales y accidentales y los derechos de dominio que tiene o que le deben llegar, así como estas posesiones están todas escritas y un clérigo lo puede leer, así Ademar Odón las da a su hija llamada Guillerma y a Arnaldo, hijo de Chidenilde, y a los hijos que Arnaldo de Guillerma tendrá, excepto dos yugadas que tiene en prenda de Ramón Passarode..."
La traducción de los capítulos 13 al 17 del Evangelio de Juan parecen remontarse al siglo XI aunque el manuscrito que los transmite es del XII; el dialecto tiene sabor valdense. He aquí una breve muestra:
XIII, 1. Aván lo día festál della Pásca sabía lo Salvádre que la sóa óra vé que traspásse d'anquést mún au páer. Cum agués amát los sós chi éren el mún, en la fí los amét. 2. E fácha la céna, cum diábles ja agués més eu cór que Júdas lo traís, 3. sabens que lo páer li donéth tótas cháusas a sas más e que de Déu eissit he a Déu vái, 4. léva de la céna e páusa sos vestiméns. E cum ac présa la tóala, preceis s'én. 5. D'aqui aprés més l'áiga en la cóncha e enquéth a lavár los pés déus disciples e estérzer ab la tóalia de que éra céins. 6. Dunc vénc a sáin Péire, e díiss li Péir: "Dóm, tu me lávas los pés?". 7. Respondét li Jesús e díss li: "Zo que eu fáz, tu no sábs aóra, mas póis o sabrás." 8. Díiss li Péir: "Ja no mé lavarás los pés". Respondet li Jesús: "Si éu nót lavarái, non aurás párt ab mé." 9. Díiss li Péir: "Dóm, no solamén los pés, mas neéps las más e lo cháp". 10. Díiss li Jesús: "Céll chi es lavát non a besóin que láu mas los pés, mas toz és néptes. E vos esz népte, mas no túih."
La literatura provenzal era esencialmente poética. A los escritos en prosa se les da poca importancia; más tarde, en los siglos XIV y XV, se escribió más en prosa, incluyendo trabajos científicos, jurídicos, filológicos y de otros temas. No se cultivaba el teatro; las únicas producciones, que pudieran ser consideradas teatrales, son obras dramáticas de temas piadosos, tales como el Misterio de la Pasión y el Matrimonio de la Virgen.
La poesía de los trovadores provenzales hizo su aparición a principios del siglo XII y alcanzó su plenitud expresiva con tres poetas que escribieron a finales del siglo: Bertran de Born, Arnaud Daniel y Guiraut de Bornelh. En sólo unas pocas generaciones esta poesía dio lugar a una elaborada y refinada forma artística de técnicas perfectas, que en el siglo XIII llevó a considerar al provenzal como el lenguaje más apropiado para la poesía lírica.
En esta poesía, la dama, normalmente aristócrata y casada, y su amante (el poeta) están separados por motivos sociales, geográficos, o incluso psíquicos; el poeta, al cantar su amor, intenta alcanzar un sentimiento abrumador, al que llama joie (‘gozo, felicidad’). La poesía provenzal expresa la ética del amor cortés, un amor sensual bastante opuesto al concepto tradicional cristiano.
En el siglo XIX hubo un movimiento de avivamiento y normalización del provenzal, encabezado por el célebre poeta Frédéric Mistral, quien creó un diccionario en dos volúmenes y una colección de poemas épicos que le dieron el Premio Nobel en 1904. A pesar de sus esfuerzos, el movimiento no tuvo demasiado éxito.
on, doû, trâi, quatro, cin, sî, sat, houit, nâo, dyî
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El romanche, rumantsch, en alemán bündnerromanisch, también conocido como grishum o grisón, es una lengua romance hablada en el norte de Italia y en Suiza, principalmente en el Valle del Rin en los cantones suizos de Graubünden (Grischun, Grigioni).
El romanche (autoglotónimo: rumantsch) (también llamado retorromanche, retorrománico o grisón) es el nombre genérico para las lenguas retorrománicas que se hablan en Suiza, donde goza del reconocimiento como lengua nacional.
Se conoce con el nombre de romanche (romontsch, roumanche), aunque los lingüistas la denominan sobreselvano (oberwaldisch), si bien antiguamente se denominaba chuwälsh, por estar allí la ciudad de Chur, donde en el siglo XV se hablaba solamente romance (actualmente el 10 por siento).
Cuando los romanos conquistaron esta región, que por entonces incluía la actual Austria, en el año 15 d. C., la denominaron Provincia Raetia, nombre derivado de la tribu iliria (o posiblemente etrusca) que supuestamente habitaba la zona.
El romanche se estandarizó en 1982 y se le conoce con el nombre "romanche grisón" (Rumantsch Grischun). El lingüista Heinrich Schmid trató de evitar ortografías de extraña apariencia para facilitar su aceptación. Por lo tanto, palabras con [tɕ] más [e] o [i] tienen <tg> (tgirar) en lugar de <ch>. Las palabras con [k] seguida de [a], [o] o [u] se escriben con <ch> ("chalanda" en lugar de Calanda) ya que tanto los hablantes de Engadina (chalanda) y del territorio del Rín (calanda) esperarían una ortografía que incluya la <c->. De la misma forma, che y chi (debido a esta norma, llamada "Leza Uffers Kompromiss") se pronuncian [ke] y [ki]. Por otro lado, la letra <k>, se convierte en un grafema innecesario en esta lengua romance. Schwa ([ə]), sin embargo, se representa con <e>, cuyo uso muestra la influencia en esta lengua romance del alemán, de igual modo que se nota el influjo de la grafía alemana en este idioma romance. Lo mismo ocurre con el uso de <sch> tanto para [ʃ] como para [ʒ], y <tsch> para [ʧ].
Por otro lado, el hecho de que no exista <ü, ö> en rético, puede que no sea debido esta sólo a la ausencia de la [y] y de [ø] en la mayoría de las lenguas réticas, sino también a su forma gráfica (por influjo alemán), que no es considerada una forma romance. Además, esto también demuestra que la adopción de una determinada grafía no está siempre relacionada con factores fonéticos. Como conclusión se puede afirmar que la ortografía rética se sitúa entre la tradición ortográfica romance del italiano, y del francés y la tradición ortográfica germánica del alemán.
La Lia Rumantscha es una organización que abarca asociaciones de lenguas réticas. Su página web facilita más información sobre dichas lenguas.
Origen
En el siglo V, la tribu germánica de los alemanni conquistó la zona "austríaca" de lengua romance y, muy pronto, se germanizó casi completamente, El resto de Raetia resistió a los alemanni durante décadas, pero fue finalmente sometida por los ostrogodos. En el siglo VI, los francos conquistaron la zona y fue entonces cuando comenzó el proceso de germanización que llevaría a la división geográfica de los futuros grupos de población de habla romanche.
En el año 806 Carlomagno introdujo en la "Raetia" el sistema administrativo de los Francos. Un conde germánico fue instalado en la ciudad de Chur (Coira) y muchos funcionarios de más allá del Rin se establecieron en la región.
Menos de 40 años después, el Obispado de Chur fue separado de la Arquidiócesis de Milán y agregado al de Maguncia. Esto tuvo por consecuencia que la "Raetia" se orientara definitivamente hacia el norte, de lengua alemana.
Desde el siglo XIV hasta el XV la autonomía política de los Grisones tomó forma. El sistema feudal dio paso progresivamente a una democracia en forma de comunas y jurisdicciones autónomas que, en 1471, fundaron la República de las Tres Ligas.
Un hecho trágico reforzó la evolución lingüística que estaba en marcha. En 1464 un incendio destruyó a Chur, la capital. Fueron los artesanos de lengua alemana quienes reconstruyeron la ciudad. Más tarde, éstos se instalaron allí conduciendo a la germanización total del lugar.
Desarrollo
Desde el siglo XVI, en particular gracias a la Reforma, el romanche se convirtió en lengua escrita.
El romanche y el ladino se encuentran separados territorialmente al menos desde el siglo XVI, cuando la mayor parte de la población del Tirol Meridional (Provincia de Bolzano) ya hablaba el idioma alemán hasta más al sur de Salorno cerca de Rovereto. El romanche aún era hablado en el actual Land austríaco del Vorarlberg hasta mediados del siglo XVIII, pero la inmigración de germanófonos walsers atraídos desde el Vales por los Habsburgo de Austria hizo retroceder a los hablantes del romanche en pequeños bolsones de los Grisones, principalmente en el reducto de la Engadina.
Por razones prácticas el alemán siguió siendo durante tres siglos la lengua oficial de la República de las Tres Ligas. Pero, en 1794, la Dieta (el ejecutivo) proclamó el trilingüísmo (alemán, romanche, italiano) de la República que, en 1803, se convirtió en el cantón suizo de los Grisones.
Aunque las constituciones cantonales del siglo XIX reconocieron y garantizaron las tres lenguas de los Grisones (único cantón suizo trilingüe) la realidad fue diferente. El Estado cantonal impulsó ampliamente la germanización de los romanches. Frente a esta realidad y a la inmigración de lengua alemana, algunas voces se hicieron sentir para pedir la defensa del romanche.
Situación Actual
En 1919 fue fundada la "Lia Rumantscha" (Liga Romanche) y en 1938 Suiza reconoció el romanche como lengua nacional al mismo nivel que el alemán, el francés y el italiano que, además tenían el estatuto de "lenguas oficiales". Este reconocimiento nacional ayudará a los romanches a tomar conciencia de su identidad.
El reconocimiento del romanche en 1938 como la cuarta "lengua nacional" hizo que la lengua cumpliera todos los requisitos para recibir subvenciones federales para temas culturales y otras actividades de tipo educativo. Dentro del cantón de Graubünden, el romanche (junto con el alemán y el italiano) era ya una lengua oficial y podía utilizarse en los tribunales y con las autoridades cantonales (si bien en la práctica la lengua principalmente utilizada es el alemán).
El 10 de marzo de 1996 se dio un paso adelante a nivel nacional, cuando, por referéndum, se aprobó un cambio constitucional por el que se concedía al romanche el estatus de "lengua oficial para las relaciones entre la Confederación y los ciudadanos de habla romanche".
Las lenguas retorrománicas corren un peligro cierto de desaparecer. Apenas existen hablantes de estas lenguas y la mayor parte de quienes hablan rético también habla alemán.
El número total de hablantes en Graubünden permaneció más o menos inalterado durante el siglo XIX (36.000), pero debido al cada vez mayor número de hablantes de alemán y de italiano, la proporción de hablantes de romanche ha descendido de un 40% a un 22%. También hay que mencionar la constante emigración a otras partes de Suiza ya que, en la totalidad del país, el número real de hablantes de romanche creció de 46.430 en 1980 a 51.000 en 1983. Muchos niños aprenden la lengua pero la mayoría son más fluidos en alemán y pueden no usar activamente el romanche posteriormente. Está amenazada.
Hay cinco variedades de romanche que han sido normalizadas en su forma escrita de modo satisfactorio y son las siguientes:
Sobreselvano, en el valle de Vorderrhein (la más occidental de las dos cabeceras del Rin), que cuenta con unos 20.000 hablantes, río arriba desde el bosque Flims.
Subselvano o sotoselvano (aprox. 1.500 hablantes), al lado inferior del bosque y en tomo a la ciudad de Andeer, en el Hinterrhein. El subselvano está muy próximo al sobreselvano, y su nacimiento como lengua escrita se remonta tan sólo a mediados del siglo XX.
Engadino alto, también conocido como puter (aprox. 3.500 hablantes), en el sudeste (zona alta del valle del Inn). El dialecto bargaiot, de uso en el valle de Maira, al suroeste de SaintMoritz, constituye un subdialecto del dialecto italiano lombardo.
Engadino bajo o vallader (aprox. 6.000 hablantes), en el nordeste, es decir, río abajo. El subdialecto del vallader hablado en el Val Müstair (Münstertal) se considera a menudo como un dialecto distinto y de hecho es como aquí lo tratamos.
Surmiran (aprox. 3.500 hablantes), hablado en los distritos de Julia y Albula, en Graubünden central. El grupo surmirano (ober- y unter-halbstein) engloba variedades heterogéneas, algunas de las cuales son muy diferentes a la lengua que se enseña en la escuela.
Las diferencias entre los dialectos son fundamentalmente léxicas, aunque también presentan rasgos dispares de tipo fonético y morfológico. No obstante, son mutuamente comprensibles al menos con un poco de esfuerzo: la influencia alemana e italiana que han sufrido ha afectado a alrededor del 5% del vocabulario y también, aunque en menor grado, a la fonología y la sintaxis. En el caso del sobreselvano, existe una curiosa diferencia entre los católicos y los protestantes respecto de algunos rasgos de su vocabulario religioso (por ejemplo, católico gloria, protestante gliera 'gloria').
La clasificación de Ethnologue (que hemos seguido en esta clasificación) las agrupa con las lenguas galorromances formando una entidad galorrética, aunque realmente el grupo retorrománico parece tener características de transición entre el galorromance propiamente dicho y el galoitaliano del norte de Italia.
Dentro de las lenguas romances, el romanche se asocia con otra lengua retorromance hablada en las montañas dolomitas de Italia, conocida como ladino dolomítico.
Como lengua del grupo retorrománico tiene una gran afinidad con el ladino dolomita y el friulano, lenguas habladas en el norte de Italia. El romanche actualmente se restringe a algunas aldeas del cantón montañoso de Grisones (Suiza).
El romanche tiene hasta 26 fonemas consonánticos, de los cuales sólo dos se encuentran en algunas variedades y uno sólo en préstamos lingüísticos tomados del alemán.
Las obstruyentes sonoras son completamente sonoras en romanche y las sin voz no son aspirados, en contraste con el suizo alemán con el que el romanche está en amplio contacto.
El acento de la palabra cae generalmente bien en la última o penúltima sílaba. Las vocales átonas son generalmente reducidas a un Schwa, cuya pronunciación exacta varía entre [ə] o [ɐ].
Los sustantivos no se declinan para el caso en romanche; la categoría gramatical se expresa a través del orden de las palabras en su lugar.
Al igual que en la mayoría de otras lenguas romances, los sustantivos romanche pertenecen a dos géneros gramaticales: masculino y femenino.
Un artículo definido (masc. il o igl antes de una vocal;. fem. la) se distingue de un artículo indefinido (masc. in, egn, en u ONU dependiendo del dialecto; fem ina, egna, ena o ün). El plural se forma normalmente añadiendo el sufijo -s. En la variante Sursilvano, los sustantivos masculinos son a veces irregulares.
La sintaxis del romanche no ha sido investigada a fondo hasta ahora. El orden de las palabras regularmente es sujeto-verbo-objeto, pero la inversión sujeto-auxiliar se produce en varios casos, al colocar el verbo al principio de una oración.
Ninguna descripción sistemática del vocabulario romanche se ha llevado a cabo hasta ahora. Los estudios existentes generalmente abordan el tema desde una perspectiva histórica, teniendo especial interés en el sustrato prerromano, palabras arcaicas conservadas solo en romanche, o en palabras de préstamo del alemán. Un proyecto para compilar juntos todo el vocabulario histórico y moderno romanche conocido es el Dicziunari Rumantsch Grischun, publicado por primera vez en 1904, con la 13ª edición en preparación.
La influencia de las lenguas habladas en Grisonia antes de la llegada de los romanos (Réticos y Celtas) es más evidente en los topónimos, que son a menudo pre-romanos. Aparte de topónimos, tales palabras se encuentran en las características del paisaje, nombres de plantas y animales únicos a los Alpes, y las herramientas y métodos relacionados con la trashumancia alpina.
Al igual que todos los idiomas, el romanche tiene sus arcaísmos, es decir, palabras derivadas del latín, que han caído en desuso en la mayoría de otras lenguas romances.
Otra característica distintiva del vocabulario romanche son sus numerosos préstamos lingüísticos germánicos.
Algunas palabras de préstamos germánicos ya entraron en la lengua en la Antigüedad tardía o la Alta Edad Media, y con frecuencia se encuentran en otras lenguas romances también.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tut ils umans naschan libers ed eguals en dignitad ed en dretgs. Els èn dotads cun raschun e conscienza e duain agir in vers l’auter en spiert da fraternitad.
Variedades del alfabeto latino.
El más antiguo testimonio escrito en romanche consiste en cinco palabras incluidas en un códice (hoy en Würzburg) que data de entre los siglos XI y XII.
El primer texto real es una traducción de 14 líneas de una homilía latina incluida en un manuscrito conservado en la actualidad en Einsiedeln, que data de principios del siglo XII.
'Afunda nos des time tres causas, kare frares, per aquilla tuttlo seulo perdudo; aquil is gurdus et quil homo mopotesille et arcullus, ki fai diabulus per aquillas tres causas ille primaris homo cannao. Si plaida ille diauolus: in quali die quo uo manducado de quil linas, si uene sua uirtu fos ouli. Nus timuno semper aquillas tres periuras causas, sicu ueni Adam perduds intins inferno, ne no ueniamo si perdudi. Prendamus ieiunia contra quilla curda, prendamus umilanz(a) contra contenia. Aquill a sauir è, ki nus a christiani ueni(mo n)o-minai. Angeli Dei aquill auem nos wardadura si quil sipse Salvator dis: ueridade dico vos aquil illi angeli...'
Ya en 1611, el Catecismo católico de Gion Antoni Calvenzano (en subselvano) y un libro de oraciones para jóvenes protestantes escrito en subselvano por Steffan Gabriel y titulado Ilg Vér Sulaz da pievel giuvan ("El verdadero consuelo de la gente joven"). La zona se dividió en la Reforma y se usaron dos sistemas ortográficos distintos para católicos y protestantes.
in, dus, trais, quatter, tschintg, sis, set, otg, nov, diesch
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
Es una lengua románica que pertenece a la familia Retorrománico, hablado en la región de Friuli al noreste de Italia. En ocasiones se denomina Ladin Este, ya que comparte el mismo origen que el ladino-dolomita aunque durante los siglos se ha divergido bajo la influencia de los idiomas alrededores, como alemán, italiano, veneciano y eslovena.
Los documentos en friulano son atestiguados desde el siglo XI, y la poesía y la literatura que data ya en 1300. Ya en el siglo XX, hubo un resurgimiento del interés en el lenguaje, que ha continuado hasta el día de hoy.
Friulano o cariñosamente marilenghe en friulano, friulano en italiano, furlanisch en alemán, furlancina en esloveno; también friulano. Friuli procede del latín Forum Iulii.
La teoría de la "unidad ladina" se debe al más importante glotólogo italiano del siglo XIX, Graziadio Isaia Ascoli, nativo de Gorizia. En 1871, presentó su teoría de que, en tiempos, estas lenguas se extendían desde Muggia y quizás desde la parte septentrional de Istria hasta Suiza. La continuidad se interrumpió durante la historia, y quedaron las tres lenguas actuales: el romanche, el ladino y el friulano, que han evolucionado de manera separada. Esta hipótesis fue corregida y precisada sucesivamente por otros estudiosos. En particular, Francescato precisó las diferencias con el friulano y el veneciano; con este último, la separación se remontaría al siglo X, a lo largo del histórico límite del Livenza.
Las últimas teorías reorganizan o en todo caso anticipan la teoría de la unidad ladina, que corresponde a una fase lingüística bastante antigua; la diferente evolución que se halla dentro de esta familia también se debe a la escasa influencia del alemán y las lenguas germánicas sobre el friulano, mientras que esta influencia todavía es fuerte en el ladino y el romanche.
Origen
Se ha alcanzado cierto consenso acerca del período de formación del friulano, que remonta al año 1000, contemporáneamente a otras lenguas romances derivadas del latín vulgar.
Los primeros términos en friulano aparecen en actas administrativas del siglo XIII, pero sólo a partir del siglo XIV los documentos se hacen más numerosos y, además de algún documento comercial, aparecen los primeros testimonios literarios, como los Frammenti letterari, todos originarios de Cividale, que ya se había consolidado como centro del Friuli.
Desarrollo
La lengua ha tenido una literatura floreciente desde el siglo XVI y la comunicación entre las variedades dialectales es comprensible.
El uso literario del dialecto comienza en el siglo XVI, cuando Udine se convirtió en el principal foco cultural y promovió su lengua vernácula para convertirla en modelo de lengua literaria.
Situación Actual
Un desafío que el friulano comparte con otras lenguas minoritarias es el hecho de crear una lengua estándar y un sistema de escritura único. La ley regional 15/1996 aprobó una ortografía estandarizada, que representa la base de una variante común y es la que debería usarse en en topónimos, actas públicas, documentos escritos. Este estándar se basa en el friulano central, pues era tradicionalmente la lengua que se usaba en la literatura ya en 1700 y después (entre los principales ejemplos destacan las obras de Pieri Çorut), pero con algunos cambios.
Hoy en día, el friulano es reconocido oficialmente en Italia al amparo de la ley 482/1999, que protege a las minorías lingüísticas. Por ello, se ha introducido la enseñanza del idioma en varias escuelas primarias. Existe un periódico en línea, y hay también cierta cantidad de grupos musicales que utilizan el friulano en sus canciones, así como algunas compañías teatrales. Recientemente se han rodado dos películas en friulano (Tierç lion, Lidrîs cuadrade di trê), que han recibido críticas positivas por parte de los periódicos italianos. En cerca del 40 por ciento de los municipios de la Provincia de Udine, las señales de tráfico están tanto en friulano como en italiano. También existe una traducción oficial de la Biblia al friulano. En 2005, una conocida marca de cerveza empleó este idioma para uno de sus spots publicitarios.
La principal asociación que fomenta el uso y el desarrollo del friulano es la Societât filologjiche furlane, fundada en Gorizia en 1919.
En la actualidad hablan friulano algo más de 700.000 personas en su región natal. Casi todos conocen además el italiano, así como el véneto, en las ciudades y en la zona occidental de esta área. De acuerdo con el estudio del ISTAT de 1988, el uso del friulano no se reduce exclusivamente al ámbito familiar (el 55% utiliza únicamente el friulano, mientras que el 18% lo alterna con el italiano) y a grupos de amigos (46% y 28% respectivamente), sino también en otras situaciones (el 47% utilizan sólo el italiano, el 21,7 sólo el friulano y el 30,2% ambas lenguas). Muchos niños aprenden la lengua, pero dejan de usarla al legar a la escuela, especialmente en localidades donde la influencia del veneciano es evidente. Está cada vez más amenazada.
Fuera de las fronteras italianas, existen comunidades de habla friulana en Rumania, Australia, América del Norte, Sudáfrica, etc., con un total aproximado de 300.000 hablantes.
Hay una comunidad de hablantes friulanos que vive en Rumania en la región del delta del Danubio, quienes viven allí desde el siglo XIX. Como la relación con otras variedades retorromances es débil, muchos lingüistas le niegan esa conexión y lo sitúan entre los dialectos del Véneto.
Esencialmente, se pueden distinguir cuatro grandes variantes de friulano, atendiendo a las modificaciones vocálicas que intervienen en las terminaciones de las palabras, especialmente en la flexión del femenino. Todas las variantes son mutuamente inteligibles. Los grupos son los siguientes:
El friulano del medio Friuli y della fascia collinare, es decir, de los alrededores de Udine y de la Carnia centro-oriental: terminación de las palabras "modificantes": en -e
El friulano del pordenonese (excepto las áreas venetófonas), llamado con más precisión friulano concordiese por su centro en Concordia Sagittaria, y de Carnia occidental: terminación de las palabras "modificantes": en -a influjo del véneto oriental. Según algunos, es la variante que conserva las características más arcaicas, y también es una de las menos estudiadas.
El friulano dell'alta Carnia occidentale: terminación de las palabras "modificantes": en -o
El friulano del goriziano (hablado en la Bassa Friulana y en la provincia de Gorizia; se excluyen las áreas de dialecto bisiaco), extendido en algunos centros de la zona de Cividale: terminación de las palabras "modificantes": en -a. Se distingue del concordiese por ciertas variaciones de la pronunciación.
Para aclarar, la palabra italiana "chiesa" (iglesia), en friulano se traduce como glesie, a la que corresponden las pronunciaciones glesie, glesia o glesio.
Entre los idiomas fuertemente ligados al friulano se cuentan:
El tergestino, hablado en Trieste por la mayor parte de la población hasta 1700. El testimonio más importante sobre las características del tergestino se encuentra en la obra "Dialoghi piacevoli in dialetto vernacolo triestino", publicada por G. Mainati en 1828.
El muglisano, un antigua habla de Muggia, afín al tergestino. El último hablante, Giuseppe de Jurco, murió en 1889.
Las hablas de Erto y Cimolais, en fuerte peligro de extinción. Algunos las consideran hablas de transición entre el friulano y el ladino dolomítico.
El friulano es una lengua indoeuropea de la familia románica que, junto al romanche y el ladino, forma la rama romance de los Alpes centrales llamada retorromana.
Como se comenta en la clasificación del romanche, han sido incluidos en un grupo galorrético ateniéndonos a la clasificación que hace Ethnologue.
Desde el punto de vista fonológico, el friulano se caracteriza en primer lugar por la presencia de un sistema vocálico formado por cinco vocales cortas /a, e, i, o, u/ y cinco vocales largas /aː, eː, iː, oː, uː/. Esta oposición forma parejas mínimas.
Los dialectos friulanos difieren en su tratamiento de las vocales largas fonológicas. En ciertos dialectos, algunas de las vocales largas fonológicas se realizan fonéticamente como diptongos.
Un aspecto original del friulano, que lo diferencia del resto de las lenguas románicas, es la presencia de las oclusivas palatales /c/ y /ɟ/. Estas oclusivas forman grupos de parejas mínimas con las oclusivas velares y con las africadas palatales. Por ejemplo: cjoc /'cok/ (borracho), çoc /'tʃok/ (tronco) y coc /'kok/ (huevo).
Nótese que las consonantes geminadas (lː, tː...), muy usadas en italiano, son ausentes en el friulano.
Fonéticamente existe también la nasal [ŋ], que no tiene valor fonológico distintivo. En algunos dialecteos septentrionales existeen también /ʃ/ con valor fonológicamente distintivo y [ʒ] como alófono de z.
El proceso fonológico más destacable del friulano es la desonoricación de las oclusivas i fricativas en posición final de palabra. Por ejemplo: /grand/ → [grant].
En friulano, los nombres que se refieren a objetos inanimados o conceptos abstractos pueden tener género gramatical masculino o femenino: p. ej. "il mûr" ("el muro", masculino), "la cjadree" ("la silla", femenino). En friulano, los sustantivos, como en otras lenguas romances, tienen género masculino o femenino.
La mayor parte de los sustantivos femeninos terminan en -e.
cjase = casa (del latín "casa, -ae")
lune = luna (del latín "luna, -ae")
scuele = escuela (del latín "schola, -ae")
No obstante, algunos terminan en consonante, como los que acaban en -zion (del latín).
man = mano (del latín "manŭs, -ūs" f)
lezion = lección (del latín "lectio, -nis" f)
La mayor parte de los sustantivos masculinos terminan en una consonante o en -i.
cjan = perro
gjat = gato
fradi = hermano
libri = libro
Unos cuantos sustantivos masculinos terminan en -e, como sisteme (sistema) y probleme (problema). Suele tratarse de palabras procedentes del griego antiguo.
Para formar el plural de los sustantivos que terminan en -e, ya sean femeninos o masculinos, se cambia la -e final por -is.
taule, taulis = mesa, mesas
cjase, cjasis = casa, casas
lune, lunis = luna, lunas
scuele, scuelis = escuela, escuelas
sisteme, sistemis = sistema, sistemas
Para formar el plural de casi todos los demás sustantivos, se añade una -s final. Nota: siempre se pronuncia como una "s" suave.
man, mans = mano, manos
lezion, lezions = lección, lecciones
cjan, cjans = perro, perros
gjat, gjats = gato, gatos
fradi, fradis = hermano, hermanos
libri, libris = libro, libros
treno, trenos = tren, trenes
braç, braçs = brazo, brazos (del latín "bracchium")
guant, guants = guante, guantes
Nótese que, en algunos dialectos, hay muchas palabras cuya consonante final pasa a ser silenciosa cuando se añade la -s. Casi todas estas palabras tienen un singular que acaba en -t. El plural de gjat, por ejemplo, se escribe gjats, pero en gran parte del Friuli se pronuncia como si fuera gjas. Análogamente, plat (plato), aunque su plural se escribe plats, a menudo se pronuncia plas. Entre otras palabras de esta categoría se encuentran clâf (llave) y clap (piedra), cuyas formas de plural, clâfs y claps, suelen pronunciarse con una -f y una -p silenciosa respectivamente (clâs, clas). Se distinguen una de la otra por la "a" larga de la primera. Nótese también que la -ç final se pluraliza en la escritura como -çs, sin tener en cuenta si la pronunciación pluralizada es "-s" o "-ts" (varía según el dialecto); un ejemplo es messaç / messaçs (mensaje).
El adjetivo en friulano debe concordar en género y número con el sustantivo al que califica. La mayor parte de los adjetivos tienen cuatro formas, para el singular (masculino y femenino) y plural (masculino y femenino).
La mayor parte del vocabulario friulano procede del latín. Hay que destacar que, a lo largo de su historia, ha habido cambios fonológicos y morfológicos sustanciales. Por lo tanto, comparte muchas palabras con las lenguas romances, pero también ha incorporado palabras de otros idiomas:
Las palabras alemanas se introdujeron especialmente en la Edad Media, durante el Patriarcado de Aquilea, cuando la influencia de esta cultura era notable (ejemplos: bearç, patio trasero; bussâ, besar).
Las palabras eslavas las trajeron inmigrantes que se establecieron en el Friuli para repoblar tierras cuya población había descendido a causa de las invasiones húngaras del siglo X (ejemplos: cjast, granero; zigâ, gritar). También hay una buena cantidad de topónimos de origen eslavo.
Muchas palabras tienen raíces germánicas (probablemente longobardas) y célticas (una de las lenguas habladas antes de la colonización romana). Algunos ejemplos del primer caso son sbregâ, rasgarse; sedon, cuchara; taponâ, cubrir. Otros ejemplos del segundo caso son troi, camino; bragons, pantalones.
La lengua veneciana ha influido en el vocabulario friulano, por ejemplo canucje, paja.
los términos científicos tienen a menudo origen griego, y también hay algunos términos árabes en el friulano (lambic, alambique)
Han entrado algunas palabras francesas en el vocabulario friulano: algunos ejemplos: pardabon, realmente y gustâ, comer
Muchas palabras inglesas (como computer, monitor, mouse...) han entrado en el vocabulario friulano a través del italiano
El italiano mismo tiene una creciente influencia en el vocabulario friulano, especialmente en lo referente a neologismos (p.ej. treno con el significado de tren, aéreo por avión). En la actualidad, tales neologismos se usan, aunque no los acepta el diccionario oficial.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Ducj i oms a nassin libars e compagns come dignitât e derits. A an sintiment e cussience e bisugne che si tratin un culaltri come fradis.
En el sistema de escritura oficial, aprobado por la Provincia de Udine y empleado en los documentos oficiales, el friulano se escribe utilizando el alfabeto latino, al que se agrega la c con cedilla (ç). La letra q se utiliza sólo para antropónimos y topónimos históricos, en todos los demás casos se reemplaza por una c. Además, las letras k, x, w, e y aparecen sólo en préstamos, así que no se consideran parte del alfabeto.
Aa Bb Cc Çç Dd Ee Ff Gg Hh Ii Jj Ll Mm Nn Oo Pp Qq Rr Ss Tt Uu Vv Zz
Hay también acentos graves (à, è, ì, ò y ù) y acentos circunflejos (â, ê, î, ô, y û), que se ponen encima de las vocales para distinguir las palabras homófonas y para señalar el acento de voz (en el primer caso) o la existencia de vocales largas (en el segundo caso).
Los primeros textos en friulano se remontan al siglo XIII y son en su mayoría actas comerciales o jurídicas. En estos casos, el friulano se utilizaba junto con el latín, que era todavía la lengua administrativa.
Los primeros testimonios del friulano, que se remontan al siglo XIV, son ejercicios de traducción al latín y proceden de la escuela notarial de Cividale. También de Cividale, aunque de finales del siglo XIV, proceden los primeros textos poéticos, dos baladas enmarcadas en la tradición de la lírica cortesana provenzal.
Tal vez la más antigua sea la lírica Piruç myó doç inculurit, escrita al anverso de un acta notarial extendida el 14 de abril de 1380, probablemente por la misma mano que escribió el acta. La primera estrofa dice:
'Piruç myó doç inculurit
quant yo chi vyot dut stoy ardit,
Per vo mi ven tant ardiment
e sì furç soy di grant vigor
ch'io no crot fa dipartiment
mai del to doç lial amor
per manaço ni per timor
çi chu nul si metto a strit.
Piruç myo doç...'
Otro documento de finales del siglo XIV es una balada en el dialecto de la llanura entre Udine e Isonzo, en el cual una muchacha (dumlo < domn(u)la, dominula, diminutivo de domina) relata, de forma dialogada, sus citas de amor con un mozo (infant < infante(m). Comienza así:
'E la fuor del nuestri chiamp
Spes jo me chiat un biel infant...'
'Y allí fuera de nuestro campo,
a menudo me encuentro con un guapo mozo...'
ũŋ, doy, tre, kwàtri, čiŋk, sîs, syet, vot, nûf, dîs
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El ladino (ladino en italiano, ladin en ladino, Ladinisch en alemán) es una lengua retorrománica hablada en Italia, en las regiones Trentino-Alto Adigio y Véneto. Está reconocido oficialmente en 54 comunas italianas de las provincias de Trento, Bolzano y Belluno.
El nombre deriva de "Latín", porque el ladino es originalmente un resto del idioma latino en los alpes romanizados.
Es evidente que el hecho de denominar a esta lengua con el término ladino no ha de inducirnos a error al confundirla con el denominado ladino o judeo-español, el habla de los judíos sefarditas.
El ladino es a menudo considerado una reliquia de dialectos del latín vulgar asociados con los idiomas reto-romances. Si existe o existió un idioma protro romance es discutido entre los lingüistas e historiadores, un debate conocido como la cuestión ladina.
Heinrich Schmid estudió extensivamente el romanche así como el ladino dolomita, y sus trabajos estimularon el interés de los romanistas por las lenguas retorrománicas.
Así, en 1988, representantes del pueblo ladino de las Dolomitas en Italia confiaron a Heinrich Schmid la tarea de crear una lengua escrita común también para su lengua. Schmid aceptó este desafío y escribió la obra intitulada Wegleitung für den Aufbau einer gemeinsamen Schriftsprache der Dolomitenladiner (Directrices para el Desarrollo de una Lengua Escrita Común para los Ladins de las Dolomitas). Desafortunadamente, Schmid no tuvo la suerte de ver publicar en lengua italiana esta obra fundamental ya que murió repentinamente de un ataque de corazón en febrero de 1999.
Origen
Comenzando a partir del siglo VI D.C. los bábaros empezaron a moverse desde el norte, mientras los sureños idiomas galoitalianos empezaron a presionar, lo cual daría lugar a una contracción del área de expansión del ladino. Solo en los valles más inaccesibles el ladio sobrevivió entre las poblaciones aisladas.
Desarrollo
Desde comienzos de la muy temprana edad media, el área fue principalmente gobernado por el Condado del Tirol o el Obispado de Brixen, ambos pertenecientes o dirigidos por los reyes del Austrria, Habsburgo. El área de Cadore estuvo bajo la tutela de la República de Venecia. Durante el periodo del Sacro Imperio Romano Germánico y después de 1804, el imperio Austríaco, los ladinos vivieron un proceso de germanización paulatina.
Situación Actual
Tras el final de la I Guerra Mundial en 1918, Italia se anexionó la parte meridional del Tirol, incluyendo las áreas ladinas. El movimiento nacionalista italiano de los siglos XIX y XX, consideraban el ladino como un "dialecto italiano", una noción rechazada por varias asociaciones y exponentes del ladino.
El programa de italianización, llevado a cabo por los fascistas Ettore Tolomei y Benito Mussolini, añadieron más presión sobre las comunidades ladinas para subordinar sus identidades a la italiana. Esto incluyó cambios en la topografía ladina, así como algunos aspectos de la pronunciación o fonética.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, un acuerdo entre Austria e Italia introdujo cierto nivel de autonomía para las regiones de Trentino y Tirol Meridional, pero no incluyeron recursos para el idioma ladino. Tan solo en el segundo estatuto de autonomía de Tirol Meridional de 1972, el ladino fue reconocido como un idioma parcialmente oficial.
La lengua ladina está reconocida en 54 comunas. El área oficialmente ladina cuenta con alrededor de 92.000 habitantes, pero no es posible indicar exactamente el número de ladinohablantes, ya que solamente en Trentino-Alto Adigio los ciudadanos declaran su pertenencia a un grupo lingüístico en ocasión del censo de la población.
En el área todavía no reconocida, sobre todo el Val di Non en Trentino, el 23,19 % se declaró de habla ladina en 2011 respecto al 17,54 % de 2001.
Provincia de Bolzano
El censo de 2011 registró 20 548 habitantes ladinos, es decir, el 4,53 % de la población de la provincia. En 8 de 116 comunas la lengua ladina es en mayoría.
Provincia de Trento
El censo de 2011 registró 18 550 declaraciones ladinas. Los ladinos viven en el Valle di Fassa, donde están reconocidos, y en el Valle de Non, donde el ladino todavía no está reconocido, a pesar del hecho que lo ladinos de Non son más numerosos que en Fassa.
Se dividen en dos regiones y tres provincias administrativas: Val Gardena y Val Badia (en la provincia de Bolzano) y Val di Fassa (provincia de Trento), en la región del Trentino-Alto Adigio, y Livinallongo y Ampezzo, junto con el colindante Comelico (provincia de Belluno), en la región del Véneto. Nunca ha existido un núcleo lo suficientemente poderoso como para producir algún tipo de lengua común lo que implica un alto grado de fragmentación.
El ladino puede ser clasificado en las siguientes variedades lingüísticas
Variedad atesina del Sella
A esta variedad, así llamada por el río Adigio (en latín Athesis) y el macizo Sella, pertenecen los dialectos del Alto Adigio:
dialecto del valle de Gardena (Gherdëina), 9196 habitantes, 88,44% ladinohablantes;
dialecto del valle de Badia y de Marebbe, 10632 habitantes, 94,05% ladinohablantes.
Los dialectos de la variedad atesina son los que han conservado mejor que los otros la características originales de la lengua ladina.
Variedad trentina del Sella
El dialecto del Val di Fassa en Trentino está subdividido a su propia vez en:
moenat
brach
cazet
Hay 7553 nativos ladinos (82,8 % de la población del valle). El dialecto de Fassa está contaminado por el dialecto trentino, de origen veneciana y lombarda.
Variedad agordina del Sella
Se hablan en provincia de Belluno:
Fodom o ladino del alto valle Cordevole, hablado en Livinallongo del Col di Lana y Colle Santa Lucia
Rocchesano en Rocca Pietore (Lad. La Ròcia).
Dialecto de Laste di Sopra (lad. Laste de Sora) y de Sottoguda (lad. Stagùda).
En Alleghe se habla un dialecto ladino-veneciano, que presenta influencias del idioma véneto.
También los idiomas de Agordo y de su valle, así come en el Valle del Biois (desde Cencenighe Agordino hasta Falcade) se consideran semiladinos.
Variedad de Ampezzo
En Cortina d'Ampezzo (Anpezo) se hablan sobre todo idioma veneciano e italiano estándar. El ladino que todavía se habla aquí es similar a la variedad cadorina.
Variedad cadorina
En provincia de Belluno la lengua ladina se habla en Cadore y Comelico en forma de ladino cadorino. Se conoce el idioma cadorino propio y el comeliano, hablado e la zona de Comelico, que es un dialecto que también se ha conservado.
El vajontino está clasificado a veces a la variedad cadorina. Se habla en el área de Erto e Cimolais en la provicia de Pordenone Friuli, y portanto se parece al friulano occidental.
Variedades Nones y Solander
El el Trentino occidental, en el Val di Non, Val di Sole, Val di Peio, Val di Rabbi y parte del Val Rendena, separados del área dolomítica, se hablan idiomas ladinos con influencias del dialecto trentino y del idioma lombardo.
El ladino es una lengua indoeuropea de la familia románica que, junto al romanche y el friulano, forma la rama romance de los Alpes centrales llamada retorromana.
Como se comenta en la clasificación del romanche, han sido incluidos en un grupo galorrético ateniéndonos a la clasificación que hace Ethnologue.
Información detallada, pero en italiano o alemán, en http://www.spell-termles.ladinia.net/documents/gramatica_LS_2001.pdf
Información detallada, pero en italiano o alemán, en http://www.spell-termles.ladinia.net/documents/gramatica_LS_2001.pdf
El léxico en ladino es similar a las demás lenguas retorromances.
El padre nuestro en ladino:
Pere nost, che t’ies en ciel,
al sie santifiché ti inom,
al vegne ti regn,
sia fata tia volonté,
coche en ciel enscì en tera.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Dötes les porsones nasc lëdies y cun la medema dignité y i medemi dërć. Ares à na rajun y na cosciënza y mëss s’incuntè öna cun l’atra te n spirit de fraternité.
Aunque todavía no se ha elaborado una ortografía unificada, los textos escritos en ladino lo hacen en el alfabeto latino.
Durante siglos el ladino solo transmitió las versiones orales de su herencia literaria.
Los primeros textos literarios fueron creados en la segunda mitad del siglo XIX. Hay dos razones para este retraso: el aislamiento geográfico y/o la falta de un centro cultural, pero sobre todo, las condiciones de vida difíciles. El problema más importante era alimentar a la familia.
Las primeras obras literarias incluyen traducciones de la Biblia, colecciones de proverbios, sagas y un borrador de una gramática ladina. Los primeros autores en escribir en ladino fueron clérigos del Seminario en Brixen.
Micurà de Rü y Jambatista Alton de Val Badia, para Fascia, Giuseppe Brunel y Hugo de Rossi, para Gherdëina, Wihelm Moroder-Lusenberg y Archangelus Lardschneider-Ciampac son las personalidades académicas del siglo XIX. Uno de los primeros poetas en escribir en ladino fue Angelo Trebo de La Pli (1862-1888).
Después de la Segunda Guerra Mundial aparecieron las primeras traducciones importantes en ladino, incluyendo numerosas obras literarias y especialmente la poesía en ladino. Las nuevas formas de verso qie se crearon tomaron su lugar junto a la poesía popular y almanaques anuales. Los autores desarrollaron un lenguaje que era cada vez más adecuado a las necesidades de la nueva generación.
Después de la publicación de las primeras novelas, comenzó un período literario que hizo posible el intercambio de ideas con el mundo exterior y con otros autores ladinos.
El primer ejemplo de un texto publicado en ladino hablado en la zona de Sella fue una proclamación de una ordenanza en 1631.
En 1864 el párroco de Ortisei, Josef Anton Vian de Fascia, publicó la primera gramática de Ladino Gherdëina.
El primer libro escrito enteramente en ladino fue "Storia d'S.Genofefa" de Jan Mati Declara.
La primera asociación inter-ladina en el Tirol fue fundada en Innsbruck. Wilhelm Moroder-Lusenberg publicó la revista "L'Amik di ladinos" (tres números) en 1905.
El periódico “Der Ladiner” (El Ladino) fue publicado en 1908. (2 números).
En Gherdëina, en 1911, se inició la publicación de una serie de publicaciones anuales en la forma de un libro para toda la familia. La publicación recomenzó en 1948.
Los representantes de los valles ladinos se reunieron en Jëuf de Frea (puerto de montaña entre Val Badia - Gherdëina), en 1920, para proclamar el derecho a la autodeterminación. En 1946 tiene lugar el nacimiento de la organización política "Zent Ladina", que fue de corta duración.
un, doi, trëi, cater, cinc, síes, set, òt, nuéf, díesc
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
El emiliano-romañol (también llamado simplemente emiliano) es una lengua del grupo galoitaliano de las lenguas romances. Se habla en Italia noroccidental, en la Emilia-Romaña, en el sur de Lombardía norte de Toscana (Lunigiana) y en el norte de Las Marcas. También es hablado en San Marino.
En Italia tradicionalmente se le ha denominado "dialetto" (dialecto), terminología que puede resultar confusa fuera de Italia ya que el emiliano-romañol no es una variante dialectal de italiano, sino una evolución paralela del latín.
En la mayoría de las lenguas que acabaron siendo italianizadas a lo largo del siglo XX D.C. se produce un fenómeno nominativo que genera confusión: por un lado se denomina emiliano o emiliano-romañol a la lengua galoitaliana independiente del "italiano", pero por otro lado también recibe este nombre el dialecto o variedad del italiano que ha tenido a la lengua galoitálica como sustrato del italiano normativo con las variaciones dialectales correspondientes.
En 1840 se publicó el primer diccionario italiano-romañol, obra de Antonio Morri de Faenza.
Origen
El romañol desciende del Latín vulgar. Éste evolucionó junto al toscano. Lo que distingue al romañol de otras lenguas del norte de Italia es un complejo de factores históricos, geográficos y culturales.
Herencia greco-bizantina durante los siglos VI, VII y VIII; diferente exposición a la influencia germánica; diferentes característica del latín hablado en la Península Itálica (norte y sur de los Apeninos del Norte) y la existencia de un "fondo celta" el cual formó un substrato para todas las lenguas norteñas.
En el siglo V, Ravena fue elegida capital del Imperio de Occidente. Posteriormente, se convirtió en capital del reino romano-bárbaro de Odoacro y Teodorico y luego del Exarcado bizantino, en contraposición con los longobardos que, mientras tanto, habían conquistado la parte occidental de la región. La zona costera de Emilia, que estaba gobernado por los bizantinos de 540 a 751, pasó a ser conocido como una región separada de Romaña.
Más tarde, los centros principales estuvieron gobernados por los obispos (siglos IX-XI), a continuación se formaron las primeras comunas (siglo XII) que, reunidas, consiguieron vencer los planes hegemónicos del emperador Federico II.
Desarrollo
En los siglos XIV y XV prevalecieron las señorías de los Este en Ferrara, Da Polenta en Ravena y Malatesta en Rímini. Durante la Edad Media las actividades comerciales, la cultura y la religión florecieron gracias a los monasterios de la región y la Universidad de Bolonia - la universidad ´más antigua de Europa - sus activas ciudades, y su política - personificados en la figura histórica de la emperatriz Matilde de Canossa.
A principios del siglo XVI César Borgia con sus conquistas, preparó el terreno al dominio papal sobre la región, que se verificó en los siglos sucesivos.
En el Renacimiento, se convirtió en la sede de refinadas señorías como la de Este de Ferrara y los Malatesta de Rímini.
En los siglos siguientes, la región se vio dividida entre el gobierno de los Estados Pontificios, la Farnesio el Ducado de Parma y Plasencia, y el Ducado de Módena y Reggio. En el siglo XVI, la mayor parte fueron incluidos en los Estados Papales, pero el territorio de Parma, Plasencia y Módena permanecieron independientes.
A finales del siglo XVIII Napoleón englobó la región en el Reino de Italia. En el XIX tuvo lugar la ocupación austriaca, el Resurgimiento y la anexión al Reino de Italia en 1860.
Situación Actual
A partir de la unificación del Reino de Italia y la posterior obligatoriedad en la educación del Italiano estandar, fue cayendo a gran velocidad el uso del idioma a lo largo del siglo XX hasta su próxima extinción en el presente siglo.
El emiliano-romañol está reconocido como lengua minoritaria de Europa desde 1981 (Informe 4745 del Consejo de Europa). También la UNESCO lo incluyó en el Libro Rojo de las lenguas en peligro de extinción (Red book on endangered languages) entre los idiomas dignos de protección.
El número de hablantes en la Emilia-Romaña se estima en 3.500.000 aprox. (dato de 1987). En San Marino el 83% de la población, (20.100 habitantes) hablan el Sanmarinés (1993), dialecto del Emiliano-Romañol.
Los dialectos del emiliano-romañol se dividen en dos componentes principales, cada uno de los cuales incluyen distintos subdialectos.
Dialectos de Emiliano
Emiliano Occidental
Emiliano Central
Emiliano Oriental
Lunigiano
Mantuano
Sanmarinés
Vogherese-Pavese
Dialectos de Romañol
Romañol del Norte
Romañol del Sur
La lengua emiliano-romañola es, junto con otras lenguas hermadas, descendiente del latín en lo que habría sido la región de Galia Cisalpina. Forma con ellas un subconjunto de lenguas galoitalianas de las lenguas romances occidentales.
Para algunos autores que consideran que la división primaria en las lenguas romances se dio entre las lenguas romances occidentales (galoibérico) y las orientales (italorrumano) la línea Massa-Senigallia es la frontera entre ambos grupos, las lenguas occidentales estarían limitadas al norte de dicha línea, y las las lenguas orientales al sur de dicha línea. Sin embargo, no todos los autores comparten la la división entre romance occidental y romance es la división primaria.
En muchos aspectos fonéticos las lenguas galoitalianas comparten los desarrollos con el francés, el occitano o el catalán en puntos en los que estos difieren del italiano estándar.
El romañol posee unas 20 vocales, en vez de las siete que posee el italiano.
Sin datos disponibles.
Las variedades de emiliano-romañol tienen rasgos morfológicos, sintácticos y léxicos diferenciados del italiano, de hecho comparten un buen número de isoglosas con el galorromance y el occitanorromance que no son compartidas por las lenguas italianas centromeridionales.
Texto de muestra
Emiliano: (Lî) la sèra sänper la fnèstra prémma ed dsnèr.
Romañolo: Lìa chìud sèmpr la fnestra prema'de cnè.
Castellano: (Ella) cierra siempre la ventana antes de cenar.
Alfabeto latino con signos diacríticos para adecuarse al elevado número de vocales.
El primer texto en romañol es el "sonetto romagnolo" de Bernardino Catti de Rávena impreso en 1502. Fue escrito en una especie de mezcla entre el italiano y el romañolo.
El primer poema en romañol data de finales del siglo XVI. E Pvlon matt. Cantlena aroica, un poema heroico-cómico basado en el Orlando Furioso y escrito por un autor anónimo de San Vittore di Cesena. El poema original se componía de doce cantos, de los cuales solo sobrevivieron los cuatro primeros (1848 líneas).
El primer poeta en romañol en ganar fama fue el clérigo Pietro Santoni (Fusignano, 1736-1823). Fue el maestro de Vincenzo Monti, uno de los más famosos poetas italianos de ese momento.
El siglo XX fue el mejor para la literatura en romañol. La poesía y la dramaturgia en romañol alcanzaron su mayor nivel de calidad. Los mejores autores de este período son:
Olindo Guerrini, con "Sonetti romagnoli"
Aldo Spallicci
Raffaello Baldini, quien ganó en 1988 el «Premio Viareggio» y en 1995 el «Premio Bagutta»
El escritor en romañol más moderno es Tonino Guerra (1920-2012)
ón, dû, trî, quâter, zénc(v), sî, sèt, òt, nôv, dîs.
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El idioma ligur es una lengua romance que consiste en un grupo de dialectos hablados en Liguria y el Bajo Piamonte al norte de Italia, en zonas de Cerdeña y en Córcega, en la costa mediterránea de Francia (en el antiguo condado de Niza), en el Principado de Mónaco y en América y Australia donde hubo inmigración de ligures, sobre todo en Buenos Aires.
Se lo conoce a menudo como genovés por ser el habla de la ciudad de Génova la más difundida y de más sólida tradición literaria, y por haber gozado de renombre mundial como lengua de la navegación y del comercio en tiempos de la República de Génova, cuando hasta los habitantes de ciudades alejadas de la capital se reconocían como genoveses.
Zeneize (que significa genovés) es uno de sus nombres alternativos.
Este idioma no debe ser confundido con el antiguo idioma ligur, un idioma extinto de origen incierto.
El mejor estudio lingüístico sobre el monegasco lo llevó a cabo el filólogo francés Raymond Arveiller en los años 40 y 50 del s.XX (Étude sur le parler de Monaco Comité National des Traditions Monégasques. Monaco 1967)
Existe producción literaria escrita en lengua genovesa desde el siglo XIII, la cual tuvo un apogeo especialmente en el siglo XIX; pero no fue suficiente para que se llegara a una normativización de la ortografía. Sin embargo, desde 2008 existe una grafía oficial regularizada por la Académia Ligùstica do Brenno, que intenta ordenar la escritura basándose en el habla ciudadana del área de Portoria. Sus reglas son útiles para escribir en todas las variantes del idioma ligur.
Origen
Entre el siglo IV y el X, Liguria fue dominada por los bizantinos, los lombardos del rey Rotario (alrededor del 641) y los francos (alrededor de 774) y fue invadida por los sarracenos (según Arthur Hill Hassall, bajo ocupación y gobierno sarraceno desde h. 876 hasta h. 972) y los normandos. En el siglo X, una vez que decreció el peligro de los piratas, el territorio ligur fue dividido en tres marcas: Obertenga (al este), Arduinica (al oeste) y Aleramica (en el centro). En los siglos XI y XII las marcas se dividieron en feudos, y luego con el fortalecimiento del poder de los obispos, la estructura feudal comenzó a debilitarse parcialmente. Las principales ciudades ligures, especialmente en la costa, se convirtieron en ciudades-estado, sobre las que Génova pronto extendió su dominio.
Desarrollo
Entre el siglo XI (cuando los barcos genoveses tuvieron un papel importante en la primera cruzada, llevando caballeros y tropas a Oriente Próximo por un precio) y el siglo XV, la República de Génova experimentó un extraordinario éxito comercial y político (principalmente comercio de especias con Oriente) y fue la república marítima más poderosa del Mediterráneo desde el siglo XII hasta el XIV, como se prueba por la resistencia victoriosa contra el emperador Federico Barbarroja y por la presencia fgenovesa en los centros de poder durante la última fase del imperio bizantino. Tras la introducción del título de dogo vitalicio (1339) y la elección de Simón Boccanegra, Génova reanudó sus luchas contra el Marqués de Finale y los Condes de Laigueglia y conquistó de nuevo los territorios de Finale, Oneglia y Porto Maurizio. A pesar de sus éxitos militares y comerciales, Génova cayó presa de las facciones internas que presionaban en su estructura política.
Debido a su situación vulnerable, el gobierno de la república pasó a manos de la familia Visconti de Milán. Tras su expulsión por las fuerzas populares bajo el liderazgo de Boccanegra, la república permaneció en manos genovesas hasta 1396, cuando la inestabilidad interna llevó al dogo Antoniotto Adorno a entregar el título de Señor de Génova al rey de Francia. Los franceses fueron expulsados en 1409 y Liguria volvió a control de Milán en 1421, permaneciendo así hasta 1435. La alternancia entre el dominio francés y el milanés sobre la Liguria persistió hasta la primera mitad del siglo XVI. La influencia francesa cesó en 1528, cuando Andrea Doria se convirtió en el prestigioso aliado del poderoso rey de España e impuso un gobierno aristocrático que dio a la república una estabilidad relativa durante alrededor de 250 años.
Situación Actual
Tras un breve período de independencia en 1814, el Congreso de Viena (1815) decidió que Liguria se anexionara al reino de Cerdeña. El alzamiento genovés contra la Casa de Saboya en 1821, que fue aplastada con gran derramamiento de sangre, suscitó los sentimientos nacionales de la población. Algunas de las más prestigiosas figuras del Risorgimento nacieron en Liguria (Mazzini, Garibaldi, Mameli, Bixio). En los primeros años del siglo el crecimiento económico de la región fue notable: muchas industrias florecieron desde Imperia a La Spezia. Durante el período trágico de la Segunda Guerra Mundial Liguria experimentaron el hambre y dos años de ocupación por las tropas alemanas, contra quien la lucha de liberación fue la más efectiva de las de Italia, cuando las tropas aliadas finalmente llegaron, fueron bienvenidas por los partisanos que, en una insurrección exitosa, habían liberado la ciudad y aceptado la rendición del comando alemán local. Por este hecho la ciudad fue premiada con la medalla de oro al valor militar.
En total es hablado por 1,9 millones de personas.
Se habla en Italia (Liguria, bajo Piamonte y sudoeste de Cerdeña), sudeste de Francia, zonas de Córcega, Mónaco (en su variante monegasca, influida por el francés), y en lugares de inmigración ligur como por ejemplo Argentina, Uruguay, Perú, Chile, Australia, Estados Unidos y Canadá.
Está actualmente en peligro de extinción por encontrarse la mayor parte de sus hablantes naturales entre las personas nacidas antes de la Segunda Guerra Mundial, por ser poco utilizado en medios de comunicación frente al italiano, y por ser poco transmitido a las nuevas generaciones, que se suelen expresar en italiano o en los idiomas de los países donde habitan los ligures emigrados (español, inglés, francés).
El dialecto genovés es el dialecto más destacado, y es hablado en Génova, mientras que el idioma monegasco es la variante del idioma ligur hablado en Mónaco.
Si bien comparten un tronco común por la evolución característica que tuvo la lengua ligur desde el latín, aun dentro de la actual Liguria existen variantes dialectales que representan una riqueza cultural de la región. Es en ese contexto que el genovés puede ser definido como dialecto, dentro una clasificación mayor que es la lengua ligur. No es entonces una deformación de lo que conocemos como italiano (el toscano) sino el habla ligur característica del centro de la ciudad de Génova, a la vez que existen el habla de Savona, la de La Spezia, la de Ventimiglia, las variantes de transición que se confunden con el piamontés, el tabarkino de Carloforte y Calasetta, etc.
Es una de las lenguas galoitalianas, junto con el piamontés, el emiliano-romañol, el lombardo y el véneto. Estas, a su vez, forman parte del subgrupo occidental de las lenguas romances.
El límite meridional, entre las lenguas galoitalianas y las lenguas italianas centromeridionales corresponde a la línea La Spezia-Rímini, o con más precisión geográfica, la línea Massa-Senigallia. El grupo galoitálico en al norte de esta línea es a la vez separado de otros grupos romances del Noreste (retorrománico).
Acentuación del genovés
Sobre vocales cortas
- el acento agudo ( ´ ) es siempre tónico y se usa en é y ó para indicar respectivamente el sonido de E cerrada y de la U que usamos en castellano.
- el acento grave ( ` ) no siempre es tónico y se usa en à, è (sonido de E abierta), ì, ò (para que suene O como en castellano y no como U), y ù (U “francesa” corta).
Sobre vocales largas
- el acento circunflejo ( ^ ) marca el sonido largo de â, ê (E cerrada larga), î, ô (U “castellana” larga), y û (U “francesa” larga).
- diéresis ( ¨ ) van sólo sobre la ö para marcar el sonido de O (como en castellano) larga, que a veces suena como OU.
El genovés guarda una relación entre la duración de las vocales y su acentuación y la cantidad de consonantes que las siguen. Al hablar y, por lo tanto, al escribir, a una vocal larga sigue una consonante simple (por ejemplo: la Î larga de fîto, ‘rápido’/‘pronto’) y a las vocales cortas acentuadas pueden seguirlas consonantes dobles, que se pronuncian con mayor intensidad (como en tròppo, ‘demasiado’). Esto último puede no ocurrir en palabras que terminan con N (N velar final), tales como s’asétan (‘se sientan’, del verbo ‘sentarse’).
Sin embargo, aun cuando pueden aparecer luego de consonantes cortas o largas, no se duplican nunca los dígrafos SC y GN, y tampoco la N, la R y la S seguidas por otra consonante.
Acerca de este tema hay que hacer una aclaración muy importante. Las consonantes dobles pueden convertirse en simples cuando las palabras sufren cambios; es el caso de palabras de la misma familia que no poseen el acento en el mismo lugar y por eso no mantienen la ortografía de su raíz, por ejemplo: la cualidad de bèllo (‘bello’, ‘lindo’) es beléssa (‘belleza’), con una sola L, por haberse desplazado el acento a la sílaba siguiente y no conservarse la LL que seguía a la vocal tónica. Asimismo, el participio de abàtte (‘abatir’) será abatûo (‘abatido’), con sólo una T; el diminutivo de gòtto (‘vaso’) es gotìn (‘vasito’), etc.
Esto representa una importante diferencia para quien conoce la ortografía italiana, pero no es más que el modo exacto de reflejar la manera en que quien habla genovés pronuncia naturalmente estas palabras.
Para resumir cuándo una consonante debe ser doble, hay una regla: Se duplican las consonantes luego de vocales breves acentuadas en palabras graves (llanas) que terminan en vocal simple. Ejemplo: mòddo (‘modo’), gàtto (‘gato’), botìggia (‘botella’) o fùmme (‘humo’), que son palabras graves y terminan con el sonido de una única vocal. (Se consideran simples las vocales que van después de la I en ciertos grupos en los que las íes no suenan, como GIA y CIA).
A través de la grafía oficial que mantiene una correspondencia única entre sonidos y letras, se pueden pronunciar exactamente todas las palabras con el uso de todos los acentos. Pero, si bien acentuar cada palabra puede servir como guía didáctica para que lean correctamente aun los que no comprenden bien el genovés o su grafía, también es cierto que se sobrecarga el texto de signos que a veces aclaran lo que ya se conoce.
Por eso, la grafía simplificada es la que exige sólo los acentos indispensables, es decir, los de las palabras de más de una sílaba que terminen con vocal simple acentuada. Por ejemplo: se acentúan siempre mangiâ (comer), cafè (café), comö (la cómoda); pero no es indispensable acentuar zenéize (genovés), piaxéi (placer/gustar), trovòu (encontrado), çernûo (elegido), èrbo (árbol), pèrsego (durazno), asétite (siéntate).
El artículo
Coinciden en género y número con el sustantivo al que preceden.
En singulares se usa l' (ele y apóstrofo) cuando la palabra siguiente comienza por vocal.
Cuando la palabra que sigue al artículo e (femenino plural) empieza con vocal, se suele pronunciar ese artículo como i, al juntarse con la vocal que viene luego. Por ejemplo: e êuve (los huevos) se dice rápido i êuve; e amàndoe (las almendras), i amàndoe.
Los artículos funcionan en genovés de un modo casi idéntico al español cuando preceden a sustantivos.
Sin embargo, hay que recordar que suelen llevar artículos los años (o '45, o 2012...), los sustantivos acompañados por la preposición de cuando indica "un poco de..." o "algo de...", por ejemplo en do bitîro (un poco de manteca), de l'ægoa (un poco de agua), o frases hechas (locuciones verbales) como fâ di dinæ (hacer dinero), stâ a-a làrga (mantenerse lejos), etc.
Sí llevan artículo, por ejemplo, o sciô Pagàn (el señor Pagano), a sciâ Gioxepìnn-a (la señora/doña Josefina) e i scignôi profesoî (los señores profesores), pero no præ Génio (don Eugenio / el padre Eugenio) o præ Maxìn (don Tomás / el padre Tomás).
En genovés, llevan artículo también una enorme cantidad de nombres propios, al contrario que en español. Es costumbre que vayan precedidos de artículo masculino o femenino, según el caso, los de los siguientes tipos:
nombres de persona y apodos: a Frànca (Franca), a Cìcci ("Chichi"), o Mâxo (Tomás), o Alfrêdo* (Alfredo);
apellidos: o Peragàllo (Peragallo, en masculino), a Minétti (Minetti, en femenino);
continentes: l'América (América), o Sudamérica (Sudamérica), l'Ouröpa (Europa);
muchísimos nombres de países: a Frànsa (Francia), l'Italia (Italia), l'Argentìnn-a (Argentina), o Méscico (México), o Cànada (Canadá), i Stâti Unîi (los Estados Unidos);
regiones y estados: a Ligùria (Liguria), a Sardégna (Cerdeña), o Piemónte (Piamonte), e Màrche (las Marcas, en la costa del Adriático);
algunos barrios o lugares de la ciudad, que llevan artículo tradicionalmente: a Fôxe (barrio de la Foce, en Génova), a Ciànn-a (barrio de Villapiana, en Savona), o Meu (Molo, barrio de Génova), o Cû de Beu (la dársena vieja de Savona), a Chéulia (antigua zona de Via del Colle, en el hoy barrio Ravecca, de Génova);
muchos accidentes geográficos: i Apenìn (los Apeninos), o Bezàgno (el río Bisagno, en Génova), a Ponçéivia (el río Polcévera, en Génova), l'Àntoa (el monte Ántola, entre Liguria y Piamonte), a Parmæa (la isla Palmaria, en el golfo de La Spezia, levante de Liguria), o Mediterànio (el Mediterráneo).
Sin embargo, no lo usan en general las provincias, ciudades, localidades, plazas y calles, salvo que tradicionalmente lleven un artículo, como A Spézza (La Spezia), O Çeiâ (Ceriale, en Savona), y O Pàize (como se le dice a Carloforte, enclave genovés en Cerdeña). De lo contrario, se las nombra como en español: Zêna (Génova), Sànn-a / Savónn-a (Savona), Parìggi (París), Barçelónn-a (Barcelona), Ciàssa do Rè (Plaza del Rey), etc., excepto cuando van acompañadas de algún atributo: a Zêna de 'na vòtta (la Génova del pasado), a Rómma crestiànn-a (la Roma cristiana).
Muchas veces se les antepone un artículo a adjetivos que tienen que ver con provincias o zonas, como o Savonéize, que aunque quiere decir literalmente 'el savonés', se refiere al territorio de la provincia de Savona.
Género y número
La lengua ligur distingue entre géneros masculino y femenino, de un modo muy similar al castellano.
Ciertas terminaciones como -a o -çión, entre otras, son frecuentes como marca de género femenino, por ejemplo en a tæra (la tierra) o a divixón (la división). También es usual la terminación masculina de sustantivos y adjetivos en -o, como en crûo (crudo) o siâso (tamiz).
De la misma manera que en español agregamos -s al final de un nombre en singular, en general, se puede encontrar en genovés el plural de un sustantivo masculino terminado en -o al cambiar la última letra por -i. En los femeninos terminados en -a, se pasa en cambio a -e. Así câxo (caso) pasa a ser câxi (casos), y monæa (moneda) cambia a monæe (monedas).
Pero existen muchos plurales irregulares e incluso invariables.
Pronombres personales
1º sing. | mi (yo) | 1º pl. | niâtri (nosotros) niâtre (nosotras) | |
2º sing. | ti (tú, vos) vosciâ (usted) | 2º pl. | viâtri (vosotros, ustedes) viâtre (vosotras, ustedes) | |
3º sing. | lê (él, ella) | 3º pl. | liâtri (ellos) liâtre (ellas) |
Existen pero es muy raro el uso de noî, voî y lô para las tres personas del plural.
Cuando la desinencia verbal es suficiente para dar a entender el sujeto, al igual que en castellano, se utiliza en genovés el sujeto tácito, según se explica en "La frase en genovés".
Es importante decir que en genovés, los pronombres quedan sin variación luego de preposiciones, ya que no existen los complementos que se usan en castellano, por ejemplo:
con mi / con ti / con viâtri … conmigo / contigo / con vosotros …
sensa (de) mi / sensa (de) ti / sensa (de) liâtre … sin mí / sin ti / sin ellas …
pe mi / pe ti / pe lê … para mí / para ti o para vos / para él o para ella
Cuando expresan el objeto indirecto del verbo (caso dativo) o formas reflexivas, se modifican como en español, y no distinguen género.
Demostrativos
Los demostrativos distinguen lo que está cerca o lejos del hablante o indican conceptos abstractos en el discurso. Se usan de la misma forma que en castellano, ya que pueden ser adjetivos delante de un sustantivo, o ser pronombres. En ambos casos pueden estar seguidos por adverbios de lugar: chi (aquí), li / la (allí/allá).
Cuando se usan como adjetivos en singular y anteceden a un sustantivo que comienza por vocal, se produce una elisión que se marca con apóstrofo (').
quest'ödô este olor
quest'ægoa esta agua
st'invexéndo este lío
quell'amîgo ese amigo
quell'arbanélla ese frasco de conservas
En genovés los demostrativos no se truncan como en italiano, ya que siempre se usan completos. Son incorrectos, por ejemplo, quei lìbbri ×, por quelli lìbbri (esos libros), y también quel moménto ×, por quello moménto (ese momento).
Lo mismo ocurre con el adjetivo bèllo, que tampoco se trunca jamás en bel × (pero sí puede tener elisión, como en bèll'òcaxón).
Verbos
Hay cuatro conjugaciones regulares de la lengua genovesa. Sus infinitivos terminan en -â (1ª) como parlâ (hablar), -éi (2ª) como taxéi (callar), -e (3ª) como vénde (vender), -î (4ª) como sentî (oir, sentir).
La 2ª y la 3ª conjugación difieren entre sí solamente por la desinencia del infinitivo pero comparten el paradigma de conjugación.
Los participios pasados de cada una de las anteriores son -òu (1ª) como parlòu (hablado), -ûo (2ª) como taxûo (callado), -ûo (3ª) como vendûo (vendido), -îo (4ª) como sentîo (sentido, oído).
Además, hay dos verbos auxiliares en genovés: êse (ser) y avéi (haber).
Algunos ejemplos básicos del léxico genovés serían:
Hola / Adiós / Chau Ciâo.
(Saludo tradicional) Hola / Adiós / Chau Scignorîa.
Buen día Bón giórno.
Buenas tardes / noches Bónn-a séia.
Buenas noches (yéndose a dormir) Bónn-a néutte.
Que tenga(s) buen día Bónn-a giornâ.
Hola, ¿sí? (al teléfono) Prónto, sci!
Un placer / Encantado/a Piaxéi.
Encantado/a de conocerte/conocerlo (a Usted) Piaxéi de conóscite/conóscila.
El placer es mío O piaxéi o l’é mæ.
Adiós / Chau Adîo. Ciâo.
Hasta luego A dòppo. A ciù tardi.
Hasta pronto A fîto. A présto.
Nos vemos pronto A fîto rivédise. Se vedémmo.
Nos hablamos pronto A fîto risentîse. Se sentìmmo. Se parlémmo.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tutte e personn-e nascian libere e pæge in dignitæ e driti. Son dotæ de raxon e coscensa e gh'an da agî l'unn-a verso l'atra inte 'n spirito de fradelansa.
El alfabeto ligur, derivado del latino, tiene:
7 vocales: a, e, i, ò (IPA: [ɔ]), o [u], u [y], æ [ɛ], además del grupo eu [ø].
18 consonantes: b, c, ç, d, f, g, h, l, m, n, p, q, r, s, t, v, x, z.
Utiliza la diéresis (¨), el circunflejo (^), los acentos agudo (´), y el acento (`) en la mayoría de las vocales cuando se siguen las pautas de la pronunciación completa en la ortografía oficial. También utiliza la c-cedilla (ç) como el occitano o el catalán.
El ligur ha tenido literatura desde el año 1200 D.C. aproximadamente y la variante genovesa fue ampliamente utilizada en todo el Mediterráneo debido a la importancia comercial y náutica de la República de Génova.
El primer texto en que aparece la lengua ligur, fechado alrededor de 1182, es un acta oficial en que Paxia, una viuda de Savona, da cuenta de su estado patrimonial en lengua vulgar. De 1190 sería, en cambio, la llamada “Confrontación con la mujer genovesa” de un trovador provenzal, Raimbaut de Vaqueiras, en que una dama genovesa rechaza en rima a un pretendiente occitano. Pero a dichos textos siguieron los del Anónimo Genovés, llamado Lucheto o Luchetto, que vivió entre los siglos XIII y XIV y fue el primero en usar el genovés medieval en poesía épica y lírica explotando sus posibilidades artísticas. Desde esos tiempos, muchos otros autores se han expresado en genovés conforme a la evolución del idioma, lo que demuestra una tradición literaria ininterrumpida desde fines del 1200 hasta nuestros días.
ùn, doî, tréi, quàttro, çìnque, sêi, sètte, éutto, nêuve, dêxe
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El término lombardo se refiere a un dominio lingüístico formado por dos idiomas hablados principalmente en Lombardía (norte de Italia) y en algunas áreas de las regiones vecinas y en Suiza (cantón del Tesino).
El nombre se deriva de la palabra Langbardland o Langbardaland, que significa "Tierra de los Longobardos". Se transformó primero en Langbard, luego en Longobardia o Langobardia y finalmente en Lombardía.
No debe confundirse con el idioma lombardo (germánico).
Según H. Lausberg y G. Hull etc, hubo una variedad específica del latín vulgar de la que los modismos galo-itálico (incluyendo el lombardo), véneto, piamontes evolucionaron.
En su estudio sobre "La unidad lingüística del norte de Italia y Recia" (publicado en 1982) el Prof. G. Hull considera esta protolengua ancestral en el marco del subgrupo lingüístico Galo-Romance y le dio el nombre técnico de "Padania".
La mayor institución de investigación de dialectos lombardos se encuentra en Bellinzona, Suiza (CDE - Centro di dialettologia e di etnografía).
Origen
Durante y después de la caída del Imperio Occidental, la Lombardía padeció intensamente la destrucción provocada por una serie de invasiones bárbaras (hunos y ostrogodos). La última y más efectiva de las invasiones fue la de los lombardos, o longobardos, quienes llegaron alrededor de los años 570. Se establecieron en la región, y de ellos tomó el nombre de Longobardía.
Establecieron su capital en Pavía. Hubo una relación cercana entre la nobleza franca, bávaras y lombardas durante muchos siglos. Después de las luchas iniciales, las relaciones entre los pueblos lombardos y los pueblos de habla latina mejoraron. Al final, el idioma lombardo y su cultura asimilaron la cultura latina, dejando evidencia en muchos nombres, el código legal y las leyes entre otras cosas.
El final del gobierno lombardo vino en el año 774, cuando el rey franco Carlomagno conquistó Pavía y se anexionó el Reino de Italia (principalmente el centro y el norte de Italia) a su imperio.
Desarrollo
El siglo XI marcó un punto significativo en la economía de la región, debido al comercio mejorado y, principalmente, las condiciones agrícolas. En un sentido similar a otras zonas de Italia, esto llevó a una creciente conciencia propia de las ciudades, cuya creciente riqueza las hizo capaces de desafiar el poder supremo feudal tradicional, representado por los emperadores alemanes y sus legados locales. Entre las más importantes comunas estaban Milán, Brescia, Como, Pavía y Mantua, en luchas perennes entre sí y contra el emperador Federico Barbarroja, al que consiguieron vencer en Legnano en 1176, reunidas en la Liga Lombarda.
En los siglos XII y XIII, cuando diferentes Ligas Lombardas se formaron por ciudades aliadas de Lombardía, normalmente lideradas por Milán, consiguieron derrotar al emperador Hohenstaufen Federico I, en Legnano, y su nieto Federico II, en Parma.
Después de 1535, el Ducado de Milán se convirtió en una posesión del imperio de Carlos V, luego unida al Reino de España de Felipe II y finalmente al de los Habsburgo de Austria. Los nuevos gobernantes hicieron poco por mejorar la economía de Lombardía, en lugar de ello impusieron una creciente serie de impuestos para financiar la serie infinita de guerras europeas.
La parte oriental de la moderna Lombardía, con ciudades como Bérgamo y Brescia, estaba bajo la República de Venecia, que empezó a extender su influencia en la zona desde el siglo XIV en adelante. Las pestes (como la del año 1628/1630,4 descrita por Alessandro Manzoni en su obra Los novios) y las condiciones generalmente en declive de la economía italiana en los siglos XVII y XVIII detuvieron el ulterior desarrollo de la Lombardía.
Situación Actual
En el año 1815 la restauración austriaca, en la forma de un estado títere llamado Reino de Lombardía-Venecia, tenía sin embargo que combatir con los nuevos ideales sociales introducidos por la época napoleónica. Lombardía se convirtió en uno de los centros intelectuales que llevaron a la unificación italiana. Las ansias patrióticas de liberación culminaron en las Cinco Jornadas de Milán (1848) y en la expulsión del mariscal Radetzky de la ciudad. Su represión llevó a una renovación del gobierno austriaco. Esto llegó a un final decisivo cuando, en 1859, el ejército piamontés y las tropas garibaldinas anexionaron Lombardía al Reino de Italia como resultado de la segunda guerra de independencia italiana.
Lombardía logró su forma territorial actual añadiendo el Oltrepò Pavese (anteriormente la parte meridional de la provincia de Novara) a la provincia de Pavía. A mediados del siglo XIX, Lombardía formó parte del Reino de Italia y en el siglo XX, tras la derrota de las potencias del Eje en la II Guerra Mundial, Lombardía pasó a ser la región más rica e industrializada de Italia.
El uso de los dialectos lombardos disminuye día a día en la zona de lengua lombarda de Italia, especialmente entre los sectores más jóvenes de la población donde la escolarización y los medios de comunicación son en italiano estándar.
Actualmente, según Ethnologue, hay cerca de 4 millones de hablantes en todo el mundo de este idioma.
Su uso está estigmatizado en las áreas políticamente pertenecientes a Italia, mientras que no lo es en las áreas suizas. Algunos programas de radio y televisión en idiomas lombardos se emiten ocasionalmente por la cadena suiza de habla italiana.
Las dos variantes principales del idioma lombardo, que presentan tractos de gramática, léxico y fonética bastante diferentes, son: el Lombardo Occidental (que comprende el dialecto milanés) y el Lombardo Oriental (que comprende los dialectos bergamasco, bresciano y trentino).
El lombardo occidental
Milanés, hablado en Milán, Monza, en la Baja Brianza y a través del medio curso del Olona, en el Saronnese. Es la variante con mayor reconocimiento internacional y producción literaria.
Bustocco, hablado en Busto Arsizio, al oeste del valle Olona, tiene características fonéticas ligures y se diferencia de la mayor parte de las otras variantes lombardas por la presencia de la "u" átona final en los sustantivos y en los adjetivos masculinos, como también sucede en la lengua leonesa.
Legnanés: hablado en Legnano, al sur de Busto Arsizio. Comparte algunas características fonéticas con el ligur.
Brianzolo: Hablado en Brianza.
Comasco: hablado en los alrededores de Como, al norte de Mozzate y Sottoceneri.
Lecchese: hablado en los alrededores de Lecco, no siendo clara su catalogación como dialecto del comasco o una rama propia del lombardo occidental.
Ticinese: hablado en el cantón Ticino.
Ossolano: hablado en el Valle de Ossola.
Varesino: hablado en Varese, Tradate, la parte septentrional de la provincia de Varese.
Valtellinés: hablado en Valtellina.
Chiavennasco con la variante Bregagliotta, la más arcaica.
Otros dialectos del lombardo occidental al sur de Milán:
Lodigiano, hablado en todo el lodigiano a excepión de los ayuntamientos que limitan con la ciudad de Piacenza, en el ayuntamiento de San Colombano al Lambro y los ayuntamientos más orientales de la provincia de Pavía que limitan con la provincia de Lodi.
Novarés: hablado en el sur de la provincia de Novara.
El lombardo oriental y alpino-oriental
Lombardo oriental, hablado en el oriente del río Adda:
Bergamasco, en la provincia de Bérgamo con variantes más arcaias en los valles laterales oróbicos.
Cremasco, hablado en la baja bergamasca y en el territorio cremasco.
Alto manuano, afín a bresciano del área gardesana.
Bresciano, hablado en la provincia de Brescia, con las variantes Lumezzanese, Camuna, Bagossa (en Bagolino) y Rendenese (en Trentino).
Trentino occidental, hablado en el occidente del Trentino.
Lombardo alpino-oriental:
Bormino
Livignasco
Alto camuno
El lombardo meridional
El dialecto hablado en la región de la Baja Lombardía (la zona central de la provincia de Cremona), aún conservando la gramática y la estructura de las hablas lombardas, presenta fuertes influencias del dialecto emiliano en la fonética:
Dialecto cremonense
El dialecto mantuano y el casalasco se clasifican en Ethnologue con el ISO 639-3 eml, como dialectos del emiliano.
Islas lingüísticas
Sicilia
Lombardo de Sicilia o Galoitálico, hablado en algunas zonas de Sicilia, con origen en la época normanda.
Variantes locales, fuertemente influenciadas por el siciliano.
Lazio
Variante influenciada por componentes propios del Lazio y del dialecto romanesco, hablado por la comunidad Valtelinesa de Roma.
Brasil
Talian Lombardo: influencias italianas, vénetas y portuguesas.
Dialectos jergales
Gaì, dialecto casi extinto de los pastores Camuni y de los valles bergamascos.
Spasell, jerga comercial de Vallassina.
Rungin, hablado en Val Cavargna.
Rügin, hablado en Val Colla (Ticino).
Las variedades lombardas se clasifican dentro de las lenguas romances occidentales emparentadas con el francés y con los otros lenguas galoitalianas (piamontés, emiliano-romañolo, etc.).
El lombardo romance, no tienen parentesco cercano con el antiguo lombardo (lombárdico), que es una lengua germánica usada por los antiguos lombardos (testimoniada entre los siglos VI y X d.C.).
Aunque el italiano es normalmente usado como lengua escrita y formal en las áreas de habla lombarda, los dialectos lombardos son muy diferentes del italiano estándar ya que pertenecen a dos ramas diferentes del árbol de las lenguas romances. En concreto, el lombardo forma parte del subgrupo de lenguas galoitalianas del grupo occidental de las lenguas romances.
Algunas características:
La palatalización de los grupos latinos CL- y GL- en c(i), g(i) (ej. CLAMAR(E) > ciamà, GLAREA > gièra);
La lenición de las consonantes oclusivas sordas intervocálicas (ej. FATIGA(M) > fadiga, MONITA(M) > moneda/muneda);
La transformación de -CE, -GE en africadas alveolares o en sibilantes (ej. GELU > dzel/zel);
La pérdida de las vocales finales latinas excepto la a, resultado del procedimiento de síncope5 (es. MUNDUM > mund/mond) (presente también en el idioma francés).
La evolución en ü de la ū latina (PLUS > pü);
La presencia de la vocal ö (NOVU > növ/nöf).
a diferencia de la mayoría de las lenguas romances oposición entre /ā/ larga y /ă/ breve. paass 'paz' < Lat. PĀX, pass 'paso' < Lat. PASSU(m)
La presencia de estas vocales anteriores es una de las características propias del lombardo que comparte con el piamontés y el ligur, pero que la separa del véneto y del emiliano-romañol.
El lombardo se separa del piamontés por la ausencia de la vocal media central, ortográficamente representada ë y por el infinitivo de la primera conjugación que termina en à (r).
El lombardo nunca ha logrado una unificación ortográfica. Los dos sistemas ortográficos más utilizados son el ticinese (llamado también pro-alemán), puesto que utiliza las vocales ö y ü, si bien tiene su origen en los cantones suizos y hoy es utilizado en las zonas lingüísticamente lombardas alto-italianas tanto al este como al oeste del Adda) y el milanés clásico. Este último es el sistema con más prestigio histórico (se usaba ya en el siglo XVI) y hasta la primera mitad del siglo XX fue adoptado, si bien con pequeñas diferencias, en todas las zonas lombardófonas.
La gramática del lombardo oriental refleja las principales características de las lenguas romances: el orden de las palabras suele ser SVO, los sustantivos se declinan en número, los adjetivos concuerdan en número y género con los sustantivos, los verbos se conjugan en tiempos verbales, los aspectos y los modos y concuerdan con el sujeto en número y persona. El sistema de casos está presente sólo en la forma débil del pronombre.
Siempre ha sido un lenguaje hablado y, a pesar de los intentos esporádicos para fijar las principales características de una gramática escrita, una variedad única canónica nunca ha prevalecido sobre los demás.
La situación actual ve un gran número de variedades, más o menos identificable por la zona donde se habla una variedad particular. Las variedades difieren principalmente en la fonología, la sintaxis y la selección de palabras.
Esta gramática se basa en la variedad de Brescia y, aunque existen diferencias locales (incluso notables), los principios básicos son generalmente válidos para las otras variedades.
Una característica poco común para una lengua romance, derivada posiblemente del lombardo germánico, es el amplio uso de los verbos compuestos muchos de la misma manera que en el inglés y otras lenguas germánicas.
Lo siguiente es una poesía en dialecto milanés, por Domenico Balestrieri (1714–1780)
Chi tròpp e chi minga
Even staa licenziaa da on cavalier
el dì inanz duu staffer,
et quidem tucc duu e tutt a on bott.
El dì adree el camarer
el ghe n’esebì inscambi sett o vott.
«Bon! – respondè el patron –
Insci, a vista de nas,
fee vegnì innanz quij duu che sien pù al cas
segond la mia intenzion».
De fatt subet entrènn,
sfrísand el soeul coi reverenz che fenn.
Al primm che intrè el ghe diss: «Savii servì?»
E quell: «Lustrissem, sì».
«Savii fa on compliment?» «Ch’el se figura!
Savaroo fall sigura» «E per porta imbassad?»
«Magara anch a parola per parola!
No me cala espression nè bona tolla,
e foo prest a girà per i contrad».
«E, se l’occorres mò,
farissev de mangià
in mancanza del coeugh?» «E perchè no?
Sien past froll o sfojad,
supp, pastizz e pitanz de tucc i sort,
poss dì che l’è el me fort».
«E sorbett e gelaa
savarissev fa anch quij?» «Oh manco maa».
«Bravo! E, quand in campagna fudess senza
el barbee, el perrucchee?»
«Ghe sont mì a l’occorrenza;
e, al besogn, foo anch el sart e el caroccee.
Ai curt, el me pò mett
a less e a rost, nol restarà imperfett;
e, segond el salari,
ghe faroo anch de agent, de secretari!…»
«N’hoo a car» – bassand el coo
el repiè el patron – «tucc sti vertù!
Fermev pur in cà mia che i provaroo!…»
Voltaa poeu a l’olter, el ghe diss: «E vu?»
«Quand el voeubbia ess content de la mia servitù
– respondè l’olter – no faroo nient;
giacchè el me camerada el fa tutt coss,
A mì resta tant manch;
e foo el me cunt, che poss
ess de guardia settaa su on cassabanch!»
Alfabeto latino con algunas particularidades. Por ejemplo: en la ortografía en Suiza las letras o, u pueden llevar diéresis: Ö ö = [ø], Ü ü = [y].
A lo largo del siglo XIII D.C., la actividad de poetas cisalpinos continúa en Langue d'oc; en Mantua, Sordello da Goito compone el Sirventese lombardesco en el idioma local, de grupo lombardo, el único texto trobador en un idioma local del norte de Italia. En Bolonia, los registros notariales se basaban (conocido como Memoriali Bolognesi) para la transcripción de los actos públicos, durante dos siglos: en los espacios en blanco, con el fin de evitar añadidos ilegales, algunos poemas populares o cultos están escritos. En este período, hubo un lenguaje literario y otro común para toda la Lombardía Mayor.
vun, duu, trii, quatter, cinch, ses, sett, vott, noeuv, des
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El piamontés o piemontés (piemontèis en piamontés, piemontese, pedemontano en italiano) es una lengua romance con más de 2 millones de hablantes en Piamonte, en el noroeste de Italia.
El nombre de Piamonte procede del latín medieval Pedemontium o Pedemontis, esto es "ad pedem montium", lo que significa "a los pies de las montañas" (registrado en documentos de finales del siglo XIII).
Lingüistas renombrados (por ejemplo, Einar Haugen, Hans Göbl, Helmut Lüdtke, George Bossong, Klaus Bochmann, Karl Gebhardt, Guiu Sobiela Caanitz, Gianrenzo P. Clivio) reconocen el piamontés como lengua independiente, aunque en Italia sea a menudo considerado, aún hoy, como un dialecto italiano ("del" italiano).
Origen
Después de la caída del Imperio romano de Occidente, la región se vio repetidamente invadida. Primero fueron los burgundios, luego los godos (siglo V) y después los bizantinos. Los lombardos llegaron en el siglo VI, y dividieron el territorio en ducados. Más tarde (773) fueron los francos los que se hicieron con esta región. Los carolingios organizaron el territorio en condados que rivalizaban entre sí: Turín, Ivrea, Vercelli, Asti, Novara (Turín e Ivrea eran los feudos más poderosos). El marqués de Ivrea unificó gran parte del territorio en el siglo IX. En los siglos IX-X hubo más incursiones de los magiares y los sarracenos. En esa época el Piamonte, como parte del Reino de Italia dentro del Sacro Imperio Romano Germánico, se vio subdividido en varias marcas, como la de Monferrato. En 1046, Oddo de Saboya añadió el Piamonte a su principal territorio de Saboya, con capital en Chambéry (hoy en Francia). Otras zonas permanecieron independientes, como las poderosas comunas de Asti y Alessandria y los marquesados de Saluzzo y Monferrato. Precisamente es en esta época, a finales del siglo XII, se documenta por vez primera la denominación de la región como Pedemontium.
Desarrollo
Como lenguaje escrito, el piamontés es utilizado desde el siglo XII (Sermones subalpinos), pero una koiné verdadera se desarrolla sólo a partir del siglo XVIII, una época que vio el nacimiento de una literatura nacional en todos los géneros: desde la ópera a la novela, la tragedia y la épica.
Situación Actual
Actualmente, el piamontés no es reconocido como lengua oficial por el estado italiano. En 2004, el piamontés fue reconocido como lengua regional del Piamonte por el parlamento regional, pero sin ningún reconocimiento por el gobierno central italiano. En teoría, es posible enseñar el piamontés a los niños del colegio, pero en la práctica esto es poco frecuente.
Como en otras partes de Italia, el italiano es predominante en la comunicación de todos los días y es hablado por la población mucho más que el piamontés. El empleo de la lengua piamontesa no fue favorecido ni por el Reino de Italia ni, posteriormente, por la república italiana. Esta política tras la Segunda Guerra mundial se debió en gran parte para evitar la discriminación contra los numerosos inmigrantes procedentes del sur de Italia que no hablaban el piemontés. La mayoría de inimigrantes se concentró sobre todo en las grandes ciudades, especialmente en Turín.
En la última década se ha asistido a la publicación de material didáctico para los colegios, como también de revistas para el gran público. También se han organizado cursos para los adultos que ya están fuera del sistema escolar para recuperar el tiempo perdido. No obstante estos progresos, la situación actual del piamontés es bastante grave, puesto que, según una encuesta reciente, en los últimos 150 años el porcentaje de las personas que conocen la lengua escrita ha disminuido a unos 2% de los hablantes nativos.
Los esfuerzos para obtener el reconocimiento del piamontés como una de las lenguas oficiales de los Juegos Olímpicos de invierno 2006 de Turín no tuvieron éxito.
El piamontés sigue siendo hablado por más de la mitad de la población, junto con el italiano. Este resultado ha sido confirmado por fuentes prestigiosas, que indican el número de los hablantes entre 2 millones y 3 millones, sobre una población de 4,2 millones de habitantes.
El área lingüística piamontesa se compone de diversos dialectos que podríamos agrupar en tres.
Piamontés occidental: en Turín y Cuneese.
Piamontés oriental: astigiano, langarolo, roerino, alto monferrino (acquese), basso monferrino (casalasco), alessandrino, vercellese, biellese, valsesiano y novarese occidental;
Dialecto canavesano, en la región de Canavese
El piamontés pertenece al grupo galoitaliano que a su vez parece más relacionado las lenguas romances occidentales, como el español, el francés, el occitano y el catalán, y es cercana geográfica y lingüísticamente a las lenguas regionales del Norte de Italia – lombardo (ínsubre y oróbico), emiliano-romañolo, ligur y veneciano – que, según la clasificación Ethnologue, constituyen el grupo de las lenguas galo-itálicas, conocido también como cisalpino.
La ausencia del sonido "ch" [ʃ] (como en el francés champ 'campo' o como el sonido representado por "sh" en inglés o por "x" en todas las lenguas ibéricas menos el castellano, cf. gallego y catalán caixa 'caja'), remplazado normalmente por [s].
La presencia de la combinación gráfica S-C (pronunciada como en los chinos)
La presencia del sonido N- (pronunciado como la terminación del gerundio inglés "going"), que normalmente precede una vocal, como en lun-a [luna]
La presencia de la sexta vocal piamontesa Ë [ə], una vocal "neutro" (vocal central media) que corresponde a -e final en francés.
La ausencia de la alternancia fonológica que existe en italiano entre las consonantes cortas (simples) y las consonantes largas (dobles), por ejemplo, it. fata [hada] y fatta [hecha].
La presencia del sonido Ë protético, que se interpone cuando dos consonantes se encuentran creando una combinación de pronunciación difícil. Por ejemplo, stèila 'estrella' se vuelve set ëstèile [siete estrellas].
Entre las características más notables de la lengua piamontesa se pueden citar:
La presencia de pronombres verbales, que dan a la frase piamontesa la forma siguiente: (sujeto) + pronombre verbal + verbo, como en mi i von [yo voy]. Los pronombres verbales están ausentes únicamente en la forma imperativa y en la "forma interrogativa piamontesa".
La forma aglutinante de los pronombres verbales, que pueden liarse a las partículas dativas y locativas (a-i é [hay], i-j diso [yo le digo])
La forma interrogativa, que añade una partícula enclítica interrogativa al fin de la forma verbal (Veus-to? [Quieres?…])
La ausencia de números ordinales, cf. el castellano Alfonso XII (doce), a partir del número siete (así que, para "séptimo" se dice Col che a fà set [Aquello que hace siete])
La co-presencia de tres interjecciones afirmativas (es decir, de tres modos para decir "sí"): Si, sè (de la forma latina sic est, como en italiano); É (de la forma latina est, como en el portugués brasileño); Òj (de la forma latina hoc est, como en Occitano, o acaso illud est, como en francoprovenzal, y en francés)
Existen aportaciones léxicas de varias lenguas, incluso de las lenguas magrebíes, pero la mayoría de las aportaciones más recientes vienen de Francia.
No obstante, la base de la lengua es, como de todas las lenguas romances, el latín.
El padre nuestro
Padre nuestro que estás en los cielos,
que sea santificado tu nombre,
que venga a nosotros tu reino,
que se haga tu voluntad,
así en el cielo como en la tierra.
Danos el pan nuestro de cada día,
y perdona nuestras deudas,
como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
No nos dejes caer en tentación,
mas libranos del mal, amén.
Pare nòstr, ch'it ses ant ij Cej,
ch'a sia santificà tò nòm,
ch'a ven-a tò regn,
ch'as fasa toa volontà,
coma 'n cel parèj an tèra.
Dane ancheuj nòstr pan cotidian,
e përdon-ne ij nòstri débit,
coma noi i-j përdonoma ai nòstri debitor.
E fane nen droche an tentassion,
ma liber-ne da la mal, amen.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tùit j'uman a nasso lìber e autretaj për dignità e drit. A l'han rason e cossiensa e as compòrto antra 'd lor scond në spìrit ëd fradlansa.
El piamontés se escribe con una variedad del alfabeto latino. Se utilizan algunos dígrafos adicionalmente.
Los primeros documentos en lengua piamontesa, los sermones subalpini, fueron escritos en el siglo XII, cuando la lengua era aún muy parecida al occitano.
El piamontés literario se desarrolló en los siglos XVII y XVIII. El piamontés no ha tenido el éxito literario del francés o del italiano, otras lenguas utilizadas en el Piamonte. Sin embargo, la producción de la literatura en piamontés no ha cesado nunca y comprende varios géneros, desde la poesía al teatro y desde las novelas a las obras científicas.
un, doi, tre, quatr, sinch, ses, set, eut, neuv, des
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El idioma veneciano o véneto (en ven. vèneto o también łéngua vèneta) es una lengua romance, hablada por 2.210.000 personas.
El véneto (vèneto), también conocido como veneciano, es una lengua romance de la familia indoeuropea. Hablado en Italia, en las regiones del Véneto, del Friuli-Venecia Julia y del Trentino-Alto Adigio, y además en Croacia y Eslovenia en las orillas del mar Adriático.
El idioma veneciano (véneto) no tiene que ser confundido con el dialecto veneciano del idioma italiano: este sigue las reglas gramaticales del idioma italiano y la fonética veneciana.
Tampoco hay que confundir, a pesar de tener en ocasiones la misma denominación, con el extinto idioma venético, de posible filiación paleobalcánica.
Como se comentó en el apartado correpondiente a la lengua véneta (paleobalcánica), según Julius Pokorny, el etnónimo Veneti (singular *Venetos) se deriva de la raíz proto-indoeuropea *uen-'luchar, desear, amar'. Como se muestra por el material comparativo, las lenguas germánicas tenían dos términos de distinto origen: el término de antiguo alto alemán "Wende" parece apuntar al pre-germánico *Venetos, mientras que el Latino-Germánico Vendedi, y el antiguo inglés 'Wends" seria la forma de nombrar a los pre-germánicos *Venetos.
Sin datos disponibles.
Origen
En los siglos IV y V tuvieron lugar por un lado, la afirmación de la organización eclesiástica (cuyo centro principal fue Aquileia) y por otro, las devastadoras invasiones de los bárbaros. En el siglo VI siguió la reconquista bizantina, cuando Justiniano reconquistó Venecia. Se estableció un exarcado en Rávena mientras que un tribuno militar se estableció en Oderzo. El gobierno bizantino no duró mucho. A partir del año 568, los lombardos cruzaron los Alpes Julianos. Estos invasores subdividieron el territorio de Venecia en numerosos feudos gobernados por duques y condes germánicos (creando esencialmente la separación del Véneto y del Friuli). La invasión provocó otra ola de migración desde el continente hasta la costa y las islas dominadas por los bizantinos. En 643, los lombardos conquistaron la base bizantina en Oderzo y se apoderaron de prácticamente todo el Véneto y el Friuli, excepto Venecia y Grado. Los treinta y seis ducados lombardos incluyeron las ciudades vénetas de Ceneda, Treviso, Verona y Vicenza. Un recuerdo del gobierno lombardo puede verse en topónimos que empiezan con la palabra Farra.
A mediados del siglo VIII, los francos habían asumido el control político de la región y la parte continental del Véneto se convirtió en parte del Imperio carolingio. A finales del siglo IX, Berengario, Margrave de la marca de Friuli fue elegido rey de Italia. Bajo su tumultuoso reinado, la marca de Friuli fue absorbida por la marca de Verona de manera que el territorio de Verona contenía una gran porción de la Venecia romana.
En el siglo X, la tierra continental del Véneto, después de sufrir invasiones de los magiares y los eslavos, fue incorporado al Sacro Imperio Romano Germánico. El interior se fraccionó en numerosos feudos, sobre todo en las zonas rurales, mientras que en las ciudades, después de un periodo en el que prevaleció el poder episcopal, se empezaban a constituir las primeras organizaciones municipales.
Desarrollo
En 1167 una alianza (llamada la Liga lombarda) se formó entre las ciudades venecianas como Venecia, Padua, Treviso, Vicenza y Verona con otras ciudades de la Italia septentrional para reafirmar sus derechos frente al emperador. El Segundo Tratado de Constanza en 1183 confirmó la Paz de Venecia de 1177 en el que las ciudades estuvieron conformes en seguir siendo parte del Imperio siempre que su jurisdicción sobre sus propios territorios no se infringiera. Las comunas alcanzaron su máximo esplendor en el siglo XII. La liga se disolvió a la muerte de Federico II Hohenstaufen en 1250. En aquel periodo se comenzó a desarrollar la potencia veneciana: primero sometida al emperador de Oriente y luego; cada vez más independiente, bajo el mando de un dogo, se convirtió en República, cuyos intereses se dirigían más hacia el mar y el Oriente que hacia el Occidente y tierra firme, afirmándose política y económicamente.
Después de un período de dominio bizantino en el siglo VIII, Venecia se convirtió en una República marítima independiente gobernado por su dogo elegido. Bajo las insignias de la República de Venecia, este territorio fue independiente a lo largo de varios siglos.
En el siglo XIV los ayuntamientos del interior pasaron a las Señorías: los Carraresi en Padua, los Scaligeri en Verona y los Caminesi en Treviso, asumieron el poder y comenzaron a extender sus propias posesiones con una serie de guerras y de tentativas hegemónicas, que provocaron la intervención de Venecia, hasta entonces ajena a las cuestiones de tierra firme, pero que se sentía ahora amenazada por la eventual afirmación de un nuevo estado en sus fronteras. Los venecianos conquistaron en poco tiempo el Véneto y el Friul (1420) en donde mantuvieron el control hasta finales del siglo XVIII.
Situación Actual
En 1814, después de la definitiva derrota del emperador francés, el Congreso de Viena entregó el Véneto al imperio austriaco, el estado sucesor del Sacro Imperio Romano aún gobernado por Francisco. Fue nominalmente autónoma durante algunas décadas como Reino Lombardo-Véneto bajo Austria. Así, el Véneto permanecería bajo el gobierno austríaco, excepto por algunas ciudades que declararon su independencia en 1848, hasta que fue anexionado por el Reino de Italia en 1866. Gracias a la victoria de sus aliados prusianos en la Guerra Austro-Prusiana, el recién nacido reino de Italia extendió su soberanía sobre el territorio que había sido de la República de Venecia.
Debido a un desigual desarrollo económico que redujo a muchos a la pobreza, el siglo XIX y la primera mitad del XX fueron un período de emigración. Millones de vénetos dejaron sus hogares en su tierra natal para buscar oportunidades en otras partes del mundo. Los que se quedaron en el Véneto experimentaron dos guerras mundiales.
El Consejo Regional de Véneto reconoció oficialmente el "véneto" como lengua el día 28 de marzo del 2007 por el Consejo Regional de Véneto al aprobar la ley de "tutela e valorizzazione della lingua e della cultura veneta" con el acuerdo de casi todos los partidos de gobierno y oposición.
La mayor parte de los hablantes de véneto se encuentra en las regiones de Véneto y en unas zonas de Friuli en Italia, existiendo minorías en Eslovenia, Croacia, en Brasil y en la comunidad de Chipilo, en el estado de Puebla, México, así como en otras zonas de este estado y del país donde han emigrado familias provenientes de Chipilo.
Es hablado en diferentes variedades: los hablantes llaman venesian (ital. veneziano, esp. veneciano) la variedad hablada en la ciudad de Venecia y emplean la palabra véneto para referirse a toda la lengua a pesar de la variedad.
Las variedades más destacadas son:
véneto de laguna (véneto veneciano) hablado en Venecia y alrededores
véneto occidental (véneto veronés) hablado en Verona y su provincia, y en Trentino-Alto Adigio (en unos valles de la Provincia autónoma de Trento)
véneto central (o centro-meridional) hablado en las provincias de Padua, Vicenza, y Rovigo
véneto septentrional (o ven. feltrino-belunés) hablado en la provincia de Belluno, y en Friuli en las zonas de la provincia de Pordenone que confinan con Véneto.
véneto trevisan hablado en la provincia de Treviso e influido por el véneto septentrional y veneciano
véneto oriental hablado en Venezia Julia en las provincias de Gorizia y Trieste, en la península de Istria repartida entre Eslovenia y Croacia
El véneto trevisan y el véneto belunés son particularmente conservadores, presentando menor influencia del italiano estándar.
Diferencias dialectales
Las diferencias entre las variedades afectan casi siempre a la fonética, en tanto que la sintaxis y la morfología son comunes en todo el idioma. Por ejemplo se puede decir te vien = ti vien = tu vien pero siempre hay un clítico sujeto que no existe en italiano ni en español (en los que se emplea una terminación verbal: ital. vien-i, esp. vien-es).
Otros casos son la tercera persona singular de los verbos: l'amigo el/al vien (it. l'amico vien-e, esp. el amigo vien-e) y la tercera persona del plural: i amisi/amighi i vien (it. gli amici veng-ono, esp. los amigos vien-en).
Por eso, cuando hay un clítico, no sólo las terminaciones pueden variar sino también pueden ocurrir alternancias vocálicas metafonéticas sin perjuicio para la comprensión: te sinti = te senti/e = te sent (= esp. sientes).
En Hispanoamérica se hablan dos variedades del véneto:
Chilipeño
El chipileño o véneto chipileño (En véneto chipileño chipileño) es una variante lingüística de la lengua véneta (lengua del norte de Italia) hablada sobre todo en la comunidad de Chipilo de Javier Mina (de donde obtiene el nombre la variante), en el estado de Puebla y por algunas personas del estado de Veracruz, en el oriente de México.
Los emigrantes italianos empezaron a llegar a la región a finales del siglo XIX durante el Porfiriato. En aquella época, aún no estaba establecido un idioma italiano oficial en Italia, y el uso de dialectos era totalmente predominante. los italianos que emigraban a México principalmente del norte de Italia, una gran mayoría hablaba la lengua véneta.
La llegada de inmigrantes vénetos en México en el año de 1868, marcó un capítulo especial en la historia de una lengua alóctona que solo se le compara con lo que ocurrió en el sur de Brasil. Lengua y cultura se enraizó en suelo mexicano por el aislamiento que tuvieron con los habitantes locales, (de los cuales en su época muchos de ellos hablaban náhuatl y otro tanto castellano).
La lengua, con el transcurso del tiempo, fue sufriendo influencias del español mexicano, debido a su contacto con otras comunidades cercanas al sur de la Ciudad de Puebla. No obstante, aunque el chipileño sea muy próximo a otros dialectos del véneto, fue un caso único en México que se le compara con el talian del sur de Brasil.
No se sabe a ciencia cierta el número de hablantes de chipileño, hay cifras estimativas que sitúan el número de véneto-parlantes en unos 5.000 en la comunidad poblana de Chipilo, la mayoría de los cuales son bilingües con el castellano, las cifras en otros estados del país son desconocidas.
La lingüista estadounidense Carolyn McKay escribiría Cipilo y cipilegno al proponer una escritura para el dilecto véneto que se habla en esta localidad teniendo una fuerte influencia de la lengua italiana al intentar italizar un topónimo del náhuatl.
Talian
El talian (o véneto riograndense) es una variante de la lengua véneta (lengua del norte de Italia) hablada sobre todo en la región de Serra Gaucha, en el estado de Río Grande del Sur y en el oeste de Santa Catarina, en el sur de Brasil.
Los emigrantes venetos empezaron a llegar a la región a finales del siglo XIX. En aquella época, aún no estaba establecido un idioma italiano oficial en Italia, y el uso de idiomas nativos era totalmente predominante. los italianos que emigraban a Brasil eran de diferentes partes de Italia, pero en el sur de Brasil predominaron los emigrantes del noreste de la Península Itálica. De estos emigrantes, la gran mayoría hablaba la lengua véneta.
La lengua, con el transcurso del tiempo, fue sufriendo influencias, debido a su contacto con otros dialectos de emigrantes italianos, pero sobre todo con la gran influencia del portugués de Brasil. No obstante, aunque el talian sea muy próximo a otros dialectos del Véneto, tanto oral como gramaticalmente, las influencias externas harán nacer en el sur de Brasil el dialecto ítalo-brasileño, el cual fue llamado talian.
Aún con todo lo expuesto, el talian no es considerado un dialecto criollo del italiano, por el hecho que no tiene nada que ver con el idioma italiano, pero si es una variante brasileña de la lengua véneta. Del mismo modo que el Riograndenser Hunsrückisch, es un idioma hablado por descendientes de alemanes en el sur del Brasil, el talian no es considerado una lengua extranjera en el país. Se trataría de una lengua brasileña, pero sin estatus de lengua oficial a ningún nivel.
El uso del idioma veneto/talian declinó desde la década de 1940, cuando el gobierno nacionalista de Getúlio Vargas prohibió su uso en Brasil, tanto escrito, como oral. Hablar italiano o veneto en lugares públicos y privados en Brasil era considerado ofensivo y una falta de patriotismo, por lo que los italianos y venetos y sus descendientes fueron conminados al estudio del portugués. Los hablantes vivían aislados en zonas rurales y de este modo los emigrantes que habitaban Sierra Gaúcha fueron uno de los pocos grupos que lograron preservar el veneto en Brasil.
No se sabe a ciencia cierta el número de hablantes de talian en Brasil. Hay cifras estimativas que sitúan el número de italoparlantes en unos 500.000, la mayoría de los cuales son bilingües con el portugués. Actualmente, el gobierno brasileño está empeñado en rescatar la lengua italiana en las regiones pobladas por italianos y sus descendientes en el sur de Brasil, incluyéndola en las lenguas enseñadas a nivel escolar. En algunos pequeños municipios de Sierra Gaúcha y del Oeste Catarinense, algunas emisoras de radio locales retransmiten algunas horas de su programación en talian.
Si bien el véneto es la lengua más divergente del resto de las galoitálicas, no por ello deja de formar parte de este subgrupo de las lenguas occidentales continentales de las lenguas romance.
Algunos dialectos del veneciano tienen ciertos sonidos que no están presentes en italiano, como la fricativa sorda interdental [θ], a menudo se escribe con ç, z, zh, o ž, y similar al inglés th en thing. Este sonido se produce, por ejemplo, en çéna 'cena' (también escrito zhena, žena), que se pronuncia igual que en castellano cena.
La fricativa interdental sorda ocurre en Bellunese, norte-Treviso, y en algunas áreas rurales venecianas centrales de Padua, Vicenza y la desembocadura del río Po. Debido a que la variante de pronunciación [θ] es más típica de los oradores de más edad y los hablantes fuera de las grandes ciudades, y ha llegado a ser estigmatizada socialmente, la mayoría de los hablantes ahora utilizan [s] o [ts] en lugar de [θ]. En esos dialectos con la pronunciación [s], el sonido ha caído junto con la s común, por lo que no es raro que simplemente escribir s (o ss entre vocales) en lugar de ç o zh (por ejemplo, sena).
Del mismo modo, algunos dialectos del véneto también tienen una fricativa interdental sonora, z escrito a menudo (como en "el pianze" 'llora'); pero en la mayoría de los dialectos este sonido ahora se pronuncia ya sea como [dz] (es decir, italiano expresó-Z), o más típicamente como [z]; en unos pocos dialectos el sonido aparece como [d] y por lo tanto se puede escribir en su lugar con la letra d, como en "el piande".
El veneciano, como el español, no tiene la consonante geminada característica de la norma italiana, toscana, napolitana y otras lenguas del sur de Italia; así las italianas "fette" (rebanadas), "palla" (bola) y "penna" (pluma) corresponden a féte, bała, y péna en veneciano. La terminación del sustantivo masculino singular, correspondiente a -o/-e en italiano, es a menudo silenciado en véneto, sobre todo en las variedades rurales: "pieno" italiano ('lleno') corresponde a "pien" veneciano. La medida en que se eliminan las vocales finales en la pronunciación no obstante varía según el dialecto: las variedades centro-meridionales eliminan la vocal sólo después de [n], mientras que en las variedades septentrionañes se produce incluso después de oclusivas dentales y velares; las variedades orientales y occidentales exhiben patrones a medio camino de estos dos extremos.
Las características más destacadas son la flexión verbal semianalítica, con desinencias:
canto = canto, cantè = cantáis) y clíticos obligatorios (te canti/a = cantas, el canta = canta, i canta = cantan).
Flexión interrogativa para las preguntas directas:
cànteło? = canta? (masc.) , cànteła? = canta? (fem.) , cantèo/u? = cantais? , càntito/(s)tu? = cantas?.
Formas personales (con clítico) si el sujeto está antes del verbo: Só sorełe de Toni łe xe rivae ieri = las hermanas de Antonio llegaron ayer (lit. "sus hermanas...son llegadas ayer")
Formas semi-impersonales (invariadas) si el sujeto sigue el verbo: Ieri gh'è/xe rivà só sorełe de Toni = Ayer llegaron las hermanas de Antonio (lit. "ayer es llegado sus hermanas").
Cláusulas subordinadas con doble introductor (tan como el anglés antigo): so quando che i vien = sé cuándo llegan , so come che i vien = sé cómo llegan , so chi che vien = sé quién llega.
Interrogativos iniciales (la mayoría), finales (ven. septentrional) y dobles (enfáticos): 'ndo(ve) vało? = vało ondè? = ¿dónde va? , 'sa vało 'ndove!? = ¿pero dónde va!? ; 'sa fało = fało ché? = ¿qué hace? , ('sa) fało cósa!? = ¿pero qué hace!?
Interrogativos "vacíos" con valor retórico: Vùto nar? = ¿Dónde quieres ir!? , Sìto stà ieri = ¿Pero dónde fuiste ayer!? , Vóto farghe...? = ¿Qué quieres hacer = no puedes hacer nada.
Voz pasiva impersonal o pasiva intransitiva, construida con verbos intransitivos (sin objeto directo). Són pasivos sin subjeto: Anco' xe stà parlà de/co Marco = Hoy ha sido hablado de/con Marco= se ha hablado de/co Marco, Gh'è stà scrito al dotor = Ha sido escrito al doctor (alguién escribió/ha escrito a).
Pronombres neutros questo, queło, queła (=esto, ello) diferentes de los masculinos ('sto qua=este , queło là=aquel) y de los femeninos (queła là=aquella): parlo de questo = hablo de esto (parlo de 'sto qua = hablo de este) , par queła = por ello (par queła là = por/para aquella).
Si bien la mayoría de las palabras proceden del latín, hay resquicios de influencias germánicas, desde los lombardos, así como sustratos probablemente vénetos y célticos cisalpinos.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tuti łi èsari omani i naçe łibari e 'guałi en degnità e deríti, dotai come che i xè de raxòn et de coçiensa, i deve conportarse co fraternità łi uni co łi artri
El veneciano utiliza una variedad del alfabeto latino.
La literatura en veneciano es el corpus de la literatura en véneto desde el siglo XII D.C. Después de un período inicial de esplendor en el siglo XVI con el éxito de artistas como Ruzante, alcanzó su apogeo en el siglo XVIII, gracias a su mayor exponente, el dramaturgo Carlo Goldoni. Posteriormente, la producción literaria en Veneciano vivió una etapa de declive tras el colapso de la República de Venecia, pero sobrevivió, sin embargo, hasta el siglo XX para llegar a picos con maravillosos poetas líricos como Biagio Marin de Grado.
La primera evidencia del nacimiento de veneciano vernáculo (e italiano) es la Adivinanza Veronesa, que data entre el final del S VIII D.C. y principios del IX, escrito en un lenguaje a medio camino entre el latín y la lengua vernácula.
La adivinanza veronesa (indovinello veronese en italiano) es un breve texto escrito en los márgenes de un pergamino, datado hacia finales del siglo VIII o principios del siglo IX y que constituye, junto con los Juramentos de Estrasburgo y los Cartularios de Valpuesta, el primer texto conocido en una lengua romance.
Se pareba boves,
alba pratàlia aràba
et albo versòrio teneba,
et negro sèmen seminaba
Se trata de un testimonio autorreferencial: la descripción del acto de escribir hecha por el propio amanuense. Es una adivinanza frecuente en la literatura tardolatina.
"Delante de sí guiaba a los bueyes, araba un prado blanco, tenía un arado blanco, y sembraba una semilla negra".
El significado es la escritura. Los bueyes representan a los dedos, partes de trabajo del cuerpo; el prado blanco era una hoja o pergamino; el arado blanco la pluma, que en ese tiempo solían ser de ganso (blancas); y la semilla negra, la escritura.
Hallado en la Biblioteca Capitual de Verona en 1924, el códice procede de España, casi con total seguridad de Toledo, desde donde pudo ser trasladado a Cagliari y Pisa, antes de llegar definitivamente a Verona. Diversos rasgos del dialecto veronés detectados en el texto (como versorio con el sentido de arado, así como los imperfectos de indicativo en -eba) permiten colegir que el autor fue un amanuense veronés, probablemente de la misma Biblioteca Capitular.
El primer fragmento completamente todo en véneto, que data de 1198, es el "Ritmo bellunese" que se ocupa de los eventos en Belluno en los años 1183-1196. También datan del siglo XII los versos de la canción de amor "Quando eu stava in le tu' cathene".
En el siglo XIII se asiste en el Véneto a una explosión de composiciones diseñadas para satisfacer los gustos literarios de las clases urbanas emergentes. Especialmente destacable es la producción de la Escuela Veronesa, con Giacomino da Verona, autor del poema en dos partes, De Gerusalem Celesti ("En la Jerusalén Celestial") y De Babilonia Civitate Infernali ("En Babilonia, la Ciudad Infernal"). Publicados de forma anónima de esta época son "Lamento della Sposa Padovana" o "Bona çilosia".
un/una, dó, tre, quatro, zsinque, sie, sete, oto, nóve, diéxe
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El italiano es la lengua oficial de Italia, San Marino, la Ciudad del Vaticano y una de las cuatro lenguas oficiales de Suiza, hablada en Italia por 55 millones de personas, por descendientes de inmigrantes italianos esparcidos en el mundo y un número impreciso de personas que se interesan por las artes, la música, la religión, la arquitectura, la historia o simplemente las lenguas latinas, entre otros.
Es una lengua romance que proviene del dialecto toscano florentino, perteneciente al grupo itálico de la familia de lenguas indoeuropeas.
Hablar de "italiano" resulta confuso pues tiende a hacer pensar que Italia tiene una única lengua y que ella es el italiano, siendo los demás idiomas hablados en Italia dialectos de éste.
En realidad, el idioma italiano es un dialecto (florentino) de la lengua toscana.
La palabra italiano proviene del italianus latino, que significa "proveniente de Italia". La palabra Italia tiene su origen en el etnónimo ítalo (del italus latino) de los tiempos prerromanos, cuando el término Italia designaba solo una parte meridional de la Calabria moderna, y era habitada por una población de origen desconocida. A los miembros de este pueblo los llamaron los oscos o los umbros "viteliu", que significaba "ternero". El motivo era, que este pueblo tenía por totem un ternero, es decir adoraban los terneros. A través del griego, ese etnónimo pasó en la lengua de los latinos en la forma italos. La palabra "viteliu" sobrevive en la palabra italiana moderna "vitello" con el significado original de "ternero", o en nuestra propia lengua castellana, "vitela", diminutivo del latín vitŭla, con el antiguo significado de 'ternera'. Pues un italiano sería "un habitante de la tierra de los terneros".
Otra etimología supone, que la palabra italus deriva del etrusco "vitalu" que significaba "toro". En las lenguas no romanicas, para designar los italianos se usan palabras prevalentemente provenientes de Italia o Italianus, p.e. Italian, Ital, Italiäner. Pero existen tambien excepciones: en húngaro y en polaco un italiano se llama olasz y wloch, respectivamente. Ambas palabras provienen del etnónimo celtico "valah", que los germanos lo usaban en diversas formas para designar a sus vecinos hablantes lenguas celticas en general, y más tarde, a los que hablaban romance.
Por curiosidad, en los documentos viejos húngaros en vez de olasz, que hoy día se usa para designar un italiano, encontramos el término talján que proviene directamente del veneciano "talián" (no de la palabra Italia o Italianus medieval). Por otra parte, las variantes de la mencionada palabra olasz figuran en los documentos medievales húngaros más o menos con el significado de "romance". La explicación puede consistir en las relaciones intensas politicas y económicas entre Hungría y Venecia en el pasado - así talján para los húngaros antiguos podía ser prácticamente un veneciano o un italiano "septentrional" mientras olasz era un italiano o "romanico" en general.
La questione della lingua (es decir "la cuestión de la lengua" en italiano) fue una controversia centenaria sobre si era apropiado utilizar la lengua vernácula ("il volgare") como lengua literaria en lugar del latín.
Este debate resulta fundamental a la hora de comprender la dificultad en torno a la clasificación y dialectología del Italiano.
En el debate en torno a la questione della lingua se discutía también sobre cual de los "dialectos" de Italia se debería usar, precisando que, en el contexto de esta controversia, como en general en Italia, el término "dialetto italiano" incluía también idiomas como el friulano y el sardo, que hoy en día están universalmente reconocidos como lenguas independientes.
Transpuesto al contexto ibérico, esto sería como hablar de "dialectos ibéricos" refiriéndose a galaico-portugués, asturiano-leonés, castellano, aragonés y catalán.
Esta controversia inició como un debate medieval, en el cual participó el mismo Dante Alighieri, entre dos facciones principales, una que sostenía el nacimiento de una lengua italiana sobre la base de un dialecto existente (por ejemplo, el "siciliano illustre" o el toscano de Florencia) y otra que proponía la creación de una nueva lengua italiana que tomase "lo mejor" de varios dialectos de Italia.
Dante, en su obra De vulgari eloquentia, rechazó todos los dialectos de Italia, incluso el sardo y el toscano, y defendió una lengua ecléctica compuesta de los mejores elementos de todos los dialectos. Sin embargo, en su propia obra, la Divina Commedia, él empleó su dialecto nativo, el toscano florentino, que utilizaron también Petrarca y Bocaccio.
La controversia continuó por mucho tiempo, aun cuando el florentino ya se había consolidado como lengua literaria de la península. Así, en el siglo XVI, Castiglione de Mantua se mostró partidario de la lengua hablada en las cortes de Italia (como la de los Gonzaga, precisamente de Mántua), mientras que otros seguían apoyando a nivel teórico, pero sin alguna consecuencia práctica, la teoría ecléctica de Dante.
La controversia prosiguió fundiéndose con el debate a nivel europeo sobre los méritos contrapuestos de "antiguos y modernos". El veneciano Pietro Bembo, por ejemplo, en su Prose della volgar lengua insistía en el uso del florentino clásico del siglo XIV, mientras que Castelvetro de Módena y Maquiavelo de Florencia optaban por la forma contemporánea del florentino, opción más que natural para este último.
Aun se discutía de esta cuestión en el siglo XIX. El poeta y clasicista Leopardi defendió la lengua de Dante, aun siendo consciente de los aspectos problemáticos de la cuestión.
Para apreciar lo artificioso de esta controversia a esas alturas de la historia, cabe siempre recordar que, antes de los tiempos modernos, el italiano literario no era la lengua cotidiana de la mayor parte de la población italiana y, al momento de la unidad de Italia, en el 1861, el 90% de la población seguía hablando las lenguas locales, llamados y considerados en Italia "dialectos".
Por lo tanto y no obstante el prestigio literario y el reconocimiento desde siglos del italiano como lengua oficial de todos los estados italianos pre-unitarios, escritores como el milanés Alessandro Manzoni se dieron cuenta, también a través de la comparación con la evolución de otra lengua romance, el francés, que Manzoni dominaba completamente, que el italiano escrito, en parte por su fidelidad a los modelos clásicos de la época de Dante, era una lengua muy arcaica y distante del mundo moderno. En sus obras, de las cuales la novela histórica I promessi sposi ('Los Novios') es el más importante, Manzoni hizo un esfuerzo para modernizar el italiano inspirándose directamente al florentino hablado de su tiempo (proceso que él llamó "Sciacquare i panni in Arno", es decir, "lavar los trapos en el Arno") y de ese último esfuerzo nació el italiano moderno enseñado en las escuelas del nuevo Reino de Italia. Así, con Manzoni se acaba definitivamente la discusión centenaria sobre la "Questione della lingua".
Origen
Un punto de inflexión en la historia del italiano, se produce alrededor del 400dC, cuando la Galia, la península ibérica, el norte de África, y la península itálica, sufrieron la invasión de tribus germánicas, emigradas por causa de los ataques de nómadas provenientes de Asia central, lo que provocó el colapso del Imperio romano de Occidente, llevando a la fundación de provincias bárbaras que no hablaban latín.
En la península italiana se estableció la tribu germánica de los Longoboardos, que se ubicaron en la actual Lombardía y sus alrededores. En Roma, tras el abandono del gobierno imperial que se trasladó a Ravenna, el latín perdió autoridad, conservándose sólo ejemplos escritos del código legal romano, las traducción del griego por Saint Jerome, de la Biblia, conocida como la Vulgata (385-404dC). Los gobernantes bárbaros se adaptaron al latín vulgar, modificando con su pronunciación el sonido de dicho idioma. A lo largo de la historia del italiano,Historia del italiano la influenza bárbara se sintió menos en la península itálica que en las regiones linderas, como la Galia (Francia) y Dacia (Rumania).
La gramática del latín vulgar hablado era más sencilla que la del latín clásico de la literatura, y de éste proviene el italiano moderno estándar. Surgen en la historia del italiano, dialectos regionales derivados del latín vulgar, que condujeron a una mayor simplificación, y un cambio en el ordenamiento de las palabras, ya que las declinaciones del latín habían desaparecido.
El latín desapareció paulatinamente, conservándose apenas como la segunda lengua oficial del Vaticano, en su versión tardía que ha sido modificada por la iglesia, por lo cual se lo denomina latín eclesiástico.
A fines del siglo XII, aparece el toscano como lengua de la región de la Toscaza, y que se popularizó gracias a que fuera la lengua elegida por Dante para la “Comedia”, lo cual le valiera el exilio. Posteriormente su ejemplo sería seguido por Ariosto, Bocaccio, Tassio, entre otros autores.
La lejanía, la pobreza de las comunidades rurales y la desunión política de Italia entre los siglos VI y XVIII, ayuda a explicar por qué han sobrevivido tantas variedades lingüísticas no relacionadas con el italiano estándar (dialetti).
A partir del año 1200, la lengua vulgar comenzó a diferenciarse cada vez más del latín, hasta transformarse en una lengua literaria: el Cantico delle Creature, de San Francisco de Asís, escrito presumiblemente en 1225, es el primer documento poético de la lírica vulgar italiana.
Desarrollo
Antes del siglo XIII, el lenguaje literario de Italia era el latín, que fue utilizado para la redacción de crónicas, poemas históricos, leyendas heroicas, vidas de santos, poemas religiosos y trabajos didácticos y científicos. Además de quienes utilizaban el latín, había numerosos escritores que se expresaban en francés o en provenzal, la lengua de Provenza, región del sur de Francia, y que tomaban prestadas de otras lenguas las estructuras de los versos y los temas de sus composiciones. Entre las distintas formas poéticas, la más extendida era la canción provenzal. Entre los temas literarios, los más frecuentes eran los relacionados con las hazañas de los héroes de la antigüedad, los caballeros del rey Arturo y los paladines de Carlomagno. Las gestas de Carlomagno aparecieron en lengua vernácula franco-veneciana, y fueron ulteriormente latín izados en Toscana. Estos textos, además de atraer la atención por parte de los lectores, suministraron inagotables temas de caballería a las generaciones siguientes de poetas italianos.
En los siglos XIII y comienzos del XIV, los primeros textos poéticos escritos en lengua italiana fueron los de la llamada escuela siciliana, en estrecho contacto con la corte de Federico II y de su hijo Manfredo, emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, ambos de la familia Hohenstaufen, de origen germano, aunque establecidos en Sicilia, sur de Italia, con el fin de administrar mejor sus posesiones en esa parte de su Imperio. Bajo la influencia árabe, Sicilia se convirtió en uno de los centros importantes de cultura de la Europa del siglo XIII. La poesía de la escuela siciliana, a pesar de estar escrita en italiano, no poseía carácter de literatura nacional. Se trataba, por lo general, de una poesía de amor cortés, que seguía muy de cerca, a veces hasta demasiado, y de un modo bastante torpe, los cánones de la poesía provenzal en auge en ese momento. Pertenecieron a esta escuela poetas de la talla de Giacomo Pugliese y Rinaldo d’Aquino.
Después de la caída de la dinastía Hohenstaufen, en 1254, el centro de la poesía italiana se trasladó a dos ciudades: Arezzo, conocida por el trabajo que en ella desarrolló Guittone d’Arezzo, y Bolonia, ciudad del innovador Guido Guinizelli. Guittone d’Arezzo y sus seguidores produjieron poca poesía digna de mención, mientras que Guinizelli creó el Dolce Stil Nuovo, una expresión utilizada por Dante en la Divina Comedia para describir el delicado lenguaje necesario para escribir poesías de amor. Los poetas seguidores de este estilo no escriben sobre el amor cortés de la tradición provenzal o siciliana, en aquel entonces un concepto ampliamente extendido, sino sobre un amor de tipo platónico, en el cual el atractivo de la amada despierta en el poeta sentimientos espirituales e ilumina su alma para comprender la belleza divina. El más importante de los poetas italianos, Dante Alighieri, quien admiraba a Guinizelli, escribió su primer libro de poemas, una obra maestra de la literatura italiana del siglo XIII, La vita nuova (Vida nueva, 1292), siguiendo el “nuevo estilo”. En este libro, la prosa narrativa se alterna con fragmentos en verso para describir el idealizado amor del poeta hacia su adorada Beatriz. Dante, al igual que los demás poetas del Dolce Stil Nuovo, en especial Guido Cavalcanti y Cino da Pistoia, contribuyó a hacer de su época una de las más fructíferas e interesantes de la literatura italiana.
Por esos mismos años apareció otro estilo de poesía también muy característico e innovador, la poesía devocional que cultivó san Francisco de Asís, cuyo Cantico delle creature o Canticus creaturarum (Cántico de las criaturas) ensalza el amor que Dios siente hacia todos lo frutos de su Creación, y no sólo hacia los seres humanos. Estos sentimientos aparecen expresados con toda claridad en una colección de leyendas en verso, Fioretti di san Francesco (Las florecillas de san Francisco), basadas en la vida del santo de Asís. Durante todo el siglo fueron apareciendo otros poetas franciscanos, entre ellos uno con una imaginación dantesca, Jacopone da Todi, a quien se le atribuye el himno en latín más famoso de esta época, el Stabat Mater, así como la lauda dramática en lengua vulgar Donna del Paradiso.
El poeta por excelencia del trecento italiano (siglo XIV), Dante, es también una de las grandes figuras de la literatura universal. Admirable por la claridad de su pensamiento, la viveza y fluidez de su poesía, y la imaginación desbordante, fue uno de los poetas que más decididamente contribuyieron a establecer el italiano como lengua literaria, por su frecuente uso de la lengua vernácula en lugar del latín. De vulgari elocuentia (1304), aunque escrito en latín, es una encendida defensa del italiano como lengua apropiada para la literatura.
Los amplios conocimientos del poeta sobre la cultura de su tiempo le convirtieron en el principal intérprete de la sensibilidad y los ideales de la edad media europea. Así, su obra Il convivio, escrita durante los primeros años del siglo XIV, es casi una enciclopedia del saber europeo de la época. A su amplia erudición, Dante añadió las numerosas experiencias que le proporcionaron sus variadas actividades en el terreno de la vida pública, pues desempeñó el cargo de magistrado en Florencia y tomó parte activa en las polémicas y enfrentamientos de su ciudad. Sus convicciones políticas le llevaron al destierro y se reflejan en su tratado De Monarchia. Escrito en latín, en él defendía la constitución de un estado imperial que absorbiera los numerosos estados europeos enfrentados entre sí por conflictos regionales. Abogaba asimismo por la separación entre Iglesia y Estado, y por una justicia basada en las leyes del antiguo Imperio romano.
Comenzó a escribir su obra más importante, Divina Comedia, probablemente hacia 1307. La escribió en lengua vernácula con la intención de llegar a mucha gente y transmitir de un modo más directo y efectivo sus ideas. Se trata de un extenso poema que recurre a la filosofía y la teología de la época, en el que utiliza a conocidos personajes de los siglos XIII y XIV, y plantea las polémicas que surgían en aquellos tiempos. En su forma, es una visita guiada a través de los tres mundos de la teología medieval (Infierno, Purgatorio y Paraíso) en la cual los dos personajes que guían al poeta, protagonista de la obra, a través de estos mundos desconocidos són Beatriz, objeto de su adoración, que significa el saber teológico y revelado, y el poeta de la antigua Roma Virgilio, que representa el saber humano.
El renacimiento llegó a su plena consolidación en el siglo XVI. La lengua italiana, que había sido desechada durante siglos por los humanistas, preocupados más bien por los textos griegos y latínos clásicos, alcanzó una dignidad, hasta entonces negada, como lengua literaria. Pietro Bembo, autor que ejerció gran influencia en la literatura de la primera mitad del siglo, contribuyó decisivamente a colocar al italiano en esa situación. En sus tratados, especialmente en Prosas sobre la lengua vulgar, obra considerada como la primera gramática de la lengua italiana, ensalzó los escritos de Boccaccio y de Petrarca como modelos, respectivamente, de la prosa y la poesía italianas. con sus Rimas, que imitan el estilo de Petrarca, marcó el comienzo del movimiento denominado “petrarquismo”. Pero Bembo no fue el único autor destacado del siglo. Junto a él se sitúan otros dos hombres de letras importantes: el filósofo de la política Nicolás Maquiavelo y el poeta Ludovico Ariosto.
El toscano es en efecto la lengua en la que escribieron Dante Alighieri, Francesco Petrarca y Giovanni Boccaccio, considerados los tres grandes escritores del Prerrenacimiento italiano.
La lengua italiana es originaria de la región de Toscana. El italiano moderno es un dialecto toscano que ha conseguido imponerse como lengua propia de una región mucho más vasta que su región originaria. Se trata del dialecto toscano de Florencia, Pisa y Siena, que se ha impuesto no por razones políticas, económicas o militares, como suele ocurrir, sino debido al prestigio cultural que llevaba consigo al ser el idioma en el que se escribió La Divina Comedia, que se considera la primera obra literaria escrita en la «lengua moderna».
Situación Actual
La tardía unificación de Italia en 1860, es un paso importantísimo en la historia del italiano, ya que propició el uso del italiano estándar escrito, como modelo para el lenguaje hablado, ya que era un lenguaje conveniente para el comercio y la política. Así el reino de Italia propagó el idioma italiano estándar por sus provincias en el norte de África (Túnez y Libia), Abisinia (Etiopía) y Somalia.
Algunos estudios sugieren que en 1860 solo el 2,5% de la población entendía el italiano estándar, es decir, el toscano literario del siglo XIV había sido aceptado como lengua de las personas cultas, aunque en realidad incluso la mayoría de las personas integradas en las clases dirigentes preferían no utilizarlo. Víctor Manuel II, el primer rey de la Italia unificada, escribía normalmente en francés y hablaba dialecto en los consejos de ministros. Del mismo modo, su primer ministro, Cavour, se mostraba visiblemente incómodo cuando se hablaba italiano en el Parlamento.
En las postrimerías del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, la aceleración del ritmo de industrialización, el mayor índice de asistencia a las escuelas primarias, la emigración a las ciudades y la expansión de las carreteras, los ferrocarriles y los medios de comunicación contribuyeron a un descenso del uso de las variedades regionales y una familiarización creciente con la lengua nacional. Sin embargo, aún a principios de siglo XX el uso del italiano estándar era limitado en muchas regiones. Un estudio de 1910 mostraba que al menos la mitad de los maestros se veían abocados a impartir clases en dialecto a fin de que sus alumnos pudieran entenderlos.
En 2011 por primera vez el italiano ha alcanzado a ser la lengua de la mayoría de los italianos, como lengua familiar (aunque quedan dos áreas italianas –la meridional y la nororiental– donde el dialecto local sigue siendo usado primariamente): iniciando el 2012, según la Accademia della Crusca, el 53% de los 60 millones de italianos lo utilizan como lengua primaria en Italia.
Aunque con grados variables de competencia, la práctica totalidad de los aproximadamente 57 millones de habitantes del país usan el italiano, al menos a la hora de resolver gestiones diversas. Es lengua oficial en Suiza, que cuenta con 300.000 hablantes en los cantones de Ticino y Graubünden, así como en la Unión Europea.
El italiano es el idioma oficial actualmente en Italia, San Marino, y conjuntamente con el latín, en el Vaticano, y es uno de los cuatro idiomas hablados en Suiza (junto con el francés, alemán y romanche).
Eslovenia y Croacia acogen desde hace mucho tiempo comunidades de origen veneciano en Istria y Dalmacia (aprox. 300.000 habitantes). En Malta, el italiano llegó a convertirse en la lengua de la cultura y de la administración. La expansión colonial del siglo XIX fue la responsable de que el italiano se convirtiese en la segunda lengua más importante de Eritrea, donde también prosperó un auténtico pidgin.
En el resto de los casos, la presencia de comunidades italianas es el resultado de un proceso de emigración: si bien la expansión del italiano fuera de Europa no puede compararse con la española, la portuguesa o la francesa, existen minorías italianas significativas en Estados Unidos (aprox. 4.000.000), Argentina (aprox. 1.500.000) y Brasil (aprox. 500.000), los destinos preferidos antes de la Primera Guerra Mundial, así como en Canadá y Australia (aprox. 500.000 en cada país). Con la excepción de una minoría culta, la lengua de estas comunidades de emigrados es generalmente su dialecto nativo o una coiné dialectal originada en el país de llegada y que se ha visto influida, en mayor o menor grado, por la lengua local. En Argentina, el continuum lingüístico híbrido entre español e italiano recibe el nombre de cocoliche.
Hablar de "dialectos" en el caso del italiano resulta ambiguo, puesto que históricamente ha sido utilizada la palabra para referirse a las diferentes lenguas derivadas directamente del latín vía la evolución del latín vulgar en las distintas regiones de Italia.
El italiano, como se ha mencionado, es un dialecto del toscano que sería una de esas lenguas vulgares de Italia.
No obstante, el italiano ha ido sufriendo un proceso de variación dialectal al entrar en contacto con las distintas lenguas habladas en Italia tras el proceso de unificación y hasta ahora, de modo que, en cada una de estas regiones, tiende a existir el idioma local y el dialecto del italiano adaptado a esa región, así por ejemplo, el veneciano, se puede entender como el idioma véneto, pero también como el dialecto del italiano/toscano hablado actualmente derivado del italiano en la región donde se hablaba véneto.
El dialecto toscano es un conjunto junto a muchos dialectos locales menores, con pequeñas diferencias entre ellos. La mayor subdivisión es entre los dialectos toscanos septentrionales y los dialectos toscanos meridionales.
Septentrionales
el fiorentino, dialecto de la ciudad de Firenze (Florencia), de Casentino y Mugello, también hablado en Prato y a lo largo del río Arno hasta la ciudad de Fucecchio.
el pistoiese, hablado en la ciudad de Pistoia y zonas aledañas (algunos lingüistas opinan que este dialecto no es independiente del fiorentino)
el pesciatino o valdinievolese, hablado en el valle de Valdinievole y en las ciudades de Pescia y Montecatini Terme (algunos lingüistas opinan que este dialecto no es independiente del lucchese)
el lucchese, hablado en Lucca y las colinas cercanas (llamada Lucchesia)
el versiliese, hablado en el área histórica de Versilia
el viareggino, hablado en Viareggio
el Pisano-Livornese, hablado en Pisa y en Livorno, y en las zonas cercanas a lo largo de la costa sur hasta la ciudad de Piombino.
Meridionales
el aretino-chianaiolo, hablado en Arezzo y el valle de Chiana
el senese, hablado en Siena y su provincia
el grossetano, hablado en Grosseto y su provincia
Corso
Es un dialecto histórico del italiano, derivado del toscano, que ha sufrido un fuerte influjo francés. No obstante, Ethnologue lo clasifica aparte del italiano entre el grupo románico del sur, junto con las variedades sardas. Es propio de la isla francesa de Córcega.
El idioma corso es un conjunto de dialectos toscanos divididos en dos grupos dialectales principales: el cismontano y el oltramontano. Se habla principalmente en la isla de Córcega. Se trata de la refundición de los dialectos, lenguas e idiomas de origen ítalo-romance (latín) locales hablados en Córcega y la región de la Toscana, en Italia. Su estatus de lengua como tal es relativamente reciente (reivindicación que data de los años ochenta del siglo XX) y no entró en la definición general admitida de lengua romance debido a su gran parecido con el dialecto toscano y otras de sus variantes.
El corso pertenece al subgrupo lingüístico italorromance. La lengua corsa se emplea en toda la isla salvo en las ciudades de Bonifacio y Calvi, donde aún se habla un dialecto ligur de origen genovés. En las islas de la Maddalena, al norte de Cerdeña, se habla el mismo corso que en Sartène. El dialecto de la región de Gallura, también al norte de Cerdeña, es igualmente parecido al de los hablantes del sur de Córcega, mientras que el propio sardo debe ser considerado como una lengua distinta, muy diferente del italiano y de todas sus variantes. Por ejemplo, estos dialectos no sardos de Cerdeña tienen un plural en “-i”, como en el italiano, mientras que el plural sardo típico es en “-s”, como en francés, catalán o español.
Sin embargo, la influencia de otra lengua extinguida probablemente común entre estas dos “lenguas” y la pertenencia a una Romania africana dan numerosos puntos comunes a los dos idiomas, reforzados por la larga ocupación pisana y aragonesa que tuvieron en común tanto Córcega como Cerdeña. El sonido cacuminal, compartido por el dialecto de Sartène y la mayoría de los dialectos sardos, o la interjección [a'jo]!, propio de las dos islas, los hace compartir puntos aún más antiguos (anteriores, sin duda alguna, a la ocupación fenicia de las dos islas).
Hasta principios del siglo XIX, el corso y el italiano estaban considerados como dos formas de una misma lengua, pensándose que el corso era la forma hablada y el italiano, la escrita. A partir del Segundo Imperio Francés el corso, bajo estimulos del gobierno francés que quería cortar los enlaces con la "madre patria", se independiza del italiano, que deja de ser la lengua oficial de la isla, y tiende a ser percibido como una lengua autónoma, especialmente a través del lento desarrollo de una literatura en expresión corsa.
El movimiento cultural corso no ha buscado realmente imponerse como lengua unificada en toda la isla. Los lingüistas corsos hablan de una lengua polinómica; su enseñanza se fundamenta, antes que nada, en cada una de las variedades locales y, tras ello, en el conocimiento pasivo de la totalidad de los hablantes de la isla. Asistimos, sin embargo, tras algunos años y según los intelectuales, los creadores y los profesionales de la comunicación, a la emergencia de un “corso elaborado” relativamente unificado.
El movimiento nacionalista actual le ha dado al corso un estatus de lengua, enseñada, de manera facultativa, desde la educación primaria.
Es una lengua de Francia, reconocida como tal y recogida en la lista oficial publicada por el Ministerio de Cultura francés. Con el mismo título que las otras lenguas regionales francesas, la lengua corsa está actualmente en peligro de extinción, según la clasificación establecida por la Unesco.
Afines al corso son
Gallurés
El gallurés (nombre original gadduresu [gaɖːu'rezu]) es un dialecto transicional entre el corso y el sardo que se habla en la zona más septentrional de la isla de Cerdeña, cerca del estrecho que separa Cerdeña de Córcega.
Algunos lo consideran un dialecto del sardo, mientras que otros, un dialecto del corso. Esencialmente es una variedad lingüística más cercana al segundo, pero influenciada, tanto en su léxico como en su fonética y fonología, por el primero.
Este idioma recibió, durante algún tiempo, influencia del castellano, ya que la administración española de raíz castellana estableció instituciones de tipo cultural español (en castellano) en el noroeste de la isla, con contraposición con las del Alguer que eran de raíz catalana.
Sassarés
El sassarés (llamado de manera local sassaresu y en italiano, sassarese) es una variedad lingüística romance hablada en el noroeste de la Isla de Cerdeña. Nació como una lengua franca alrededor del siglo XII. Junto con el gallurés, forma parte del continuo dialectal sardo-corso.
Tradicionalmente fue considerada una variedad del toscano-corso, e influenciada por el sardo logudorès, genovés, catalán, aragonés y castellano. Es reconocida individualmente con el código ISO 639-3 sdc.
Se habla, hasta nuestros días en Sassari, específicamente en las regiones de Porto Torres, Sorso y Stintino. En Castelsardo, Tergu y Sedini se usa la variedad llamada castellanés.
En la presente clasificación no se ha atendido a la posible clasificación de reciente solicitud como lengua de los dialectos corso, gallurés y sassarés.
Dialectos italiano-centrales como el romanesco de Roma.
El Romanesco o Romanesque es una lengua regional o sociolecto del área de Roma. Pertenece al conjunto dialectal de italiano central y está genéticamente relacionado al dialecto toscano y al italiano estándar.
Existe un apreciable conjunto de diferencias gramaticales e idiomáticas entre el romanesco y el italiano estándar. Rico en en expresiones coloquiales, el romanesco suele usarse para situaciones informales entre muchos hablantes nativos de Roma.
En varios manuscritos medievales se ha podido observar que el dialecto de Roma y el hablado al sur, donde está Nápoles, eran muy similares. En el siglo XVI recibió una fuerte influencia del toscano, del cual el italiano moderno deriva.
Antes de que Roma fuera transformada en capital de Italia, el romanesco era hablado únicamente dentro de los muros de la ciudad, mientras que las ciudades de alrededor tenían sus propios dialectos. Actualmente, esos dialectos urbanos han sido sustituidos por el romanesco.
Italkiano
Las lenguas judeo-italianas son las variedades lingüísticas italo-romances utilizadas entre los siglos X y XX en Italia y Corfú.
Menos de 4000 personas poseen hoy en día un conocimiento básico del italkian, y de ellos, sólo una reducida cifra puede hablar el lenguaje de una forma fluida.
Las variedades de judeoitaliano (a veces llamado Italkiano, un término acuñado por Solomon Birnbaum en 1942) son habladas fluidamente por menos de 200 personas. Estos hablantes representan el último remanente de la amplia variedad de dialectos judeoitalianos hablados en Italia, Corfú y sobre las costas orientales del Adriático y el Mar Jónico.
Históricamente, los italo-judíos se referían a sus lenguas vernáculas como "La`az" (לעז), en hebreo "lengua extranjera" (i.e., específicamente, "lengua no hebrea"). El rito italo-judío es a menudo conocido como minhag ha-lo'azim, y los lingüistas usan lo'ez como una descripción de palabras de origen romance en yiddish. Esto puede guardar conexión con el uso germánico de la palabra wälsch (literalmente, "extranjero" o "extranjera") para aludir a los pueblos romances y sus lenguas (como en "Welsh", "Walloon" y "Wallachian"): la escritura hebrea italiana (y sefarda) para los pergaminos de Torá se conoce como "Velsh" o "Veilish".
En 1587, David de Pomi usa la palabra "italiano" en referencia a las glosas italianas en su diccionario trilingüe. El título hebreo del Haggadah de Venecia de 1609 utiliza la palabra "italiano" para la traducción de Leone Modena (u-fitrono bi-leshon iṭalyano ופתרונו בלשון איטליאנו).
Otras descripciones históricas son "latino" y "volgare", cada uno de los cuales fueron empleados con frecuencia en la Edad Media para referirse al italiano en general.
Luego de que la institución del Ghetto volcara a las comunidades judías a lo largo de Italia a la segregación, el término ghettaiolo fue identificado con las variedades judías locales de dialectos regionales.
Otro tipo de nombre nativo es giudeesco (ej: Judeo-florentino iodiesco; < *IUDÆĬSCU[M], o una asimilación del hiato /aˈe/{{{1}}} *giudaesco < *IUDAĬSCU[M]).
El neologismo italkian fue acuñado en 1942 por Solomon Birnbaum (véase Referencias), quien modeló la palabra sobre el adjetivo hebreo moderno ית-/אטלקי italki (t), “italiano”, a partir del adjetivo del hebreo medio איטלקי (< ITALICU[M]), “itálico”, “romano”.
Los dialectos regionales del judeo-italiano (ghettaioli giudeeschi), incluyen:
Judeo-ferrino (giudeo-ferrarese) de Ferrara
Judeo-florentino (giudeo-fiorentino, iodiesco) de Florencia
Judeo-mantuano (giudeo-mantovano) de Mantua
Judeo-modenés (giudeo-modenese) de Módena
Judeo-piamontés (giudeo-piemontese) de la región de Piamonte
Judeo-regiano (giudeo-reggiano) de la región de Reggio Emilia en Emilia-Romagna
Judeo-romano (giudeo-romanesco) de Roma
Judeo-veneciano (giudeo-veneziano) de Venecia.
Bagitto (giudeo-livornese) de Livorno (incluye elementos del ladino y del portugués)
Por lo menos dos variedades judeo-italianas, basadas en el siciliano y el veneciano, se usaban en Corfú. El bagitto, un dialecto de Livorno (Leghorn), es especialmente rico en préstamos lingüísticos a partir del judeo-español el judeo-portugués.
Todas las variedades habladas usan una combinación única (entre las lenguas judías) de raíces verbales hebreas con conjugaciones italianas (ej., "axlare", comer; "gannaviare", robar; "dabberare", hablar; "lekhtire", ir). De forma similar hay sustantivos abstractos como "tovezza", bondad.
También son comunes las incorporaciones léxicas del hebreo, particularmente aquellas aplicadas a la vida cotidiana. Además se incorporaron términos de otras lenguas judías como el yiddish y el ladino.
Cassuto sostenía que muchos dialectos judeo-italianos reflejan el dialecto italiano de lugares más próximos al sur, ya que desde la expulsión de los judíos del Reino de Nápoles, el rumbo migratorio judío se ha dirigido en dirección hacia el norte de Italia.
Tradicionalmente se ha discutido la posición del italiano como lengua, dentro de las numerosas clasificaciones propuestas para las lenguas romances. La más extendida es la que separa a dicho grupo de lenguas en dos ramas:
La vertiente occidental, que incluye el español, el gallego, el catalán, el portugués, el francés y las demás lenguas de oil, el occitano, el francoprovenzal, el retorromano o romanche, las lenguas galo-italianas (lombardo, piamontés, emiliano-romañolo, ligur), el ladino, el friulano, el veneciano y el sardo.
La vertiente oriental, que incluye el rumano (dacorumano), el arumano y el macedorrumano, junto al grupo italo-dálmata que incluye el extinto dálmata, el siciliano, calabrés, el napolitano y el «italiano» o, más propiamente, toscano. En esta última rama (aunque con algunas discusiones) es donde usualmente se incluye al dialecto abruzzese.
En la presente clasificación, incluimos, por tanto, el italiano/toscano en el subgrupo italorromance de las lenguas italo-dálmatas, incluidas en el grupo oriental-continental de las lenguas romance.
El italiano tiene un sistema típicamente romance formado por 7 vocales con cuatro grados de obertura, formado por /a, ɛ, e, i, ɔ, o u/, además de sus 24 fonemas consonánticos, el sonido fonético [ŋ] no lo produce una consonante o una combinación consonántica como tal, el sonido es formado al colocar la consonante "n" seguida de una consonante velar, este fenómeno también se presenta en el dialecto español en palabras tales como "manco", "tengo", "zanja" etc.
El italiano como cualquier lengua en el mundo, posee palabras de origen extranjero, lo cual representa algunas adiciones de sonidos fonéticos; por ejemplo los dígrafos [ə] y [ø] la cual se encuentran en palabras como "liseuse" ['lizøz] y "fohn" ['føn]; o el dígrafo [y] en palabras como "buvette" [by'vɛt] y "fuseaux" [fy'zo]. Comparada con otras lenguas románicas el italiano es altamente conservador en fonología.
La gramática italiana presenta numerosas similitudes con la francesa, la portuguesa, la española con las que comparte la pertenencia a la familia de las lenguas romances.
Sustantivos
Los sustantivos tienen dos géneros: masculino y femenino, así como dos números: singular y plural. Las principales terminaciones, por género y número, son:
masculino en -o, plural en -i: libro, libri
masculino o femenino en -e, plural en -i: fiore, fiori; luce, luci
masculino en -a, plural en -i: poeta, poeti
femenino en -a, plural en -e: scala, scale
Son invariables en italiano los sustantivos que terminan en vocal acentuada (la virtù / le virtù – la virtud / las virtudes), los sustantivos (casi todos de origen extranjero) que terminan en consonante (il bar / i bar – el bar / los bares), los sustantivos que terminan en -i no acentuada (il bikini / i bikini, la crisi / le crisi – el bikini / los bikinis, la crisis / las crisis), y muchos otros sustantivos.
Los sustantivos que terminan en -a suelen ser femeninos, mientras que los acabados en -o suelen ser masculinos, y los que finalizan en -e pueden ser masculinos o femeninos. El plural se forma en -e cuando la palabra acaba en -a o en -i cuando la palabra termina en -o o -e. Existen, en cambio, multitud de excepciones que se derivan de los términos latinos, por ejemplo: la mano y su plural le mani, ambos femeninos.
Hay un grupo bastante numeroso de palabras, en su mayoría referentes a partes del cuerpo humano, que en singular terminan en -o y son de género masculino, mientras que en plural acaban en -a y pasan a ser de género femenino, por ejemplo: il braccio / le braccia (el brazo / los brazos) o l'uovo / le uova (el huevo / los huevos). Originalmente estos vocablos tenían género neutro en latín, brachium / brachia y ovum / ova.
Artículos
Los artículos en italiano son de dos tipos: indeterminado y determinado. Los primeros sirven para indicar un elemento génerico de un todo, mientras los segundos, para indicar un elemento específico de un todo.
Artículos indeterminados:
masculino singular: un, uno (ante palabras que inician con z, gn, x, pn, ps o s impura, es decir la s seguida por una consonante)
femenino singular: una, un' (ante palabras que inician con vocal)
No existe una forma plural única auténtica; para ello puede hacerse uso del artículo partitativo masculino (dei; degli, ante palabras que inician con z, gn, x, pn, ps, o s impura) o femenino (delle).
Artículos determinados:
masculino singular: il, lo (ante palabras que inician con z, gn, x, pn, ps, o s impura; se contrae en l' ante palabras que inician con vocal)
femenino singular: la (se contrae en l' ante palabras que inician con vocal)
masculino plural: i, gli (ante palabras que inician con z,x, gn, pn, ps, s impura o vocal)
femenino plural: le
La contracción de gli ante palabras que inician con i, y de le ante palabras que inician con e («gl'individui», «l'erbe») se considera ya arcaica. En el lenguaje burocrático y legal se tiende a no contraer la ante una vocal: «la espressione».
Nota: la elección del artículo se efectúa sobre la base de la palabra que sigue, aún si ésta no es un sustantivo, sino parte del discurso.
A las diferentes formas del artículo determinado corresponden otras tantas variantes del adjetivo demostrativo quello: quello specchio, quel comportamento, etcétera.
Pronombres personales
Los pronombres personales sujetos se sobreentienden, a menos que se quiera insistir en la persona que realiza la acción.
Verbos
Los verbos pueden conjugarse en indicativo, subjuntivo, condicional e imperativo. Existen también tres formas impersonales: infinitivo, gerundio y participio.
Los verbos se dividen en tres categorías o conjugaciones: los verbos en -are, los verbos en -ere y los verbos en -ire.
Algunos verbos, como essere (ser), son irregulares.
En el «passato prossimo» (pretérito perfecto) se utiliza tanto el verbo essere (ser) como el verbo avere (haber) dependiendo del tipo de verbo que acompañan (de movimiento, de estado, reflexivo...), al igual que en francés (être, avoir) o en alemán (sein, haben). Si se utiliza el verbo essere, el participio se adecua en género y número.
Las mayores diferencias entre los dialectos está en el léxico, que también distingue los diferentes sub-dialectos. El léxico toscano comparte con el italiano estándar la casi totalidad del vocabulario.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tutti gli esseri umani nascono liberi ed eguali in dignità e diritti. Essi sono dotati di ragione e di coscienza e devono agire gli uni verso gli altri in spirito di fratellanza.
El italiano utiliza 21 letras del alfabeto latino. En efecto, las letras k, j, w, x e y se emplean únicamente en palabras de origen extranjero o variantes gráficas de escritura, de uso cada vez más común en la comunicación escrita en internet y los mensajes instantáneos en teléfonos móviles. Al igual que el francés, el italiano ocupa el grupo consonántico gn, para representar el sonido de la ñ del español. Utiliza el grupo de letras gli para hacer un sonido similar al del portugués lhi, o al español lli. En el caso de la letra h, muy pocas palabras italianas la tienen de forma aislada, incluyendo las formas conjugadas en presente del verbo avere (tener). Normalmente aparece en los grupos ch y gh, equivalentes en castellano a qu y gu seguidos de e o i, respectivamente. De forma análoga, c y g se combinan con la i ante a, o, y u, para obtener el mismo sonido que c y g ante e e i, en cuyo caso la i es muda y sólo modifica el sonido de la letra a la que sucede.
En el italiano al igual que el francés existen muchas contracciones, las cuales se indican mediante un apóstrofo ('). Ejemplo: L'ora, en vez de La ora.
El italiano utiliza dos acentos en su escritura: el acento grave (`), encima de a, e, i, o, u (à, è, ì, ò, ù), y el acento agudo (´) solamente sobre e (é) en palabras como perché («por qué», «porque») y otras conjunciones compuestas por preposiciones, adverbios y el ché («qué»), los cuales siempre recaen en la última sílaba.
El ejemplo textual más antiguo en italiano procede del siglo X. En los siguientes 300 años la poesía fue escrita en varios dialectos hasta que el toscano surgió como una de las lenguas literarias más grandes del mundo por el genio de Dante Alighieri (1265-1321). La Divina Comedia fue escrita entre 1310 y 1314. Petrarca y Boccaccio completan el trío de grandes escritores del siglo XIV.
El prestigio que adquirió el toscano, específicamente el florentino, fue corroborado en el siglo XIX, cuando la unión política puso la cuestión de la lengua unificada en candelero. Alessandro Manzoni, que presidió el comité que tomó esta decisión, fue impelido a reescribir su obra maestra I Promessi Sposi en toscano florentino, habiéndola escrito primero en lombardo.
En las historias de la literatura italiana suelen consignarse como primeros documentos del italiano las fórmulas de juramento del placito capuano, decisión jurídica redactada en Capua en 960.
La fórmula del juramento del placito capuano de marzo de 960 pronunciada por el juez Arechisi para dirimir un pleito entre el monasterio de Montecasino y Rodelgrimo d'Aquino, está redactada en latín pero el testimonio se reproduce con las mismas palabras de la lengua vulgar con que se pronunció; como es demasiado largo sólo reproducimos unos renglones que contienen la frase vulgar (en letras cursivas):
'...Ille autem, tenes in manum predicta abbrebiatura, que memorato Rodelgrimo hostenserat, et cum alia manu tetigit eam, et testificando dixit: Sao ko kelle terre, per kelle fini que ki contene, trenta anni le possette parte Sancti Benedicti. Deinde ante nos benire fecimus predictum Teodemendum diaconum et monachum, quem similiter monuimus de timore Domini, ut quicquid de causa ista ueraciter sciret diceter ipsos. Ille autem, tenens in manum predicta abberbiatura, et cum alia manu tangens eam, et testificando dixit: Sao ko kelle terre, per kelle fini que ki contene, trenta anni le possette parte sancti Benedicti. Nobissime autem fecimus ante nos benire memoratum Garipertum clericum et notarium, et ipsum similiter monuimus de timore Domini et quod veraciter sciret de causa ista diceret eos...'
uno, due, tre, quattro, cinque, sei, sette, otto, nove, dieci
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El napolitano (llamado de manera local nnapulitano y en italiano napoletano) es la lengua romance hablada en Campania y varias regiones vecinas del sur de Italia (Abruzos, Basilicata, Calabria, Lacio, Molise y Apulia).
Los colonos griegos se establecieron en Nápoles en un área que bautizaron como Νέα Πόλις o Νεάπολη (Neápolis), la ciudad nueva. Más tarde el término en napolitano pasó a pronunciarse Napule y en italiano, Napoli.
Sin datos disponibles.
Origen
Al igual que todas las lenguas romances, el napolitano deriva del latín. También se han supuesto huellas del osco y del griego, hablado en Nápoles hasta los siglos II-III d.C.
Después de la Caída del Imperio Romano (476 d.C.), se disputaron el mando de este territorio Godos y Bizantinos (536-763), Longobardos y Normandos (763-1194), Suevos (1194-1266), Anjous (1266-1441) y Aragoneses (1442-1503).
Desarrollo
La dominación española propiamente dicha empezó al comienzo del siglo XVI (1504) y duró más de 200 años bajo el poder de un Virrey, hasta que, en 1707, el Reino de Nápoles pasó a dominio austríaco.
En 1734 el poder volvió a manos de los españoles y diez años más tarde, con Carlos III, Nápoles fue la capital del reino borbónico, con las interrupciones de la República Partenopea (1799) y la breve experiencia francesa con José Bonaparte y Joaquín Murat (1806-1815).
Bajo la Corona de Aragón el napolitano fue propuesto como idioma de la administración, sin imponer nunca el aragonés o el catalán, pero el intento fracasó con la deposición de Federico I de Nápoles (1501) y el comienzo del virreinato.
En la primera mitad del siglo XIX en el Reino de las Dos Sicilias se usaba de facto el italiano como idioma administrativo y literario, así que el napolitano nunca gozó de la condición de lengua oficial.
Situación Actual
Después de la empresa garibaldina y de la unificación (1861), los napolitanos votaron por la anexión de la ciudad al reino de Italia. Finalmente, en la segunda guerra mundial, las poblaciones napolitanas entraron en contacto primero con las tropas alemanas y luego con las americanas.
El 14 de octubre de 2008, una ley por la Región de Campania declaró que el idioma napolitano debía ser protegido. Se ha reconocido por la UNESCO como un idioma y una herencia cultural.
No obstante, como las demás lenguas habladas en Italia, tras la unificación y, sobre todo, el proceso de alfabetización de principios del siglo XX D.C., están sufriendo un fuerte retroceso en su uso en aras de una mayor uniformidad en el país, dejándose de lado su uso y su reconocimiento salvo lo imprescindible para dar absoluta prioridad al Italiano normativo.
En gran parte debido a la masiva migración del sur de Italia en el siglo XX, también hay un gran número de hablantes en las comunidades de la diáspora italiana en los Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil, Argentina y Venezuela. Sin embargo, en los Estados Unidos el napolitano ha tenido mucho contacto con el inglés, y es significativamente diferente del hablado en Nápoles. Palabras en inglés son de uso frecuente en lugar de palabras napolitanas, sobre todo entre los hablantes de segunda generación.
Lo hablan más de 11 millones de personas. (Ethnologue atestigua, no obstante, que se trata de unos pocos más de 5 millones)
Se trata del idioma en que se escriben todas las canciones folklóricas napolitanas, tales como 'O surdato 'nnammurato, 'O sole mio y Funiculì, funiculà.
I. Abruzzos y Marchigiano meridional:
Ia. Marchigiano Meridional (Ascoli Piceno).
Ib. Teramano (provincia de Teramo; norte de la provincia de Pescara: Atri).
Ic. Adriático Abruzzo Oriental (Sur de la provincia de Pescara: Penne, Francavilla al Mare; provincia de Chieti).
Id. Abruzzo Occidental (parte meridional de la provincia de L'Aquila: Pescina, Sulmona, Pescasseroli, Roccaraso).
II. Molisano (Molise):
III. Apuliano (Pugliese):
IIIa. Dauno (provincia occidental de Foggia: Foggia, Bovino).
IIIb. Garganico (provincia oriental de Foggia: Gargano, Vieste, Manfredonia).
IIIc. Barese (Provincia de Bari; occidente de la provincia de Taranto: Gioia del Colle).
IV. Campania (Campania),
IVa. Laziale Meridional (parte meridional de la provincia de Frosinone: Sora, Cassino; parte meridional de la Provincia de Latina: Gaeta, Formia).
IVb. Dialectos de Nápoles (Napolitano propio: Nápoles y el golfo de Nápoles).
IVc. Irpino (provincia de Avellino).
IVd. Cilentano (parte meridional de la provincia de Salerno: Vallo della Lucania). A menudo es considerado una parte del grupo de lenguas sicilianas.
V. Lucaniano y Calabrés Septentrional:
Va. Lucania Noroccidental (norte de la provincia de Potenza: Potenza, Melfi).
Vb. Lucania Nororiental (Provincia de Matera: Matera, Gravina di Puglia).
Vc. Lucania Central (Provincia de Potenza: Lagonegro, Pisticci, Laurenzana).
Vd. Área Lausberg (forma arcaica del lucaniano con vocalismo de Cerdeña). Está entre Calabria y Basilicata (Chiaromonte, Oriolo).
Ve. Calabrés Septentrional (Cosentino) (Provincia de Cosenza: Rossano, Diamante, Castrovillari). Con dialectos de transición con el sur de Cosenza, donde dan paso a los dialectos del grupo siciliano.
Las regiones más meridionales de Italia - la mayor parte de Calabria y la Apulia meridional, así como Sicilia - son el lugar de las variedades sicilianas, en lugar de las napolitanas, si bien tienen mutuas influencias.
El napolitano está más estrechamente relacionado con el siciliano que con el italiano estándar derivado del dialecto toscano de Italia central. El italiano estándar, el napolitano y el siciliano comparten las isoglosas al sur de la línea La Spezia-Rímini.
Forma parte del subgrupo Italorromance del subgrupo de lenguas italodálmatas de las romance oriental continentales.
El napolitano se distingue del italiano estándar por una reducción vocálica en interior de palabra y por una reducción vocálica al final de palabra como muestran los siguientes ejemplos que lo comparan al italiano estándar:
nap. [ʃta ˈfɛmːena ˈbːelːə] (~shta fèmmena bbellä) 'esta mujer hermosa'/ it. questa donna bella / nap. [ʃta ˈfɛmːena ˈbːelːə] (~shta fèmmena bbellä)
nap. [ʃta ˈbːelːa ˈfɛmːenə] (~shta bbella fèmmenä) 'esta hermosa mujer'/ it. questa bella donna
nap. [pɔʦːa muˈɾi] (~potsa murí) 'puede morir' / it. possa morire
Los grupos latinos CL, GL, BL, FL, PL sufren una palalización más intensa que la encontrada en italiano, e incluso en español (donde él se suele conservar el rasgo lateral):
lat. CLĀVĔ 'llave' > nap. [cavə] / > it. chiave [kjave]
lat. *GLŬTŬ 'codicioso, glotón' > nap. [ljutːə] / > it. ghiotto [gjotːo]
lat. PLĀNŬ 'plano, llano' > nap. [canə] / > it. piano
lat. PLĂNGĔRĔ 'llorar' > nap. [caɲːə] / > it. piangere
lat. BLĂSTEMĀRĔ 'blasfemar' > nap. [jaʃteˈma] / > it. bestemiare
gót. *blank- 'blanco' > nap. [jaŋkə] / > it. bianco
lat. FLĂMMĂ 'llama' > nap. [ʃamːa] / > it. fiamma
lat. FLŪMĔN 'río' > nap. [ʃumə] / > it. fiume
En napolitano se notan muchos fenómenos gramaticales ausentes en la lengua italiana que atestiguan un claro influjo castellano. Casos emblemáticos y trascendentes son:
el acusativo personal, es decir el uso de la a en el complemento directo referido a persona, desconocido en italiano (Nun veco a Maria: No veo a María);
el uso del verbo tenere en lugar del italiano avere para expresar la posesión real o figurada (Tengo duje figlie: Tengo dos hijos / Hanno nserrato 'o tauto: Han encerrado el ataúd);
la repetición de los pronombres complemento en forma tónica y átona (A me me piace / A mí me gusta);
la fusión del pronombre con la preposición con (cummico, cuttico / conmigo, contigo);
el uso del subjuntivo imperfecto para expresar un deseo (Vulesse / Quisiera);
el verbo fà para indicar transformación en lugar del italiano diventare y en correspondencia con el español hacer (S'è fatt' ruoss / Se ha hecho grande)
el uso de "como no" para presentar una condición que se refiere a algo que el hablante considera indeseable o temido (Comme nun me cunt' tutt' cos', te paleo / Como no me cuentes todo, te apaleo).
Además de estas estructuras morfológicas y sintácticas, hay evidentes trazas de una larga y antigua convivencia con hispanohablantes en la formación de las palabras, donde se nota:
la recurrencia del fenómeno de la diptongación: ciento (ciento), siente (siente), tiempo (tiempo), viecchio (viejo), viento (viento), vierno (invierno)
la frecuencia de palabras cuya pronunciación termina con consonante: man' (mano), mar’ (mar), sol’ (sol), pan’ (pan), sal’ (sal).
Existen trazas evidentes también en los apellidos (Vergara, Vargas, Ruiz de Vallesteros, Gomez de Ayala, Olivares, Blanco) o en la topografía napolitana (Rua Catalana, Via Toledo, Chiesa di San Giacomo degli Spagnoli, Barrios Españoles).
Es también significativo el uso cultural de la lengua, como el don antes de los nombres de persona o la posibilidad de utilizar en la lengua hablada formas despectivas -como hijo de perra, hideputa, hijueputa o figlio 'e zoccola, figlio 'e 'ntrocchia, figlio 'e puttana- no sólo como insulto sino también como una especie de título de mérito (se vea también una expresión como "va de puta madre" en el sentido de "funciona estupendamente" que recuerda muy de cerca el napolitano va chicazzo).
En el curso de su historia, el napolitano ha sido influenciado por los pueblos que han habitado o dominado la Campania y la Italia centro-meridional: los colonos griegos, los comerciantes bizantinos en la época del Ducado de Nápoles (hasta el siglo IX) y, en épocas más recientes, los normandos, los franceses, los españoles y hasta los estadounidenses que, durante la II Guerra Mundial y la consiguiente ocupación de Nápoles, han contribuido con algún vocablo.
En recuerdo de una larga presencia francesa quedan en el napolitano muchos galicismos, como por ejemplo: buatta (boite), buchè (bouquet), brioscia (brioche), bisciù (bijou), cummò (commode), gattò (gâteau) o sanfasò (sans façon). No faltan trazas catalano-aragonesas, como el verbo addunà (en español, darse cuenta) o los sustantivos riggiola y pastenaca (en español azulejo y zanahoria). Trasladando nuestra rápida investigación más al Norte, encontramos huellas germánicas - como spasso (de Spass, divertimento, recreo) o 'uerra (del germánico werra) o graffa e raffiuoli (pasteles derivados de Krapfen) - y también palabras de derivación angloamericana - es el caso de sciù (otro pastel, con forma de zapato, en inglés shoe), o cresemisso (regalo de Navidad, fiesta que en inglés se llama Christmas). Pero, por supuesto, a parte el vasto patrimonio griego escondido en muchas palabras napolitanas, la traza extra-toscana más evidente remonta a los 200 años de convivencia de los napolitanos con la lengua castellana.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tutte le crestiàne nascene libbere e che le stésse deritte. Tènene cervidde e chescènze e s'onne à operà l'une che l'alde che nu spirete de fratellànze.
El alfabeto napolitano, como el alfabeto italiano, es casi el mismo que el alfabeto inglés, derivado del latino, excepto que sólo consta de 22 letras.
No contiene k, w, x, o y a pesar de que estas letras pueden ser encontradas en algunas palabras extranjeras.
El napolitano (como el siciliano y otras vairedades centromeridionales) tiene una larga tradición literaria. Hay testimonios escritos del napolitano desde el año 960 como el famoso Placito di Capua, considerado el primer documento en una lengua romance de Italia, que está escrita en la lengua de Campania (también conocida como volgare pugliese 'vernacular de Puglia').
Los textos son:
Sao ko kelle terre, per kelle fini que ki contene, trenta anni le possette parte Sancti Benedicti. Capua, marzo 960
Sao cco kelle terre, per kelle fini que tebe monstrai, Pergoaldi foro, que ki contene, et trenta anni le possette. Sessa, marzo 963
Kella terra, per kelle fini que bobe mostrai, sancte Marie è, et trenta anni la posset parte sancte Marie. Teano, octubre 963
Sao cco kelle terre, per kelle fini que tebe mostrai, trenta anni le possette parte sancte Marie. Teano, octubre 963
La primera obra en prosa es un texto de Matteo Spinelli, alcalde de Giovinazzo, conocida como Diurnali, una crónica de los acontecimientos más importantes del reino de Sicilia desde siglo XI al año 1268.
unë, rujë, tréië, quattë, cinghë, sèië, sèttë, òttë, nòvë, riécë
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Las lenguas sículo-calabro-salentinas, también llamadas lenguas extremomeridionales son un conjunto de lenguas italianas centromeridionales habladas en el sur de la península itálica y en la Isla de Sicilia.
El idioma siciliano es una lengua romance hablada en la isla de Sicilia, en el sur de Italia. Muchos autores amplian el concepto de lengua siciliana a todas las lenguas extremomeridionales habladas tambié en la península itálica, principalmente en el centro-sur de Calabria, en Cilento y en Salento, en Apulia meridional.
Tradicionalmente se suele usar la denominación genérica de idioma siciliano para referirse a estas lenguas. Sin embargo algunos autores prefieren restringir el uso del término "siciliano" sólamente al conjunto de dialectos hablados en la isla.
El Centro de Estudios Lingüísticos y Filológicos Siciliano (CSFLS) es una asociación sin fines de lucro, que tiene como objetivo promover el estudio del antiguo y moderno siciliano. Fundado en 1951, tiene su sede en la Universidad de Palermo y está bajo el patrocinio del Presidente de la Región de Sicilia y los rectores de las universidades de Sicilia. Desde su fundación en 2013, el centro cuenta con activos de 173 publicaciones y es una referencia de la lengua siciliana.
Origen
Si hay una máxima sobre cómo la lengua es el espejo del pueblo que la habla, esta afirmación alcanza la cumbre en el caso de Sicilia y del siciliano. Idioma principalmente de origen romance, pero enriquecida con miles de vocablos procedentes del griego, el árabe, el francés, el catalán, el castellano y hasta el alemán...
En pocas palabras, de todas y cada una de las lenguas de las potencias dominantes que a lo largo de los siglos han gobernado Sicilia, dejando una huella que dura hasta hoy día.
La historia de la lengua siciliana está intrinsecamente conectada con la historia de su mismo pueblo.
Con la caída del Imperio romano, una serie de pueblos germánicos se sucedieron en la isla: primero la ocuparon y saquearon los vándalos (439-468), luego los hérulos (476) y finalmente los ostrogodos (491).
En 535, desembarcó en ella el general Belisario, comandante de las tropas bizantinas, quien la incorporó al Imperio bizantino. Sicilia fue bizantina durante medio milenio. Los sarracenos del norte de África, a partir del siglo VIII, iniciaron ataques cada vez más fuertes sobre Sicilia, conquistando y fundando en la isla el emirato de Sicilia entre los años 827 y 902.
En realidad, el idioma siciliano nació como dialecto del griego bizantino, pero la romanización de Sicilia y del sur de Italia, así como la influencia del Papado que fue deteriorando la presencia de la iglesia greco-ortodoxa, acabó por transformar el entonces dialecto greco-siciliano en un idioma prevalentemente romance.
Florece con una riquísima producción literaria cuando Sicilia en el siglo XI bajo el Reino de Federico II Hohenstaufen, apodado como «stupor mundi», se convierte en el centro de su enorme imperio. Federico II de Hohenstaufen (la familia heredera del Reino de Sicilia hasta hoy día) fue rey de Sicilia, Chipre, Jerusalén, y emperador del Sacro Imperio Romano. Habiendo crecido en Sicilia, en particular en Palermo, hizo de esta ciudad la sede de su enorme reino, por lo que Sicilia volvió, como en los tiempos de la grande Siracusa, a prosperar desde un punto de vista tanto económico como literario. Palermo era entonces la segunda ciudad más rica y próspera del mundo, tan sólo por detrás de Córdoba.
Desarrollo
A partir del reinado de Federico II de Hohenstaufen, Sicilia empezaría una verdadera producción literaria, que alcanzaría su apogeo con la famosa “escuela siciliana”. En esta afamada escuela de Palermo, nace el soneto, un particular estilo poético que posteriormente también sería utilizado por grandes poetas toscanos como Dante, Petrarca o Boccaccio. El impacto literario y cultural del siciliano fue tal que muchas palabras y expresiones sicilianas empezaron a ser empleadas también en el toscano literario, base de la lengua italiana.
Dos siglos más tarde, en el año 1434, Alfonso V de Aragón, patrocina la apertura de la primera Universidad Siciliana, la Siciliae Studium Generale de Catania. La apertura de la misma conlleva un gran impulso para el desarrollo del idioma siciliano, que se enriquece con términos técnicos y científicos. Sin embargo, ya desde entonces, el siciliano empieza a vivir una lenta pero inexorable decadencia, convirtiéndose en el habla de las clases populares, mientras que el catalán y el aragonés primero, y el castellano posteriormente, son utilizados por la administración política.
Situación Actual
El golpe de gracia definitivo de la lengua siciliana viene con la dominación italiana. Aprovechando el descontento que los sicilianos sentían hacia el reinado de los Borbones y la rivalidad que había surgido entre Nápoles y Palermo, Sicilia fue anexionada al Reino de Italia a través de un referendum cuya validez aún hoy muchos ponen en duda. Pronto las aspiraciones de quienes ayudaron a los piamonteses a conquistar el sur de Italia se vieron traicionadas.
En particular, una reforma agraria prometida al pueblo y nunca cumplida, desató el descontento del pueblo siciliano, que no tardó en manifestarse mediante fenómenos como el “brigantaggio”, revueltas, motines, así como la tristemente archiconocida mafia.
La lengua siciliana, en principio indicada como la más adecuada para ser la lengua del neo estado italiano, pronto se verá descartada en favor de su pariente más próximo, el toscano, que tanto había tomado del siciliano siglos atrás, antes del nacimiento del Reino de Italia. El italiano (toscano) se impuso como única lengua de la nación italiana y la política que se llevó a cabo hacia los idiomas “minoritarios” y/o regionales (conocidos como dialetti) fue de total destrucción. En las escuelas se enseñaba italiano, pero al mismo tiempo se enseñaba a menospreciar, si no a despreciar, los idiomas locales.
Sin embargo, el siciliano seguía siendo el idioma mayoritario en Sicilia hasta la década 1950, momento de la irrupción de la televisón en Italia. La italianización de las nuevas generaciones fue entonces total y el uso del siciliano, también a nivel familiar, descendió hasta niveles muy preocupantes.
La relación entre Sicilia e Italia entra entonces en un estado de continuo conflicto, cuyo momento más tenso se vivió en 1866 con el famoso motín de Palermo conocido como Sette e mezzo, que dio paso a lo largo del siglo XX a fases de relativa calma y que ha recobrado vida en el año 2000, con la fundación de varios partidos autonomistas e independentistas.
En el año 2011, el Presidente de Sicilia, Raffaele Lombardo, pone punto final a la cuestión del bilingüismo, aprobando una ley en el parlamento siciliano que obligará a todas las escuelas a ofertar la enseñanza de la lengua, la literatura y la cultura sicilianas. Esta ley, cuyo objetivo es recuperar un idioma que durante siglos ha estado profundamente conectado a la historia y la cultura de la isla, ha sido criticada no sólo por parte de Italia, sino también por parte de muchos sicilianos, que no conocen o no entienden la importancia de hablar el idioma siciliano.
El uso del siciliano como lengua hablada en familia o entre amigos es muy común en toda la región; menos común es su uso en ocasiones oficiales y en la forma escrita.
Sólo una élite de estudiantes, políticos e intelectuales entiende la importancia de recuperar el uso del idioma siciliano, mientras que la mayoría de la población, acechada por el desempleo, la apatía y la dependencia económico-cultural con respecto a la península, ha acabado sucumbiendo a siglos de políticas desfavorecedoras, marginando el uso del siciliano, considerado ya como un vulgar dialecto propio de gente inculta y de bajo nivel socio-económico. La idiosincrasia en algunos casos es tan extrema, que muchos llegan a afirmar que no entienden y no hablan siciliano, cuando algunos estudios afirman que entorno al 90% de la población es perfectamente bilingüe.
El abandono del siciliano y su estigmatización son el resultado de la salvaje colonización económica y cultural de la rica Italia del centro-norte, que durante décadas ha ignorado el sur y las islas, creando así un abismo de desarrollo entre el norte y el sur, y fomentando el fenómeno del racismo dentro del mismo territorio italiano.
El siciliano medio de hoy día, temiendo ser tildado de terrone o mafioso, trata de borrar todo lo que recuerde a sus orígenes, empezando, obviamente, por el idioma.
El siciliano de hoy día vive la misma ambigüedad que la Sicilia actual. La isla tiene un estatuto especial, que otorga poderes a esta región comparables a los de un estado soberano e independiente. Sicilia cuenta con un parlamento, sistema sanitario propio, la potestad exclusiva de los recursos naturales e incluso representación diplomática propia con su respectiva política de relaciones internacionales, distinta de la italiana. Sin embargo, el estatuto siciliano carece de la aprobación definitiva del parlamento italiano, lo que sitúa a la autonomía de Sicilia en un plano bastante ambiguo. En la misma situación ambigua se encuentra su idioma.
El siciliano es un idioma reconocido por organizaciones internacionales como la UNESCO o la Unión Europea. Italia firmó en 2000 la Carta de las lenguas minoritarias y/o regionales, en la cual se cita la necesidad de un bilingüismo oficial en Sicilia. Sin embargo, desde entonces ninguna ley de actuación ha sido aprobada por el parlamento italiano, por lo cual de momento no se usa el siciliano en las instituciones públicas.
Los dialectos calabreses son un tipo meridional extremo (i parràti calabbrìsi definen también tricalabro o siciliano por Ethnolongue) en la parte centro-meridional de la Calabria y de tipo napolitano ('e parràte calabbrìse) en la parte septentrional. Tal división lingüística corresponde muy aproximadamente a la división histórica administrativa de las "Calabrie": Calabria Citerior (o Calabria latina) y Calabria Ulterior (o Calabria greca).
Los principales idiomas de la región de Calabria son el italiano estándar y muchas variedades regionales del grupo italo-dálmata conocido colectivamente como calabrés (italiano: calabrese). Además, hay una significativa versión calabresa del idioma griko y algunos bolsos de occitano y arbëresh.
La zona de influencia del calabrés septentrional se corresponde geográficamente a la Calabria Citerior o sea la provincia de Cosenza (salvo el nordeste, donde se habla el lucano) así como en la parte centro-septentrional de la de Crotona. En lingüística, el calabrés septentrional es un idioma de tipo napolitano y forma parte de un grupo italo-romance meridional. La singularidad del calabrés septentrional consiste en la presencia del fenómeno de mutación fonética.
La zona de influencia del calabrés centro-meridional se corresponde geográficamente con la Calabria Ulterior o sea las provincias de Reggio Calabria, Vibo Valentia, Catanzaro y la parte meridional de las de Crotona (Crotona, Isola di Capo Rizzuto, Cutro, Petilia Policastro y lugares próximos).
El dialecto salentino es el dialecto hablado en Salento, territorio de la Apulia meridional.
El área del dialecto salentino comprende toda la provincia de Lecce, parte de la provincia de Brindisi y la parte oriental de la provincia de Tarento.
Dialectos del siciliano-salentino-calabrés:
Dialectos Salentinos
Septentrional
Central
Meridional
Dialectos Calabreses
Central
Meridional
Dialectos Sicilianos
Occidental
Metafonia central
Metafonía sudoriental
Oriental
Messinés
Isla Eolie
Pantesco
Junto con el napolitano y el italiano/toscano, forman el subgrupo de lenguas italorromances dentro de las italodálmatas del grupo continental oriental de las lenguas romances.
Por un proceso de cerramiento de las vocales cerradas /*e, *o/ el sistema vocálico del siciliano es un sistema pentavocálico /*i, *ɛ, *a, *ɔ, *u/ (evolucionado a partir del sistema protorromance /*i, *e, *ɛ, *a, *ɔ, *o, *u/)
Las vocales “a, e, i, o, u,” se pronuncian igual que en español.
La pronunciación de la letra “b” en siciliano es igual que en español. Ejemplos: Bonu= Bueno; Beddu= Bello; Banca= Banco; Bannera= Bandera; Babbu= Tonto; Banna= Lugar; Biviri= Beber/tomar.
La letra “c” se pronuncia fuerte si le siguen las siguientes vocales (a, o, u). Por ejemplo: Capu= Jefe; Cani= Perro/perra; Cammara= Habitación; Cori= Corazón; Corda= Soga; Comu= Como; Cuda= Cola (de un perro); Cu= Con; Curpa= Culpa; Cuteddu= Cuchillo.
La letra “c” seguida de las vocales e,i, se pronuncia con sonido suave, ya sean ce, ci, cci, ccia, cia, ciu. Su pronunciación debe ser como la “ch” en español.
En Siciliano los articulos definidos indican el genero de la persona,animal y cosa tanto femenino o masculino. Los cuales estan escritos de la siguiente manera en Siciliano: "La" para femenino, "Lu" para masculino, salvo una exepcion que no tenemos en la lengua española, "Li" que seria plural igual para masculino y femenino a "Los-Las", no hay diferencia de "Los a Las" es exactamente lo mismo.
Ejemplos:
Lu capu= El jefe. Li capi= Los jefes.
La porta= La puerta. Li porti= Las puertas.
Lu patri= El padre. Li patri= Los padres.
La matri= La madre. Li matri= Las madres.
En Siciliano solo hay dos formas de conjugaciones, infinitivos que terminen en -ari o en -iri.
En siciliano las palabras masculinas acaban con “u” mientras que las femeninas acaban con “a”. El plural es normalmente “i” tanto para las palabras masculinas como femeninas. El siciliano sustituye la “LL” italiana por “DD”, de forma que por ejemplo “bello” (bonito) sería “beddu” en siciliano.
Difiere del italiano y desciende del latín vulgar, con influencias del griego, español, catalán, francés, provenzal y del árabe,
Tiene una rica historia y literatura y un extenso vocabulario con más de 250.000 palabras, debido a la influencia de los distintos dominadores de la isla. El siciliano tuvo una fuerte influencia en la formación de la lengua maltesa, sobre todo hasta finales del siglo XVIII.
Ejemplo: El padre nuestro en siciliano
Patri nostru, chi siti 'n celu,
Sia santificatu lu vostru nomu,
Vinissi prestu lu vostru regnu,
Sempri sia fatta la vostra Divina Vuluntati
Comu 'n celu accussì 'n terra.
Dàtinillu sta jurnata lu panuzzu cutiddianu
E pirdunàtini li nostri piccati
Accussì comu nuautri li rimittemu ê nostri nimici
E nun ni lassati cascari ntâ tintazzioni,
ma scanzàtini dû mali.
Amen.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tutti l'omini nascinu libbiri cu a stissa dignità i diritti. Iddi hannu a raggiuni i cuscienza i hannu a travagghiari 'nzemmula cu spiritu di fratirnità.
El alfabeto sicialiano (alfabbetu, abbezzè o santacruci en siciliano) es el sistema de escritura utilizado para transcribir los fonemas de su lengua siciliana. Está basado en el alfabeto latino y, de acuerdo con la Gramática de Sicilia Salvatore Camilleri, consta de 23 grafemas.
Promovida por Federico II, entre los años 1230-1250 nace la escuela poética siciliana, siendo la primera forma de literatura laica en Italia. El poeta más significativo fue Iacopo da Lentini, reconocido por Dante (Purgatorio, canto XXIV) como fundador de la escuela siciliana y al cual se le atribuye, probablemente, la invención del soneto.
La literatura siciliana incluye todos los textos literarios escritos en lengua siciliana y se desarrolló en Sicilia desde el siglo XIII hasta nuestros días. Tiene un componente popular importante, porque durante siglos (y con frecuencia sigue siendo) la producción oral fue mucho más culta que la escrita.
Los estudiosos se enfrentan con una tradición textual popular, que ha sido codificada en el siglo XIX, y para un número menor de documentos escritos de gran valor literario.
A partir del 1250, con la muerte de Federico II y la disolución de la corte, la herencia de la escuela siciliana es tomada por el norte de Italia, especialmente la Toscana. Allí se forma la corriente de poetas que dará origen al dolce stil novo y la lengua italiana se afirmó como lengua del pueblo italiano; en cambio, el idioma siciliano fue degradado a simple habla regional.
unu, dui, tri, quattru, cincu, sie, setti, òttu, novi, dèci
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El istriano, istriota o istrioto es una lengua romance hablada en la región sur de la península de Istria, especialmente en las ciudades de Rovinj (Rovigno) y de Vodnjan (Dignano). Istria se encuentra ubicada en la parte superior del mar Adriático (en Croacia).
El nombre de Istria viene de los ilirios de la tribu de los Histri, tierra a la cual el geógrafo griego de la antigüedad Estrabón se refirió como una región agradable para vivir.
Algunos eruditos especulan con que los nombres Histri e Istria están relacionados con el Hister conocido latino, o Danubio.
Sus hablantes no usaron nunca la denominación "istriano" o "istrioto".
Tradicionalmente, existían seis nombres diferentes para cada uno de los dialectos de las localidades donde se hablaba. En Vodnjan se usaba el término "Bumbaro", en Bale "Vallese", en Rovinj "Rovignese", en Šišan "Sissanese", en Fažana "Fasanese" y en Galižana "Gallesanese".
El término istroto fue acuñado en el siglo XIX por el lingüista italiano Graziadio Isaia Ascoli.
Antonio Ive, Matteo Giulio Bartoli y Graziadio Isaia Ascoli fueron 3 lingüistas italianos que estudiaron, entre otros, a lo largo del siglo XIX y principios del XX el idioma istriota.
Posiblemente, hubo unos estudios claramente proitalianos viviendo como se vivía la época de exacerbado nacionalismo itálico conocido como irredentismo italiano.
Origen
Después de la caída del imperio romano de occidente los istrianos romanizados desarrollaron en el sur de la península de Istria una lengua neolatina propia: el istrioto.
Después de la caída del Imperio romano occidental, la región fue conquistada por los godos, los lombardos, anexionada al reino franco por Pipino III en 789, y después sucesivamente controlada por los duques de Carintia, Meran, Baviera y por el patriarca de Aquilea.
Desarrollo
A partir del año mil la mayor parte de Istria se convirtió en territorio de la república de Venecia.
Antes del año mil la lengua de casi toda la población istria era de tipo neolatino, pero - principalmente a partir del siglo XII - la República de Venecia empezó a trasladar desde afuera numerosas comunidades de lengua croata y eslovena hacia el interior de Istria, despoblado por epidemias y guerras.
A finales del Renacimiento la población eslava (gracias a su mayor fertilidad) ya alcanzaba casi el 40% del total.
Pasó a los Habsburgo en 1797, (invirtiendo este hecho temporalmente Napoleón en 1805-1813), cuando la península fue parte del Reino napoleónico de Italia.
En el breve periodo napoleónico del Reino de Italia (1805-1809), el académico Bartoli escribió que la lengua italiana era la oficial y era hablada (como dialecto veneciano) por casi dos tercios de los habitantes de la península istriana, al sur de la línea geográfica Trieste-Fiume.
Situación Actual
Después de la Segunda Guerra Mundial se verificó un enorme éxodo de 350.000 istro-italianos de Istria para escapar de la dictadura yugoeslava de Tito y los istrianos se redujeron a unos pocos millares. En Italia todavía viven muchos miles de estos refugiados, especialmente en Trieste.
Como consecuencia de esta emigración, la lengua croata ha sustituido al istriano como lengua principal en el sur de Istria.
Actualmente, en Istria, quedan solamente cerca de 2.000 hablantes de esta lengua, en su mayoría ancianos, por lo cual la Unesco ha calificado el istriano como una lengua en peligro de extinción.
A primeros del siglo pasado el lingüista Carlo Tagliavini estimaba que el istriano era hablado por 50.000 personas.
A principios del siglo XXI, se considera que el número de hablantes estaría entre un millar y dos millares y se consideraba la lengua como una lengua amenazada.
Sin que esté muy claro si estas denominaciones de dialectos istriotas es meramente una nomenclatura local o realmente existe variación dialectal entre ellas, se puede entender que existen o existieron 6 dialectos.
Bumbaro
Vallese
Rovignese
Sissanese
Fasanese
Gallesanese
El istriano es una lengua neolatina de clasificación dudosa, debido a las singularidades de la lengua que siempre ha tenido un número pequeño de hablantes.
El istriano ha sido clasificado de diferentes maneras por diferentes autores:
Lengua retorrománica relacionada con el ladin de los Alpes. Según el lingüista italiano Matteo Bartoli, el ladino se extendía hasta Istria hasta el siglo X, desde el sur de Istria a Friuli y al área oriental de Suiza.
Dialecto septentrional del italiano, no relacionado con el idioma véneto o con otras lenguas galoitalianas (opinión compartida por Tullio De Mauro y Maurizio Dardano)
Variedad de transición entre el idioma véneto y el extinto idioma dálmata
Lengua independiente dentro del grupo italo-dálmata (o hermanada en un subgrupo dalmático con el dálmata)
En la presente clasificación, incluimos el idioma istriota hermanado con el dálmata en el subgrupo italo-dálmata de las lenguas romance orientales continentales.
Puesto que la consonante zeta se pronuncia como en italiano, en istriota hay algunos que utilizan la 'z' para distinguir el sonido "s" de las sordas.
Una particularidad del istrioto arcaico es el cambio de la "d" en "g" cosa que se ha mantenido en algunas palabras.
La lengua istriana es una lengua neolatina recibió la influencia del veneciano, como consecuencia de más de mil años de dominación de la República de Venecia en Istria y en el mar Adriático.
Otra lengua que ha influido en el istriano, principalmente en el vocabulario, ha sido el italiano desde de la creación del Reino de Italia en 1861.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Dòuti i omi naso lèibari e cunpagni in dignità e diriti. Luri i uò la razon e la cusiensa e i uò da cunpurtase òun invierso l'altro cun spèirito da fradelansa.
Se utiliza el alfabeto latino.
Antes de la mitad del siglo XIX D.C. no hay testimonios escritos en istriota. De hecho, no existe una gramática bien definida del idioma.
Del "Canti Popolari Istriani" recolectados por Antonio Ive en el 1877.
Boùtete fora, pirsighèin d'amure.
Ti son la mandulèina inzucherada.
Ti son la mandulèina del mio core;
Boùtete fora, pirsighèin d'amure.
own/owna, dui, tri, kwatro, seynkwe, sey, sēte, ōto, nove, ǧize
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El dalmático o dálmata es una lengua romance extinta, hablada hasta el siglo XIX a lo largo de las costas de Dalmacia y en una pequeña parte de Albania.
Su nombre probablemente derive del nombre de un tribu ilírica llamados los dalmatae (dálmatas) que vivieron en la zona de la costa adriática oriental en el primer milenio A.C.
El nombre "Dalmatae" parece estar relacionado con la palabra albanesa Delme, que significa ovejas. La ciudad iliria de Delminium tiene la misma etimología.
Bartoli, influido por su maestro Meyer-Lübke y de Croce y Vossler, se interesa en la dialectología italiana y notablemente en la lengua dálmata.
Sus estudios sobre el idioma dalmático, Das Dalmatische (2 vol. 1906), son casi la única fuente que se conserva de esa lengua.
Tuone Udaina o Antonio Udina en italiano (1821 - 10 de junio de 1898) fue el último hablante nativo del dálmatico o dálmata, una lengua romance de lo que actualmente es Croacia.
Nacido en el norte de Dalmacia, Tuone Udaina hizo una vida relativamente pobre. Cursó la escuela primaria en su isla Veglia.
Unas frases suyas recogidas por Bartoli:
Yu yay foyt a skol day tšink yayn e dapú yu vay stat a skol tra yayn; yu yay studyút fenta i vapto yayn.
(Yo fui a la escuela desde los cinco años y después estuve en la escuela tres años; yo he estudiado hasta los ocho años)
M. Bartoli, Das Dalmatische Viena, 1906
Fue la principal fuente de conocimiento para el dialecto materno (el de la isla de Veglia, la actual Krk), aunque no era un informante ideal. El dálmata vegliota no era su lengua materna (Tuone hablaba en veneciano), y la había aprendido de escuchar las conversaciones privadas de sus padres. Además no había hablado el idioma en 20 años atrás con respecto a la época en la que actuó como informante. Trabajaba como barbero (de allí su apodo dalmático burbur). Una mina de tierra lo mató el 10 de junio de 1898, con lo que la lengua se extinguió definitivamente.
Origen
El Dalmático se desarrolló después de las invasiones barbáricas que arrasaron la Dalmacia romana. En efecto los ilirios romanizados de esta región se refugiaron en las islas dálmatas (y en algunas ciudades costeras de Dalmacia, como Iadera y Spalatum, actuales Zadar y Split) y allí sobrevivieron usando su propio idioma: el dalmático neolatino.
Desarrollo
En un tiempo antes del año mil, el Dalmático se extendía desde Segna (poco al sur de Fiume) al norte, hasta cerca de Antivari (Bar), o cuando menos Càttaro (Kotor) al sur. Ya los historiadores de las Cruzadas y los viajeros señalaban, desde el siglo XII en adelante, el «latín», «romance» o «franco» de la Dalmacia, especialmente de las ciudades de Zara (Zadar), Spalato (Split), Ragusa (Dubrovnik) y Antivari (Bar). En la isla de Veglia (Krk), Giambattista Giustiniani, procurador véneto en el Quarnero durante el siglo XVI, hablaba de la existencia de un «idioma propio, parecido al calmone...»
El dalmático tuvo vigor para resistir en los territorios donde su existencia era menos amenazada por la extensión de los dialectos eslavos, es decir, en las ciudades de la costa. Oprimida por el lado de tierra firme -al este- por los dialectos croatas, y al sur -aunque menos- por las variantes del albanés, pero amenazada, sobre todo, por la creciente penetración del véneto colonial, la lengua dalmática acabó por ser hablada en pocos enclaves, y aún allí, se fue extinguiendo con mayor o menor rapidez.
A mayor influencia véneta, más veloz la desaparición del dalmático. Así, por ejemplo, en Zara (Zadar), el dalmático se extinguió muy pronto por su relativa cercanía al véneto italiano, en tanto que en Ragusa (Dubrovnik), que sólo por un breve espacio de tiempo (1205-1358) dependió directamente de la República de Venecia, pero disfrutaba de una situación de independencia muy particular, el dalmático perduró hasta finales del siglo XV y fue lengua oficial de la República de Ragusa.
Del hecho de que la lengua estaba desapareciendo nos habla la decisión en 1472 del Senado de la República de Ragusa (Dubrovnik constituía una ciudad estado) legislando que a partir de esa fecha los debates se desarrollarían exclusivamente en lingua veteri ragusea, es decir, ragusano, además de prohibir utilizar la lengua croata.
Situación Actual
En un área apartada insular, en la isla de Veglia (Krk), el último nativo del dialecto vegliota, Tuone Udaina, conocido como Burbur, murió por una explosión accidental el 10 de junio de 1898.
En algún momento de la primera mitad del siglo VII, ante las invasiones de eslavos y ávaros que asolaban la península Balcánica, los ilirios romanizados que habitaban la ciudad de Epidauro (actualmente conocida como Cavtat o Ragusavecchia) buscaron refugio en un cercano asentamiento que recibía el nombre de Rausium, situado en la isla de Laus (que en griego significa "roca"), frente a la costa del Adriático. Un anónimo geógrafo bizantino de Rávena señala, en 667, como fecha de este acontecimiento el año 614.
Esta es la primera mención escrita que se hace de la ciudad de Ragusa, así de acuerdo con un famoso pasaje de Constantino Porfirogenito:
"En la lengua de los romanos, la ciudad no se llamaba Ragusa, se hacía mención a lo que está estaba situado encima de las colinas, en el idioma romano se llama Lau, La roca, de modo que los habitantes se llaman Lausaioi, que significa "aquellos que viven sobre la roca, se corrompe dicho apelativo hasta llegar a "Rausaioi".
La lengua dalmática, ya extinta, tenía dos dialectos principales, el vegliota, hablado en la zona norte y el ragusano, hablado en la zona sur cercana a la actual Dubrovnik. Si bien el vegliota pervivió hasta casi el siglo XX, el ragusano, que fue lengua oficial de la República de Ragusa durante mucho tiempo, se extinguió en el siglo XVI.
Vegliota
El vegliota era un dialecto dalmático hablado en la isla dálmata de Veglia (Krk) que se extinguió en 1898 cuando murió su último hablante, llamado Tuone Udaina.
Ragusano
El ragusano era un dialecto dalmático hablado durante la Edad Media en la ciudad de Ragusa (actualmente es la ciudad croata de Dubrovnik, siendo Ragusa su nombre en italiano).
Perteneciente al románico oriental, se suponía que esta lengua era el eslabón faltante entre el rumano y el italiano, pero actualmente parece que era similar a las otras lenguas romances occidentales con respecto al italiano y que tiene alguna conexión sólo con los dialectos rumanos vecinos, como por ejemplo el istrorrumano, hablado en la vecina Istria, en Croacia.
En la presente clasificación, se hermana con el istriota y el subgrupo italorromance, dento de las lenguas italodálmatas. Es posible elucubrar una relación con el panónico, pero es demasiado atrevido.
Las vocales tónicas del vegliota, estuviesen en posición libre o trabada dentro de la sílaba, evolucionaron del siguiente modo:
Latín -ī
Trabada: mīlle > mel; fīlia > feλa.
Libre: dīco > dáik, rīpa > ráipa; -ītu > -áit; -īre > -ér.
Latín -ĭ
Trabada: mĭttit > mat; ĭlla > jala; lĭgnu > lank; pĭsce > pask.
Libre: nĭve > nai; pĭlu > pail; pĭra > paira.
Latín -ē
Trabada: stēlla > stalla; vēndere > vandro.
Libre: vēlu > vaila; -ēbat > -aja; -ētu > -áit.
Latín -ĕ
Trabada: fĕrru > fiar; hĕrba > járba; pĕlle > piál; sĕptem > s(i)ápto; mĕrda > miárda; fĕsta > fiásta.
Libre: pĕde > pi; pĕtra > pitra; mĕle > mil; bĕnē > bin.
Latín -ă/-ā
Trabada: cabăllu > kabúl; părte > puárt; păssu > puás; arbore > iuárbul.
Libre: măre > muor (mur); placet > pluk; -ānu > -un; āre > -ur; -ātu > -ut; -āta > -uota.
Latín -ŏ
Trabada: cŏllu > kuál; grŏssu > gruás; fŏrte > fuárt; pŏrcu > puárk; mŏrte > muárt; pŏrta > puárta; dŏrmit > duármi.
Libre: nŏvu > nuf; nŏve > nu(f); fŏcu > fuk; lŏcu > luk.
Latín -ō
Trabada: XXXX.
Libre: sōle > sául; sorōre > seráur; -ōsu > -áus.
Latín -ŭ
Trabada: bŭcca > buka.
Libre: gŭla > gáula; crŭce > kráuk; nŭce > náuk.
Latín -ū
Trabada: nūlla > nolha; mandūcat > manonka; ūndecim > jónko; quindecim > *cūndecim > ćonk.
Libre: dūru > doir; cūlu > ćoil; ūnu > join; tū > toi; crūdu > kroit; lūcet > lóik; ūdu > jóit; ūva > joiva; -ūra > -óira; -ūtu > óit; -ūta >-óita.
Una tendencia analítica se puede observar en dalmático: sustantivos y adjetivos comenzaron a perder sus inflexiones de género y número, la declinación nominal desapareció por completo, y las conjugaciones verbales comenzaron a seguir el mismo camino; pero el verbo mantuvo persona y número, salvo en tercera persona (en común con los dialectos rumanos y varios de Italia).
El artículo definido precede al nombre, a diferencia de las lenguas romances del Este (como Rumania y salvo los dialectos del sur de Italia), que tienen que postponerlo al sustantivo.
Es interesante notar cómo el dalmático mantuvo las palabras latinas relativas a la vida urbana que el rumano, por su parte, perdió rápidamente. Se supone que la población dálmata había tenido una vida urbana bastante activa, mientras que los rumanos fueron obligados a huir a las montañas durante la época oscura.
Algunas palabras que dan una idea del vocabulario vegliota (dialecto dalmático): iuárbul "árbol", guápto "ocho", s(i)apto "siete", kuatuárko "catorce", sául "sol", seráur "hermana", jóiva "uva", jóin "uno", si "seis", noi "nosotros", voi "vosotros", iárba "hierba".
El Padre Nuestro en Dálmata
Tuota nuester, che te sante intel sil, sait santificuot el naun to. Vigna el raigno to. Sait fuot la voluntuot toa, coisa in sil, coisa in tiara. Duote costa dai el pun nuester cotidiun. E remetiaj le nuestre debete, coisa nojiltri remetiaime a i nuestri debetuar. E naun ne menur in tentatiaun, miu deleberiajne dal mal. Amen.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a los que nos deben. No nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amen.
El alfabeto dalmático es una variación del latino:
A B Č D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
El ragusano (dialecto dalmático) nos ha llegado merced a unos pocos textos, de naturaleza breve; especialmente gracias a dos cartas, fechadas en el siglo XIV, en 1325 la una y en 1397 la otra. También se conservan unos textos medievales que dejan a las claras las influencias de la lengua italiana, especialmente del dialecto hablado en Venecia.
Además se conservan unos textos de un italiano, Filipo Diversi, quien dirigió una escuela en Dubrovnik en los años 1430 y cita una serie de palabras en ragusano (pen pan, teta padre, chesa casa, fachir hacer).
join, doi, tra, kwatro, chenk, si, sapto, guapto, nu, dik
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La lengua romance de Panonia es una lengua extinta que se hablaba en la romanizada Panonia después de la caída del Imperio romano de occidente hasta el siglo décimo.
Julius Pokorny derivó el nombre "Panonia" del ilírico, a partir de la raíz proto-indoeuropea *pen-, "lago, agua, humedad" (cf. inglés fen, "pantano"; hindi pani, "agua", castellano: "pan-tano").
Es el nombre de los panonii, un grupo de tribus illirias prerromanas.
Según la lingüista rumena Roxana Curcă, la principal fuente de información sobre la extinta lengua romance de Panonia son los muchos topónimos en el área del lago Balatón y algunos antropónimos, hidrónimos y etnónimos que vienen de la cultura de Keszthely. El mismo propio Keszthely (pronunciado en Húngaro "Kestei") es similar al veneciano / istriano castei, que significa "castillo", y es probablemente una palabra original de la lengua romance panona, según el lingüista húngaro Julius Pokornyin.
Lingüistas (como el italiano Carlo Tagliavini) la consideran una lengua indoeuropea Centum, con probables raíces célticas. El nombre de la aldea fortificada Keszthely viene del latin castellum 'castillo'. El lingüista Julius Pokornyin (en su Indogermanisches Etymologisches Worterbuch) escribió que la palabra *kestei (como viene pronunciada en húngaro) es similar a la palabra veneciana caestei, que viene del latín castra y significa 'castillo', siendo esta una de las pocas palabras sobrevivientes de la lengua romance panona.
Origen
Las provincias panonias sirvieron de primera barrera de contención frente a los germanos de allende el Danubio, y el control imperial sobre ellas no se relajó hasta que los visigodos entraron en el Imperio bajo Valentiniano I y Valente.
La derrota de este último en Adrianópolis trajo consigo que bandas de visigodos saquearan toda la llanura panónica, hasta que Graciano cedió la zona al norte del Save a los visigodos.
Cuando este pueblo, dirigido por Alarico I, invadió Italia a principios del siglo V, ya bajo Honorio y Arcadio, la zona fue ocupada por los gépidos.
Desarrollo
A mediados del siglo V Panonia fue cedida a los hunos por Teodosio II, y después de la muerte de Atila pasó a manos de los Ostrogodos (456-471), Lombardos (530-568), ávaros (560 - c. 800), eslavos (establecidos aquí desde aproximadamente 480; de forma independiente entre 800 - 900), magiares (modernos húngaros) (desde 900/901).
La población romanizada de Panonia (que el historiador Theodor Mommsen calculó en unos 200.000 habitantes alrededor del siglo cuarto) sobrevivió las invasiones bárbaras (hunos, godos, ávaros, etc.) aunque reducida a unos pocos millares en el siglo VI, principalmente en aldeas fortificadas como Keszthely y la actual Fenékpuszta.
Había otros lugares donde se siguió hablando el latín vulgarizado después del siglo V: Pécs, Sopron, Szombathely, Dunaújváros. En estas localidades se han encontrado muchas reliquias cristianas, con inscripciones en latín.
Carlomagno, cuando conquistó la Panonia en el año 796, encontró una población de lengua romance que tenía clerici illiterati (curas sin instrucción) y que había sobrevivido -gracias a su artesanía- la asimilación forzada impuesta por los dominadores Avaros.
Pero fue en el extremo occidental del lago Pelso (ahora llamado lago Balatón) donde se formó una peculiar sociedad de artesanos, llamada la cultura de Keszthely, de la cual nos quedan más de 6.000 tumbas y muchos productos artesanales (inclusive en oro).
Esta cultura, según el académico rumano Alexander Magdearu (en Românii în opera Notarului Anonim) sobrevivió hasta el décimo siglo y utilizó la lengua romance panona.
En el s. IX, el castillo de Fenékpuszta fue reconstruido por los francos, pero con la llegada de los magiares (en el siglo siguiente) desapareció todo vestigio de la Cultura de Keszthely.
Situación Actual
En el área del lago Balatón han sido encontradas 6.000 tumbas pertenecientes a esta población romanizada, que desapareció con la llegada de los magiares en el siglo décimo.
Para la población romanizada de Panonia esto supuso sufrir grandes privaciones, pero un pequeño grupo de estos panonios sobrevivió alrededor del lago Balatón, creando la llamada cultura de Keszthely, y mantuvo su lengua romance panona hasta el siglo X.
La lengua romance panona era hablada alrededor del lago Balatón en Hungría occidental, principalmente en las aldeas fortificadas de Keszthely y Fenékpuszta. Otros lugares donde se encontraron tumbas de los panones romanizados en el siglo VI eran: Pécs (la romana Sopianae), Sopron (Scarbantia), Szombathely (Savaria), Tokod y Dunaújváros.
El área alrededor del lago Balatón tiene un clima casi mediterráneo, parecido al de los lagos subalpinos en el norte de Italia. Según Alexandru Magdearu este clima es una de las razones del porqué los panones romanizados se quedaron en Keszthely y no huyeron -durante las invasiones bárbaras- hacia las relativamente cercanas costas del mar Adriático.
Sin datos disponibles, cabe especular con la división entre el panonio inferior y el superior, derivado de la división administrativa del Imperio Romano tardío.
Más allá de las posibles influencias de sustrato céltico o incluso illírico, cabe clasificar la lengua panónica romance dentro de las orientales continentales, si bien queda poco claro si dentro de un conjunto de lenguas balcánicas romances o más bien próxima a otras lenguas italo-dálmatas.
Sin datos disponibles.
Sin datos disponibles.
Muchos topónimos en el área del lago Balatón tienen raíces en la extinta lengua de los panones romanizados.
La lengua romance panona probablemente contribuyó a la creación de las 300 palabras básicas del "substrato latino" de las lenguas romances balcánicas, según el lingüista rumano Alexandru Rossetti (en su Istoria limbii române).
Posiblemente, el alfabeto latino.
No parece que dejaran constancia escrita de su idioma. O no ha sido encontrada.
Sin datos disponibles.
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El idioma istrorrumano o istriorrumano es el idioma más occidental del conjunto balcanorrománico, se habla en el sector croata de la Istria oriental.
No confundir con el istriano o istriota.
El nombre de istrorrumano es una combinación de Rumano e Istria, lugar en el que se habla este idioma procedente de un proto-dacorrumano del que se excindió en algún momento entre el siglo IX y X D.C.
Algunos estudios están reflejados en el "Ensayo sobre el lenguaje válaco como se habla por Romanici de 'Istria". Carlo y Friderico. [Tomado de: L'Istria, Tipografía del Lloyd austríaco (Trieste, 1849), p. 236]
Origen
Algunos lingüistas creen que los istrorrumanos migraron a su presente región de Istria y a la ciudad de Trieste hace unos 1000 años desde Transilvania. Se considera que los istrorrumanos emigraron hacia las costas del Adriático desde Transilvania y Valaquia (regiones de Rumania) hacia el año 1000, forzados por los conflictos en su territorio de origen.
El primer registro histórico de los rumanos en Istria data de 940 cuando Constantino VIII registró los hablante de lenguas romances en esta zona en De Administrando Imperio, diciendo que se denominaban a sí mismos como romanos, pero con esto se podría referir también a los hablantes de istriano (istriota) o de algún dialecto dálmata.
El escritor e historiador italiano Giuseppe Lazzarini cree que hay más de 5000 descendientes de istrorrumanos en Istria en la actualidad aunque la mayoría de ellos se identifiquen con otro grupo étnico. Cree que los istrorrumanos son descendientes de los legionarios romanos (enviados por Augusto para colonizar los límites de Italia) y los pastores arrumanos que escaparon de las invasiones otomanas para asentarse en el siglo XIV en una Istria despoblada por las plagas. Pero esta hipótesis parece aventurada y con cierto afán nacionalista de irredentismo italiano.
Desarrollo
Pavle Ivić, un lingüista serbio, citó la hipótesis de una población romana de cierto tamaño habitara los Balcanes desde el oeste al este cruzando la antigua Yugoslavia antes del siglo X. La hipótesis indica que estas poblaciones, reducidas por epidemias, plagas y guerras, se mezclaron con los primeros istrorrumanos que emigraron a Istria, pero no hay registros históricos que los corroboren.
En 1329, cuando las crónicas serbias mencionan que la población valaca vivía en Istria, aunque hay una mención anterior del siglo XII de un líder en Istria llamado Radul (como el nombre rumano).
Ha habido descubrimientos recientes que sugieren que los istrorrumanos (más probablemente los válacos en general) estaban ya presentes en cierta regiones en los alrededores de Friuli en el siglo XIII.
Situación Actual
El censo italiano de 1921 (que tendía a considerar todo idioma como "dialecto italiano" romance) sólo mencionaba a 1644 hablantes de esta lengua; las estimaciones dadas por algunos lingüistas en 1926 señalaban unos 3000 hablantes de istrorrumano.
Algunos de los motivos para este proceso de extinción han sido las políticas aculturadoras de los estados que han dominado la península de Istria; en especial ya desde el pangermanismo desde el último cuarto de siglo XIX y hasta 1945, o la asimilación durante el control de toda Istria por Italia (1920-1945), o luego las prácticas similares llevadas a cabo por Yugoslavia, práctica que aún mantiene en gran medida el gobierno de Croacia: Los istrorrumanos no son considerados oficialmente una nacionalidad, carecen de escolaridad pública en su idioma, y han carecido de medios de comunicación masivos (prensa, televisión, etc.) en su idioma.
En los censos realizados a inicios de siglo XXI sólo entre 500 a 1000 personas declaraban usar habitualmente el istrorrumano y unas en total sólo 3000 (incluyendo a las cifras anteriores) personas lo hablaban con suficiente fluidez. Por este motivo tal idioma se encuentra cercano a la extinción y se encuentra en el Libro Rojo de las Lenguas Amenazadas de la Unesco.
En la actualidad su área se encuentra restringida a la zona en torno al monte Učka (o Montemaggiore), principalmente en las pequeñas llanuras de Žejane/Seiane y Šušnejevica/Ciceria (Cicceria).
Los integrantes de la etnia istrorrumana se autodenominan vlaşi (valacos), rumâri o rumâni; aunque la población que les rodea les llama ćiribiri o ćići o (en italiano) cicci.
Aunque no existen cifras fiables disponibles, se calcula que el número de hablantes no supera los 1.500, todos bilingües (con el serbocroata), lo que pone en grave peligro la supervivencia de la lengua.
No hay niños que la hablen y muy pocos jóvenes. Está seriamente amenazada. El grupo étnico más numeroso vive en Nueva York.
No se conocen dialectos de este idioma.
Algunos lingüistas rumanos argumentan que los demás idiomas balcorrumanos son meros dialectos del dacorrumano que se originó en una evolución del protorrumano.
En la presente clasificación, el istrorrumano se hermana al rumano o dacorrumano así como a otras lenguas balcorrumanas procedentes todas ellas de ese antepasado protorrumano, pero con características suficientes para ser consideradas lenguas independientes.
A pesar de las influencias fuertes y persistentes que vienen de siglos del croata, esloveno e italiano, el rstro-rumano, en particular la variante hablada en Jeiăn, tiene relativamente bien conservadas sus estructuras básicas de fonética y morfosintaxis.
El istro-rumano es uno de los pocos casos en que un idioma, hablado por un pequeño número de personas que no tuvieron, durante siglos, -y siguen sin tener- ningún tipo de instituciones culturales de su propia lengua, lo que podría haber facilitado su conservación como un medio de comunicación, ha perdurado hasta nuestros días.
Debido a la circunstancia histórica, casi siempre poco propicia, los istro-rumanos no tenían ni escuelas permanentes, ni una iglesia que hablase su lengua, ni notables tradiciones culturales y literarias, como los macedo-rumanos sí hicieron. Por todo esto, han persistido como una "isla lingüística".
El artículo tiene dos formas: definidos e indefinidos. El artículo definido puede ser nominal o adjetival. El nominal es aquel que se añade a los nombres, y el adjetival colocado antes de adjetivos.
Las formas nominales son: para los sustantivos masculinos: -l y -le, para femeninos -a en singular, y para masculino -i y femenino -le en plural.
Sin embargo, como en el Daco-rumano hablado se ha caído la -l del artículo determinado masculino singular dejando la vocal -u- vinculada, por ejemplo, DR Lupul > IR Lupu (el lobo), DR Ursul> IR Ursu (el oso), DR mielul > IR mľelu (el cordero).
El -le se utiliza para todos los nombres masculino singular que terminan en -e, por ejemplo, fråtele (el hermano), sorele (el sol), carele (el perro).
Algunos ejemplos de sustantivos masculinos muestran terminaciones de los casos, nominativo = acusativo, genitivo = dativo. El caso vocativo no se muestra pues coincide normalmente con el nominativo.
Los adjetivos tienen tres géneros, las formas masculinas y femeninas del latín, mientras que la forma neutra es de origen eslavo, bajo la influencia sintáctica de la utilización de los neutros en eslavo. Por ejemplo, bur, burĕ, buro (bueno). El adjetivo comparativo es måi bur (mejor) y el superlativo es ćel måi bur (la mejor).
Los pronombres definidos pueden ser personales, posesivos, demostrativos, relativos e interrogativos.
Algunos préstamos lingüísticos sugieren que antes de su llegada a Istria, los istrorrumanos vivieron durante un cierto tiempo en la costa dálamta del río Cetina, donde se observan nombres acabados en -ul desde la Edad Media.
De todas formas, es lingüísticamente evidente que el istrorrumano se separó del grupo dacorrumano más tarde que otras variantes del grupo romance oriental (tales como el arrumano y el meglenorrumano)
Padre Nuestro en Istro-rumano
Ţåțe Nostru
Ţåte Nostru cårle sti în țer,
Neca se posvete lumele Tev
Neca vire craľevstve Te
Neca fie voľa Te,
Cum ie în țer, så si pre pemint.
Pâra nostre såca zi de ne åstez
Si oproste ne nostre dugure,
Ca si si noi oprostin lu nostri duzniț,
Si nu ne duțe în nåpast
Nego libere ne de rev.
Amen.
El alfabeto istro-rumano se basa en la alfabeto rumano estándar y por lo tanto la pronunciación de la mayoría de las letras es bastante similar.
Además de las letras que se encuentran en el alfabeto rumano estandar, el istro-rumano tiene tres letras adicionales que se utilizan para sonidos específicos de este idioma: Å å | Ľ ľ | Ń ń. De éstos, los dos últimos, Ľ ľ | Ń ń, se encuentran también en los alfabetos utilizados en la redacción de los otros dos dialectos balcorrumanos, aromúnico y meglenorrumano.
Estos sonidos, sin embargo, también se encuentran en rumano hablado en ciertas zonas del país de la actual Rumanía, pero no se consideran parte de la lengua estandarizada. El tercer sonido Å å es un sonido singularmente istro-rumano.
No hay una tradición literaria local; sin embargo, Andrea Glavina, un istrorrumano educado en Rumanía, escribió en 1905 Calendaru lu rumeri din Istrie ("El Calendario de los rumanos de Istria"). En este libro escribió muchos cuentos folclóricos de su pueblo. También A. Kovačec anotó en 1998 una serie de cuentos istrorrumanos actuales y canciones tradicionales originales.
Cuando Andrea Glavina creó la primera escuela istrorrumana en Valdarse (donde fue el primer alcalde) en 1922, compuso el siguiente "Imnul Istro-romanilor" (parcialmente influido por la lengua rumana actual):
Himno istrorrumano
Roma, Roma i mama noastra
noi Romani ramanem
Romania i sara noastra
tot un sang-avem
nu suntem siguri pe lume
si'nea avem frati
Italiani cu mare lume
mana cu noi dati
ca sa fim frate si frate
cum a dat Dumnezeu
sa traim pana la moarte
eu si tu si tu si au.
Roma, Roma es nuestra madre
seguimos siendo romanos
Romania es nuestra hermana
todos tenemos la sangre
no estamos solos en el mundo
si tenemos hermanos
Italianos de nombre ilustre
nos dieron una mano
somos hermanos y hermanas
como lo ha establecido el Señor
así lo sostendremos hasta la muerte
yo contigo y tú conmigo.
un/ur, doi, trei, påtru, ćinć/ţinţ, şåse, şåpte, opt/osăn, devet, zåće/zeće/deset
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El idioma rumano (limba română) es una lengua indoeuropea que pertenece al grupo oriental de las lenguas romances. Entre ellas, ocupa la 5.ª posición en cuanto al número de hablantes, siguiendo al español, portugués, francés e italiano.
El idioma rumano, es el idioma oficial de Rumania. Es el único país del bloque eslavo de Europa Central y de Este, que tiene un idioma neolatino dominante, que es una continuación del latino hablado en tiempos antiguos en Dacia y Moesia (antiguas provincias romanas).
La lengua rumana es hablada aproximadamente por 24 millones de personas, de las cuales la mayoría, más de 20 millones, vive en Rumania, donde es la única lengua oficial y, además, conforme a los datos de 2002, materna para el 90% de población.
En Moldavia, también es oficial pero se llama oficialmente moldavo. Por motivos políticos, hasta el año 2013, las autoridades de Moldavia usaban la denominación moldavo, actualmente, rumano. Es la lengua materna para el 80% de población.
Es uno de los seis idiomas oficiales en la provincia autónoma serbia de Voivodina. Es uno de los idiomas oficiales de la Unión Latina y uno de los idiomas oficiales de la Unión Europea. Además, se habla en las comunidades de emigrantes rumanos en Alemania, Estados Unidos, Francia, Israel, Rusia, o más recientemente, España e Italia, entre otros.
La denominación «român» proviene del latín RŌMĀNUS y es un semicultismo influido por su doblete culto «roman»; el resultado regular sin influencia culta habría sido «rumân». En el siglo XVII empezó el proceso de diferenciación semántica entre ambas palabras, «român» conservó su significado etnolingüístico, mientras «rumân» lo cambió a «gente ordinaria» y, después, a «esclavo». Sin embargo, es la palabra más antigua la que pasó a otros idiomas, resultando en palabras como «rumano» en español, «roumain» en francés, «rumanian» en inglés o «rumuński» en polaco.
Entre los años 1953 y 1964, debido a la reforma de la ortografía, el nombre de la lengua se escribía en rumano «romînă». Entre 1964 y 1993, «română» y sus derivados fueron las únicas palabras rumanas que se escribían con la â en lugar de la î.
Por motivos de diferenciación tipológica, la lengua rumana también es llamada dacorrumano.
El nombre «dacoromân», es decir, «dacorrumano», hace referencia a la antigua provincia romana de Dacia, cuyo territorio forma hoy una gran parte de Rumanía. Otras tres lenguas romances orientales hacen referencias parecidas: «macedorrumano» a Macedonia, «meglenorrumano» al valle del río Meglená en Grecia e «istrorrumano» de la península croata de Istria.
El apelativo voloch (del que deriva vlach y valaquia) fue dado originalmente por sus vecinos eslavos a las poblaciones mayoritarias de Rumania y Moldavia, así como a pequeños grupos ubicados en la península Balcánica al sur y al oeste del Danubio, aunque estos pueblos no se denominan a sí mismos vlach sino romani, romeni, rumeni, o aromani.
Hay lingüistas que consideran que es el idioma que más se parece al idioma latín de todas las lenguas derivadas del idioma latín, (italiano, frances, catalan, portugues, castellano) aunque tiene influencias de otros idiomas sobre todo eslavos.
Hay dos posturas para explicar el origen de los rumanos y de su lengua:
Teoría traco-dacia
Una teoría dice que sus antecesores fueron una tribu tracia que vivía en Dacia y entabló lazos de parentesco con los colonos romanos y asimiló su cultura y su lengua. Tras la salida de los romanos de Dacia (271 d.C.) la región quedó sometida a una serie de invasiones bárbaras. Según algunos, los dacios romanizados permanecieron en la zona encontrando refugio en los Cárpatos, donde estuvieron por varios siglos como pastores y granjeros hasta que las condiciones les permitieron regresar a la llanura.
Cuando las invasiones bárbaras cesaron los vlachs, que eran vistos según esta teoría como un grupo de inmigrantes, se movieron hacia las regiones romanizadas al sur del Danubio y a otras partes de los Balcanes. Esta teoría cita el gran papel que los vlachs jugaron en la formación y desarrollo del II Imperio Búlgaro (también conocido como Imperio de los Vlachs y los Búlgaros, fundado en 1184) siendo evidencia de que la población vlach se había desplazado hacia el sur del Danubio.
Hacia el siglo XIII los vlachs se reestablecieron en las tierras al norte del Danubio, incluyendo Transilvania, donde constituyeron la gran masa de la población. Desde Transilvania emigraron a Walaquia ('tierra de los vlachs') y Moldavia, que se convirtieron en entidades independientes en los siglos XIII y XIV, combinándose para formar lo que hoy conocemos como Rumania al final del siglo XIX.
Otros vlachs, como los zinzaros, emigraron a otras regiones de los Balcanes y se asentaron en las montañas de Tessalia. Según Anna Comnena, historiadora bizantina que vivió en el siglo XII, fundaron el Estado de la Gran Walaquia, que abarcaba el sur y el centro de la cadena montañosa Pindus y parte de Macedonia. Tras el establecimiento del Imperio latino de Constantinopla en 1204 la Gran Walaquia fue absorbida por la soberanía del gobierno griego de Epirus, siendo después anexionada a los serbios y en 1393 cayó en poder de los turcos. Otro asentamiento vlach, llamado la Pequeña Walaquia, estaba ubicado en Aetolia y Acarnania. Además, los vlachs conocidos como morlachs o mavrovlachi, habitaron en regiones montañosas de Montenegro, Herzegovina y Albania septentrional así como en la costa de Dalmacia, donde fundaron Ragusa (actual Dubrovnik). En el siglo XIV algunos morlachs se desplazaron hacia Croacia. En el siglo XV otros llamados ćići se asentaron en Istria, donde hasta el día de hoy hay una comunidad hablante istriana.
Teoría romana
La otra postura dice que los vlachs son descendientes de los antiguos romanos que en los siglos II y III d.C. ocuparon la Dacia, una provincia romana de la región de Transilvania y de los Cárpatos en la actual Rumania.
Según esta postura hay evidencias que apuntan a que no hubo una discontinuidad en la población local tras el año 271. En ese sentido se puede invocar la toponimia, tal como se aprecia en los nombres antiguos y actuales de "Alutus" como Olt, el río "Samus" como Somes, el río "Maris" como Mures, el río "Argessos" como Arges, el río "Dierna" como Cerna, el río "Porota" como Prut, etc. Igualmente en el corazón de los Cárpatos orientales se encuentra la localidad llamada Abrud, a la que los romanos la llamaban "Abruttus", "Petrodava" se llama ahora Piatra Neamt. También hay otras evidencias arqueológicas de los siglos IV, V y VI que apoyarían esta postura.
En el 106 d. C., el Emperador Trajano, tras una campaña militar iniciada en el año 101, fundó la provincia romana de Dacia. Aunque no se conocen con certeza los límites precisos de esta provincia, parece que abarcaba Valaquia, Oltenia, el Bánato, al menos el sur de Transilvania y parte de Moldavia. En el año 118-19, con Adriano, esta zona pasó a dividirse en dos provincias: Dacia Superior (en el norte y centro) y Dacia inferior (en el sur). Más adelante (aprox. 167-69), pasaría a dividirse en tres. De acuerdo con las pruebas existentes, este territorio fue ocupado por colonos procedentes de muchas partes del Imperio Romano que, junto con la administración militar y civil, introdujeron el uso, muy extendido, del latín.
Origen
El protorrumano (también llamado româna comună "rumano común" o străromâna "rumano antiguo") es una lengua romance que evolución del latín tardío y se diversificó en los Balcanes, habiéndose diversificado a partir del siglo X dando lugar al dacorrumano, meglenorrumano, macedorrumano e istrorrumano.
Es muy posible que la lengua rumana antigua, proto-rumano, naciera en la orilla derecha del Danubio dadas las concordancias con la lengua albanesa, del carácter búlgaro de los elementos eslavos del rumano, de ausencia de elementos germánicos antiguos, etc. lo que induce a suponer que el lugar de formación de la lengua tuvo que estar más o menos situado en la Serbia histórica.
En el siglo IX el protorrumano ya tenía una estructura claramente diferenciada del resto de lenguas románicas. Muchas de sus características diferenciadores se encuentran en otras lenguas romances orientales. En esa época ya se testimonia la presencia de centenares de préstamos léxicos procedentes de las lenguas eslavas (de la misma manera que las lenguas romances occidentales habían adoptado multitud de préstamos germánicos). También presentaba algunos pocos préstamos latinizados del griego, aunque no se registraba influencia del húngaro.
La extensión original y el lugar de formación del protorrumano es un problema, abierto la mayoría de historiadores lo sitúan al norte de la línea Jireček. La ocupación romana dio lugar a un sincretismo dacio-romano, similar al desarrollado en la Galia, cuyo resultado final fue la romanización de los dacios y los tracios que estaban en el límite de la esfera de influencia romana. Esta romanización llevó a la desaparición del idioma dacio en amplias regiones, aunque se sospecha que el albanés es un descendiente directo del dacio, ya que muchas palabras prerromanas del rumano, cuyo substrato fue el dacio, parecen emparentadas con las correspondientes palabras del albanés.
El latín de la provincias orientales empezó a mostrar características dialectales propias a partir del siglo II d. c. La conformación del protorrumano se sitúa entre los siglos II y VI o VII d.C. Diversos historiadores consideran el siglo V como la fecha más tardía en la que pudieron haber aparecido diferencas entre el protorromance occidental y oriental, mientras que el romance vernacular, llamado română comună, se habría formado entre los siglos V y VIII.
La siguiente oleada de pueblos migratorios es mucho más fuerte, y determina las características de todo el espacio lingüístico de la zona. Los eslavos se asientan tanto al norte como nl sur del Danubio, dispuestos a constituir formaciones estatales. El momento en que se consolida la convivencia entre una población fuertemente romanizada y las tribus eslavas, se plasma en el nacimiento de una lengua nueva: el rumano, en el espacio situado al norte del Danubio. En cambio, la antigua Moesia, fuertemente romanizada, sigue manteniendo bastante más tiempo la organización estatal romana y participa de la organización inicial del Imperio Romano de Oriente, si bien no resiste ante los embates migratorios.
Los eslavos se expanden por la Península Balcaníca, aislando los núcleos de población que hubieran podido desarrollar una lengua románica. En la historia más temprana del rumano encontramos un primer momento de opresión, similar, sin duda, a otros de la Romania. El sur del Danubio olvida su pasado latino: se funda el Reino Búlgaro en el siglo VII y la lengua incipiente de origen latino queda relegada a zonas muy concretas y limitadas dentro del espacio de los Balcanes.
Desarrollo
El rumano pasa de una lengua en expansión a una lengua oprimida. Si bien siempre se ha dado una tendencia a la integración, un deseo de unión con el núcleo originario. Este movimiento centrípeto empieza precisamente con los arrumanos, que, a pesar de mantener cierta independencia y peculiaridades lingüísticas y literarias con respecto al daco-rumano, acusa el aislamiento y su difícil situación entre el elemento búlgaro, griego, serbio y albanés, y promueve el seguimiento del dacorrumano como meta y modelo lingüístico-literario.
Como es natural en la época, el desarrollo de una nueva lengua se ve frenado y entorpecido por las repetidas invasiones; bien sean los hunos, los avaros, los tártaros, los cumanos o finalmente los húngaros. Desde sus inicios se trata de una lengua si no perseguida, por lo menos, en un continuo estado de acoso. Es difícil para nosotros siquiera plantear los problemas fundamentales del dacorrumano en la Edad Media. Así como hay suficiente información para poder hablar de la creación de los primeros estados rumanos tanto en Valaquia como en Moldavia —hay muy poca para seguir precisamente los «avatares de la lengua».
A la lengua rumana que era, de hecho, el único vehículo de comunicación válido se la relega a realizarse fundamentalmente en su aspecto oral. Se escribía en eslavo (slavon), en griego y en latín; se hablaba en rumano pero los testimonios que tenemos de la realidad lingüística de la época anterior al siglo XV son escasos, esporádicos y poco relevantes. El análisis del rumano escrito a partir de finales del siglo XV indica una lengua consolidada, evolucionada desde el punto de vista fonético, morfosintáctico y léxico y capaz de servir como instrumento en los registros más variados. Todo esto supone también cierta práctica de la escritura y de la traducción al rumano —por desgracia no hay documentos, ni textos que apoyen las hipótesis formuladas por historiadores y lingüistas. Estamos ante un segundo período de opresión del rumano por parte, principalmente, del eslavo medio que desempeña no sólo el papel de lengua de culto y cancillería sino, es de suponer, el de la realización textual, en general.
Solamente a partir del siglo XVI el rumano empieza a afirmarse también en su realización escrita relegándose el eslavo rápidamente al uso restringido de una lengua de culto religioso. Incluso la promoción de la traducción de los textos sagrados al rumano, así como el desarrollo de una actividad más continuado de la enseñanza del mismo consolidan la lengua en todos sus aspectos, colocándola en una posición privilegiada frente al eslavo.
En cambio, la situación del rumano en Transilvania es bien distinta. La presencia húngara en esta zona se limita, en principio, a la clase dirigente pero observa un proceso de hungarización paulatina de los nobles rumanos, hasta el siglo XV. Este fenómeno tiene como consecuencia el apartamiento de los rumanos de la vida política del espacio en que habitan por derecho propio; en la vida pública se admiten cuatro religiones: la católica, la luterana, la calvinista y la unitaria ya a finales del siglo XVIII. El ortodoxismo es declarado sólo religión tolerada. Incluso después de la victoria de los turcos y el paso de Transilvania a depender del Imperio Otomano, el régimen de los rumanos sigue igual. Los rumanos de «Ardeal» carecen de un estatus político al igual que los pueblos cristianos de los Balcanes. La única institución a través de la cual se les puede identificar es la iglesia ortodoxa que, sin embargo, no podía proporcionar a sus feligreses un cuadro institucional para manifestarse como etnia y emplear su propio idioma.
Situación Actual
En la época en que el Imperio Habsburgo estaba en plena expansión, hacia mediados del siglo XVIII, en 1774, la parte norte de Moldavia sufre la ocupación de las tropas austríacas como consecuencia de un acuerdo secreto entre la Sublime Puerta y la Corte de Viena. La protesta del Príncipe reinante de Moldavia ante semejante rapto termina de forma sangrienta con el asesinato del mismo por las tropas de los jenízaros turcos. De esta manera el Imperio de los Habsburgos se enriquece con una nueva provincia, habitada por una población rumana que habla, sin ninguna duda, su lengua.
Bucovina, en toda su historia, ha sido parte integrante de Moldavia desde su constitución histórica, como principado, en 1359, hasta el año de la ocupación austríaca. En tierras de Bucovina descansan los restos de grandes figuras de príncipes moldavos; en sus conventos se desarrollan formas culturales neo-bizantinas originales y únicas en toda la comunidad cristiana ortodoxa. Bucovina representa, desde el punto de vista cultural-histórico, un puente entre la civilización bizantino-rumana y la de la región lituano-rutena que se encontraba en una unión feudal con Polonia.
Bucovina queda en poder de Austria durante 150 años y, como era de esperar, su estructura étnica, social y cultural se va deteriorando en detrimento de la población autóctona. Sin embargo, los rumanos toman postura frente a esta situación y la lucha en contra del opresor Habsburgo se lleva a cabo, en muchas ocasiones, a nivel cultural, mediante la promoción de la lengua, la cultura y la literatura rumanas.
En 1851, en Transilvania, de un total de 2.164 escuelas primarias sólo 742 eran escuelas rumanas; en 1872 las instituciones públicas de enseñanza secundaria húngara tenían 24.590 alumnos; las alemanas, 3.948 y las rumanas solamente 2.270. Todos estos datos ponen de relieve la realidad lingüística del Principado, esto es, la opresión y el intento de persecución de una lengua que se encuentra en su espacio geográfico por derecho propio y por tradición histórica, frente a una lengua que se impone mediante el uso de la fuerza y la imposición política.
La lengua rumana, en Transilvania, se ha mantenido a lo largo de los siglos por ser la lengua de la mayoría de la población; el anhelo de los rumanos del Principado ha sido, a través de toda su historia, la unión con Valaquia y Moldavia, hecho que se realiza al finalizar la Primera Guerra Mundial. El difícil equilibrio de las etnias en esta región de Rumanía está provocando, incluso después de la unión, problemas arduos puesto que, la situación se invierte para los húngaros, que pasan a ser de una etnia dominante desde el punto de vista político, una etnia aceptada dentro de un espacio geográfico y lingüístico predominantemente rumano. Vemos pues cómo el problema de Transilvania sigue abierto hasta nuestros días, si bien nadie niega ya el carácter predominantemente rumano de la lengua y de la población de toda esta zona.
A través de la Sociedad para la cultura y la literatura creada en 1862 se fomenta la aparición de revistas literarias que reciben colaboraciones de todo el espacio lingüístico rumano; también se fomenta la investigación de archivos y bibliotecas privadas en búsqueda de documentos referentes al pasado histórico común con los demás rumanos. Una de las mayores preocupaciones de los miembros de la «Sociedad» es la de asegurar la enseñanza de la lengua rumana en las escuelas primarias y secundarias y, una vez creada la Universidad de Cemáuti, fomenta la creación de una Cátedra de lengua y literatura rumanas, ocupada, entre otros, por el ilustre lingüista Sextil Puscariu. A pesar de la larga dominación austríaca, Bucovina mantiene el sentir rumano, en su lengua y cultura que se hallan en una franca situación de inferioridad con respecto al alemán y que necesitan una acogida constante y firme por parte de una larga serie de intelectuales patriotas. Sin llegarse a la situación de «persecución» que conoce la lengua rumana en Transilvania en algún momento de su historia, en Bucovina la lengua y la cultura rumanas necesitan un apoyo constante no institucional.
El 28 de octubre de 1919 se proclama la reunificación de Bucovina con la madre patria y en la época de entreguerras esta zona goza de una floreciente actividad cultural. Sin embargo, el 28 de junio de 1940, las tropas soviéticas ocupan Bucovina y esta zona sigue perdida hasta hoy en día para Rumania. Después de la anexión austríaca, con la fuerte potenciación del alemán como vehículo de comunicación a nivel administrativo y legal, como lengua de cultura y enseñanza, después de una breve época de redescubrimiento de las raíces y de integración dentro de la comunidad rumana, Bucovina sufre la segunda invasión, la invasión eslava que, de forma sistemática, pretende aniquilar las conquistas culturales y el desarrollo de la lengua.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas rumanas lanzadas por el mariscal Antonescu más allá del río Prut reconquistan Bucovina y Besarabia por poco tiempo; el fin de la guerra obliga a Rumanía a ceder estos territorios a la URSS.
Actualmente, a pesar de los cambios producidos en la estructura del coloso soviético, las dos regiones se encuentran asimiladas a lo que son Ucrania y la República Moldava. La política de los ocupantes rusos tanto en Bucovina como en la vecina Besarabia es la sistemática aniquilación de la población rumana, la deportación de la misma y la colonización de las dos zonas con habitantes de origen eslavo.
En la zona tradicionalmente asociada al Principado de Moldavia la lengua es el rumano en su variante dialectal moldava y las costumbres, la forma de vida, la cultura rural indicaban una continuidad con la población moldava. Sin embargo, por los «avatares» de la historia, en 1812 el zar de «todas las Rusias» obtiene, por el tratado de Bucarest, que la Sublime Puerta le ceda la parte de Moldavia situada en la ribera izquierda del río Prut. Este acuerdo rompe la unidad de Moldavia y traza una línea divisoria a través de un país que tenía, desde siempre, una unidad étnica y lingüística. A partir de este momento, la ocupación rusa en Besarabia produce una oleada de emigraciones de rumanos que prefieren juntarse con sus hermanos moldavos a pesar de convertirse, de este modo, en «súbditos» del Imperio Otomano.
El emperador Alejandro I utiliza el pretexto del apoyo ortodoxo a la población oprimida desde el punto de vista religioso por los turcos para justificar la anexión; pura falacia política pues, si bien la dominación turca no fue nunca del agrado de la población rumana, en los Principados nunca se llegó a una verdadera opresión religiosa.
En 1912, un siglo después de la anexión, las mismas estadísticas rusas registraban en Besarabia un 70% de población moldava rumana. Como decíamos antes, los tratados y los acuerdos establecidos al finalizar la Primera Guerra Mundial devuelven Besarabia a Rumania; devolución efímera, porque en 1940 la URSS obtiene de nuevo Besarabia.
Igual que Bucovina es reconquistada por las tropas rumanas en la Segunda Guerra Mundial, pero perdida, casi definitivamente al finalizar la misma, Besarabia se convierte en la República Socialista de Moldavia, parte integrante de la URSS, y conoce un proceso brutal de rusificación y de aniquilación de la lengua rumana como vehículo de comunicación.
Se llega a la grotesca vuelta de la escritura en caracteres cirílicos, la instauración del ruso como lengua oficial y la persecución solapada pero eficaz de las manifestaciones étnico-culturales rumanas.
Tras la desaparición de la URSS y el bloque comunista, van cambiando muchas cosas tanto en Rumanía como especialmente en Moldavia que tiene pendiente una cuasi guerra civil con la república de facto de Trasnitria y cuyo resultado hará que la evolución de la situación lingüística del rumano pueda variar.
La lengua rumana, româna, es hablada por unos 20 millones de hablantes en Rumania y 2,5 millones hablan el moldavo, que es morfológicamente idéntico y fonológicamente algo divergente. Existe una importante minoría de población de habla rumana (en tomo a 400.000) en Ucrania (al norte de Bucovina, que formó parte de Rumania en el período de entreguerras), una más reducida en Hungría (probablemente 25.000) y extensas comunidades en Norteamérica e Israel (en ambos casos con varias publicaciones periódicas en rumano) y Australia. Los cálculos apuntan a un número total de hablantes en tomo a los 25 ó 26 millones, además de los dos millones aproximadamente de hablantes de, fundamentalmente, húngaro, romaní o alemán residentes en Rumania.
La mayoría —aproximadamente el 90%— de los hablantes nativos de rumano viven en Rumania, donde este idioma es oficial. El 80% de la población moldava también lo habla y la República de Moldavia es el segundo país que lo tiene como la lengua oficial. Por causa de las deportaciones masivas de los moldavos de la RSS de Moldavia, las minorías rumanófonas se encuentran en antiguas repúblicas socialistas de la Unión Soviética, incluso Kazajistán y Rusia. Muchos rumanos que habían decidido quedarse en las regiones perdidas por Rumania después de la Segunda Guerra Mundial también conservaron su lengua materna, formando las minorías en las actuales Ucrania (óblastes de Chernivtsi y Odesa) y Bulgaria (la ciudad de Vidin y Dobruja Meridional).
En Serbia, aunque existen dos comunidades de hablantes en Voivodina y Timoc, sólo los habitantes de la primera pueden usar su lengua materna en casos judiciales o administrativos. Además, los rumanohablantes del Valle de Timoc son perseguidos por el gobierno serbio y no son considerados como verdadera minoría lingüística y nacional. La minoría también persiste en la ciudad de Gyula, en Hungría.
El rumano también es hablado por los emigrantes en varios países, incluidos España (796.576 de rumanos), Italia (entre 500.000 y un millón de rumanos), Israel (aproximadamente 250.000 de hablantes, conforme al censo de 1995), entre otros.
El rumano se subdivide en varios tipos dialectales, no demasiado diferenciados, en la orilla izquierda del Danubio (Moldavia, Valaquia, Transilvania, Bánato, Bucovina).
Daco-rumano, también llamado «rumano», lengua oficial de Rumania, hablado al norte del Danubio.
Moldavo
El idioma moldavo o rumano de Moldavia (en moldavo/rumano: limba moldovenească, en moldavo/rumano cirilizado: лимба молдовеняскэ) es el nombre que recibe el idioma rumano usado en la República de Moldavia.
Es una lengua romance del grupo oriental. Según la ley con respecto al uso de los idiomas de Moldavia de septiembre de 1989, que aún está en vigor, la lengua moldava es "realmente idéntica" al rumano y comparten el mismo nivel literario y sentido gramatical. Por lo que se puede decir que el moldavo y el rumano son la misma lengua.
En 1940 Besarabia, que había sido territorio disputado históricamente entre Rumania y Rusia, fue invadida por la URSS, pasando a llamarse Moldavia, y la lengua rumana pasó a llamarse moldavo, aunque el idioma permaneció igual al rumano.
Dejó de escribirse con caracteres latinos y empezó a utilizarse el alfabeto cirílico hasta el año 1989, cuando las autoridades se vieron obligadas a regresar al alfabeto latino, debido a la presión popular. La lengua volvió a llamarse rumano, y el himno de Moldavia era el mismo que el himno de Rumania, pero al llegar al poder el Partido de los Comunistas se cambió el nombre del idioma al "moldavo", y se adoptaron como himno cinco estrofas de una poesía rumana, "Limba noastră" ("Nuestra lengua").
La única excepción es en la región secesionista de Transnistria, donde se conserva el uso del alfabeto cirílico, aunque los hablantes moldavos son de hecho minoritarios respecto a los de origen ucraniano y ruso.
La principal diferencia entre rumano y moldavo es que el moldavo usa un número de préstamos que no se usan en rumano. La lengua moldava es en realidad la lengua rumana, pues en términos de estructura y vocabulario difiere mínimamente de ella. Además, ambas lenguas tienen la misma historia, siendo descendientes del latín vulgar hablado en los Balcanes.
El vocabulario y la morfología son claramente romances, aunque hay una influencia masiva de préstamos de las lenguas vecinas, especialmente las eslavas, pero también del griego, húngaro y turco.
Valaco
Hablado en la región de Valaquia, al sur de Rumanía.
Transilvano
La lengua literaria se basa en la variedad válaca, pero hay escritores que no desdeñan el uso de peculiaridades dialectales moldavas.
El dacorrumano, considerado una evolución del protorrumano, está hermanado con estas otras lenguas balcorrumanas, subgrupo de las lenguas romances orientales continentales, que, erróneamente, en ocasiones se consideran un dialecto del rumano o dacorrumano: istro-rumano, arumano, megleno-rumano.
Las lenguas balcorrumanas derivan del protorrumano cuyo núcleo de desarrollo principal estuvo en la Dacia. Sin embargo desde la Edad Media numerosas comunidades lingüísticas romances balcorrumanas estuvieron diseminadas por los balcanes. Estas variedades evolucionaron de manera independiente del dacorrumano de la Dacia y son el origen de las lenguas balcorrumanas habladas fuera de Rumania y Moldavia.
La fonología y gramática rumana se han desarrollado en direcciones diferentes a las de las otras lenguas romances, debido a su aislamiento y a su estrecho contacto con lenguas eslavas y el húngaro. El rumano hace distinción, como el latín, entre o larga y u corta, perdida en casi todas las lenguas romances. Pero, al igual que las demás ha perdido la distinción latina entre e larga e i corta. El grupo de consonantes tiene tendencia a reemplazar las velares k y g por labiales, como p, b o m (tal como en latín ōcto 'ocho', rumano opt; latín cognatum 'pariente' rumano cumnat).
El rumano es la única lengua romance con el fonema /h/. Aunque en diversos dialectos del español <j> se pronuncia [h], el fonema original castellano es /x/ y el occitano gascón pronuncia la f inicial como [h].
El rumano tiene también los dos géneros comunes en las lenguas romances: masculino y femenino; y un tercero que en contextos generales muchas veces se llama «neutro» simbólico y pues, sin embargo y más precisamente se trata del género ambiguo: las palabras pertenecientes a este se usan como masculinos en singular y como femeninos en plural. No se trata, pues, del género neutro heredado del latín. En lo consecutivo, al mencionar «neutro», hay que entender en ello el género ambiguo.
Los nombres son masculinos, femeninos o ambivalentes, comportándose los últimos como masculinos en singular y femeninos en plural. En general los nombres masculinos toman -i, los femeninos -e/-i y los neutros -uri. El artículo determinado se afija al nombre, caso único entre las lenguas romances; masculino -ul/-l, femenino -a, neutro -ul/-l. También existe la forma masculina -le.
La mayoría de las palabras que terminan en "ă" son femeninas, mientras que los nombres con final consonántico son masculinos o ambiguos (neutros). Las palabras que terminan en -e suelen ser femeninas, aunque entre ellas hay también bastantes masculinos, como «peşte» (‘pez’) y «câine» (‘perro’).
Algunas veces se puede modificar el género utilizando sufijos. De femenino a masculino se utiliza el sufijo "-oi" (pisica (fem) - pisoi (masc) = gato) y el proceso opuesto se logra con el sufijo "-ică" (lup (masc) - lupoaică (fem) = loba).
El plural de los nombres se forma mediante los sufijos -i, -e y -uri, acompañados a veces de una modificación fonética en la raíz. Por ejemplo, stradă "calle" pl. străzi "calles"; fată "muchacha" pl. fete "muchachas"; frate "hermano", pl. fraţi "hermanos".
Los verbos tienen un infinitivo acortado (como cînta del latín cantare 'cantar') y el tiempo futuro formado por un compuesto del verbo vrea 'querer' más el infinitivo del verbo, voi cînta 'cantaré'; un método alternativo de formación futura es usar el verbo auxiliar a avea 'tener' más sā y el subjuntivo del verbo, am sā cînt 'cantaré'.
El pronombre demostrativo es acest(a) 'esto', acel(a) 'eso'. El interrogativo es cine '¿quién?', ce '¿qué?'. El relativo es care 'quién, cuál'.
El marcador negativo es nu.
El orden de la frase es sujeto, verbo y objeto u objeto, sujeto y verbo.
El léxico rumano está formado en primer lugar por elementos latinos, aunque estas voces son numéricamente inferiores a otras extrañas incorporadas y asimiladas con el correr de los siglos. La influencia eslava es la más considerable, iniciándose muy pronto (siglos VII-IX si no antes) y manifestada no sólo en la lengua sino en la cultura y la civilización (organización jurídica, eclesiástica, etc.).
Hay muchos vocablos de origen eslavo, como los adjetivos drag 'querido', bogat 'rico', slab 'débil', etc. Muchos sustantivos y verbos de primera necesidad, como trup 'cuerpo', iubi 'amar', etc. Pero la influencia del eslavo no sólo viene de antiguo sino también de elementos más recientes por las distintas lenguas con las que ha estado en contacto (ruso, polaco, ruteno, serbio, búlgaro, etc.). Notable es el influjo del eslavo sobre la toponimia rumana.
Tras la influencia eslava la turca es la más importante numéricamente, si bien no de valor intrínseco. Durante la época de dominación turca entraron en el léxico y se han hecho populares, como odaie 'habitación' < turco oda, cioban 'pastor' < turco çoban, musafir 'huésped' < turco musafir, etc. Los elementos turcos son frecuentes en Valaquia y Moldavia pero escasos en Transilvania.
También hay elementos húngaros que entraron en época más reciente que los eslavos y otros albaneses que proceden de una etapa remota e incluso de un sustrato común.
En cuanto al vocabulario representativo (básico) del rumano, la situación se presentaría así :
Elementos románicos 81%, de los cuales
70% latinos heredados
5% franceses
4% latinos eruditos
2% italianos
Formaciones internas 3% (la mayoría proveniente del latín)
Eslavos 14%
otros 2%
Algunos investigadores expresaron sus dudas en lo que concierne a algunas palabras de origen eslavo o húngaro, puesto que podrían ser palabras autóctonas rumanas prestadas en esos idiomas.
La influencia eslava fue debida no sólo a las migraciones, sino también al período de adscripción de los ortodoxos rumanos a la Iglesia controlada por el patriarcado búlgaro. Una pequeña influencia eslava se observa tanto en el componente léxico como en el fonético de la lengua. Por ejemplo, al no tener el latín una palabra para expresar "sí", el rumano tomó la expresión eslava da.
También cabe destacar que casi todas las actividades rurales tienen nombres procedentes del latín, mientras que aquellas relacionadas con la vida urbana fueron generalmente prestadas de otras lenguas (francés, italiano, alemán, inglés, húngaro, etc).
Durante el siglo XIX, el rumano tomó prestado léxico del francés y del italiano. Más adelante, tomó del alemán y el inglés.
Actualmente, la similitud léxica entre el rumano y el castellano alcanza el porcentaje de 71 %
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Toate ființele umane se nasc libere și egale în demnitate și în drepturi. Ele sunt înzestrate cu raţiune şi conştiinţă şi trebuie să se comporte unele faţă de altele în spiritul fraternităţii.
Para escribir en rumano se usó el alfabeto cirílico hasta el siglo XIX y de hecho se sigue usando en Moldavia (hasta el 1989), pero en Rumania se adoptó el alfabeto romano, aunque con diacríticos para sonidos específicamente rumanos.
En Moldavia, actualmente, se ha vuelto a usar el alfabeto latino, excepto en la región de Trasnitria, que está bajo dominio de fuerzas militares ex-soviéticas formando una república independiente de facto, pero no reconocida por la comunidad internacional, donde se usa el alfabeto cirílico y el uso del alfabeto latino es perseguido.
El alfabeto rumano está basado en el alfabeto latino, y consta de las letras siguientes:
A, Ă, Â, B, C, D, E, F, G, H, I, Î, J, K, L, M, N, O, P, R, S, Ş, T, Ţ, U, V, X, Z.
Las letras Q, W e Y sólo se encuentran en palabras prestadas de otros idiomas, como quasar, watt ("vatio") y yaht ("yate").
El alfabeto rumano es casi completamente fonético, con dos excepciones principales:
Las letras "â" e "î", representan el mismo sonido, el de la vocal central cerrada no labializada /ɨ/. Se distinguen en que "î" se usa a principio y a final de palabra (începe, "empezar", omorî, "matar"), y "â" en los demás casos (mâna "mano").
Varias formas de los pronombres personales y del verbo copulativo a fi "ser" que comienzan por e- se pronuncian diptongadas [je]-: Por ejemplo eu ("yo"), este ("es") pronunciadas respectivamente [ieu], [ieste].
Hay un rico corpus de literatura tradicional en Rumania que culminó en uno de los más grandes poemas del mundo: la balada Miorita. Desde el siglo XVI los historiadores y teólogos usaron el rumano en lugar del eslavo eclesiástico tanto para la administración y propósitos religiosos en los principados de Moldavia y Valaquia.
La primera muestra escrita de rumano data del siglo XVI. Se trata de una carta escrita en 1521 por el comerciante Neacşu de Câmpulung, en que advertía al alcalde de la ciudad de Braşov de una expedición militar de los turcos que se proponían atacar la ciudad. El documento está escrito en alfabeto cirílico, como era habitual en la época.
El texto más antiguo escrito en rumano del que se tiene constancia es un catecismo protestante impreso en Sibiu (Transilvania) en 1544, del que no subsiste ningún ejemplar. Se conserva, en cambio, otro catecismo más tardío, publicado en Braşov en 1559, escrito todavía en caracteres cirílicos. La substitución del alfabeto cirílico por el alfabeto latino ocurrió por primera vez en un documento escrito por rumanos de Transilvania hacia el final del siglo XVI.
Las composiciones literarias originales en rumano más antiguas que se conservan se remontan al siglo XVII. En este siglo continúa además la producción de traducciones bíblicas y otros textos religiosos que culminó con la primera traducción completa de la Biblia (basada, hasta cierto punto, en traducciones parciales anteriores): la Biblia de Bucarest de 1688, que marcó un importante hito en la creación de una lengua literaria nacional estándar.
En el fragmento de una edición de un libro de himnos religiosos calvinistas, impreso hacia 1570 en Transilvania, se encuentra la primera aplicación de la grafía latina a la lengua rumana.
Una muestra de ese texto es la siguiente:
'Ia depre noy tu domne mania ta; Si czele grele pedepsze à tale; nu grebi pre noy tu sze ne noy gtzudetz; pren gresala nosztra. Sze uey fy platnik dupe uina nosztre; numa (=nuwa) remane nyme enaynte ta' nu ua szufferi necze czaste lume pedepszetura ta.'
La traducción del mismo sería:
'Aparta de nosotros, Señor, tu ira y tus castigos severos; no te apresures a juzgarnos por nuestros pecados. Si pagamos según nuestras culpas, no quedará ninguno ante ti; no soportará tampoco este mundo tu castigo.'
Pero el uso de la escritura latina no se hizo efectiva más que entre los calvinistas rumanos de Transilvania y el Bánato.
Los primeros textos rumano-moldavos están escritos en el alfabeto cirílico (la ortodoxia es la religión tradicional de la región), pero con el surgimiento en el siglo XIX del nacionalismo rumano hubo un fuerte sentimiento de su pertenencia a las lenguas romances y a su distinción de las eslavas, lo que llevó a la adopción del alfabeto latino y también a una amplia sustitución de palabras no romances por palabras calcadas de lenguas romances occidentales, como nóbil 'noble' en lugar del antiguo evgenikós (un préstamo griego).
La actual escritura en rumano puede fecharse en el periodo de la época romántica, a principios el siglo XIX. Desde esa época hasta la Segunda Guerra Mundial la lengua rumana produjo una extensa y valiosa literatura, particularmente en poesía y novela.
unu, doi, trei, patru, cinci, şase, şapte, opt, nouâ, zece
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
El arumano o arrumano es un idioma del conjunto de las lenguas romances orientales hablado en el Sudeste de Europa por 250.000 personas del pueblo arumano o arrumano.
Se llama también en función de la localización o de intereses nacionalistas varios: aromúnico, aromuno, macedorrumano, valaco, makedon-armânâ, macedon-arman, limba armãneascã, limba armãneashti, limba armãneshce.
A los hablantes de aromúnico se les conoce como arumanos, pero también se les denomina culzoválacos y zinzaros. No obstante, la designación que ellos prefieren es la de aromunos, (de armãn - varón, armãnã - mujer), de ahí aromunos (de armãnji, plural masculino, armãne, plural femenino).
Hay varias teorías acerca del origen de los aromunes (llamados también "aromunos"):
La más famosa y conocida es que son descendientes de los pueblos Ilirios romanizados.
En Grecia son considerados descendientes de griegos latinizados poco después de la conquista romana de Grecia, o incluso durante los primeros años de existencia del Imperio bizantino, cuando el latín era aún la lengua oficial del imperio.
En Rumania se les considera como descendientes de tribus dacias romanizadas, que se habrían trasladado de la actual Transilvania a la Grecia septentrional durante la segunda mitad del primer milenio después de Cristo.
Otras teorías afirman que son descendientes de legionarios romanos que recibieron tierras para cultivar en Grecia como pago a sus años de servicio en el ejército, o bien descendientes de tracios (mezclados con ilirios) latinizados.
La primera gramática aromúnica después del período de Moscopole fue escrita por Mihail Boiagi en 1813; el himno de Aromúnos ‘Dimãndarea Pãrinteascã' (El voto paternal) por Constantin Belemace fue escrito en 1888 y el primer diccionario aromúnico lo publicó Shtefan Mihaileanu en 1901. Todas estas obras ya fueron escritas en el alfabeto latino.
Origen
Una posibilidad para el origen del arrumano es que, de la misma manera que el rumano estándar se cree que proviene del latín hablado por los getas, los dacios y los colonos romanos de la actual Rumanía, el arrumano desciende del latín hablado por tracios e ilirios que vivían en el sur de los Balcanes (norte de Epiro, Macedonia y Tracia).
Aunque hay historiadores que han tratado de vincular el origen de los aromunos a las tierras de Dacia, lo que correspondería a la actual Rumanía, los aromunos niegan que ellos sean descendientes de los dacios o que tengan algo que ver con los rumanos, de ahí su deseo de no ser denominados vlachs ni macedo-rrumanos sino simplemente aromunos.
La razón que esgrimen para no ser denominados vlachs es que tal término es equívoco, pues sirvió y sirve para designar a diversos pueblos que no tienen mucho en común entre sí.
Según su tesis los aromunos son descendientes de los pobladores balcánicos antiguos que vivieron al sur del río Danubio (y por lo tanto no en Dacia), sino en los territorios de Epirus, Tesalia, Tracia, Illyria y Macedonia. Por lo tanto ellos no formaron la “Wallaquia” o “Vlachia” al norte del Danubio, sino al sur del Danubio.
Se suele considerar que entre el año 800 y el 1200 el latín vulgar hablado en las provincias balcánicas del Imperio Romano se dividió en cuatro lenguas: dacorrumano, arrumano, meglenorrumano e istrorrumano.
Avanzada la Edad Media, los aromunes, aprovechando la debilidad del imperio bizantino, crearon Estados semiautónomos a partir del siglo XI en adelante. Ejemplos de esto fueron la Gran Valaquia (con centro en la región griega de Tesalia) y la Pequeña Valaquia (en la Grecia occidental).
Anna Comnena, historiadora bizantina que vivió en el siglo XII, afirma que fundaron el Estado de la Gran Walaquia, que abarcaba el sur y el centro de la cadena montañosa Pindus y parte de Macedonia. Tras el establecimiento del Imperio latino de Constantinopla en 1204 la Gran Walaquia fue absorbida por la soberanía del gobierno griego de Epirus, siendo después anexionada a los serbios y en 1393 cayó en poder de los turcos.
Desarrollo
La cima de la cultura aromúnica se dio en 1330, cuando se fundó la ciudad de Moscopole.
Moscopole era un centro cultural (tenía bibliotecas, talleres de arte), educativo (tenía una Academia llamada “La Nueva Academia”), de publicaciones (tenía imprenta), religioso (24 iglesias) y cívico (tenía entre 60.000 y 80.000 ciudadanos, siendo más grande que Tesalónica y solamente aventajada por Constantinopla-Estambul en aquel momento).
Finalmente, al igual que la gran mayoría de los pueblos balcánicos, caerían bajo el poder de los turcos otomanos.
Bajo el dominio otomano, los aromunes gozaron de bastantes privilegios. Estaban autorizados a portar armas (algo prohibido al resto de cristianos del imperio) y fueron capaces de prosperar como comerciantes. El comercio entre la Europa central y los Balcanes estuvo virtualmente en sus manos. Ciudades habitadas mayormente por aromunes -como, por ejemplo, Moscopole, en territorio albanés actualmente- llegaron a contar con decenas de miles de habitantes.
Sin embargo, las relaciones con el turco empeoraron y esto dio lugar a la pérdida de algunos de sus privilegios. La ciudad de Moscopole fue arrasada por los turcos en el siglo XVIII y acabó con ella su prosperidad económica. Se dio entonces una "repastoralización" de los aromunes, volviendo a dedicarse a sus actividades tradicionales: la cría de ganado vacuno y ovino, la trashumancia y los oficios de leñadores y carpinteros.
Situación Actual
En el siglo XIX, los aromunes participaron en la revolución griega contra los otomanos, y fueron aromunes algunos de sus líderes, como Ioannis Kolettis.
Los aromunes se consideraban a sí mismos griegos de habla latina; "vlacófonos griegos". Durante el siglo XIX, la emergencia de la nacionalidad rumana hizo que algunos aromunes dejaran de considerarse griegos y pasaran a considerarse rumanos, o bien tan solo aromunes. Surgió una tensión entre aromunes partidarios de los griegos y los que estaban a favor de los rumanos. Rumanía alentó la creación de escuelas rumanas en los poblados aromunes; pero todo cambió luego de la segunda guerra mundial: por un lado, los rumanos dejaron de financiar escuelas en Grecia, por el otro, aromunes "antigriegos" respaldaron a los invasores alemanes e italianos creando un Estado aromuno autónomo en el Pindo griego.
En efecto, durante esa guerra fue creado (por los italianos que ocupaban Grecia) el Principado del Pindo -el único Estado aromuno de la historia- bajo el mando de Alkiviadis Diamandi di Samarina. Al perder el Eje la guerra, los aromunes "antigriegos" fueron encarcelados o debieron abandonar el país. En la actualidad, la inmensa mayoría de los aromunes se consideran "griegos".
El pueblo aromún continúa viviendo en Grecia, Albania y Macedonia. El lenguaje que emplean se encuentra amenazado, ya que son generalmente bilingües: hablan el idioma oficial del Estado-nación al que pertenecen aparte del idioma de su etnia. En muchos casos tan solo hablan el idioma oficial.
Existe una importante cantidad de descendientes de aromunes en la Europa occidental y Estados Unidos, que son los que más tienen una "conciencia" aromuna. En los países de origen esta conciencia no es tan fuerte y se va camino a la asimilación definitiva de los aromunes.
Rápida asimilación a la cultura griega; los niños asisten a las escuelas griegas. El 20% viven tradicionalmente. Sin estatus legal en Grecia. No se enseña en la escuela, excepto por un curso en la Universidad de Salónica.
Existe cierto progreso en el renacimiento de la cultura realizado desde la década de 1980.
Las personas mayores de 50 son fluidos en el idioma mientras muchos entre 25 a 50 son hablantes pasivos con conocimiento limitado del vocabulario y la gramática. Es conocido por algunos jóvenes. El griego está asimilando y desplazando completamente el idioma.
El aromúnico tiene un estatus oficial en la República de Macedonia y se enseña en algunas escuelas primarias existe como asignatura optativa.
Los hablantes de aromúnico en Macedonia tienen derecho a utilizarlo en la corte, y desde 2006 ha sido la segunda lengua oficial (después del eslavo-macedonio) en la ciudad de Kruševo (Crushuva).
Se habla en comunidades dispersas por Grecia (Macedonia), Albania (Albania del sur-Epirus y Muzachiri), Macedonia (la región de Ohrid-Struga, región Crushuva-Bitule; la región de Ovce Pole; Stip, Sveti Nikole; y Skopie), Grecia (Tesalia y Epiro), Albania (Musachic), Macedonia (Bitola), Bulgaria, Serbia, especilamente entre Niš y Kladovo, y en emigrantes asentados en Norteamérica, Sudamérica y Australia.
Según algunas fuentes el número de hablantes sería entre 300.000 y 600.000 personas, pero según fuentes aromúnicas esa cifra se elevaría a 3 o 4 millones de personas. En Grecia el número de hablantes decrece debido a un desplazamiento de la lengua, encontrándose el mayor número de hablantes en Albania, seguidos por Grecia y la República de Macedonia. Algunos niños aprenden la lengua, pero dejan de usarla en la escuela. Se puede considerar seriamente amenazada.
El aromúnico tiene 2 dialectos principales: Farsherot (que comprende el Farsherot, Moscopole, Muzachiri, Gopesh y dialecto de Molovishte) y Gramostean (Gramostean, Pindean y Olímpico). No hay ninguna frontera estricta entre estos dos dialectos.
Se considera que el dialecto de Krusevo es una sub-división separada del dialecto de Moscopole así como el dialecto de Bitule-Bitola (ambas en la República de Macedonia).
Algunos filólogos no lo consideran un idioma separado, sino sólo un dialecto arcaico del rumano. Especialmente, filólogos rumanos.
No obstante, en esta clasificación nos decantamos por indicar que el macedo-rumano o aromúnico es una lengua hermanada con el actual idioma dacorrumano que habría compartido un antecesor común proto-rumano (balcanorrumánico).
El aromúnico (armãneashce o limba armãneascã), también conocido aunque incorrectamente como macedorrumano o vla(c)h, conforma con el rumano, el istro-rumano y el rumano meglesita el grupo oriental de la rama itálica de lenguas indoeuropeas.
Aromúnico tiene diferencias con el rumano estandar en su fonología, algunas de ellas probablemente debidas a la influencia del griego.
Tiene aspirantes que no existen en rumano, tales como: (/ð/, /ɣ/, /x/, /θ/). Otras diferencias son los sonidos /dz/ y /ts/, que corresponden a rumano /z/ y /tʃ/, y los sonidos: /ʎ/, /u/, y /ɲ/, que no existen en rumano.
Una de sus características fonéticas peculiares es la pérdida de la f- inicial latina (al igual que en castellano): ferrum → her, "hierro", aunque este mismo rasgo lo comparte también con el meglenorrumano.
La gramática y morfología son muy similares a los de otras lenguas romances.
Comparte similtudes con el rumano, pero a diferencia de éste que tuvo influencias de las lenguas eslavas, el arumano tuvo influencia del griego.
Cuenta con dos números gramaticales: singular y plural (no dual).
Los verbos tienen muchas conjugaciones, incluyendo:
Un tiempo presente, pretérito, imperfecto, pluscuamperfecto y un tiempo futuro en el modo indicativo, para declaraciones de hechos. Un modo imperativo, para órdenes directas.
Tres formas no personales: infinitivo, gerundio y participio pasado.
Voces activas y pasivas distintas, así como una voz impersonal pasiva.
El lenguaje aromúnico tiene algunas excepciones a las lenguas romances, algunas de los cuales son compartidas en rumano: el artículo definido es una partícula clítica que se adjunta al final de la palabra, tanto los artículos definidos e indefinidos pueden ser declinadas, y los sustantivos se clasifican en tres géneros, con el neutro, además de masculino y femenino.
La lengua es parecida al rumano, su mayor diferencia se encuentra en el vocabulario. Hay muchas menos palabras de origen eslavo en el arrumano y más de origen griego, un reflejo del estrecho contacto de los arrumanos con los griegos a lo largo de su historia.
Las influencias griegas son más fuertes que en cualquier otra lengua romance oriental, especialmente porque el arrumano usa palabras griegas para formar neologismos, mientras que el rumano los obtiene en su mayoría del francés.
Con la llegada de los turcos a los Balcanes, el arrumano recibió también algunas palabras turcas. La composición léxica aún se mantiene romance en su mayoría.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Tuti iatsãli umineshtsã s-fac liberi shi egali la nãmuzea shi-ndrepturli. Eali suntu hãrziti cu fichiri shi sinidisi shi lipseashti un cu alantu sh-si poartã tu duhlu-a frãtsãljiljei.
El alfabeto tradicional para escribir en aromúnico fue el griego.
Anteriormente a la adopción del actual sistema de escritura, el aromanico ha sido escrito usando una amplia variedad de alfabetos, incluyendo principalmente el griego y, en ocasiones, el cirílico.
La escritura griega se usó hasta el Dr. Yoryi Constantin Roja, quien escribió el libro “La habilidad de leer la lengua aromúnica con las letras latinas” en 1809.
Durante la década de 1980 un nuevo sistema ortográfico aromanico comenzó a surgir y ha sido adoptado en la mayoría de países donde se habla, con la excepción de Grecia y Rumanía, donde todavía se utilizan los sistemas de escritura anteriores.
El nuevo sistema, que elimina todas las letras acentuadas, con la excepción de ã, fue propuesta por cuatro escritores aromanianos y publicado por primera vez en 1985.
La versión actual del alfabeto se sugirió en el 1997 en el "Simposio de Normalización del Sistema de Escritura Arománica" en Bitola, Macedonia. Posteriormente fue adoptado por la mayoría de los escritores en este idioma en la República de Macedonia, Serbia, Albania, Bulgaria y Rumania.
El alfabeto consta de 34 letras, 7 de las cuales son dígrafos:
A a /a/ -
à ã /ə/ En algunas publicaciones se usa la letra " â"
B b /b/ –
C c /k/, /tʃ/ /k/ cuando va seguida de "a", "o", "u" o una consonante; /tʃ/ cuando va seguida de "e" o "i"
D d /d/ –
Dh dh /ð/ Usada solo para algunos casos particulares de acentuación, cuando este fonema está presente, en caso contrario, se usa "d"
Dz dz /dz/ -
E e /ɛ/ –
F f /f/ –
G g /ɡ/, /dʒ/, /ɣ/
H h /h/ –
I i /i/
J j /ʒ/
K k /k/ Principalmente para palabras extranjeras
L l /l/ -
Lj lj /ʎ/ Encontrado en el alfabeto latino macedonio
M m /m/ -
N n /n/ -
Nj nj /ɲ/ Encontrado en el alfabeto latino macedonio
O o /o/ -
P p /p/ –
Q q /k/ Principalmente para palabras extranjeras
R r /r/ –
S s /s/ –
Sh sh /ʃ/ –
T t /t/ –
Th th /θ/ Usada solo para algunos casos particulares de acentuación, cuando este fonema está presente, en caso contrario, se usa "t"
Ts ts /ts/ –
U u /u/ –
V v /v/ -
W w /w/ Solo para palabras extranjeras
X x /ks/, /ɡz/
Y y /ɣ/, /j/
Z z /z/ –
Los primeros ejemplos conocidos de aromúnico escrito son manuscritos del Patriarca Fotius que datan de alrededor de 860-870 D.C., y manuscritos escritos por San Naum de Ohrid más o menos al mismo tiempo. A finales del XVIII D.C. se publicaron muchos libros en aromúnico, todos escritos en el alfabeto griego. Desafortunadamente muchas de las primeras obras fueron quemados durante las guerras entre 1750-1788.
El alfabeto tradicional para escribir en aromúnico fue el griego, tal como se aprecia en los trabajos del padre Daniil de Moscopole que escribió “El diccionario del Cuatro-idioma” (Constantinopla 1802), los de Theodor Anastas Cavaliotti “Primeras lecciones” (Venecia, 1770) y los de Constantin Ucuta “La Nueva Pedagogía” (Viena, 1797).
Otros libros escritos en escritura griega, como la Biblia, libros eclesiásticos, de ciencia y tecnología, fueron quemados por Ali Pasha de Ioannina, durante la destrucción de Moscopole.
Uno de los grandes poetas nacionales es Mihali Nicolescu (1835-1865) quien escribió “Spuni-nji bre gione, oclji di amure!” (Dígame muchacho, ojos de ciruela) publicado en 1862 en el libro ‘Ideia Rapida ti unã gramatica armãneascã’, (idea rápida para una gramática aromúnica) Bucarest, 1862.
El primer libro de poesía aromúnico moderno es el libro ‘Poezii armãneshci’ (Poesía aromúnica) publicado en 1893 en Bucarest por Constantin I. Cozmu (1866-1914). Otro gran poeta en aromúnico es George Murnu (1868-1957).
unu, doĭ, treĭ, patru, tinti, şase, şapte, optu, noauâ, date
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Meglenorrumano, Meglenítico o Meglenita es una lengua romance del grupo romance oriental emparentada con el rumano que se habla en algunas poblaciones del norte de Grecia y el sur de la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
El meglenorrumano o meglesítico (meglenoromân) pero ellos se autodenominan vlaši es hablado en unos pocos pueblos de Grecia septentrional y por algunas comunidades reducidas en los Balcanes.
Los hablantes de este idioma le denominan vlaheshte (valaco), mientras que en rumano -del cual muchas veces es considerado un dialecto- se le llama limba meglenoromână.
Su nombre se debe al distrito de Meglen, al norte del Golfo de Salónica, alrededor de la ciudad de Nanta y por grupos emigrados en Dobruja y en Asia Menor.
Algunos estudiosos han publicado unas pocas colecciones de literatura popular, destinadas fundamentalmente a ilustrar el dialecto con una finalidad meramente lingüística.
Origen
Los orígenes del mégléno-rumano se cree que podrían estar en algún lugar a lo largo del valle de Vardar en el lado norte del Monte Paiko.
Probablemente surgió como una lengua romance oriental continental a partir del proto-rumano, después de la escisión del aromúnico y antes del istro-rumano.
No obstante, es posible que el meglenorrumano derive del arrumano. Por otra parte, dadas las muchas afinidades con el istrorrumano, algunos lingüistas consideran que el meglenorrumano podría ser transicional entre el arrumano y el istrorrumano.
Según la investigadora Maria Papageorgiou, la tradición oral de la localidad de Skra conserva elementos de varias tragedias antiguas que están perdidas en el griego original.
Desarrollo
Periodo bajo el Imperio Otomano del que no hemos hallado información relevante al meglenorrumano.
Situación Actual
Muchos hablantes fueron deportados a Turquía durante los conflictos balcánicos y otros emigraron a Rumanía, estableciéndose en varias localidades.
Al concluir la Primera Guerra Mundial unos 1200 meglenorrumanos emigraron hacia Rumania, estableciéndose en el poblado de Cerna, distrito de Tulcea pero -dadas las afinidades lingüísticas- allí el idioma meglenorrumano se diluyó ante el idioma dacorrumano.
Debido a la actitud intolerante del estado griego en relación con las minorías lingüísticas, hasta el punto de negar la existencia de las mismas, resulta imposible obtener cualquier tipo de información fidedigna.
Se habla en la zona donde el río Vardar (Axios) cruza la frontera macedonio-griega al noroeste de Salónica.
Hay pocos niños que sepan la lengua. Está amenazada.
El número de hablantes de meglenorrumano se estimaba entre cinco mil y doce mil personas hacia 2006, localizadas principalmente en el valle del río Meglená, pocos kilómetros al noreste de Salónica, en las prefecturas griegas de Kilkís y Serres.
Las cifras relativas al número de hablantes se situaban, en un principio, entre 12.000 y 26.000, pero una reciente revisión (Atanasov, 1989) ha fijado su número en 5.000.
Un número menor de meglenorrumanos habita en territorios de la Antigua República Yugoslava de Macedonia inmediatos a la frontera griega cercana al Meglená.
No tiene variedades dialectales dignas de mención, aunque es posible distinguir hablas de 3 regiones distintas: septentrional, central y meridional.
Mégléno-rumano es un miembro de la rama itálica de la familia lingüística indoeuropea. Más concretamente, se trata de una lengua romance oriental continental, una lengua formada después de la retirada del Imperio Romano desde el sudeste de Europa.
Algunos lingüistas consideran que es una variante intermedia entre el rumano y aromúnico, a menudo se considera ya sea un dialecto del rumano, un dialecto del aromunio, o una lengua independiente.
Es mucho más cercano al estándar de la lengua rumana que al aromúnico, lo que sugiere que se separó de Proto-rumano más tarde que el aromúnico.
El megleno-rumano tiene algunas características fonéticas únicas, que no se encuentran en las otras lenguas romances orientales:
vocales largas: ā, ē, ī, ō, ū
ă, â → o, a: câmp → comp (campo), mânc → mānc (yo como)
la inicial átona desaparece: adaug → daug (añado), afară → fară (fuera), aduc → duc (traigo)
Sin datos disponibles.
El mégléno-rumano ha sido fuertemente influenciada por las variedades vecinas de los idiomas eslavos meridionales.
Utiliza una variedad del alfabeto latino, con signos diacríticos para adaptarse a sus necesidades fonéticas.
Es posible que en el pasado usase el alfabeto griego y también el cirílico.
Sin datos disponibles.
unu, doi, trei, patru, tinti, şasi, şapti, uopt, nou, zeti
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El sardo o lengua sarda (sardu o limba / lingua sarda en sardo) es una lengua románica hablada en la isla y región autónoma de Cerdeña. La lengua sarda es una lengua romance independiente que se ha desarrollado de una forma peculiar al estar enclavada en una isla aislada del continente.
Existen al menos tres teorías respecto a los orígenes del nombre de la isla de Cerdeña.
La primera de ellas, más cercana al mito, señala que el primer nombre fue Ichnusa, un apelativo de raíz griega que significa ‘huella de pie’. Este término hace referencia a la forma de la isla. Posteriormente el nombre cambió a Sardón, palabra también de origen griego, que puede traducirse como ‘sandalia’, lo que confirmaría la explicación.
Según una segunda teoría, más probable, el nombre se habría originado a partir de un jefe de África del norte (en la actual Libia) llamado Sardus, presunto hijo de Hércules que estableció una colonia en el sur de Cerdeña. Sardus fue venerado, a tal punto que se levantaron estatuas en su honor en la isla, con la inscripción «Sardus Pater».
Una alternativa a esta última hipótesis es que los pueblos del mar Shirdana y Sikala se unieron a los fenicios, y de esos pueblos deriva el nombre de la isla. Más tarde el nombre cambiará de forma con los fenicios (Shardan), que serán los primeros en escribirlo, y después con los romanos (Sardinia).
Dante Alighieri se refiere a los sardos en su obra De Vulgari Eloquentia y les expulsa críticamente, ya que según él no eran italianos y tampoco tenían un vulgar, imitando todavía el latín (por ejemplo dicen "domus nova" y "dominus meus").
No hay una normativa aglutinante que sea capaz de unificar el desarrollo de la lengua, que por otra parte no tiene estatus oficial.
Hay una división importante entre los que creen que la protección de la lengua ha llegado demasiado tarde, afirmando además que es una difícil tarea la de tomar una decisión para unificar la lengua, y los que creen que al contrario sea esencial para invertir la tendencia, mirando a ejemplos como el catalán.
Origen
Durante la dominación romana, Cerdeña fue usada como lugar de encarcelamiento para criminales reincidentes, pasando a formar parte de Bizancio posteriormente, tras lo que cayó en manos musulmanas de donde fue conquistada por la Corona de Aragón, razón por la cual hasta el día de hoy hay un enclave de habla catalana en el puerto de Alghero.
En el año 455, una expedición vándala dirigida por Genserico atacó las islas Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia. El archipiélago de las Baleares y las otras tres islas pasaron al dominio vándalo, hasta que Justiniano I anexó las Islas Baleares y Sicilia al Imperio bizantino. Cerdeña y Córcega aguantaron unos años más pero acabaron rindiéndose ante los bizantinos.
En 533, después de haber asegurado sus fronteras, el Imperio Bizantino se anexó los territorios del reino vándalo. Así, en 534, el imperio, intentando recuperar sus antiguas fronteras occidentales, ocupó Cerdeña. Este hecho le permitiría a Bizancio iniciar la reconquista de Italia desde 535.
El dato más relevante de la dominación bizantina es la conversión completa de los sardos al cristianismo. Sólo los habitantes de Barbaria conservaron las antiguas creencias y costumbres. Mientras tanto, en todo el territorio se observó la construcción de templos basada en el modelo de Santa Sofía en Constantinopla. De este modo, se introducen en la isla los ritos litúrgicos bizantinos.
Por otro lado, aún en la actualidad se realiza en Sedilo la cabalgata llamada «de s’Ardia», que evoca las carreras de los hipódromos de Bizancio. Poco a poco, la cultura bizantina ejerció su influencia en la cultura y en particular, en el arte insular.
Cerdeña formó parte de la prefectura de África. En Cagliari residía un jefe civil, y un jefe militar vivía en el Forum Traiani Fordongianus, un puesto fortificado con muralla que desde tiempos de los romanos servía para contener a los habitantes de la Barbaria. A lo largo de esta frontera se encuentran fortalezas como las de Augustis Austis, Samugheo, Valentia Nuragus y Armungia.
La población sarda fue sometida a una pesada carga fiscal, y a los impuestos tradicionales se añadieron los suffragia, contribuciones adicionales con las cuales los oficiales intentaban recuperar las sumas gastadas en obtener su puesto.
Durante el período iconoclasta de la historia bizantina, a lo largo del siglo VIII, el imperio entró en crisis y los árabes tomaron paulatinamente el control del Mediterráneo. Como Cerdeña ya no contó con la protección de Bizancio, sus habitantes se vieron obligados a organizar por sí solos la defensa contra los invasores árabes, el 27 de octubre de 710. Aunque permanecieron durante casi 70 años en posición de dominación, los árabes tuvieron que enfrentar en 778 una rebelión popular que los expulsó rápidamente de la isla. Una nueva y última intentona de conquista árabe fracasó en 821.
Desarrollo
No se conoce con precisión la fecha de creación de los juzgados (en sardo zudicados, en italiano giudicati), que fueron cuatro regiones autónomas, pero su existencia se halla plenamente comprobada en el año 851, aunque es posible que su nacimiento sea anterior a esa fecha. Cada juzgado (Logudoro, Gallura, Arborea y Calaris) fueron gobernados por reyes o judiches (jueces en la traducción literal), que eran elegidos por el parlamento sardo llamado Corona de Logu. El origen de los juzgados se encuentra en el dominio local de diferentes dinastías indígenas.
El de Cerdeña era un sistema administrativo muy arraigado y extremadamente eficaz para gobernar el territorio, pero desapareció paulatinamente durante el siglo XIV y sobre todo durante el siglo XV por la imposición del sistema feudal aragonés. Durante el período de los juzgados se desarrolló la lengua sarda, que se constituyó como el idioma más hablado en la isla.
El sardo (en las dos variantes del campidanés y logudorés) durante el periodo medieval ha sido la lengua oficial y nacional de los Juzgados isleños, anticipando la emancipación de las otras lenguas románicas. Obviamente había un mayor número de arcaísmos y latinismos que la lengua corriente, y los documentos resentían de la influencia de los escribanos, cuya mayor parte fue constituida por catalanes, genoveses y toscanos.
El dominio español duró en Cerdeña casi cuatro siglos (de 1327 a 1720); los conquistadores de Cerdeña fueron aragoneses y llevaron a la isla el catalán, pero al lado de esta lengua se fue introduciendo el castellano, especialmente en los centros del Sassarese y de la Gallura.
Hasta 1764, el español fue la lengua oficial de los tribunales y las escuelas. Muchos autores sardos escribieron en español y catalán. Es natural, pues, que el español y el catalán dejaran en Cerdeña huellas mayores que cualesquiera que se encuentren en otras partes de Italia, sometidas menos tiempo y menos intensamente a la dominación española.
En el siglo XVIII la isla se integró en Italia.
Situación Actual
El resultado de la guerra de sucesión española provocó la soberanía austriaca sobre la isla, que fue confirmada más tarde por los tratados de Utrecht y Rastadt (1713-1714); sin embargo duró solamente cuatro años ya que, en 1717, una flota española volvió a ocupar Cagliari y en el año siguiente, mediante un tratado que fue ratificado en La Haya (1720), Cerdeña fue asignada a Víctor Amadeo II de Saboya a cambio de Sicilia. Fue en ese periodo que unos intelectuales como el filólogo Matteo Madau y el canónigo, profesor y senador Juanne Spanu pusieron en claro la cuestión de la lengua sarda, eligiendo una variedad de prestigio literario debido a sus estrechas relaciones con el latín, de la misma manera con la que en Italia se impuso el florentino como italiano ilustre. Sin embargo, por voluntad de los Saboya y de Giovanni Battista Lorenzo Bogino, que querían una mayor uniformidad lingüística en los territorios ocupados por ellos, la propagación del toscano (impuesto en 1760) puso en marcha un proceso de erosión y sustitución lingüística que podría llegar a la eventual desaparición de la lengua sarda.
Por ejemplo, Carlo Baudi di Vesme (Cuneo 1809 - Turín 1877) propuso explícitamente una prohibición completa de la lengua con el fin de convertir a los isleños en "civilizados" italianos, mientras que al mismo tiempo había habido un cierto esfuerzo por parte de los cartógrafos piamonteses para sustituir los topónimos sardos con otros en italiano; mientras que algunos de ellos permanecieron intactos, la mayoría de los nombres fue adaptada de manera grosera a una forma totalmente diferente: uno de los ejemplos más destacados, entre los otros, es la pequeña isla de Mal de Ventre, cuyo actual nombre italiano, con el significado de "dolor de estómago", es en realidad una adaptación de la palabra sarda Malu 'Entu , que significa "viento malo" en vez (la isla está continuamente expuesta al Mistral).
A pesar de tales políticas de asimilación cultural, el himno del Reino de Cerdeña piamontés fue el así llamado Hymnu Sardu (o Cunservet Deus su Re), cuyo texto es totalmente en sardo; fue sustituido por la "Marcha Real" (La Marcia Reale d'Ordinanza) cuando se unificó la península italiana.
Durante el período fascista, especialmente cuando se realizó la campaña de autarquía, se prohibieron las lenguas que no eran italianas. Las restricciones, a pesar de ser sólo formales, llegaron al punto en que se cambiaron los nombres propios para que sonasen "más italianos".
Durante este período, el Himno sardo del reino piamontés fue una oportunidad para hablar en una lengua regional en Italia sin ninguna sanción, debido a que, como parte fundamental de la tradición de la familia real, no se podría prohibir. Los sacerdotes católicos y los fascistas practicaron un estricto obstruccionismo contra los muttos, una forma de poesía cantada improvisada: paradigmatico es el caso de Salvatore Poddighe, poeta político que se suicidó por desesperación después de la confiscación de su trabajo.
A pesar de que han sido hechas varias campañas políticas y culturales, que remontan a los años '60-'70, a favor del bilingüismo real, lo que se encuentra mediante unos análisis parece ser hoy en día una regresión, lenta pero constante y muy profunda, de cualquier competencia activa y pasiva, por motivos políticos y también socioeconómicos (el uso del italiano presentado como un progreso social, habiendo al contrario un estigma asociado con el del sardo, el despoblamiento gradual de los barrios internos y el mutuo entendimiento con los idiomas de la isla que no son sardos, etc.): nótese que, frente a un 68% de personas que hablan el sardo en una situación de diglosia, entre los jóvenes en edad escolar esta porcentaje se baja al 13% del total; el problema se presenta mucho más en las ciudades, donde el idioma indígeno ha casi desaparecido, que en las aldeas.
Se puede afirmar que, con la excepción de unas subregiones (Goceano, Barbagia y Baronìa) que siguen siendo los principales bastiones de la lengua, la isla está totalmente italianizada. Por estas razones la UNESCO clasifica la lengua y todas sus variantes en peligro de extinción (definitely endangered).
La lengua cuenta con 1.600.000 hablantes, es decir alrededor del 70 % de la población de la isla. En 1989 el 31,6% de sus habitantes usaban sólo el italiano con la totalidad de los miembros de su familia y un 54,4% afirmaba que utilizaba exclusivamente o principalmente el italiano fuera de la familia.
El sardo se subdivide en dos principales variedades:
Logudorés, hablado en el centro de la isla, en la región del Logudoro. Subdividido a su vez en tres variantes: meridional o nuoresa, central y septentrional. El número de hablantes es de unos 500.000; muchos niños aprenden la lengua pero dejan de usarla al llegar a la escuela. Está amenazada.
Campidanés, en la parte meridional (Campidano), cuenta con medio millón de hablantes aproximadamente. Muchos niños aprenden la lengua, pero dejan de usarla en la escuela. Está amenazada.
No todos los dialectos que se hablan en la isla se clasifican como sardos pues posiblemente el galurés y el sasarés sean más corsos que sardos o incluso emparentados con el toscano, al haber perdido el artículo determinado derivado de ipse. Tal vez fueron llevados allí por refugiados corsos que huían de las vendettas de aquella isla.
Posiblemente el dialecto prototipo de la lengua sea el logudorés, pues al campidanés se le considera más asociado al italiano.
Clasificada en ocasiones como lengua románica occidental, en la presente se ha incluido en una romance insular aunque bien cabría redefinir su clasificación como occidental insular o bien occidental meridional.
Fonética y fonológicamente, el sardo comparte rasgos tanto con las variedades lingüísticas meridionales de Italia como con las lenguas iberorromances, sobre todo con el catalán, el castellano y el asturiano.
Entre sus características más importantes se encuentran:
Sistema de cinco vocales: /a, e, i, o, u/ sin distinción fonológica de abertura en e y o, al igual que en castellano.
Conservación de la i y la u breves del latín, que en varias lenguas romances se convirtieron en e y o, perdiendo así la diferencia entre i/e y u/o.
Ausencia de diptongación de las e y o breves latinas, como en portugués, lo que sí sucede en castellano e italiano (en sílabas abiertas).
Betacismo: neutralización de b/v a favor de la primera: biri "ver", bida "vida".
Elisión de la b- inicial cuando la precede una palabra que termina en vocal: básicu > su ásicu "básico / lo básico".
Elisión de la -v- intervocálica latina: NOVU > nou.
Conservación en varias palabras del sonido velar latino [k] ante las vocales palatales e, i que en las demás lenguas románicas se convirtieron en palatales o fricativas dentales: VOCEM > boghe ['boge] "voz", DECEM > deche ['deke] "diez".
Sonorización de las sordas intervocálicas del latín y, a diferencia del castellano, el fenómeno también se da en las oclusivas sordas iniciales: putzu ['puθu] o ['putsu] "pozo", su putzu [su'βuθu] o [su'βutsu] "el pozo"; curtura [kur'tura] "cultura", sa curtura [sagur'tura] "la cultura".
Vocal epentética en las palabras que comienzan por r-: arresultáu "resultado", arrenuntziai "renunciar", urrei "rey".
En el dialecto campidanés, sólo tres vocales /a, i, u/ pueden aparecer en sílaba átona.
En el dialecto logudorés, una vocal epentética en las palabras latinas que empezaban por s+consonante, como en castellano, portugués y catalán.
En muchos aspectos se diferencia bastante claramente del italiano y otras lenguas neo-latinas, especialmente en el verbo.
El futuro simple: se forma mediante el auxiliar haber más la preposición "a" y el infinitivo. Ej.: appo a narrere (diré), as a narrere (dirás).
El condicional: se forma utilizando una forma modificada del verbo deber más el infinitivo. Ej.: dio narrere (diría), dias narrere (dirías).
Forma progresiva: se forma con el auxiliar ser más el gerundio. Ej.: so andende (estoy yendo/andando).
Imperativo negativo: análogamente a las lenguas románico-ibéricas, el imperativo negativo se forma usando la negación "no" más el subjuntivo. Ej.: no andes (no vayas/andes).
No existe una ortografía unificada. Una de sus principales características es la llamada vocal paragógica, que es aquella que en pausa cierra una palabra que termina en consonante y no se escribe nunca.
Por mucho que Cerdeña estuviera cerca de un siglo dominada por los vándalos (455-534) y apenas un año bajo los ostrogodos (552-553), al parecer los contactos no llegaron a influir notablemente sobre la lengua; casi todos los contados elementos germánicos del sardo han pasado por el italiano o proceden del latín vulgar.
Las palabras árabes, no muy numerosas, llegaron casi todas a través del español y el catalán, aunque no falte uno que otro elemento árabe directo en la parte meridional de la isla. Más importantes son los elementos griegos, si bien algunas voces greco-bizantinas pudieran haber llegado asimismo por el latín. Mas entre los elementos debidos a superestratos, sin duda son los catalanes y españoles los que han influido mayormente sobre el sardo.
A veces elementos españoles y catalanes se superpusieron a palabras sardas que desaparecieron por completo o apenas se conservaron en las regiones montañosas del interior; por ejemplo, en toda la isla se encuentra el hispanismo ventana, y sólo en los dialectos más conservadores, por el rumbo de Gennargentu, se dice fronesta < fenestra.
Las fiebres (sobre todo palúdicas) se designan en el campidano con la palabra kalentura (español calentura), pero el logudorés y los dialectos del rumbo de Gennargentu conservan continuaciones del latín febre(m)> freba. El clavel se llama gravellu o gravel'u del campidano al nuorese (catalán clavell), pero no faltan los derivados directos del griego latino caryophyllum (> logudorés kolovru, nuorés korófulu).
Los vocablos ibéricos (catalanes y españoles) abundan especialmente en la terminología de la administración y de la Iglesia, por ejemplo sa séu, "la catedral" < catalán séu ( < sede(m); tróna, "el púlpito" < catalán trona, etc. Catalana es también, al menos en gran parte, la terminología de la pesca.
Sobre el sardo ha sido notable la influencia del italiano, siempre en aumento, sobre todo en los centros urbanos.
Texto de muestra
(Artículo 1 de la Declaración Univesal de los Derechos Humanos)
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Totu sos èsseres umanos naschint lìberos e eguales in dinnidade e in deretos. Issos tenent sa resone e sa cussèntzia e depent operare s'unu cun s'àteru cun ispìritu de fraternidade.
Utiliza el alfabeto latino.
Los primeros textos son del siglo XI, si bien la falta de obras literarias con la suficiente categoría, la marcada diferenciación dialectal y la subordinación de las variedades sardas a las diferentes lenguas de los invasores extranjeros explican el hecho de que nunca haya existido una lengua estándar.
El primer documento en el que se puede encontrar algún elemento de la lengua se remonta al 1063, con el acto de donación por parte de Barison I° de Torres dirigido al abad Desiderio para la abadía de Montecassino ("Archivo Cassinense Perg. Caps. XI, n. 11" y "TOLA P., Código Diplomático de Cerdeña, I, Sassari, 1984, p. 153").
No obstante, Cerdeña es el lugar que ofrece la cosecha más abundante de textos antiguos en lengua vulgar, en lo que a Italia se refiere. Tal vez la razón se deba a que en la isla hubo poco conocimiento del latín y mucho menos del griego, por lo que la mayoría de documentos oficiales, para ser entendidos, había que redactarlos en sardo.
A pesar de esa abundancia y antigüedad de los textos, la mayoría tienen alto valor lingüístico e histórico-jurídico pero casi ninguno literario.
El primer documento escrito enteramente en lengua sarda (campidanés antiguo) es la Carta Volgare (1070-1080). Se data en el periodo 1080-1085 el Privilegio logudorés, que lo conserva el Archivo de Estado en Pisa
Un ejemplo de privilegio logudorés que se remonta a 1080-1085:
'In nomine Domini amen. Ego iudice Mariano de Lacon fazo ista carta ad onore de omnes homiones de Pisas pro xu toloneu ci mi pecterunt: e ego donolislu pro ca lis so ego amicu caru e itsos a mimi; ci nullu imperatore ci lu aet potestare istu locu de non (n)apat comiatu de leearelis toloneu in placitu: de non occidere pisanu ingratis: e ccausa ipsoro ci lis aem leuare ingratis, de facerlis iustitia imperatore ci nce aet exere intu locu. E ccando mi petterum su toloneu, ligatorios ci mi mandarum homines ammicos meos de Pisas, fuit Falceri e Azulinu e Manifridi, ed ego fecindelis carta pro honore de xu piscopu Gelardu e Ocu Biscomte e de omnes ammicos meos de Pisas; Guido de Uabilonia e ILeo su frate, Repaldinu e Gelardu, e Iannellu, e Ualduini, e Bernbardu de Conizo, Francardu e Dodimundu e Brunu e rRannuzu, Euernardu de Garlictu e tTotnulu, pro siant in onore mea ed in aiutoriu de xu locu meu. Custu placitu lis feci per sacramentu ego e domnicellu Petru de Serra, e Gonstantine de Azzem e Uoso Ueccesu e Dorgotori de Ussam e nNiscoli su frate (en)Niscoli de Zor(ie) Mariane de Ussam...'
unu, duos, tres, báttor, chimbe, ses, sette, otto, nove, deghe
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El latín africano o romance africano hace referencia a variedades lingüísticas del latín vulgar y el protorromance que se habrían hablado en la provincia romana de África y tal vez otras provincias cercanas, durante el período romano y los primeros tiempos del imperio bizantino hasta la anexión por el califato Omeya en el 696.
No existe una denominación específica de esta lengua. Tan solo la referencia a la zona aproximada en la que, presumiblemente, se habló.
Los estudios sobre la lengua romance de África son difíciles y, además, altamente conjeturales.
Se conoce muy poco sobre esta lengua, ya los textos romanos procedentes de África y las inscripciones oficiales estaban escritas exclusivamente en latín clásico, aunque existen envidencias indirectas de que un romance africano que había evolucionado a partir del latín coloquial hablado en la región, posteriormente este romance habría sido abandonado en favor del árabe tras la expansión musulmana por el norte de África.
Origen
En tiempos del imperio romano, la provincia llegó a ser populosa y próspera, y Carthago llegó a ser la segunda ciudad más grande del imperio con población latina. El latín, sin embargo, se usaba predominantemente en los asentamientos urbanos de la costa, mientras que el púnico cartaginés se conitnuó usando en el interior y las regiones rurales hasta al mediados del siglo V d. C. Es probable que en ciertas áreas existiera un contacto lingüístico entre las lenguas bereberes y el el latín.
A finales del período imperial, África fue ocupada por los vándalos, tribu germánica que gobiernó la región cerca de un siglo, entre el 429 d. C. y el 534 d.C., cuando la provincia fue conquistada por el emperador bizantino Justiniano I.
Los cambios que debió sufrir el latín hablado en la región son mal conocidos, el latín literario sin embargo, fue mantenido como estándar, como se aprecia en la poesía del escritor Corippus.
Desarrollo
El destino final del romance africano tras la conquista árabe del 696 d. C. es difícil de determinar, ya que presumiblemetne fue rápidamente desplazado por el árabe como lengua administrativa.
Posiblemente se siguió usando durante algún tiempo, por parte de la población de la misma manera que el copto siguió siendo usado en Egipto, principalmente por los cristianos de la región.
El tiempo transcurrido desde los primeros asentamientos romanos hacen presuponer que el romance africano tenía características propias, como las que se habían desarrollado en otras regiones.
Es posible que en tiempos de la conquista árabe, el latín ya hubiera empezado a ser desplazado por variedades bereberes o incluso por el idioma vándalo entre algunos miembros de la élite.
Situación Actual
En cualquier caso, la evidencia muestra que existió una comunidad de bereberes latinizados en diferentes lugares de África noroccidental, que hablaban alguna forma de latín y practicaban el cristianismo al menos hasta el año 1000 d. C.
De hecho, los normandos de Sicilia al conquistar el reino de África en el siglo XII recibieron la ayuda de poblaciones cristianas supervivientes en Túnez y algunos historiades como Vermondo Brugnatelli argumentan que esos cristianos todavía habrían hablado una lengua romance (de manera similar a como los mozárabes cristianos del sur de España habían mantenido su variedad romance hasta esa época).
Aún en el siglo XII el geógrafo magrebí Muhammad al-Idrisi que, al describir Gafsa en el sur de Túnez, señaló que "sus habitantes están bereberizados, y la mayor parte habla la lengua latina africana (al-latini al-afriqi).
El romance africano podría haber seguido siendo usado al menos hasta la lelgada de los árabes de Banu Hilal e incluso hasta inicios del siglo XIV, de acuerdo con Merrills y otros autores.
Los estados Romano-bereberes (llamados también Estados bereberes neo-latinos) son un grupo de entidades políticas que se desarrollaron en la zona centro-oriental de la región del Magreb después de la caída del Imperio Romano de Occidente en el mediados del siglo V.
Duraron casi tres siglos hasta 703 dC, mientras que la conquista árabe del norte de África se completó en 708 dC, con la ocupación de Marruecos occidental y Septum.
Los estados "Romano-bereberes" se llaman así porque tenían una población romanizada en diferentes niveles: las zonas costeras y urbanas fueron pobladas por descendientes de colonos romanos y por los bereberes romanizados, mientras que en el interior montañoso de la población fue hecha por semi-romanizada bereberes y por algunos colonos romanos en unos pocos centros militares.
De hecho, muchas tribus bereberes eran, a medida que uno se aventuraba más al sur y al oeste de la Cartago romana en los siglos IV y V, progresivamente menos romanizadas.
Los tres líderes tribales Romano-bereberes cuyos nombres han llegado hasta nosotros (Masuna, Mastigas y Garmul), gobernaron en la antigua Mauritania al oeste de los territorios ocupados por los vándalos y después por los bizantinos y se autodenominaban Rex Romanorum et Maurorum. Casi siempre gobernaron sobre una antigua ciudad romana o campamento militar convertido en ciudad, junto con muchos bereberes latinizado y los propios latinos.
Dada la enorme extensión del territorio norteafricano, es muy probable que el latín hablado en esta región no se transformase en una única variedad de esta lengua, sino que formasen diversas lenguas romances de África, así como ocurrió con las múltiples lenguas romances de Europa.
Muhammad al-Idrisi proporciona una información importante al escribir sobre Cerdeña en su libro Recreación del deseante en su relato de ciudades, regiones, países, islas, pueblos y tierras lejas, donde dice:
Los sardos son étnicamente Rûm 'Afàriqah (Romanos africanos), viven como los bereberes, como cualquier otra nación de Rûm; este pueblo es bravo y valiente, y nunca abandona las armas.
De ahí que, en la presente clasificación, se ha hermanado el conjunto de posibles lenguas norteafricanas romances occidentales dentro del subgrupo insular, hermanándolo con el sardo.
Tal vez la caraceterística más notoria es la señalada por diversos autores de como el romance africano difería del romance occidental continental en la reducción de las vocales latinas.
Agustín de Hipona afirma que "los oídos africanos no hacen distinción entre vocales breves y vocales largas". Y esto concuerda con la evolución de las vocales latinas en el idioma sardo donde mantiene los timbres de todas las vocales y sencillamente deja un lado la cantidad, además de monoptongar todos los diptongos latinos.
Además hay testimonios anteriores similares sobre el habla de algunos romanos de origen africano, que afirman que no distinguían las vocales largas de las breves.
No se conocen muchos detalles sobre las características de romance africano.
El lingüísta italiano Vermondo Brugnatelli ha identificado algunas palabras bereberes, relacionadas, con asuntos religiosos principalmente, como préstamos del latín. Por ejemplo en ghadamés se dice äng'alus 'entidad espiritual', obviamente un préstamo del latín angelus 'ángel'. En tamazight se dice ta-ṛumi-t 'mujer europea' (claramente la raíz rum- deriva del latín rōmāna).
Sin datos disponibles. Previsiblemente, una variedad poco modificada del latino.
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