La familia tirsénica (o tirrénica) es una agrupación lingüística hipotética integrada por tres antiguos idiomas pre-indoeuropeos del Mediterráneo: etrusco (lengua de la provincia itálica de Etruria, al norte de Roma), lemnio (variedad muy próxima al etrusco hablada en la isla griega de Lemnos) y rético (lengua de la provincia romana de Recia, situada en la región alpina del norte de la Península Itálica).
Otra rama de la macrofamilia egeo-tirsénica serían las lenguas egeas, posiblemente originadas o relacionadas con las lenguas pelásgicas preindoeuropeas habladas en Grecia, que incluyen las lenguas eteocretense y eteochipriota.
El vocablo viene del latín Tyrrhenus, que parece ser una traslación del nombre que daban los griegos a los etruscos, Τυρρήνοι o Τυρσήνοι ("Tyrrenoi" o "Tyrsenoi", etruscos), mientras el vocablo preferentemente romano para un etrusco era Tuscus, procedente de la misma raíz con un sufijo -ko (*Turs-ko). Otro nombre frecuente en latín era Etruscus, del mismo origen, pero con una prótesis vocálica e- que permanece inexplicada (*E-turs-ko).
Los lingüistas han relacionado este nombre con el topónimo lidio que los griegos escriben como Τύρρα o Τύρσα (Tyrra o Tyrsa), pues no sólo arqueológicamente se muestra la gran influencia anatólica y minorasiática de la primera cultura etrusca y los indicios de varias oleadas migratorias desde Oriente, sino que multitud de leyendas épicas vinculan a los etruscos y los protorromanos con oleadas migratorias venidas de allá y mezcladas con los pueblos aborígenes. De ser así su nombre tendría una relación radical con las palabra latina turris, y la griega τύρσις, que hacen referencia a fortificaciones y podrían tener un origen lidio en ambas lenguas.
Heubeck en Praegraeca 65, 66, nos habla para todos estos vocablos de una raíz indoeuropea *dhergh-/ *dhṛgh- con el significado de firme o sólido. Pero quizá se pueda llegar más lejos, porque algunos ven una variante del nombre de los etruscos en el vocablo teresh o tursha, que aparece en las relaciones de los nombres de los Pueblos del Mar, que aparecen en las fuentes egipcias e hititas, y que en torno al 1200 a.C. causaron una inmensa inseguridad y colapso en el Mediterráneo Oriental, siendo poco a poco repelidos por egipcios y otros pueblos, y que fueron asentándose en distintos lugares del Mediterráneo, llegando hasta costas itálicas, y que pudieron suponer la primera oleada migratoria que asentada en Italia central empezó a desarrollar una cultura propia que con el tiempo constituyó la cultura etrusca.
La existencia de dicha familia tirsénica fue formulada en 1998 por el lingüista alemán Helmut Rix, quien adoptó el término “tirsénico” del griego jónico Τυρσηνοί, exónimo con el que autores griegos como Homero, Hesíodo y Heródoto se referían a los pueblos mediterráneos extranjeros (fundamentalmente los lemnios), que posteriormente fueron identificados con los Πελασγοί o “pelasgios”, habitantes de la Península Helénica antes de la llegada de los griegos. Otra lengua pre-indoeuropea de la Península Itálica, el camunio (hablado en los Alpes centrales durante el primer milenio a.C.), podría pertenecer también a la familia tirsénica, aunque los escasos testimonios conservados no permiten asegurar su adscripción lingüística.
Los testimonios documentales parecen mostrar que el lemnio y el rético se hallan en el estado evolutivo más arcaico de un supuesto protoetrusco (debido seguramente a su aislamiento geográfico), mientras que el etrusco presenta un mayor grado de evolución (que se demuestra en la reducción de sus sufijos nominales y verbales, como la marca de caso locativo -aiθ > -iθ o la desinencia de pretérito -ai > -i).
Ello parece reforzar la hipótesis de que el protoetrusco procedería de las lenguas anatolias de Asia Menor (con las que guarda grandes semejanzas gramaticales), cuyos antiguos hablantes, tras atravesar el mar Egeo y establecerse en la isla de Lemnos, contiuaron su travesía hasta llegar a Etruria.
El rético sería simplemente un etrusco colonial llevado por comerciantes al norte de la Península Itálica.
El estudio de las lenguas egeas (eteocretense y eteochipriota) ha sido un área de investigación lingüística de las más antiguas. Se detallará en cada lengua la correspondiente investigación llevada a cabo hasta el momento.
Arthur Evans (1851-1941), fue un arqueólogo británico, descubridor del Palacio de Cnosos. Estudió en las universidades de Oxford y Gotinga y realizó varias excavaciones en Italia, Escandinavia y los Balcanes, antes de lanzarse a la búsqueda del palacio de Cnosos en Creta. Pretendía con ello descubrir la civilización anterior a la micénica, la de la leyenda del rey Minos. Entre los años 1900-1906 desenterró el llamado Palacio de Cnosos, que relacionó por su construcción laberíntica con el Palacio de Minos, por lo que dio a sus hallazgos la denominación genérica de civilización minoica.
Además del palacio, Evans encontró ricos hallazgos, entre los que destacan 3.000 tablillas de arcilla con dos tipos de escrituras diferentes conocidas como lineal A y lineal B (la primera aún sin descifrar, la última un primitivo dialecto griego).
Origen
Los límites temporales para el grupo egeo (cretense y chipriota) son bastante más antiguos y sus posibles vínculos con variedades aún no documentadas pelásgicas.
Según Rix, las lenguas tirsénicas derivan de una antigua variedad común conocida como prototirsenio, de la que comenzaron a diferenciarse hacia el año 1000 a.C.
Acerca de su origen, se han propuesto varias teorías, aunque tan sólo dos de ellas están basadas en un estudio filológico comparativo de los textos conservados:
Hipótesis macroegea
Una hipótesis incluye las lenguas tirsénicas dentro de la macrofamilia egea, junto con otros dos idiomas pre-indoeuropeos de la Edad de Hierro mediterránea, el eteocretense ―lengua hablada entre los siglos VII y III a.C. en la isla de Creta, asociada a la civilización minoica que empleó un tipo de escritura silábica conocida como lineal A― y el eteochipriota ―hablado en Chipre entre los siglos X y IV a.C. y representado mediante un silabario derivado de lineal A―, aunque los escasos testimonios conservados de estas dos lenguas no permiten extraer conclusiones definitivas;
Hipótesis anatolia
La teoría que conecta la familia tirsénica con las lenguas anatolias de Asia Menor está basada en un parecido léxico y gramatical más que razonable, aunque nuevamente esto puede deberse a la convivencia en un área lingüística común (Sprachbund) más que a una verdadera relación filogenética. Actualmente, parece estar menos aceptada esta segunda hipótesis.
Desarrollo
Las civilizaciones egeas desaparecieron a lo largo de los siglo XVIII A.C al siglo XI A.C, para cuando posiblemente tan solo quedasen resquicios.
Mientras tanto, surge en Italia la cultura Tirrénica/Etrusca que posiblemente procedía del egeo, vinculándose así con el lemnio.
El desarrollo de estas culturas se detallará en cada una de las lenguas implicadas.
Situación Actual
Sea cual fuere su origen, las lenguas tirsénicas desaparecieron tras la progresiva asimilación cultural de sus hablantes a otros pueblos conquistadores. La primera en hacerlo fue el lemnio, que se extinguió en el siglo III a.C. tras la expansión del griego en la isla de Lemnos; el etrusco comenzó a declinar a partir de la conquista de Etruria por parte del Imperio Romano en el siglo I a.C., y hacia el siglo IV d.C. ya había sido reemplazado completamente por el latín; el rético, por su parte, fue la variedad tirsénica que más tiempo sobrevivió debido a su aislamiento en la región montañosa de los Alpes, aunque finalmente desapareció como variedad hablada en el siglo III d.C. como resultado de la influencia conjunta del latín vulgar (desde el sur) y las lenguas germánicas (desde el norte).
Los hablantes de estas lenguas fueron las poblaciones del Mar Egeo, posiblemente antes de la llegada de los indoeuropeos, tanto por occidente (Grecia) como oriente (Anatolia).
Fueron aculturados por las hegemónicas poblaciones indoeuropeas hasta su completa extinción.
La macrofamilia egea o egeo-tirsénica se divide en los grupos o familias egea y tirsénica.
La familia tirsénica parece tener más próximos al lemnio con el etrusco y un poco más alejado el rético, sin embargo, en esta clasificación, se presentan hermanados.
Las lenguas tirsénicas no presentan relaciones filogenéticas con ningún otro idioma mediterráneo de su entorno.
Se ha propuesto que la familia tirsénica podría formar parte de una macrofamilia de lenguas más grande llamada macrofamilia egea que incluiría también el eteocretense (antiguo cretense, la lengua de los minoicos) y el eteochipriota. Si se prueba que estas otras lenguas están relacionadas con el etrusco y el rético, podrían constituir una evidencia de una expansión de pueblos pelásgicos desde las islas del mar Egeo y Creta a través de Grecia y la península italiana hasta los Alpes.
Esta propuesta, presentada en la actual clasificación, no tiene todavía amplia aceptación, y de hecho existen intentos de relacionar el etecretense y el etechipritoa con las lenguas nostráticas. No obstante, no es contradictorio o puede que sea incluso probatorio o indicativo de tal vínculo, pues podrían estar todas dentro de una rama de la macrofamilia o superfamilia nostrática, como aquí se aventura.
Información disponible en cada lengua.
Información disponible en cada lengua.
Algunos de los cognados putativos entre el etrusco y el rético son:
Etr. zal, Rét. zal, 'dos'
Etr. -(a)cvil, Rét. akvil, 'don, regalo, dádiva'
Etr. zinace, Rét. t'inaχe, '[él] hizo'
un sufijo de genitivo -s presente en etrusco, lemnio y rético
otro sufijo de genetivo: -a in rético, -(i)a en etrusco
un participio pasado -ce en etrusco y -ku en rético
Otro conjunto de congandos entre el lemnio y el etrusco son:
Sufijo de caso dativo *-si y *-ale testimoniados en la Estela de Lemnos (Hulaie-ši 'para Hulaie', Φukiasi-ale 'para los foceos') y en las inscripciones etruscas (e.g. aule-si 'a Aule' en Cippus Perusianus).
un sufijo de pasado *-a-i (etrusco <-e> como en ame 'era' (< *amai); Lemnio <-ai> como en šivai 'vivían').
Estrabón en su Geografía (V,2) citando a Antíclides atribuye a los pelasgos de Lemnos e Imbros una fundación compartida en Etruria.
Casi todas las lenguas de esta macrofamilia han tenido algún alfabeto o silabario a lo largo de su larga existencia, en muchos casos de una repercusión enorme en términos de expansión de los mismos, como es el caso del alfabeto etrusco (de procedencia fenicia).
Las lenguas egeas se acomodaron a silabarios Lineal A/B y chipriota, cuyos orígenes aún están pendientes de desentrañar.
El etrusco es la lengua tirsénica más conocida, ya que ha dejado un mayor número de testimonios escritos.
A través de su comparación con inscripciones del rético y el lemnio ―representadas igualmente en caracteres del alfabeto etrusco― se descubren semejanzas gramaticales significativas que parecen confirmar su parentesco, tanto en el sistema morfológico (terminaciones comunes para los casos genitivo, dativo y locativo) y sintáctico (verbo en última posición dentro de la frase y empleo abundante de estructuras de genitivo) como en el terreno léxico (con términos comunes como zal ‘dos’ en etrusco y rético o ziva ‘morir’ en etrusco y lemnio).
En cada lengua la información disponible al respecto.
El lemnio es una antigua lengua hablada hasta el siglo III a.C. en la isla griega de Lemnos, situada en el mar Egeo.
Lemnos proviene del griego dórico Λᾶμνος (Lâmnos) del fenicio y, a su vez, del protosemítico *l-b-n (“blanco”).
Se sabe de su existencia gracias al descubrimiento en 1884 en Kaminia (en el sureste de la isla) de una losa funeraria del siglo VI A.C. conocida como “estela de Lemnos”, que muestra inscripciones en caracteres griegos occidentales parecidos a los empleados para la representación del etrusco (lengua de Etruria, antigua provincia itálica en el norte de Roma) y el frigio (lengua de un pueblo indoeuropeo del norte de la península de Anatolia que usaba un alfabeto derivado del fenicio).
Ya en época moderna, en 2009, se descubrió una nueva inscripción en Efestia, un antiguo anfiteatro griego situado en la costa septentrional de Lemnos.
Origen
Las fuentes griegas mencionan una y otra vez que Lemnos era una isla habitada por los pelasgos (nombre que también fue aplicado a veces a los etruscos).
La presencia del pueblo que los griegos llamaron pelasgos en la islas data ya del siglo XVI a.C.
Desarrollo
Por lo que sabemos esta lengua de Lemnos se habló como mínimo hasta el siglo V a.C. (y seguramente bastante tiempo después).
La isla fue conquistada por los atenienses en el siglo VI a.C. fecha a partir de la cual tenemos noticia histórica más abundante sobre la isla.
Situación Actual
Tras la conquista griega de esta isla en la segunda mitad del siglo VI a.C., el lemnio fue progresivamente sustituido por el griego ático, hasta que finalmente fue asimilado por completo a la lengua de los conquistadores en el siglo III a.C.
Es posible especular que los hablantes de lemnio fueron emigrantes o comerciantes etruscos o bien pelasgos que al emigrar a la península itálica desarrollaron el etrusco. No dispongo de información suficiente para aventurar ninguna de estas ideas.
Sin datos disponibles.
Según una teoría propuesta en 1998 por el lingüista alemán Helmut Rix, el lemnio estaría genéticamente relacionado con el etrusco dentro de la llamada familia tirsénica, en la que se incluiría también otra lengua mediterránea como el rético (hablado en la provincia romana de Recia, al norte de la Península Itálica).
La comparación de la “estela de Lemnos” con los textos etruscos conservados muestra efectivamente grandes semejanzas léxicas, fonológicas y morfológicas entre estas dos lenguas.
El lemnio presenta ausencia de consonantes oclusivas sonoras, la presencia de una serie adicional de oclusivas sordas aspiradas ―/ph/, /th/, /kh/―, un sistema de cuatro vocales ―/a/, /e/, /i/, /o/, esta última con dos alófonos, [o] y [u], en función del contexto fonético.
Se encuentran las terminaciones comunes en los casos nominativo/acusativo (-Ø), genitivo (-s/-z/-θ, -l, -o), dativo (-si, -le) y locativo (-i, -iθ/-aiθ) y en el pretérito de los verbos (-i/-ai).
Aunque nuestra única inscripción en lemnio todavía es dificil de interpretar, está bastante claro que está escrita en una lengua cercana al etrusco y el rético (que podemos suponer como lenguas emparentadas con el lemnio). Estas tres lenguas muestran diversas terminaciones comunes. Por ejemplo en rético y lemnio tenemos la terminación nominal -s' (que podría ser un genitivo), y la terminación -sl (tal vez genitivus genitivi) aparece en las tres lenguas. Otras terminaciones verbales comunes serían -eis', -s'i, -ai, -aith, -ke /-ake, sus significados no se entienden del todo pero su uso es similar.
Un hecho curioso, aunque seguramente carente de interés lingüístico real es que las inscripciones de Lemnos a diferencia de las etruscas continen la letra o.
Algunas características morfonológicas del lemnio, como la desinencia arcaica de pretérito -ai, muestran rasgos conservadores que hacen incluso pensar que se trata de un dialecto de una variedad antigua de etrusco llevado a la isla de Lemnos (por comerciantes llegados desde la región itálica de Etruria o, según otra teoría, por pueblos anatolios procedentes de Asia Menor que posteriormente se asentarían en la Península Itálica).
Existen además algunos paralelos en el léxico que hacen convincente el parentesco: lemnio avs' = etrusco avil 'año', lem. nafoth = etr. nefs, además de la palabra griega opuien 'casarse' que es un prestamo del lemnio, que tiene su paralelo con el etrusco puia 'esposa'.
Existe una gran semejanza gramatical con los textos etruscos, especialmente en el aspecto léxico, en las terminaciones de los casos nominales, en el empleo de construcciones de genitivo para introducir patronímicos (nombre del padre o de la madre) y topónimos y en una tipología sintáctica que favorece la presencia del verbo en última posición dentro de la frase. Ello parece confirmar la existencia de una relación filogenética sólida entre el lemnio y el etrusco.
Siempre en la Estela de Lemnos, pueden observarse similitudes léxicas con lenguas anatolias de Asia Menor, aunque en este caso pueden deberse a la existencia de una Sprachbund o área lingüística común en el mar Egeo.
Estela de Lemnos
“Estela de Lemnos” (s. VI a.C.), conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
La “estela de Lemnos” contiene inscripciones en el frente (siete líneas) y en un lateral (tres líneas) con un estilo bustrófedon, de forma que la dirección de escritura alterna de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Las palabras se separan mediante dos puntos verticales (:) o tres puntos (;).
La distribución de las líneas indica el orden de lectura lógico según el sentido del texto (véase la traducción más abajo) y las flechas delante de cada línea señalan la dirección de escritura. Gráficamente:
Obsérvese que algunos caracteres lemnios, al igual que los etruscos, pueden adoptar distinta orientación según la dirección de escritura, tanto horizontal (S <z>, s <s>, v <w>, E <e>) como vertical (L <l>), o incluso ambas, y también distinto trazado (S <z>, m <m>, O <o>, 7 <θ>).
A continuación se muestra la transcripción del anterior texto en su forma original, en griego antiguo y en caracteres latinos.
Transcripción Original:
Frente
1 (↑) AKEr:tAvArSIO
ακερ ταϝαρζιο
aker tawarzio
2 (↑) vAnALAsIAL;SErOnAI;mOrInAIL
ϝαναλασιαλ ζεροναι μοριναιλ
wanalasial zeronai morinail
3 (↑) hOLAIES;nAFO7:SIASI
hολαιεζ ναφοθ ζιαζι
holaiez naφoθ ziazi
4 (→) SIvAI
ζιϝαι
ziwai
5 (←) EvIs7O;SErOnAI7
εϝισθο ζεροναιθ
ewisθo zeronaiθ
6 (→) sIALwvEIS;AvIS
σιαλχϝειζ αϝιζ
sialχweiz awiz
7 (←) mArAS;mAv
μαραζ μαϝ
maraz maw
Lateral
8 (↓) hOLAIESI:FOKIAsIALE;SErOnAI6:EvIs6O:tOvErOnA
hολαιεζι φοκιασιαλε ζεροναιθ εϝισθο τοϝερονα
holaiezi φokiasiale zeronaiθ ewisθo towerona
9 (↑) rOm:hArALIO:SIvAI:EptESIO:ArAI:tIS:FOKE
ρομ hαραλιο ζιϝαι επτεζιο αραι τιζ φοκε
rom haralio ziwai eptezio arai tiz φoke
10 (↓) SIvAI:AvIS:sIALwvIS:mArASm:AvIS:AomAI
ζιϝαι αϝιζ σιαλχϝιζ μαραζμ αϝιζ αομαι
ziwai awiz sialχwiz marazm awiz aomai
Análisis morfosintáctico y traducción
Para ilustrar la semejanza formal entre el lemnio y el etrusco, a continuación se ofrece una interpretación y traducción del texto incluido en la “estela de Lemnos”. Dado que este documento es el único que se ha conservado en esta lengua, tan sólo es posible ofrecer una traducción aproximada y orientativa sobre la base de su comparación con el etrusco y otras variedades geográficamente cercanas, como el griego y las lenguas anatolias.
Línea 1
AKEr:tAvArSIO <aker tawarzio>
TRADUCCIÓN: Aker (hijo) de Tavarzi
Esta expresión es similar a la fórmula “X hijo de Y” de las inscripciones funerarias etruscas, en donde X es el nombre del fallecido e Y es el patronímico o nombre del padre en caso genitivo (con el sufijo -o). Por tanto, el difunto se llamaba Aker y era hijo de Tavarzi (o Tavarza).
Línea 2
vAnALAsIAL;SErOnAI;mOrInAIL <wanalasial zeronai morinail>
TRADUCCIÓN: (hijo) de Vanal, de Zerona, (distrito de) Myrina
El primer término es el matronímico vanalasial, que indica el nombre de la madre, Vanal, con el sufijo de genitivo -asial (combinación de las terminaciones *-asi y *-ala del etrusco arcaico); el segundo elemento, zeronai, es el topónimo Zerona (o Serona) con el sufijo locativo -i; morinail es el gentilicio de Morina (Myrina, capital de la isla de Lemnos), con la terminación combinada de locativo-genitivo -i-l, que se refiere al municipio al que pertenece la localidad de Zerona; obsérvese que el sintagma zeronai morinai es un caso de absorción sufijal (Suffixaufnahme), fenómeno morfosintáctico que también ocurre en lenguas de Asia Menor como el hurrita y el urartiano, por el que los modificadores dependientes de un nombre adoptan el mismo sufijo de caso (locativo -i); a su vez, el conjunto de todo el sintagma zeronai morinai se conecta con el anterior matronímico vanalasial mediante el sufijo final de genitivo -l; el término vanal también ha sido relacionado con el sustantivo vanaλ ‘tumba’ del lidio, lengua del oeste de la Península de Anatolia.
Línea 3
hOLAIES;nAFO7:SIASI <holaiez naφoθ ziazi>
TRADUCCIÓN: nieto de Holaie, fallecido
El término holaiez, que se repite al comienzo de la línea 8, es el nombre propio Holaie (posiblemente relacionado con el griego Ὑλαῖος) con la marca de caso genitivo -z; el siguiente elemento contiene la raíz naφo- (quizá relacionada con el etrusco neφt- ‘nieto’), también con el sufijo de caso genitivo -θ; el conjunto de este sintagma nominal, holaiez naφoθ, identifica al abuelo de Aker mediante un nuevo ejemplo de absorción sufijal; el último término, ziazi, es una forma nominal (con el sufijo -zi) derivada del etrusco zia ‘matar’, que puede traducirse como ‘muerto, fallecido, difunto’.
Línea 4
SIvAI <ziwai>
TRADUCCIÓN: murió
Forma de pretérito (desinencia -i) del verbo etrusco ziva ‘morir’ (que tambén posee el significado opuesto, aunque complementario, de “vivir”).
Línea 5
EvIs7O:SErOnAI7 <ewisθo zeronaiθ>
TRADUCCIÓN: en Zerona (municipio) de Efestia
El término zeronaiθ es la forma correspondiente al topónimo Zerona (línea 2) con el sufijo arcaico de locativo -aiθ (similar al locativo -iθ del etrusco); ewisθo se refiere a Efestia (nombre de un antiguo santuario en la isla de Lemnos), con la marca de genitivo -o, que indica que Zerona pertenece administrativamente a Efestia.
Línea 6
sIALwvEIS:AvIS <sialχweiz awiz>
TRADUCCIÓN: (a los) 60 años
Expresión parecida a la inscripción etrusca sealχls avils ’60 años’ (literalmente ’60 de edad’), hallada en epitafios.
Línea 7
mArAS;mAv <maraz maw>
TRADUCCIÓN: y también (fue) magistrado
El primer término, maraz, es el genitivo (-z) del etrusco maru ‘magistrado’ (término que a su vez procede del vecino umbro), y describe el cargo que ocupaba el difunto Aker; el segundo elemento, maw, está formado por el prefijo m- (que funciona como una partícula proclítica con el valor de la conjunción ‘y’) y -av ‘también’; el término maraz también ha sido relacionado con el sustantivo maraza ‘juez’ del licio, lengua del suroeste de la Península de Anatolia.
Línea 8
TRADUCCIÓN: Holaie de Focea (fue nombrado) embajador en Zerona (municipio) de Efestia
hOLAIESI:FOKIAsIALE <holaiezi φokiasiale>
El primer elemento, holaiezi, es el anterior nombre de Holaie con el sufijo de dativo -zi; su modificador, φokiasiale, siguiendo el principio de absorción sufijal ya comentado, es el topónimo Phokaia (de Φώκαια ‘Focea’, antigua ciudad griega en la costa occidental de Anatolia) con la terminación de caso dativo-genitivo -si-ale.
SErOnAI6:EvIs6O:tOvErOnA <zeronaiθ ewisθo towerona>
Los términos zeronaiθ y ewisθo ya aparecieron en la línea 5; towerona se refiere al cargo público que le fue encomendado a Holaie en Zerona, que podría estar relacionado con el etrusco antiguo tevarath ‘embajador, representante’.
Línea 9
TRADUCCIÓN: (cuando) […]rom de Karali murió y el (hijo) de Eptezi hizo una ofrenda en Focea
rOm:hArALIO:SIvAI <rom haralio ziwai>
El término rom parece ser el final truncado de una palabra anterior (la estela está cortada precisamente en ese lugar); de esta forma haralio, al igual que el anterior topónimo ewisθo, sería el modificador que indicaría la pertenencia a Harali del término precedente (que, según la construcción lógica del texto, debería ser el nombre de un personaje coetáneo de Holaie de Focea); el topónimo “Harali” podría interpretarse como “Karali”, nombre de una antigua colonia fenicia en Cerdeña (actual Cagliari); ziwai ‘murió’ ya apareció en la línea 4.
● EptESIO:ArAI:tIS:FOKE <eptezio arai tiz φoke>
La expresión eptezio arai tiz, paralela a la anterior haralio ziwai, está compuesta por el locativo eptezio (que, según el anterior modelo morfosintáctico del lemnio, sería el patronímico de Eptezi con el sufijo de genitivo -o), arai (pretérito del verbo etrusco ar- ‘hacer’) y tiz (del etrusco tez ‘sacrificio, ofrenda’); φoke es el anterior topónimo Focea en caso locativo; el término eptezio también ha sido relacionado con el pronombre lidio epttehi ‘su (de ellos)’.
Línea 10
TRADUCCIÓN: (Aker) murió a los 60 años y fue magistrado en vida
● SIvAI:AvIS:sIALwvIS <ziwai awiz sialχwiz>
Esta expresión, referida al difunto Aker y formada por los términos ya conocidos ziwai ‘muerto’ (líneas 4 y 9), awiz ‘edad’ y sialχwiz ‘sesenta’ (línea 6), es idéntica a fórmulas funerarias etruscas del tipo avils cealχls lupu ‘muerto a los 30 años de edad’.
● mArASm:AvIS:AOmAI <marazm awiz aomai>
El término maraz ‘magistrado’ añade el sufijo etrusco -m, que ya apareció como partícula proclítica en la línea 7, aunque en este caso se emplea como enclítico con el valor de la conjunción oracional ‘y’, que conecta esta frase con la anterior (de forma similar al latín -que en utroque ‘(uno) y otro’); los otros dos elementos son awiz ‘edad, vida’ y aomai (raíz verbal aom-, similar al etrusco am- ‘ser’, con la desinencia de pretérito -ai del etrusco arcaico); la conjunción enclítica -m también ha sido relacionada con el sufijo copulativo -ma del hitita, lengua indoeuropea hablada en la península de Anatolia.
Traducción unificada
Aker, hijo de Tavarzi y Vanal de Zerona, distrito de Myrina, nieto del fallecido Holaie, murió en Zerona, municipio de Efestia, a los 60 años y ejerció como magistrado. Holaie de Focea fue nombrado embajador en Zerona, municipio de Efestia, cuando […]rom de Karali murió y el hijo de Eptezi hizo una ofrenda en Focea. Aker Tavarzio murió a los 60 años y fue magistrado en vida.
Interpretación
El epitafio inscrito en la “estela de Lemnos” ofrece breves datos biográficos sobre el fallecido, Aker Tavarzio: sus progenitores, sus antepasados ilustres, su cargo público, su edad y el lugar de fallecimiento.
Las inscripciones están escritas en un alfabeto similar al utilizado para escribir el idioma etrusco y al de antiguas incripciones frigias, todos los derivados modelos eubeos (alfabeto griego occidental, alfabetos de Asia Menor). Estos modelos son en última instancia de origen semítico occidental y fueron adaptados por varios pueblos desde antes del siglo VIII a. C.
En cuanto a las inscripciones, destaca sobre todo la famosísima Estela de Lemnos. Esta inscripción hallada en 1885 en Kaminia (isla de Lemnos, N. del mar Egeo, Grecia) consta de con unas 34 palabras (198 letras).
Esta inscripción resulta algo intrigante ya que parece escrita en una forma de "etrusco" diferente del dialecto de etrusco italiano, de hecho podemos considerarla como una lengua diferente al estrusco aunque emparentada con él.
Además de esta inscripción, tenemos algunos fragmentos de cerámica con algunas palabras en Lemnio hallados en 1928 por arqueólogos italianos. La opinión acutal es que todos estos testimonios escritos pertenecían a la lengua de Lemnos antes de que fuera conquistada por los atenienses (en el siglo VI a.C.)
Por otro lado, los fragmentos de inscripciones en cerámica local muestra que era la lengua de la comunidad local.
Sin datos disponibles.
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
El etrusco es una lengua extinta hablada antiguamente en la provincia de Etruria, situada en la meseta centro-septentrional de la Península Itálica (en las actuales regiones italianas de Toscana y Umbría).
El etnónimo “etrusco” procede en realidad del latín etruscus, denominación que los romanos del Lacio dieron a sus vecinos del norte, los cuales se autodenominaban rasenna (o rasna en su forma sincopada).
En 1964 se descubrieron en Cerveteri, ciudad al norte de Roma, unas láminas de oro repletas de inscripciones en etrusco y en púnico (el antiguo dialecto fenicio hablado en Cartago). En un principio se supuso que se trataba de una escritura bilingüe, lo cual hizo pensar que por fin se había descubierto la “Piedra Rosetta” de la lengua etrusca. Pero pronto se vio que no existía ninguna correspondencia entre ambos textos.
En ausencia de inscripciones bilingües más largas, otra piedra Roseta Etrusca similar a la inscripción de Pyrgi; la línea de ataque más prometedora parece ser el método combinatorio. Este método consiste en partir de núcleo de vocabulario conocido y examinar con que otros elementos aparecen frecuentemente relacionades estos, de esta manera se han identificado algunos nuevos términos léxicos, afijos y partículas. Este primer paso permite hacer hipótesis razonables sobre el campo semántico o la función de ciertas palabras (si se trata de un objeto, de una persona, de un verbo, ...), entonces se vuelven a introducir los hipotéticos valores semánticos o gramaticales de estos términos identificados hipotéticamente y se contrasta la exactitud de dichas hipótesis mediante las inscripciones restantes.
Con frecuencia este método requiere que se tome nota de cualquier detalle peculiar sobre el objeto en el que aparece la inscripción o en su procedencia. Eso permite hacer alguna hipótesis, que puede se contrastada comparando recursivamente cada palabra o sintagma de la inscripción con cualquier otra inscripción donde aparezca la misma palabra a sintagma, y comparar todos los contextos donde aparece.
Helmut Rix y sus colaboradores compilaron la colección «Etruskische Texte», que presenta textos de manera unificada, esta colección incluye el texto más largo conocido en etrusco el Liber Linteus usado para envolturas de momias (actualmente en Zagreb) y la Tabula Capuana (la tablilla inscrita de Capua). El resto de inscripciones recuperadas les siguen, agrupadas según las localidades en las que fueron encontradas: Campania, Lacio, Falerii y Ager Faliscus, Veyes, Caere, Tarquinia, Ager Tarquinensis, Ager Hortanus, y finalmente, fuera de Italia, en la Galia Narbonense, en Córcega y en África del norte. Dos inscripciones de Cerdeña, publicadas en 1935, escaparon a Rix. Las menos exactamente identificadas les siguen, y por último inscripciones en pequeños objetos movibles: espejos de bronce y cistae (cajas), en gemas y en monedas. Continúan las inscripciones arqueológicas en etrusco en el interior de paredes y puertas de tumbas, estelas grabadas, urnas cinerarias, espejos y ofrendas votivas. Las inscripciones están muy abreviadas y con frecuencia despreocupadamente formadas, tanto que muchas cartas individuales están puestas en duda por los especialistas. Las tablillas de Pirgi son un corto texto bilingüe en etrusco y en fenicio y grabado en tres planchas de oro.
Origen
Es poco lo que se sabe de los etruscos con anterioridad al año 900 a.C., aunque se cree que se trataba de un pueblo que había emigrado desde Asia Menor a la Península Itálica en el siglo XII a.C.
La cultura de Villanova es una civilización de la Edad del Hierro en el norte de Italia, en la región que enseguida fue la sede de la cultura etrusca.
Los orígenes de los etruscos nunca han estado claros.
Se pueden destacar cuatro teorías al respecto:
La teoría orientalista, propuesta por Heródoto, que cree que los etruscos llegaron desde Lidia hacia el siglo XIII a. C. Para demostrarlo se basa en las supuestas características orientales de su religión y costumbres, así como en que se trataba de una civilización muy original y evolucionada, comparada con sus vecinos.
La teoría autóctona, propuesta por Dionisio de Halicarnaso, que consideraba a los etruscos como oriundos de la Península Itálica. Para argumentarlo, esta teoría explica que no hay indicios de que se haya desarrollado la civilización etrusca en otros lugares y que el estrato lingüístico es mediterráneo y no oriental.
Teoría de un origen «nórdico», defendida por muchos a finales del siglo XIX y primera mitad del XX; se basa sólo en la similitud de su autodenominación (rasena) con la denominación que los romanos dieron a ciertos pueblos celtas que habitaban al norte de los Alpes, en lo que actualmente es el Este de Suiza y Oeste de Austria: los ræthii o réticos, tal origen supuesto sólo en parofonías está ya descartado.
La teoría actualmente más fundamentada viene a ser, en cierto modo, una mezcla de la de Heródoto y la de Dionisio de Halicarnaso: habrían llegado inmigrantes orientales los cuales fueron influidos por los nativos, o los nativos influyeron a los inmigrantes del este. Se considera, por varios rasgos culturales (por ejemplo, el alfabeto), un fuerte influjo cultural derivado de alguna migración procedente desde el suroeste de Anatolia hacia el centro de Italia. Tal influjo cultural se habría extendido sobre pueblos autóctonos ubicados en lo que actualmente es la Toscana.
Desarrollo
Entre los siglos VIII y VI tuvo lugar su momento de máximo esplendor económico, político y cultural, durante el cual se fundó la liga de ciudades-estado que conformarían la provincia de Etruria. Con posterioridad, se produjo su declive progresivo, a medida que los romanos iban sometiendo a todos los pueblos vecinos de la Península Itálica.
Durante su momento de máximo esplendor llegaron a someter a otras regiones vecinas, e incluso los primeros reyes romanos fueron etruscos. Su dominación sobre Roma concluyó con el derrocamiento en el año 509 a.C. del último de ellos, Tarquinio el Soberbio, y la fundación de la República Romana. Desde ese momento, la influencia de los etruscos fue disminuyendo a la vez que la del Imperio Romano aumentaba, cumpliéndose de esta forma una antigua profecía etrusca: el esplendor de Etruria perduraría durante diez generaciones, tras lo cual toda su cultura (incluido el propio nombre rasna) desaparecería.
Llegaron a ser una gran potencia naval en el Mediterráneo occidental, lo cual les permitió establecer factorías en Cerdeña y Córcega. Sin embargo, hacia el siglo V a. C. comenzó a deteriorarse fuertemente su poderío, en gran medida al tener que afrontar casi al mismo tiempo las invasiones de los celtas y los ataques de griegos y cartagineses. Su derrota definitiva, por los romanos, se vio facilitada por tales enfrentamientos y por el hecho de que los etruscos nunca formaron un estado sólidamente unificado sino una especie de débil confederación de ciudades de mediano tamaño.
En cierto modo predecesora de Roma y heredera del mundo helénico, su cultura (fueron destacadísimos orfebres, así como innovadores constructores navales) y sus técnicas militares superiores hicieron de este pueblo el dueño del norte y centro de la Península Itálica desde el siglo VIII a. C. hasta la llegada de Roma.
Situación Actual
Con el ascenso de la Antigua república romana, que conquistó Etruria, la hegemonía del latín aceleró el declive de la civilización etrusca, y hacia el 200 a. C., el etrusco ya había sido reemplazado por el latín, excepto quizás en alguna montaña aislada o zonas pantanosas.
Al final de la República, sólo unos pocos romanos educados interesados en la antigüedad (como Varro) podían leer etrusco. La última persona conocida que, o bien era capaz de leer etrusco o bien recurría a alguien que sí podía, fue el emperador romano Claudio (10 a. C. – 54), que compiló un diccionario, hoy perdido, con entrevistas a los últimos campesinos que aún hablaban el idioma.
No obstante, la absorción definitiva de las ciudades-estado etruscas por parte del Imperio Romano no se produjo hasta el siglo I a.C. Por esa misma fecha, la lengua etrusca, que hasta entonces presentaba una gran unidad, dejó de usarse en contextos religiosos y quedó fragmentada en múltiples dialectos hablados.
Hacia el 40 a. C., las diferentes ciudades de Etruria (nombre del país de los etruscos) perdieron su independencia política y se convirtieron en parte del territorio de la Roma republicana (con todo, la presencia etrusca fue siempre destacada, los últimos tres reyes de Roma fueron etruscos).
Esta lengua ha llegado hasta nosotros en forma de testimonios fragmentarios que se remontan al siglo VIII a.C. y que se interrumpen en el siglo IV d.C., fecha en la que el etrusco ya puede considerarse como una lengua extinta.
El etrusco fue hablado principalmente en noroeste y centro-oeste de Italia, en la región que hoy conserva su nombre, Toscana (del latín tuscī "etruscos"), como alrededor de Capua en Campania y en el valle del Po al norte de Etruria. También existen inscripciones etruscas en Cerdeña donde existieron asentamientos etruscos.
Los etruscos tenían fama de piratas entre los pueblos vecinos, aunque en realidad poseían una cultura con un alto nivel de desarrollo, favorecían la igualdad entre los sexos y creían firmemente en la adivinación y las profecías.
Políticamente, Etruria se conforma en federaciones de 12 ciudades unidas por lazos estrictamente religiosos, lo que es llamado Dodecápolis, o Liga etrusca a la que se sumarían la Etruria padana y la Etruria campana, pero esta alianza no es política, ni militar y cada ciudad es en extremo individualista.
La estructura política es, en un principio, la de una monarquía absoluta, donde el rey (lucumo) distribuye justicia, actúa como sumo sacerdote y comandante en jefe del ejército. A partir del siglo IV a.C. se da una transición donde el gobierno es una dictadura de corte militar, la cual desemboca en una República, en esencia oligárquica, con magistraturas colegiadas, donde gobierna el hombre más anciano perteneciente a la familia más rica, quien contaba con el apoyo de un senado fuerte y estable y la participación de una asamblea popular en representación del pueblo.
En la pirámide social etrusca podemos distinguir cuatro escalafones:
En primer lugar estaban los terratenientes, miembros de la oligarquía.
Plebe libre, ligada por lazos de clientela a los anteriores.
Extranjeros, generalmente griegos, que eran artesanos y mercaderes.
Por último, esclavos. Los etruscos tenían una gran cantidad de servicio doméstico y agrario.
La familia y el papel de la mujer
Tanto griegos como latinos consideraron «promiscua» y «licenciosa» a la cultura etrusca, tales opiniones se debieron al contraste de la situación social de la mujer entre los etruscos, mucho más libre que entre griegos y romanos; hay que recordar que entre helenos y latinos las mujeres estaban absolutamente subordinadas a los varones.
La mujer etrusca, al contrario de la griega o de la romana, no era marginada de la vida social, sino que participaba activamente tomando parte en los banquetes, en los juegos gimnásticos y en los bailes, y sobre todo ayudaban en las labores de la vía pública.
La mujer además tenía una posición relevante entre los aristócratas etruscos, puesto que estos últimos eran pocos y a menudo estaban involucrados en la guerra: por esto, los hombres escaseaban. Se esperaba que la mujer, en caso de muerte del marido, asumiría la tarea de asegurar la conservación de las riquezas y la continuidad de la familia. También a través de ella se transmitía la herencia.
Sin datos disponibles.
El etrusco no presenta relación filogenética alguna con las vecinas lenguas itálicas (latín, falisco, osco, sabélico, umbro) u otras variedades indoeuropeas conocidas. A pesar de los repetidos esfuerzos por conectar este idioma con familias lingüísticas como la indoeuropea (grupo anatolio), la urálica o la caucásica, no ha podido establecerse una relación genética confirmada con ninguna otra lengua, por lo que se piensa que se trata de una variedad lingüística que ya se hablaba en la Península Itálica cuando llegaron las primeras tribus indoeuropeas.
No obstante, en 1998 el lingüista alemán Helmut Rix propuso la existencia de la llamada familia tirsénica, que englobaría, además del etrusco, otras antiguas lenguas mediterráneas como el rético (hablado en la provincia romana de Recia, al norte de la Península Itálica) y el lemnio (en la isla griega de Lemnos). Hemos seguido esta hipótesis ampliada con una posible macrofamilia egeo-tirsénica, que emparentaría más remotamente las lenguas tirsénicas o tirrénicas con una familia egea (eteocretense-minoico, eteochipriota, ¿pelasgos?).
Las enormes semejanzas léxicas y gramaticales entre estas variedades (especialmente entre el etrusco y el lemnio) parecen confirmar efectivamente la existencia de esta agrupación lingüística, aunque esto sigue sin esclarecer el misterioso origen del etrusco.
Algunos eruditos actuales (Steinbauer 1999) han afirmado que el etrusco es parte de la gran familia tirrena y está remotamente relacionada con la familia indoeuropea, y citan similitudes en los finales gramaticales y el vocabulario. Nada puede ser determinado considerando la escasez de textos en general en etrusco. Por ahora muchos se muestran conservadores y consideran al tirreno aislado.
Un idioma muy relacionado con el etrusco fue el que se habló en la isla de Lemnos antes de la invasión ateniense (siglo VI a. C.), acertadamente llamado lemnio. Una tabilla de piedra llamada estela de Lemnos fue encontrada allí con una escritura emparentada con el etrusco y datada sobre el 600 a. C. Se sabe que los lemnios hablaron este idioma debido a las piezas de cerámica con inscripciones escritas con este mismo alfabeto. Sin embargo, se desconoce cuándo o cómo, hablantes de este dialecto llegaron a esta isla.
Es probable que el rético, un idioma atestiguado en el norte de Italia, esté también emparentado con el etrusco, compartiendo con él algunas características comunes como inflexiones gramaticales y vocabulario, aunque el número de inscripciones en este idioma es pequeño.
La más notable inscripción en un idioma conocido por los lingüistas como el eteochipriota es el Amathus Bilingual, así llamado porque en ella aparece, parcialmente una versión traducida de un texto eteochipriota en el antiguo dialecto ático. Como el lemnio, guarda similitudes en el vocabulario y en la gramática con el etrusco y es probable que sea parte de la misma familia.
Cautelosamente, alguno nota una posible relación del minoico (eteocretense) con el etrusco de la escritura Lineal A. Mientras que esto puede parecer atrevido para algunos, esta opinión podría estar perfectamente en consonancia con lo que cuenta Heródoto en Historias de que los etruscos procedían de Asia Menor, sugiriendo que una familia entera de idiomas extinguidos pudo haber existido una vez en la región que se extiende entre Grecia y las cercanas islas al oeste de Turquía. Ciertamente, esto vuelve a recordar la teoría propuesta por Beekes de un sustrato pregriego presente en algunas palabras griegas de oscuro origen "no indoeuropeo".
Con todo, la antigua opinión de que el etrusco es una lengua aislada puede tener apoyo. En la actualidad se clasifica frecuentemene al etrusco como parte de la familia lingüística tirrena, basada en el nombre griego para los etruscos, "Tyrrhenoi".
Hipótesis atlanto-mediterránea
Esta hipótesis, no obstante, no se ha seguido en esta clasificación por considerarse otra alternativa que parece más viable en la que se vincula el Etrusco con las lenguas Egeas, lemnio incluido, con el que parece tener enormes parecidos.
En 1997, el historiador español Jorge Alonso publicó un informe con el título Desciframiento de la lengua etrusca, en el que, tomando el vasco como base de comparación, propuso una teoría que conseguía resolver en gran medida el misterio del etrusco. El texto de las láminas de oro (conocidas como tablillas de Pyrgi) se refiere a la “Señora” o “Madre de la Oscuridad”, cuya misión era guiar a los difuntos en su viaje. Frente a quienes creían estar ante un importante documento histórico, Alonso afirma que se trata de una simple guía espiritual, dirigida probablemente a una masa de fieles de escasos conocimientos religiosos. El historiador halló también coincidencias muy significativas, como la de la palabra etrusca dulle ‘guadaña, muerte’, que existe en vasco —e incluso en español— con la misma forma. De este modo, establece simultáneamente la relación lingüística entre el etrusco y el euskera, lenguas que hasta entonces se consideraban independientes y aisladas. Según Alonso, varias tribus beréberes del norte de África emigraron hacia distintas zonas de Asia Menor y el sur de Europa (especialmente las penínsulas Ibérica e Itálica) a partir del año 6000 a.C., huyendo de la progresiva desertización del Sáhara. Estos pueblos hablaban lenguas que posteriormente dieron lugar —según el historiador— al vasco, al etrusco y al ibero.
Las características fonéticas del etrusco son bastante diferentes a las de otras lenguas itálicas vecinas.
El sistema consonántico etrusco distingue principalmente entre plosivas aspiradas y no aspiradas. Sin embargo, no diferencia entre sordas y sonoras, de tal forma que [b], [d] y [g] se confunden con [p], [t] y [k], respectivamente.Llama particularmente la atención la ausencia de los fonemas oclusivos sonoros /b/, /d/, /ɡ/ (cuando estos sonidos aparecían en palabras extranjeras, se escribían frecuentemente como sus correlatos sordos: P [p], T [t], K [k]).
El etrusco poseía también una serie de oclusivas aspiradas, rasgo en común con otras lenguas como el latín arcaico o el griego. El sonido [s] se podía representar mediante tres caracteres distintos: S, s, c. Las consonantes nasales y líquidas ([m], [n], [l], [r]) poseían correlatos vocálicos cuando aparecían en la posición de núcleo silábico (ej.: NTVAL ['lɑwtn̩] ‘hombre libre’).
Basado en el estándar de ortografía de los escribas etruscos que aparece sin vocales o que tiene series de grupos que parecen fonéticamente imposibles de pronunciar, en palabras como cl "de este (gen.)" y lautn "hombre libre", es probable que la "m", "n", "l" y "r" fueran a veces escritas mediante resonantes silábicas. Así cl /kl̩/ y lautn /'lɑwtn̩/.
Rix postula varias consonantes silábicas, a saber /l, r, m, n/ y palatales /lʲ, rʲ, nʲ/, además de aspiradas labiovelares /xʷ/ y algunos eruditos como Mauro Cristofani que las aspiradas palatales mejor que las aspiradas, pero estas opiniones no son compartidas por la mayoría de los etruscólogos.
El etrusco poseía cuatro fonemas vocálicos básicos, sin distinción entre variantes largas y cortas: /a/, /e/, /i/, /u/ (este último, con dos alófonos, [o] y [u], en función del contexto fonético). En las últimas etapas de la lengua, las vocales en posición interior de palabra tendían a desaparecer (ej.: ATNALTA [a'tlnta] ‘Atalanta’).
El etrusco era una lengua aglutinante, en la que las relaciones morfosintácticas se expresaban mediante la fusión en una sola palabra de distintas partículas con una significación fija.
Por los testimonios conservados, se piensa que no poseía género gramatical, aunque se han identificado dos números (singular, plural) y cuatro casos nominales: nominativo/acusativo (definido e indefinido), genitivo, dativo (que asumía también funciones de ablativo) y locativo.
No parece existir ningún caso dativo-ablativo tan propio de las lenguas indoeuropeas. El genitivo puede mostrar terminaciones compuestas es' + al. Algunos sufijos adicionales han sido identificados: -thur para genticilios Vel 'Vulci' > velthur '[la gente] de Vulci'; -cla forma colectivos sacni 'sagrado' > sacnicla 'santuario' (donde están las cosas sagradas); -tra sirve para identficar tribus o claness Vipinial (nombre propio) > vipiniltra 'los seguidores de Vipinal'; -za forma diminutivos murs' 'urna' > murza 'urna pequeña'.
Se conocen pocos adjetivos. El adjetivo calificativo muchas veces se forma a partir de un nombre por sufijación:
-(i)u, -nV, -cva / -khva (alómorfos en distribución complementaria); ejemplos: ais 'dios' > aisiu 'divino', suthi 'tumba' > suthina 'funerario', math 'venéno' > mathcva 'tóxico'.
En cuanto a los pronombres conocemos unos pocos hechos. Obviamente dado el carácter de las inscripciones, dificilmente aparecen en ellas pronombres de segunda persona o primera persona del plural.
Dentro de la flexión nominal se producía una oposición básica entre nombres humanos (referidos a personas) y no humanos (referidos a animales y cosas).
Dentro de la flexión verbal, el etrusco establecía una distinción primaria de carácter aspectual entre formas perfectivas e imperfectivas. La mayoría de los verbos eran monosílabos (como RA <ar-> ‘hacer’, XAR <raχ-> ‘tomar’ o tOP <puθ-> ‘poner’), aunque servían de base para la formación de otras categorías nominales (por ejemplo, a partir de XIZ <ziχ-> ‘escribir’ se formaba el sustantivo OXIZ <ziχu> ‘escribano’ y el adjetivo ANIXIZ <ziχina> ‘relativo a la escritura’).
El análisis de los testimonios escritos que se conservan indica que el orden sintáctico no marcado de la oración etrusca era Sujeto-Objeto-Verbo (por ejemplo, en una estatua del siglo IV a.C. conocida como Kourotrophos Maffei se lee ECROT·L$NAVLE$·IENIXLEV <Velχinei śelvanśl turce> ‘Velchina me entregó a los silvanos’).
Sin embargo, el verbo podía colocarse al principio de la frase cuando ésta era la continuación explicativa de una oración anterior, con verbos medio-pasivos o cuando un adverbio figuraba en primer lugar (por ejemplo, en el Libro de Laris Pulena se lee MOLθEM·ECNXALIZ·IZIC <cizi zilaχnce meθlum> ‘tres veces ha supervisado a la gente’).
En el verbo, con frecuencia, la raíz verbal es monosílaba. Algunas raíces verbales que aparecen en el texto de Agram son: ar 'hacer', rakh 'coger', puth 'colocar, poner'. De la raíz verbal también se forman adjetivos y nombres: zikh 'escribir' > zikhina 'relativo a la escritura', zikhu 'escriba'. En cuanto a su conjugación parece que existe una oposción aspectual: perfectivo / imperfectivo. Dado el carácter repetitivo y estereotipado de las inscripciones votivas y funerarias etruscas, pocas formas verbales distintas aparecen de manera natural en estas inscripciones. Las únicas formas que aparecen con frecuencia son la primera y tercera personas del singular en perfectivo, y la segunda persona del singular en imperativo. Solo unas pocas terminaciones han sido reconocidas con suficiente confianza: -ce (perf. 3ª sing), -cun (perf. 1ª sing), -a (imprf. ing.); turce 'dió', avalce 'vivió', zil.akhce 'fue pretor'; thapicun 'maldije'; hecia 'pone', ara 'hace', mena 'trae'. Una posible terminación de optativo en -e ha sido identificada: satene 'que llore', ame 'que sea'. También el infijo -in- / -un- es posible que represente una voz media o voz pasiva: tehzin 'es sacrificado', zikhunce 'ha sido escrito', utince 'ha sido llevado'.
Las oraciones nominales se construyen mediante el verbo copulativo am 'ser', del que se conocen las formas ama 'es', amce 'fue', ame 'que sea'. En cuanto al orden de los elementos sujeto (S), objeto (O) y verbo (V), parece ser SOV. Y el adjetivo suele preceder al nombre.
Gracias a la repetición sistemática de ciertas fórmulas en los anteriores textos ha sido posible deducir, con mayor o menor grado de seguridad, el significado de algunas palabras e identificar las principales marcas morfológicas del etrusco. De esta forma, se conocen vocablos como ati ‘madre’, clan ‘hijo’, seχ ‘hija’, puia ‘esposa’, ruva ‘hermano’, spura ‘ciudad’ o rasna ‘etrusco, Etruria’.
Los numerales del 1 al 6 nos son conocidos aunque con cierta inexactitud en el orden (fue hallado un dado de seis caras con los nombres inscritos): 1 thu, 2 zal, 3 ci, 4 sa, 5 makh, 6 huth; el 8 sea probablemente cezp; semph y nutph podrían ser '7' y '9'. El resto de numerales conocidos son: 10 s'ar, 20 zathrum, 19 thu.nem (zathrum), 18 esl.em zathrum, 30 cialkh, 40 sealkh, 50 muvalkh, 70 semphalkh. El ordinal para 1 es thuns'na 'primero'.
Puesto que únicamente se han conservado textos monolingües en etrusco, el desciframiento completo de esta lengua resulta enormemente difícil.
Texto ilustrativo
Tablillas de Pyrgi (ca. 500 a.C.)
[TEXTO ORIGINAL ETRUSCO] (orden de escritura de derecha a izquierda)
(tablilla 1)
EH·CACI·AIMT·ATI
EXEITAV·AV$AMAR
AIMEt·sERTsALAINU
AFEt·ATUt·XEM·As
·LAs·sANAILEV·IEIR
URUT·sAINEVULC
sAVUt·sATsINUM·EC
EVCALI·ACsEREMAT
IVA·IC·CAN·EsARELUT
TIEMAI$ET·RAVRUX·L
EsA$LA·EVCALI·ELA
CALIZ·sENARTA·CAN
E$ANCA·ALATIELEs·LA
MAREH·MINATI·sRE
LUP·ACAINE·LIVA·EV
·AVXMU
(tablilla 2)
LEV·EIRAFEt·CAN
ECUMAt·sANUII
LANATE·AVELC
RUIT·NAsAM
ECALE$·sAINU
LAIMT·LACAV
CUMA·LAVXLIVA
VXMULUP·E
FAIUNs·A
[TRANSCRIPCIÓN LATINA] (orden de escritura de izquierda a derecha)
(tablilla 1)
ita·tmia·icac·he
ramaśva·vatieχe
unialastres·θemia
sa·meχ·θuta·θeφa
riei·velianas·sal·
cluvenias·turu
ce·munistas·θuvas
tameresca·ilacve
tulerase·nac·ci·avi
l·χurvar·teśiameit
ale·ilacve·alśase
nac·atranes·zilac
al·seleitala·acnaśe
ers·itanim·heram
ve·avil·eniaca·pul
umχva·
(tablilla 2)
nac·θeφarie·vel
iiunas·θamuce
cleva·etanal
masan·tiur
unias·śelace
vacal·tmial
avilχval·amuc
e·pulumχv
a·snuiaφ
[TRADUCCIÓN]
(tablilla 1)
Este templo y estos edificios sagrados han sido pedidos por Uni-Astre en su provecho. Habiéndolos construido a sus expensas Thefarie Velianas como ofrenda los ha donado, de este lugar guardián de la cella, en la fiesta del mes Tulera, cuando tres años plenos eran del día Thesiasme de la fiesta del mes Alsa, cuando alcanza la magistratura grande. Del lugar sagrado en verdad en el santuario los años son cuantos estas bulas.
(tablilla 2)
Cuando Thefarie Velianas contruyó la estatua del santuario en el mes de Masan, Uni-Astre fue complacida. Los votos del templo serán tantos años como las estrellas.
Para su representación escrita, el etrusco empleaba una variedad occidental del alfabeto griego, desarrollada en el siglo VIII a.C. a raíz de los intercambios comerciales entre Etruria y Grecia.
Durante el periodo arcaico de la lengua (entre los siglos VIII y V a.C.) se empleaban algunos caracteres griegos y fenicios y se escribía de derecha a izquierda, siguiendo el mismo modelo que el griego antiguo y las lenguas semíticas.
Durante el periodo clásico (entre los siglos IV y I a.C.) dejaron de usarse las anteriores letras arcaicas —ya que representaban sonidos para los que ya se usaban otras grafías—, algunas desarrollaron formas gráficas modificadas (como F en lugar de V), se extendió la síncopa o supresión de sonidos en el interior de palabras y se generalizó la costumbre de dividir las palabras mediante un punto medio (·).
La importancia histórica del alfabeto etrusco radica en el hecho de que sirvió de base para la posterior creación del alfabeto latino por parte de los romanos.
Las principales evidencias de la lengua etrusca son epigráficas, que van desde el siglo VII a. C. (se dice que los etruscos empezaron a escribir en el siglo VII a. C. pero su gramática y su vocabulario difieren de cualquier otro del mundo antiguo) hasta principios de la era cristiana. Conocemos unas 10000 de estas inscripciones, que son sobre todo breves y repetitivos epitafios o fórmulas votivas o que señalan el nombre del propietario de ciertos objetos.
Aparte de este material contamos con algunos otros testimonios más valiosos:
El Liber Linteus o Texto de Agram es el texto etrusco más largo con 281 líneas y unas 1300 palabras. Escrito en un rollo de lino, posteriormente fue cortado a tiras y utilizado en Egipto para envolver el cadáver momificado de una joven mujer; se conserva actualmente en el museo arqueológico de Zagreb (probablemente cuando esto sucedió se consideraba que tenía más valor el rollo de lino que el propio texto, que paradójicamente hoy es nuestro mejor testimonio de la lengua; tal vez si no hubiera sido conservado como envoltura ni siquiera habría llegado hasta nosotros).
Algunos textos sobre materiales no perecederos como una tablilla de arcilla encontrada cerca de Capua de unas 250 palabras, el cipo de Perugia escrito por dos caras y con 46 líneas y unas 125 palabras, un modelo de bronce de un hígado encontrado en Piacenza (unas 45 palabras).
Aparte de estos testimonios tenemos dos inscripciones interesantísimas más: la primera de ellas es la inscripción de Pyrgi, encontrada en 1964, sobre láminas de oro que presenta la peculiaridad de ser un texto bilingüe en etrusco y púnico-fenicio y que ha ampliado considerablemente nuestro conocimiento de la lengua. La segunda de las inscripciones, resulta algo intrigante, ya que fue encontrada en la isla de Lemnos (N. del mar Egeo, Grecia) de unas 34 palabras, y que parece escrita en un dialecto diferente de los encontrados en Italia, tal vez esto sea sintomático de la presencia de colonias etruscas en otros puntos del mediterráneo o bien se trate como otros autores sostienen de una lengua hermana del etrusco, el lemnio, aunque se considera que la presencia de una sola inscripción no nos aclara gran cosa.
Los principales materiales escritos que atestiguan la existencia del etrusco son los siguientes:
1) La envoltura de la momia de Agram, conservada en el Museo Nacional de Zagreb, que lleva inscritas alrededor de 1.300 palabras etruscas repartidas en 281 líneas.
2) Varios textos de extensión media, como la tablilla de Capua (que consta de 250 palabras), la tablilla de Perugia (125 palabras) y la tablilla de Lemnos (33 palabras en lemnio, derivado de una variedad arcaica de etrusco hablada en esta isla griega del mar Egeo).
3) Varios miles de inscripciones breves, de carácter fundamentalmente votivo o funerario (como el Libro de Laris Pulena, del siglo II a.C.).
Seguramente la inscripción de Pyrgi es la única inscripción etrusca razonablemente larga que podemos traducir o interpretar convenientemente gracias a que el texto púnico que parece ser una traducción casi exacta del texto etrusco es perfectamente traducible. Con respecto al acceso a las inscripciones: la mayoría de inscripciones etruscas conocidas y publicadas se hallan recogidas en el Corpus Inscriptionum Etruscarum (CIE).
Ot <θu>, LAZ <zal>, IC <ci>, tOH <huθ>, XAM <maχ>, A$ <śa>, FMEs <semφ>, PZEC <cezp>, FRON <nurφ>, RA$ <śar>.
Si deseas patrocinar, puedes aportar un donativo de 10€ por cada una de las lenguas en las que desees participar como micromecenas.
El rético es una lengua de la antigua Italia testimoniada epigráficamente en la provincia romana de Recia o Rética (Rhaetia o Rhaetica), limitada por los Alpes al sur, el alto Danubio al norte, el Rin al oeste, la provincia del Nórico al este y el río Eno.
Se desconoce la etimología del nombre raeti. El mismo dio origen al nombre de la provincia romana Raetia.
Siendo el origen del nombre "Raeti" incierto, no está claro si deriva de un endónimo o un exónimo.
En el siglo XIX D.C. se sugirió que "raeti" era un exónimo dado a aquellas tribus por los galos, derivado de una supuesta raíz céltica "rait" (tierras altas), de manera que raeti significaría "la gente de las montañas".
El geógrafo romano Plinio el Viejo, escribió en 70 D.C, sugiriendo que la gente se llamaba así por "Raetus", su lider en el momento de su suspuesta expulsión del Valle del Po por los celtas que les separaron de los etruscos.
También se ha sugerido que el nombre puede estar conectado con Reitia, una divinidad principal que fue reverenciada en el noreste de la península itálica y que está atestada en una cantidad de tablillas votivas de los vénetos.
Una tablilla votiva de ls misma región contiene la palabra "reithus" que puede referise a esa misma deidad.
Disponemos solo de unos pocas inscripciones en rético escritas en un alfabeto derivado del etrusco, y solo han sido interpretadas de manera fragmentaria.
Origen
Las fuentes antiguas caracterizan a los raeti como un pueblo etrusco quienes habían sido desplazados del valle del Po por las invasiones celtas y buscaron refugio en los valles alpinos. Pero también es probable que estuvieran formados predominatemente de indígenas alpinos que hablasen una lengua relacionada con el etrusco.
Desde el 500 A.C., habitaron las zonas centrales de lo que es actualmente Suiza y las regiones alpinas del centro-norte de Italia.
Desarrollo
Por lo menos algunas de las tribus raeti (aquellas en el noreste de Italia) probablemente hablaran el rético hasta el siglo III D.C. Las otras (aquellas en Suiza) probablemente hablaban idiomas de raíz celta por la época del emperador Augusto (gobernó 30 AdC - 14).
La región de Rhaetia fue conquistada por Roma en tiempos de Augusto (del 16 a. C. al 15 a. C.). Las tribus raeti, junto con aquellas vecinas al norte, los Vindelici, fueron subjugadas por las fuerzas romanas, y sus territorios fueron anexados al Imperio Romano en el 15 AdC.
Las tribus raeti rápidamente se transformaron en sujetos leales del imperio al que contribuyeron cantidades desproporcionadamente elevadas de reclutas para los cuerpos auxiliares del Ejército Imperial Romano.
Situación Actual
Tras las expediciones del cónsul Publio Silio Nerva, del futuro emperador Tiberio y de Druso el Joven, se convirtió en provincia romana.
Poco a poco, el remanente uso de la lengua retia fue desapareciendo hasta imponerse el latín vulgar.
Se hablaba en un territorio que coincidiría aproximadamente con el cantón de los Grisones (Suiza), Baviera y el Tirol.
Los romanos llamaron a sus pobladores rhaetii, que nos dejaron numerosas inscripciones en su lengua.
Sobre los pueblos de los Alpes, Plinio el Viejo escribió, que vecinos de los nóricos eran: «los retos y los vindélicos (...) Se cree que los retos son descendientes de etruscos expulsados por los galos; su caudillo se llamaba Reto». E incluye entre las poblaciones réticas a los tridentinos, feltrinos y beruenses, venonnenses y sarunetes, y añade que estos dos últimos pueblos vivían en el nacimiento del Rin.
Los raeti (también: rhaeti, rheti, o rhaetii, Ραιτοί en griego antiguo) era la designación "étnica" colectiva utilizada por los antiguos romanos para referise a diversas tribus alpinas, cuyo idioma y cultura puede haverse derivado por lo menos en parte de los etruscos. Es posible que su nombre tuviera un valor más político que étnico o lingüístico.
Sin datos disponibles.
Desde un punto de vista lingüístico la lengua de los retos o rético, parece compartir algunas terminaciones con el etrusco y probablemente pueda considerarse una lengua emparentada con él.
Algunos autores han propuesto una familia tirsénica o etrusco-rética que englobaría tanto a los varios dialectos etruscos, como al lemnio (testimoniado en una sola inscripción en la isla de Lemnos) y a la lengua de las inscripciones réticas.
En la presente clasificación, se considera emparentado al rético (no como una variedad dialectal del etrusco, lo que podría haber sido) con el etrusco-lemnio, que podrían haberse presentado más estrechamente vinculados. Estos tres idiomas conformarían la rama o familia tirrénica o tirsénica de la macrofamilia egeo-tirsénica.
Sin datos disponibles. Posiblemente, similar a la lengua etrusca.
La evidencia actual permite afirmar que estas tres lenguas (rético, etrusco, lemnio) comparten algunas características comunes así como algunas terminaciones comunes, tales como: -s' (que podría ser un genitivo), y la terminación -sl (tal vez genitivus genitivi), que aparece en las tres lenguas. Otras terminaciones verbales comunes serían -eis', -s'i, -ai, -aith, -ke /-ake, cuyos significados no se entienden del todo pero su uso es similar.
Aunque no disponemos de muchos datos, tanto la formación de palabras como la inflexión de las palabras en esta lengua sugieren que existe cierto parentesco con el etrusco.
También se ha identificado un cierto número de palabra que parecer tener correspondencias en etrusco (aunque algunas de ellas podrían ser simplemente préstamos lingüísticos).
Un ejemplo de inscripción es la siguiente breve inscripción de tres líneas:
1) kastri esi eunin lape [?]
2) ritali esi kaszrinia pet
3) esi mnesi kaszrinia up[e?]
Las pocas huellas de la lengua se encuentran casi exclusivamente en la toponimia, pero ni en este campo son identificables con precisión.
Se escribió con un alfabeto derivado del etrusco.
La mayoría de los textos parecen ser solo breves inscripciones votivas: dedicatorias y ofrendas en las que aparece el nombre de la divinidad a la que se dirigen y el nombre del oferente, y algunas estelas funerarias.
Las inscripciones proceden del siglo V a. C. al año 15 a. C., fecha en que Roma conquista los Alpes.
Sin datos disponibles.
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El eteocretense es un idioma ya desaparecido hablado antiguamente en la isla de Creta, situada en el extremo sur del mar Egeo.
El idioma eteocretense o minoico es un idioma no descifrado y muy probablemente sin ninguna relación con el griego, que era la lengua hablada por los minoicos y usada en la isla de Creta antes de la invasión de los ejércitos micénicos.
El término “eteocretense” (ετεοκρητική, formado por ἐτεός ‘auténtico’ y κρητική ‘cretense’) aparece mencionado en la Odisea de Homero y en las obras del geógrafo griego Estrabón para identificar a los pobladores autóctonos de Creta (que habitaban en el sur) frente a otros pueblos de esta isla como los dorios, los aqueos y los pelasgios.
A veces se reserva el término «minoico» para el estadio más antiguo de esta lengua testimoniado epigráficamente en la escritura lineal A, y se usa más especializadamente «eteocretense» para las inscripciones más tardías datadas entre los siglos VII y III a. C. en alfabeto griego jónico.
Recibe este nombre (minoica), dado por Sir Arthur Evans en honor del mítico rey Minos, la civilización floreciente en Creta desde el año 2000 a.C. ca. cuyo predominio e influencia en el mundo egeo son manifiestos, con una evolución en la Edad del Bronce muy distinta y propia.
No se tiene noticia del gentilicio con el cual se denominaban los minoicos a sí mismos. Se ha afirmado que el nombre del lugar egipcio 'Keftiu' (*Káftiu kftiw) y el semítico 'Kaftor' o 'Caphtor' y 'Kaptara' que se encuentran en los archivos de Mari se refieren a la isla de Creta; «sin embargo, algunos hechos conocidos sobre Caphtor/Keftiu pueden ser identificados con Creta sólo con mucha dificultad», observa John Strange.
Arthur John Evans fue un arqueólogo británico, descubridor del Palacio de Cnosos. Entre los años 1900-1906 desenterró el llamado Palacio de Cnosos, que relacionó por su construcción laberíntica con el Palacio de Minos, por lo que dio a sus hallazgos la denominación genérica de civilización minoica. Reconstruyó las pinturas del palacio en un acto bastante polémico, pues las repintó con colores fuertes.
Además del palacio encontró ricos hallazgos, entre los que destacan 3.000 tablillas de arcilla con dos tipos de escrituras diferentes conocidas como lineal A y lineal B (la primera aún sin descifrar, la última un primitivo dialecto griego).
El arqueólogo británico, Arthur Evans, que descubrió y excavó el Palacio de Cnosos, asignó a cada estrato de dicho palacio una duración temporal basada en el análisis comparativo de las cerámicas y los demás objetos que encontró en ellos. Articuló una cronología en tres grandes periodos: Minoico Antiguo, al que asignó el periodo comprendido entre el 3400 y el 2100 a. C.; Minoico medio, del 2100 al 1580 a. C.; y Minoico tardío, del 1580 al 1200 a. C.
Los correspondientes estratos se superponían a otro mucho más profundo y antiguo que tenía seis metros de espesor: era la base neolítica de aquella civilización. Evans fijó su inicio hacia el 8000 a. C.
Estas subdivisiones fueron inicialmente concebidas para los estratos del Palacio de Cnosos, pero se aplicaron a esta civilización.
Estudios posteriores han rebajado significativamente las fechas apuntadas por Evans, en especial las del Minoico antiguo. Los cambios más sustanciales fueron consecuencia, sobre todo, de hallazgos en las islas del Egeo, especialmente en Santolina, y en la Grecia continental. En referencia al Minoico tardío debido al desciframiento de la escritura lineal B.
En la actualidad la cronología de las civilizaciones minoica, cicládica y heládica ofrece muchos puntos oscuros, por lo que las dataciones que se indican son aproximadas y susceptibles de revisión.
Por otra parte, John Pendleburg, que trabajó varios años con Evans en Cnosos, observó que los distintos periodos no eran totalmente estancos, sino que con frecuencia se solapaban en parte.
Origen
Se cree que el eteocretense representa el último estado evolutivo del minoico, lengua de una de las civilizaciones más antiguas de Europa, que floreció en Creta entre los siglos XXVII y XIII a.C.
Su situación geográfica y la riqueza de su suelo le proporcionaban pocos recursos minarales, pero en la parte este y centro grandes praderas y mesetas pastorales, olivos, vides, robles, cipreses y en la partes norte y este playas protegidas favorables para el atraque de barcos de todo tipo.
Antes del 2500 a. C. son escasos los restos de metales, salvo la obsidiana de Melos. No obstante desde el 2500 al 2000 la población crece en número y la riqueza gracias a los adelantos técnicos: predominio de herramientas de piedra y arcilla, aun después de la introducción de la metalurgia.
La característica principal de Creta en esta época, según Finley, es la absorción de elementos culturales (y de población) procedentes de Grecia continental, las Cíclades, Asia Menor, Siria y Egipto gracias al comercio dentro de su desarrollo propio y coherente. Imprimieron su cultura cretense a los jarrones y objetos metálicos (puñales de cobre) y ya en el Minoico Antiguo MA empieza a aparecer el embrión de la arquitectura minoica con su estructura aglutinada en forma de celda de panal.
Respecto al origen de la civilización minoica desde el punto de vista etnológico es difícil adscribir a los cretenses minoicos con algún pueblo conocido.
Una de las tesis más admitida es que son herederos directos de los habitantes neolíticos de la isla (que llegarían a la misma hacia el 6000 a. C.) y que los pueblos no neolíticos (indoeuropeos o no indoeuropeos) que pudieran haber llegado a la isla no se impusieron, sino que se vieron absorbidos por la cultura cretense sin imponer la suya.
Palmer, el eminente lingüísta, plantea que la destrucción de los palacios hacia el 1700 a. C. es obra de la penetración en la isla de un pueblo anatolio, los luvitas, lo que explicaría también el cambio de escritura, Lineal A en vez de la jeroglífica, pero a falta del desciframiento del Lineal A, nada es seguro.
Desarrollo
En el siglo XVII a. C. todos los centros neopalaciales fueron destruidos debido a una erupción del volcán de Santorini, erupción conocida como Erupción minoica, en el período entre el 1639 y el 1616 a. C., fechada por medio de la datación por radiocarbono; en 1628 a. C. dendrocronológicamente; y en 1530-1500 a. C. arqueológicamente.
A esta fase (1700-1350 a. C.), situada tras el fin del Minoico Medio y las primeras fases del Minoico Tardío, es a la que pertenecen casi exclusivamente las estructuras del Palacio de Cnosos que sacó a la luz Arthur Evans, y es en la que Creta llega a su máximo apogeo.
Se fundaron nuevas ciudades y se construyeron nuevos palacios más majestuosos sobre las ruinas de los antiguos. Los centros administrativos controlaban extensos territorios, fruto de la mejora y desarrollo de las comunicaciones terrestres y marítimas, mediante la construcción de carreteras y de puertos, de los que zarpaban barcos mercantes con productos agrícolas y artísticos, que se intercambiaban por materias primas.
Respecto al sistema social, probablemente teocrático, el rey de cada palacio era el jefe supremo oficial y religioso. Tal vez existió una jerarquía entre los reyes, con el de Cnosos a la cabeza.
El desarrollo de Creta llegó a su fin, el Palacio de Cnosos fue reconstruido para ser la residencia de una dinastía aquea del Peloponeso.
Tras la catástrofe sufrida en torno al 1350 a. C. no se reconstruyó ni revivió ninguno de los palacios minoicos de la isla. Los palacios micénicos que construyeron los aqueos en otros lugares son desconocidos, exceptuando los restos conservados sobre las ruinas de residencias anteriores, en Hagia Triada, en las casa de Tylisos. Aún no se ha descubierto el legendario palacio del mitológico rey Idomeneo, nieto de Minos.
Sin embargo, se conocen muchos de los centros micénicos que se desarrollaron en este periodo en Creta y que perduraron en época griega: Cidonia, Polirinia, Cnosos, Gortina, Festos, etc. La nueva civilización de raigambre minoica pero de espíritu micénico, tenía una marcada tendencia a la arquitectura y a la estilización. Se repiten los mismos motivos, aunque más simples, en la decoración de las pinturas murales, con la pérdida de la libertad y vitalidad anteriores.
Esta época (Subminoico) comprende de 1100 a 900 coincide en paralelo con el periodo protogeométrico y con la llegada de las migraciones dorias.
Influyendo a sus conquistadores de Grecia continental, la tradición cultural minoica continuó en algunos lugares, sobre todo en los centros montañosos de los Eteócrites de la Creta oriental; y en el centro de la isla, en Brócastro de Merambelu, Praesós, Karfi de Lasithi y en otros lugares.
Situación Actual
Tras un prolongado vacío documental, entre los siglos VII y III a.C. vuelven a aparecer inscripciones eteocretenses, aunque representadas ya mediante una variedad local del alfabeto griego que emplea caracteres arcaicos de trazo angular (debido a que se graban con un punzón sobre piedra).
Se sabe de su existencia gracias a una serie de inscripciones en caracteres griegos, de entre los siglos VII y III a.C., halladas en los restos arqueológicos de las antiguas ciudades de Praisos y Dreros, en el este de Creta.
Si seguimos las noticias de Creta que da Homero en la Odisea, la población cretense era una población mixta conformada por cidonios, eteocretenses y pelasgos, pueblos de los que, aparte del nombre, apenas se sabe nada.
El pueblo eteocretense es mencionado por Homero en la Odisea y por Estrabón como los habitantes del sur de Creta, con los Cidones al oeste (de acuerdo con Estrabón, estos también eran un pueblo indígena) y los aqueos y dorios (ambos griegos) al este.
Sin datos disponibles.
Pese a que se ha propuesto su inclusión dentro de una hipotética macrofamilia egea, que agruparía además al eteochipriota (lengua hablada en Chipre entre los siglos XV y IV a.C.) y a la familia tirsénica (etrusco, lemnio y rético), los escasos testimonios conservados en eteocretense no permiten establecer su adscripción lingüística con total seguridad.
En la presente clasificación, seguimos la propuesta de Rix y R.A. Brown, hermanando el eteocretense con el eteochipriota en un grupo egeo más remotamente emparentado con el grupo de lenguas tirsénicas conformando la macrofamilia egeo-tirsénica.
Sin datos disponibles. Aún no está descifrada.
Sin datos disponibles. Aún no está descifrada.
Inscripciones conocidas
Praisos 1
1: --nkalmitke
2: os barze a-- o--
3: --ark-agset med-
4: arkrkokles de---
5: --asegdnanit
Praisos 2
1: --onadesimetepimitsφa
2: --do--iaralaφraisoiinai vac.
3: --restnmtorasardoφsano
4: --satoissteφ-satiun vac.
5: -animestepaluneutat vac.
6: -sanomoselosφraisona
7: --tsaadoφtena--
8: --maprainaireri--
9: --ireirereie---
10: --nrirano--
11: --askes--
12: --i-t--
13: ---
Lo que intriga en el texto más largo es que claramente menciona la ciudad de Praisos, además de mostrar declinaciones variadas. El nombre de la ciudad en la línea 2 es <φraiso-i> ("en Praisos"), mientras en la línea 6 es <φraiso-na> ("de Praisos").
Praisos 3
1: -x-nnumit
2: --atarkomn
3: ---ēdēsdea
4: --sōpeirari
5: --en tasetwseu
6: --nnasiroukles
7: --irermēiamarφ
8: --eirerφinasdan
9: --mamdedikark
10: --risrairariφ
11: ---nneikarx
12: --taridoēi
13: --enba
14: --dnas
15: -----
16: ---
Praisos 4
1:----uo--
2:---oit||s--
3:--φ|ras|---
4:---is--
Praisos 5
1: --artia--
2: --e-at--
3: -----a--
4: --θert---
5: vacat
6: --kosa--
7: --tern--
8: --komne--
9: --atate--
10: --dears--
11: vacat
Praisos 6
1: --ea--
2: --arr---
3: vacat
Dreros 1
1: ---rmaw|et|isalabre|komn
2: ---d|men|inai|isaluria|lmo
3: ----tonturonmēa.oaoiewad
4: eturo---munadoa-enē--
5: --matritaia--
Parte de la inscripción (líneas 3 a 5) está escrita en griego, probablemente en el dialecto dórico. Debido a la mala conservación de muchas de las palabras, es difícil decir de qué hablaba el texto. Se ha sugerido que las líneas 3-4 podrían significar "está dedicado". Otra posibilidad es que las líneas 3 y 4 se refieran a "queso de cabra", posibilidad reforzada por las palabras pelasgas para "cabra" encontradas en varias formas dialectales griegas (ιξάλη, ιζάλη, ιζάνη, ισάλη, ισσέλα, ιτθέλα, ισθλη, ισσέλη), mostrando una raíz *itsala - que tal vez esté presente en los términos eteocretenses en las líneas 1 y 2. La palabra también puede ser encontrada en la segunda línea de Praisos 2, pudiendo ser un verbo (cf. etrusco <en-aš> e <en-iac-a>).
Dreros 2
La inscripción fue publicada por Henri van Effenterre en su Bulletin de correspondance hellénique 70. El objeto proviene del Delfinio de Dreros, conteniendo una inscripción grabada en un gran bloque hecho de piedra. No está completamente preservado, de forma que las lascas en ambos lados de la inscripción hacen el texto oscuro y de difícil comprensión. Partes de este objeto fueron perdidas, pero felizmente quedan aún las partes que habían sido reproducidas antes de su desaparición.
1: --S|TUPRMĒRIĒIAomo
2: saidaperenorkioisi|a--
3: --kaθarongenoito
El texto en realidad es una inscripción bilingüe. Parte de él fue reconocido como griego dórico, de forma que hay esperanza de que el texto eteocretense pueda al menos reiterar nociones similares, tal como la piedra de Rosetta. La sección en griego del texto fue transcrita por encima del eteocretense en letras minúsculas, traduciéndose de la siguiente forma:
Ομοσαι δαπερ Ενορκίοισι.
Omosai d-haper Enorkioisi.
Pero que pueda él jurar [estas] mismas cosas a los Guardianes de los Juramentos (es decir, 'los dioses').
Α.... καθαρον γένοιτο.
A---- kaθaron genoito.
… que pueda volverse puro.
El texto eteocretense es mucho más corto, lo que sugiere que sólo es un resumen del texto en griego:
--S|TUPRMĒRIĒIA
Durante el periodo de máximo esplendor literario de la civilización minoica de Creta, entre los años 2100 y 1700 a.C., el minoico se representaba mediante un sistema de escritura que era básicamente un silabario (sígnos gráficos que transcriben sonidos silábicos) ampliado con logogramas (palabras o morfemas sin valor fonético que representan conceptos individuales), aunque el aspecto pictográfico de estos caracteres hizo que en un principio fuera conocido (erróneamente) como escritura jeroglífica cretense.
Jeroglífico cretense
El mal llamado «jeroglífico» cretense (que, sin embargo, continúa denominándose así por tradición) es el sistema de escritura silábico que se utilizó en Creta posiblemente de 1900 a. C. al 1650 a. C.
Cuando Arthur Evans encontró vestigios de tres escrituras en Creta para la Edad de Bronce, Lineal A, Lineal B y otro más antiguo, consideró acertadamente este último como anterior en el tiempo a los que él denominó Lineales, pero erró al llamarlo jeroglífico o pictográfico por su parecido, a primera vista, con el jeroglífico egipcio.
Benito Gaya Nuño, un lingüista española, propuso un gráfico de la evolución de la escritura cretense de los jeroglíficos a través Lineal A hasta Lineal B1. Desde que el Lineal B fue descifrado en 1950, actualmente es posible hipotetizar sobre los valores fonéticos o pictográficos de ciertos jeroglíficos.
No es un sistema de escritura pictórico, sino que, juzgando por el número de símbolos que conocemos (unos cien), es un silabario. Sin embargo, es tan poco el material que se conserva y su contenido es tan breve y recurrente que es prácticamente imposible descifrarlo de momento. Se desconoce, por tanto, la lengua que se esconde detrás de esta escritura. Se supone eteocretense o minóica antigua.
La mayoría de las inscripciones en este "jeroglífico" las encontramos en sellos y, en menor medida, sobre arcilla.
El corpus lo forman:
documentación en arcilla con inscripciones incisas (CHIC H: 1-122)
impresiones en sellos(CHIC I: 123-179)
sellos (CHIC S: 180-314)
el altar de Malia.
Otros restos, como el disco de Festo, se intentan relacionar con esta escritura, aún sin resultado.
El inventario de símbolos consiste en 96 silabogramas, diez de ellos también logogramas, otros 23 logogramas, 13 fracciones (4 en ligadura), cuatro niveles de numerales (unidades, decenas, centenas y millares) y dos tipos de puntuación.
Por la supuesta evolución de los jeroglíficos a las escrituras lineales (que a veces son formas esquemáticas de los signos jeroglíficos, más rápidos de aprender y de hacer), se ha intentado relacionar éste con el jeroglífico anatolio y con el silabario chipriota. La que sí es clara es su vinculación con el Lineal A.
El "jeroglífico" cretense coexisitió con el Lineal A, por ejemplo en los archivos del palacio de Malia. El Lineal A tiene unos 10 signos que se puedan encontrar también en el "jeroglífico" cretense con un parecido muy razonable. Por ello y por otras razones se sospecha que puedan estar emparentados, pero son sistemas de escritura distintos tal vez incluso para diferentes lenguas habladas en el mismo lugar.
Posteriormente, este sistema dio paso a una escritura silábica de carácter fonético, menos ornamental que la anterior y más estilizada, denominada lineal A (entre 1700 y 1450 a.C.), con la que se representó igualmente lo que pudo haber sido una forma arcaica de eteocretense, bajo la forma de inscripciones religiosas y documentos administrativos.
Dado que la escritura minoica original y lineal A convivieron durante un tiempo, no es posible asegurar que la segunda constituya una derivación natural de la primera (ni siquiera que el minoico represente un periodo arcaico del eteocretense).
En cualquier caso, el sistema lineal A sería posteriormente adoptado en Creta por el griego micénico (el estadio más antiguo del griego literario) bajo una nueva forma de escritura conocida como lineal B, igualmente un silabario ampliado con ideogramas, cuyos testimonios más antiguos se remontan al año 1400 a.C.
Aunque las inscripciones eteocretenses que se han conservado no han podido ser aún plenamente descifradas, resulta evidente que esta lengua no guarda relación filogenética con el griego (que fue introducido en Creta tras su conquista por parte de los ejércitos micénicos en el siglo XIV a.C.) ni con ninguna otra lengua indoeuropea o semítica del Mediterráneo.
Las más antiguas halladas en Praisos y Dreros presentan una dirección de escritura de derecha a izquierda (de forma similar a las lenguas semíticas) y no separan las palabras. Posteriormente se generaliza el estilo bustrófedon, característico del griego antiguo, de forma que las líneas alternan de izquierda a derecha y de derecha a izquierda; por otro lado, se extiende la costumbre de separar las palabras mediante rayas verticales (|).
Ya hacia el final de su historia documental, la escritura eteocretense se representa mediante los caracteres estándar del alfabeto jónico griego, adopta una dirección fija de izquierda a derecha y emplea espacios para separar las palabras.
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El eteochipriota es un idioma ya desaparecido hablado en la isla de Chipre entre los siglos XVI y IV a.C.
El término “eteochipriota” es una creación de la lingüística moderna a partir de la raíz griega ἐτεός ‘auténtico’ y “chipriota”, para referirse al idioma de los pobladores autóctonos de Chipre, hablado antes de la ocupación de la isla por parte de los aqueos en el siglo XII.
Se sabe de su existencia gracias a una serie de inscripciones realizadas en un tipo de escritura conocida como silabario chipriota, cuyos caracteres silábicos constituyen una derivación local de lineal A, la escritura empleada en la vecina isla de Creta para representar el eteocretense.
Estas inscripciones, pese a que no han podido ser descifradas, muestran la naturaleza no indoeuropea del eteochipriota.
Sir Arthur Evans probó que estos enigmáticos signos de la Edad del Bronce, que él llamó "chipro-minoicos" están indudablemente emparentados con la escritura lineal cretense. Es más, como la influencia cretense en Chipre se encuentra perfectamente probada en cuanto a este período, concluía que la escritura chipro-minoica era un retoño provinciano del cretense.
Origen
Chipre, fue sucesivamente invadida ya que su situación estratégica es un punto de encuentro entre Europa, Asia y África. Se conocen más de cien yacimientos arqueológicos que datan entre 3000 a. C. y 2500 a. C. La primera noticia histórica se encuentra en los archivos comerciales de Mari (ciudad estado en el Éufrates) que registran envíos de cobre procedentes de Chipre a fines del siglo XIX a. C. o inicios del siglo XVIII a. C.
Durante los siglos XVI a. C. y XIII a. C. mantuvo estrecha relación con los semitas de Ugarit (costa de Siria), los hititas (indoeuropeos en el centro de la actual Turquía) y los egipcios. Fue afectada por otras civilizaciones cuando, sobre la región, se abatieron los Pueblos del Mar, entre ellos los primeros griegos hacia el 1200 a. C. Durante estos contactos albergó colonias fenicias y conoció las dominaciones asiria, egipcia y persa.
El silabario chiprominoico fue usado en Chipre a partir del siglo XVI A.C. hasta el siglo XIII A.C.
A partir de alrededor el 1200 A.C. Chipre comenzó a ser colonizado por los micénicos y posiblemente otros colonos griegos (a parte de las posibles invasiones de los pueblos del mar), pero ellos adoptaron el alfabeto existente para escribir sus propias lenguas.
Desarrollo
A partir de ese momento, el alfabeto eteochipriota se conoce como simplemente silabario chipriota. Estará en uso para las lenguas griegas micénicas habladas en la isla (dialecto arcado-chipriota) así como para el eteochipriota que, paulatinamente, pasa a ser sustituido por las variedades griegas.
El eteochipriota experimentó un proceso de substitución lingüística por parte del antiguo griego arcado-chipriota desde el siglo X a. C. hasta su extinción en el siglo IV a. C.
Situación Actual
El dialecto local del griego antiguo conocido como arcado-chipriota, con el que convivió durante un largo periodo de tiempo finalmente lo reemplazó por completo durante el siglo IV a.C.
El eteochipriota fue hablada en Chipre durante de la Edad de Hierro, al igual que el eteocretense, es una lengua autóctona de origen desconocido.
Sin datos disponible.
Pese a que se ha propuesto la inclusión de esta lengua dentro de una hipotética macrofamilia egea, que agruparía además al eteocretense y a la familia tirsénica (etrusco, lemnio y rético), los escasos testimonios conservados del eteochipriota no permiten establecer su adscripción lingüística con total seguridad.
En esta clasificación, a pesar de la inseguridad advertida, se incluye en una supuesta rama egea de la macrofamilia egeo-tirsénica, hermanada con el eteocretense de quien sin embargo se sospecha que puede provenir, compartiendo algún tipo de idioma minoico arcaico como antecesor común.
Debido a la semejanza formal de los caracteres silábicos chipro-minoicos con el alfabeto cuneiforme del ugarítico (antigua lengua semítica hablada en la costa de Siria), algunas teorías lingüísticas postulan una posible conexión del eteochipriota con las lenguas semíticas occidentales.
Al igual que lineal B (otro silabario derivado de lineal A con el que se representó el griego micénico antes de la creación del alfabeto griego), algunos símbolos del silabario chipriota transcriben sonidos diferentes del griego (como y ka, que también se emplea para las sílabas ga y kha).
Para representar otras estructuras silábicas distintas a las anteriores CV y V ―como sílabas cerradas (CVC), con grupos consonánticos (CCV) o con diptongos (CVV)―, el silabario chipriota empleaba distintas combinaciones. Las consonantes nasales (m, n) se omiten habitualmente cuando preceden a otra consonante.
Las características lingüísticas como su gramática, la existencia de flexión o el carácter aglutinante no se conocen bien.
La lengua sigue siendo esencialemente una lengua no descifrada excepto por una pequeña colección de vocabulario contenida en inscripciones bilingües.
Se han intentado traducciones parciales de inscripciones que dependen en gran medida del traductor, y no existe consistencia entre las propuestas.
Inscripciones de ejemplo:
Inscripción bilingüe de Amatunte
La inscripción eteochipriota más conocida es un texto bilingüe epigrafiado sobre una placa de mármol negro encontrada en la acrópolis de Amatunte hacia 1913, y datada hacia el 600 a. C. y escrito tanto en dialecto ático y en eteochipriota.
El texto eteochipritoa en silabario chipriota va de derecha a izquierda, sin separación entre las palabras, mientras que el texto griego escrito en mayúsculas griegas, va de izquierda a derecha.
La inscripción bilingüe de Amatunte (acrópolis situada en la costa meridional de Chipre) es uno de los textos epigráficos que permiten conocer la existencia del eteochipriota, ya que contiene caracteres silábicos de esta lengua y su traducción en griego ático.
La inscripción forma parte del pedestal de una estatua erigida en la ciudad de Amatunte en honor a un noble llamado Aristón, hijo de Aristónax.
Las características gráficas de los signos silábicos chipriotas (con un estilo más moderno adaptado a la escritura rápida) y las mayúsculas griegas (con un diseño antiguo), así como el contexto histórico, permiten aventurar la segunda mitad del siglo IV a.C. como fecha de composición.
Transcripción Ortográfica
A continuación se reproduce el texto que aparece en el anterior detalle facsímil de la inscripción de Amatunte; el fragmento eteochipriota ocupa las dos líneas superiores (L1-L2) y sus caracteres silábicos siguen una dirección de escritura de derecha a izquierda, mientras que la traducción griega ―en mayúsculas antiguas, con un orden de escritura de izquierda a derecha y sin separación entre las palabras― figura en las dos líneas inferiores (L3-L4).
Los dos caracteres silábicos ilegibles en la mitad de L2 se representan mediante puntos suspensivos […].
Puede verse que el texto de la adaptación griega resulta sensiblemente más corto que el original eteochipriota, lo que indica que se trata de un resumen de su contenido más que una verdadera traducción literal (por tanto, y estrictamente hablando, la inscripción de Amatunte no sería un texto bilingüe).
Se incluye también la transcripción en caracteres latinos de los signos silábicos chipriotas y la versión clásica de las mayúsculas griegas antiguas (en minúsculas y con separación entre las palabras).
Texto bilingüe eteochipriota (L1-L2) / griego (L3-L4)
HpoGiSHAÊA4oYSi'NA5i$t'NA
A5iSt'NaktoSEYpat5iDHN
Transcripción latina del eteochipriota (L1-L2)
L1: a-na•ma-to-ri•u-mi-e-sa-i•mu•ku-la•i-la-sa-na•a-ri-si-to-no-se•a-ra-to-wa-na-ka-so-ko-o-se
L2: ke-ra-ke-re-tu-lo-se•ta-ka-na-?-?-so-ti•a-lo•ka-i-li-po-ti
Transcripción en griego clásico
L3: Ἡ πόλις ἡ Ἀμαθουσίων Ἀρίστωνα
L4: 'Ἀριστώνακτος, εὐπατρίδην
Análisis morfosintáctico y posible traducción:
La anterior inscripción bilingüe únicamente permite conocer con total seguridad el significado del texto griego:
L3: La ciudad de los amatusianos a Aristón
L4: Aristónaktos, hombre de noble cuna
Aunque el texto eteochipriota, al igual que esta lengua, no ha podido ser descifrado plenamente, al comparar los dos fragmentos resulta evidente que el nombre griego Aristón Aristónaktos (Ἀρίστωνα 'Ἀριστώνακτος, en donde el primer elemento, en caso acusativo, es el praenomen o nombre propio y el segundo elemento, en genitivo, es el patronímico que significa “hijo de Aristónax”) corresponde a los caracteres silábicos <a-ri-si-to-no-se•a-ra-to-wa-na-ka-so-ko-o-se>.
Obsérvese también que ambos elementos en eteochipriota poseen el sufijo final <-se>, que podría ser una marca de caso nominativo, lo que indicaría que “Aristón Aristónaktos” es el sujeto de la oración (y no el objeto, como en la versión griega).
Por lo que respecta al resto de constituyentes del texto eteochipriota, la comparación con el griego no arroja ningún resultado positivo, por lo que algunos lingüistas han postulado la presencia de elementos anatolios (en particular, del luvita, el licio y el lidio), cuyo análisis comparativo arrojaría la siguiente traducción:
Bajo la autoridad de la ciudad de los amatusianos yo, Aristón Aristónaktos, de noble cuna, dedico este monumento conmemorativo al ejército victorioso
En Enkomi, la antigua Salamis, y en otros lugares de Chipre se han encontrado algunas cortas inscripciones en caracteres ilegibles.
Estas inscripciones de la Edad del Bronce son fechadas ahora hacia 1500-1150 antes de Cristo, y son considerablemente más antiguas que las inscripciones de la Edad del Hierro en silabario chipriota que fue empleado hacia el 700 a. C.
El intervalo entre la escritura de finales de la Edad del Bronce y el comienzo del silabario chipriota resulta aún difícil de explicar.
(Transcripción a alfabeto latino)
1. i-ni-me/ se-we-
2. ne-ti/ a-zi-pa-lu-
3. ti/i-wi-(ti)/pa-ki
4. /da-na-wi/ye-re-ti
5. /pa-ka/se-pa-ni-ra
6. )zu/se-ki(?)
7.na(?)(
1. )pa(?)-zu(?)-
2. yi/(
3. )yi-wi
4. /pa-li( )na(
5. ti-da-?/ti-ra-ma(')-re
6. /a-se-yi/zu(
7. wi-ti?/ye-yasi
El Bronce de Idalion
No es una inscripción eteochipriota desde el punto de vista del lenguaje utilizado, pero sí en cuanto al sistema de escritura, lo que puede ayudar a conocer, en un futuro, las demás inscripciones existentes en eteochipriota.
El “bronce de Idalion” es una de las más extensas y mejor conservadas inscripciones en el silabario chipriota. Se trata de una tabla de bronce con texto en ambas caras, que representa el contrato entre Stasikypros, rey de la ciudad de Idalion (actual Dali, en el sureste de Nicosia), y Onasilos, doctor encargado de curar a los soldados reales durante el asedio de la ciudad por parte de los medos (478-470 a.C.).
La lengua empleada es el griego, la dirección de escritura es de derecha a izquierda y las palabras (o sintagmas) están separadas mediante rayas verticales. El frente (cara A) contiene 16 líneas (L1-L16), mientras que el reverso (cara B) está compuesto por 15 líneas (L17-L31).
Se pasó de usar el silabario chipro-minoico en uso entre los siglos XVI y XI A.C. al silabario chipriota durante los siglos XI a IV A.C.
A mediados del siglo XI a.C., los caracteres fonéticos del silabario chipro-minoico evolucionaron hacia los siguientes 55 caracteres del silabario chipriota (que añaden los sonido [ks] y [zd] de las consonantes griega ξ y ζ, respectivamente).
El sistema de escritura chipro-minoico es silábico y fue usado hacia los siglos XV-XII a. C. El sentido de la escritura es horizontal de izquierda a derecha.
Las inscripciones más antiguas del silabario chipriota (chiprominoico), que datan del periodo comprendido entre los siglos XVI y XI a.C., son en su mayor parte textos funerarios y religiosos de pequeña extensión representados mediante caracteres silábicos similares a la escritura lineal A del minoico (lengua de la civilización homónima que floreció en la vecina isla de Creta entre los siglos XXVII y XIII a.C.), motivo por el cual esta variedad arcaica se conoce como silabario chipro-minoico.
No obstante, a diferencia de la escritura cretense, este último no posee ideogramas complementarios, únicamente fonogramas silábicos.
A partir de mediados del siglo XI a.C. comienzan a aparecer inscripciones en el silabario chipriota propiamente dicho, formado por caracteres silábicos evolucionados a partir del silabario chipro-minoico y otros nuevos.
Originariamente, este sistema de escritura se empleó para representar el arcado-chipriota (motivo por el que también se conoce como lineal C, dado que tanto él como lineal B representan evoluciones del arcaico lineal A), aunque desde el siglo VI a.C. algunas de estas inscripciones presentan textos bilingües eteochipriota-griego ático que permiten comparar los símbolos silábicos originales ―con una dirección de escritura de derecha a izquierda, de forma similar al griego antiguo, y sin separación entre las palabras, o con un signo de separación en forma de punto o pequeña raya― con su traducción al griego ―en letras mayúsculas que siguen una dirección de izquierda a derecha.
El eteochipriota está testimoniado en inscripciones que usan el silabario chipriota, una escritura silábica derivada del lineal A (vía la variante chipro-minoana o lineal C).
Sin datos disponibles.
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